Premios Nobel

El polémico Nobel de Knut Hamsun

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Cuando el hermano de Albert Nobel murió, un diario francés confundió los nombres y Albert tuvo ante los ojos su propio obituario: “El mercader de la muerte ha muerto”. Si ya antes de este evento el ingeniero sueco, inventor de la dinamita, sentía las punzadas de la culpa por lucrar con explosivos, darse cuenta de cómo sería percibido después de muerto lo sacudió. De esta culpa y de la necesidad de redimirse de alguna manera, nacieron los premios que llevan su nombre. Se otorgan a instituciones o personas que hayan logrado hechos notables en beneficio de la humanidad en la medicina, la física, la química, la literatura y la paz. En 1920, el ganador en el área de literatura fue el escritor noruego Knut Hamsun.

Aunque El círculo se ha cerrado no es considerada su obra maestra, me enfocaré en ella por su sensibilidad en el desarrollo de los personajes y por la profundidad filosófica detrás de la historia. La novela transcurre en un aburrido pueblo noruego: “Cuando la gente acude al muelle del barco costero no gana nada, pero tampoco pierde”, empieza, “se queda igual que estaba, tal vez con la depreciación por desgaste de calzado”. Y es verdad que en el pueblo nada cambia. La gente vive y muere siguiendo reglas prestablecidas por una sociedad cerrada a cualquier discusión que amenace sus prejuicios. Sólo Abel Brodersen es distinto. Un buen día, sale del pueblo y se va a recorrer el mundo. Su ida es un acontecimiento importante; en la mente de los habitantes que apenas se atreven a romper una rutina, un aventurero causa expectativas. El hijo del farero, convertido en millonario, fantasean algunos, mirando de reojo a sus hijas casaderas.

El circulo se ha cerrado

Qué desilusión verlo regresar igual que antes, sin ninguna de las aspiraciones que le habían atribuido. Para colmo de males, tiene la tendencia de deshacerse del dinero con una generosidad que les parece irresponsable. Pero Abel sigue sus propias reglas y, con la misma facilidad con que se desprende de los bienes materiales, no le provoca escrúpulos robar. Es un hombre versátil: cambia de ladrón harapiento a confiable capitán de un barco y de capitán a vagabundo sin perder un ápice de su esencia. Abel rompe con los esquemas porque no le interesa pertenecer; los rituales para ser considerado parte de la sociedad le son indiferentes.

Para él, ser banquero o indigente son formas de vida igual de válidas. Cuando hereda, en lugar de comprar ropa y dejar la pocilga que encontró en las afueras del pueblo, reparte la herencia entre quien le pida dinero. Bien podría hacer un esfuerzo y lucir trajes nuevos, a la moda, piensa la gente. Un hombre bien parecido, con manchas de grasa en el abrigo… ¿Es Abel un antihéroe o un héroe? La pregunta queda en el aire. El final de la historia, magnífico, despierta reflexiones que maduran con el tiempo, mucho después de haber cerrado el libro. Cuesta asimilar la magnitud del último acto de Abel.

Knut Hamsun nos presenta a su personaje desde distintos ángulos. Él no lo juzga. Nosotros, sus lectores, seremos los jueces. El comportamiento de Abel nos confronta con el nuestro, como individuos y como parte de un sistema de reglas fijas. Sería lógico pensar que el autor de una novela profundamente sensible, era un hombre, si no íntegro, por lo menos empático con sus congéneres. Nada más ajeno a la realidad. El Nobel noruego creía en la supremacía racial y en la limpieza étnica. “Los negros son y seguirán siendo negros, una incipiente forma humana de los trópicos, órganos rudimentarios en el cuerpo de la sociedad blanca. En vez de fundar una élite intelectual, Estados Unidos ha establecido un criadero de mulatos”, escribió en La vida espiritual de la Norteamérica moderna. Si bien es cierto que el premio le fue concedido en 1920, antes de que su siempre admirado Hitler proclamara abiertamente sus ideales, ya para entonces Knut Hamsun había dejado claras sus posturas. No debería haber causado sorpresa que, más tarde, le regalara a Goebbels la medalla.

Knut Hamsun
Imagen: Medium.

El testamento de Albert Nobel establece que el galardón debe dársele a personas cuya obra beneficie a la humanidad. Hamsun ganó el Nobel, precisamente, por su obra. ¿Hubiera sido válido negárselo por sus creencias? ¿Qué tanto se debe separar a la persona de su creación artística? Por conflictivo que resulte, el bien puede venir de una persona con ideas aberrantes. Lo contrario también es cierto. Einstein, por ejemplo, uno de los creadores de la bomba atómica, era un pacifista. En el caso concreto de la literatura, desde mi punto de vista, una vez que son lanzadas al mundo, las obras deben evaluarse por sí mismas.

Imaginar a un personaje como Knut Hamsun subir al podio y, entre aplausos, recibir el dinero que le permitirá dedicarse por completo a la literatura, un oficio menos inocuo de lo que parecería, causa conflicto. La palabra es un arma poderosa. Sin embargo, a mí me preocuparía más poner bajo la lupa la vida de los autores antes de reconocer que el resultado de su trabajo es, literariamente, valioso para la humanidad.


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El Premio Nobel de Literatura 2020

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Aunque el premio fue otorgado desde el día 9 de octubre, me atrevo a escribir sobre éste hasta ahora porque no había yo leído nada de la ganadora. Hasta que no conseguí hacerme de uno de sus libros y leerlo, me atrevo a escribir una nota, siempre desde el punto de vista de un lector. La literatura es una de las artes más complejas, desde luego se necesita un escritor, un artista, que escriba la obra, pero también en la actualidad se necesita un empresario particular que apueste por publicar la obra, el editor, que además tiene que hacer varias labores, publicarlo, difundirlo y hacerlo llegar al lector, que es el eslabón final de la cadena. Si alguno de los actores falla o no está la literatura, no existe; por supuesto, sin el artista o el autor, el proceso no se inicia; pero sin el editor no se lleva a cabo; y, claro, sin el lector la literatura no tendría sentido, él es el motivo fundamental del autor y de las editoriales, y es quien finalmente califica la obra.

Gerardo Australia en este mismo periódico, El Semanario Sin Límites, publicó ya una nota al respecto, con sus conocimientos, su ironía y sentido del humor consigue una crítica muy inteligente. Yo lo haré defendiendo mi punto de vista del lector y del lector en español. Existe una forma de desprecio por parte de los expertos en literatura por los lectores, como si no fuéramos capaces de apreciar el valor de una obra, como si lo que nos gusta no tiene necesariamente valor y lo que no nos gusta lo tiene. Como si no pudiéramos apreciar la belleza, la trascendencia de una obra literaria y sólo otros pudieran hacerlo. Leer no es una tarea fácil, desde luego resulta una actividad enriquecedora poder leer uno o dos libros a la semana; para el común de los mortales significa una inversión considerable de entusiasmo y tiempo, es decir, se pueden leer entre 50 a 100 libros por año, dejando además algún espacio para releer algunas obras. Por tanto, la opinión de la mayoría de los lectores puede o debe ser tomada en cuenta para, en casos como éste, otorgar preseas tan importantes como el Premio Nobel.

¿Cómo hacerlo? Viendo la cantidad de lectores que tiene un autor.

nobel literatura
Imagen: Infobae.

Louise Glück es una poetisa norteamericana que ha escrito nueve o diez libros, y que le han otorgado algunos premios importantes por su obra en Estados Unidos. La editorial Pretextos ha publicado siete de sus libros traducidos al español. Pretextos es una editorial ejemplar porque apuesta por grandes escritores, aunque no sean necesariamente muy conocidos, lo cual es una tarea loable. Una vez que se otorgó el premio de este año, creo que, en tono de broma, la editorial manifestó que había vendido más libros en 15 minutos que durante los siete años anteriores. Puede ser que éste sea un valor del Premio Nobel, darnos a conocer e invitar a leer a los lectores comunes y corrientes, autores que no conocíamos.

Leí Ararat publicado en 2008, y que conseguí en una librería de viejo; Glück es una poetisa poderosa, con una escritura no muy complicada, no muy difícil de leer, se desprende constantemente tristeza y dolor que siempre reflejan una intensa vida profunda y reflexiva; la belleza está escondida detrás de mucho dolor. No es una indiscreción comentar que a Louise no le ha ido bien, está relatado en muchas reseñas y por ella misma, se sintió muy rechazada por su madre después del fallecimiento de su hermana mayor; sufrió anorexia nerviosa durante muchos años y estuvo muy mal, el resto de su vida al parecer tampoco ha sido fácil.

Desde luego habrá que esperar a que Pretextos pueda distribuir los otros seis libros que tiene publicados en español y tengamos la oportunidad de leer y conocer a Louise Glück, oportunidad que nos brinda el Premio Nobel y que sin el cual no nos hubiéramos acercado a esta autora.

Louise Gluck premio nobel
Louise Elisabeth Glück, poeta estadounidense, galardonada del Premio Nobel de Literatura (Fotografía: El Mundo).

El español es la segunda o tercera lengua más difundida en nuestro planeta, no sé si tiene la misma jerarquía en importancia, como lenguaje científico no, pero sí es cierto que hay muchos, cientos de miles que hablamos, leemos y nos expresamos en español. En los 120 años de existencia de la presea se han premiado a los siguientes escritores en español:

1904 José Echegaray
1922 Jacinto Benavente
1945 Gabriela Mistral
1956 Juan Ramón Jiménez
1967 Miguel Ángel Asturias
1971 Pablo Neruda
1977 Vicente Aleixandre
1982 Gabriel García Márquez
1989 Camilo José Cela
1990 Octavio Paz
2010 Mario Vargas Llosa

Cuantitativamente menos del 10%, que frente a los hispanohablantes tiene un gran desnivel. Por supuesto que muchos de los recipiendarios tienen los suficientes méritos para haberlo logrado, pero no todos. José Echegaray fue un personaje muy interesante, diverso, polifacético; ingeniero de caminos, matemático, funcionario gubernamental y escritor de obras de teatro que en su época tuvieron mucho éxito; ahora nadie las recuerda ni puede hacerlo porque no se encuentran, pero quizá lo grave es que cuando le otorgaron el Premio estaban en plenitud Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán, escritores de largo aliento, profundidad, prolíficos, y muy reconocidos, se los pudieron dar a ambos simultáneamente, ex aequo o al alimón, con lo que seguramente hubieran estado agradecidos. Vivía aún Leopoldo Alas “Clarín”, filólogo, crítico literario y autor de La Regenta, una de las tres obras cumbre de la literatura sobre la infidelidad femenina.

literatos mexicanos
De izquierda a derecha: Juan Rulfo, Javier Marías, Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán.

Se han quedado en el camino grandes figuras como Juan Rulfo, Jorge Luis Borges, Miguel Delibes, Carlos Fuentes, entre otros; Juan Rulfo con Miguel Ángel Asturias fueron los creadores, los iniciadores del realismo mágico, la obra de Rulfo menos amplia pero igual o más importante que la de Asturias. Por qué premiar a Neruda estando pendiente Borges no tiene una explicación sencilla; por qué premiar a Cela y no a Delibes tampoco es comprensible. Delibes fue un escritor de mayor diversidad, periodista, escritor de ficción, relator de viajes y de caza, quizá por esto prefirieron a Cela, aunque después de que le otorgaron el Premio vivió en el escándalo literario hasta que murió. Pienso también, por qué dejar a Fuentes fuera del Premio, muchas veces mencionado entre los candidatos para recibirlo, con una obra tan amplia, con varias de sus novelas con una fuerza que ha pervivido ya por muchos años, con ensayos muy valiosos, con una fama importante y gran aceptación entre sus muchos lectores, manifestada, entre otras cosas, por las muchas ediciones de sus obras y su inclusión en diversas colecciones, tampoco es fácil explicarlo.

Me parece impropio que premios tan importantes se otorguen por razones de género, de nacionalidad, de idioma, de tendencia política. Pero si necesitaban que fuera mujer estaba Rosa Montero, escritora valiente, diversa, una gran periodista; sus ensayos son notables, su ficción maravillosa e incluso ha experimentado la ciencia ficción (faceta que menos me gusta de su obra). Javier Marías es otro escritor en español cuya obra ha sido variada y destacada, es además un traductor muy exitoso, y sobresale también su faceta como docente y divulgador. Y para no hablar sólo de los escritores en español menciono a Haruki Murakami, japonés eterno mencionado en las ternas y que ojalá no pasen los años sin que reciba el Premio Nobel.

Asimismo, espero que ser un escritor leído y aceptado por los lectores no sea una causa para descartar a un candidato al Premio Nobel de Literatura. No estar de acuerdo en a quién se le otorga puede ser una muestra de soberbia porque me parece que no se toma en cuenta a los lectores, eslabón final de la literatura.


Lecturas recomendadas:
—Haruki Murakami y Seiji Ozawa. Música, sólo música. Tusquets. México. 2020.
—Louise Glück. Ararat. Pretextos. Madrid. 2008.
—Mario Vargas Llosa. Medio siglo con Borges. Alfaguara. México. 2020.
—Rosa Montero. La buena suerte. Alfaguara. México. 2020.


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El Gigante de la Ciencia

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Era octubre de 1993. Este columnista cubría entonces un seminario sobre química atmosférica en la ciudad de Oaxaca. Ahí se encontraban investigadores, académicos y funcionarios. Uno de los expositores, quien vestía jeans y camisa corta a cuadros, dio una conferencia sobre el comportamiento de los clorofluorocarbonos (CFCs, compuestos químicos que poseen carbono, flúor y cloro), y que al llegar estos gases industriales a nivel estratosférico destruyen la capa de ozono.  

Había un importante antecedente que le daba relevancia a dicha exposición, y era que en 1985 se descubrió el agujero a la capa de ozono sobre la Antártida. Y justo un año antes, ese expositor junto con otros dos científicos más habían concluido una investigación de los CFCs en la estratósfera, justo donde ese escudo del planeta absorbe los rayos ultravioleta “B” y “UV-B”. Sin duda, se trataba de un gran hallazgo científico para la humanidad.

Puedo asegurar que nadie de los que estábamos en ese seminario podríamos pronosticar o imaginar que dos años después ese científico, Mario Molina, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), sería galardonado junto con Frank Sherwood Rowland y Paul Crutzen con el Premio Nobel de Química 1995.

Cuando terminó su exposición, hubo un receso, salió del auditorio y permaneció por unos minutos solo. Me acerqué a él, buscaba cómo angular la nota. Me sorprendió su sencillez con la que me recibió, y más cuando me fue explicando, con método pedagógico, cómo se comportaban los CFCs hasta destruir la capa de ozono. Al término de la entrevista-plática me dio sus números telefónicos para que ante cualquier duda lo buscara en su laboratorio del MIT, y hasta en su casa en Boston. Percibí la gran afabilidad de un científico universal.

El contraste de esa entrevista con el doctor Mario Molina, la tuve en ese mismo seminario horas después con otros investigadores, que celosos de sus estudios, se negaban a compartirlo a los medios. Algunos hasta me condicionaban darme la información a cambio de revisar primero la nota periodística; obviamente no accedí a esos condicionamientos y busqué otras formas para obtener los contenidos que necesitaba para cumplir con la cobertura.

Después de 1995, y ya como Premio Nobel de Química, lo entrevisté innumerables veces. Nunca perdió la sencillez y mantuvo siempre en alto su espíritu humanístico. Me brindó mucha información en exclusiva sobre los estudios de las partículas suspendidas PM10 y PM2.5, de la química atmosférica del Valle de México, de la contaminación del aire, la verificación vehicular, combustibles y movilidad, sobre el calentamiento global, cambio climático y del Proyecto MILAGRO (Megacity Initiative: Local and Global Research Observations), entre otros temas.

mario molina en reforma
De izquierda a derecha: Alejandro Ramos, Mario Molina y Alberto González en el área de Redacción del Periódico Reforma.

La campaña MILAGRO, en el 2006, fue un trabajo histórico de investigación sin precedentes, que coordinó Mario Molina para estudiar el impacto local, regional y global de la contaminación del aire, y para ello tomó como caso de estudio a la Zona Metropolitana del Valle de México. Participaron 430 científicos de varios países y 120 instituciones incluyendo a la NASA. Por aire y a nivel terrestre se analizó la generación de contaminantes en la metrópoli, su dispersión, transporte y  transformación en la atmósfera, así como los impactos en la salud humana.

Recuerdo al Doctor Molina destacar la participación de los investigadores mexicanos. “Estamos apoyando con becas a muchos estudiantes de posgrado de varias universidades del país para que se vayan a especializar a otras instituciones de alto nivel en Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, Reino Unido, entre otras, pero les pedimos que regresen a México a aplicar el conocimiento científico adquirido. El país necesita a sus talentos”, me comentó en una entrevista.

Cuando coordinó los trabajos para el diseño del Programa para Mejorar la Calidad del Aire de la Zona Metropolitana del Valle de México (ProAire) 2002-2010, integró no sólo a los mejores investigadores del país, sino que por primera vez abrió los seminarios a los periodistas, no para cubrir la nota, sino para aportar sus conocimientos en comunicación para darle una orientación a los contenidos. Me sentí orgulloso de ser uno de los cinco periodistas que fue invitado por el Nobel de Química.

Y fue justo durante el seminario del ProAire, que realizó en una ex hacienda-hotel en Morelos en agosto de 2002, cuando al terminar una jornada de trabajo y pasar a la cena, tuve contacto con el científico que por un momento hacía a un lado las fórmulas, las ecuaciones, las teorías, los programas, y se concretó a platicarme sus experiencias y vivencias como estudiante de posgrado en Francia y Estados Unidos. Lo vi emocionado cuando iba hilvanando recuerdos, mientras cenábamos unos tacos al pastor y nos bebíamos cada uno un par de cervezas.

Pero a nivel humano hubo un hecho que recordaré toda mi vida. Cuando falleció mi señora madre (15 de enero de 2004), el Doctor Mario Molina hizo una pausa durante un seminario que impartía en un hotel de la Ciudad de México, y llegó al velatorio junto con la también científica Luisa Tan. Para toda mi familia fue un honor que nos acompañaran por más de 40 minutos en un momento de mucha tristeza.

También hubo acciones que dedicó en apoyar iniciativas por los niños y jóvenes, como fue el caso de la creación del Centro de Enseñanza Ambiental Dr. Mario Molina, ubicado en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, en Iztacalco.

Fue en 2006, cuando el entonces jefe delegacional de Iztacalco, Armando Quintero, terminaba de rehabilitar una estructura (‘papódromo’) que sirvió para que el Papa Juan Pablo II oficiara megamisa en 2002. Entonces, –este columnista–, le sugirió a Quintero que el nuevo espacio llevara el nombre del Nobel de Química y que, además, invitara al científico a la inauguración. Como no se conocían, me encargué de presentarlos en una comida en un restaurante de Polanco. El Doctor Molina aceptó orgulloso y le pidió al funcionario que en el nuevo centro los niños y jóvenes siempre estuvieran en contacto con los grandes temas ambientales a través de talleres, seminarios, conferencias y juegos. Dicho espacio se inauguró el 23 de septiembre de 2006, al que asistió, entre otros, el jefe de Gobierno capitalino, Alejandro Encinas.   

Cuando el pasado miércoles 7 de octubre me enteré del lamentable deceso de una de las mentes más brillantes de México y del mundo, inmediatamente mi memoria se remontó a aquel mes de octubre de 1993 cuando conocí al científico y al humano de talla mundial. Y me atrevería a decir que desde entonces tuve contacto con un Gigante de la Ciencia.

Hasta siempre, Doctor Mario Molina.


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Mario Molina. Su importante legado y la consciencia ecológica

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La muerte de Mario Molina es muy lamentable por muchos motivos. Su voz se va a extrañar en el contexto de las diversas emergencias que en el planeta vivimos, una de ellas la climática. Su voz también se va a extrañar ante la necesidad de nuestro país, así como en general de las economías emergentes, de promover la investigación científica y tecnológica, y la educación de calidad.

Mario Molina nació en la Ciudad de México en 1943. Fue hijo del jurista y diplomático Roberto Molina Pasquel, quien dirigió el Instituto de Derecho Comparado de la UNAM (actualmente Instituto de Investigaciones Jurídicas). Fue también Embajador de México en Etiopía, Australia y Filipinas.

La formación inicial de Mario Molina fue la de Ingeniero Químico, título que obtuvo en la UNAM. Más tarde efectuó estudios de posgrado en Friburgo, Alemania y el Doctorado en Fisicoquímica en la Universidad de Berkeley, California. Fue Director del Laboratorio de Propulsión a Reacción (Jet Propulsión Laboratory); más tarde, Profesor e Investigador del Centro de Ciencias Atmosféricas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

mario molina recibiendo el premio nobel
Imagen: Foco Tejedor.

En 1995 ganó junto con Sherwood Rowland y Paul Crutzen el Premio Nobel de Química. Este reconocimiento se le otorgó por las investigaciones que realizó con Rowland sobre la creciente amenaza del uso de los gases CFC para la capa de ozono. Desde 2005 era profesor de la Universidad de California en San Diego. Fue miembro de El Colegio Nacional, a cuya sesión asistió en forma virtual el lunes 5 de octubre; de la Pontificia Academia de las Ciencias; Presidente de Honor de la Asociación de Mares de México y presidió también el Centro Mario Molina de Estudios Estratégicos sobre Energía y Medio Ambiente.

Recibió innumerables premios, doctorados honoris causa y reconocimientos. Entre ellos el del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente), por su contribución a la protección de la capa de ozono. Entre sus muchas publicaciones quiero destacar: “El Cambio Climático, Causas, Efectos y Soluciones”, en coautoría con José Sarukhán y Julia Carabias, editado por el FCE.

En el desarrollo de su intensa actividad, Molina contribuyó, entre otros aspectos, a la comprensión de la química atmosférica y al desarrollo de la conciencia ecológica. La voz de Mario Molina fue particularmente importante en la explicación de los fenómenos que afectan al presente y el futuro de la humanidad.

El planeta vive varias emergencias, una de ellas es la climática. En la era del Antropoceno, la actividad humana está destruyendo la naturaleza a un nivel sin precedentes en la historia, no sólo de la humanidad, sino del planeta mismo. El daño que el modelo de crecimiento está causando es en muchos ámbitos ya irreversible. Hemos rebasado los límites naturales del planeta; el cambio climático, la destrucción de los ecosistemas, la sexta extinción masiva de especies, entre otros aspectos, lo cual exige una acción urgente de las sociedades organizadas. El análisis de esta problemática domina cada vez más la agenda global pero aún se encuentra relativamente ausente en América Latina y en particular en México. En éste y en otros temas se extrañará la voz lúcida, clara y valiente de Mario Molina. Como señaló el Rector de la UNAM, Enrique Graue, la Universidad y la Ciencia Universal están de luto.

Mario Molina en una presentacion
Imagen: La Vanguardia

Tuve el gusto de conocer a Mario Molina hace varios años, así como de coincidir con él en diversos foros y reuniones sobre varios temas, entre otros, en los de la transición energética, el cambio climático y la prevención de desastres. De Mario Molina siempre me impresionó, además de su sabiduría y claridad, su gentileza, amabilidad y buen trato.

Cuando organicé la reunión internacional del Club de Roma en México, junto con Susana Chacón, en 2014, Mario Molina participó como expositor junto con otros distinguidos científicos mexicanos, como José Sarukhán y Francisco Barnés de Castro.

Como lo señala el Club de Roma, que celebró en forma virtual, su Asamblea y Conferencia Anual los días 7 y 8 de octubre, la solución de la problemática global exige el diseño de una nueva economía y una nueva civilización. Nuestras generaciones tienen la responsabilidad de replantear el modelo de desarrollo depredador e inequitativo que rige hasta la fecha.

La solución de la problemática global debe plantearse en forma multisectorial e interdisciplinaria, con una visión holística y de largo plazo. Esto exige hacerlo de la mano del conocimiento científico más avanzado. Vivimos un mundo lleno de paradojas y contradicciones. Enfrentamos problemas inéditos. Ante situaciones extraordinarias, requerimos soluciones también extraordinarias.

Sin duda, Mario Molina es un orgullo para México. Ha sido uno de sus hijos más distinguidos.


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Donald Trump ¿Premio Nobel de la Paz?

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Nominan a Donald Trump para el Premio Nobel de la Paz 2021 ¿Cuáles son los motivos?

Más de una persona ha levantado la ceja después de que el Parlamento de Noruega nominara al presidente Donald Trump al Premio Novel de la Paz 2021.

Christian Tybring-Gjedde, un parlamentario noruego, presentó la propuesta por el apoyo del primer mandatario estadounidense al acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos.

El pasado 13 de agosto, Trump anunció que Israel y Emiratos Árabes Unidos habían acordado establecer lazos diplomáticos, como parte de un acuerdo amplio por el que las autoridades israelíes paralizarán la anexión de territorio palestino ocupado.

“Este acuerdo podría cambiar las reglas del juego y convertir a Oriente Medio en una región de cooperación, ” se lee en la propuesta.

Tybring-Gjedde aseguró en el mismo escrito, además, que el presidente estadounidense había cumplido las tres condiciones necesarias para ganar el premio de la paz.

“La primera es el compañerismo entre naciones, y lo ha hecho a través de negociaciones”, detalló. “La segunda es la reducción de ejércitos permanentes, y ha reducido el número de tropas en el Medio Oriente”.

El último criterio, según explicó el diputado, es la promoción de congresos de paz “y Trump ha hecho ‘enormes esfuerzos’ para negociar la paz”.

Morir de amor

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En El Lencero, muy cerca de Xalapa, se encuentra el casco de una hacienda que fue de Santa Anna. Es una casona bella y fresca, rodeada de jardines y un lago en el que se deslizan cisnes negros altivos y ausentes. A un costado, la capilla que El Generalísimo levantó para una de sus bodas.

El visitante que pasea por los prados o toma asiento a la sombra de una higuera centenaria, si es sensible y de espíritu abierto, puede escuchar el murmullo de voces del pasado y sentir cómo, en pequeñas pulsaciones, un efluvio de cantos apenas perceptibles le penetra e ilumina.

La alegría resultante no se explica bien a bien, pues difícilmente esa magia podría conectarse con el “seductor de la Patria”. Se sigue, entonces, que otra presencia hay entre la verdura de la comarca. Y esa otra presencia, señoras y señores, es nada menos que la de Gabriela Mistral, cuya efigie en bronce se alza al oriente del conjunto como un sentinela en perpetua contemplación de un paisaje que amó profundamente.

gabriela mistral
Gabriela Mistral, poeta chilena (Fotografía: Milenio).

Muy pocos mexicanos serán los que no hayan oído hablar de Gabriela Mistral y disfrutado su deliciosa poesía. Quizá no tantos sepan que nació en Chile como Lucila Godoy Alcayaga, quien fue la primera latinoamericana en recibir el Premio Nobel, que se sentía mexicana y que, en un sentido poético, murió de amor. Los veracruzanos y en particular los xalapeños deben celebrar que la efigie de la poeta vigile su comarca y su mirada esté siempre en ellos.

Su fama como poeta comenzó en 1914 con un premio en los Juegos Florales de Santiago por sus Sonetos de la muerte, inspirados, se dice, en el suicidio de Romelio Urieta, su primer amor. En el concurso se presentó con el seudónimo que desde entonces la acompañaría y que es un homenaje a Gabrielle d’Annunzio y Frédéric Mistral, por quienes tenía una profunda devoción. (Eso de adoptar un nom de plume es algo maravilloso, pero asusta a los espíritus chatos y a las almas pequeñas. El enorme compatriota de la Mistral, quince años menor que ella, Pablo Neruda, de quien fue mentora, había nacido como Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto y adoptó el apellido de Jan Neruda, uno de los fundadores de la lengua literaria checa, entre cuya obra se encuentra el delicioso tomo Historias de la Malá Strana, publicado en español allá por los años setenta en la desaparecida Editorial Sudamérica.)

La vida de la Mistral fue de una intensidad alucinante. A los catorce años comenzó a publicar en periódicos de su natal Vicuña, como El Coquimbo, La Voz de Elqui y La Reforma y desde el principio de su carrera se refugió en distintos seudónimos. “Alma”, “Soledad” y “Alguien”, fueron algunos con que la niña Lucía firmaba sus colaboraciones y que hoy nos hablan de la naturaleza de aquellos primeros artículos, pues esta mujer fue desde siempre un ser que vivía en y para el amor.

El padre de Gabriela era un modesto profesor rural y su hija a los 18 años abrazó esa profesión. Fue directora de varias escuelas y obtuvo reconocimiento como educadora.

gabriela mistral
Imagen: FM2.

Las aulas dejaron muchas cosas a la joven: el amor a los niños, traducido en una vasta obra poética que hoy continúa recitándose en salones de todo el continente. El amor a la educación y el amor por Romelio Urieta. Romelio se suicidó y la leyenda dice que Gabriela vivió el suicidio como una pérdida irreparable. Su propia obra sugiere tal cosa, aunque ella misma lo desestimó.

En “Ausencia” creemos adivinar el dolor profundo de la mujer que ha perdido el amor y la razón de vivir. Un fragmento:

Se va de ti mi cuerpo gota a gota. / Se va mi cara en un óleo sordo; / se van mis manos en azogue suelto; / se van mis pies en dos tiempos de polvo. // ¡Se te va todo, se nos va todo! // Se va mi voz, que te hacía campana / cerrada a cuanto no somos nosotros. / Se van mis gestos, que se devanaban, / en lanzaderas, delante de tus ojos. / Y se te va la mirada que entrega, / cuando te mira, el enebro y el olmo. // Me voy de ti con tus mismos alientos: / como humedad de tu cuerpo evaporo. / Me voy de ti con vigilia y con sueño, / y en tu recuerdo más fiel ya me borro. / Y en tu memoria me vuelvo como esos / que no nacieron ni en llanos ni en sotos. // (…) ¡Se nos va todo, se nos va todo!

En una “autobiografía” publicada en la revista Mapocho en 1988, Gabriela se encargaría de precisar el tono de su amor con Romelio:

[…] digo con la franqueza ruda con que hablo a los propios, que me cuesta un mundo entrar en un comentario amoroso de mí misma. […] se han hecho disparates tan descomunales a este respecto, que esta vez tengo que hablar y no por mí sino por la honra de un hombre muerto. […] Romelio Ureta no era nada parecido, ni siquiera era próximo a un tunante cuando yo le conocí. Nos encontramos en la aldea de El Molle cuando yo tenía sólo catorce años y él dieciocho. […] Había en él mucha compostura, hasta cierta gravedad de carácter bastante decoro. Por tener decoro se mató.

El joven trabajaba con un hermano que era el jefe de los ferrocarriles. En su ausencia, Romelio tomó un ingreso fiscal, “suma infeliz”, diría Gabriela, con la idea de restituirlo en breve. Pero…  

g mistral
Fotografía: Duna.

 […] vino un arqueo impensado de caja: el hermano andaba en Ovalle o en otro punto de la provincia y no pudieron comunicarse de ningún modo. Romelio Ureta era hombre tan pundonoroso como para matarse, antes de sufrir vivo una vergüenza. […]

Gabriela Mistral llegó a ser directora de varios liceos. Fue una destacada educadora y desde muy joven visitó México, país al que amó al grado de sentirse mexicana. Aquí fue una decidida militante de la reforma educativa de José Vasconcelos. En Estados Unidos y Europa estudió las escuelas y métodos educativos. A partir de 1933, y durante veinte años, desempeñó el cargo de cónsul de su país en ciudades como Madrid, Lisboa y Los Ángeles, entre otras.

Los poemas para niños de la Mistral se recitan y cantan en muchos países. En 1945 se convirtió en la primera latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura. Posteriormente, en 1951, se le concedió el Premio Nacional de Literatura de su país.

A su primer libro de poemas, Desolación (1922), le siguieron Ternura (1924), Tala (1938), Lagar (1954) y otros. Su poesía, llena de calidez, emoción y marcado misticismo, ha sido traducida al inglés, francés, italiano, alemán y sueco, e influyó en la obra de muchos escritores latinoamericanos posteriores, como Pablo Neruda y Octavio Paz.

Se le ha llamado escritora modernista, pero como la verdad no tengo idea de qué sea eso o cómo se lea, transcribo lo que de su obra leí en algún texto académico: su modernismo no es el de Rubén Darío o Amado Nervo, ya que ella no canta ambientes exóticos de lejanos lugares, sino que se sirve de su estética y musicalidad para poetizar la vida cotidiana, para “hacer sentir el hogar”.

Pero yo, sentado a la sombra de la higuera en El Lencero y muy cerca de su efigie en bronce, lo único que siento es que haya muerto de amor.

Juego de ojos.

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Premios Nobel 2019 celebra la esperanza en el futuro

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Sin grandes sorpresas pero en medio de una gran solemnidad se entregaron los galardones a los Premios Nobel 2019.

Recibir un Premio Nobel no sólo implica pasar a los anales de la historia como una persona que trabajó por el bien de la humanidad también permite ser el invitado principal de una fastuosa ceremonia de gala en Oslo, Noruega, y la fecha escogida para honrar a los ganadores es el 10 de diciembre, día en que Alfred Nobel, quien en su testamento dejó sentada su herencia para los premios, murió.

La ceremonia de premiación se realizará en la Sala de Conciertos de la capital noruega en donde se espera la asistencia de galardones como el austriaco Peter Handke, Literatura y el primer ministro etíope Abiy Ahmed, quien obtuvo el Nobel de la Paz.

Los ganadores fueron anunciados la primera semana de octubre y la primera ceremonia se realizará en el ayuntamiento de Oslo, Noruega, para entregar el premio Nobel de la Paz y los premios restantes, se darán durante la segunda en la Sala de Conciertos de la capital sueca.

En la categoría de Fisiología o Medicina, serán premiados los médicos Gregg L. Semenza, Peter J. Ratcliffe William G. y Kaelin Jr por sus descubrimientos sobre cómo las células perciben y se adaptan a la disponibilidad de oxígeno.

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Por las contribuciones al entendimiento del universo y el lugar de la Tierra, el Nobel de física es para los astrónomos Michel Mayor y Didier Queloz.

Al fortalecer el desarrollo de las baterías de ion-litio, el físico John B. Goodenough y los químicos Stanley Whittingham y Akira Yoshino, recibirán el reconocimiento en Química.

Y por su enfoque experimental para aliviar la pobreza global, las economistas Esther Duflo y Michael Kremer reciben la remuneración en su área.

Abiy Ahmed, líder más joven de África con 43 años, recibirá el premio en presencia de la familia real noruega por sus esfuerzos de paz entre su país y la vecina Eritrea.

En julio del año pasado, a tan solo tres meses de asumir su cargo, el africano viajó a Asmara para poner fin a los 20 años de guerra con Eritrea, ubicado al noreste de África.

Mientras tanto, el premio en Literatura que se le otorgará al escritor Handke, por su trabajo con ingenio lingüístico, generó polémica tanto en Albania como en Kosovo, pues lo critican por sus posiciones proserbias y apoyar al expresidente serbio, Slobodan Milosevic.

Veinte años después de los bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y once de la independencia unilateral de Kosovo, el conflicto entre Belgrado y Pristina sigue latente y el diálogo por una “normalización de las relación” se encuentra bloqueado.

Handke criticó los ataques de la OTAN contra Serbia en 1999 que terminaron con la política represiva de Milosevic ejercida a la población albanesa en Kosovo. El hoy premiado llegó a pronunciar un discurso en su honor durante su funeral en 2006 a pesar de que era juzgado por crímenes de guerra.

En 2019, el laureado por cada categoría se llevará nueve millones de coronas suecas (900 mil dólares) además de una presea de oro de 18 quilates.

Con información de Notimex.