Factor Sociedad

En carne propia: La Invasión a Panamá, 1989

Lectura: 7 minutos

“La única verdad es la realidad”.
Juan Domingo Perón.

Eran las 11:50 de la noche del día 19 de diciembre de 1989. Ya estaba dormido cuando sonó el teléfono, era la señora Araceli. Sus primeras palabras no las entendí y tuve que volver a preguntarle qué me decía. Aparentó más calma, pero aún así le seguía escuchando muy angustiada, como si quisiera decir muchas cosas al mismo tiempo; las palabras se tropezaban unas con otras. Me imaginé una montaña de palabras que se vertían en forma de avalancha que me caían encima. También me angustié.

De su casa (en el área de Panamá Viejo) a mi casa me tomaba unos 30 minutos para llegar y ver qué le sucedía. Era más rápido calmarla y escucharla. Para cuando le entendí se escuchaba un sonido estremecedor no experimentado por nosotros. ¡Son los gringos, los gringos, están invadiendo Panamá! Gritó la mujer. En efecto era la invasión del ejército norteamericano en marcha, a la que le nombraron “Panama, Just Cause”, la Causa Justa por Panamá.

Surgió entonces una pena profunda que se mezclaba con miedo. Fue un sentimiento aterrador que generaba una conmoción dual que hacía pensar que se acababa la patria; al mismo tiempo que surgía la impotencia y el deseo de querer defender aquel sentido de pertenencia, que durante las décadas de los 70 y 80 nos habían inculcado en la escuela. ¡Qué sensación más extraña, inexplicable! Miedo y dolor, dolor y miedo.

invasion panama

Era luna nueva, aún así se divisaban entre las nubes unas siluetas como de aves gigantescas que sobrevolaban el territorio panameño. El 20 de diciembre de 1989, los panameños vivían el ataque más cruel que los Estados Unidos habían generado entre otros momentos nefastos que ya se habían vivido a través de la historia –como la matanza del 9 de enero de 1964 (que en este 2020 se cumplieron 56 años de luto), cuando fueron asesinadas 22 personas y hubo más de 500 heridos–. En esta ocasión (1989), toda la ciudad y otras partes del país vivimos literalmente las imágenes de la Europa de inicios de los años 40 con la Segunda Guerra mundial.

¡Qué dolor, qué tristeza! Por doquier había muertos, heridos, lágrimas. El país más poderoso con un ejército cuya capacidad objetiva de ganar era indiscutible, atacaba inmisericorde y ventajosamente a uno de los países más pequeños del planeta, con poco más de dos millones y medio de habitantes en ese entonces.

Estados Unidos mantenía su ambicioso plan de ser dueño del globo terráqueo. En el medio oriente (Irak, Irán, Arabia, Kuwait, Afganistán) donde están grandes reservas petroleras, para Estados Unidos es toral mantener el control de la zona para poder tener más dominio sobre el mundo. Por lo mismo hicieron todo lo bélicamente posible para tomarse esa región. Saddam Hussein había dicho que si la nación norteamericana  invadía a Irak, daría “La madre de todas las batallas”.

El ejército gringo requería ajustar las armas antes de ir al Golfo Pérsico, así pusieron en práctica su nuevo armamento en Panamá, para evitar errores después. Serían dos pájaros caídos con el mismo tiro. Quitaban del medio a Manuel Antonio Noriega que encabeza oportunistamente la lucha nacionalista por la reivindicación del Canal y con ello la soberanía nacional lograda tras la firma del Tratado Torrijos-Carter, pues los norteamericanos no querían salir de la quinta frontera sembrada en las entrañas de Panamá. Y el otro asunto era tomarse el Medio Oriente.

invasion panama

El Tío Sam, tenía que lograr su objetivo estratégico, por ello en Panamá hubo miles de muertos, pues hubo también muchos errores porque no habían ajustado el rayo láser de su destructor estrella aéreo apodado Nighthawk; un avión que, por sus características tecnológicas de alta sofisticación, se hacía invisible a los radares.

Fueron muy pocos días de guerra. Llegaron con nuevos tanques, vehículos Hummer, los Cazas Furtivos F-117 (con láser); con capacidad de volar sin ser escuchados ni detectados por radar, usaron también los Seath Bomber y bombarderos B-52 y C-130. Cuando invadieron casi acabaron la ciudad con su equipo láser y sus bombas.

Volaron helicópteros Apaches, los Cobra y más de 25 mil soldados con todo su innovador atuendo que consistía en visores nocturnos y chalecos antibalas nunca antes utilizados. Era el Comando Sur en todo su apogeo militar contra un minúsculo país latinoamericano con apenas diez mil efectivos militares en todo el país; sin fuerza aérea, sin marina. Preparados sí con entrenamiento físico, táctico y estratégico, pero sin ninguna experiencia de guerra real.

De acuerdo a informaciones, en la ciudad de Panamá hubo fuertes explosiones que fueron atribuidas a más de 415 bombas durante toda la madrugada del 20, toda la mañana y parte de la tarde. Fueron horas de bombardeo y disparos contra la población civil. El propósito era reducir al pequeño ejército panameño, a la vez que amedrentaban a los ciudadanos para que no salieran a defender su territorio e integridad nacional.

Llegaron a mi mente las imágenes de la II Guerra Mundial. Pero no era imaginación, ni ficción. Era el mismo ejército que encabezara David Eisenhower, en la invasión a Normandía en 1944, para la liberación alemana del fascista Adolfo Hitler.

fosas en panama

Antes de la invasión, Panamá vivía su propia realidad con la que tampoco yo estaba de acuerdo porque había excesos de poder desde todos los ángulos. La corrupción entre gobernantes y empresarios era cotidiana. Se había extendido el trasiego ilícito de drogas y armas, los problemas estructurales y la pérdida de valores eran la inclinación. Aún así, estoy convencido que la solución no era la invasión. El objetivo fue desarticular el sistema nacionalista que se pretendía instaurar en Panamá. La ganancia colateral fue probar sus armas e intimidar a los adversarios como una gran exhibición cobarde del “Gran Hermano”.

Se le atribuyeron todos los males al depuesto general Manuel Antonio Noriega, quien también era en ese momento Jefe de Gobierno del Estado con plenos poderes. Tal título fue una estrategia de sus adeptos, para que –de ser necesario– tuviera capacidad de convocatoria para el apoyo internacional. Pero tal nombramiento no le importó a George Bush padre, presidente de los Estados Unidos, quien estaba convencido de que si requerían voltear al país al revés lo haría. ¡Y lo hicieron!

El día 20 de diciembre de 1989, miles de personas, como mi padre y yo, salimos a las calles. Eran las 10:30 de la mañana, nadie había dormido por el miedo y por esa experiencia extraña en que veíamos que el país se acababa poco a poco, no únicamente por los edificios, calles y casas arrasadas; eran todos los muertos abandonados en las calles, el saqueo.

El 19 de diciembre del año de la pandemia (este 2020) se suman treinta y un años de esa brutalidad despiadada. Más de cuatro mil muertos en tres días; muchos de ellos fueron sepultados en fosas comunes encontradas después.

¡Cuánto sufrimiento ha tenido el país canalero! Y todo porque sin ser un país acaudalado con recursos naturales, el universo le regaló su posición táctica y estratégica para abrigar el Canal de Panamá.

aniversario invasion panama

Que si los panameños tienen que agradecerle a los norteamericanos esa maravilla ingenieril que le ha permitido su desarrollo de hoy; entonces ellos tienen que agradecer de por vida a los panameños su desarrollo y hegemonía porque ha sido a través de las aguas panameñas, primero por el río Chagres (que alimenta el Canal) para pasar el oro de California hacia Washington D.C., es decir del océano Atlántico al Pacífico y viceversa, luego que James Marshall encontró las pepitas de oro a las orillas del río americano en California (el 24 de enero de 1848).

Después de ello se difuminó la gran noticia y empezó el desenfreno por la ambición materialista. El espacio por el que muchos pasaron fue por el río Chagres, que luego se convirtió en la afluente más importante que abastece el Canal, por el que han pasado miles y miles de barcos durante más de cien años.

De esa forma, por ser Panamá la parte más angosta del continente, el desarrollo de los Estados Unidos de América, fue mucho más rápido, eficiente y eficaz su progreso, teniendo con ello un gran privilegio gracias a Panamá. De lo contrario, y con seguridad, hoy otro fuera su destino.

En Panamá la gente es noble. No, no hay rabia, no hay rencor ni venganza, nadie habla de ser revanchista. Y la verdad tampoco hay ni las ganas ni los recursos mínimos para siquiera pensar en una embestida. En ese entonces, cuando la invasión de 1989, muchos creímos que tendrían que acabar a cada panameño porque el sentimiento de patria de los panameños montados sobre las alas del águila arpía, que los representa en su escudo nacional, era más grande que la soberbia del águila imperial norteamericana.

Cuando muchos estaban dispuestos a lo que fuera hasta las últimas consecuencias, los gringos lograron su objetivo táctico, la entrega y rendición total de Manuel Antonio Noriega. Ese día se bajaron las calenturas nacionalistas y se lo llevaron.

Estoy seguro de que –a estas alturas y 31 años después–, mucha gente se estará preguntando si habrá valido la pena el sacrificio de los miles de muertos inocentes, y en todo caso ¿cómo justificar la invasión a Panamá? Ojalá que este ejemplo le sirva al mundo para no permitirse el lujo de no hacer nada y esperar que en nuestros países gobiernen políticos que sólo viven para acrecentar sus arcas, su poder y su ambición. Por otro lado, ya no hay odio, pero sigue habiendo mucho dolor.


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Entre hombre y hombre no hay gran diferencia.
La superioridad consiste en aprovechar las lecciones de la experiencia.
Tucídides.

Digo que la experiencia es la ruta más corta para lograr algo; o, la línea más corta entre un punto y otro. A otra persona le escuché decir que experiencia es tener un colmillo bien afilado. Para mi padre la experiencia es lo que indica el título.

En política estos criterios se hacen carne, más cuando se dirige un proyecto. La experiencia permite tener una visión periférica entre el objetivo meta y la realidad.

Con visión periférica no me refiero al sentido estricto de la frase vinculada a la vista, sino al sentido figurado para focalizar y deducir lo que se quiere lograr a partir de lo experimentado.

experiencia politica
Imagen: Chris Van.

Este criterio no es bueno ni malo. Es un proceder práctico que ejerce quien expresa una intención. Que, si bien puede generar conflictos e incertidumbres, también es una garantía y certeza, porque se infiere que quien haya tenido el conocimiento empírico (la experiencia) es porque sabe qué se requiere o qué descartar para el logro de un objetivo. O sea, es la línea más corta entre un punto y otro.

En el artículo anterior, hablé acerca de los dos tipos de conocimientos para el aprendizaje (el empírico y el racional). Que el primero llega por los sentidos y el segundo por el uso del intelecto.

Me parece que los actos y resultados del presidente de la República, conexos a su discurso, no han hecho más que revivir desde su experiencia lo que la gente quiere como bien suyo.

Con su discurso general ha sido capaz de mantenerse con un alto grado de aceptación porque sabe qué decir a quienes lo escuchan. Aquí la pregunta es quiénes lo escuchan, no quienes lo oyen. Que también son conceptos diferentes.

Bien, respecto del escuchar, el receptor presta con total atención voluntaria, pone todo su ser en función de lo expresado por el emisor; el receptor incluso demuestra respeto y hasta admiración por el emisor. Todo ello porque pone los cinco sentidos en la expresión del emisor.

teatro 4t
Imagen: Rictus.

Por otro parte, oír se limita a la percepción del sonido escueto. El emisor puede estar diciendo lo que sea, pero el receptor tiene sus sentidos en otra parte. No le importa lo que se expresa.

Quizás puede estar viendo al emisor, pero su mente está volando en sus propias ideas. En este caso el receptor ni escucha ni respeta al emisor, por lo mismo no lo escucha, porque no lo respeta. No hay un acto de atención voluntaria porque no le interesa.

Pues AMLO ha logrado que la gente lo escuche; que el 60% de personas que siguen ubicándolo con un alto grado de preferencias como líder nacional indiscutible lo respeten, y lo sigan voluntariamente, por ello marca cada día la agenda sociopolítica.

Sin duda, ha sabido manejar con gran experiencia que había dos tipos de paradigmas y no premisas; confluyendo en un nuevo modelo que él propone a partir de la molestia popular con los políticos.

El primero, que todos los que gobernaron antes que él, llegaron pensando en que por si acaso no volvían a ocupar un puesto importante, aprovechaban llevarse lo que podían. Algo así como políticos hechos piratas, o piratas hechos políticos.

políticos
Imagen: Dreamstime.

El otro paradigma, fue que los recursos financieros y económicos logrados por ellos fue por corruptos, ladrones, inconscientes, antipatriotas; poco importan los más necesitados (los pobres).

De ahí creó su propio paradigma de autobeneficio político, que mientras los otros son corruptos, él es honesto y no dice mentiras. Dice las cosas como ocurrencia porque así actúa regularmente la gente. Primero dicen las cosas y luego las piensan. Así es el pueblo en general, por eso se identifican con él, quiere esa inmensa mayoría que termine su periodo.

En otras palabras, él actúa como actúa el pueblo. Ha sabido utilizar su discurso emulando la frase del título: “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Lo creen sabio, lo sienten sano, lo han hecho suyo. Por eso le creen. Esto no es ni apología ni recriminación, es lo que veo. ¿Le suena?


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Para alcanzar el conocimiento no es suficiente el dato empírico o sensible.
Carlos I. Muñoz Rocha.

La experiencia es el resultado del conocimiento vivencial. A ese conocimiento se le dice empírico. La experiencia no es otra cosa que adquirir el conocimiento a través de los sentidos.

Por otro lado, está el conocimiento racional que contrasta con el empírico. El racionalismo sostiene que el verdadero conocimiento se obtiene gracias a la razón porque utiliza el intelecto. Llanamente, es comprender los fenómenos y hechos, no sólo aceptarlos como una simple experiencia.

Estoy convencido de que el proyecto filosófico de la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador parte del conocimiento empírico.

Esto es que, desde la vivencia de la gente, en tanto no hay soluciones concretas a sus aspiraciones auténticas de y para una vida mejor (a partir de los gobiernos sombríos que generaron muchas insatisfacciones sociales, por la corrupción, el nepotismo, las arbitrariedades, la inseguridad, el desempleo, bajo nivel de la educción, etc.), optaron por el hoy presidente de México.

Su discurso que habla del dolor cotidiano es la voz cantante aludiendo a un cambio verdadero, porque históricamente han sobrado promesas de cambio sin que suceda mucho; si bien sí se proveían infraestructuras de beneficio, aunque no así en los aspectos estructurales.

antitesis 4t
Imagen: Rictus.

Lo pretendido en el proyecto filosófico de AMLO con su elocuencia bajo la sombrilla de “el bien de todos”, “el cambio verdadero”, “primero los pobres”, está basado en el conocimiento práctico de las molestias comunes.

Cuando había una saturación tridimensional de insatisfacciones (conocimiento de la realidad a través de los sentidos de forma empírica), la membrana social se agrupó mayoritariamente con el fin de lograr sus aspiraciones. Ésa es la tesis de la Cuarta Transformación. O sea, su discurso.

Pero cuando una persona promete mucho (oferta política) y se encuentra con una organización masiva que tiene muchas expectativas (demanda social), es complicado que se pueda cumplir porque no es un mercado de sabores. Es la realidad tangible.

Eso es lo que le ha pasado a López Obrador. Lo he estado señalando desde 2004, que no iba a poder cargar con el costal que había llenado de buenas intenciones, sueños improbables, ilusiones y hasta un poco de poesía política.

Es por ello que el peor enemigo de Andrés Manuel López Obrador no es la oposición, sino él mismo, aunque sostenga que mientras las encuestas lo mantengan con alto nivel de preferencia, lo que se diga contra él le hace lo que el viento a Juárez.

En efecto, hay mucha gente que no quiere saber nada de los políticos que pertenecen a los partidos tradicionales, y desean con toda su fuerza que MORENA sí responda a sus intenciones.

lopez obrador
Imagen: MCI.

Esto es disonancia cognitiva porque es la voluntad de gente que desea lo que se prometió. Quieren que sea como lo aspiran, aunque no lo sea. Están convencidos de una buena intención, aunque saben bien que ella no ocurre.

La explicación es como la aspiración de una mujer que se casa con un marido violento, egocentrista, controlador, impositivo, machista y narcisista. Ella sabe que es así desde el noviazgo. Se casó con la esperanza de que iba a cambiar… Y no cambia. Pero todos los días amanece con la ilusión de que “hoy sí”. Así de sencillo está el asunto.

La tesis de López Obrador para la cristalización de la “4T” encaja su discurso populista y paternalista en la realidad cotidiana –vendiendo anhelos–, es lo que lo mantiene con alta aceptación. No hay más.

Pero él mismo se convierte racionalmente en la antítesis de su propia filosofía basada en el sentir pena por los demás, porque en la pena encuentra su causa, donde los demás son la mayoría desposeída que casi lo idolatra (como Mesías), porque le hace el milagro financiero cada cierto tiempo.

Por lo que, en ocasión de cumplido el tercio uno de su mandato, expongo este escrito como reconocimiento a la capacidad de la comunicación política, por la que, él (AMLO), pese a todo, sigue encantando a sus seguidores y sigue posicionado. ¿Le suena?


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Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.
José Ortega y Gasset.

Primer tema: Las circunstancias despiertan lo que somos

Abundan los memes a cerca del 2020. Que es el año que no existe… que ya el marido no soporta a la mujer, o al revés, que los hijos son un estorbo; etc. Lo cierto es que los memes conllevan una onda de creatividad y humor para decir las cosas en broma y en serio.

Cuando la gente se ahoga en sus penas, frustraciones e impotencias, sufre más y peor. El meme ha logrado hacernos reír de nosotros mismos y de nuestras circunstancias; ése es el papel antiquísimo de los chistes desde los bufones en tiempos de Roma.

Hoy los memes son el elemento humorístico social que dibujan la representación gráfica de las protestas contra hechos indeseables; son un factor de descompresión general pero no le alcanza para salvar a las familias, por lo dicho al principio.

Como humor masificado han jugado un papel sugestivo para atenuar tantas situaciones difíciles incluso fallidas. Reírse de uno, sirve para elevar el espíritu; es una forma de mitigar el dolor, las tristezas, incluso las culpas.

Sin embargo, he tomado como factor el mensaje connotativo de los memes sobre las parejas y sus episodios para acercarme un poco a lo que califico “el reaprenderse en familia”, quizás aventurándome desde las percepciones por lo que he visto, escuchado y vivido desde el reclutamiento.

factor 2020
Imagen: Thanasis Kamenidis.

He escrito tres artículos en diferentes momentos sobre la ruta emocional de la pandemia que obligó a la reclusión en casa. Mismos que resumo en que el regresar a casa movería a la sociedad a reaprenderse, incluso reiniciar las relaciones humanas. En algunos casos para “bien” y en otros para “mal”.

Lo digo así para explicarlo de forma coloquial en el entendimiento y convicción que en ambos casos es relativo el resultado; pues reza el refrán de que” no hay mal que por bien no venga”.

De manera que esta circunstancia –como cualquier otra–, lo único que ha hecho es sacar de cada quien lo que guarda en el fondo de su interior. Han brotado los pensamientos, creencias, procedimientos de control, de orden, de disciplinas, de valores.

Antes del COVID-19 las parejas ya sabían cómo era cada uno. Así que los que no habían sido capaces de superar situaciones duras habían abandonado el barco, otras parejas vivían disfuncionales; otros más disfrazando sus relaciones y los que, en efecto, sí habían sido arropados por la verdadera comprensión y amor de familia.

Gracias a la tecnología, en comunicación con conocidos, amigos y familiares, me he percatado que ha habido un proceso de acoplamiento interesante y beneficioso en muchos casos, pero en otros ha sido al revés.

Una de las razones es que no ha habido suficiente desfogue. No sólo hacer deporte, recreación, sino incluso el mismo trabajo fuera de casa, para muchos, era y es su alivio del “drama doméstico hogareño” (deudas, compromisos, orden, hijos, etcétera).

factor pandemia
Imagen: Mary Tolstova.

Muchas familias se han crispado, de ahí el aumento de los divorcios en el mundo. En el medio “Opinión de Bloomberg”, Stephanie Coontz, historiadora e investigadora sobre el matrimonio y género, directora de investigación en el Council on Contemporary Families, dijo respecto de la pandemia: …los cónyuges que practican sparring no pueden ir a ningún lugar, a ningún lado, y desahogarse para ayudar a reducir la escalada de un conflicto. Ésa es una de las “válvulas de escape” más importantes para preservar los matrimonios, los divorcios sí han aumentado.

Sostengo que el COVID-19, lo que ha hecho es hacer germinar lo que somos, sea alegría o frustraciones; tolerancia y paciencia, amor o intolerancia; impaciencia y desamor.

Segundo tema: Activismo versus incongruencia

Me encanta la siguiente frase de Cicerón porque recoge cómo siento y pienso, cito: Mi conciencia tiene para mí más peso que la opinión de todo el mundo.

Hay quienes están convencidos de que me encanta nadar contra la corriente; pero no, no es así. Si bien me queda claro que esas personas no van a cambiar de parecer de la misma manera que no me harían cambiar, entonces estamos igual. Hay cosas esenciales a las que no se debe poner freno, pero tampoco asentir por el sólo hecho de quedar bien o para ser aceptados en sociedad, o asentir por simple moda.

Entre realidad y cuento, en una plática con uno de los seres más amados por mí, me dijo: “Si sigues manteniendo ese criterio sobre la ideología de género, te puedes quedar solo. Muchos no piensan como tú”. Y sí, tiene razón, muchos no, muchísimos sí. Sólo es una precisión cuantitativa-cualitativa.

Me sorprendió de forma extraña cómo había brotado aquella advertencia que no tenía nada que ver con lo que se platicaba; hablábamos de las pruebas rápidas para saber si se es positivo o negativo del COVID-19.

Aquello que dijo, percibí que era algo que tenía atorado, que quizás no le dejaba dormir desde algún tiempo, no lo sé. Quizás quería expeler esa obstrucción apresada en su garganta; requería escupirla y lo hizo.

factor provida
Imagen: Katarina Martins.

Quise acceder a su interior para saber qué había, pero no pude, sólo observé fijamente su rostro –creo que con dulzura–, y sus ojos me dijeron: “Toma esto que te digo en consideración”. Entonces, para tener claro qué pensaba y no suponer nada, le pregunté: “Y si no cambio, ¿qué pasaría?”. Me respondió: “Pues, te digo, no serás aceptado en el grupo con tus criterios porque son posturas intolerantes y te quedarás solo, la gente está cambiando, nadie te responde; yo nada más escucho”. Concluyó.

Ya no dije nada más, me despedí, salí, pero mientras caminaba me pregunté: “¿De verdad que sí creerán aquellos que soy un intolerante?”. Me sonreí con un rostro giocondo y cavilé: Si defender el derecho a la vida, la cultura del amor (no del amorío corporal); la dignidad humana, el respeto del cuerpo total, la moral, los valores, los principios… ¿significa ello que me quedaría solo?, ¿eso me importaría mucho? Por poco grito: ¡Claro que no! Pues es un hecho que no estoy ni estaré solo y me siento libre. Uno de los mayores placeres de la vida es precisamente sentirte libre, defendiendo las causas sustanciales.

Así, por ejemplo, está la libertad, por un lado, y la intolerancia, por el otro lado, relativo al activismo versus incongruencia que me recuerda el tema de coyuntura: el 12 de octubre.

El lunes publiqué en Facebook: “Quien vive en la cárcel del pasado, por elección vive preso en una supuesta libertad. Así, ‘para bien o para mal’, hoy todos somos fruto de nuestro pasado; y somos los responsables del presente y futuro. No entiendo en el caso de activistas sociales (en su conciencia social) para qué seguir sufriendo (eso dicen) el 12 de octubre como el mal de hace cinco siglos, mientras que hoy el relativismo y el egoísmo humanos acaba con la vida, por ejemplo, de los bebés en los vientres. ¿Es eso acaso congruente? ¿Preocupados y adoloridos por lo que pasó y son permisivos con los asesinatos del presente?

Yo no sé si usted es una persona feliz o infeliz, si su auto estima es alta o baja; si está frustrada o no; si es una persona realizada o no. Lo cierto es que usted es hoy lo que ha decido ser. Y aunque los gobiernos son responsables del beneficio social, cada quien es responsable de lo que le corresponde aportar.

O ¿será usted de los convencidos de que “el genocidio” de los tiempos de la Colonia y Conquista hoy nos impide ser mejores por la herencia cultural? ¿Van a seguir culpando la ruindad humana a Cristóbal Colón, a Hernán Cortés, a Francisco Pizarro, a Cabeza de Vaca, a Diego de Almagro? ¡Pare de sufrir! ¿Le suena?


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Pandemia en otoño, un tiempo para reflexionar

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El deber es lo que esperamos que hagan los demás.
Oscar Wilde.

La pandemia nos ha ubicado en nuestros criterios de vida; ha manifestado desde la calidad cultural, de educación, evidenciado intereses y juicios políticos, pasando por el estado de conciencia hasta llegar al sentido común; por lo que la pandemia en otoño es un tiempo para reflexionar. 

Creo que estamos jugando con nuestras vidas cuando debemos darle mayor relevancia y procurar una mejor calidad en la salud, cosa que nos debe corresponder a todos, y es que no sólo se trata de nuestras propias vidas sino la de los demás; aunque es un tema que no todos comprenden porque muchos están convencidos que únicamente le compete al gobierno.

Mientras unos se sacrifican (con la gente el sector salud), otros pasan por alto las precauciones. Las campañas de sana distancia, lavarse las manos, el uso correcto de las mascarillas y el quédate en casa son como palabras huecas o como aire que pasa donde apenas si queda la sensación y nada más.

Pareciera que no les dice mucho o nada los miles de muertos en el mundo. Al principio se hablaba de los contagiados en China, luego Italia, España y el resto de Europa. Desde nuestro lado, la gente no creía lo que se informaba y muchos de los que creyeron llegaron a decir que eso era lejos. Pero luego llegó a América, y de pronto empezó a rondar México.

Ya no sólo está en alguna parte del país, ahora son nuestros vecinos, amigos y familiares que han sido contagiados. En verdad no sabemos qué tan cerca puede estar rodándonos el bicho. Pero no entendemos.

pandemia y hispotales
Imagen: BBC.

Los humanos somos más vulnerables de lo que creemos. Vulnerabilidad no sólo porque se puede tener las defensas bajas sino por necios, tercos e incluso poco importa con la propia vida y con la de los demás. Es claro que a quien no le importa con su vida menos le importa la de otras personas.

Por ello, no es extraño ver las calles plagadas de gente por las razones que sea. Y si bien se puede justificar el salir por necesidad e incluso por obligación, también es cierto que hay gente que sale de su casa por salir.

Hay lugares que la gente concurre por diversión, porque se sienten aburridos en su casa y prefieren arriesgarse y exponer a otros. Esta actitud es insana y peligrosa, por lo tanto, irresponsable.

Esto de los juegos públicos masivos como ligas de futbol comunitarias o  entrarle al jolgorio con los jaripeos, las peleas de gallos, o cualquier otra forma de recreación y diversión masiva, sabiendo que con esa exposición puede adquirirse o contagiar el bicho, a estas alturas debiera evitarse por simple conciencia. No debiera ser un comportamiento obligado, bastaría el sentido común, pero no es así.

La situación económica muy afectada ha obligado a que se empiecen a abrir barreras de contención, y con ello la flexibilización y relajamiento de la responsabilidad cayendo en la insensatez.

Sin ser fatalista (porque todos tenemos necesidades de salir de casa), soy del criterio de que las actividades de recreación pública masiva debieran ser más controladas con disposiciones más creativas que ayuden a preservar la vida e integridad humana.

nueva normalidad otono
Imagen: Guffy en Metro Libre.

La gente no termina de comprender el peligro existente. Todavía hay mucha gente que está convencida de que el COVID-19 es un invento para el control político o para generar grandes negocios en algunas personas.

No se vale que mientras unos, como la gente del sector salud, están sacrificando sus vidas por la de otros, a muchos individuos les importa un gorro lo que suceda con aquellos; e incluso exigen que se les garantice vivir bien. Y, ¿ellos qué?

Esto me lleva a reflexionar con preocupación el periodo en que entramos y tomo la frase de Mehmet Murat Íldan (escritor y dramaturgo turco) que dice: El invierno es apagado; la primavera es loca; el verano es alegre y el otoño es sabio.

En efecto, llegó otoño, es el período del año en que día y noche tienen una misma duración; doce horas de día y doce de noche. Y hay una gran transformación que sufre el medio ambiente, de modo que la naturaleza nos emite un discurso de reflexión profunda.

Ahora, más allá del cambio visual que experimentaremos y del significado etimológico de la palabra otoño (que según proviene de un vocablo etrusco, que era la lengua hablada en Etruria, la actual Toscana en Italia), es un período diferente a las otras estaciones que, además del clima, tiene que ver con la acepción filosófica de atravesar del tiempo.

otono en pandemia
Imagen: Brian Edward Miller.

Desde la interpretación filosófica propia, otoño es el turno particular del ecosistema que marca un alto en el camino para deliberar sobre lo hecho; y la naturaleza –como en cada una de las estaciones– nos permite este tiempo, que en su discurso nos dice qué hacer.

De manera específica, otoño nos expresa que hay cambios oportunos e ineludibles que descubrir, pero también para proceder. Que ha llegado el momento de ganar perdiendo porque se logra la maduración necesaria para alcanzar beneficios.

Es lo que sucede, por ejemplo, con los árboles que pierden las hojas pero que, al caer, aunque se pudren, nutren la tierra para fortalecer las raíces que mantiene a los árboles de pie y productivos.

Por lo que el cosechar en otoño –en un sentido metafórico– es recoger aprendizajes cultivados a lo largo del andar; en consecuencia, se cuenta con pensamientos más maduros, lo que implica que desde el conocimiento como desde lo físico, y también desde lo energético, se es muy proclive a resultados más racionales que emocionales.

Aunque no soy ni astrónomo ni astrólogo, estoy convencido de que todo fenómeno tiene una causa energética y hace que las personas actuemos de una u otra forma. Es por ello que se desarrollan y cultivan pensamientos más racionales que emocionales o a la inversa según el caso.

De acuerdo a la interpretación que hago de este discurso de la naturaleza, como cada estación y circunstancia, en otoño hay tanto factores positivos como negativos que atravesamos de forma irremediable, pero que requerimos ser suficientemente prudentes para lo uno u otro.

otono reflexion
Imagen: Pinterest.

Si lo vemos desde en un mensaje positivo, el otoño lo podemos disponer como un regalo de vida en el sinfín de condiciones propias de la temporada, que tienen que ver desde disfrutar de mayor descanso físico hasta equilibrar mejor el espíritu.

El fenómeno de la naturaleza que produce el cambio de hermosos colores amarillos, rojos y ocres en las hojas de los árboles es a causa de su madurez y vejez que lleva a cumplir ciclos. Esto mismo se puede producir en almas y espíritus más sensibles al cumplir el ciclo de la vida.

Por otro lado, en el sentido racional, el otoño se ha caracterizado por sucesos importantes a lo largo de la historia. Para dar tan sólo tres ejemplos relevantes en el mundo, está el 12 de octubre de 1492, día en que Cristóbal Colón “descubre” América; el 27 de septiembre de 1821 se consuma la Independencia de México; 9 de noviembre de 1989 cae el Muro de Berlín (…).

Pero, desde el punto de vista “negativo” –por decirlo de alguna manera–, otoño es el momento en que la naturaleza se despoja de lo viejo para dar vida a lo nuevo –indican los biólogos–, el ambiente se carga de bacterias que se propagan mucho más rápido y fáciles de propiciar infecciones.

La temperatura empieza a bajar, se despliegan vientos más fuertes, esto provoca enfermedades respiratorias por el aumento de humedad porque bajan las defensas.

Con todo este rollo sostengo que a los humanos nos encanta estar al borde de la fosa. No terminamos de entender que hay una pandemia que ha matado a miles y miles de personas. El bicho-feo, el COVID-19, en otoño, puede tener un rebote mayúsculo si seguimos por la ruta de la irresponsabilidad. ¿Les suena?  


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Se necesitan dos años para aprender a hablar

 y sesenta para aprender a callar.

Ernest Hemingway.

No. La frase de Ernest Hemingway no tiene nada que ver con que el gobierno de la 4T cumple dos años de gobernar ni tampoco que, al concluir el sexenio actual, el presidente AMLO cumpla 70 años edad. Y que a lo mejor –digo quizás, sólo quizás-– será entonces cuando deje de hablar tanto, porque para entonces –por ventura– sea iluminado por la sabiduría de los años.

De no ser así sería seguir en la tesitura de proferir y proferir, cayendo en la oquedad donde caen los habladores, porque está requetecomprobado que quien más habla más se equivoca; y ése ha sido –precisamente– el vicio desde la génesis de su intención para llegar al solio presidencial, según para salvar la patria que hoy se hunde en la sima donde tal vez caiga él mismo.

Aunque antes he escrito y sostengo que no es mi intención abrazar los señalamientos per se generando odios, sí creo que se vale hacer críticas en el marco de la democracia pese a las filias y fobias sobre el sistema.

A dos años del triunfo de Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de la República de los Estados Unidos Mexicanos, la evaluación, de acuerdo a los analistas y estudios de la Ciencia Política, así como de comentaristas mediáticos y, por supuesto, la oposición, sostienen que no hay nada que festejar; por el contrario, sus seguidores acérrimos dicen que se sienten orgullosos de los resultados porque hay grandes beneficios.

Sostengo, si bien no es una frase mía, sino de la lógica política de sentido común, que no es lo mismo ser oposición –que sólo ve lo malo del gobierno de turno–, que gobernar –donde sólo ven lo que conviene– para sustentar el sistema.

Cuando un político habla de que va a ser el remedio de todos los males del país, inmediatamente digo: “ése será un fraude en el gobierno”. Y claro que no voto por los que venden sueños, por el contrario, sí por quienes son más realistas.

discurso politico
Imagen: El Financiero.

Desde mi experiencia y práctica, cuando se ha dado la oportunidad, he recomendado a los políticos que no digan el “qué” sino tienen el “cómo”, incluso el “cuándo”, y de ser posible el “cuánto”. Que no engañen a la gente, que no jueguen con sus esperanzas.

Aunque ello tampoco es una garantía de que serán buenos gobernantes, porque estando ahí se les olvida lo dicho; les da indigestión de poder y ataques de avaricia. Muy pocos, casi ninguno en verdad, terminan bien su gestión, sin embargo, no dudo que haya alguno que sí.

No faltan los que en sus discursos cantan sobre las luces hermosas de las estrellas, que nadie puede alcanzar porque sencillamente es utópico. A eso le llamo poesía política o retórica poética. Cuando un discurso electoral suena a poesía es seguro que lo que viene como resultado son los no resultados de lo prometido.

Es muy fácil deducir cuando un político está entre el discurso idealista que sabe que no va a cristalizar tal cual lo dice, y la realidad. Palabras claves son: todo, nada, nadie, nunca, siempre, jamás.

Así las frases son: “Todo va a cambiar conmigo; todo lo que hicieron los otros fue para su beneficio”. “Nada de lo que hicieron los otros sirvió, no fue bueno”. “Nadie hará algo mejor”. “Nunca se han preocupado por ustedes como nosotros”. “Siempre les tengo en mis pensamientos”. “Jamás les vamos a defraudar”.  

Son frases trilladas a lo largo de la historia que han discurrido unos y otros. El asunto es que en sus discursos no ubican la realidad porque creen que pueden vulnerar sus intenciones de poder.

Por ejemplo, un opositor no hablaría de lo bien que ha hecho un gobernante, aunque lo haya obrado, porque sería avalarlo; es mejor decir que nada sirve.

4T AMLO
Imagen: Reporte Índigo.

El gobernante no le da la razón a la oposición, aunque la tenga porque eso podría perjudicar las posibilidades de que él o su partido sigan en el poder. Lo más fácil es predicar mitos para penetrar a las mayorías electoras para ganar su anuencia.

En esta realidad lo que deciden es hablar. Hablar para ocultar eso que saben que es real, y que no les conviene decir. O decir nada, pero hablar buscando todas las formas de apagar sus defectos resaltando los defectos de quienes lo adversan.

La oposición hace exactamente lo mismo. Tapan sus errores resaltado las fallas de los gobernantes porque lo que quieren es llegar al poder.

Estoy convencido de que “quien más habla más se equivoca”, por lo mismo lo que hoy es el argumento de unos después será el de los otros. Es cíclico. Sólo hay que esperar y veremos resultados.

Un país no avanza por la decisión de una sola persona. Es imposible y fantástico creerlo. A todos nos toca algo qué hacer por el bien del país.

Por otro lado, está el tema con los vecinos de más al norte y la impensada visita de AMLO –programada en tan sólo una semana– que tuvo a la Casa Blanca en estos tiempos de pandemia; pero acuerdos son acuerdos y algo hubo que acordar más allá de lo referido sobre el T-MEC –Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá–, porque así es la diplomacia.

Más aún, donde se desnudan objetivos electorales a corto plazo; dice el dicho popular –y no la Biblia– “ayúdame que yo te ayudaré.”

enseñanza de los 3 monos
Imagen: El País.

De acuerdo a la teoría de conjuntos, el conjunto Continente Americano lo forman 35 países divididos en cuatro subconjuntos o regiones que son: América del Norte, América Central, América del Sur y Las Antillas.

El subconjunto (región) Norteamérica lo forman: Canadá, Estados Unidos de América y Estados Unidos Mexicanos (México). Luego entonces México no es un estado de Estados Unidos, son naciones diferentes.

Los elementos de una nación son: territorio, que es el espacio geográfico donde el Estado ejerce su soberanía; la población que es el grupo de personas que reside dentro de la Nación; y el gobierno que es Estado debidamente formado y constituido que posee y ejerce plena soberanía.

Se suma la conciencia nacional, derivación de elementos comunes de la propia población: costumbres, religión, raza, idioma entre otros factores compartidos como los objetivos e ideales. Otra vez, México no es Estados Unidos ni al revés. Si bien hay una influencia histórica en el nombre, pero ésa es otra historia relacionada a la Constitución.

Es sabido que cada una de las naciones tiene sus propias características por mucho que se puedan parecer o coincidir ideologías; sobre todo si no tienen las mismas ideologías. Bajo ningún criterio per se, ninguna Nación es igual a otra. Ni siquiera un Estado dentro de una Nación, como es el caso de los estados federales, ninguno es igual a otro.

Toda esta explicación porque no es de fácil comprender cómo hay quienes quieren que México sea como Estados Unidos. ¿¡Cómo es posible!?

Se puede entender por parte de la población civil por qué muchos ven en aquel país aquello que le falta a México: mejor educación, mejor sistema de salud, mayor seguridad, mejor sistema de jubilación y pensión; mejores oportunidades laborales, mayores posibilidades de desarrollo profesional, comercial, social. Como si fuera poco, lo que más se requiere aquí es democracia. Eso es lo que deseamos todos.

grafiti, sembrando odio
Fotografía: The Alternative UK.

Pues bien, para nuestros políticos, no es igual. Aunque se hable de soberanía de los pueblos, de respeto a nuestra idiosincrasia, a nuestras culturas y nuestras raíces. Por el efecto de las buenas relaciones, por ejemplo, con Estados Unidos, y porque no somos componentes solitarios, porque requerimos de otros, entonces, de ser posible ceder, se cede.

Y, lo que un día (ayer) constituyó sostener un discurso nacionalista, patriótico para lograr el poder, al otro día (hoy) si se tiene que conferir por y para el logro de los objetivos, entonces se consiente por una decisión política, aunque pueda ser contraria al pensamiento y sentimiento nacional; o, más bien, utilizar el pensamiento de la población que tiene cifradas sus esperanzas en lograr una mejor vida haciéndole ver que ceder es lo que conviene, y quizás sí.

Es cuando vemos que se encarniza la frase trillada: “Es de sabios rectificar”. Por lo mismo me parece que la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a  Estados Unidos significó una postura inteligente, para él, aunque no una postura mexicana. Otra vez, los mexicanos hemos sido utilizados en la ruta de conveniencia política.

Él, AMLO, sabe lo que quiere y nada ni nadie lo va a hacer cambiar; él siempre ha sabido qué debe hacer. Si eso significa sí, modificar el discurso, ¡claro que lo hará! Él no cambiará sus planes estratégicos. ¿Buenos? ¿Malos? Sólo la historia al final del periodo lo dirá.

La premisa matemática dice que “los polos iguales se repelen y los polos distintos se atraen”. ¿Les suena?


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Entre verdades o no, ¿por qué tanto odio?

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La ética o la moral deben de entenderse no sólo como la realización
de unas cuantas acciones buenas, sino como la formación de un alma sensible.
Victoria Camps.

Tomo la frase de esta autora, Victoria Camps, filósofa española, de pensamiento socialdemócrata. La frase me hizo sentido por su profundidad, aunque no coincido en algunas posturas ideológicas de fondo. Pero eso no es lo que importa ahora, sino la sustancia por la alusión a la sensibilidad humana.

Escribo en un estado que todavía no defino. No sé si estoy triste o molesto. Lo que sí me invade es una suerte de impotencia, porque no sé si los datos y eventos presentados –como eco del coronavirus– son promovidos por ignorancia, en conciencia, por error, por miedo, por ruindad humana, por insensibilidad, por majadería, por revanchismo, por venganza, por odio, por estupidez… ¿Qué interés hay?

Lamentable esto es por parte de ambos lados, gobierno y oposición que caminan sin puntualizar fines claros. Aunque también es cierto que muchos civiles siguen una actitud irresponsable como si el bicho fuera el personaje invisible de un cuento de terror que sólo les asusta un rato. Ahora bien, es claro que hay acciones ejecutivas y legislativas que no han dado los resultados que esperaban. Y las molestias se enfatizan.

Acentuando que ellos mismos, los gobernantes, tienen grandes contradicciones de interpretación de la línea de transformación verdadera, donde los criterios de bienestar no son los esperados.

discurso de odio
Ilustración: Edel Rodriguez.

Hay una lucha intestina que ni ellos mismos alcanzan a explicarse qué está pasando. Porque si la gente estaba contra tanta ignominia política y socio-económica de aquellos, al grado del triunfo, entonces, ¿por qué no han podido despegar como se pretendía?

Están perdidos, no saben qué o cómo hacer para lograr sus metas por más que digan que tienen una ruta de soluciones trazadas. ¡Falso! Lo que sí tienen claro es que hay que mantener el poder a como dé lugar. O sea… ¿Hay diferencias?

No obstante, decir que todo es un fracaso como que tampoco es cierto, porque sí hay funcionarios que actúan con valentía y ética con el fin de lograr un mejor estado de prosperidad social. Sí hay funcionarios que actúan en congruencia con el discurso de los valores éticos-morales.

Sin embargo, hay mucha confusión racional y emocional que les salpica de resentimiento a muchos. Unos porque aún siguen los patrones de corrupción y porque hay quienes no acaban de vivir de las arcas del Estado de forma ilícita, y otros más, resentidos viven las injusticias de las conquistas y colonias.

Por eso queda en el tintero una preocupación para quienes no queremos ni creemos en las divisiones sociales a partir de la incubación de odios. Lo que recuerda la frase de William Shakespeare: Si las masas pueden amar sin saber por qué, también pueden odiar sin mayor fundamento. Y esto es lo que genera preocupación. ¿Hacia dónde nos quieren llevar?

odio y redes sociales
Ilustración: Chelsea Beck.

Desde de los primeros tiempos, la humanidad ha penado de una pandemia. Un padecimiento emocional que aniquila los buenos sentimientos apoderándose de las almas, luego unos aniquilan a otros, incluso se autoaniquilan; eso se llama odio. ¿Por qué hay tanto?

En la teología cristiana se habla de los pecados capitales, o como les digo, imperfecciones humanas: soberbia, ira, gula, envidia, pereza, avaricia, lujuria. Estas imperfecciones son las que llevaron a crear la leyenda bíblica de Caín y Abel como una forma de explicar la condición humana; por lo mismo que no somos perfectos, más bien imperfectos en la búsqueda de algo mejor, según la aspiración.

Caín quedó contaminado con la pandemia del odio, le molestaba que las cosas no le salieran como él deseaba. No es porque hubiera una relación preferencial a favor de Abel, nada más porque sí, sino por su actitud positiva frente a la vida. Caín actuaba de forma exacerbada, con envidia.

La humanidad padece de la pandemia del odio, por lo mismo hay tanta polarización social. Los pobres (en términos generales) están convencidos de que los ricos son unos privilegiados porque tienen lo que desean; los ricos (en términos generales) creen que los pobres no tienen lo que quieren porque no hacen el esfuerzo que deben.

Estas condiciones erráticas (también en términos generales) son el resultado de factores multifactoriales. Los gobiernos sí son responsables –la educación, las oportunidades, y por supuesto las políticas públicas–, pero no son culpables. Cada quien ha contribuido a generar su propio estado en el que se desarrolla, promueve, defiende, tiene que ver con la cultura y la misma condición humana.

odio y violencia
Ilustración: Tom Jellet.

El mundo, y de manera particular nuestro país, lo asalta el odio. Pocos creen en los otros. Cada día se polarizan más los pensamientos y se abren más las brechas de unos contra otros. Nos estamos dejando invadir por las fuerzas negativas del desamor.

 Existe un discurso técnico que procura que nos vaya mejor mientras que con el mismo discurso técnico otros argumentan que los primeros están errados. Parece que reinara una espera cotidiana que el otro se equivoque para validar la postura contra aquél.

Crece el odio por más que haya quien quiera el bien; por contraste inmediato hay quienes alimentan el mal.

Los gobernantes se equivocan, los gobernados erramos. Unos y otros fluctuamos en lo agrio; pero, estoy convencido que puede haber críticas sin venganzas ni odios. ¿Les suena?


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En política la ingenuidad es peligrosa, pero la democracia debe seguir

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Un idealista es un hombre que, partiendo de que una rosa huele mejor que una col,
deduce que una sopa de rosas tendría también mejor sabor.
Ernest Hemingway.

Un día, mi hija apoyando a mi nieta que estaba en kínder, le explicaba acerca de las especies animales y sus características particulares. Le tocaba hablar de la serpiente. Entonces mi hija le preguntó:  ̶ Sofía, ¿una serpiente es un animal mamífero, insecto o reptil? Mi nieta le respondió:  ̶ ¡Peligrosa mami, peligrosa! Asimismo en política la ingenuidad es peligrosa, pero la democracia debe seguir.

Para manosear una serpiente venenosa se requiere conocer sus características y haber aprendido cómo tratarlas, es un proceso de años. No cualquiera lo sabe hacer; hacerlo –sin saber– es ponerse en peligro por ignorancia y por ingenuidad.

En la actualidad hay quienes en México están jugando con una serpiente venenosa, juegan al patriotismo, haciendo llamados a que Andrés Manuel López Obrador dimita. Hay muchos convencidos de que es la mejor salida a los males del país.

Me parece que los intereses políticos, por parte de los que sí saben qué quieren (electorismo) dentro de MORENA, y de aquellos que quisieran que el presidente deje la presidencia voluntariamente (o incluso hay quienes desean que muera para que haya cambio de presidente), es gente muy peligrosa para la nación. Tan peligrosa que son más peligrosas que el propio AMLO y su megalomanía.

ingenuidad politica
Ilustración: Robiert Luque.

Entiendo el afán dada la situación que se vive, pero la fiebre no está en la sábana, decía Omar Torrijos Herrera. No seamos ingenuos, que se vaya AMLO es una postura poco inteligente y nada beneficiosa, si bien el puesto, dado los resultados por lo pronto, le ha quedado grande.

Sostengo que cuando un político ofrece más de lo que puede dar objetivamente se expone por ingenuo, por osado, por ignorancia o porque lo que en verdad le interesa es llegar al poder.

Cuando esto ocurre, unos lo hacen por soberbia, por egocentrismo, por megalomanía, por narcisistas; u otros también porque no les importa nada con sus electores. Sólo se importan así mismos y su propio proyecto de vida.

En estos casos, lo peor es estar convencidos de que lo que dice y hace es absolutamente lo que debe hacerse porque sí y nada más porque sí. La historia está plagada de dirigentes y líderes con esos trastornos.

Sin embargo, estoy convencido que lo mejor para el país es que el presidente termine bien su mandato. Que llegue sano al final y diga adiós; de lo contrario, si no terminara, caeríamos en un estado de desestabilización a tal grado que sería peor el caldo que la albóndiga en tanto la polarización de siete pares que él mismo ha propiciado. Aún eso.

El Artículo 84 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reza: En caso de falta absoluta del Presidente de la República, en tanto el Congreso nombra al presidente interino o substituto, lo que deberá ocurrir en un término no mayor a sesenta días, el Secretario de Gobernación asumirá provisionalmente la titularidad del Poder Ejecutivo.

De suceder algo así (que sería lamentable), le tocaría a Olga Sánchez Cordero en el caso de seguir como secretaria de Estado. ¿Creen ustedes que ella podría con el potro?

Luego vendría el interino, que de darse tal situación, ya hay en fila varios, por ejemplo: Gerardo Fernández Noroña, quien se sacaría un ojo por ser presidente. También estarían esperando otro como Martí Batres Guadarrama; uno más distante es Marcelo Luis Ebrard Casaubón, y otro, Ricardo Monreal Ávila; aunque estos dos últimos quisieran el pastel de seis años y no la sobra de un sexenio cargado de tropiezos. ¿Creen que las cosas serían mejor con alguno de ellos?

amlo
Ilustración: Nexos.

Sin entrarle más a quitar costras a la herida, sostengo que debe haber mesura objetiva, paz social y buscar un antídoto y no es la ingenuidad. Si supiera mi nieta sobre este asunto, le preguntaría qué piensa de la ingenuidad, de seguro respondería: ¡peligrosa abue, peligrosa!

El tema de por sí es inagotable y tengo claro que este escrito no va a detener a nadie que esté contra AMLO y tampoco será la inspiración de conciencia para nadie en función de ser más responsables como oposición.

Antes de seguir dejo establecido que, en tan sólo un año y casi siete meses, desde el 1 de diciembre de 2018, el actual gobierno federal no evidencia claramente los resultados que prometió en la materia económica, ni en la de seguridad, tampoco en la política social, ni en la salud y ni decir de la educativa, entre otros aspectos.

Y lo menos evidente es la inexistencia de la corrupción y el neoliberalismo pese a que se habla mucho de haberlos abatido, si bien sí se ha establecido cierto rigor fuera de faramalla.

También es cierto que el país –con todo y todo– no está manga por hombros como se quiere hacer ver por parte de quienes se oponen políticamente. Yo, por ejemplo, lo adverso porque considero que hubo desde un inicio y hasta ahora, engaño; sin embargo, no creo que el asunto se resuelva empujando al presidente a dimitir.

En primera instancia no creo que sea una ruta viable bajo ningún criterio, de hecho, tampoco lo permitirían los militares, si bien antes no estuvieron de acuerdo con la llegada de AMLO; razones por las que se aprobó en el anterior sexenio la Ley de Seguridad Interior que les daba plenos poderes.

Pero nada tontos, permitieron que la Ley fuera abolida en este sexenio, sobre todo por la buena negociación con la clase castrense, en virtud de nuevos y más beneficios como el logrado con la construcción del aeropuerto de Santa Lucía y una sección del Tren Maya, donde ellos obtendrán pingues ganancias legales, sin necesidad de coludirse con la delincuencia organizada, aunque tampoco se han desvinculado del todo, según se dice.

Es por ello, que teniendo el presidente el apoyo de los militares, es casi imposible que haya un derrocamiento por presión social. Además, en la democracia es normal que las protestas antigobierno sucedan.

malabares 4T
Ilustración: Capital México.

Es, en México, una fórmula para desviar el criterio que caminamos por la ruta de Venezuela, a la que al grito de ¡Maduro está cerca!, se forma la tembladera hasta de los aliados del régimen pro-omnipotencia.

Por otro lado, no es cierto que en este sexenio es cuando se permiten las protestas y la práctica verdadera de la democracia o la libertad de expresión, ¡falso! Eso viene de antes, quiérase o no admitir; inició con los gobiernos panistas y hoy –por lo pronto– se consolida.

El propio AMLO no sólo protestó cuando quiso y como quiso, sino que abusó de la democracia al crear verdades a su manera, mismas que yo le llamo engaño para lograr que tantos creyeran en el discurso de una megalomanía y narcisismo subyacentes.

Sin embargo, muchos ya están poniendo reversa. Algunos no sólo no están con él ahora, incluso niegan haberlo apoyado. No sé si por arrepentimiento, por vergüenza, por impotencia o cobardía.

democracia aparente, ficcion
Imagen: Mirada Crítica.

Lo cierto es que –insisto– no hay los cambios que se gritan, ni por mucho que se diga haber otros datos. Pero no es con la incitación a que AMLO deje el cargo como se van a solucionar las contrariedades. El país requiere mesura, prudencia, tolerancia, y, definitivamente, respeto, paz y amor social de verdad.

Porque si bien al presente, con todas las leyes y decretos a modo, el gobierno federal no ha logrado mecanismos plenos para acabar con lo indeseado del pasado y presente, tampoco la oposición tiene las formas cuajadas para lograrlo.

Si la polarización no resuelve nada, tampoco que dimita AMLO. Eso es pura ingenuidad política o un pensamiento políticamente suicida para el país. Lo de peligro para México es verdad, pero afirman que en todos los sectores se defiende la democracia. ¿Le suena?…

“Cuando a tu yo verdadero lo lastiman, se levantan los yo falsos para protegerlo”
(Bernardo Stamateas).


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