Quizás como nunca, o por lo menos en los últimos 100 años, hoy se requiere que la gente que trabaja con nosotros y uno mismo tenga el mejor balance de vida personal y profesional que podamos alcanzar.
No hace mucho leí un artículo en la que había una declaración de alguien conocido (no lo voy a citar para no darle un lugar que no se merece), que decía que era imposible lograr un balance de vida personal y vida profesional; en su momento lo critique fuertemente en mis redes sociales y lo seguiré haciendo. Esta afirmación la hizo alguien que hoy tiene menos de 40 años y obviamente le falta mucha, mucha experiencia profesional y mucha más experiencia personal. Así que, sin lugar a dudas, les puedo asegurar que sí es posible lograr un buen balance de vida personal y vida profesional.
Soy muy insistente en poner vida personal y vida profesional, porque leo por todos lados que se habla de balance de vida y trabajo, yo mismo caí en esa trampa, como si el trabajo no fuera vida. Cuando lo es todo, desafortunadamente, para mucha gente.
La semana pasada tuve la oportunidad de dar una charla para la Asociación de Empleados del Banco Interamericano de Desarrollo sobre este tema y la verdad de las cosas, asumiendo la responsabilidad que el caso ameritaba, me preparé muy bien, leí varias decenas de artículos al respecto, escuché y vi blogs en varias plataformas, me leí capítulos de libros sobre la materia, etc. Debo decir que, en muchas ocasiones, disfruto tanto dar las conferencias o talleres como investigar para los mismos. Siempre aprendo estudiando y de ahí muchas veces salen nuevos artículos, nuevas conferencias y nuevos talleres.
Así que ahora les comparto algunos de mis principales hallazgos y pongo a su disposición la presentación completa en mi perfil de LinkedIn.
Empiezo presentando un par de definiciones de lo que se entiende por el concepto, para que todos estemos en la misma línea:
“… Es el equilibrio significativo y confortable entre la esfera laboral y la esfera personal (familia, amigos, salud, diversión, etc.) en la vida de un individuo”.
“Encontrar el equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida diaria”.
A nivel de antecedente, comento que, según diversas fuentes, el estrés laboral (es la respuesta que puedes tener ante la sobrecarga de trabajo, conflictos con tu jefe, tus compañeros de trabajo, las pocas oportunidades de promoción o al no tener control sobre las decisiones en el trabajo) es padecido hasta por el 70% de las personas que tiene un empleo.
Hasta cierto punto es buena la presión del estrés por el trabajo. Lo que se conoce como eustrés (estrés beneficioso), pero demasiado estrés durante mucho tiempo no es bueno para la salud personal y muy malo para las organizaciones, ya que las personas con un alto nivel de éste es muy probable que no tomen buenas decisiones, comentan errores, tengan accidentes, etcétera.
Otro antecedente que se volvió más relevante a partir de la pandemia es que las nuevas tecnologías permiten disponibilidad de los empleados las 24 horas del día; el miedo a perder el empleo y la cultura nociva del trabajo han convertido las jornadas de trabajo en interminables, por lo que se vuelve cada vez más difícil alcanzar un equilibrio entre lo laboral y lo personal.
Sin embargo, todos los expertos están de acuerdo en una cosa: tener un equilibrio de lo personal y lo profesional genera efectos positivos en la salud física, mental, e incluso profesional.
Aunque no podemos hablar de que existe el equilibrio perfecto. Cuando hablamos de balance, podemos imaginarnos teniendo un día de trabajo productivo y pasar el resto del día con la familia, los amigos y/o haciendo lo que más nos gusta.
Desafortunadamente no siempre será posible el balance, el trabajo y tiempo personal podrán variar de un día a otro, por eso es importante que identifiques tus prioridades, tiempos y te puedas adaptar a los cambios constantes para lograr tus metas.
Y aunque no siempre podremos tener equilibrio personal y profesional, al final del día somos nosotros los que tenemos la responsabilidad más grande: nuestras propias vidas, por ello puedo decir que tú eres, en buena medida, accountable de tu buen o mal balance. Recomiendo enormemente leer el reporte de la investigación sobre “el Índice para una vida mejor” elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde México, junto a Colombia, resultan ser los países con los niveles más bajos en el “Balance vida-trabajo” de entre 40 países analizados. Con una calificación cercana a 1 sobre 10, mientras que los Países Bajos, Italia, Dinamarca, y España obtienen las mejores calificaciones (OECD Better Life Index).
Una de las conclusiones más relevantes del estudio de la OCDE señala que “cuanto más trabajen las personas, menos tiempo tendrán para dedicarlo a otras actividades. La cantidad y la calidad del tiempo libre son fundamentales para el bienestar general de las personas y pueden generar beneficios adicionales para la salud física y mental”.
Por lo anterior, es fundamental poder identificar cómo estamos invirtiendo o sólo usando, las 168 horas (24 horas por siete días de la semana) que tenemos a nuestra disposición semanalmente.
En un escenario ideal tendríamos que decir que debemos invertir 40 horas en el trabajo y 56 en dormir, por lo tanto, ya sólo nos quedan 72 horas para todo el resto de las actividades que no tienen que ver con lo laboral: comidas, aseo personal, labores en el hogar, deporte, pasatiempos, entretenimiento, leer, convivencia con pareja, hijos/hijas, familia ampliada, amigos, mascotas, redes sociales, labor filantrópica, etcétera.
Aquí hay cinco preguntas que nos tendríamos que hacer: ¿estoy trabajando mucho más de 40 horas?, ¿estoy durmiendo menos de 56?, ¿cómo estoy usando o invirtiendo el resto de mis horas disponibles?, ¿estoy contento o satisfecho con el uso que le estoy dando a mis 72-168 horas?, ¿estoy usando correctamente mis horas en el trabajo?
De la suma de todo lo que leí, hay una serie de recomendaciones para mejorar el balance de vida personal y vida profesional que les comparto:
⋅ Más flexibilidad laboral;
⋅ Apoyar a los colaboradores con más tecnología;
⋅ Establecer límites;
⋅ Alentar al personal a tomar vacaciones;
⋅ Irse a la hora acordada de la oficina;
⋅ Apoyar los tiempos de la familia;
⋅ Ayudar al personal a cuidar su vida personal, preocuparse por su bienestar;
⋅ Dejar la puerta abierta: ser empático, tratar a los demás como ellos quieren ser tratados, hablar de sentimientos;
⋅ Hacer una lista de lo que se tiene y quiere hacer cada día;
⋅ Ser realista;
⋅ Saber priorizar porque todos los días quedará trabajo para mañana;
⋅ Evita llevar trabajo a casa. Eso incluye el celular (móvil);
⋅ Respetar horarios;
⋅ Programar tiempo para descansar, recargar energía todos los días;
⋅ Cuidar y planear los días libres.
¿Y tú tienes un buen balance de vida personal y profesional? Si piensas que no, ya sabes lo que tienes que hacer. Te aseguro que no te arrepentirás de siempre buscarlo.
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