corrida de toro

La corrida del Mundial 1970

Lectura: 3 minutos

Al mediodía del 21 de junio de 1970, ante un lleno rotundo se celebró en el Estadio Azteca la final de la novena edición de la Copa Mundial que inició el 31 de mayo, un total de 16 selecciones contendieron para llegar a esa cita. Al final, Brasil venció a Italia 4 a 1 con un público mexicano volcado a favor de los sudamericanos, encabezados por un genio del futbol, Pelé.

Hace 50 años del partido y como si fuera ayer, recordé que el mismo día por la tarde en La México se presentó una corrida de toros con un mano a mano entre dos grandes toreros, Manolo Martínez y Curro Rivera con toros de Torrecilla y Garfias.

Los nombres de los astados, entre otros, fueron (como se acostumbra en México) dedicados al suceso por los ganaderos; también estuvieron “Brasileño”, “Italiano”, “Campeón” y “Goleador”.

Manolo Martínez acabó por lidiar 4 astados porque el cuarto, de nombre “Italiano”, le pegó una cornada al torero capitalino y en el quinto, “Brasileño”, Manolo como reconocimiento a la faena, dio la vuelta al ruedo.

toro y fultbol
Izquierda: Manolo Martínez, matador de toros mexicanos. Derecha: Edson Arantes do Nascimento (Pelé), exfutbolista brasileño.

Comento que como se acostumbra en México porque aclaro que en España la nomenclatura es con relación a la madre del toro, esto es, si la madre se llama “Pardita”, su hijo se le llamaría “Pardito”.

En nuestro país es distinto, el ganadero define cuál será el nombre del astado y, por ejemplo, es muy sabido que Don Alberto Baillères construye una frase con los nombres, cuando se lidia una corrida de sus distintas ganaderías en México.

Ya en la Gloria, en La México, por muchos años fue Don Luis Corona quien fuera autoridad en diferentes posiciones a quienes le encargaban les asignará el nombre y su habilidad era grande para fijarse en detalles que permitirían denominarlos.

Regresando a la efeméride, es patente que hace cincuenta años los toros y el futbol iban de la mano, de ahí la costumbre de los partidos a mediodía que permitían el traslado de los aficionados del estadio a la plaza y, además, como en los Juegos Olímpicos de 1968, el toreo no dejó de hermanarse con un gran acontecimiento deportivo.

Desde luego, por la tarde en la plaza abundaron los gritos oportunos celebrando que Brasil, al ser campeón por tercera vez, se había convertido en propietario del trofeo Jules Rimet, como se había estipulado por la FIFA.

curro rivera mundial 1970
Francisco Rivera Agüero (Curro Rivera), exmatador de toros mexicano (Fotografía: De sol y sombra).

Tiempos idos que extrañamos con nostalgia al estar a punto de arrancar la Liga MX sin asistencia del público y tener la interrogante de cuando se pudiera, y bajo tales condiciones, pudieran celebrarse los festejos taurinos; algunas localidades como Tijuana ya se apuntan para alzar la mano, y cumpliendo con las reglas sanitarias, ponerlo en marcha.

Por lo que ha implicado, por ejemplo, la cancelación de La Feria de San Marcos que se estima representa alrededor de 8 millones de asistentes en sus tres y pico de semanas que se celebra, y con un impacto económico para el estado de alrededor de 500 millones de dólares, de los cuales 50 pudieran ser efecto de las corridas de toros.

Nos percatamos de la importancia que tienen no solamente desde el punto de vista cultural y lo que están padeciendo los profesionales sin poder ejercerlo, sino lo que significan para miles de personas que participando de diferentes maneras y que ahora no pueden hacerlo.

El recuerdo, pues, lo lleva a uno irremediablemente al presente, en el que deseamos pronto se encuentre el camino que permita –conviviendo con la pandemia– que se ejercite, y celebrarlo como parte del vivir como sucedía en 1970 y los años posteriores. Que así sea.


También te puede interesar: Por siempre el torero andaluz Paco Camino.

Por siempre el torero andaluz Paco Camino

Lectura: 3 minutos

Este año de pandemia lo que nos provoca a los taurinos (que llamé conumdrum) es detenernos, recordar su historia y varios de sus hechos.

Ésta ocasión el que nos ocupa, es el sucedido el 4 de junio de 1970, día en que en la corrida de Beneficencia de la plaza de las Ventas en Madrid – uno de los festejos más emblemáticos del calendario taurino anual– se presentó actuando en solitario el  genial torero andaluz, Paco Camino

El festejo se anunció con seis toros de diferentes ganaderías y “El Sabio de Camas” además lidió al llamado sobrero en España, o sea, un séptimo, por cierto este último, de la ganadería de Arranz.

1970 fue un año de tardes memorables en Madrid; el 2 de mayo Andrés Vázquez, el conocido también como “Brujo de Zamora”, toreó en solitario seis astados de Victorino Martín que contribuyen a la bien ganada fama de la ganadería del padre de quien hoy en día, preside la Fundación del Toro. 

El  triunfo Andrés lo amarró en el tercero, del que obtuvo un par de trofeos. 

el brujo de zamora
Andrés Mazariegos Vázquez, toreo español (Fotografía: ABC).

Por cierto, él fue el primero en hacerlo en la historia de la ganadería y como remate consigno que al cumplir 80 años (hará unos ocho) lidió con gran capacidad un Victorino, al que le hizo una faena magistral y recibió los máximos trofeos.

El Cordobés en dos tardes, el 20 y 23 de mayo, obtuvo la friolera de ocho trofeos auriculares, en sus cuatro turnos con toros de Pérez Tabernero y Atanasio Fernández.  

Cabe también recordar a Toño Lomelín, nuestro paisano, quien el 30 de mayo con los toros de Alonso Moreno de la Cova, logró tres trofeos y salió en hombros para gloria del toreo mexicano.

Y consigno los datos memorables anteriores gestados en el coso de la calle de Alcalá, que darán una idea de la competencia que se vivía entre las figuras por aquellos años y la dorada época que lo fue, para la tauromaquia.

Respecto a lo que refiere a Paco, las crónicas comentan que fue una lección de torería, ante diferentes matices de comportamiento en los astados que lidió de diferentes encastes y que le propiciaron la oportunidad de demostrar sus grandes cualidades; artística y técnica, etiquetadas como sabiduría. Ampliamente sustentada aquella tarde memorable, y de la cual en las redes sociales se pueden ver imágenes que nos permiten afirmar lo inolvidable que debió resultar para los afortunados testigos, que atiborraron el coso.

Provocó la locura colectiva con su actuación que fue una suerte de cachetada con guante blanco y puño de hierro, para los empresarios que por aquella época tenían disputas con el torero por sus honorarios y los de El Cordobés, pero que con las faenas realizadas y ocho trofeos en la espuerta, ratificó categoría y popularidad entre los aficionados madrileños.

Paco Camino en su carrera como torero (Fotogrfía: Toros y Toreros).

Su toreo fue en aquella ocasión como lo fue en su trayectoria, la expresión de la técnica y la inspiración artística que le dieron el sello “caminista” que le permite disputar el mítico lugar de ser el mejor torero de la historia.

El día después de la fecha conmemorativa le llamé por teléfono y, como siempre, con gran generosidad charlamos de varios tópicos y disfruté de su claridad para analizar el toreo y la vida misma. Como todos en el mundo, está muy preocupado por la situación actual y en particular la del toreo.

Sin embargo, al recordar aquella tarde de hace cincuenta años, le noté la alegría y satisfacción de quien sabe que su gesta perdura tanto en la memoria de quienes lo disfrutaron y lo pueden contar, así como también por aquellos quienes a través de letras e imágenes nos imaginamos la grandeza de una corrida, que perdurara en nuestra cultura taurina a través del tiempo.

Ya pasó el aniversario de su alternativa, el cincuenta de la gran corrida de la Beneficencia en Madrid y vienen más fechas muy importantes para recordar su ejemplar trayectoria.

A través de un servidor, manda Paco un saludo a los mexicanos, nos desea salud, y al reciprocarlo para España, me dijo: “espero que pronto nos demos un abrazo en vivo”. Nada nos daría más alegría y que así sea, maestro.


También te puede interesar: El conundrum taurómaco.

El toreo es parte de nuestra cultura

Lectura: 3 minutos

Es un lugar común acudir a diferentes artistas que de variadas maneras han plasmado lo que les significa el toreo, y honestamente hablando y por rotundo que parezca, son argumentos que siendo útiles pudieran provocar el que le contesten como lo hacen algunos: “¡A mí que me importa que a fulano o a mengano hayan sido o sea, taurinos!”. Así se trate de García Lorca o de quienes ustedes gusten y manden.

En mi opinión, el argumento más claro es que el toreo es parte intrínseca de nuestra cultura; en el caso mexicano a punto de cumplir 500 años, en 2026, con o sin sana distancia de que se celebró un festejo taurino en la antigua Tenochtitlán, hoy en día Ciudad de México. Seguramente Cuba ya los habría cumplido, de no haberse suspendido desde hace muchos años los festejos al ayudar Estados Unidos al país antillano a independizarse de España, hacia finales del siglo diecinueve. Lo arrancó de su cultura y quedan ya, desafortunadamente, pocos resabios.

Los antropólogos, la gente que estudia la cultura, las distintas formas de ser, de sentir y de pensar, llevan más de un siglo en este debate sobre qué es; y siguen en ello. Si bien no hay claridad de que se resuelva pronto, hay algo en lo que están de acuerdo: no hay una cultura, sino que hay varias culturas. De hecho, hay muchas… ¡muchísimas!, pues si hay algo que caracteriza a la cultura es precisamente su diversidad. Constitutivamente la cultura es diversa. Cada uno de nosotros la utiliza para vivir de forma original y genuina.

toreo como arte
Pablo Agudo, torero español (Fotografía: El Español).

Alguna vez leí que la cultura es la manifestación de los pueblos frente a su existencia y por ello afirmo con el derecho que me asiste de hacerlo: ¡El toreo es cultura! Porque quienes lo practican y quienes lo disfrutamos, lo tenemos arraigado en nuestra forma de ser y es un valor de muchos que lo tenemos tatuado.

En ocasiones hablamos de cultura nombrando a la dimensión artística de algo –el mundo de la cultura, por ejemplo–, y así solemos referirnos a ella en términos de sustancia, diciendo que alguien es muy culto, o que tiene mucha cultura.

En otro sentido, la palabra cultura se utiliza, sin embargo, para describir un todo que parece determinar el comportamiento de la persona, utilizándose para aclararnos que eso que no comprendemos es normal en “su cultura”. Tal fue el caso de Renato Leduc, el gran escritor mexicano cuando afirmó hace años: “No me explico qué hacen los domingos por la tarde las personas en los países en los que no tienen toros, deben de aburrirse como ostras”. Desdeñando por ejemplo a los deportes, al teatro o al cine, por poner ejemplos. Para él nada como un domingo de toros que para muchos, sin ellos, no es domingo.

renato leduc
Ex poeta mexicano Renato Leduc (Fotografía: Rogelio Cuéllar).

Cantando, pensando, jugando, rezando, comiendo o toreando o haciendo cualquier cosa, estamos expresando nuestras formas de ser, de sentir y de pensar: estamos expresando nuestra cultura. ¿Cómo la expresamos? Poniendo en juego una serie de formas culturales escogidas a las que les damos uso y con las que nos identificamos: nos vamos haciendo a nosotros mismos en la práctica de las acciones del día a día.

Por eso afirmo que acudir a tantos personajes que han amado y hemos amado el toreo –por más prestigiosos que sean– no me parece el argumento principal de su existencia. En mi entender, el que sea parte de la cultura de varios países es un hecho rotundo, por más que algunos pretendan borrarlo de un solo golpe.

Cuando las ponemos en práctica nos identificamos no sólo con nosotros mismos -para reconocernos–, sino con los otros. Este acto de identificación y de construcción de uno mismo no es un camino que se recorra sólo en un sentido, pues nos hacemos a nosotros relacionándonos con los demás, pero los demás también se hacen relacionándose con nosotros, y eso es los que hacemos los taurinos en el mundo. Hoy que está en receso la tauromaquia, me pareció muy importante, recordarlo.


También te puede interesar: Cuando un amigo se va, adiós Gerardo Vergara.

Los mejores toreros de la historia

Lectura: 4 minutos

El toreo tal y como hoy lo conocemos se gestó en el siglo XVIII, época cuando el de a caballo fue eclipsado, durante la traslación de poder de los Habsburgo a los Borbones. A partir de 1700 su llegada al poder en España marcó el inicio de una etapa distinta, como luego sucedería gradualmente en sus virreinatos.

Para lograr sus objetivos, la Corona tomó una actitud diferente, propia del despotismo ilustrado, por el cual el absolutismo sería total y expreso, se limitó el poder de la iglesia y, entre otros tantos cambios, el toreo pasó de caballo a pie preponderantemente, y con el correr de los siglos se convirtió de un ejercicio de nobles en una práctica popular que ha llegado hasta a nuestros días.

¿Quién el mejor torero de la historia?

Recientemente en una encuesta que se hizo en España, el resultado de los diez primeros fue como sigue:

1) José Tomás
2) Manolete
3) Juan Belmonte
4) Paco Camino
5) Joselito o Gallito
6) Morante de la Puebla
7) Curro Romero
8) Joselito o José Miguel Arroyo
9) El Viti
10) José María Manzanares-padre

De los mexicanos que aparecen en la lista, en el número 51 esta Armillita padre empatado con Manolo Martínez y El Pana; en el 61 David Silveti y en el 69 Silverio Pérez; no aparecen Rodolfo Gaona de la triada con Joselito y Belmonte; ni Carlos Arruza, el gran rival de Manolete; tampoco Eloy Cavazos, último mexicano en salir en hombros de Las Ventas.

La encuesta de marras nos da pie a darnos cuenta lo complejo que es tratar de encapsular siglos de toreros importantes y decenas de ganaderías criando toros que permiten faenas trascendentales.

¿Escoger, seleccionar a los mejores? ¿En función de qué criterios? ¿Quiénes somos?

No hay comparación posible. Por muchas razones, las bases del enjuiciamiento y lo que hemos visto por razones naturales de la edad, no es lo mismo; por lo tanto, no hay posibilidad de una clasificación racional, objetiva.

eloy cavazos
Eloy Cavazos, torero mexicano (Fotografía: Milenio).

El toreo ha evolucionado, el espectáculo y los aficionados somos diferentes. Lo que sí queda es el símbolo del toreo, el ritual del enfrentamiento de un hombre o una mujer con un toro.

Respeto, admiración, a veces embelesamiento, son algunas de las sensaciones; que despiertan ciertas actuaciones de los toreros, faenas ante determinados toros, dentro de una circunstancia muy específica.

Pero ese conjunto de valores y apreciaciones siempre está conducido por la pasión, la cual impide ser frío y objetivo. Por lo tanto, la selección de los toreros, siempre dará lugar a discusiones y controversias.

Pero las controversias, que son el grano de las conversaciones, sugieren la reflexión y finalmente obligan a meditar y pensar.

En unos días se va a recordar el siglo de aniversario desde que Joselito –el torero que en muchos sentidos encauzó el toreo actual– murió a consecuencia de la cornada de Bailaor, de la ganadería de la Viuda de Ortega, en la plaza de Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920.

Claramente para quienes votaron, da la impresión que en la época que vivimos el más reconocido es José Tomás, y que de los primeros diez, solamente en activo aparecen él y Morante de la Puebla, a quien ubicaron por encima de Curro Romero; en la posición 11 se encuentra Antonio Ordóñez, en el 12 Talavante y en el 13 está Enrique Ponce. Uno de los más taquilleros de la historia es El Cordobés, ubicándose en el lugar 23 por debajo de El Juli, quien se halla en el lugar 18.

Opino que las encuestas son como los bikinis –enseñan algo, pero ocultan lo importante–, sin embargo, dan pauta al comentario y como lo opiné hace años, si buscamos un nombre propio del toreo, a mi modo de entender ése se llama Manolete.

Su figura, su mirada, reflejan el drama y la luz del toreo, sus actuaciones interrumpidas por graves cornadas, hasta la última, que le llevo a la Gloria por Islero de Miura en la plaza de Linares, son referente de los aficionados y también por aquellos que no conocen o incluso detestan al ritual taurino.

En ese sentido, algo similar provoca José Tomás –las pocas veces que en los últimos años ha actuado, la más reciente en Granada el año pasado– y que, por cierto, recientemente ya se estaba moviendo la afición mundial hacia Nimes, donde lo anunciaron dos tardes.

Es claro que en un espacio de tiempo tan largo, el toreo se ha transformado de una lucha sin cuartel, en una actividad esencialmente plástica y de intención estética.

Tantas y tantas preguntas, que sumadas a otras tantas observaciones, alimentarán siempre la reflexión sin dar nunca respuesta categórica y definitiva a la cuestión: ¿Fue éste mejor torero que aquél?

Aquí tienen unas líneas para ir recordando, comparando y seguramente enjuiciando los votos de los que se pronunciaron, sin haber vivido necesariamente el pasado.

¿Es José Tomás, el mejor torero de la historia? A ustedes dejo la respuesta.


También te puede interesar: Óscar Chávez y el toreo.

El presente del pasado y mantener viva la afición

Lectura: 3 minutos

En la actualidad al no haber evento en vivo, es común recurrir al recuerdo de transmisiones de distintos espectáculos y deportes de diferentes épocas como paliativo, para entretener a la audiencia y además servir como yesca que mantenga viva la llama de la afición, aupada también por alternativas modernas como la Liga MX.

El toreo por distintas razones, tiene anatemas y parecía olvidado para la televisión, sin embargo, alguien que desconozco afortunadamente movió sus hilos y ahora en el sistema de SKY, en el canal 549 Adrenalina Sports Network –operado por Televisa Networks–, es posible disfrutar de las corridas correspondientes a la Temporada Grande 2019-2020, en La México.

Recordemos que la pasada Temporada Grande 2019-2020 llegó a su fin el domingo 22 de febrero de 2020 y con base en los trofeos alcanzados fue Joselito Adame, el líder con siete en cuatro corridas.

Antonio Ferrera, quien formó parte de su cartel inaugural continuó en La México su racha triunfal europea, con cuatro actuaciones, en las que obtuvo cuatro trofeos y la faena de indulto a “Tocayo” de La Joya, el 9 de febrero de 2020, faena con la que se alzó con el trofeo Estoque de Oro en disputa y así se convirtió en el quinto torero español en lograrlo en el coso de Insurgentes, en la categoría de matador a pie; el primero fue “El Capea”, el 4 de mayo de 1986, con “Samurai” de Begoña.

antonio ferrera
José Antonio Ferrera San Marcos, torero español (Fotografía: Marca).

José Mauricio reapareció con una actuación plena de sentimiento, después de varios años de no actuar en el coso capitalino, y en sus cinco actuaciones obtuvo 5 trofeos y, más importante aún, recobró el interés popular por sus buenas maneras al interpretar el toreo.

En su larga carrera destaca la capacidad creativa de Uriel Moreno “El Zapata” en el ruedo, que se alzó con tres trofeos con un concepto propio y atractivo por su capacidad de improvisación en los tres tercios de la lidia.

En el toreo a caballo Emiliano Gamero a “Gaspar” de Vistahermosa le realizó una faena completa, y por las cualidades del animal se convirtió en el tercer toro –en un lapso de menos de dos años– en merecer el honor del indulto en esa categoría, y el primer torero mexicano en lograrlo, consiguiendo integrar el primer mano a mano en esa especialidad en La México con el gran rejoneador luso-español, Diego Ventura.

A lo largo del ciclo se indultaron tres toros, uno con mayor polémica, como fue el caso de “Siglo y Medio”, de Piedras Negras, a manos de Gerardo Rivera, quien en Guadalajara posteriormente capitalizó con dos buenas actuaciones su pasaje capitalino; y como dato histórico, es el primer indulto que recibe como homenaje la emblemática ganadería tlaxcalteca en La México.

Los datos anteriores darán idea de una temporada llena de matices que vale la pena recrear a falta del espectáculo en vivo. Y como una suerte de guía, ofrezco los reconocimientos otorgados por Bibliófilos Taurinos de México, presidido por Eduardo Heftye Etienne, a los que el grupo consideró lo mejor de la temporada:

emiliano gamero
Emiliano Gamero, rejoneador mexicano (Fotografía: Cope).

~ Triunfador de la Temporada Grande: Antonio Ferrera.
~ Mejor toro: “Tocayo”, de La Joya, lidiado por Antonio Ferrera el 9 de febrero.
~ Mejores lances de recibo: Morante de la Puebla (José Antonio Morante Camacho), al toro “Aguanieve” de Bernaldo de Quirós, lidiado el 10 de noviembre.
~ Mejor quite: Octavio García “El Payo”, al toro “Planeador” de Xajay, lidiado el 8 de diciembre.
~ Mejor banderillero subalterno: Fernando García hijo, por sus buenos pares durante toda la temporada.
~ Mejor faena: Antonio Ferrera, al toro “Tocayo”, de La Joya, realizada el 9 de febrero.
~ Mejor estocada: Antonio Ferrera, al toro “Chikis”, de Villa Carmela, ejecutada el 26 de febrero.
~ Reconocimiento especial a José Mauricio Morett por sus emotivas actuaciones durante la temporada.

En conjunto, 18 corridas de toros que podrán ser vistas en Adrenalina Sports Network en varios horarios.

Como también es importante resaltar que Ramón Ávila “Yiyo”, a falta de Feria de Aguascalientes, a través de distintos medios incluyendo varios portales, está reproduciendo faenas de diversas épocas en su querida Aguascalientes, lo celebramos pues, mantener vivo el fuego de la afición; es tarea de todos. Que no se quede en el emblemático tintero. Suerte.


También te puede interesar: La mordaz crónica de Carlos León.

La antigua legua y recuerdos de una época taurina con Arenero

Lectura: 4 minutos

Una de las conversaciones de niños con mi padre, José Luis Carazo “Arenero”, era escuchar los mil y un avatares que habían ocurrido en sus años de maletilla en los que intentó ser figura del toreo; fueron de todos sabores y colores en la época de los cuarenta y cincuenta del siglo pasado, cuando prácticamente en todos los pueblos taurinos se celebraban festejos con toros cebús y a veces con toros de lidia.

Distinto desde pasada la década de los setenta, hoy en día en muchas poblaciones como las de Hidalgo, Morelos o las de Jalisco, entre otros, se presentan corridas de toros y muy pocas novilladas, con el modelo actual de que la mayoría de los toreros se forman en las escuelas taurinas.

El llamado toro de once –por a esa hora ser lidiado–, era generalmente de media casta y  decían que con piloto, pues iba el toro montado por un jinete; así se formaban los toreros.

La “legua” le decían, por lo que implicaba ir por esos caminos de Dios con su hato, los llamados “maletillas”, donde además de sus viejos avíos, guardaban las ilusiones de llegar a ser figuras y que tenían al “Tupinamba”, el café de la calle de Bolívar como recinto sagrado del toreo y junto al “Cantonés”, más barato, para informarse dónde y cuándo iba a darse la próxima toreada.

carazo arenero
Representación de José Luis Carazo Vega “Arenero” (Pintura de Antonio Navarrete).

El Bardo de la Taurina mantiene vivo el primer nombre y Luis Spota retrata con fidelidad aquél mundo de la legua, inspirado en las vivencias de Jesús “Ciego” Muñoz en su gran novela Más cornadas da el hambre, que concluye con el novillero, listo para partir plaza, en el túnel que conduce a la puerta de cuadrillas de La México.

En fin, recuerdos de niñez y de quien lo vivió a plenitud, por ello me es entrañable aquél mundo de soñadores de gloria y al adelantarse en el paseíllo hace unos días Don Pedro Moreno. Lo recuerdo y platico de quien conocí hace algunos años en las barreras de La México, durante la celebración de un festival donde actúo su hijo Pablo y, entre otros, Sergio Hernández Weber.

Al saludarlo me dijo, “Te voy a platicar algo sobre tú papá que probablemente desconoces”. Intrigado le pedí de favor que me lo contará, y antes de la anécdota me preguntó: “¿Sabes que José Luis toreó mucho en Puente de Vigas?”. Le dije que sí habíamos escuchado de aquella plaza que se ubicaba en el Estado de México y hoy es parte de la mancha urbana extendida de la ciudad capital.

Luego respondió: “entonces oyeron el nombre de Guillermo Martínez ‘El Pilón’”. “Su empresario, Don Pedro”, le comenté. En alguna corrida que se dio en la Plaza Norte cuando escaseaban los festejos en la capital, Pepe San Martín en los ochenta le había organizado un homenaje, y ese día nos lo había presentado “Arenero” con mucho cariño.

“Pues ahí te va”. Y parece que estoy escuchando sus palabras nostálgicas: “En aquella época no había celulares y cuando me hablaron que toreaba en Puente de Vigas, me vine de Guadalajara el sábado para estar listo el domingo y ese día me presenté en la puerta de cuadrillas, sólo para enterarme que no me tocaba ese día, sino hasta el siguiente domingo”.

Ya te imaginas la cara que puse y en eso tu papá, me dijo: “Venga, te dejo un quite, para que no hayas venido de balde”; detalle que nunca se me ha olvidado, y hoy que finalmente te conozco puedo platicártelo, como uno de la legua”.

Desde entonces le guardo un gran afecto a quien me dio semejante regalo sucedido en una plaza de toros dedicada a Esteban García, novillero rival de Carmelo Pérez, el hermano de Silverio y que trágicamente se fue a la gloria, por una cornada el 2 de noviembre de 1929.

La plaza fue inaugurada el 8 de febrero de 1942 con una novillada lidiada por Miguel Uribe, Alfredo González, Enrique Carreño y Franklin Domínguez “El Yucateco”. Los novillos fueron de la ganadería de Cerro Viejo.

toros y toreros
Abel Flores “El Papelerito” (Fotografía: La Aldea del Tauro).

Atraía a la afición por su cercanía a la Ciudad de México y finalmente desapareció, dejando anécdotas como la que me relató Don Pedro, pues también me dijo que ahí había alternado con Joselillo, de quien fue muy amigo. Por cierto, Guillermo Martínez “El Pilón” –empresario del redondel de Cerro Viejo–, fue apoderado de Abel Flores “El Papelerito”. Pero es otra gran historia.

Pedro Moreno debutó en la Plaza México la tarde del 12 de octubre dentro de la decimonovena novillada de la temporada de 1950, cuando alternó al lado de Fernando Brand de Aguascalientes,  y el costarricense Rafael Mata, quienes lidiaron ejemplares de Milpillas.

Fue promotor taurino y, sobre todo, una persona de carácter, tuvo diez hijos, con uno de los cuales tengo muy buena amistad, mi estimado Pablo; socio de Casa Toreros. Es un momento duro para todos los que le conocimos y nos tocó la fibra, siempre lo vamos a recordar con su pasión y amor, por la más bella de todas las fiestas.


También te puede interesar: Paco Camino, ídolo del toreo mexicano.

Al borde de la pandemia, se suspenden las corridas de toros

Lectura: 3 minutos

El modelo de negocios de los toros depende principalmente de la asistencia del público a las plazas y, a diferencia de los deportes profesionales, el toreo obtiene muy poco dinero de los patrocinios por diferentes motivos, lo cual hace más compleja la continuidad en el momento que vivimos en el planeta, con el toro del coronavirus embistiendo descompuesto.

Por ello fue muy significativa la corrida que se celebró el domingo 15 de marzo en la plaza El Pinal, en la serranía poblana en la bella población de Teziutlán, Puebla, organizada por la empresa de los López Lima, padre e hijo, y Óscar Sierra, y que el propósito fue celebrar 478 años de fundación de la población que muchas veces convive con las nubes.

En ese lugar se recuerda a hombres ilustres como los Ávila Camacho y a Antonio Espino, mejor conocido como “Clavillazo”; Maximino Ávila Camacho fue socio de Neguib Simón Jalife en la construcción de La México, ganadero y empresario taurino; por su parte, “Clavillazo” fue torero cómico y dueño de un cortijo La Movida en la zona de Satélite.

toreo y pandemia
Diego Silveti Del Bosque, torero mexicano (Fotografía: Ángel Sainos).

La plaza es muy bella y tiene como cada una su sello, a la cual acuden de lugares circundantes como es el caso de muchos ganaderos tlaxcaltecas que asistieron a la que sería la última corrida antes de la cuarentena que debemos guardar para protegernos.

La plaza es techada y fue hasta principios de los años 60 cuando para cubrirla se colocó una lona, teniendo como atractivo principal de cartel al matador español Manuel Benítez “El Cordobés”, alternando con el mexicano Raúl García. El nombre de la plaza, El Pinal, se debe a que la zona donde fue construida predominaban los árboles de pino.

En la corrida del 15 de marzo de 2020, en la suerte suprema arriesgó Diego Silveti y como premio le otorgó el juez de plaza dos trofeos, mientras que por la misma “El Zapata” solamente obtuvo uno, y Luis Ignacio Escobedo puso voluntad sin que le acompañara el éxito.

La corrida se celebró con astados de la ganadería hidalguense de Torreón de Cañas y uno de Las Huertas que sustituyó al primero de la ganadería titular que me pareció emotivo. Los de Julio Uribe resultaron en conjunto potables y de pintas variadas; destacándose por sus cualidades de embestida, el segundo de pelaje y nombre Carbonero, muy bien toreado, especialmente con la mano izquierda por Diego Silveti.

Sin embargo, falló en la suerte suprema con “Carbonero”, pero en su segundo, supo enderezar una faena con tandas largas emocionando a la concurrencia, que asistió en buen número. Cuando al encuentro, realizó en corto y por derecho la suerte suprema, logró una gran ejecución, aun con el riesgo inminente de una cornada; el público emocionado demandó dos trofeos y el juez los otorgó, para que al finalizar del festejo se fuera cubierto por su capote guadalupano en hombros de los aficionados del bello coso de la sierra poblana.

toreo y pandemia
Diego Silveti Del Bosque, torero mexicano (Fotografía: Ángel Sainos).

“El Zapata” demostró gran variedad en su toreo y por la suerte suprema no compartió la salida en hombros con Diego. En su segundo se prodigó en los tres tercios hasta lograr entusiasmar a la parroquia y solamente por la suerte suprema su premio fue uno.

Luis Ignacio Escobedo esforzado, sigue en busca de continuidad en sus actuaciones que son escasas y, a punto estuvo de sufrir un grave percance del que se libró, a Dios gracias.

Fue en Teziutlán, en un mano a mano con Manolo Martínez el 13 de agosto de 1987, cuando Miguel Espinosa “Armillita” obtuvo una pata, además de los máximos trofeos de un toro de La Venta del Refugio. Vale la pena, por tanto, acudir a su feria que se celebra entre julio y agosto de cada año, en una plaza de prosapia.

En fin, así las cosas, se cierra el toreo, mientras capeamos el temporal de la pandemia, deseamos que al regreso, todos gocemos de salud y nos congratulemos. Que así sea.


También te puede interesar: Sacudir al árbol del toreo mexicano.

El Vivero de Coyoacán y La México

Lectura: 4 minutos

En el sur de la Ciudad de México, uno de los sitios preferidos de la comunidad es El Vivero de Coyoacán –conocido coloquialmente como Los Viveros–, parte de lo que fuera el rancho Panzacola y que se sumó a otros terrenos que el gobierno federal fue adquiriendo y vecinos, a la fracción donada a nuestra capital hace más de 100 años, por el ingeniero tapatío Miguel Ángel de Quevedo.

La gestión está a cargo de la SEMARNAT con la bióloga Lourdes Hernández al frente y acompañando la comunidad con el trabajo generoso de la Asociación de Amigos de los Viveros sin fines de lucro. El presidente es Andrés Ornelas con su esposa Maru Vargas –codo con codo– como Marina Vázquez y Miguel Lara, o quien fuera su presidente Manuel Arjonilla, sumados a muchos otros voluntarios que mantienen el lugar hermoso y en constante cambio.

Cabe recordar que Los Viveros por muchos años ha sido semillero y espacio para toreros, en su área ovalada han convivido personajes de todo el mundillo taurino.

Recientemente hubo una situación con respecto al uso de los avíos de torear y recurriendo al diálogo, Paco Doddoli se reunió con Andrés y con la bióloga, llegando a una solución favorable y pragmática, para los practicantes del toreo.

toreo en los viveros
Fotografía: A Diario.

Para dar una idea en los finales de los cincuenta del siglo pasado, se reunían, entre otros, Curro y César Girón, Carlos Arruza, de quien habrá que extenderse ahora que se conmemoró el centenario de su nacimiento, Juan Silveti, y de testigos lo acompañaban actores como los hermanos Junco o la inolvidable Amalia Mendoza La Tariácuri”, quien tenía un sobrino novillero e iba a verlo entrenar.

En los sesenta, asistía Andrés Blando con su hijo Jorge, los Pepe Luis Vázquez, padre e hijo, Curro Rivera y su padre Fermín; y posteriormente en los ochenta y noventa El Pana, y en sus viajes a México, Jesulín de Ubrique, por mencionar algunos nombres de los que aún viven y otros que ya se nos adelantaron en el paseíllo de la vida.

Actualmente por ahí acuden a entrenar, El Calita y José Mauricio. Y con sus alumnos, el matador de toros en retiro José Luis Herros.

Vecina de los Viveros de Coyoacán fue la Casa Pedro Domecq, y su líder, el inolvidable Antonio Ariza Cañadilla, quien se cruzaba de cuando en cuando para convivir con los toreros, acompañado de quien colaboró por muchos años con esa empresa vitivinícola, El Calesero, el inmenso adalid del arte del toreo, en especial con su capote.

En esta ocasión la carrera fue el 23 de febrero de 2020 de 5 kilómetros, con disparo de salida a las 7 de la mañana, y entre otros muchos, los miembros de la escuela de Alfredo Gómez, quienes contribuyeron entendiendo que el dinero se invierte totalmente en beneficio del lugar, y representa un cobro pequeño –comparado con lo que se entrega por lo que se paga y lo que cuestan otras carreras– para preservar un espacio entrañable.

5K amigos de los viveros
Portada de la carrera “5K amigos de los viveros” (Imagen: Blue runner).

Con un esfuerzo plausible, 4 mil boletos se agotaron con días de anticipación a la carrera.

Recordemos que con Jorge Gutiérrez y muchos más, El Brillante entrenó muchas veces en su óvalo central, y hoy hace magisterio con aficionados prácticos, aspirantes a novilleros y con un chiquillo que apunta el cante, Salvador Santoyo.

Lo relatamos una vez que la Temporada Grande 2019-2020 llegó a su fin el domingo anterior, y Joselito Adame en su paso por La México recibió un total de siete trofeos en cuatro corridas, unos habrá que apuntar protestados, pero al final fue un saldo positivo, para quien en ese renglón fue el líder.

Antonio Ferrera también con cuatro tardes, cuatro trofeos y el indulto de un gran toro de La Joya de nombre “Tocayo”.

José Mauricio tomó un aire renovador en su ya longeva carrera, cinco trofeos a la espuerta en cinco actuaciones y El Zapata, tres en dos; como Ferrera, con la bandera del desparpajo y la creatividad.

jose mauricio torero
José Mauricio, torero mexicano (Fotografía: Toros y Faenas).

Emiliano Gamero, en dos corridas un toro de indulto y un trofeo, y el hecho inédito de alternar en mano a mano toreando con caballos con la gran figura de la época, Diego Ventura.

Tres toros indultados, polémicos, los de Piedras Negras, faena a cargo de Gerardo Rivera y el de Vistahermosa, toreado a caballo por Gamero.

Sin obtener trofeos deja muy buenas sensaciones Antonio Mendoza, uno de los nombres menos reconocido por la afición capitalina y que abonaron a su causa.

La confirmación de Guillermo Hermoso de Mendoza a manos de su padre Pablo en el cierre de las corridas, provocó una buena entrada y aún en cocción el torero a caballo, obtuvo un trofeo y marcha a España antes que su padre al iniciar su temporada.

Ecos de un lugar maravilloso y de una plaza que el próximo año, el 5 de febrero de 2021, cumplirá 75 años de inaugurada. Larga vida a Los Viveros y a La México, se lo han ganado.


También te puede interesar: El toro como eje de la fiesta.