educación en México

Aprender en tiempos de la COVID-19. ¿Telenovela con final feliz?

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¿Quiénes? ¿Dos, tres? No, somos todos. Unos más y otros menos. Pero en el transcurso de estas semanas varios hemos sido testigos de cómo se cancelan o posponen eventos que teníamos programados para el segundo semestre del año. Sí, señores, estamos en agosto y esto no cambia. Los que habíamos programado cosas presenciales para el segundo semestre, las tendremos que hacer en línea o no hacerlas. Quienes teníamos aspiraciones de viajar por eventos internacionales, pues mejor las dejamos ya de un lado.

Más allá de los viajes frustrados, como recientemente dijo García Canclini, hay que desprendernos del autismo del lector enfrascado.

¿A qué se refiere? A las nuevas formas de consumo cultural que impone la pandemia y que no sólo se debe a ella, sino que se ha venido perfilando en ese consumo ávido y fragmentario que implica Internet. Resulta que, más allá de los compromisos académicos que adquirimos si somos estudiantes o profesores, la asistencia a eventos es un ritual de socialización, de paso, de continuidad en una comunidad dada. Asistir a simposios, coloquios, conferencias, ciclos organizados por museos, centros culturales o universidades es una actividad que recrea varios mitos que explican el origen de muchas inquietudes en cada uno.

Para los niños en edad de ir a la escuela, esto todavía no es un ritual quizá, pues se simbolizará más tarde en sus vidas, pero sí es una experiencia cotidiana. O era. Después del anuncio del secretario de Educación, Esteban Moctezuma, el pasado 3 de agosto, las familias mexicanas se encuentran ante muchos dilemas: ¿será suficiente el modelo propuesto por la Presidencia? ¿Quién resolverá las dudas de los niños? El ansiado semáforo verde es una promesa para chicos y grandes… pero sólo eso. La Organización Panamericana de la Salud manifestó que el pico de la pandemia en nuestro país será en agosto, lo que convierte en un escenario prácticamente imposible la vuelta a clases presenciales en este ciclo escolar. Y claro que no es posible ni prudente plantearse volver a ningún modelo presencial ahora. ¿Cómo se medirá el aprendizaje, si quienes no tienen señal de TV tendrán que habérselas con los contenidos que encuentren en la radio y en los libros de texto que el Estado distribuirá?

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Ilustración: Verónica Montón Alegre (blogs.publico).

Las innovaciones no sólo se darán en el terreno de la forma, gracias a las herramientas que a algunos nos ofrece la tecnología, sino en el del fondo, en el de lo conceptual (García Canclini). Si bien, en muchas regiones del país no hay condiciones garantizadas ni siquiera para que opere el nuevo modelo propuesto por la SEP, los más jóvenes siguen manifestando el deseo de interactuar con compañeros y maestros. Varios artículos hablan ya del impacto que esta crisis originada por la pandemia tendrá en las generaciones afectadas y a varios años. No obstante el deseo de convivencia física, estas circunstancias nos han obligado a pensar en la institucionalidad arcaica que privilegia los procesos administrativos presenciales. Ahí el caso de los estudiantes de Ciencias Políticas de la UNAM, quienes han tocado todas las puertas posibles para saber cómo se llevarán a cabo sus trámites de titulación.

A pesar de que el acuerdo logrado con las televisoras para el nuevo ciclo escolar público en México es “único”, a decir de la presidencia, hay maestros que ya han manifestado su recelo por sentirse excluidos. Si la educación en línea planteaba el desafío de la distancia, la desigualdad de oportunidades tecnológicas (disponibilidad de equipos y anchos de banda), con todo, era el maestro quien estaba a cargo de sus alumnos (en grupos, en ocasiones, inmanejables). Con la propuesta televisiva y radiofónica, los maestros se desvinculan de sus grupos. De los contenidos, mejor no hablamos todavía, pero la tarea titánica de producirlos puede arrojar resultados no tan satisfactorios. La gestión en casa no representa menos complejidad para los padres: si bien a finales del ciclo anterior el confinamiento voluntario todavía implicaba el cierre de muchas actividades no esenciales, en agosto la mayoría de los padres con empleo o actividad económica informal ya salen a las calles para buscarse la vida. Los pocos afortunados que pueden trabajar desde casa tendrán la computadora para ellos y a los hijos viendo TV. ¿Cuánto tiempo? ¿Con cuánta efectividad en el aprendizaje? De nuevo, ¿cómo se evaluará la interiorización de los contenidos? Son muchos los desafíos que representa la pandemia y un sinfín de condiciones sociales que ponderar.

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Ilustracion: Expansión Política.

La avidez de un consumidor cultural regular (citadino, con acceso a internet y a equipos de cómputo, TV por cable) lo hace pasar varias horas poniendo atención a eso que desea consumir (García Canclini, https://youtu.be/N0X4_e1MRmI). Pero un niño promedio diversifica su avidez: no quiere sólo aprender, quiere convivir, ser retroalimentado, estar entretenido, socializar su aprendizaje, ser una figura reconocible para sus maestros y compañeros y encontrar en la escuela un espacio de posibilidades que no encuentra en casa. Cierto: como país tenemos experiencia en educación por radio y TV, pero habrá que generar acuerdos e indicadores (más allá del presunto indicador de la “felicidad” que le importa tanto a López Obrador) para evaluar la competitividad con la que saldrán estas generaciones que tratan de aprender en tiempos de la COVID-19. No sabemos si esta telenovela tendrá un final feliz.


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Calidad de Vida para la Educación en México: ¿Otra ocurrencia de la 4T?

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Más allá del debate ideológico, en México todos estamos conscientes de que tenemos un serio problema en materia educativa. Es ya un lugar común arribar a la conclusión de que la respuesta a los males de nuestro país está en la educación.

Ante esto, ¿cuál es la propuesta del gobierno de México para mejorar substancialmente la educación? Esencialmente, a partir del Plan Nacional de Desarrollo para el periodo, se refiere a mejorar las condiciones materiales de las escuelas públicas del país, para garantizar el acceso de todos los jóvenes a la educación.

En otras palabras, la propuesta es mantener y ampliar los planteles para incrementar la matrícula, la oferta de espacios educativos, en los niveles básico, medio, medio superior, y superior. De acuerdo, creo que podríamos coincidir en que la oferta educativa es insuficiente, en términos generales.

Sin embargo, la “Cuarta Transformación de la Vida Pública” que nos ha ofertado el Lic. Andrés Manuel López Obrador, no puede sustentar su pilar educativo tan sólo en un incremento de la oferta. Parece ser que aún no queda claro en qué consistirá la transformación cualitativa requerida en educación para apuntalar el discurso de más y mejor calidad de vida para los mexicanos.

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Ilustración: N. Kitch.

Cabe la posibilidad de que no haya una transformación cualitativa o no se ha comunicado adecuadamente. Porque el discurso presidencial de transitar del crecimiento al desarrollo, de cerrar las brechas entre ricos y pobres, y de comenzar a medir el avance nacional con nuevos indicadores, no es una locura, un despropósito, ni mucho menos se encuentra fuera del debate científico internacional sobre el bienestar social o la calidad de vida y cómo medirlos. Aunque lo parezca de primera mano.

Para ilustrar, comparto con ustedes los hallazgos, identificados por la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida, en un estudio de Leanne Lester y Donna Cross, investigadores de la Universidad de Australia del Oeste, publicado en el Journal de Psicología del Bienestar. El estudio científico pone de relieve la correlación entre diversos satisfactores del clima escolar con el bienestar mental y emocional de los estudiantes, particularmente en la transición entre la educación primaria y la secundaria.

Los resultados alcanzados fueron los siguientes:

1. En el último año de la escuela primaria, el apoyo entre pares fue el factor más determinante para el bienestar emocional de los estudiantes, mientras que en el primer año de la escuela secundaria sentirse seguros condicionaba su percepción de bienestar.
2. En el segundo año de secundaria, el apoyo entre pares fue el factor que condicionó más claramente el bienestar mental.
3. Es evidente que el clima escolar, que a menudo se describe como “la Calidad de Vida en la Escuela”, incluye aspectos sociales y de infraestructura, que promueven positivamente la conducta, el rendimiento escolar, y el desarrollo socio-emocional de los estudiantes.

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Ilustración: Indiana Express.

4. El bienestar mental o socioemocional promovido desde la educación básica puede potenciar la capilaridad social, generar mexicanos mejor dotados para ascender a posiciones directivas o iniciar emprendimientos propios. Estas mismas habilidades son las que nos permiten disfrutar de una mejor calidad de vida, porque nos vuelven personas equilibradas, con relaciones personales sanas y estables, con mayor resistencia a la frustración, y una más eficaz tracción emocional.
5. Una reconversión educativa debe contener cambios cualitativos tendientes al desarrollo de habilidades básicas para el trabajo. Esto es, conocimientos y entendimientos no técnicos, que sustenten la participación exitosa en el campo laboral. Este conjunto de habilidades no técnicas, a menudo denominadas habilidades genéricas o de empleabilidad, contribuyen al rendimiento laboral en combinación con las técnicas o disciplinarias específicas y las básicas como lenguaje, alfabetización y aritmética, cuyos fundamentos deben desarrollarse entre el nivel básico y medio superior de nuestro sistema educativo.

EN PERSPECTIVA, es conveniente que la Cuarta Transformación asuma, en su vertiente educativa, una reconversión cualitativa que promueva las competencias básicas para potenciar la empleabilidad, el emprendedurismo, la capilaridad social, y en primera instancia, la capacidad de los estudiantes de reconocer los elementos de la calidad de vida de los que gozamos en México. Claro, sin desestimar nuestros retos, pero sin sufrirlos.

¿O tú cómo la ves?


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En medio del COVID-19, la primavera de la educación a distancia

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La primera pandemia de la globalización. Un mundo abierto e interconectado observa en tiempo real los estragos. La velocidad de respuesta ha de competir con la rapidez con la que el flagelo se expande.

No se trata, desde luego, de la primera epidemia que toma dimensiones mundiales. Cincuenta millones de muertos trajo la gripe española en 1918.

Antes, mucho antes, en lo que se considera el flagelo más grande en la historia de la humanidad, entre 1347 y 1353, la llamada peste negra arrasó con al menos la tercera parte de la población, sólo en Europa.

Compuesta por el verbo krinein, que quiere decir “separar”, “decidir”; y, por otra parte, del sufijo: sis, que indica “acción”, el significado que la Grecia clásica dio a la palabra Krisis, ha pervivido hasta nuestros días como un momento definitorio entre lo aciago y la oportunidad.

La idea que trasmina de la acepción clásica de Krisis se refiere, pues, a algo que se resquebraja, sí, pero en que tal situación llama a la toma de decisiones.

educacion y crisis
Ilustración: Thrive Global.

Las crisis, se sabe bien, ponen de manifiesto debilidades y puntos de agotamiento, exhiben flaquezas y riesgos; más, al mismo tiempo, se constituyen como un llamado, decisivo, a la acción de cara a una oportunidad crucial.

La configuración de un mundo en el que la movilidad, de personas y productos, conforma una de sus características esenciales, ha mostrado, con el COVID-19, también el grado en que esta sociedad global se haya expuesta a la súbita propagación de enfermedades de rápida transmisión.

El mundo abierto a las oportunidades de interconexión, de diálogo entre las inteligencias en Red, es también, ni hablar, el mundo abierto al riesgo de la propagación de los flagelos.

Ante la emergencia sanitaria, dos han sido las respuestas más sensatas y con mayor base científica: el retraimiento de la movilidad física y la ampliación como nunca antes de la movilidad virtual.

Una situación inédita que pone de manifiesto una paradoja también inédita: las puertas de las casas, las fronteras se cierran, a la misma vez, que las redes de solidaridad, diálogo, y trabajo colaborativo se abren y ensanchan.

El mundo en Red, lo hemos venido diciendo una y otra vez en este mismo espacio, no es una metáfora, sino la manera en que el siglo XXI ha decidido hacerse presente a todos los niveles de la existencia y la realidad.

educacion a distancia
Ilustración: Freepik.

El retraimiento social, asilamiento, como se le ha denominado a la necesidad de permanecer sin salir durante el periodo en el que se busca detener los contagios del virus, será simultáneamente el periodo en que más se ensanchen las formas de contacto virtual; de eso no tengamos duda.

En tanto espacio de oportunidad, esta crisis hace emerger una idea de futuro que aceleradamente se ha vuelto presente: un modelo mixto, que se irá extendiendo cada vez más, entre la educación estrictamente presencial y la formación a distancia.

Organizaciones, centros, instituciones educativas que habían avanzado ya sobre la inversión, física y humana que supone contar con plataformas digitales formativas a distancia, hoy ven premiado su esfuerzo.

En la continuidad de sus labores, en la posibilidad de responderles a aquellos sobre los que tienen la principal responsabilidad, sus estudiantes, reside la recompensa que en esta coyuntura puede reclamar quien previó y trabajó con horizonte de miras.

Porque si algo deja claro la presente contingencia es que no habrá punto de retorno. La educación, así vuelva, como volverá, a las aulas, habrá sido tocada de manera definitiva por las formas y perspectivas que demanda la formación en línea.

Y no es sólo contar con una plataforma denominada LMS (Learning Management System), indispensable ciertamente en la administración de contenidos vinculados al proceso de enseñanza aprendizaje.

Sin una ella, desde luego, el tránsito hacia un modelo mixto, que es el que privará por completo en los años venideros, es inviable.

educacion a distancia
Ilustración: Ticbeat.

Mas, lo verdaderamente de fondo es que estamos frente a un proceso de transformación de las mentalidades sin precedentes.

La labor primordial por eso no es tanto qué plataforma contratar, frente a lo que ha de significar trabajar con la propia concepción que los educadores tienen de lo que es enseñar y aprender.

Cierto que existen infinidad de herramientas, no pocas incluso gratuitas, a través de las cuales un educador o institución puede alentar la formación en línea, pero suponer que será la herramienta y no el pensamiento el puente hacia una manera de transmitir el conocimiento es, por decir lo menos, ingenuo.

Entre 1351 y 1353, en plena peste negra, entre los muros de una sombría y desolada Florencia, Giovanni Bocaccio dio vida a una de las obras centrales de la historia de la literatura: El Decameron.

Como entonces, ahora, habrá de ser la imaginación, audacia, capacidad para crear, para transformar lo que se imponga a ésta y todas las calamidades por venir.

Ésa, la primavera que en toda circunstancia, por aciaga que sea, no cesa de llegar. Porque la primavera es, también, una decisión de quien asume la crisis como renovación, como oportunidad.

También.


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Libros de cuarentena

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El tesonero trabajo de Violet Moller (La Ruta del Conocimiento, Penguin Random House, septiembre, 2019) sobre el curso de las ideas y de lo escrito en la Edad Antigua, entre los siglos V al X, nos provoca reflexiones sobre la condición del libro y de la educación en México, en este cierre del primer cuarto del siglo XXI.

Ya lo señalaba Justo Sierra Méndez, al hablar de la Educación Nacional y apuntar que la primera educación es la mental; pero ¿cuál es en México hoy la educación mental?, ésa que nos hace permanecer con un atraso significativo en nuestros procesos de comprensión del lenguaje escrito. ¿Cómo es posible? ¿Cuál la razón? Por la que Colombia y el Perú nos hayan rebasado en este indicador tan recurrido por la ineludible prueba Pisa, puesta en valor por la OCDE que arrebató la agenda educativa a la UNESCO desde que puso en valor ese índice.

¿Basta la fuerza moral del presidente, innegable, pero humanamente limitada, para convidar a un esfuerzo nacional por el posicionamiento del país en esta sustancia educativa? Nos parece que no, se requiere de un acuerdo racional, con metas de plazo, con observatorios que objetiven el camino y rindan cuenta del alcance de metas y de sus consecuencias en lo cotidiano del devenir.

Los nuevos funcionarios hablan del libro electrónico y sus bondades, de las plataformas digitales para la educación, de las nuevas herramientas de autoaprendizaje, de la accesibilidad de la banda Ku (Kurz-unten, banda de comunicación satelital) y a la nueva agenda digital, sin embargo, no nos hemos, como sociedad, ocupado de la orientación y del amueblamiento del cerebro de los educandos, de la formación del cerebro mexicano, de su sustancia definida por las metas que busca alcanzar y sus indispensables paraqués.

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Ilustración: Icons8.

Hace unos días en la conferencia sobre educación, que organizamos en el Instituto de la Mexicanidad con la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del TEC de Monterrey, tuve oportunidad de comentar mi experiencia en la formación de tres hijos a quienes decidí ofrecer una educación mexicana fuera de México. Ellos, señalé, quizá se ríen un poco menos porque discriminan las bromas, racistas, sexistas y simples, hablan con menos estribillos y tienen más lenguaje, no porque quieran ser pedantes sino porque haberse formado en el extranjero, en Francia, les vacunó contra las modas y usos abusivos del idioma; son más sensibles a las condiciones de discriminación racial en el país y tienen al mismo tiempo un amor profundo por la cultura mexicana y sus cualidades intrínsecas, son diferentes porque amueblaron de manera distinta su cerebro, con menos concesiones y más método y más exigencias a lo estructurado, a la lógica, al conocimiento, a la competencia y a la competitividad. Debemos admitirlo, en México la educación es mala por poco referencial, por poco concatenada con la realidad, por poco sensible a las diferencias, por poco sistematizada.

La formación de las personas a la lectura es algo fundamental y lo ha sido por milenios. Leer es ir cerrando brechas y abriendo caminos, y para ello se necesita estar conscientes de existencia de tales brechas, históricas, culturales, educativas, epistemológicas. Por eso el trabajo de Moller, sobre las formas de apropiarse del conocimiento en la Antigüedad me son interesantes e ilustran con claridad la necesidad de conocimiento en todas las épocas.

En el año 529, el emperador Justiniano, de Roma, decide romper eso que se llamó la cadena de oro del conocimiento y que ligaba la vieja escuela del período clásico griego del siglo IV a. C., con la Academia de Atenas que era, por una parte, centro de la filosofía neoplatónica y, por otra, también refugio del paganismo y las creencias como el maniqueísmo, el zoroastrismo y otras distintas al cada vez más hegemónico cristianismo.

Esa ruptura hizo huir a muchos filósofos que se llevaron manuscritos importantes hacia Oriente, fundamentalmente a Persia y específicamente a Bagdad.  Era el tiempo de los frailes y las reglas como la de Benito que influyó tanto en esa época. En Siracusa se destruye el templo de Atenea del s. V a. C. para convertirlo en una catedral.

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“Aristóteles y su alumno Alejandro Magno”, grabando de 1885 (Everett Collection).

Algunos maestros como Casiodoro, sin embargo, quisieron mantener la educación clásica latina en el fragmentado imperio romano, así, prevalece en su monasterio Vivarium, el trivium para desarrollar entre sus seguidores la elocuencia con sus tres pilares: la gramática, la retórica y la lógica, y el cuadrivium,para quienes trabajaban más en el lado de las ciencias con la aritmética, geometría, astronomía y música. Boecio, en ese tiempo también se constituyó en un pilar del conocimiento habiendo emprendido la colosal tarea de traducir a los griegos.

Eran entonces, los traductores, funcionarios extraordinariamente bien pagados, Moller señala que llegaban a ganar alrededor de 21 mil euros actuales por mes.  Copiar a mano, en pergaminos de tres metros que se doblaban y lastimaban constantemente y cuya duración con el mayor cuidado era exageradamente de 150 años. Muchos autores se perdieron en ese ejercicio siempre limitado. A pesar de ello hubo libros que llegaron a influir durante más de un milenio como Los Elementos de Euclides que continúan su influencia hasta entrado el siglo XX, o el Corpus de Galeno o el Al-Majisti (“Almagesto”) de Ptolomeo. Libros copiados varias veces con los problemas de pérdidas en algunos casos y de explicaciones en otros.

La vieja y poderosa Roma declinaba rápidamente, en Francia la conversión de Clovis por influencia de Clotilde logra también la unificación de Francia y la cristianización de esta parte central de Europa. Sin embargo, el conocimiento hasta entonces seguía refugiándose en Oriente, Pérgamo y Éfeso, rivalizaban a Alejandría su poder, un poder que no sólo reunía libros sino investigadores, científicos, médicos, astrónomos y especialistas de diversos conocimientos. Posteriormente Bagdad y Córdoba constituyeron una línea más extensa de sabiduría y de complejidad también.

El conocimiento como lo había planteado Calímaco de Cirene, en el s. III a. C. cuyo trabajo se perdió en gran medida, alcanzó a transmitir a través de sus famosos pínakes o tablillas, una estructura que sigue bajo otras formas y nomenclaturas siendo extraordinariamente influyente: retórica, derecho, épica, tragedia, comedia, poesía, lírica, historia, medicina, matemáticas, ciencias naturales y miscelánea.

Interesante resulta el análisis de los distintos epistemes o formas de conocimiento, pensemos en las diferencias entre quienes pensaban necesariamente a través de los números, en realidad matemáticas de mercado, y quienes pensaban en abstracto en objetos geométricos. Está allí establecida una de las diferencias entre el pensamiento griego y el árabe, tema a penas sugerido en el trabajo de Moller.

pila de libros
Ilustración: Mark Smith.

Vengamos ahora a las formas de amueblar el cerebro de los mexicanos. Imaginemos al muy noble y muy flamenco Fray Pedro de Gante, Pieter Van der Moere, bello muchacho rubio de ojos claros, hablando el náhuatl en 1526, sólo 5 años después de materializada La Conquista, veámosle recorrer los mercados y despertando la curiosidad de los naturales de estas tierras. En el singular ensayo de Miguel Sabido sobre la primera Navidad celebrada en México, apreciamos en los versos de aquél nobilísimo hijo natural de Maximiliano I de Austria, curiosidad e inteligencia sin par al organizar sus invocaciones al nuevo panteón cristiano, con formas derivadas de la devoción en los cultos prehispánicos.

            Gaspar: ¡Tlacaten! ¡Totecuyoen! ¡Tlazolchalchutlan!
                        ¡Quetzalen! ¡Teoxihueten!¡Maquixlen!
            Gaspar: Noble Señor, nuestro jade precioso,
                        Pluma de turquesa, Pulsera preciosa.

Así el texto que propone Fray Pedro de Gante, o que como dice Miguel Sabido, probablemente sólo auspicia, permite usos sensibles a los modos tradicionales para referir con fervor a la deidad superior que se imponía. Mi jade, mi pluma de turquesa, pulsera divina, son apelativos de la divinidad, y con sensibilidad empática podemos sentir el fervor de estas alocuciones.

El flamenco entendía entonces que tenía que emplear las formas de pensamiento autóctonas para aplicar su enseñanza. Esto parece totalmente alejado hoy de las fórmulas generalistas que siguen prevaleciendo en las aún rígidas estructuras educativas de los mexicanos.

Los Maestros mexicanos existieron y aprendieron rápido de las fórmulas y reflexiones traídas por aquellos sencillos españoles que llegaron en la primera camada de inmigrantes trasatlánticos a estas tierras. Tan rápido aprendieron los indios, que la escuela de Tlatelolco duró abierta sólo 50 años. No quisieron los españoles que la élite mexicana les superara en conocimientos.

Esa actitud sigue prevaleciendo y parece haberse enquistado. Por eso surgieron las escuelas religiosas, luego las escuelas asociadas a culturas específicas, suiza, alemana, francesa, inglesa, japonesa, norteamericana y pronto china.

En la Independencia, los insurgentes buscan una relación con la España gaditana culta y nacionalista, y no con los gachupines alzados y pretenciosos que venían a estas tierras y ungiéndose y pretendiendo ser mejores que las generaciones de criollos aquí nacidos.

educacion en mexico
Fotografía: Plusesmas.

Después de la Independencia, Ignacio Ramírez “El Nigromante”, marcó la educación nacional de un liberalismo masón y militante que mucho bien y mucho mal trajo a la enseñanza. Bien en el sentido de haber desde su Ministerio de Justicia y Enseñanza Pública –qué bonito, “justicia y enseñanza pública”, eso toca fibras–, promovida la inclusión y prohibido el culto que, sin embargo, en alguna de sus aristas había mantenido la intensión de formar desde sus capacidades desiguales sí (por mejores) a las élites locales. 

En 1850, uno de los alumnos predilectos de Augusto Comte, Gabino Barreda, quien había peleado como voluntario en la Guerra de Intervención Estadounidense y posteriormente estudiado Medicina en París, se familiarizó con el pensamiento positivo de Augusto Comte,y trajo el positivismo a México enseñándolo e inspirando con él a la Escuela Nacional Preparatoria que fundara bajo el gobierno de Juárez. Lo hizo, sin embargo, para los pocos que tenían el privilegio de estudiar a esos altos niveles.

Justo Sierra después trabajó metodológicamente la instrucción en muchas instancias de la entonces Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes. Su huella marcó el tiempo en que se lograron mejoras sustantivas que debían, no obstante, pasar por prolongados y anquilosantes debates legislativos. Vasconcelos buscó “cultivar” a los mexicanos desde una visión helenística y judeocristiana que resultó a la postre muy pretenciosa, luego los mexicanistas, Ermilo Abreu Gómez y Martín Luis Guzmán, quisieron darle la vuelta a la osadía ateneísta y optaron por la miopía nacionalista. Vino luego –pese a las excepciones– la burocratización de la educación. Tratar a la educación como un sindicato de huevon@s que lo único que quieren es ganar dinero y descansar lo más posible, ha llevado a los enfrentamientos y las consecuencias en que nos bañamos hoy.

El demonio está en los detalles. Sí, abusos los hubo y los hay, pero desconocimiento también del papel del maestro como formador mayor, como padre, médico en ocasiones y consejero familiar. Desconocimiento del orgullo del proceso de enseñanza-aprendizaje como en la “Raúl Isidro Burgos”, mejor conocida hoy como Ayotzinapa, donde enseñaron, el maestro sindicalista y formador de unidades de enfrentamiento, Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, ambos líderes campesinos también. Poco se ha hablado del orgullo luchador de esta escuela en que la calidad moral y académica de sus estudiantes sorprendería a muchos.

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Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, símbolos de la lucha social de Guerrero.

En los últimos años pasamos del tiempo de reformas de papel a la modelización de escritorio y, entre tiempo, a la reprobación en todos los indicadores. “Reprobados entre los reprobados”, ésa es nuestra nueva condición.

¿Qué queda? Mientras nos entretengamos en disputas de café, mientras sigamos echando culpas a diestra y siniestra, mientras no alcancemos a ver más allá de nuestras chatas narices, eso que se llama “país”, seguirá su deterioro y deslavando su imagen, ensalzando la perversión en que vive su folklore narcotizado.

¡Mexicanes!, o nos echamos pa’lante o dejamos la mexicanidad como un proyecto que pudo ser. Que estos días de reflexión forzada por el COVID-19, nos sirvan a todos, mujeres y hombres, para detonar nuevas actitudes y conductas. Que esta extrema condición, sin abrazos ni besitos, pretexte en todos nosotros un espacio para pensarnos desde la variopinta identidad que nos baña. Ponderar nuestro porvenir común, un imaginario quizá, si no es ya muy tarde, de país solidario, próspero, trabajador, bonito… Actuar en consecuencia y estar dispuesto a competir con menos ufanidad que vocación demostrativa y solidaria, es reconocerse en el trayecto de errores cometidos, de posiciones tomadas sin reflexión. No hay muchas oportunidades más para esta práctica irrenunciable.

Pensemos en las tareas de integración, ésas en que podemos invertirnos para superar nuestras diferencias, primero conciliemos una educación mental. Es obligación ser mejores que nuestro buen gobierno, mejores que el simplemente “bueno” de nuestro presidente, no es difícil, se trata simplemente de pensar y actuar en el espacio en que convivimos bajo las mismas normas y proyectarnos a uno mejor, más simple y más claro. No queremos que nos dividan más. Decidamos pues… y que nuestra decisión la pretexten algunos buenos libros para esta cuarentena.


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Una Nueva Ley General de Educación Superior

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La ley vigente de educación superior mexicana se distingue por tener un marco normativo fragmentado, inconsistente y débil. Por ello, la discusión y eventual aprobación de una nueva Ley General de Educación Superior es una buena noticia. La Ley para la Coordinación de la Educación Superior (1978) cumple un rol marginal en la regulación de los procesos de organización, formación, generación de conocimiento e innovación del sistema. Es, pues, letra muerta.

Las leyes, además de sus funciones coercitivas y valorativas, facilitan la articulación de expectativas e interacciones entre los actores (gobernanza), y comunican las prioridades nacionales.

El borrador de Ley que ha sido puesto a consulta de los diversos actores universitarios presenta aspectos muy positivos, pero también oportunidades de mejora. Por un lado, se perfilan avances importantes en materia de gobernanza, financiamiento y obligatoriedad.

Así, un punto positivo es la obligatoriedad que asumen el Estado mexicano, la federación y las entidades locales en el financiamiento de la educación superior. Dos aspectos destacan en este sentido: 1) se estipula –otra vez– que el monto anual destinado a las IES no podrá ser menor al 1% del PIB, ni inferior en términos reales a lo erogado el año anterior y, 2) se crea el Fondo para garantizar la obligatoriedad y gratuidad de la educación superior.

Asimismo, se proyecta el desarrollo de un Sistema Nacional de Educación Superior con mayor coordinación, colaboración e integración entre los actores, todo ello en un marco más participativo y democrático, gracias a la creación de distintos consejos de carácter nacional y local que abonen a dicho fin.

Sin embargo, el borrador escasamente aborda las tendencias globales en materia de pertinencia, relevancia y disrupción tecnológica. No genera las condiciones que incentiven suficientemente la innovación y la diferenciación del Sistema Educativo Superior. Como es común en América Latina, se cae en la tentación de tener leyes que controlen y centralicen, lo cual es la antítesis de la innovación y la creatividad.   

Algunas de las tendencias y disrupciones en la educación superior a nivel global son el avance hacia una educación “modular”, “omnicanal”, “dual” y a lo largo de la vida –por ejemplo, micro-créditos, certificaciones progresivas–.

La nueva Ley General de Educación Superior debe tener en cuenta que el modelo tradicional que distingue distintas etapas para únicamente estudiar o trabajar es obsoleto, ya no funciona para los retos del futuro del trabajo y para la solución de problemas sociales. El mundo de la educación superior se encuentra en una transición hacia modelos de aprendizaje continuo. El trabajar y aprender, sin duda deben ser actividades paralelas y permanentes (Fig. 1). De tal forma, la educación a lo largo de la vida permite que aprender, desaprender y reaprender sean parte de la rutina de un ser humano.

Para que las universidades aceleren el paso en esa dirección, es fundamental un marco normativo que promueva la innovación continua.

trancision modelos de educacion
Fuente: Heather E. McGowan (2016), “Frameworks”, consultado en: https://bit.ly/2TkgrtP.

Además, una Ley General de Educación Superior completa debe tomar en cuenta aspectos fundamentales como los retos del futuro del trabajo. De acuerdo con el McKinsey Global Institute, para el año 2030, 375 millones de trabajadores se verán obligados a cambiar de ocupación a medida que la disrupción digital, la automatización y los avances en Inteligencia Artificial transforman el mundo laboral (Fig. 2). Estos trabajadores deberán ser re-educados y re-entrenados, y será tarea de las universidades principalmente. No obstante, este problema ni siquiera se soslaya en la presente propuesta de ley.

automatizacion y productividad en educacion
Fuente: Mckinsey Global Institute (2017), “Un futuro que funciona: Automatización, Empleo y Productividad”.

Esta nueva ley, sin duda, será mejor que la actual, pero en el proceso legislativo formal es importante que se refuerce su sentido innovador y flexible. Una buena Ley, además de normar, debe ser aspiracional; debe llamar a la acción y mostrar una visión clara del tipo de universidades que queremos tener en el escenario global.


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Día Internacional de la Educación

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Día Internacional de la Educación y las cifras en México

La Organización de las Naciones Unidas estableció el 24 de enero como el Día Internacional de la Educación con el objetivo de garantizar el derecho de niños y jóvenes a una educación de calidad e inclusiva.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) ha señalado que “la celebración de 2020 colocará a la educación y al aprendizaje como el mejor recurso renovable de la humanidad y reafirmará su papel como derecho humano fundamental y bien público; el aprendizaje conduce al empoderamiento de los pueblos, a la preservación del planeta y a promover la paz”.

Las cifras de la educación en México

Las cifras para 2019 en México señalan un total de 36.6 millones de estudiantes, con una planta docente de 2.1 millones y más de 265 mil escuelas.

En cuanto a cobertura de educación pública, en el año de referencia el porcentaje ascendió a 85.5 y la educación privada cubrió el 14.5 por ciento de la población estudiantil.

De los estudiantes en México, el 69.6 por ciento corresponden a nivel básico, 14.3 por ciento a educación media superior, 10.8 por ciento a nivel superior y el 5.3 por ciento en capacitación laboral.

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Educación 2020, la organización Social Progress Imperative México detalló que, a cifras de 2019, la Ciudad de México es la entidad federativa con mayor cobertura de educación superior, cubriendo el 66 por ciento de la población.

A esta cobertura mayoritaria de la capital mexicana le sigue el estado de Sinaloa (38%), Nuevo León (37%), Aguascalientes (35%) y Sonora (34%).

Los estados con menor grado promedio de escolaridad en mujeres resultaron ser: Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán.

La UNESCO ha urgido a los países como México a invertir al menos el 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en la educación. Al cierre de 2019, México destinó mil 453.5 millones de pesos a este rubro.

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