nueva normalidad

Vuelta a la antigua normalidad: oportunidad para construir

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Para Xavier y Mónica.

El fin de la pandemia está a la vista. La comunidad científica de todos los puntos cardinales se ha dado a la tarea de encontrar la vacuna que prevenga la enfermedad y los remedios para combatirla, así como de definir la duración de la inmunidad que provoca entre los contagiados y las explicaciones genéticas que permitan conocer la predisposición de algunos para contraerla o para enfrentarla. En cualquier momento las autoridades sanitarias de los países líderes en esta carrera, autorizarán las fórmulas diseñadas con esos propósitos, luego de haber comprobado en lo posible que no causan efectos secundarios más graves que la propia enfermedad, así como los resultados de sus investigaciones que brindarán la tranquilidad que todos necesitamos, que nos permita volver a nuestras rutinas de antes de la pandemia.

Cuando eso ocurra, el concierto de las naciones tendrá que persuadir a los laboratorios públicos o privados que hayan conseguido los avances más notables en esta carrera, a compartir sus hallazgos con las instituciones públicas y privada de todos los países del mundo, moderando sus pretensiones económicas, a la luz de las necesidades de la humanidad en su conjunto, y se pondrá nuevamente a prueba a todos y cada uno de los gobernantes, en relación con el manejo logístico para la producción, distribución y aplicación de las vacunas y medicamentos en forma eficiente y con la compartición efectiva de dichos descubrimientos científicos.

salvacion de la antigua normalidad
Ilustración: GettyImages

 Ahora que todos enfrentamos pérdidas de todo tipo, la tragedia de tener que abandonar a nuestros parientes y amigos más entrañables por temor a contagiarlos o a que nos contagien, causando que tengan que enfrentar la enfermedad y la muerte a solas, las pérdidas de empleos o de ingresos y aún del valor de los ahorros de toda la vida, así como la interrupción de muchas de nuestras rutinas, incluso aquellas tan íntimas como las de acudir a los templos religiosos, necesitamos urgentemente volver a ver nuestro futuro inmediato con claridad.

Que no quepa duda, más pronto que tarde, la humanidad abandonará la detestable “nueva normalidad” y abrazaremos a nuestros padres, besaremos a nuestros hijos y nietos, compartiremos el pan y la sal y hasta daremos a probar de nuestras copas a nuestros amigos, tal y como lo solíamos hacer antes del COVID-19. En unos cuantos años recordaremos con nostalgia algunas de nuestras prácticas tan comunes hoy en día, como acudir con cubrebocas y careta a cualquier acto social, o saludarnos con los codos, y lavarnos frenéticamente las manos cada vez que tocamos una manija o recibimos un paquete.

Estamos a punto de que esta catástrofe mundial se desatore y se detonen las más importantes oportunidades que a nuestras generaciones jamás se hayan presentado. Tendremos que reabastecer la tierra entera con nuestros productos y servicios, nos tocará volver a empezar en la creación de un mundo mejor para todos, para lo cual deberemos utilizar las enseñanzas de nuestra reclusión involuntaria, tales como la importancia de ser amables, tolerantes y compasivos con el prójimo, la certeza de la relatividad del valor del dinero que no permite comprar cosas tan valiosas como la salud o la compañía, la importancia de dedicarle tiempo a la familia y a los amigos, y el valor irremplazable de la presencia y del contacto físico, entre muchas otras. Añoraremos nuevas prácticas a las que nos hemos acostumbrado como estar más cerca de los que están más lejos, a través de las videoconferencias, y contar con tiempo para estar con uno mismo o disfrutar de un rato de ocio.

construir una normalidad
Ilustración: Fran Pulido.

El final de toda esta pesadilla nos da la oportunidad, seguramente única en nuestra historia, de principiar todo nuevamente. Zumban en nuestros oídos, más que nunca, las certeras palabras de la Encíclica Populorum Progressio del Papa Paulo VI: Cuando tantos pueblos tienen hambre, cuando tantos hogares sufren la miseria, cuando tantos hombres viven sumergidos en la ignorancia, cuando aún quedan por construir tantas, escuelas, hospitales, viviendas dignas de este nombre, todo derroche público o privado, todo gasto de ostentación nacional o personal, se convierte en un escándalo intolerable. Nos vemos obligados a denunciarlo. Quieran los responsables oírnos antes de que sea demasiado tarde.

Hoy todos somos responsables de crear ese nuevo mundo que ponga en el centro al ser humano y su dignidad. La promesa del alba es nuestro designio.


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Estamos viviendo en un mundo totalmente VICA y hay que entenderlo bien

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Si bien el acrónimo y concepto de entorno VUCA se creó en la década de los noventa, al finalizar la Guerra Fría en el US Army War College, hoy quizás más que en ninguna otra época de la historia de la humanidad reciente, estamos viviendo un entorno o mundo VUCA de forma exponencial.

El acrónimo VUCA, por sus siglas en inglés, viene de: Volatility (Volatilidad), Uncertainty (Incertidumbre), Complexity (Complejidad) y Ambiguity (Ambigüedad), y que al traducirse al castellano o español se define como VICA. Aunque muchos autores utilizan el acrónimo en inglés “VUCA”.

El concepto de entorno VUCA surge en el US Army War College que fue creado al terminar la guerra Hispano-estadounidense (abril-diciembre de 1898) en el año 1902 y la verdad es que ha tenido una interesante historia de cómo ha cambiado su visión y misión a lo largo de los años, hasta llegar al concepto de ser un verdadero centro de estudios para entender cómo preservar la paz y no cómo prepararse mejor para una futura guerra.

Al terminar la Guerra Fría (1947-1991, aunque autores la fijan entre 1945 y 1989), los norteamericanos entendieron, bajo la presidencia de Ronald Reagan (1981-1989) que el mundo cambiaría de forma radical ante la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), la caída del Muro de Berlín, y el surgimiento de muchos nuevos países fundamentalmente en Europa, habría pues un entorno totalmente diferente al que hubo por prácticamente 44 años.

caida del muro de berlin
Ilustración: Timo Meyer.

La diferencia entre 1989 y 1991 del fin de la Guerra Fría, para no dejarlos con la duda, tiene que ver con el hecho de que en 1989 cayó el Muro de Berlín y fue en 1991 cuando Mijail Gorbachov dejó la presidencia de la URSS, que daría paso a la Federación Rusa encabezada por Boris Yeltsin (1991-1999).

Así en este entorno, se creó el concepto VUCA para entender ambientes complejos, impredecibles, poco o nada conocidos, y muchos etcéteras más, como sin duda es el que ahora estamos viviendo y por ello viene mucho al caso analizarlo y actuar en consecuencia, renovando los qué, el cómo y el porqué, frente a opciones como las que en su momento presentó y propuso Bob Johansen del Institute for the Future.

Resumo en unos cuantos renglones la “Solución VUCA Prime” de Johansen, que me imagino sirvió en su momento, pero que hoy esta totalmente fuera de consideración, desde mi punto de vista. Johansen creó una matriz que dice que frente a la volatilidad hay que tener visión, frente a la incertidumbre hay que responder con entendimiento (understanding), frente a la complejidad hay que actuar con claridad, y ante la ambigüedad hay que tener agilidad… La obviedad me resulta hasta tierna.

¿Qué quieren decir realmente los conceptos de VUCA?

La volatilidad es una condición de lo volátil que viene del latín “volatilis” que significa textualmente volar. Es la calidad de estar sujetos a cambios frecuentes, rápidos y significativos. En un mercado volátil, por ejemplo, los precios de los productos pueden subir o bajar considerablemente en un corto período de tiempo, y la dirección de una tendencia puede revertirse repentinamente.

volatilidad mundo vuca
Ilustración: Ragnar R.

Como regla general, una alta volatilidad conlleva un mayor riesgo. Esto se debe a su asociación con períodos de incertidumbre en el mercado, como el que ahora estamos viviendo y que seguiremos viviendo por varios años más; hay quienes piensan que sólo dos y para otros pesimistas que hasta cinco años.

La incertidumbre tiene que ver con la falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo, que especialmente crea inquietud.

De una manera muy sencilla podríamos decir que la incertidumbre es la situación de desconocimiento que se tiene acerca de lo que sucederá en el futuro. La incertidumbre es algo que siempre va a estar presente en la vida de las personas, de las empresas, de los países, es una sensación de inseguridad, inclusive de temor, que hace que el individuo o las organizaciones se paralicen “momentáneamente”, y que en las condiciones actuales no nos podremos esperar a que la situación sea más clara y confiable, porque no lo será… La incertidumbre llegó para quedarse por un buen tiempo.

El origen de la palabra también viene del latín y se refiere a la carencia de “cierto” o certeza y de cualidad, es decir, que no hay certeza de una cualidad o de una condición.

La palabra complejidad desde un punto de vista etimológico es de origen latino, y proviene de plectere que significa “trenzar, enlazar”. El agregado del prefijo com- añade el sentido de la dualidad de dos elementos opuestos que se enlazan íntimamente, pero sin anular su dualidad.

complejidad
Ilustración: Robert Ignasiak.

En los diccionarios se refieren a complejidad como el “Conjunto de características de lo que está formado por muchos elementos”; dificultad, calidad de difícil o complicado; aparece también en la entrada de sofisticación.

El termino ambigüedad, también tiene raíces latinas formada por “amb” que significa “por uno y otro lado” o “por los dos lados”, más “agere” que quiere decir actuar o llevar adelante, y el sufijo “dad” que alude a “cualidad”. Al hablar de ambigüedad se hace referencia a una situación en la que la información tratada podría ser interpretada de diferentes formas o maneras. En otras palabras, se entiende por ambigüedad cuando una oración, palabra o hecho puede aludir a distintos significados o interpretaciones. También es sinónimo de duda o vacilación.

La ambigüedad es una situación en la que la información se puede entender o interpretar de más de una manera. El contexto tiene mucha importancia en la eliminación de las posibles ambigüedades; es decir, la misma información puede ser ambigua en un contexto y no serla en otro.

Como ven, la suma de los conceptos que conforman VICA o VUCA nos presenta un escenario amenazador y muy retador. Obviamente, como ya lo comenté, el escenario VUCA que había en los años noventa, nada tiene que ver con lo que hoy estamos viviendo y por ello las soluciones propuestas en aquel entonces hoy sólo nos deben servir como referencia y son dignas de análisis histórico y hasta ahí.

correr en el mundo vuca
Ilustración: GettyImages.

La pandemia provocada por el coronavirus, más los múltiples cambios tecnológicos, la BIG DATA, la Inteligencia Artificial (AI), demográficos, de automatización, de robotización, cambios radicales en el quehacer social, de acumulación desmedida de riqueza de unos pocos y la proletarización de los más, de muchas otras tendencias que ya se veían venir y que llegaron con esta situación que estamos viviendo y que nos ha desnudado frente a la realidad en muchos aspectos, o de tendencias que llegarán en el corto o mediano plazos, nos obliga a replantearnos una inmensa cantidad de supuestos, paradigmas y de hábitos que hasta hace poco fueron válidos.

Como lo he afirmado en varios de mis artículos y es principio fundamental de mi filosofía y metodología “hazlosencillo”, la planeación de largo plazo ha perdido absolutamente toda relevancia… De verdad, no pierdan ni su tiempo, ni ningún recurso en ella, la planeación estratégica setentera ha muerto.

Hoy debemos tener una inmensa capacidad de respuesta frente al entorno o los entornos. Nos vamos a tener que adaptar y ser inmensamente flexibles y actuar con gran rapidez: los individuos, las empresas, y los países que actúen con velocidad serán los grandes ganadores.

Tenemos que hacer un buen autodiagnóstico y saber qué capacidad o qué nivel tengo para manejar este nuevo mundo VUCA que apenas llegó y que hoy nos presenta muchas más dudas que respuestas. 

reinventarse en el mundo vuca
Ilustración: The Guardian.

Tengo que identificar para mi mercado y para mi empresa qué habilidades debo tener y cuáles tengo que desarrollar o contratar rápidamente. Hay inmensas oportunidades para generar alianzas estratégicas que hasta hace poco eran inimaginables. 

Todo mundo habla de reinventarse ante lo que está sucediendo y hay mucho de realidad en ello, pero ¿cómo se han reinventado o lo harán? Tenemos que ser aguantadores o resilientes frente al entorno de corto plazo, tenemos que ser perseverantes y defender nuestro propósito con todas nuestras capacidades, y les recomiendo que busquen soluciones sencillas sin que esto quiera decir que son simples.

Finalmente, les recomiendo mucho, el libro Antifrágil, las cosas que se benefician del desorden de Nassim Nicholas Taleb, editado por Paidós para entender mejor lo que estamos viviendo y cómo sacarle provecho… Realmente es un imperdible.


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¿Qué va a pasar?

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La interrogante refleja bien el estado de incertidumbre desde el que pregunta y acosa al destinatario, que se sabe desarmado. La pregunta no se lanza esperando una respuesta, es simplemente, una expresión del desasosiego existencial de quien eleva la duda a la categoría de postulado. Pero escucho la pregunta todos los días, en todas partes, por todas las causas —o sin ellas—, yo mismo la hago y me la hago repetidamente, cambiando la respuesta de acuerdo a las muchas variables que el ánimo refleja en estos días. Días de zozobra, días de luto, días de dudas.

El nuevo “jomofis” permite dirigir la energía a mejores causas, enfocándonos en parte de lo que podemos controlar. Podemos engañar al estado de ánimo con la normalidad de un trabajo redentor, que nos recuerde lo útiles que solíamos ser. De paso por la oficina, desierta y polvosa, la realidad se reinstala en el territorio del futuro incierto.

En mi caso, la cosa se puso convergente. En el mismo minuto que empezó la pandemia debía celebrar mi cumpleaños 60. Se suponía que, para ese feliz momento, luego de una vida de trabajo continuo, podría empezar a disfrutar de las mieles de la reducción voluntaria de la actividad, para dedicarme a las mejores causas de la lectura sosegada, el estudio de lo elegido por convicción y la escritura de textos legales. En cambio, lo único que observo es que me convertí en parte de la “población vulnerable”, que requiere de cuidados adicionales para no morir.

poblacion vulnerable
Ilustración: Paweł Jońca.

En la vorágine de lo inescrutable, hemos continuado nuestra firma tratando de surfear las olas mas grandes asumiendo que, en algún momento, las aguas tomarán su nivel. Pero no es así, la transformación de las formas tradicionales de trabajo parecen haber mutado desde su raíz, para desnudar los verdaderos valores trasladados en cada comunicación al cliente. La parafernalia de las grandes oficinas, con kilométricas mesas de juntas y las sucursales en otras ciudades y países se ve colapsada por la nueva realidad, que irrumpe con todas sus consecuencias sin preguntar siquiera. Hoy, lo más importante es tener una buena conexión de Internet y que el perro no ladre durante el “Zoom”.

A los abogados que “optaban” por seguir litigando a la antigüita, mirando de manera indiferente las opciones del juicio en línea, hoy les llueve desde “la nube” y nos obliga a actualizarnos en la virtualización de una forma de operar que transformará nuestra práctica irremediablemente. Esta transformación, por cierto, la miro tomar por asalto todos los giros y actividades.

Hace unos días, entre los montones de videos y materiales que circulan en redes, llegó a mis manos un interesante artículo escrito por Prakash Iyer, que reseña la historia del puente sobre el río Choluteca en Honduras, en el cual narra cómo, después de años de dificultades y sueños rotos, en el año 1996 logró construirse con casi 500 metros de longitud, para disfrute y orgullo del país entero. La construcción fue desarrollada por una firma japonesa con las más altas especificaciones técnicas para poder resistir las difíciles condiciones climáticas de la zona.

Prakash Iyer
Prakash Iyer, autor de best-sellers, ponente motivacional y coach en liderazgo (Fotografía: Bureau).

En octubre de 1998, el puente tuvo que enfrentar su mayor desafío ante la llegada del huracán Mitch, sin duda el de mayor poder destructivo en la historia de América Central. Al paso de los días, se pudo constatar la devastación total que el fenómeno había causado, arrasando con todos los puentes del país, menos uno: “el Choluteca”, que se erguía incólume.

 El problema, sin embargo, era que los caminos que llevaban al puente estaban completamente destruidos, por lo que ya no conectaba nada, y peor aún, como consecuencia del meteoro, el río cambio su curso y ahora ¡pasaba al lado del puente!

La anécdota reseñada por Iyer es terriblemente ilustrativa de lo que nos esta pasando ahora. Nuestras carreras, nuestros negocios y nuestras vidas están sufriendo transformaciones radicales que nos demandan adaptación total al cambio, o sentarnos a ver la destrucción desde una incómoda butaca en la intemperie. Nuestros puentes siguen ahí, pero ya no sirven para nada, o casi nada.

conectividad
Ilustración: Gary Bates.

Debo decir que, por varias semanas estuve muy enojado con los chinos, por haber creado o permitido el virus y por su mala administración de la crisis, y claro, por no haber prevenido oportunamente al mundo sobre la entonces epidemia. Luego me enojé con el Gobierno Federal por su pésima gestión de la pandemia, que nos ha colocado entre los países con mayor número de casos y defunciones. También me molesté con el propio coronavirus, que en su insensata naturaleza viral nos ha puesto de cabeza como país y como grupo. Los conspiracionistas, con todas sus teorías esotéricas explicativas del virus, han ocupado también buena parte de mis deseos criminales más oscuros.

Así que hoy, cuando me preguntan ¿qué va a pasar?, contesto con toda certeza que no tengo la más remota idea. Que creo, eso sí, que a partir de hoy cada comida con los amigos, cada abrazo con los cercanos, cada carambola acertada, cada partido de futbol atestiguado, me deparará un acto de disfrute y plenitud.

Por ahora, sólo hasta ese punto llega mi respuesta.


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Adaptarnos a la realidad

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En 1954, una mujer de California afirmó que una legión de extraterrestres dejó una encomienda para ella: tenía que enviar un mensaje a todos los pobladores de la Tierra… En otro lado del tiempo, allá por los años setenta, un visionario se hizo millonario vendiendo lo impensable: mascotas inmortales.

1. “Nada te ata, excepto tus pensamientos […]”

En 1954, en la ciudad de California vivía Dorothy Martin, una mujer que despertó un día y de la nada les dijo a todos sus conocidos que el fin del mundo estaba cerca. Según contaba, ella recibió un mensaje desde lo que ella autonombraba “escritura automática”, una especie de alfabeto extraño que había descifrado. Afirmaba en ese entonces, que los seres se habían comunicado con ella para indicarle que la destrucción de la Tierra sería el 17 de diciembre de ese mismo año. Su misión era salvar a todas las personas que se reunieran con ella, en un punto apartado de la ciudad. Ahí, una nave alienígena llegaría por ellos, a las 12 de la noche.

El día llegó.

La señora Martin esperaba junto a su grupo de fieles seguidores. Algunos creyentes tuvieron que renunciar a sus trabajos para llegar al lugar citado. Así, entre el miedo y la incertidumbre, llegó la hora y no ocurrió nada. No se acababa el mundo, ni llegaba ninguna nave… Era una farsa.

Dorothy Martin
Dorothy Martin entra en su casa junto a Charles A. Laughead (izq.) (Fotografía: Factor L).

Todos los seguidores esperaban y nada ocurría. Entonces ella tuvo una nueva comunicación con los extraterrestres: En realidad ella había mal entendido el mensaje… No era el fin del mundo, era que ellos, los que renunciaron a sus trabajos, los que esperaron en medio de la incertidumbre y el miedo… ellos en realidad no serían los que se fueran en la nave. ¡Ellos habían salvado al planeta Tierra, al quedarse ahí!

Ellos adaptaron su realidad y se autonombraron los héroes de la verdad.

Dorothy murió en 1992, segura de que había salvado al planeta de una amenaza muy grande.

2. “[…] Nada te limita, excepto tus miedos […]”

En la década de los años setenta, Gary Dahl descubrió que el nicho de las mascotas era uno de los más prometedores. No es nada nuevo en sí; los niños pedían mascotas, luego los papás compraban todo lo necesario para el cuidado de las mismas, y después, al cabo de un tiempo, las mascotas enfermaban, se perdían o morían y, consecuentemente, los niños sufrían. 

Dahl se hizo millonario con una idea disruptiva (y muy inteligente): vendía mascotas que no comían, no era necesario limpiar sus travesuras y lo mejor de todo era que nunca iban a morir.

Las mascotas en cuestión eran piedras de río, las cuales venían en unas pequeñas cajas de cartón tipo lonchera, con tres agujeros en los costados (para que la piedra no se ahogara), también venía un manual diminuto con las instrucciones precisas sobre el cuidado y preservación de la mascota. Las primeras versiones traían una pequeña correa, paja para recostarla y una cinta para sacarla a pasear. Astuto, ¿no?

Gary Dahl
Gary Dahl (Fotografía: Associated Press).

Gary cambió el paradigma de las mascotas para niños. Adaptó la realidad y se hizo millonario.

En ambas historias, la realidad fue adaptada a los acontecimientos, en el caso de Dorothy, las personas que las siguieron prefirieron cambiar su realidad y modificarla de manera heroica. Ellos salvaron la Tierra con su sacrificio. No estaban mal sus creencias. Eran los héroes por haber creído.

En el caso de las piedras-mascota, pasaba exactamente lo mismo: todos sabían que las piedras no eran mascota, pero bajo la idea de que nunca moriría, la gente creyó la promesa de Gary: “no morirían”. No estaban mal sus creencias. Habían comprado una mascota inmortal y harían muy felices a sus hijos con ello.

3. “[…] Nada te controla, excepto tus creencias”[1]

¿Qué estamos haciendo en esta nueva normalidad? Nos enfrascamos en desarrollar ideas que ya existen y las adaptamos a nuestra realidad, o simplemente, creemos que todo volverá a ser como antes. Lo hemos escuchado hasta el cansancio: tenemos que cambiar la realidad. Lo que vivimos ya no es, o ya no puede ser.

adaptarnos realidad
Imagen: GettyImages.

Tenemos que enfocarnos en nuevos productos, nuevos servicios, nuevos canales de distribución, nuevas formas de hacer negocios por la vía digital.

Aquí algunos consejos para la nueva normalidad:

1. No tienes que inventar el hilo negro. Menos en estos tiempos.
2. Tienes que adaptar tu mente y dominarla. No dejes que ella te domine a ti.
3. Fluye con los tiempos, no intentes aferrarte a un mundo que ha cambiado.
4. Capacítate y aprende todo lo que puedas. Si es en línea mejor.
5. Aprovecha todos los recursos que aún tienes y adáptalos a lo que tus clientes viven.

Definir una estrategia disruptiva, con el mayor alcance que tengas para tus clientes o posibles clientes, puede ser la solución que estás buscando; simplemente necesitas adaptar tus productos o servicios a la realidad del mundo para bien. Recuerda: “siempre para bien”.


Notas:
[1] Marianne Williamson, escritora norteamericana.


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Ilusiones continuas

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¿Reconstruir o construir? Las naciones como los individuos, cada cierto tiempo, entran en profundas crisis que remecen cimientos institucionales y psíquicos. Y luego, pasado el remolino que ha sacado a la luz todo lo que, cuidadosamente, fuimos postergando enfrentar hasta que se nos desbordó por todos los costados, aparece la pregunta: y ahora, ¿cómo seguimos?

Por lo general, racionalmente se tienen respuestas, pero emocionalmente sólo confusión. En esos momentos nadie quiere problemas sino soluciones, y, desde luego, que éstas sean rápidas y sencillas. Dado que no queremos que pase lo que está pasando, y no hay nada que pueda evitar que nuestras alcantarillas sociales y personales se hayan colapsado, dejando que todo lo que por ellas estaba contenido corra frente a nuestros ojos, no nos queda más que un recurso: la esperanza personal y la utopía colectiva. 

regreso a la nueva realidad
Ilustración: Mix Interiors

Entonces, ahora, ya estamos en el siglo XXI y es el año 2020. El huracán Covid-19 se pasea por todo el planeta, abriendo grietas políticas y económicas, dejando a sociedades y personas a la intemperie; desenmascarando precariedades y evidenciando todas las falencias de lo que habíamos edificado con desprolijo esmero, postergando hacernos cargo de todas las grietas que sabíamos iban quedando por el camino, porque ¿para qué hacernos cargo hoy de lo que siempre se podrá resolver o, idealmente, olvidar mañana?

Aspirar a un mejor devenir es una posición psíquica tan inherente al ser humano, como el miedo a la desestructuración. La búsqueda del camino fácil no es un error en sí mismo. Si todos somos, como en Continuidad de los parques, lectores y protagonistas de cada una de nuestras tragedias, por qué no apostar a estar arrellanados en el sillón de felpa verde, antes que en alerta permanente a cada una de las consecuencias de nuestras acciones.

Las esperanzas como las utopías, nos son necesarias; sin ellas difícilmente podríamos tolerar la cotidianidad. Pero la falta de juicio de realidad es otra cosa. Las ilusiones, con sus alucinaciones y distorsiones derivadas, se encuentran en un plano muy diferente al de los lúcidos sueños individuales y colectivos. Con plena consciencia de desamparo, contemplando el abismo incluso, no tenemos por qué dejar de tener esperanzas. Cosa distinta es la delusión, la distorsión funcional a la fuga de aquello que nos duele o incomoda.

nueva realidad
Ilustración: Tracy J. Lee.

Entonces, ¿reconstruir o construir?, qué camino tomaremos para enfrentar no la “nueva normalidad”, sino la nueva realidad que se planta frente a nosotros. Sabiendo que nos esperan jornadas magníficas, llenas de desafíos y oportunidades, como así también plenas de incertidumbre, caos y dolor, la decisión no nos será fácil. La comodidad y el pragmatismo simple serán una opción siempre tentadora; la motivación cortoplacista, la tregua social y la postergación del problema son una práctica que conocemos de memoria. Por otra parte, la negociación compleja, el compromiso, la planificación, los grandes pactos sociales y la responsabilidad individual nos son prácticas comunitarias y posiciones psíquicas individuales particularmente ajenas desde hace ya demasiado tiempo.

Cambio y oportunidad. A lo primero estamos condenados, ya veremos si tenemos el coraje para tomar la segunda. Mientras tanto, en estos tiempos, más que nunca, hay que estar despiertos cuando se sueña.


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¿Qué papel jugamos en la Sombra Colectiva?

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Todo pasa tan rápido que parece que no tenemos el tiempo para detenernos a observar qué es lo que realmente está sucediendo hoy. Buscamos un medicamento para detener el esparcimiento del coronavirus con el fin de continuar con nuestras vidas como veníamos haciéndolo, sin darnos cuenta de que cambiar ese pasado es la oportunidad para transformarnos como humanidad.

La llamada “nueva normalidad” no debe quedar sustentada solamente en las nuevas reglas de comportamiento social. Ésas llegaron para quedarse y blindarnos de cualquier otro “bicho” que quiera montarse a nuestra forma de relacionarnos socialmente. La oportunidad que tenemos es ver más allá de sacarle la vuelta a la crisis sanitaria. Es momento de hacernos responsables y enfrentarnos a lo que nosotros mismos hemos creado.

La historia tiene mucho que mostrarnos, sin embargo, no se trata únicamente de poner atención en cómo enfrentamos el pasado, también está el reconocer conscientemente el impacto emocional colectivo para la generación que lo vivió. A ese daño, miedo, trauma o herida emocional que se queda en nuestro inconsciente y que se va pasando de generación en generación se le llama Sombra Colectiva.

jovenes figuras, vintage
Imagen: Revista Telos.

Este lado oculto de la naturaleza humana crea una presión psicológica sutil y condiciona nuestro comportamiento inconsciente ante lo que vivimos día a día. Hoy podemos ver las noticias y darnos cuenta de que nos enfrentamos cara a cara con los aspectos más obscuros de la naturaleza humana. El mundo se ha convertido así en el escenario de la Sombra Colectiva que reclama por doquier nuestra atención. Alza la voz desde los titulares, miente para mantenernos sumisos, nos muestra la polarización, juega libremente con nuestros bienes y deseos desde las instituciones financieras, alimenta la sed de poder de los políticos, conduce ejércitos a la guerra, contamina nuestros ríos y océanos, y envenena nuestros alimentos con pesticidas invisibles. Nuestra época nos ha enfrentado a ser testigos de este espectáculo sin precedentes.

Mientras que algunos individuos y grupos viven los aspectos socialmente más benignos de la existencia, otros en cambio, siendo la mayoría, padecen sus facetas más desagradables y terminan convirtiéndose en el foco de las proyecciones grupales negativas de la Sombra Colectiva. Ambas partes suman por igual al inconsciente colectivo para continuar construyendo situaciones que no nos gustan y nos retan una y otra vez.

Carl Jung dijo: La regla indica que cuando no se toma conciencia de una situación interior, ésta se da exteriormente como destino, es decir, que cuando el individuo no toma conciencia de sus contradicciones internas, el mundo se ve forzado a expresar el conflicto y a romperse en mitades opuestas.

consciencia colectiva
Imagen: elEconomista.es.

Para entender cómo es que estamos viviendo hoy nuestra sombra, podemos empezar por preguntarnos: ¿Cómo es que respondemos ante la información que consumimos día a día? ¿Somos conscientes de que sin importar lo lejos que se encuentre una situación crítica todos formamos parte de la misma? ¿Qué podemos hacer ante un mundo que sistemáticamente parece que no puede transformarse?

Lo primero que podemos observar es que somos nosotros mismos los que estamos construyendo el caos. No son los monstruos de las películas, ni los alienígenas que nos atacan y muchos menos una secta que controla el mundo. Todos los días tenemos opción de no sentirnos controlados, pero salir de la comodidad y seguridad de nuestras vidas nos mantiene acorralados. Por el contrario, entregamos el control a quien quiera tomarlo y lo hacemos inconscientemente cada vez que decidimos consumir cualquier producto que la mercadotecnia nos trae como la panacea para estar mejor en nuestras vidas. Estamos lejos de un consciente colectivo.

El médico y antropólogo Melvin Konner narra en su libro, The Tangled Wing, la historia de aquél hombre que fue al zoológico y acercándose a un cartel que decía: “El Animal Más Peligroso de la Tierra”, descubrió asombrado que se hallaba ante un espejo. Más que preocuparnos, es momento de ocuparnos de la humanidad. Seguro necesitaremos años o décadas para iniciar un consciente colectivo que comience una nueva etapa del ser humano, pero es preciso iniciarla ya.

colectividad aislamiento
Ilustracion: Damián Lluvero (Forbes).

Es momento de construir lo que podríamos llamar un “Legado Colectivo”. Utilizar de forma grupal el relacionarnos profundamente para reconstruir la vida en el planeta. Por medio de ecosistemas humanos que puedan iniciar una transformación local para ir sumando hacia lo colectivo. Pareciese una utopía, pero no lo es. Alguna vez vivimos en cuevas y no teníamos ningún vehículo y hoy podemos volar entre continentes. Aunque para esto pasaron muchos años, hoy tenemos la tecnología y la información biológica de lo que ya hemos hecho por miles y millones de años. Es momento de usarla a nuestro favor.

Hagamos una sola cosa; atender conscientemente el pasado desde nuestro presente y asumamos nuestra responsabilidad ¿Ya te observaste como parte de la Sombra Colectiva?


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La nueva y la vieja normalidad: ¿Riqueza y miseria?

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Joan Rega.

Ante la posible evolución aparentemente favorable del control de la pandemia del Covid-19, mucho se ha hablado de un pronto regreso a la “normalidad”. Sean ciertas o no las expectativas optimistas sobre la pandemia, en algún momento buena parte del mundo habrá de regresar a la denominada normalidad. Y ésta, la normalidad, será esencial y socialmente diferente o relativamente igual a la vivida hasta antes del inicio de la pandemia, según sea el caso de cada región o país.

Así, mucho se ha dicho y promocionado que se tendrá una “nueva normalidad” como resultado de haberse rebasado el efecto negativo del Covid-19 y que ello será producto del cambio social que deliberadamente se tendrá, así como relativamente de las lecciones obtenidas en la esfera de la producción y el empleo. Ello sin duda se experimentará en muchos países, especialmente en aquellos denominados como desarrollados y en otros como Rusia y China y del sudeste asiático. 

De esta forma, el cuidado personal, familiar y colectivo será, tal como relativamente ya lo es, de una clara manifestación de nueva normalidad. De igual manera, el llamado “home office” se constituirá en la forma de trabajo de buena parte de los servicios, igual que las compras en línea, hasta de los alimentos. Asimismo, los servicios educativos y de diagnóstico de la salud se proveerán en demanda a distancia, como se pensó e inició desde la década de 1990 en muchos países. El uso de materiales para la construcción, el mobiliario y la vestimenta marcarán la nueva normalidad, amén que la aplicación cotidiana de desinfectantes, antivirales será una nueva factura del gasto personal, familiar y colectivo.

normalidad economica
Ilustración: Rolando Pinillos.

Hechos sociales y demandas que habrán de crear nuevos tipos de servicios y producción, con su correlativa generación de empleo, así como de demandas intermedias de insumos y de materias primas. Así, veremos surgir una nueva estructura económica, al menos en el peso de sus componentes y en la que la orientación del gasto y apoyo de los gobiernos jugarán un papel relevante. Esto será factible en las sociedades ricas y en donde el Estado cumple con su obligación subsidiaria de proteger la vida, la salud y la seguridad de los ciudadanos.

Sin embargo, en contraste, es previsible que en muchos casos el futuro inmediato y mediato que se vivirá será simple y llanamente el regreso a la normalidad. Sin mayor expectativa positiva en el futuro cercano. Expectativa lógica en los países pobres y en aquellos en donde los ciudadanos han sido cosificados, más allá de los derechos que el Estado debería proteger y cumplir.

En países emergentes, y especialmente en los llamados en desarrollo y pobres, se habrá de regresar a una normalidad no tan vieja, pero lacerante por razones seculares de rezagos y por resistencia al cambio y la transformación. Tal será el caso de México, en donde en plena pandemia la sociedad ha experimentado pública y privadamente las resistencias al cambio y a la urgencia, especialmente del Estado y de quienes detentan el gobierno. Como una normalidad socialmente adversa que se ha agudizado en los últimos años. 

En nuestro país, la pandemia y sus efectos han puesto en evidencia no únicamente los rezagos en la protección de la vida, la aplicación de la justicia, la atención de la salud y, en general, la baja respuesta pública a las demandas sociales. También han puesto de manifiesto la indiferencia gubernamental a la crisis de producción y el empleo que enfrenta dramáticamente el país, que han acrecentado los niveles de pobreza y de miseria. Y más claramente, la falta de transparencia de la acción gubernamental y el manejo discrecional de los recursos públicos para atender las prioridades unipersonales sobre las urgencias ciudadanas.

normalidad pandemia
Ilustración: Kipu Visual.

Todo ello se suma a la resignación de los ciudadanos que desde los años 80 han vivido su empobrecimiento y falta de oportunidades de progreso y bienestar, y que los ha llevado a una clara resignación y una permanente búsqueda de milagros gubernamentales. Bien dijo en su momento un panegirista del actual régimen, “lo más grave de la pobreza es que ésta conduce a la resignación social. A lo que se podría agregar que la pobreza y la miseria llevan también a inmovilidad personal y colectiva deliberada, y que en contraste impele a la violencia.  

Más grave aún, la pobreza y la miseria han conducido a cerrar el círculo vicioso y perverso de la exclusión social, la ignorancia y la desatención personal, con un catálogo de valores en donde la acción gubernamental social ha perpetuado la miseria, como ya se sabía desde hace más de diez años que sucedería. Y hoy actúa alentando la violencia organizada, sabiendo como ya se evidencia la violencia y el hartazgo social. 

Más de treinta años dándole vuelta a la noria, habiendo desperdiciado miles de millones de dólares y haciendo cada vez más dependientes a los pobres y miserables de los paliativos gubernamentales. México en los últimos 20 años forjó un mayor número de grandes millonarios, aún sobre países como Francia, Inglaterra, Italia, entre otros más, para sólo dar un ejemplo. Frente a la riqueza general de los países ricos, México presumió con sus grandes barones del dinero y la corrupción el deleznable resultado final de tanta miseria. Hoy como resultado del efecto económico del Covid-19 y relativamente por la misma acción gubernamental en la materia, Coneval estima que la “Población con ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos” llegará en 2020, en el mejor de los casos, a 70 millones de personas, en tanto en 2018 era de 61 millones.

Ésta es la realidad nacional que se soslaya y que, sin duda, servirá en 2021 para el ofrecimiento electoral, de tirios y troyanos, de un nuevo milagro para los pobres. Ya habrá tiempo una vez más para recontar la necia realidad.


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