Papa Francisco

Papa Francisco reza por las víctimas del Capitolio

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El Papa Francisco, a través de su cuenta de Twitter, escribió un mensaje de reconciliación sobre la situación que se vivió en Estados Unidos el pasado miércoles, cuando simpatizantes del presidente Trump irrumpieron en el Capitolio.

¨Rezo por los Estados Unidos de América, sacudidos por el reciente asedio al Congreso. Rezo por aquellos que han perdido la vida¨, apuntaba el Santo Pontífice mientras hacía referencia a los cuatro fallecidos en el incidente

El Papa también resaltó que ¨la violencia es autodestructiva¨ y pidió al pueblo estadounidense mandar un mensaje de reconciliación y reencuentro para que todos puedan construir el bien. 

No es la primera vez que el Papa Francisco emite una opinión respecto a una situación político-social de Estados Unidos, ya lo había hecho anteriormente con el asesinato de George Floyd que derivó en múltiples protestas a lo largo de Estados Unidos.

¨Nadie puede hacer la vista gorda ante el racismo¨, expresaba el jefe de Estado del Vaticano, en ese entonces, mientras sostenía que veía con ¨gran preocupación los dolorosos disturbios sociales¨

Igualmente, afirmó que sus oraciones estaban para el descanso del alma de George Floyd y de todos aquellos que perdieron la vida a causa del racismo.

El Papa Francisco y la homosexualidad

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El Papa Francisco ha vuelto a cimbrar a su propia iglesia, y algunos sistemas políticos y jurídicos del mundo, al anunciar la aprobación de uniones civiles entre personas homosexuales, que el catolicismo ha estigmatizado por siglos, basado en las sagradas escrituras, como un crimen nefando –que se aplica a personas o acciones que son consideradas abominables o nocivas, y que según el Diccionario de María Moliner, no es de buen gusto hablar de ellas–, y  se ha aplicado a personas de diferentes tendencias sexuales hasta llegar a la tortura, y penas inusitadas como la muerte en la hoguera o apedreadas por la comunidad. Las palabras del pontífice no tienen desperdicio al decir que “Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es crear una ley de uniones civiles. Así están, cubiertos legalmente. Yo apoyé eso”. Estas rotundas palabras las hizo en una entrevista para el documental Francesco del Festival del Cine de Roma, que realizó el cineasta Evgeny Afineevsky.

La declaración papal refrendó otra anterior realizada en un vuelo a Brasil el año de 2013, a una pregunta de un periodista sobre su opinión en relación con un cura supuestamente gay, al afirmar: “Si una persona es gay y busca a Dios y tiene buena voluntad. ¿Quién soy yo para juzgarlos?”. Y que no fue tan sorprendente como la de “Dios no es católico”, misma que se apresuraron a eliminar de los principales noticiarios del mundo por sus repercusiones en su inmensa feligresía. En esta época la homosexualidad dentro de la propia iglesia, reflejada en los miles de abusos sexuales que han cometido lo sacerdotes y que, tal vez, siempre llevaron a cabo, pero debido al poder eclesiástico férreo se ocultaron, pega de lleno en el corazón de la Santa Sede.

papa y homosexualidad
Imagen: Falco.

Las reacciones no se hicieron esperar, principalmente en Europa y Estados Unidos. Sus críticos siempre han dicho que la homosexualidad es un “trastorno” o “desorden”, según uno de los más influyentes padres de la iglesia, Tomás de Aquino, y que debe ser atendido por los psiquiatras. Antes, en el Antiguo Testamento, en el libro Levítico, las penas eran aún más severas para quienes practicaban la prostitución en todas sus formas, incluyendo el adulterio. Las redes sociales –esos lavaderos cibernéticos que en todo están, menos en misa, como dice el dicho popular– se inundaron de críticas a Francisco, principalmente entre las clases conservadoras, con miles de adjetivos con actitudes de odio al comentario en cuestión, y digo comentario porque no tiene valor ni siquiera de documento eclesiástico; pero también existe la corriente progresista que lo apoya y matiza las breves, pero contundentes palabras del polémico líder de la iglesia católica.

Las frases son claras, no obstante, ya han sido sometidas a análisis rigurosos de acuerdo con la perspectiva religiosa o ideológica que se les juzgue. En mi opinión, hay dos relevantes: las que consideran a los homosexuales como miembros de la familia, y desde luego la aprobación de leyes sobre las uniones civiles. La primera indica que la familia debe ser incluyente, no discriminarlos y, aún más, no echarlos fuera del seno familiar porque esto constituye ya no un deber religioso, sino una responsabilidad humanística. De allí que todos son “hijos de Dios” y no pueden de ellos hacer seres miserables por su género diferente, porque no existe, aun siquiera, base científica definitiva para determinar el origen de las diferentes formas de la homosexualidad (LGBTTQ). Y, la segunda, porque la unión civil asegura los derechos y obligaciones de los individuos, como son las herencias, pensiones y demás prestaciones sociales a las que deben tener acceso. Porque el Papa no habla de matrimonio entre personas del mismo sexo, que se mantiene en que esta relación o vínculo debe ser entre individuos de diferente sexo.

El tema da para mucho más, pero por ahora quedémonos con el reclamo de Reinhard Marx, arzobispo de Alemania: “La Iglesia debe disculparse con los homosexuales por haberlos marginado”. 


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La Encíclica “Todos Hermanos”. Oportuno mensaje global

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Hace escasas dos semanas el Papa Francisco pronunció un excelente discurso en el 75 aniversario de la ONU, argumentando la necesidad de un nuevo multilateralismo. El fin de semana pasado, celebrando el día de los Franciscos, presentó su Encíclica Social Fratelli Tutti, en la que destaca la importancia de la fraternidad y la amistad social para construir un mundo mejor, más justo y pacífico, con el compromiso de todos los pueblos. Al mismo tiempo hace profundas reflexiones sobre las responsabilidades de los gobiernos y los diversos actores sociales que ofrecen alimento para la reflexión interna en todo país, incluyendo el convulsionado México nuestro de cada día.

Es un documento bien estructurado y actualizado que nos recuerda que todos los habitantes del planeta somos parte una misma familia humana globalizada e interconectada, donde sólo podremos encontrar caminos y soluciones juntos, para los retos políticos, sociales, económicos, sanitarios o ambientales. Un factor de inspiración que cita varias veces es el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado por el Pontífice y el Gran Imán de Al-Azhar en febrero de 2019.

La Encíclica consta de ocho capítulos que aclara, están basados en sus propias reflexiones, pero recogen también documentos, cartas y opiniones de muchas personas y agrupaciones de todo el mundo.

El primer capítulo, “Las sombras de un mundo cerrado”, destaca las múltiples distorsiones del mundo contemporáneo: la manipulación de conceptos como democracia, libertad y justicia; la pérdida del sentido de lo social, marcada por el lucro y la cultura del consumismo; el desempleo, la pobreza, el racismo y aberraciones como   la esclavitud, la trata de personas, el tráfico de drogas y órganos, y “la cultura de los muros” que estimula la proliferación de mafias, alimentadas por el miedo y la soledad.

dualidad papa francisco
Imagen: Cassandra Meek.

El segundo destaca la necesidad de construir puentes con los olvidados y marginados a partir del ejemplo del Buen Samaritano. Todos somos corresponsables en la construcción de un mundo incluyente y en “reconocer a Cristo en el rostro de todos los excluidos”. Después de todo “la estatura espiritual de la vida humana está definida por el amor, que es siempre lo primero y nos debe llevar a buscar lo mejor para la vida de los demás. A partir de esa definición aborda la necesidad de la ética en las relaciones internacionales.”

El tercer capítulo, “Pensar y gestionar un mundo abierto”, actualiza el significado de los valores de libertad, igualdad y fraternidad; enfatiza la necesidad de promover el bien moral y el valor de la solidaridad; reitera la función social de la propiedad y recuerda que “los derechos humanos no tienen fronteras”.

Parte del segundo y todo el cuarto capítulo, “Un corazón abierto al mundo entero”,  están dedicados a los migrantes; plantea la necesidad de una nueva gobernanza mundial que otorgue importancia al diseño de estrategias y acciones concertadas de largo plazo para abordar la tarea pendiente de las migraciones internacionales, refugiados y los desplazamientos internos por pobreza, desigualdad, ausencia de salarios dignos y los que huyen de guerras, persecuciones, desastres naturales y  traficantes sin escrúpulos.

Los migrantes, señala, deben ser acogidos, protegidos e integrados. Hay que evitar migraciones innecesarias mediante la generación de empleos, salarios dignos y seguridad humana en sus poblaciones y países de origen. En los países de destino, se buscará el equilibrio adecuado entre la protección de los derechos de los ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes. El Papa señala algunas “respuestas indispensables” y acciones concretas, particularmente para los que huyen de grandes crisis: desde concesión de visados hasta creación de corredores humanitarios con garantía de vivienda, seguridad y servicios esenciales. Lo crucial es una colaboración internacional para las migraciones que ponga en marcha proyectos de largo plazo de desarrollo solidario, más allá de las emergencias individuales.

Migracion y tolerancia
Imagen:Green European Journal.

El quinto capítulo se refiere “a la mejor política” que debe estar al servicio del bien común y conoce la importancia del pueblo, que requiere ser escuchado, como una categoría abierta, disponible para la confrontación y el diálogo. Éste es el “popularismo” indicado por Francisco, que se contrapone a ese “populismo” que atrae consensos para instrumentarlos a su propio servicio. Pero la mejor política es también la que tutela el trabajo, “una dimensión irrenunciable de la vida social” y busca que todos tengan la oportunidad para desarrollar sus capacidades y permitirles una vida digna.

Insiste que el mercado solo no puede resolver todo, aunque haya quien esgrima ese pobre dogma neoliberal, que propone siempre las mismas recetas y supone el mágico goteo como único camino para resolver los problemas sociales. El derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social. Se requieren dos cosas: una política económica activa orientada a promover la inversión, la diversidad productiva y la creatividad empresarial; y una forma interna de solidaridad y de confianza recíproca, sin la cual el mercado no puede generar consumidores y cumplir su propia función económica.

La fragilidad de los sistemas económicos mundiales frente a la pandemia ha evidenciado que no todo se resuelve con el mercado y que la dignidad humana debe ser el pilar sobre el que se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos”. No aprendimos la lección de la crisis de 2007 que apuntaba a la necesidad de una economía ética que regulara la actividad financiera especulativa y la riqueza ficticia. Remendamos las instituciones y continuó el deterioro a favor del individualismo.

Hoy Francisco insta una reforma tanto en la ONU como en la arquitectura económica y financiera internacional –las Instituciones de Bretton Woods– para que, a 75 años de su fundación, se dé concreción real a “la familia de naciones”. Para evitar la tentación de “apelar al derecho de la fuerza, más que a la fuerza del derecho,” propone “fortalecer los instrumentos normativos y los acuerdos multilaterales porque garantizan el bien común mejor que los tratados bilaterales”.

El capítulo sexto, “Diálogo y amistad social”, destaca el concepto de la vida, como el arte del “encuentro” con todos en cada país, incluso con las periferias del mundo. El verdadero diálogo (siguiendo a Mandela y a Desmond Tutu de Sudáfrica) es el que escucha y permite respetar el punto de vista del otro e incorporar sus intereses legítimos. En esta óptica, los medios de comunicación desempeñan un rol clave; deben evitar sacar lo peor de nosotros y orientarse a promover el encuentro y la cercanía.

union social
Imagen: Eva van Passel.

El capítulo séptimo, “Caminos del reencuentro”, realza el valor y la promoción de la paz. Enfatiza su vinculación con la verdad y la justicia y su lejanía de la venganza. La paz es proactiva y tiene como objetivo la reconciliación y el desarrollo mutuo. “La guerra no es un fantasma del pasado, sino una amenaza constante, la negación de todos los derechos”. Con el dinero invertido en armamentos propone crear un fondo mundial para eliminar el hambre.

“Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo”, el octavo y último capítulo, reitera que la violencia no cabe en las convicciones religiosas, sino en sus deformaciones; condena las expresiones terroristas y las que llevan a hambre, pobreza, injusticia, opresión y discriminación.

La Encíclica concluye rememorando a Luther King, Gandhi, Tutu y al Beato Carlos de Foucauld, “el hermano universal”, que inspira al Papa Francisco.

Concluyo. Se trata de una Encíclica muy sólida y oportuna que aconsejo leer completa en sus 132 páginas y valorar para reconstruir la gobernanza mundial, pero también nuestras atribuladas sociedades nacionales. Este México polarizado, para comenzar, tan urgido de un diálogo efectivo y un reencuentro nacional.     


*Este artículo fue publicado por primera vez en el periódico El Financiero


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Bienestar público para el beneficio privado

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A los empresarios elegidos para participar en la rifa del avión.

Es posible erradicar la miseria y la inequidad universal porque no faltan recursos, sino que sobra la avaricia. Según informó Novedades Fluvium, la semana pasada el Papa Francisco participó en un encuentro llevado a cabo en el Vaticano con la directora del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y ministros de economía de diversos países del mundo, incluyendo nuestro Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ante quienes dijo que no hay que resignarse a un mundo con cada vez más personas sumidas en la miseria, cuando la riqueza de unos pocos sigue creciendo.

El Papa les dijo: El principal mensaje de esperanza que quiero compartir con ustedes es precisamente éste: se trata de problemas solucionables y no de ausencia de recursos. No existe un determinismo que nos condene a la inequidad universal. Permítanme repetirlo, no estamos condenados a la inequidad universal. Por eso apeló a la responsabilidad colectiva para que cada uno haga su parte y puso el dedo en la llaga con una afirmación muy concreta: Si existe la pobreza extrema en medio de la riqueza, también riqueza extrema, es porque hemos permitido que la brecha se amplíe hasta convertirse en la mayor de la historia.

El Papa criticó que el bienestar se haya convertido en algo para unos pocos elegidos. Pidió a organismos financieros y gobiernos que trabajen por el bien común, la justicia social y el desarrollo integral para no convertirse en estructuras de pecado. Las estructuras de pecado hoy incluyen repetidos recortes de impuestos para las personas más ricas, justificado muchas veces en nombre de la inversión y el desarrollo. Paraísos fiscales para las ganancias privadas y corporativas y, por supuesto, las posibilidades de corrupción por parte de algunas de las empresas más grandes del mundo, no pocas veces en sintonía con algún sector político dominante.

Por último, el Papa invitó a una renovación de la economía y de las finanzas para que colaboren en la búsqueda de soluciones más humanas a los problemas de toda la gente del mundo.

Libro Cristianismo

Muy en consonancia con estas duras palabras del Papa, mi padre Antonio Prida Barrios, Q.E.P.D., publicó en 1982 el libro Cristianismo Compromiso Social con motivo de la primera visita del Papa Juan Pablo II a México, llevada a cabo en 1979, en el que sistematizó parte de la rica doctrina social de la Iglesia Católica, la cual se ha enriquecido enormemente de entonces a la fecha, pero se puede sintetizar en la misma urgencia de humanizar la solución de los graves problemas sociales que enfrentamos en nuestro mundo cada vez más unido, lo que desde luego brinda la esperanza de que la experiencia y la creatividad de unos, alcance y beneficie a los otros.

Es por ello que resulta oportuno traer a colación el informe “¿Bienestar Público o Beneficio Privado?” publicado hace un año por OXFAM, una confederación internacional de 19 organizaciones que trabajan juntas en más de 90 países, incluido México, como parte de un movimiento global a favor del cambio, para construir un futuro libre de la injusticia que supone la pobreza. La tesis principal del informe afirma que la provisión universal de servicios públicos como la salud y la educación es indispensable para reducir la brecha tanto entre ricos y pobres, como entre mujeres y hombres; y que una tributación más justa de los ingresos más altos puede contribuir a financiar estos servicios.  

En el informe se recogen testimonios de personas de muy distinto origen, posición social y profesional en los que se pone de relieve la crisis de igualdad que vive la humanidad, a consecuencia del fracaso moral derivado de la avaricia y la injusticia, que debe ser resuelta con base en una economía humana que incluya a todos en el progreso social.

desigualdad en servicios publicos
Imagen: TEC.

Las principales recomendaciones de OXFAM a los gobiernos del mundo para reducir la desigualdad son: 1) universalizar la provisión gratuita de servicios públicos como la salud y la educación, ofreciendo prestaciones sociales básicas a todas las personas; 2) liberar tiempo a las mujeres de los quehaceres del hogar y la familia; y 3) gravar la riqueza y el capital de las personas y empresas más ricas de manera más justa, evitando la evasión fiscal. Según señala el informe, el dilema que enfrentan los gobiernos es: trabajar para que todos tengamos una vida digna, o mantener la riqueza extrema de unos pocos.

Se asegura que la desigualdad es resultado de decisiones y acciones políticas que excluyen de las oportunidades de desarrollo a millones de personas cuyo potencial es desperdiciado, pero se coincide con el reciente llamado del Papa Bergoglio en el sentido de que se trata de problemas solucionables, para lo cual se tendrían que ofrecer servicios públicos universales y sistemas de protección social, financiados a través de una fiscalización más justa que incluya el impuesto a las sucesiones.

El documento señala que este tipo de servicios públicos y prestaciones sociales pueden convertirse en el motor de la igualdad que libere a las personas sumidas en la miseria, permitiéndoles llevar una vida digna, de todo lo cual la sociedad en su conjunto se beneficiaría, “ya que menos desigualdad implica también menos delincuencia, más confianza, mejor salud y vidas más longevas y felices”.

desigualdad
Imagen: iStock.

El informe de OXFAM claramente se opone a la prestación de los servicios públicos por particulares, así como a las alianzas público-privadas, y más bien alienta la participación ciudadana en la exigencia a los gobiernos de rendición de cuentas y seguimiento del gasto público para que su uso sea eficaz y ausente de corrupción. Desafortunadamente, la institución omite en su informe la importante labor que la sociedad civil organizada ha brindado y debiera seguir brindando para paliar las insuficiencias de los gobiernos en la presentación de los servicios públicos a los que están obligados a proveer de manera universal.

A pesar de indiscutibles avances que en materia social hemos logrado en México y en el mundo, desde hace casi 40 años de que mi padre publicara su libro, escandaliza el hecho de que en pleno siglo XXI subsistan amplios sectores de la población mundial excluidos de servicios públicos tan básicos como los servicios médicos o educativos de calidad, orillándolos a la muerte prematura y a la ignorancia, indignas del ser humano.

En nuestras manos está acudir al llamado del Papa Francisco para hacer cada uno lo que nos toca en esta grave responsabilidad colectiva que tenemos de erradicar la pobreza en el mundo.


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En el 2020, a trabajar por la paz

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Inicia el año 2020 y, en consecuencia, la tercera década del milenio. Con ello se renuevan las esperanzas y expectativas en relación a lo que no ha podido hacerse y cómo conquistar nuevos espacios vedados por una diversidad de obstáculos que generalmente resultan de la falta de una planificación que permita el logro de los propósitos o metas que queremos alcanzar. Una de ellas, a mi parecer, es la impostergable necesidad de trabajar por la paz –en sus diversas dimensiones–, tomando en consideración que precisamente este 1º de enero se ha celebrado la Jornada Mundial de la Paz, iniciativa impulsada por la iglesia católica el 1º de enero de 1968 y que este año tiene como lema “La Paz como camino de Esperanza: Diálogo, Reconciliación y Conversión ecológica”.  

Creo que la imposibilidad humana para lograr una paz sostenible y duradera tiene sus orígenes en el inicio mismo del hombre, en tanto la latente incapacidad de llegar a acuerdos; así podemos observar en nuestra época, por ejemplo, cómo desde los hogares, son concebidos como microespacios a raíz de la falta de comprensión entre sus integrantes, hasta la dirección de la gestión estatal al promover y alentar políticas de ajuste y reajuste sectarias, como un macroespacio, que van en contravía al anhelo persistente de alcanzar esta especie de “presea” que se escapa por enrarecidas grietas de exclusión, marginación e injusticia.

paz y guerra
Ilustración: History Extra.

En mi opinión, la desigualdad es fuente de injusticia, misma que se convierte en una objeción precisa para construir una paz efectiva y duradera que a la postre serviría en la potenciación de los sectores creativos de nuestros hogares, sociedades y estados. A mi juicio, esto implica que la violencia de diverso tipo que se observó y vivió el pasado año en nuestros países, no contribuye más que a subyugar cuerpos y, en consecuencia, a ralentizar la posibilidad de ser mejores y alcanzar objetivos previamente definidos.

Comparto la visión de entender la paz como una necesidad de trabajar desde lo espiritual y particular de cada persona, hasta la necesidad de involucrarse con “el otro” en un diálogo fraterno para “apartar” todo aquello que desde los espacios comunitarios hace “daño” a la integración y a la resolución pacífica de los conflictos. De manera tal que para construir paz es necesario despojarnos de nuestros propios modos de concebir el mundo e integrar a los demás a ese diálogo en la composición del mismo.

En ese esfuerzo todos nosotros, los ciudadanos, la sociedad, podemos contribuir en la medida de que hagamos valer el derecho ajeno como si fuese el propio, lo cual tiene que ver con la empatía. El pontífice Mario Bergoglio “Francisco, acota al respecto que “la paz es un bien indivisible: es de todos o de nadie”. En conclusión, este 2020 como todos los demás años precedentes, se convierte en un escenario propicio para convertirnos en arquitectos de la paz. Hacia ella tenemos que bregar los seres humanos a pesar de cualquier resiliencia.

Los dos papas del solsticio de invierno: Un cristianismo austero y popular

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La Iglesia Católica Romana guía a 1,200 millones de fieles de regreso al cristianismo. El paso de Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI) a Jorge Bergoglio (Papa Francisco), como en el solsticio de invierno, significa una reversión de la tendencia de la obscuridad a la luz, de una posición conservadora a una más liberal. Ahora el Papa Francisco, el Papa Jesuita, está transformando a la Iglesia Católica Romana en una versión austera y popular de genuino cristianismo.

En contraste con las posiciones asumidas por el Papa Benedicto XVI desde que fue electo en el cónclave del 19 de abril de 2005, tales como el endurecimiento de la postura de la Iglesia en lo referente a la prohibición del aborto; la homosexualidad, la eutanasia; y el uso de anticonceptivos, hasta el 28 de febrero de 2013 cuando renuncia a la silla de San Pedro; los católicos del mundo vivimos una larga noche doctrinal: un solsticio de invierno.

Con el Papa Francisco, electo el 13 de marzo de 2013, se encendió una luz de esperanza, tramada al más puro estilo jesuita, orientada hacia la “Opción Preferencial por los Pobres”; su compromiso con el medio ambiente (Carta encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común) y su disposición al diálogo con personas de diferentes orígenes y credos.

En Perspectiva, la postura del Papa Francisco corre sobre los ejes de la justicia y la reconciliación, entre los seres humanos; entre éstos y el medio ambiente; y todo esto permeado por una concepción activa de la justicia. Una justicia que tiende puentes entre las tensiones que desgarran el tejido social de nuestras comunidades; y donde se han desmantelado los mecanismos para el ascenso social y la calidad de vida.

#PapaFranciso y el secreto pontificio

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El Papa Francisco logró volverse tendencia al pugnar por la transparencia en los casos de abusos a menores por miembros de la iglesia.

Ante los numerosas denuncias en contra de abusos a menores por parte de miembros de la iglesia el Papa Francisco promulgó dos nuevas leyes que permiten levantar el secreto pontificio.

La instrucción “Sobre la confidencialidad de las causas” entró en vigor inmediatamente y establece que las diócesis de cada país, deben proporcionar toda la documentación sobre los procesos y denuncias que solicite la autoridad judicial.

Especifica que “no puede imponerse ningún vínculo de silencio con respecto a los hechos encausados ni al denunciante, ni a la persona que afirma haber sido perjudicada ni a los testigos”.

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La segunda ley considera que un clérigo comete delito de pornografía infantil con “la adquisición o posesión o divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográficas de menores de 18 años”, informa la agencia católica aciprensa.

El Motu Proprio, promulgación de la ley, eleva formalmente a 18 años la edad mínima para que la pornografía no sea considerada infantil, que hasta ahora eran 14 años.

Con ello se modifican los artículos sexto, decimotercero y decimocuarto del Sacramentorum Sanctitatis Tutela, legislativo que delinea los delitos que deben considerarse reservados. Con ello también se elimina la obligación de que el abogado y procurador sea un sacerdote.

Hasta ahora, el Derecho Canónico imposibilitaba compartir las denuncias, informes y documentaciones en posesión de la iglesia con las autoridades civiles.

Este anuncio se dio en el marco del cumpleaños 83 del pontífice.

Con información de Notimex.