PIB

Índice alternativo al PIB

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AMLO prepara nuevo índice alternativo al PIB para medir crecimiento y bienestar

El presidente López Obrador prepara un nuevo índice alternativo al PIB para medir crecimiento económico en México, el cual, adelantó, también medirá el bienestar.  

En conferencia de prensa del jueves 21 de mayo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) indicó que pronto será presentado el índice “alternativo al Producto Interno Bruto”, esto después de que sus pronósticos de crecimiento económico señalados en campaña en 4 por ciento, se aleja de la realidad con una contracción en 2019 y tendencias catastróficas en 2020 por la pandemia del covid-19.

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“Va a medir crecimiento, sí, pero también bienestar, también grados de desigualdad social (…) y otro ingrediente en este nuevo paradigma (será) la felicidad del pueblo”, explicó.

Para ello, López Obrador afirmó que convocará a matemáticos, economistas, sociólogos, antropólogos; entre otros especialistas, para dar forma al nuevo índice.

“Voy a hacer el planteamiento del problema, voy a plantear la hipótesis y vamos a desarrollar algo nuevo, pensando en el regreso a la ‘nueva normalidad’, porque no podemos seguir midiendo de la misma manera”, enfatizó.

Al respecto, el mandatario subrayó que no se puede seguir midiendo el crecimiento económico si este no va a acompañado de una mejor distribución de los recursos entre la población.

La idea está planteada en el ensayo La nueva política económica en los tiempos del coronavirus, presentado por López Obrador el 16 de mayo pasado.

“Nada justifica seguir con la misma política económica y continuar manteniendo el término de crecimiento a secas como parámetro básico de medición del desarrollo nacional. Por eso decimos sí al crecimiento, pero con democracia y bienestar; sí al progreso, pero con justicia porque progreso sin justicia es retroceso. En la nueva política económica al crecimiento debe añadirse el bienestar en la más amplia extensión de la palabra”, menciona.

La baja en tasas es insuficiente

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Siguiendo la acción de la FED –el Sistema de Reserva Federal– en Estados Unidos, el Banco de México decidió continuar con una política monetaria altamente expansiva, buscando inyectar esteroides a la alicaída economía mexicana.  Efectivamente, en su reunión del pasado 21 de abril, el Instituto Central de nuestro país tomó acciones importantes para alentar, en la medida de lo posible, la demanda agregada así como operaciones de liquidez adicionales.

En su último comunicado destacan varios temas interesantes. Fue, al igual que la realizada el 20 de marzo, una reunión de la Junta de Gobierno fuera de calendario, lo que habla de la necesidad de actuar con prontitud ante la delicada situación por la que atraviesa la economía nacional y en tándem con lo realizado por la Reserva Federal anteriormente.

baja en tasas economia
Imagen: Be In Crypto.

Por otro lado, aunque la disminución de 50 puntos base (pb) en la tasa de referencia, para dejarla en 6.0% era ampliamente esperada por los participantes en el mercado, llamó igualmente la atención que se realizara de manera unánime, cuando en las reuniones anteriores se habían presentado discrepancias dentro los miembros de la Junta de Gobierno en relación a la velocidad que debería de tener la relajación monetaria.

Finalmente, es de destacarse el paquete de diez medidas encaminadas a promover el correcto funcionamiento de los mercados, proveer liquidez al sistema financiero y fortalecer los canales para otorgar crédito. Dentro de este paquete destaca la provisión de recursos a instituciones bancarias para canalizar crédito a la micro, pequeña y medianas empresas, y a personas físicas afectadas por la pandemia por un monto de 250 mil millones de pesos equivalentes a 1.0% del PIB. En el agregado, estas medidas junto con otras tomadas anteriormente, representan un monto equivalente a 3.5% del PIB.

Evidentemente, el objetivo fundamental de todas estas acciones es hacer frente a una de las caídas más profundas de la actividad económica. El propio Banco Central señala en su comunicado: se estima que las afectaciones sobre la actividad económica nacional derivadas de la pandemia, conducirán a una contracción importante de la actividad económica del país en el primer semestre del año. Si bien aún se desconoce la magnitud y la duración de los efectos de la pandemia y la información aún es limitada, estimaciones iniciales sugieren que el PIB en el primer semestre de 2020 podría llegar a presentar una reducción mayor a 5% respecto al mismo periodo del año previo.

inyectar economia
Imagen: Be In Crypto.

Desafortunadamente, las estimaciones parecen que se quedarán cortas. De hecho, la propia encuesta de expectativas económicas del sector privado realizada por Banxico, correspondiente al mes de abril, muestra un fuerte deterioro en el estimado del PIB para este 2020, al pasar de -3.5% en la encuesta previa a -7.1%.

Llama la atención la amplia dispersión entre las proyecciones de los analistas que participan en la encuesta, ya que dichas expectativas se mueven en un rango de entre -3.6% y -12%. Seguramente, en la medida en que se vaya divulgando información oportuna, las proyecciones irán convergiendo en un rango mucho más estrecho y cercano a -10%.

De esta forma, existe un amplio consenso entre economistas del sector privado y las instancias financieras gubernamentales, en el sentido de que la pandemia COVID-19 originará un choque sin precedentes que impactará de manera negativa tanto la demanda como la oferta agregadas, lo que contribuirá a que la brecha del producto se haga aún más negativa.

economia lenta en Mexico
Ilustración: Nexos.

Esto último permite anticipar que el Banco Central seguirá por la ruta de instrumentar una política monetaria altamente expansiva, por lo que la atención de los analistas hoy se centra en anticipar el momento y la cuantía de los siguientes recortes en las tasas de interés.

Es un hecho que Banxico tiene margen para recortar las tasas de interés, sobre todo porque la FED ha llevado prácticamente a cero la tasa de la Federal funds –tasa de interés de fondos federales–. No obstante, hay que tener presente que en las circunstancias actuales, la demanda es inelástica a las tasas de interés: éstas podrían bajar de igual forma a cero por ciento y la actividad económica simplemente no repuntaría, de manera tal que la baja en tasas está limitada a un nivel, cercano a 4%, después del cual por una evaluación de riesgo se podría presentar una salida de capitales y esto presionar el tipo de cambio y, por lo tanto, los niveles inflacionarios.

Dado este fenómeno de inelasticidad de la economía, es muy importante que entre en acción la política fiscal. Se necesita tomar acciones en conjunto de la política monetaria y fiscal, la participación de los empresarios y generar confianza para las inversiones nacionales y extranjeros, de otra manera el país no crecerá.

Manuel Guzmán M. es Vicepresidente de Negocios Estratégicos de Samurái Capital: manuel@samurai.science. La opinión aquí expresada es responsabilidad del autor.


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Minimizar costos de la crisis. ¿Ayuda el Banco de México?

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La caída del PIB este 2020 será bastante mayor a la de 1995, que fue de 6.22% y causó la pérdida de millón y medio de empleos. Era inevitable que tal desastre se trasladara al sistema bancario, como volverá a ocurrir este 2020; la caída de actividad y del empleo dejó a empresas y personas deudoras de los bancos sin poder pagar sus créditos.

Hace ocho días nos referimos a la propuesta de Carlos Obregón y Jorge Mariscal de abrirle créditos a personas y empresas en montos y plazos suficientes para solventar la pérdida de ingresos y de activos de negocios que causará la cuarentena sanitaria.

Agustín Carstens, exsecretario de Hacienda y actual Director General del Banco de Pagos Internacionales, opina lo mismo: “para atajar la crisis [los apoyos] deben llegar a las personas y las empresas”, y agrega que los mecanismos de intervención de los bancos centrales “deben establecerse de manera urgente”.

El Banco de México debería estar trabajando en ello.

medidas y rescate Banxico
Imagen: Diario en Imagen

El error del pasado, en México y en el mundo, fue haber “rescatado” a los bancos de las crisis financieras, en vez de haber rescatado a las personas y a las empresas deudoras con créditos a largo plazo que les permitieran resarcir sus pérdidas y pagar sus deudas.

El rescate de los bancos de México en 1998 es –en tiempo presente– un desfalco a la nación; consiste en que el Fobaproa, luego IPAB, les compró su cartera incobrable, al valor contratado de 552 mil millones de pesos, por los que se han pagado más de 677 mil millones de pesos en intereses. No obstante, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, los pasivos del IPAB ascendían a un billón 32 mil 288 millones de pesos el año pasado.

Si no se actúa con sentido de urgencia para definir cómo canalizar créditos a personas, empleadas o desempleadas, y a empresas para que puedan pagar sus deudas a los bancos, vendrá una crisis de las funciones bancarias y la ineludible necesidad de restablecerlas, al costo que sea.

Para evitar esa crisis, la propuesta de Carstens es “convencer a los bancos para que presten, utilizando para ello programas de financiación para préstamos de los bancos centrales”.

Los bancos, ciertamente, tienen enorme liquidez, pero no le dan crédito a personas con deudas impagadas ni a empresas con balances negativos de su negocio. De ahí la necesidad de intervención del Banco Central. Para volver a convertir en sujetos de crédito a los deudores, el Banco de México, en nuestro caso, tendría que ofrecer garantías colaterales y operar como banca de segundo piso para descontar los créditos que se contrataran con la banca privada.

tormenta para empresas en la crisis
Imagen: Revista IMEF.

¿A quién irían esos préstamos? A personas físicas –muchas familias pueden perder su casa si no pagan su hipoteca, por ejemplo– y a micro, pequeñas y medianas empresas que no hayan despedido o reducido el salario de sus trabajadores, que ofrezcan garantías de pago y que estén al corriente en sus obligaciones fiscales.

Sin embargo, el Banco de México, apegado sus principios, anunció el martes una serie de medidas referidas a las instituciones de banca múltiple y de desarrollo, a las que se destinarán recursos hasta por 750 mil millones de pesos con la intención de facilitar que, en medio de la volatilidad, otorguen financiamiento a diversos mercados.

El criterio es atender las necesidades de financiamiento de personas y empresas, tomando en cuenta las dificultades en que la volatilidad ha puesto ya a los intermediarios bancarios; veremos si tan millonaria intervención en apoyo al “sistema financiero”, no se atasca antes de que llegue a las personas y empresas, y si no deriva en otro “rescate” bancario mal disfrazado.

No hay manera de evitar un costo social de la contracción económica, pero sí se le puede reducir si se toman decisiones en Banxico a la altura de circunstancias sin precedentes, que reclaman abandonar viejas ideas.


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Una crisis eterna y el fantasma de la Gran Depresión

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México atraviesa por una situación extremadamente complicada debido a la presencia de diversos factores internos y externos, que han significado una caída abrupta de la actividad económica. Es difícil hacer una evaluación precisa del impacto conjunto de este entorno sobre la economía mexicana, pero se puede anticipar una caída importante del PIB. En este sentido, vale la pena echar una mirada a las peores crisis que se han vivido en nuestro país para tener una idea del terreno en el que estamos incursionando.  

Hacia finales de la década de los veinte y principios de los treinta, la actividad económica mundial se desplomó como resultado de la crisis surgida en Estados Unidos, y que más adelante se conocería como la “Gran Depresión”. La caída del mercado bursátil en 1929 impactó al sistema bancario estadounidense, que ante una fuerte corrida de recursos, colapsó por problemas de liquidez. En los siguientes tres años que siguieron al famoso “jueves negro” el 24 de octubre de 1929, cuando la bolsa de Nueva York cayó 13.47%, las condiciones de la actividad económica mundial se deterioraron de manera significativa.

Al finalizar 1932, el comercio internacional se contrajo 66%, la producción mundial cayó 40 y se registró una deflación de 50%. En Estados Unidos, epicentro de la recesión, quebraron alrededor de 110,000 empresas en el periodo 1929-1932 y cerca de 14 millones de personas perdieron su empleo –30% de la población activa– y 30 millones en los países industrializados.

México no se pudo abstraer de esta tendencia de depresión a nivel mundial. En 1929 el PIB cayó 3.6%, en 1930 disminuyó 6.6% y después de un crecimiento de 3.5% en 1931, la economía mexicana se desmoronó 14.9% en 1932, la peor recesión económica registrada en nuestro país.

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Fotografía: Emaze.

A finales de la década de los setenta se presentó un periodo de expansión impulsado por el crecimiento de los países industrializados y el aumento de los precios del petróleo. En los ochenta, México entró en una etapa de aletargamiento; en el periodo 82-89 el crecimiento promedio del PIB fue de sólo 0.5%, por lo que a este lapso se le conoce como “la década perdida”. No fue hasta el periodo 90-94 cuando la economía mexicana recobra la senda del crecimiento, gracias a una serie de cambios estructurales de gran calado que se reflejaron, no sólo en una mayor actividad económica, sino también en el abatimiento de la inflación de niveles superiores a 150% en 1987 a 7% a finales de 1994.

No obstante, la devaluación del peso frente al dólar en diciembre de 1994 ocasionó una fuerte caída del PIB al cierre de 1995 (-6.3%). Este derrumbe fue de tal magnitud que significó un retroceso en el valor del producto de siete años.

En 2008 el mundo enfrentó nuevamente un escenario económico muy complicado, luego de la quiebra de Lehman Brothers en septiembre, lo que desató una crisis económica mundial que se incubó en el sector hipotecario estadounidense y se propagó por el mundo debido al default de bonos que fueron adquiridos en buena parte por bancos europeos. El incremento en la aversión al riesgo a nivel global y la fuerte contracción de la demanda global ocasionaron que el PIB en nuestro país cayera 5.3% en 2009.

Es importante destacar que existe una diferencia muy importante entre la crisis de 1995 y la de 2009. La primera tuvo un origen interno, toda vez que los diferentes acontecimientos políticos que se presentaron en ese año –surgimiento del EZLN, el asesinato de Colosio, etc.– mermaron la confianza de los agentes económicos, mientras que la de 2009 nos vino de afuera.

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Imagen: Vértigo.

Hoy tenemos quizá una crisis “nueva” que podría ser de proporciones mayúsculas, ya que cuenta precisamente con los dos catalizadores, el interno y el externo, lo que significa que estamos entrando en terreno desconocido.

En 2019, la economía mexicana registró una contracción de 0.1% derivada de una serie de medidas que el sector empresarial percibió atentaban contra el estado de derecho, lo que mermó la confianza, paralizó la inversión y condujo incluso a que la empresa S&P recortara la calificación de la deuda soberana de México.

A la desaceleración manifiesta de la actividad económica en México, se sumó en este 2020 la pandemia del coronavirus y la disrupción que causó de las cadenas de suministro a nivel mundial, lo que paralizó la actividad productiva ante la falta de insumos, y la contracción del consumo debido a las medidas de aislamiento que se han tenido que adoptar en todo el mundo.

México enfrenta dos circunstancias que hacen aún más sombrío el escenario económico en este 2020. La caída en los precios del crudo debido a la guerra petrolera entre Arabia Saudita y Rusia, y el recorte a la calificación de la deuda soberana de México y Pemex por parte de las principales agencias calificadoras. Si se llegara a materializar la pérdida del grado de inversión, las consecuencias sobre el peso, la inflación y, en general sobre la economía, serían terribles.

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Imagen: RT.

Ante la atroz coincidencia de malas noticias, la pregunta que todos se hacen es de qué tamaño será la recesión en este 2020. Me temo que la respuesta será muy desagradable toda vez que el escenario descrito se ve aderezado por la falta de un plan económico gubernamental que permita hacer frente a una crisis que se percibe aterradora.

El 26 de marzo la correduría JPMorgan fue la primera institución en prever un severo desplome de la economía mexicana en este 2020 (-7%). De acuerdo con JP, el distanciamiento social, paros en sectores económicos claves y un golpe a los sistemas de salud, sugieren que los riesgos a la baja permanecen.

En días recientes, Santander dio a conocer su estimado para este año, previendo una caída de 6.4%, mientras que Bank of America proyecta que la economía se hunda 8.0%. Es previsible que el resto de los analistas ajusten a la baja sus proyecciones hacia una caída superior a 6% en la medida que se den a conocer los datos de actividad económica del segundo trimestre.

El efecto conjunto sobre la economía mexicana de la falta de inversión, el colapso del consumo y las cadenas de producción, el desplome de los precios del petróleo y la mayor aversión al riesgo por el recorte a la calificación de la deuda soberana, sugieren que la contracción del PIB de México en este 2020 será de 6.7%, la más funesta desde la Gran Depresión.


Manuel Guzmán M. es Vicepresidente de Negocios Estratégicos de Samurái Capital. manuel@samurai.science. Agradezco la valiosa colaboración de Lucero Jiménez de la Universidad de la Américas Puebla. La opinión aquí expresada es responsabilidad del autor.


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El virus no tiene la culpa

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Los hechos primero: mucho antes de que la OMS declarara la pandemia por el COVID-19, la economía mundial ya estaba en franca desaceleración. No hay una relación causal entre los dos eventos, aunque al cruzarse, ambos empeoran.

Hay una crisis en proceso desde tiempo atrás y preocupa mucho a los gobiernos de las principales economías ocultar a sus sociedades la verdadera naturaleza de los problemas; la psicosis por el riesgo a la salud contribuye a ocultarlos al escrutinio público, aunque no de todo mundo: el Vaticano está convocando a proponer un nuevo orden económico global.

Sólo para constatar que la desaceleración tiene años gestándose, partamos de la década de 1960 a 1969, cuando el PIB de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón y el Reino Unido creció al 5.1% anual promedio para el conjunto, mismo que, en constante declinación, había caído al 1.2% entre 2011 y 2018.

Estados Unidos crece ahora a 2% anual mientras que Europa y Japón al 1% y las economías de Brasil, México, Turquía, Argentina, Sudáfrica y Rusia, las más importantes entre las emergentes, están prácticamente estancadas.

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Imagen: Head Topics.

El crecimiento chino cayó a menos de 5% en 2019, la tasa más débil en casi 30 años y crecerá por abajo de 4% este 2020. Antes del famoso virus, el FMI había publicado que, “En cualquier escenario, el crecimiento global en 2020 caerá a 2.5 por ciento”.

Los aspectos de la crisis son múltiples, pero destacan la mortandad de empresas, la proliferación de mercados oligopólicos, la preponderancia del sector de servicios en el valor del PIB; la precariedad en la estabilidad de los empleos que además, han abatido la masa salarial, la concentración del ingreso y la menor productividad de la mano de obra.

Esos y otros factores –presentes en Europa, Asia y Norteamérica– se resumen –según la economía marxista y la de Keynes– en el rezago de la capacidad de compra de los mercados, ante una capacidad de producción instalada que, por lo mismo, va quedando sobrada, lo que hace innecesarias mayores inversiones para ampliar la oferta de cosas y necesaria la desaparición de capital excedente, lo que viene ocurriendo vía depreciación de activos físicos y quiebras empresariales.

Demanda y oferta son los dos motores de esta economía de mercado, faltos de la energía que aportan las expectativas de rentabilidad de las inversiones; a esa lógica han respondido las políticas públicas en Europa, Asia y Norteamérica ante la crisis: han dado toda suerte de estímulos a las ganancias del capital, incluyendo el abatimiento de los derechos laborales, la precarización de los empleos y baja de la masa salarial para abatir costos, lo que, obviamente, ahonda la brecha entre capacidad de consumo de los mercados y de oferta de la planta productiva.

crisis por coronavirus
Imagen: Cloudfront.

Contra ese enfoque de las políticas públicas, el Papa Francisco ha convocado a 2,000 economistas y empresarios de 115 países, todos menores de 35 años, para participar en el encuentro “La Economía de Francisco”, a celebrarse del 26 al 28 de marzo próximo en Asís (Italia).

La convocatoria tiene la finalidad de identificar las condiciones para tener una economía socialmente justa, económicamente viable, ambientalmente sostenible y éticamente responsable en el mundo.

La gravedad de los problemas económicos, ambientales y sus derivaciones sociales y políticas puede tener de bueno que facilite la unificación de criterios para construir soluciones.


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Cero crecimiento y el cambio de modelo

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Caída del PIB en México 2019 y los otros datos de AMLO

Los pronósticos de crecimiento económico para México en 2019 se cumplieron. La actividad económica no sólo sufrió de estancamiento, sino que registró la primera dolorosa contracción en diez años.

Mientras los números no asombran a los analistas económicos, las dudas sobre el cumplimiento de un crecimiento al 4 por ciento prometido Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al inicio de su gobierno se intensifican incluso en sus más fieles seguidores.

Por más que la lupa económica quiera encontrar datos positivos en el primer año de gobierno de AMLO, las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ensombrecen la creencia de que “la economía va muy bien”.

Sin embargo, a pesar de la contracción económica y las dudas sobre la inversión en 2020 la retórica en Presidencia no cambia y, entre risas frente a periodistas, asegura que “él tiene otros datos”.

Pero ¿cuáles son los otros datos del presidente?

La economía moral del presidente marca la línea de su modelo e insiste que los parámetros de medición del crecimiento deben ser revisados y considerar aspectos que calculen el nivel de bienestar que su gobierno está generando en el país.

“Ya se esperaba, pero están cambiando los parámetros para medir si tenemos bienestar en México. Como tengo otros datos, puedo decirles que hay bienestar. Puede ser que no se tenga crecimiento, pero hay desarrollo y hay bienestar”, insistió AMLO al ser cuestionado sobre la caída del PIB en 2019.

Para el presidente, los parámetros del modelo que rigió la política económica de México durante los últimos 30 años, no permiten medir el nivel de bienestar e insiste que el crecimiento poco crecimiento registrado en esos periodos se acumuló en unos pocos sectores de la población.

“No me importa mucho porque crecer puede significar que haya más dinero en unas cuantas manos”, dijo. “Es necesario que haya una mejor distribución del ingreso y que los beneficios lleguen a todos. Eso es lo que me tiene tranquilo, porque abajo hay más capacidad de compra, no hay crisis de consumo,” insistió.

“Me importa mucho la economía familiar. No es fácil después de 31 años de dominio de un modelo económico medir de otra forma, tomar más en cuenta el bienestar, el desarrollo.” – López Obrador.  

La caída en picada del PIB

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PIB México 2019 primera caída de la economía en diez años: INEGI

El Producto Interno Bruto (PIB) de México se contrajo 0.1 por ciento en 2019 con base a cifras desestacionalizadas, revelan datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Durante el cuarto trimestre del 2019, el PIB en México no registró variación a tasa desestacionalizada, frente al nulo crecimiento del trimestre previo y después de una leve caída del primer trimestre del año.

A tasa anual, de octubre a diciembre de 2019 la economía mexicana sufrió una caída a tasa anual de 0.3 por ciento, para registrar una contracción del 0.1 por ciento en 2019.

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Comportamiento del PIB por actividad económica

Desglosada la actividad económica por rubro, en el cuarto trimestre las primarias (agricultura, ganadería, etc.) avanzaron 1.9 por ciento anual, en tanto que las secundarias (industria) cayeron 1.5 por ciento. Las terciarias (servicios), principal motor de la economía mexicana, subieron 0.1 por ciento.

La caída en la inversión productiva que hasta octubre había registrado una caída del 5.2 por ciento, es considerada por analistas de El Financiero como el factor más importante para explicar la contracción del PIB en México 2019, además de la contracción del gasto público en línea a la política de austeridad del gobierno mexicano.

Primera caída del PIB en México en diez años

En 2009, la segunda mayor economía latinoamericana sufrió una contracción anualizada del 5%, según datos de Eikon Refinitiv, arastrada por los efectos de una crisis mundial originada en Estados Unidos.

Al interior del PIB, la actividad industrial cayó un 1% en el cuarto trimestre, mientras que las actividades primarias cayeron un 0.9% y los servicios y el comercio avanzaron un 0.3% frente al trimestre previo.

Los resultados, cuyos valores definitivos serán dados a conocer a fines de febrero, podrían alentar al banco central a seguir recortando la tasa de interés de referencia, actualmente en 7.25%, luego de cuatro bajas consecutivas de 25 puntos base cada una.

Mal augurio para el PIB 2019

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Pronostica caía de crecimiento economía de México 2019 a cifras anuales.

Los últimos meses de 2019 fueron críticos para la economía mexicana y, de acuerdo con los más recientes datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), todo indica que se perfila una contracción a tasa anual, lo que implicaría su primer ‘tropiezo’ en 10 años.

Entre enero y noviembre de ese año el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) publicado por INEGI, disminuyó 0.22 por ciento, respecto al mismo periodo del año previo. La última vez que este indicador presentó un desempeño negativo para un periodo similar fue en 2009.

Los analistas consideran que la economía se mantuvo débil en el último mes de 2019, por lo que prevén un resultado negativo para todo el año, e incluso, estiman una recuperación más lenta para 2020, tras los resultados del IGAE.

“La economía debe haberse contraído 0.1 por ciento en 2019, y esperamos un crecimiento de 0.6 por ciento en 2020, desde un pronóstico anterior de 1.4 por ciento”, señaló en un reporte Marco Oviedo, economista en jefe para América Latina de Barclays.

Analistas de Goldman Sachs indicaron que con los resultados del IGAE a noviembre, los pronósticos de la economía para todo el año son negativos, y esperan una contracción de 0.2 por ciento.

En declive

“Los indicadores recientes muestran que la actividad económica siguió débil durante el último trimestre de 2019”, señalaron analistas de Banamex, quienes confirmaron su pronóstico de una baja de 0.1 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) de 2019.

En la última encuesta de Citibanamex 9 instituciones estimaron que la economía se habría contraído entre 0.1 y 0.2 por ciento en 2019 (Banorte, Citibanamex, Bursamétrica, Itaú BBA, JP Morgan, Monex, Multiva, Santander y Valmex).

Luego de los resultados del IGAE, algunas instituciones confirmaron este pronóstico, y otras más se sumaron a la expectativa de una caída, como Barclays, Goldman Sachs e ING Group.

La economía, medida con el IGAE, reportó un mayor deterioro en noviembre, ya que reportó una contracción de 0.8 por ciento anual, la mayor en 10 años, desde diciembre de 2009. Además, el indicador sumó 7 meses en contracción, de acuerdo con los registros del INEGI.

“El IGAE de noviembre reportó una situación más negativa de las que estábamos esperando”, señaló Ernesto O’Farrill Santoscoy, presidente de Bursamétrica. Agregó que contrario a sus expectativas, los servicios no lograron recuperarse y extendieron su retroceso, a pesar de que apuntaban un repunte por el ‘Buen Fin’.

“La caída en los dos últimos meses del 2019 del índice de la actividad económica hace probable que el resultado del PIB del cuarto trimestre tenga una caída anual entre el 0.6 o 0.7 por ciento”, dijo O´Farril.

“Tras el IGAE de noviembre, ajustamos ligeramente a la baja nuestro pronóstico del trimestre, mismo que se encontraba en 0.5 por ciento, a 0.6 por ciento”, indicaron analistas de Banorte, y señalaron que la atonía de la economía prevaleció en el último mes del año”.

Recuperación moderada para 2020

Los analistas estiman que será lenta la recuperación económica para el presente año. El consenso estima un crecimiento de 1.0 por ciento.

Para Citibanamex, la economía será impulsada por las exportaciones y el consumo privado, así como por una estabilización gradual del gasto público y la inversión privada.

Marco Oviedo señaló que la demanda interna seguirá siendo débil, y estima que la recuperación de la demanda externa seguirá impulsando al sector manufacturero, que podría ser la única fuente de crecimiento en los próximos meses.

“Pronosticamos una recuperación más suave a lo largo de 2020, ya que los catalizadores nacionales para el crecimiento interno podrían no existir”. En su opinión, el gobierno continuará impulsando una visión nacionalista sobre el petróleo y la electricidad, lo que hace improbable un cambio en la política energética en el corto plazo, que ha sido la principal causa de malestar del sector privado y de la baja en la inversión y en la demanda local.

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