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Retos en tiempos de crisis

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Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión sobre dos retos que, entre muchos, se nos presentan en estos momentos de crisis. El primero tiene que ver con una situación de carácter estructural que como sociedad hemos padecido desde tiempos remotos. El segundo resulta de la respuesta que como individuos podemos tener frente a escenarios críticos.

1. El fin del mundo en un país desigual

El primer reto se nos presenta por la desigualdad en la que como país vivimos. He aquí imágenes contrastantes que nos hablan de ello.

En un puesto de tianguis de algún rincón del país se lee “Seguiremos atendiendo hasta que el coronavirus nos mate”; en una calle de la Ciudad de México el señor que recoge la basura le dice a un vigilante “¿tú qué prefieres: morirte de hambre o de la enfermedad?”; mientras, en un pueblo distante, internado en la sierra, los habitantes aún no se enteran de la emergencia sanitaria que azota al mundo. Estas imágenes contrastan con aquellas que, en días previos, vimos en supermercados de las grandes ciudades mexicanas donde se agotó el papel de baño y los productos antisépticos y de limpieza.

crisis humanitaria
Ilustración: Pinterest.

Así es México. Un país con realidades contrastantes donde miles pueden correr a comprar todo aquello para “el fin del mundo”, pero también un país donde millones viven al día porque para ellos diariamente es el fin del mundo. Vivimos en un país donde la mitad de la población sobrevive en un fin del mundo cotidiano; y, ahora, con la crisis sanitaria que nos ha traído el COVID-19, vivimos frente al temor de una pandemia que en la mente de muchos se asemeja a un inminente fin del mundo.

Esta situación nos muestra la realidad de México, un país que dentro del 25% con mayores niveles de desigualdad en el mundo alberga al hombre más rico de América Latina junto con más de 50 millones de personas pobres (Oxfam). Es decir, un país donde 52.4 millones de mexicanos viven en pobreza: 41.9% de la población nacional; 9.3 millones se mantienen en pobreza extrema, lo que equivale al 7.4% del total nacional; mientras que 28 millones de personas, 22.4% del total nacional, tienen carencia alimentaria (Coneval, 2018).

Sin duda, esta situación se nos presenta como un reto el cual, lamentablemente, no podremos atender si no es con acciones compensatorias de gobierno, empresa y sociedad, las cuales procuren a quienes menores oportunidades tienen para hacer una cuarentena y, con ello, librarse del contagio masivo, no tener que salir a las calles a ganarse el pan de cada día. Una acción compensatoria podría ser que los empresarios permitan a sus trabajadores no asistir con goce de sueldo durante un mes –o el tiempo que dure la fase de mayor contagio–. Otra opción es que quienes tenemos empleados en nuestros hogares hagamos lo mismo: que dejen de asistir con el pago correspondiente. Asimismo, el gobierno tendría que pagar, a quienes no tienen un empleo formal, por el trabajo que no realizarán durante el tiempo que dure la emergencia sanitaria.

crisis de corona
Ilustración: South China Morning Post.

2. Lo peor de nosotros mismos

Si bien las crisis pueden sacar lo mejor de nosotros mismos, tal como ocurrió en los sismos de 1985 y 2019, donde la solidaridad y la valentía de muchos permitieron ayudar a quienes más lo necesitaban; también los escenarios críticos pueden sacar lo peor de nosotros. Para ilustrar esto presento dos situaciones en las que bien podemos encontrar correlatos en nuestras propias vidas.

Hace unos días se difundió en redes sociales la forma en que un hombre que se había contagiado de coronavirus y fue presa de discriminación en su propia residencia. Los vecinos del edificio donde habita rociaron cloro en su puerta y el personal de vigilancia no quería dar acceso a quienes intentaban llevarle víveres para pasar su cuarentena.

Otro ejemplo lo tenemos también en un vecindario donde la administración, siguiendo las recomendaciones del gobierno federal, cerró las zonas comunes y, entre ellas, las áreas de juego. Ahí, una niña de dos años, sin entender por qué si el sol brilla y los pájaros cantan, ella no puede entrar a jugar como siempre lo ha hecho. Su insistencia hace que momentáneamente entre a los columpios, pese a la reprimenda de su madre. Frente a ello una de las vecinas grita: “si pusieron la cinta es para que los niños no entren”.

coronavirus crisis
Ilustración: Ann Kiernan.

Estas imágenes muestran cómo el temor y la intolerancia pueden hacer que las personas actúen irracionalmente y culpen a los enfermos, la inocencia infantil o la “irresponsabilidad” de los padres. Esta crisis hace que vecinos, quienes otrora se saludaban cordialmente, ahora se sientan amenazados por los demás. Si en momentos de crisis a veces podemos ponernos en el lugar de los otros, de los que sufren y padecen, para tratar de aliviar su pena con nuestra ayuda solidaria; también en escenarios críticos, sobre todo cuando nos sentimos amenazados, somos incapaces de sentir empatía para comprender la situación de los otros.

En suma, esta emergencia sanitaria nos dejará lecciones para tratar de convivir –con-los-otros– frente al riesgo y la amenaza, así como a comprender que nuestra riqueza y nuestras oportunidades pueden representar la pobreza y falta de oportunidades de otros, por lo que debemos procurar acciones individuales y colectivas que contribuyan a generar una justicia social en la que todos, medianamente, tengamos la misma posibilidad de vivir con dignidad.


Fuentes:
Coneval. Medición de la pobreza en México. 2018, disponible en https://bit.ly/2UCOttZ.
Oxfam, “México justo: Políticas públicas contra la desigualdad”, disponible en https://bit.ly/2JAS71q.


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Y que nos llega el COVID-19

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En Zacatecas al igual que en todo el país, llegó la pandemia, y como suele suceder en situaciones complejas, saca lo mejor y lo peor del ser humano; se crean grupos de solidaridad, pero sobre todo, una incesante demostración de que los mexicanos nos sabemos dar.

Entregamos aun cuando esto apenas comienza, sin esperar nada a cambio, sólo aportamos a la contención muy a pesar de las autoridades, y principalmente muy a pesar del presidente.

Sin duda existe una gran cantidad de mexicanos a quienes no les es posible quedarse en casa y desde luego no son falta de ganas, ni inmunidad; es falta de comida, falta de oportunidades, de solidaridad, de políticas públicas que realmente ayuden a salir de tal circunstancia y no los mantenga en la misma con precariedad.

Lo que hace falta en este país, es una verdadera justicia social. Han demostrado los gobiernos que ninguno ha tenido capacidad para administrar el dinero de los contribuyentes, y menos de hacer una adecuada redistribución. No sé por otros lugares, pero acá en Zacatecas existen funcionarios que luego tienen ranchos y propiedades que ni siquiera tienen empresarios con más de 40 o 50 años de trabajo; ahí es donde se ve la verdadera injusticia y el destino de los recursos, que deberían servir para generar una comunidad más igualitaria o más justa.

virus en zacatecas
Ilustración: Shonagh Rae.

Ante la pandemia, piden a los empresarios que apoyen a sus empleados, con el pago del salario cuando dejen de asistir a trabajar. Creo que serían muy pocos los empresarios que quisieran perder su patrimonio y el colaborador es el principal motivo de existir de una empresa, dado que es la fuerza de crecimiento. No discutimos que existen quienes no valoran esto, pero en su gran mayoría, según datos del INEGI, en México somos micro y pequeños empresarios los que damos la mayor cantidad de empleos; aquí es donde va surgir un gran problema: no habrá mecanismo alguno para que subsista la gran cantidad de MiPyMEs que tendrán que cerrar.

Respaldar a los colaboradores es un deber empresarial, un deber social y sobre todo un acto de solidaridad económica; si son los que durante el auge y crecimiento de la empresa no rajaron, es cuando diría mi compadre, “no hay que rajarse”; en resumidas cuentas, llegó el momento de hacer comunidad.

Esto implica generar la denominada economía de barrio: comprar en pequeñas misceláneas, contratar al carpintero de tu cercanía, al plomero, y si es posible hacerle pagos por adelantado a quien ofrece servicios y que en esta contingencia no podrá atender; es momento de que surja, el verdadero valor de ser humanos.

La sociedad como la conocemos hoy en día, es derivada de las dos grandes Guerras Mundiales; de ahí nació la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y ahora llegó el momento de demostrar esa unidad, desde la célula más pequeña, como lo es la familia, la empresa y la colonia o comunidad. Es el día en que tenemos que reflejar que hemos aprendido a crecer en comunidad y en solidaridad, de ser corresponsable de nuestros actos.

zacatecas unidos
Ilustración: South China Morning Post.

Dijera mi compadre: “o nos acomodamos a las circunstancias y las cambiamos, o nos haremos víctimas de ellas”; lo mejor que podemos estar imaginando en esta pandemia es ser innovadores, aprovechar la tecnología y la gran creatividad del mexicano para destacar en la solidaridad, para demostrar por qué somos un gran pueblo y que seremos una gran nación.

Siempre nos dijeron que una crisis es una oportunidad, ahora la tenemos, ¡y de qué tamaño!, hoy sí veremos si la oportunidad es aprovechada por Zacatecas, o también como dijera mi compadre, “nos lleva la chingada”…

Mientras no nos lleve quien debió estar en su rancho del mismo nombre –porque no será culpa sólo de él–, siempre es una corresponsabilidad de todos.

Tanta ciudadanía cuanto sea posible, tanto gobierno cuanto sea necesario.


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El mundo es plano, caliente y sobrepoblado

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Sin duda estamos viviendo en un mundo muy diferente al de hace tan sólo algunos años, en donde una gran cantidad de personas no están satisfechas con lo que ven, con lo que viven o hacen, se sienten injustamente tratados por el sistema o modelo de su país, no tienen claro qué van a hacer o cómo deben de educar a sus hijos; muchos se sienten desplazados ya sea por la tecnología, por la cantidad de datos, su manejo o explotación, y todo esto va aumentando la incertidumbre al igual que polariza la convivencia social.

En 2008 Thomas L. Friedman escribió un extraordinario libro, Hot, Flat and Crowded. Why we need a green revolution and how it can renew America, en el cual nos dice que el mundo se ha convertido en un lugar caliente (hot) debido a las altas y excesivas temperaturas que ha estado alcanzando, principalmente en lo climático, pero también en lo intenso de los cambios políticos, económicos y sociales. Y en estos momentos en donde una enfermedad ocasionada al otro lado del mundo, se convierte en una pandemia prácticamente global, que ataca sin discriminar raza, religión, nacionalidad o estatus social, nos lleva a reflexionar que a pesar de todos nuestros avances médicos, tecnológicos y de comunicaciones, algo más nos ha faltado desarrollar, que seguimos siendo muy vulnerables no tan sólo a desastres naturales sino también a otros riesgos. 

El autor se refiere a lo plano (flat) en el sentido de que todos estamos interconectados 24/7/365 –horas, días y año–, lo cual ha ocasionado que todos tengamos la misma información, que todos nos podemos ver y comunicar sin costo, que estemos buscando las maneras más eficientes para trabajar, para armar, desarrollar o vender un producto o servicio. Realmente nos hemos convertido en una comunidad única, donde las barreras de la distancia o lenguaje ya no impiden el progreso. Por el desarrollo de los sistemas y medios de comunicación parecería que iremos avanzando rápidamente a un proceso cada vez más globalizado.

Loren f mundo plano
Thomas Loren Friedman, periodista y escritor estadounidense.

Esto ha implicado un intercambio intenso entre nuestras comunidades así como de nuestros negocios, las famosas cadenas de valor ya son una realidad, al igual que nuestras dependencias sociales entre diferentes países, por eso la Tierra no tan sólo es plana, sino que se parece más a una cancha de futbol común para todos, pero con árbitros y reglas diferentes, y todos queriendo jugar el mismo juego pero sin protocolos y, a veces, hasta con pelotas diferentes. Tal situación está quedando en evidencia con el COVID-19, donde no se ve un protocolo ni común ni suficiente para atacar un tema vital global.

Cuando Friedman se refiere a aquello sobrepoblado (crowded), lo entiendo también para otros temas diferentes al poblacional, como son los médicos, los de información, de datos fidedignos y falsos, seguridad, etc. Parecería que lo indispensable ahora es poder diferenciar y discernir qué es lo importante de tanto ruido; ya no es un tema de lenguaje sino de saturación y de lo que era antes un riesgo aislado o focalizado, ahora se puede convertir en un tema mundial y tendremos que aprender a tratarlos de esa manera, tendremos que encontrar protocolos globales que nos ayuden a minimizar y a convivir con estos riesgos.

Parecería que los modelos anteriores ya no funcionan y todavía no se ve un país líder, con un sistema o acuerdo social que muestre cómo se puede crecer de manera sostenida y sustentable, pero sobre todo sin pobreza y desigualdad.

mundo en agua
Ilustración: The Daily Times.

En esta nueva cancha tendremos que establecer las nuevas reglas, lineamientos, protocolos y árbitros que nos permitan además de minimizar los riesgos –médicos, seguridad, cibernéticos, sanitarios, económicos, entre otros–, también crecer de una manera sustentable, sostenida y que realmente se pueda erradicar la pobreza y minimizar la desigualdad, no como un tema humanitario sino como un tema de supervivencia.

Es fundamental  encontrar un país líder, que establezca el ejemplo de cómo enfrentar este nuevo mundo de manera exitosa, y si esto no es posible, sí deberíamos tener la capacidad de desarrollar  una institución global que lo haga. Reitero, y es una tristeza que así esté ocurriendo, el ejemplo del COVID-19 nos debe llevar a un cambio urgente para buscar de manera permanente el bien común.


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El enemigo del pueblo

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El tema de las mujeres, el asunto de las mujeres, la huelga de las mujeres, la furia de las mujeres, las protestas de las mujeres… ¿Es un problema únicamente de nosotras? ¿Qué no es evidente que estamos todas y todos involucrados? Con benevolencia nos dicen desde la cumbre del poder “la causa de las mujeres es una causa justa”. ¿Es nada más nuestra? Este problema se va a resolver hasta que sea de toda la sociedad, un problema de mujeres y hombres y de todas las clases sociales. La diferencia no sólo viene de los hombres, viene de las mismas mujeres, las que dicen que ellas nunca han vivido ninguna situación de maltrato físico o verbal, las que dicen que nunca han sido marginadas.

La contradicción es más flagrante cuando hay asuntos en los que no solamente opinan, sino que hasta legislan, y dejan de ser exclusivamente nuestros, como es nuestro cuerpo, que se considera una propiedad social. Entonces el cuerpo de la mujer es de las Cámaras de diputados y senadores, es de las religiones, es del marido, es de los chismosos, es de los proxenetas, es de los que insultan en la calle, menos de ella, menos de la que lo padece, lo mantiene, de la que nació mujer. En esas circunstancias todos los poderes opinan y ejercen, y en el momento de defenderlo, ahí estamos solas, cada quién con su minúscula fuerza, cada una sin la solidaridad de nadie, ni de la familia, y menos de una pareja, que al final puede ser un asesino.

cuerpo de las mujeres
Ilustración: Katherine Staggs.

El cuerpo de la mujer es de las feministas y puritanas, que critican y criminalizan la belleza, que discriminan a las mujeres que deciden estar orgullosas de ser como son. Nuestro cuerpo es del racismo, que decide quién es más bella. Nuestro cuerpo es de la medicina y la farmacéutica que utiliza los métodos más atrasados en investigación para tratar nuestras enfermedades, porque nos consideran reemplazables y que aportamos menos a la economía. Las mujeres debemos dejar de ser una propiedad social, es grotesco lo que sucede, si asesinan a una mujer es “culpa del neoliberalismo”, y si una mujer aborta es culpa de ella y la encarcelan. Si está embarazada es porque “no se cuidó”, y si la golpean es porque se “portó mal”. Si tiene éxito es porque se acuesta con alguien, y si está histérica porque nadie “se la coge”.

Esos juicios nunca los recibe un hombre, porque su estatus no se cuestiona en la sociedad, tiene pleno derecho de existir y de actuar, las mujeres nos vemos obligadas a justificarnos ante la estructura social. El sentimiento de culpa es parte de nuestra educación, desde el mito del “nido vacío”, hasta el de las madres que trabajan o las que no trabajan, la culpa casi es genética. Nuestro cuerpo no es propiedad de la sociedad, no es el enemigo del pueblo, ni del gobierno, ni de ningún partido político, somos seres humanos, y la “causa de las mujeres” es una causa humana. La incomprensión de esto, tan esencial, es inhumano.


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Indolencia social ante los feminicidios

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Es imposible no sentirse horrorizado ante casos como los de Ingrid Escamilla o la menor Fátima Aldrighett, pero esto empeora al saber que durante el mes de enero de este año se contabilizaron 73 feminicidios en nuestro país. No es posible imaginar el sufrimiento de las personas cercanas de cada una de las víctimas de la violencia.

El problema es complejo y tiene muchos ángulos, sin embargo, no puedo entender cómo somos tan reactivos y damos peso a estos casos cuando la opinión pública se involucra y, segundo, la manera en que se anuncian y convocan reuniones de diferentes organismos e instituciones para analizar y proponer soluciones. Pareciera que esto apenas estuviera comenzando y no existieran protocolos, políticas, leyes y procedimientos para atender esta situación tan grave, que cobra cientos de víctimas al año y que es sufrido por la mayor parte de las mujeres de este país en una u otra forma.

¿En verdad sólo atendemos o reaccionamos ante la presión? ¿En verdad tenemos que reunirnos como si no existiera nada y tuviéramos que dar los primeros pasos hacia una posible solución?

violencia de genero
Ilustración: Domestika.

La violencia de género es un problema que tiene que ver con conductas sociales aprendidas, aceptadas y normalizadas; el feminicidio no es un primer paso, se llega a través del tiempo y de la impasividad del entorno.

Atender los problemas de conducta social que terminan en estos crímenes atroces debe hacerse en las siguientes cuatro vertientes:

1. Educar; debemos enseñar desde edad temprana el respeto a la vida y a las personas; hacer énfasis especial en mujeres y personas vulnerables. Pero no sólo debemos educar a los menores, la educación debe ser constante, a todas las edades y en todos los ámbitos sociales.

2. Detectar; debemos ayudar y participar para encontrar a esas mujeres que están siendo violentadas y castigar a los agresores; responsabilizarnos en proteger a las personas que en este momento están sufriendo violencia y señalar a quienes cometen estas agresiones.

3. Comunicar; la denuncia es la fuerza más importante de una sociedad, deben existir las vías adecuadas de comunicación para que las mujeres que sufren algún tipo de agresión puedan pedir y recibir apoyo. Cada mujer que sufra violencia debe tener la oportunidad de pedir auxilio en cualquier circunstancia. Pero no sólo se trata de que las mujeres tengan oportunidad de pedir ayuda, cada uno de nosotros debe denunciar los actos de violencia que conozca.

4. Resolver; los casos de violencia hacia las mujeres deben ser resueltos y castigados, si eso no sucede, los agresores llegarán a ser cada vez más violentos, además pueden sumarse nuevos agresores que entiendan que no van a tener un castigo.

feminicidio
Ilustración: Luis Moor.

Todo lo anterior es necesario que esté circunscrito por un marco legal que garantice la protección y seguridad de las víctimas, pero sobre todo ¡debe ser conocido! He platicado con varias mujeres y les he preguntado si saben cómo proceder, a qué tienen derecho, qué seguridad les puede ser proporcionada, a qué organismos, instituciones o lugares pueden acudir en caso de sufrir un acto de violencia, y ninguna ha sabido responder a estas preguntas. Todos debemos tener claro nuestros derechos al respecto y los mecanismos para tener apoyo y ayuda.

Debemos dejar de estar persiguiendo sombras, no podemos jugar con la vida, seguridad y tranquilidad de millones de mujeres en México, seamos serios y responsables. Tengo claro que la solución no está en manos de una persona, institución o gobierno, pero si está en las manos de cada persona, institución y gobierno tener la voluntad de solución, no politicemos, no acusemos, no señalemos, no culpemos a otros por lo que sucede. La violencia de género es un fenómeno de violencia social que debe ser atendido en cuanto antes y de manera urgente.

Mientras escribo esto, millones de mujeres están siendo violentadas, agredidas y humilladas. Hoy existen protocolos, leyes y cursos de acción ante el problema de violencia de género, debemos difundirlos y ejecutarlos, para poder recibir retroalimentación de las mujeres.


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Violencia contra violencia. Terror cotidiano en el México de hoy

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Evidentemente el panorama es desolador, la violencia campea por doquier, con una variedad de rostros y formas que acusan la descomposición paulatina y creciente que aqueja a la sociedad, bajo el acecho del crimen en cualquiera de sus expresiones y con un altísimo grado de impunidad.

Se atribuye con insistencia a la decisión de declararle la guerra al narcotráfico, lo que desató el enfrentamiento armado y abierto de los cárteles e incendió regiones enteras del país con una violencia inusitada. Se ha cuestionado enfáticamente la fallida estrategia de confrontación a la delincuencia organizada empleada por gobiernos anteriores, involucrando directamente a las Fuerzas Armadas, y se ha conminado a los criminales, como nueva estrategia, a portarse bien. En contraparte, recientemente se ha instruido a la Guardia Nacional a conducirse con respeto a los delincuentes que también son seres humanos.

Pero ni las medidas de contención abierta, ni los pacíficos y amables llamados al orden, parecen haber funcionado para llevar a los violentos al camino del bien y de la moral. Los mexicanos se mueren en cantidades de miles y, no estamos en guerra.

violencia y saldo rojo
Ilustración: Vanguardia.

A ese rostro de la violencia, al que parece nos fuimos habituando cual rana en agua hirviendo, al del enfrentamiento entre grupos rivales, con miles de balazos por el control de plazas, que al fin y al cabo “se mataban entre ellos”, se fueron sumando, poco a poco, otras formas de agresión a la convivencia social, no nuevas, pero sí en una cuantía en constante aumento: el asalto a mano armada en la vía o en el transporte públicos, la violación y homicidio de mujeres, feminicidios, secuestro y extorsión, entre los más comunes, que, vistos en conjunto, dan forma a un ambiente de pavor que se antoja imparable, implicando con más frecuencia a mujeres y niños como víctimas del terror cotidiano.

La impunidad ha producido, de manera consecuente, incentivos para los delincuentes. La miseria de sanciones legales, que no llega al diez por ciento de los delitos denunciados, tiene un efecto directo sobre el comportamiento criminal. A la falta de efectividad del sistema de procuración y administración de justicia, tradicional en nuestro país con la corrupción asociada, debe añadirse el efecto adverso de las reformas de 2008 que introdujeron el sistema de oralidad; y que a la fecha no ha terminado de cuajar, además de ser seriamente cuestionado por ofrecer la llamada “puerta giratoria” a los delincuentes, que encuentran facilidades en las fallas de procedimiento de los abogados, reales o artificiales, para evadir la acción de la justicia y pretendió ser subsanado por las nuevas reformas que no tuvieron paternidad ni denominación de origen.

El reclamo por el aumento sensible en la incidencia de homicidios comunes o por razones de género en contra de mujeres pasó, en breve tiempo, del activismo mesurado de colectivos feministas, a la protesta abierta, recurrente y agresiva, que en no pocos casos ha rayado también en extrema violencia y ha debido ser contenida por la fuerza pública con el empleo de contingentes policíacos integrados por mujeres, situación que ha abierto el debate sobre la pertinencia de la movilización violenta para exigir, precisamente, acciones contundentes contra la violencia.

impunidad y corrupcion
Ilustración: Nueva Tribuna.

Sin embargo, el clima de inseguridad y de violencia que se padece en prácticamente todo el territorio, con su hemática cauda depredadora, se erige como razón suficiente para justificar los modos y los medios que diversas organizaciones han elegido para visibilizar sus demandas y exigir respuestas. Los abundantes casos sin resolver y los atroces asesinatos de fechas recientes de una joven mujer y una pequeña de apenas siete años, son más que suficientes para justificar la indignación, no sólo de los colectivos, sino de toda la sociedad.

México padece una enfermedad profunda, una epidemia que se expande, contaminando perceptiblemente todos sus órganos y su sangre, un cáncer perverso y contagioso que, a medida que crece, hace más difícil su tratamiento y extirpación. Los antídotos prescritos en el pasado, es verdad de Perogrullo, no han surtido efecto y hasta hoy, tampoco las nuevas recetas. Se llama corrupción, las evidencias están a la vista y no requieren de mayor demostración. El Galeno debe aplicarse.

 La criminalidad se nutre de la tolerancia, de la indiferencia, de la ambición, de la connivencia, de la omisión de la autoridad, pero también de la indolencia, de la pasividad, del miedo y de la distracción de las sociedades.

El horno no está pa’ bollos, prudencia y acción.


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Cincuenta años como plataforma de periodistas para el cambio

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La carrera de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) celebra desde este lunes 10 hasta el 14 del presente, el quincuagésimo aniversario desde su fundación formal en 1970. Bajo el paraguas de diversas actividades desarrolladas –desde conferencias, conversatorios, reuniones con egresados, diálogos académicos, reconocimiento a la labor desarrollada por los directores a lo largo del programa, además del cierre con un atractivo programa de fomento y encuentro con el arte nacional– se busca rescatar los principios éticos y valores esenciales del periodismo, sacudido por los vaivenes del mercado de venta de la información en los últimos años, en donde normas esenciales en el ejercicio profesional han cedido a la vorágine de la polarización en la concepción de la democracia informativa y la pérdida del balance en la representación de la realidad han predominado en los procesos de producción y consumo de los contenidos del oficio-profesión.

Me parece que esta noble labor contribuye de manera muy especial y única en la construcción de imágenes y significados, en tanto la realidad debe ser gestionada por verdaderos discípulos en la construcción de modelos mentales que coadyuven a la puesta del “cimiento” –que del impulso a las ciudadanías propositivas y enmarcadas bajo parámetros éticos y criterios morales– nos permitan sopesar nuestra acción y responsabilidad y respeto por las audiencias.

chacaleo
Imagen: Periodismo.

En este punto me gustaría reflexionar sobre la deplorable iniciativa de dos rotativos mexicanos que, quiérase o no, –impulsados por el morbo y la indecencia– han faltado a comportamientos claves en nuestro ejercicio al publicar imágenes que van contra la solidaridad, la empatía y que “atentan” contra la posibilidad de que nuestro trabajo rutinario sirva (como una especie de hiladores) a transformar realidades que afectan las más elementales formas de convivencia de nuestra América.

Es así, que el vil feminicidio de Ingrid Escamilla en la hermana y admirada República Mexicana, a la vez que “sacude” los propios procesos de gestión de esta forma de comunicación pública por parte de los medios, nos obliga a repensar desde la academia sobre los “vacíos” existentes entre la recolección de datos informativos y cómo en el trayecto hacia las rotativas, sufren una contaminación perniciosa en la producción de la comunicación masiva. Por ejemplo, reflexionar sobre la filtración de las dantescas imágenes a los medios de comunicación.

De ahí que, en el contexto hondureño, la importancia de la conmemoración de esta efeméride también obligue a deconstruir constantemente la manera en que los principales soportes comunicativos median y generan visibilidad.

periodismo en honduras
Imagen: Medium.

Ahora bien, me parece que los órganos representativos de nuestra profesión deben reinventarse en torno a la posibilidad de “autenticar” un diálogo genuino con los empresarios de los mass media, a fin de que la denominada “responsabilidad social” tenga también cabida en la proyección responsable y la humanización de los contenidos. Creo que como hablábamos en esta semana en uno de los conversatorios de la UNAH, esto es “periodismo de soluciones”, en tanto reflejamos la luz que muchas veces es invisibilizada en nuestras ejecutorias comunicativas, en tanto como periodistas, a veces cubrimos solamente lo que vemos.

En definitiva, la posibilidad de hacer un buen periodismo y bajo un enfoque transversal de derechos humanos, tiene que ver con principios de respeto a la intimidad, el honor y el respeto a las audiencias, que bajo una avalancha de información en nuestra era y la contaminación visual, tienden a requerir de nosotros la necesidad de comunicar bajo los nuevos paradigmas latentes entre la posibilidad del “saber comunicar” –que esta última acción se convierta a la vez en reproductora de conciencias tendientes a una suerte de alfabetización mediática–, y como activo intangible para el bien común.


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Amor y desamor digital, los laberintos del cupido electrónico

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El uso masivo de Internet ha modificado de forma sustancial tanto la idea del amor como las prácticas sociales vinculadas a él. 

Quizá nunca un instrumento tecnológico tuvo una repercusión tan amplia y rápida en su efecto como lo ha tenido el advenimiento de la Era digital sobre nuestras ideas y prácticas en lo que suponemos es el amor.

Las fronteras entre lo público y lo privado, y aun lo íntimo, se han visto disueltas, o al menos seriamente adelgazadas a partir del uso de las redes sociales.

A la vez, la noción de ese espacio en el que el amor es posible (y visible), ha visto mutar con rapidez inusitada las nociones más férreamente conservadas durante siglos en torno al cuerpo, ese continente y contenido donde el amor tiene lugar, ni más ni menos.

Amor y corporeidad es un binomio tan insoluble como el de amor e historia. Entre ambos binomios, el papel de las tecnologías se ha colocado en el centro de estas dos construcciones.

En lo que constituye una extensa indagación sobre comunicación, amor, conflicto y nuevas tecnologías, Tania Rodríguez Salazar y Zeyda Rodríguez Morales hacían ver cómo los mundos de lo amoroso y lo sexual se están transformando drásticamente a partir del uso generalizado de Internet, la creciente disociación del sexo y los sentimientos, y el cuestionamiento a los fundamentos tradicionales del amor romántico.

amor y desamor en redes sociales
Imagen: Scty Lecaster.

Para las investigadoras de la Universidad de Guadalajara, estas transformaciones no solamente afectan el contacto en línea, sino también los encuentros cara a cara, teniendo como personajes protagónicos a los jóvenes que han crecido con las tecnologías y las usan con experticia en la vida cotidiana, estableciendo continuidad entre la socialización que ocurre en los mundos online y offline en sus vidas.

A sólo un par de años de distancia del reporte que como avance de investigación presentaron Rodríguez Salazar y Rodríguez Morales, destaca en primer ámbito la rapidez con la que la idea de una vida off line y otra vida on line, ha dado paso a una vida de conexión permanente.

De tal suerte que, si ya se adelantaba en la investigación citada el modo en que el uso de las plataformas digitales ha modificado las interacciones amorosas, diríamos no sólo entre los jóvenes, este fenómeno se ha ampliado y profundizado en los años que corren.

La conclusión salta a la vista y es constatable en el día a día, la instalación definitiva de una nueva era se constata en la modificación de los relatos tradicionales que forjaron la idea de relación de pareja “y todos sus correlatos: el cortejo, el ligue casual, la comunicación afectiva, la búsqueda de reconocimiento público, la socialidad romántica o sexual, entre muchas otras cosas”, tal y como aseguran las investigadoras mexicanas.

Destaca entre esas otras muchas cosas alteradas sin vuelta a atrás, la manera en que lo amoroso y sus manifestaciones en y a través de las redes sociales, ha asumido en torno a las rupturas amorosas, los amores fallidos, el abandono, la soledad, la nostalgia del otro, y un largo etcétera que puede se compendiando como las “formas del desamor” en la Era digital.

 En esta dirección, si nos valemos de la afirmación del sociólogo Zygmunt Bauman respecto a que una época, la nuestra, marcada por la noción de raudas obsolescencias, tendremos el elemento que cierra la pinza en relación con las formas del desamor y sus expresiones públicas a través de las redes sociodigitales.

del amor y los match
Imagen: El tiempo.

La experiencia del rápido desecho, asumida como la valoración social positiva del rápido cambio contra el principio de la duración y la prolongación, abre a quien experimenta el amor a un impulso semejante al de cambiar de licuadora (ya no digamos, de celular).

El asunto no pasa por el callejón sin salida de condenar moralmente las relaciones “fast track” de hoy, sino por comprender un entorno más amplio de ideas y prácticas en las que esto se hace presente.

El ligue raudo y el desligue doloroso, son expresiones del mapa de una época en la que los actores continúan tratando de comprender sus principales meridianos.

Bajo este arco de ideas, el que las redes se hayan vuelto una suerte de “vertedero a cielo abierto” de sentimientos de despecho y abandono, en el marco de una forma de representación del mundo en la que considerar obsoleta toda forma de permanencia, se ha vuelto la norma.

Dicho de otra manera, si se cambia de dispositivos, autos, trabajo, lugar de residencia, sin dar espacio para que la experiencia se haya agotado, que es ésa la tesis fundamental de Bauman, la pregunta que sobreviene es tan lógica como dura: ¿por qué no habría de cambiarse de pareja con la misma rapidez y afán con el que se aplaude toda “actualización”?

Con la diferencia, claro, de que una licuadora que se ha dejado atrás por otra con “más funciones”, no pondrá nunca un tuit reclamando su suerte.

Lo que se ha vuelto público son las formas privadas de lo impublicable: el cruento dolor. Ese virus, tan fácil de viralizarse.

Tan fácil.


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