Ocio

Libros hasta las nubes

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¿Por qué leemos hoy menos que antes?, ¿será un problema educacional, de falta de hábito?, ¿o tendrá que ver con nuestra dificultad para soportar la incertidumbre? 

Annemarie Schwarzenbach, a quien Thomas Mann describía como el “ángel devastado”, fue una viajera en búsqueda permanente de un lugar en el mundo que la hiciera sentir que había llegado a casa. Cada aventura que emprendía fue un intento por alcanzar la paz mental y entender, sobre todo entender, lo que le ocurría, el por qué de su desasosiego y profundo malestar subyacente. Ella pertenece al linaje de los seres humanos que conocen la intemperie emocional desde siempre. Se trata de un grupo enorme de personas que casi al mismo tiempo que comienza a caminar y a hablar, percibe que hay algo que los supera, que, aunque no lo pueden definir, ni nombrar siquiera, los impulsa a ir al encuentro de un espacio psíquico que les haga sentir que encajan en el mundo.

fuera de lugar
Imagen: Wattpad.

Raros o especiales, así es como nos sentimos cuando nos vemos como diferentes. Si la interpretación que hacemos es negativa, inmediatamente nos sentimos parte del primer grupo; si por el contrario creemos tener algún atributo que consideramos particularmente positivo, nuestro pecho y ego se inflan y nos ubicamos en un peldaño por sobre lo que consideramos, con cierto desdén, la mayoría.

Más allá de la forma en que nuestra psique intente amoldarse a los parámetros de la supuesta normalidad que nos gobiernan, lo cierto es que en cada uno de nosotros conviven siempre dimensiones de rareza y especialidad. Lo mismo ocurre con los vergonzosos y los culposos; los primeros consideran que en ellos hay algo disfuncional, distinto, que les impide ser en verdad felices; en tanto que los culposos saben que en ellos habita la falta (el viejo pecado) y temen que si los demás lo descubren no los aceptarán, ni mucho menos querrán. Y así de vergüenza en rareza, de culpa en unicidad, nos la pasamos buena parte de la vida intentando dar con un locus amoenus, un lugar tangible o mental en el que podamos sentirnos seguros y plenos.

Caminos para intentar resolver el acertijo existencial hay sin duda muchos. La filosofía y la psicología pueden hacer que la búsqueda sea menos áspera, como así también las ciencias exactas nos pueden ayudar a precisar de mejor manera la magnitud de lo que queremos entender y resolver, entregándonos fórmulas y métodos para explorar los espacios materiales e inmateriales. Por otra parte, el arte, y la literatura en particular, siempre entregan respuestas, aunque no necesariamente soluciones, para aquello que nos incomoda o aflige. 

respuesta en los libros
Imagen: Karen Holmes.

Pero hoy, en la era de la inmediatez y del presentismo, no resulta fácil tener la capacidad reflexiva y darse el tiempo para aprender que la espera y la demora también son parte del aprendizaje y de la comprensión profunda. 

Entonces, ¿qué hacer para llenar el vacío, el hastío crónico, que inunda a media humanidad? ¿Dónde encontrar la calma y sobre todo el sentido que tanto se necesita por estos días de incertidumbre sanitaria, económica y política? No conozco una salida única y mucho menos segura para salir de este laberinto; sin embargo, tengo la experiencia de haber crecido en una casa con “libros hasta las nubes”. Una Torre de Babel de veinticinco mil volúmenes y seis mil revistas, de conocimiento, lenguas y disciplinas diversas; entre sus paredes aprendí a que zambullirse en las ideas abre y cierra puertas, permite deslumbrarse, enseña a contradecirse y, sobre todo, ayuda a mantener la esperanza y la cordura en los momentos más duros de la existencia. Los libros regalan palabras y amplían nuestro repertorio imaginativo y psíquico; a mayor lenguaje más posibilidades de explicar y entender aquello que nos estremece y asombra.

Annemarie Schwarzenbach esa viajera atormentada que buscaba contestación y contención a sus temores y dolores escribió: “¿Terrible incertidumbre? Terrible sólo mientras no podamos mirarla a los ojos”. Sin duda, es en los libros donde podemos mirarnos a nosotros mismos, profundamente, a los ojos.


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Oso negó, el invitado a un picnic familiar

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VIDEO oso negro se une a picnic familiar en bosque de Maryland

Un video difundido en redes sociales muestra el momento en el que un oso negro se une a picnic familiar en bosque de Maryland, Estados Unidos.

Una familia de Maryland, Estados Unidos, jamás imaginó que su plan de un día entre la naturaleza que los hiciera olvidar la crisis de la pandemia, terminara con la visita de un oso negro que se unió a su picnic en el bosque.

El video fue compartido por Kaitlyn Nesbit en las redes sociales, muestra cómo el animal está sentado tranquilamente al lado de una mesa esperando mientras un hombre le prepara un sándwich de mantequilla de maní y mermelada. Después, el plantígrado come el bocadillo directamente de su mano.

Según contó Nesbit a la agencia Caters News, citada por Daily Mail, la familia estaba de vacaciones en la cabaña de una amiga, que les explicó que “el oso está siempre cerca, pero nunca les molesta”.

“Algunos de nuestro grupo están acostumbrados a estar en la naturaleza, así que nos aconsejaron que no hiciéramos movimientos bruscos y nos quedáramos donde estábamos”, recordó la mujer. “La mayoría de nosotros estábamos asustados y filmamos desde la terraza, pero los valientes probaron su suerte”, agregó.

Por su parte, algunos internautas criticaron la escena señalando que los osos no deben ser alimentados de esa manera, por su propia seguridad y por la de los humanos. “Esto termina con futuros ataques de osos y eventualmente su eutanasia. El oso puede parecer agradable y amigable, pero una vez que pierda el miedo a la gente, será una historia diferente”, escribió un usuario de Twitter.

De los colores. El rojo y su significado. 3ª Parte

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Intensas han estado las conversaciones en rojo a partir de la primera entrega de la historia de este color. Después de tan enrojecido panorama te preguntaba en el artículo anterior si el rojo es un color que te agrada. Lo has pensado, has considerado ¿en qué parte de las emociones te resuena? ¿A qué ideas o conceptos te refiere? Ferrari, Coca-Cola o Christian Louboutin, KFC y McDonald’s, entre otras, utilizan el rojo como un color identitario de sus marcas. Ver un fondo rojo con una M amarilla encima o las suelas de los zapatos de la marca antes mencionada son asociadas a antojos, recuerdos familiares o estatus, es decir, emanan un significado que es registrado a nivel inconsciente y generan respuestas preconscientes en los individuos. Ese es el poder del rojo.

Al color rojo se le ha hecho sin duda mala fama, se le asocia con la sangre, destacando su vinculación con hechos violentos. En los periódicos impresos del siglo XX se solía tener una sección que se denominaba “la nota roja” en la que se reporteaba y escribía sobre los delitos cometidos y que, por su notoriedad llegaban a la prensa. Con el tiempo, la nota roja dejó de ser una sección en los diarios para instalarse tanto en diarios “especializados” en este tipo de notas, como en los titulares actuales de los noticieros. Es pan de cada día escuchar en televisión o radio sobre baños de sangre acontecidos en el mundo como primera nota de los informativos, y como segunda y tercera y así sucesivamente. Es una tristeza ver esa significación del rojo porque este color puede estar asociado también a tantas cosas que, desde antes, desde entonces, ahora y en el futuro se vinculan a la vida, al amor, a la pasión y al disfrute.

rojo significado
Imagen: El economista.

En la naturaleza frutos y flores tienen este atractivo color y alegran nuestra vida y los sabores que degustamos. Jitomates, sandías, manzanas, fresas, cerezas y moras de distintos tipos se mueven en la paleta de los rojos generando atracción a la vista para estimular nuestras papilas gustativas. Su roja representación está asociada a frutos con elevados contenidos de vitamina C y/o de potasio en el caso del jitomate, que nutren nuestro sistema inmune generando placer al consumirlas. De esta manera, la naturaleza nos ofrece mecanismos de sobrevivencia al atraer nuestra atención de manera instintiva hacia estos alimentos.

Otra forma en la que la naturaleza nos apoya para sobrevivir utilizando el rojo en su expresión es al teñir en estos tonos algunas sustancias que pueden ser venenosas para la especie. Así, hay hongos silvestres que crecen en ambientes boscosos que tienen un atractivo color rojo que ha servido para que aprendamos a distinguirlos y saber que no pueden formar parte de nuestra dieta por su contenido dañino. Todos los hemos visto, estos honguitos hermosos de roja cabeza con punteado en blanco —que resultan emblemáticos en las ilustraciones de cuentos o de caricaturas—, en la vida real tienen ese brillante colorido para que los seres vivos podamos distinguir el letrero de alerta que presentan y que es tan útil para nuestra sobrevivencia.

Además de estos significados que provienen de la biología, hay otros que han sido adjudicados a través de la cultura. Por ejemplo, la estacionalidad de ciertas plantas ha servido para generar un vínculo con temporadas y celebraciones específicas. Las tradicionales nochebuenas o poinsettias que habitualmente simbolizan la Navidad son, originalmente de un vibrante color, Hoy en día, a base de hibridaciones de las semillas y plantas de esta especie, podemos encontrar nochebuenas “blancas” —que en realidad tienen un peculiar y ligero tono amarillo claro—, o unas de color rosa encendido casi fucsia, incluso otras de un extraño color salmón. Todas estas modificaciones y manipulaciones a la genética de las plantas han venido a brindar variedad a la oferta de flores de nochebuena, sin desplazar el color rojo de la representación de la Navidad en la imagen.

nochebuena
Imagen: Wattpad.

Uno de los significados que en la cultura se ha dado al rojo, en extensión al anuncio de riesgo que pueden representar en algunas plantas, (por cierto, las nochebuenas resultan ser tóxicas para nuestras mascotas) es la connotación de peligro. Así es que, en la práctica de la medicina intrahospitalaria, los envases de color rojo se utilizan para desechos contaminantes y que pueden poner en riesgo la salud. Se usa la intensidad de este color como distintivo para destacar la posible cercanía con alguna sustancia que resulte dañina para nuestro bienestar. Otro ejemplo es el de los semáforos o señales de advertencia. Al verlos uno reacciona inmediatamente, deteniéndose por completo hasta que cambie de color o ver que todo está bien y pueda uno seguir adelante.

Ahora quisiera hacer una reflexión que, a pesar de las apariencias de trivialidad que puede tener, no lo es tanto. ¿Cuál es la carga inicial que tiene para ti el rojo? ¿Lo asocias a buena salud, amor y pasión o te conecta con una sensación de riesgo, peligro y despierta tu estado de alerta? ¿Hay para ti un equilibrio en los mensajes del rojo? El valor del rojo a futuro está enmarcado en una visión cultural y personal en el que tú pones la carga presente y futura. Entonces qué, ¿te gusta? ¿Puedes ver los detalles de rojo en tu vida y llenarte de alegría? ¿Te espanta? ¿Te apasiona? ¿Llevas el rojo en el corazón?


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Cronología de una caída

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Pocos podían imaginar ese mes de abril de 2012 cuando el rey de España se rompió la cadera en una cacería en Botsuana, y que este accidente marcaría el principio del fin de su reinado, así como el empañamiento de su legado. Algunos, no obstante, sitúan ese declive en el famoso exabrupto contra Chávez; aquél “¿Por qué no te callas?”, si bien causó las delicias de mucha gente de diversos países, no deja de ser un rompimiento del protocolo de estos eventos. Muy cansado tenía que tener Chávez al rey, para que un experto en encuentros internacionales como el monarca español tuviera esa salida de tono. Eso se pensó entonces, pero hay quien cree que podría ser signo de un hartazgo por tantos años en el cargo. En cualquier caso, salió bien librado del desplante.

 Hasta el mes de abril de 2012 prevalecía una historia oficial que convertía a Juan Carlos de Borbón en el héroe de la democracia española. El hombre que había devuelto la soberanía al pueblo y había defendido la democracia la noche del 23 de febrero de 1982 cuando un grupo de nostálgicos del antiguo régimen intentaron perpetrar un golpe de Estado de opereta. Cuando una de sus amistades caía en desgracia y se veía envuelta en un proceso judicial por fraude u otro, la prensa servil inmediatamente desvinculaba al monarca de toda relación. Yo llegué en 1996 a Madrid y recuerdo que, a las pocas semanas, el rey asistió a un evento en la Real Academia de la Historia que está a dos pasos de mi morada, de aquél entonces, en la calle Amor de Dios. Recuerdo que la gente se agolpó lo más cerca que pudo de la entrada y, cuando llegaron los monarcas, aplaudieron de forma muy entusiasta. El único chismorreo acerca del rey era sobre sus relaciones extramatrimoniales, pero nadie hablaba mal de él por ello. A fin de cuentas, sabido es que los borbones al igual que los Kennedy, no son muy devotos de la fidelidad conyugal.

reinado juan carlos de borbon
Fotografía: La Razón.

Aquél día, a mediados de abril de 2012, nos enteramos de que el rey se había roto la cadera en tres fragmentos en presencia de su amiga Corinna Larsen, quien posteriormente sería conocida como la “amiga especial”. Aquella caída marcó el principio del fin de su imagen vigorosa y saludable. Se supo entonces que el rey padecía artrosis y, desde entonces, su declive físico fue cada vez mayor, así como su imagen en el conjunto de la sociedad. De nada valió que se humillara por primera vez en la historia de su reinado y quizá de toda la historia de la monarquía española, y pidiera perdón al pueblo. El momento en el que ocurrieron los hechos fue el menos propicio. A principios de 2012, la galopante crisis económica devoraba empleos y muchas familias se veían abocadas al desahucio de la noche a la mañana. Al igual que ocurriera en México en 1994, decenas de personas se tiraban al metro porque lo habían perdido todo. Además, día sí y día también, los españoles amanecían con noticias de políticos corruptos enjuiciados. Todos estos hechos generaron un fermento de desprecio a la clase dirigente por considerarlos unos privilegiados. En aquella época, en las encuestas de población, los políticos eran vistos como uno de los principales problemas del país. Ahora si hay alguien privilegiado en este país, ése es el rey. No se le puede juzgar durante su reinado; así lo dice la Constitución. Es inviolable.

El siguiente paso para calmar el clamor popular fue la abdicación. Para ello, PP y PSOE se pusieron milagrosamente de acuerdo para sacar una ley exprés al respecto, ya que no estaba previsto en el ordenamiento jurídico esa posibilidad. Se consideraba que un rey debía dejar de ejercer hasta el día de su muerte. Eso sí, al dejar de ser rey, Juan Carlos de Borbón pierde su inviolabilidad. No obstante, la ley de abdicación ya se encargó de aforar al que entonces pasaría a ser rey emérito, de forma que sólo el Tribunal Supremo podría juzgarlo por aquellos delitos cometidos fuera de su reinado. Y todo eso tras un engorroso trámite de desafuero. Parecía que con la abdicación no sólo se salvaba a la monarquía, sino que el emérito podría gozar de sus últimos años sin preocupaciones.

caída juan carlos de borbon
Ilustración: Sr. García.

Sin embargo, nadie se imaginó que su “amiga especial” acabaría contando todos los detalles de su relación a un comisario de dudosa moral y que éste, al verse enjuiciado, acabaría filtrando dichas revelaciones. Tradicionalmente, los escándalos de las monarquías suelen estar relacionados con las infidelidades de los nobles. Sólo hace falta recordar el triángulo compuesto por Carlos de Inglaterra, Diana y Camila Parker. Eso alimenta a la prensa rosa y el morbo de los lectores en tiempos de bonanza, pero no ahora que estamos nuevamente en una crisis económica. En los últimos 12 años, los españoles han visto cómo sus salarios y condiciones laborales eran devaluados sistemáticamente en aras de la productividad. La simple sospecha de cobrar comisiones ilegales y evadir dinero al fisco por parte de una persona cuyo salario es pagado por el conjunto de la sociedad vía impuestos, ha bastado para volver a irritar a la sociedad española. Algunas de las acusaciones de Corinna Larsen parecen fantásticas: los supuestos viajes con maletas cargadas de dinero o el simple hecho de que el rey se regodearía en su solaz, contando los billetes con una máquina ad hoc que tendría en la zarzuela, cual niño chiquito con juguete nuevo, dan una imagen muy deplorable de quien fuera considerado como un héroe por toda una generación de españoles. Sin embargo, eso es lo de menos. Lo grave radica en las fundaciones en paraísos fiscales, el movimiento de dinero que nunca habría sido declarado al fisco, etcétera.

Las últimas encuestas acerca de un hipotético referéndum sobre el régimen que debe imperar en España, dan a la República como victoriosa sobre la Monarquía, aunque por un estrecho margen. La salida de Juan Carlos de Borbón de España pareciera el último intento por salvar a la institución, una vez que la imagen del rey emérito ha sucumbido. Sólo el tiempo dirá si esta medida fue acertada.


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El príncipe de la palabra

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Quiero imaginar que el último paisaje en iluminar la mirada de Jesús Urueta fue una visión de la pampa, esa copiosa y fértil extensión que le habría recordado la enormidad de su amado Chihuahua. Eso nunca lo sabremos, pero un artista siempre agradecerá el recuerdo de los suyos, y jamás desmentirá a quien lo invente porque al inventarlo, le da vida.

Esa recreación es lo que encuentro en el discurso fúnebre que Martín Luis Guzmán pronunció en el cementerio de Dolores de la Ciudad de México el 29 de marzo de 1921 ante el féretro de Urueta, vuelto a su patria en un viaje por mares tan turbulentos como su vida.

Hay en esa oración –recuperada en 1987 en una coedición de las universidades de Colima y la UNAM– un vigor que casi cien años después no ha disminuido su fuerza para estremecer el espíritu: 

La sentencia del legislador de Atenas “no juzguemos de una vida hasta después de la muerte” pocas veces tuvo, señores, ocasión mejor que ésta, en que el acatamiento y la congoja nos congregan para ofrecer un último homenaje a los despojos mortales de quien fue, si gran pecador, ciudadano insigne e incomparable tribuno. Porque no habiendo sido los días de Jesús Urueta ni los de un santo, ni los de un maestro, ni los de un héroe, sino que mientras ellos corrían quedaba atrás un rumor de voces no siempre laudatorias y a menudo discordantes, sus deudos por el corazón y por el espíritu hemos debido esperar esta hora de supremo desinterés para apreciar la magnitud de nuestra pérdida, igual que los contendedores de Troya sólo apreciaron la estatura de Héctor cuando éste yacía en el polvo […].

jesu urueta principe de la palabra
Jesús Urueta haciendo uso de la palabra al parecer durante un juicio en un juzgado (Fotografía: Archivo Casasola | INAH).

Entre las personalidades que pueblan la Patria Literaria mexicana, la figura de Jesús Urueta (1868-1920) se yergue velada y misteriosa a la memoria de las nuevas generaciones. ¿Habrá entre los lectores de este espacio quien por interés, que no por edad, haya tenido noticias de este orador, pintor y periodista que también fue diputado revolucionario y compartió faenas legislativas con Luis Cabrera, Juan Sánchez Azcona, Juan Sarabia, Serapio Rendón, Salvador Díaz Mirón, Isidro Fabela y Félix Palavicini?

Fue llamado “El príncipe de la palabra” por sus dotes oratorias, y su discurso enfrentó al dictador Huerta –en contraste, “señor de la bellaquería”– quien lo arrojó a un calabozo del cual salió con vida milagrosamente.

Como casi todo hombre visionario y comprometido, Urueta fue también un ser lleno de esperanza en el futuro, confiado en un porvenir alimentado por la sangre y las ideas de otros idealistas como él. Escribía Urueta:

Es preciso, es urgente que todos los mexicanos comprendan que la Constitución, sólo la Constitución, puede salvar a la patria… Mientras las instituciones no funcionen normalmente no se puede hablar de paz, ni de progreso, ni de libertad. A mejores ciudadanos corresponden mejores gobiernos. Dentro de un buen gobierno, respetuoso de la ley… los ciudadanos elevan su nivel intelectual y moral, el pueblo crece en fortaleza y en virtudes cívicas.

Hermosa lección encontramos en sus palabras. Hace más de un siglo que Urueta escribió esta sentencia que en los días del verano político mexicano conserva un timbre de urgencia y esperanza. Así pensó, así habló, así predicó Jesús Urueta, ciudadano de México.

jesus urueta en juzgado
Jesús Urueta durante un juicio en un juzgado (Fotografía: Archivo Casasola | INAH).

El Diccionario Biográfico de Humberto Musacchio consigna que Urueta colaboró “en la Revista Moderna y El Siglo XIX. Fue bibliotecario y maestro en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, dos veces diputado federal y profesor de la Escuela Nacional Preparatoria. Crítico del dictador Victoriano Huerta, éste lo mandó encarcelar. Secretario de Relaciones Exteriores (del 12 de diciembre de 1914 al 18 de junio de 1915) de Venustiano Carranza. Fue fundador del Partido Democrático y en 1919 se le designó ministro plenipotenciario en Argentina y encargado de negocios ante el gobierno uruguayo. Fue autor de Fresca (1893), Alma poesía. Conferencias sobre literatura griega (1904), Pasquinadas y desenfados políticos (1911), Conferencias y discursos literarios (1919) y Obras completas (1930)”.

Los recuerdos y testimonios de la vida de Urueta nos hablan de un hombre apasionado y quizá arrebatado, de temperamento levantisco, incendiario. Es un carácter fuerte el que trasluce en la fotografía que acompaña su ficha en el Diccionario de Musacchio: ojos algo saltones y separados, mirada penetrante, frente ancha, nariz larga y labios delgados ligeramente curvados hacia abajo. En suma, alguien cuya paciencia pudo haber sido corta, y por lo mismo grande su creatividad:

Vivió intensamente y para el arte. Aceptó los impulsos de su pasión y supo entretejer con ellos, manteniéndola impoluta, incorruptible, una tendencia nobilísima a contemplar las cosas bellas y a evocarlas. […] Pasión y amor de lo bello, émulos, la una y el otro, que mutuamente se acrecentaban, integraron su alma, presidieron cada uno de sus actos y lo llevaron a formular –son palabras suyas– este concepto de la vida humana: “La alegría, el dolor, el amor, el pensamiento, el alma entera, todo viene siempre a la carne, a la cruel y deliciosa carne, ennoblecida y divinizada como una flora milagrosa por supremos artistas […]”.

Murió muy joven, a los 32 años, pero con un desempeño que, quizá por la misma razón de su juventud, causó la admiración de Martín Luis Guzmán. Sus hijos, Cordelia, Jesús (Chano) y Margarita tuvieron luz propia en la pintura, el cine y la dramaturgia. De nuevo Martín Luis:

Aún lo vemos: en pie; fino y esbelto; la cabeza ligeramente inclinada hacia delante; juntas las manos, mientras los dedos estrujan nerviosos un pequeño papel y todo su cuerpo se halla sometido, como si lo dominara alguna fuerza extraña, a un vaivén blandísimo, apenas perceptible. Y de súbito, cuando, al parecer, el genio hasta allí en reposo se agitaba, rompía él a hablar para goce de sus oyentes; porque era dulce su voz, claras sus vocales, puras sus consonantes, rítmicas sus palabras, armónicos su gesto y su ademán, trasunto de belleza sus citas y sus evocaciones, y profundamente generosa, sedante para el alma, acariciadora para los oídos del cuerpo y del espíritu la euritmia de sus discursos. Hay oradores –como Justo Sierra– cuya memoria ha de perpetuarse con la lectura de sus obras. No así Urueta. Guardemos quienes le oímos –rescoldo sagrado– la imagen imborrable, aunque ya confusa, de su arte sin par, y transmitamos a quienes no le oyeron su palabra […] elocuente y musical como campana de oro.

Como ya dije, Urueta falleció muy joven, de causas que ignoro, siendo representante de México en Argentina. Fue la suya una vida excepcional, como otras que aquí he reseñado, que son un ejemplo a edades en las que otros apenas se preguntan cuál habrá de ser el camino que tomen sus existencias. Martín Luis:

Urueta lloró ante nosotros la muerte de Justo Sierra, y la lloró con tal congoja, con tal duelo convirtió en lágrimas nuestro pesar –lágrimas copiosas, lágrimas sin literatura- que casi nos consoló de la pérdida del Maestro.Y ahora, henos aquí, incapaces de llorarlo a él como él merece, incapaces –pese a la presencia de sus despojos y a nuestra comunidad espiritual– de atraer sobre nuestras cabezas, y convertir en halo de la emoción que nos envuelve, siquiera un fugaz aleteo de aquel noble espíritu, siquiera una chispa del fuego que él encendería en nosotros si estuviera aquí tocándonos con su palabra el corazón.

No descanse en paz Jesús Urueta. Quede entre nosotros, viva, su memoria. Y siga agitando a la República el eco de su oratoria con el reclamo: “¡Sólo la Constitución puede salvar a la Patria!”

Amén.

Juego de ojos.

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Evangelina Corona Cadena y la fuerza de no apachurrarse

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Suelo es la tierra que sostiene, el piso que ampara,
la fundación de la existencia humana.
Sin él no se implantan ciudades ni puede alzarse el poder.
Y de repente
el suelo se echa a andar,
no hay amparo:
todo lo que era firme se viene abajo.
José Emilio Pacheco.

Era un jueves, como cualquier otro, cuando Evangelina Corona se levantó, como cualquier otro día, muy temprano. Alistó a su hija y salió a dejarla a la escuela. De ahí, se encaminó a su trabajo, en la calle San Antonio Abad, en el centro de la capital, donde ejercía como costurera.

Al llegar lo que vio le cambió la vida para siempre: frente a sus ojos, lo que ella conocía como un robusto edificio de once pisos, estaba convertido en una masa apocalíptica de escombros humeantes, en cuyas entrañas de hormigón y metal retorcido más de seiscientas de sus compañeras fueron literalmente aplastadas… Era el fatídico jueves 19 de septiembre de 1985…

Ante la calamidad del terremoto, los mexicanos se unieron como nunca; ya lo decía Carlos P. Rómulo: “La hermandad es el mismo precio y condición de la supervivencia del hombre”. Sin embargo, Evangelina y sus compañeras sobrevivientes recibieron un golpe injusto que les generó una gran indignación: después de los dos tremendos sismos, las últimas en ser rescatadas por los servicios gubernamentales fueron las costureras: “Muchos de sus cadáveres salieron de los escombros cuando sólo podían reconocerse por un anillito o un collar. Había pasado un mes. ¿Por qué? Porque eran mujeres, porque trabajaban en talleres clandestinos en San Antonio Abad, porque a la hora de la verdad sus patrones buscaron primero la caja fuerte que salvar las vidas de sus trabajadoras”, comenta Evangelina.

taller destruido
Fotografía: El Universal.

Conforme pasaron los días poco a poco se fue destapando la cloaca apestosa con que se manejaban aquellos talleres de costureras. Al ser clandestinos, los dueños se deslindaron de toda responsabilidad desde el principio: “Como no sabíamos nada de nada, creímos que los patrones eran buenos”, dijo Evangelina. Ahí, junto a “esas ruinas que ves”, quedó su buena voluntad e ingenuidad enterrada: 1,326 talleres quedaron inservibles y 800 totalmente destruidos.

El mundo se enteró de las horrendas condiciones de trabajo de las costureras mexicanas, pues la mayor parte de esos talleres estaban enclavados en edificios inestables, diseñados para casa habitación, no para fábrica. Además, eran espacios atiborrados de máquinas y toneladas de gigantes rollos de tela, lo que provocó un subcolapso más rápido y fuerte por el sobrepeso. De las normas de seguridad después hablamos…

Pronto la situación de las costureras se tornó crítica: “cuarenta mil se quedaron sin empleo debido al sismo y en estado de indefensión, porque 50% de la producción se hacía en talleres clandestinos, 51% de las trabajadoras tenía sólo contratos semanales y apenas 18% era de planta”.

Inmediatamente después de la tragedia, Evangelina sintió en su corazón que el pasó a seguir debía ser, en sus palabras, “no apachurrarse”, sino transformar el dolor en acción. Mujer de carácter férreo, con una increíble capacidad de convocatoria, pero sobre todo una sinceridad y sensibilidad humana abrazadas en la fe de su religión, comenzó a animar y organizar a sus compañeras: “El 85 fue para mí un antes y un después en mi vida. Si no hubiera ocurrido el terremoto seguiría yo muy campante, conforme con que me dieran de trabajo. Pero el salto que me hizo dar esa tragedia fue mayúsculo”.

sindicato costureras 19 septiembre
Fotografía: Regeneración.

Agrupadas, las obreras del vestido fundaron el Sindicato de Costureras 19 de septiembre. Como líder, Evangelina hizo cosas nunca vistas, desde prohibir a punta de palos que los dueños se llevaran la costosa maquinaria rescatada del terremoto, hasta pararse frente al entonces presidente Miguel de la Madrid, y lejos de intimidarse, decirle en su cara: “No, presidente, las cosas no son como usted las dice”. No fue desfachatez, era autenticidad y la convicción de hacer lo correcto con todas sus consecuencias.

Con una fantástica presencia en público, un don excepcional para dirigirse a los demás con vocabulario sencillo y directo, Evangelina hizo escuchar la voz de un sector industrial cuya fuerza de trabajo era, y sigue siendo, esencialmente femenino. Exigieron pagar indemnizaciones, se pelearon contratos colectivos y se trató de asegurar la titularidad del sindicato en otras fábricas. Durante aquella primera etapa el sindicato tenía ocho mil agremiadas provenientes de cuarenta fábricas.

Pero no tardaron en aparecer los problemas. Totalmente inexperta en los bretes políticos, Evangelina comenzó a darse cuenta de que, como decían en su pueblo, cuando la perra es brava hasta a los de casa muerde: “Las primeras diferencias empezaron a surgir porque las asesoras querían que yo me ciñera a lo que ellas me decían que yo tenía que decir. Y yo me rebelaba: ‘¿Por qué voy a tener que decir eso, si no es lo que estamos viviendo? Además, ellas manejaban un vocabulario diferente al mío; hablaban con ajos y cebollas y ese tipo de palabras yo no las manejo. Yo no podía calificar en público al presidente Miguel de la Madrid como un hijo de quien sabe quién, como ellas querían que lo hiciera. El distanciamiento empezó porque las asesoras querían que yo le entrara al mismo aro en que ellas andaban rodando’”.Evangelina rompió con el sindicato en 1991.

Los orígenes de Evangelina fueron humildes. Nacida en 1938 en el pueblo de San Antonio Cuaxomulco, Tlaxcala (no lejos de Apizaco), su familia no tuvo recursos. Ella terminó hasta tercero de primaria, mientras sus ocho hermanos se dedicaban al campo, “a sembrar y a recoger frijol, haba, maíz, trigo, cebada y, los domingos, piedras para ayudar a su papá a levantar su casa, a unos cien metros de una barranca”.

Evangelina Corona Cadena
Evangelina Corona Cadena (Fotografía: La Jornada).

Evangelina nunca le tuvo rencor por su pobreza. Como miles de otros, partió a la capital en busca de oportunidades. Comenzó a trabajar como sirvienta, pero con el tiempo fue haciendo oficio en la costura, que le encantaba, hasta conseguir un trabajo como costurera. No tardó en dominar la overlock, “una máquina bonita que hace remates, cierra bien las costuras y las clausura”. A lo largo de los años aprendió a manejar con destreza la dobladilladora, la ojaladora y la botonadora, pero sobre todo a tener una vida, como dijo, “verdaderamente cristiana”. A fuerza de lucha y de un carácter indomable, Evangelina se sobrepuso a los peores augurios, mediante la perseverancia y el empeño de quien afronta la vida siempre con un espíritu positivo.

En 1991 fue nombrada Diputada Federal por el PRD, puesto que ejerció hasta 1994: “¿Cuándo una costurera que sólo cursó el tercero de primaria iba a llegar a la Cámara?”. Al subir a la tribuna en la Cámara de Diputados hablaba con la misma sinceridad fresca y honrada de siempre. Su mejor arma como mujer ante la “jauría de lobos” fue su sentido común, que partía simplemente de su realidad. Elena Poniatowska recuerda que “nunca dejó de decir la verdad y recibir, atender y defender a los más pobres. (…) Al ver que sus compañeros diputados no hacían lo mismo se preocupaba, los consideró farsantes y opinaba que ‘el trabajo en la Cámara de Diputados’ es una farsa, una completa pérdida de tiempo y se desperdicia dinero que le cuesta al pueblo”.

Ayudó a la reforma de varios artículos de la Ley del Seguro Social para incrementar las pensiones, porque “…arribar a la tercera edad en este país, es empezar a enfrentarse a una serie de privaciones, penurias e ingratitudes que arrojan a los abuelos a la mendicidad; pero lo más grave: se les excluye de la productividad, se les abandona, orillándolos de esta forma a llegar a la miseria extrema. Tal es el caso de los jubilados, pensionados del país”. Estuvo a punto de ser alcaldesa de Nezahualcóyotl.

No se puede hablar de Evangelina Corona sin mencionar su beta religiosa. Educada en la tradición protestante, si bien después fue metodista, su fe la llevó a trabajar en centros de ayuda a niñas violadas y mujeres víctimas de violencia. Su rechazo al catolicismo fue por una sencilla razón: “no dejan ordenarse a mujeres”. Del metodismo pasó al presbiterianismo, desde donde dio un testimonio que le permitió llegar a ser un referente de la lucha de las mujeres por el acceso formal a los ministerios eclesiásticos. Sin que ella se vanagloriara, tuvo una importante participación en congresos como Las iglesias evangélicas y el Estado mexicano (1992), el Congreso de ministerios femeninos en el Seminario Presbiteriano (1996) o la asamblea de la Fraternidad Teológica Latinoamericana en Chile (1992): “Dentro y fuera de México ha sido reconocida como una de las pioneras en la reivindicación de los ministerios femeninos”, comentó el obispo Juan Calvino.

En el 2008 se publicaron sus memorias Contar las cosas como fueron:

“Más que triunfos, lo que he tenido son cambios bruscos en mi vida, cambios que no esperaba. Nunca me imaginé que sería la secretaria general del sindicato de costureras, nunca pensé estar en la Cámara de Diputados, nunca me puse como meta formar parte del Consejo de Ancianos de mi iglesia, ni tuve sueños de conocer otros países o de luchar por una alcaldía… (…) Pienso que hay que despertar con alegría y con los ojos alzados al cielo para contemplar las maravillas que Dios nos permite ver. Y si a veces tenemos problemas, pues hay que llorar cuando los tenemos. Y si tenemos dolores, pues hay que curarnos. Pero no apachurrarnos. Hay que superarlo todo. Cada momento tiene su propio consejo, cada momento tiene su propia inspiración, cada momento tiene su sabor, sea agradable o desagradable”.

evangelina corona
Fotografía: Tiempo AR.

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El placer de las ciudades

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En tiempos de anormalidad bien vale la pena recordar e imaginar. Se sube usted entonces a la máquina del tiempo y comienza a volar hacia atrás y hacia adelante en búsqueda de mejores momentos, instantes más livianos y libres que aquellos por los que transita hoy.

Lunes, después de desayunar en el magnífico Buvette huevos pochados, tostadas con salmón y yogurt picante, una copa de champagne y un magnifico café doble, se va usted por Grove Street para empezar un largo paseo matinal por el West Village. Recorre las pequeñas calles del barrio, no necesita un mapa, se deja llevar por el colorido de las casas, explora las galerías de arte y las boutiques que florecen por todas partes.  Se zambulle en el corazón de la comunidad LGBT; pasa por la Jefferson Market Library y luego mientras se come un helado que compró en Magnolia Bakery, se va tranquilamente, perdiendo el tiempo, gozosamente, hacia Chelsea. Horas después, el viejo Montreal le abre sus puertas; sus calles zigzagueantes lo llevan hasta la orilla del río San Lorenzo donde toma una bicicleta y se va pedaleando hasta el Mont-Royal para, después de pasear por sus senderos y admirar la ciudad desde las alturas, se sienta entre varios cientos de personas a ver una obra de Shakespeare que se representa esa tarde allí, al aire libre. A la noche el restaurante Damas lo deslumbra con sus sabores sirios acompañados de buen vino francés.

placer de las ciudades
Ilustración: Ale Giorgini.

Como casi siempre, está nublada Lima este martes. Callejea sin rumbo por Barranco, las buganvilias de todas las tonalidades caen por los muros de piedra y juegan con las puertas de distintos colores. Aguanta la respiración, cruza el Puente de los suspiros, pide el deseo de rigor y llega a Dédalo a sorprenderse con sus joyas, artesanías y muebles; se toma un café de aroma intenso en el patio de atrás y continua su camino en busca del mar. El almuerzo es un festín de sabores en la Rosa Naútica; luego del pisco sour catedral, el arroz negro con langostinos, los ceviches y los postres lo empujan a la calle con nueva energía para gozar con los sonidos y voces de La Paz y su Mercado de Brujas.  Llega la puesta de sol, usted se va caminando por La Rambla de Montevideo, tomando mate, al tiempo que los tambores de candombe lo invitan a bailar imaginando el “chivito” con el que terminará el día.

Miércoles en Sao Paulo, los millones de corazones que laten en la ciudad se sienten, pero en Vila Madalena el tiempo tiene un ritmo distinto. Cientos de artistas muestran sus trabajos en cada esquina y recodo; la música es una banda sonora permanente que no molesta, sino que muy por el contrario da ritmo a todo lo que allí se exhibe. Rato después en el Mercado Municipal se devora un sándwich de mortadela gigante (el más famoso de la ciudad) bañado por una mostaza picante impactante, no sólo por su sabor, sino porque su efecto, que, como un rayo, se abre camino desde su boca hasta su cerebro. Afortunadamente tiene una cerveza muy helada a mano que le permite animarse a uno y otro y otro bocado. Llueve ligeramente en Quito hoy en la tarde, pero eso no impide que llegue al Cerro del Panecillo a ver desde la altura su Centro Histórico, para luego irse por la Calle de la Ronda conversando de todo y de nada, recordando otras caminatas que ha hecho, por ejemplo, por Guadalajara, lo que le permitió llegar por casualidad esa tarde de diciembre, después de visitar la FIL, a La Fuente, la cantina con los mejores tacos de lengua que podrá comer en su vida acompañados de tantos tequilas que el resto del menú quedará guardado en un delicioso y nebuloso rincón de su memoria.

Río de Janeiro, pintura, acuarela
Río de Janeiro (Pinterest).

En Santiago de Chile, nadie se pierde nunca ya que la cordillera de Los Andes lo acompaña a usted de norte a sur, siempre. No importa el punto de la ciudad en la que se encuentre, las montañas están ahí, donde se vayan sus ojos. Hoy jueves, va usted caminando por el Barrio Lastarria, sube luego por Providencia hasta llegar al restaurante Liguria y se da cuenta que ha llegado al paraíso si es que le gustan la historias de amor atormentadas y las buenas discusiones políticas acompañadas de los mejores sándwich, los que en este país son una institución nacional.  Chemilico, Chacarero, Barros Luco, de Mechada, Barros Jarpa, Ave palta…, pensará usted que necesita un diccionario, pero rápidamente se dará cuenta que lo mejor es probarlos todos mientras el carmenere hace de las suyas.  Casi sin darse cuenta está ahora en Bogotá en La Candelaria admirando el arte urbano, luego de haber visitado el Museo del Oro, que lo ha dejado boquiabierto tal como lo hará el Museo Antropológico de Ciudad de México cuando lo visite este sábado.  El realismo mágico existe y se vive en Andrés carne de res, la locura de un continente ebulle allí entre arepas, bandejas paisas, ballenatos y cumbia, todo muy bien hidratado con ron y cerveza.

vista de Quito, Ecuador
“Vista de Quito” de Germán Pavón (flick).

Hoy es viernes en Buenos Aires y su cuerpo lo sabe. Pasa la mañana de librería en librería, visita Libros del Pasaje, Clásica y Moderna, El Ateneo y Cúspide; cada cierto rato charla con amigos y desconocidos en los pequeños cafés que quedan por allí, las medialunas y facturas desfilan frente a usted, al igual que capuchinos, cortados y americanos. Sabana Grande en Caracas lo invita a caminar en el tiempo, en búsqueda de la arquitectura moderna del siglo XX venezolano, come una barquilla de chocolate y luego se marcha a refrescarse al Parque Los Chorros y pasea, simplemente pasea por la naturaleza y el agua. Entonces, cayendo la tarde, usted pasa por La Habana y se va directo al Floridita y después de cargar “combustible” en la “cuna del daiquirí”, sale por la calle Obispo y redescubre las callejuelas de La Habana Vieja a ritmo de son, dejando que la brisa tibia de la tarde le alegre el corazón y lo deposite a la noche nuevamente en Buenos Aires para cerrar el viernes en Misheguene celebrando un Shabat gastronómico inolvidable, allí, en pleno Palermo, mientras los mozos bailan y cantan, usted devora Bureka de hongos y huevo, Guefiltefish, Meorav yerushalmi, muy bien aterciopelados con malbec.

buenos aires, ilustracion
Buenos aires de noche (Pinterest).

Bazar del sábado en Ciudad de México, Plaza San Jacinto, todos los colores, todas las voces, el sol de la mañana, las artesanía, las joyas, el laberinto de pequeñas tiendas, los mazahuas que bordan estrellas y sueños en sus paños blancos, un poco más allá pintores y músicos exponen su arte en las calles empedradas, niños comiendo tortas de jamón y tomando agua de jamaica. Sale luego por Galeana y luego Magnolia hasta llegar al San Ángel Inn donde lo esperan Escamoles a la mantequilla y Huachinango a la veracruzana. Reposa los tequilas en la terraza, contemplando el jardín; ya con renovado entusiasmo parte al Museo Antropológico a reencontrarse con el origen de todos nosotros. Por la noche mientras camina frente a la playa en Copacabana, mira la luna en Río de Janeiro y piensa en rematar la semana explorando las calles de San Juan o de Ciudad de Panamá.

Es domingo, sea en Chicago, San José, Córdova, Monterrey, Viña del Mar o Ciudad de Guatemala, usted comienza a tararear “vagando por las calles, mirando la gente pasar el extraño del pelo largo sin preocupaciones va” y se pierde en el placer cotidiano que vive en nuestras ciudades.

paseando por las ciudades del mundo
Ilustración: Behance.

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Estadounidense planta misteriosas semillas de China y esto fue lo que pasó

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Un residente de la localidad de Booneville, Arkansas, fue de los estadounidenses que recibieron uno de los misteriosos paquetes con semillas procedentes de China y antes de que el departamento de Agricultura prohibiera su siembre, decidió plantar su contenido, recibiendo una gran sorpresa con el resultado obtenido, informó la prensa local.

Doyle Crenshawn relató que había sembrado las semillas “solo para ver qué pasaba”. Abonaba cada dos semanas la parcela donde realizó la siembra, y tras germinar las plantas empezaron a crecer rápidamente. Finalmente florecieron y dieron frutos similares al calabacín.

Crenshawn plantó las semillas antes de que el Departamento de Agricultura estadounidense emitiera una advertencia a los destinatarios de esos paquetes de no plantarlas. Las autoridades del país norteamericano temían que las semillas se trataran de una maleza invasora o que contengan algún tipo de plaga que afectara la ecología local.

A finales de julio, decenas de residentes de EE.UU., así como de Canadá y el Reino Unido, informaron haber recibido paquetes con semillas procedentes de China que no habían pedido. La semana pasada el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas del Departamento de Agricultura identificó algunas de las semillas, y determinó que se trataba de plantas que no representan ningún peligro.

Según esa agencia, los paquetes podrían ser parte de una estafa en la que una compañía envía paquetes a los consumidores y luego escribe reseñas positivas falsas sobre el producto en nombre de la persona que lo ha recibido. Además, algunos de los paquetes estaban mal etiquetados e indicaban que contenían joyas.