Empresas

Los introvertid@s

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Los introvertidos suelen ser catalogados como personas retraídas o reservadas. Algo que en términos prácticos no suele ser tomado en cuenta para ciertos cargos, como una gerencia importante, o un puesto mayor… pero, ¿estamos haciendo lo correcto?

El mundo empresarial y los retos de la industria requieren colaboradores capaces de solucionar problemas. Líderes que definan soluciones creativas e innovadoras, que sean conocedores del mundo, ágiles de mente y muy importante: que puedan hacerte pensar como ellos para llegar a una meta.

La idea universal de la selección natural de las especies, en donde se diferencian los líderes de los seguidores, es uno de los referentes por excelencia en materia empresarial. Por un lado, las personas extrovertidas son como el sol de una empresa, los que definen los “goles”, los que cierran tratos. Por el otro lado, los más tímidos son los menos indicados para liderar proyectos, para definir estrategias o crear nuevas soluciones. Los que piensan antes de actuar, los que atienden a profundidad los problemas. ¿A cuál de estos dos perfiles contratamos o deberíamos contratar?

La abogada y escritora estadounidense Susan Cain,[1] define que los directivos estamos dejando pasar muchas oportunidades al no tomar en cuenta que la introversión también se asocia con el liderazgo. De hecho, de acuerdo a varios estudios antropológicos, se cree que la mitad de la población mundial es introvertida. Ejemplo de ello lo encontramos en directivos de negocios y empresas de cualquier tamaño; en colegas de trabajo, en la familia, con los amigos, etcétera.

introvertidos y perlas
Imagen: Pinterest.

 Todos sabemos reconocerlos por su capacidad o incapacidad de hacer las cosas a su modo. Los extrovertidos normalmente hablan y luego piensan, los introvertidos piensan primero y hablan después. Los extrovertidos son entusiastas, mientras que los introvertidos son más reservados para sus círculos sociales, los cuales son pequeños en comparación con los extrovertidos, quienes no tienen ningún reparo en compartir sus experiencias con más gente.

En realidad, la introversión en las personas es simplemente un estereotipo al cual estamos acostumbrados por mero prejuicio, porque casi siempre se les encasilla como una persona tímida, o peor aún, como antisocial. En realidad, son personas que mantienen una línea de pensamiento mucho más estructurada, que analiza y funge como mediador de conflictos y, en muchos casos, como solucionador de los problemas complejos.

En este sentido, Mihaela Enache, profesora de los Estudios de Economía y Empresa de la Universidad Oberta de Cataluña, afirma que “cada vez hay más investigaciones que sugieren que el liderazgo no requiere ser extremadamente sociable, los líderes más eficaces no entienden como indispensable el perseguir la notoriedad”. Más bien, tienden a escuchar activamente, mientras mantienen y transmiten la calma en tiempos de tormenta o a la hora de tomar decisiones.

De hecho, en una época donde las paredes dejan de existir y donde cada día estamos más acostumbrados a crear espacios del tipo co-working, es importante entender  que hay personas que necesitan la privacidad para crear, no porque sean antisociales, sino porque es necesario esa calma para escucharse a sí mism@s.

En conclusión, las cualidades de una u otra personalidad tienen que mantenerse y respetarse en todo momento, ya que tanto son necesarias personas extrovertidas, como lo son las introvertidas. Los pensamientos, las ideas y los proyectos seguramente resultarán mejores si encontramos la dualidad de ambas y nos replanteamos la idea de lo que en verdad las personas introvertidas podrían lograr. Así que la próxima vez que pienses que “el mundo es de los aventureros” también reconoce que, en realidad, los aventureros que razonan y analizan las opciones antes de actuar son también rasgos de personas introvertidas.


Notas:
[1] Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking

Innovando en las empresas mexicanas

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No hace falta defender el postulado de que la innovación es, en el mundo, uno de los diferenciadores que conducen al éxito empresarial. En tiempos de crisis, la generación de diferenciadores de mercado y de nuevas soluciones marca el ritmo en todos los segmentos. La “tecnología adaptativa”, propia de economías emergentes, convoca a todos para enfocarnos en crear y crecer. Hoy, poseer grandes infraestructuras orientadas a la innovación deja de ser un imperativo para el éxito.

Pensemos en cada unidad productiva, centro de investigación y universidad, en la manera de impulsar nuevos productos y procesos. Aquí, algunas ideas simples que espero ayuden a repensar la estrategia:

Desarrollo de la cultura de Innovación y Protección Jurídica

Muchas empresas asumen que se encuentran “al día” en sus campos de actividad, porque siguen publicaciones especializadas o asisten a ferias o congresos internacionales. Desde luego, ésa es parte de las tareas que deben ser contempladas, pero de ninguna manera agotan el objetivo.

Implantar en la cultura de la compañía los principios de la innovación continua requiere de un trabajo calculado, de estrategias, metodología y resultados medibles. Cuando la empresa cuenta con un departamento de investigación y desarrollo estas prácticas suelen ser parte ya del vocabulario normal de los empleados y los directivos, pero aun así, es necesario que esa cultura pueda permear a todos los integrantes. Las buenas y novedosas ideas suelen provenir de donde menos se espera, o bien, de quienes tienen experiencias en áreas de ventas, logística, etc. No hay que olvidar que, para muchas empresas, una campaña exitosa de marketing o de publicidad puede hacer la diferencia en sus logros a lo largo de los años.

Una empresa que ha introducido estos principios en su cultura, en forma recurrente, discute proyectos, conceptos y propuestas y dispone de los canales necesarios para darles trámite hasta documentar sus resultados, sean buenos o malos. Lo que tal vez en cierto tiempo no dio resultado, más adelante puede ser muy exitoso.

Desde luego, uno de los puntos esenciales en la creación de esta cultura es la continua comunicación que la empresa procure de los temas y logros relevantes en materia de innovación.

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Ilustración: Pinterest.

Revisión y protección de creaciones propias

La práctica demuestra que, muchas veces, la ceguera de taller impide ver lo que es obvio hacia el interior de la empresa, pero que, para un competidor sería novedoso y muy valioso. Ese efecto lleva a que, por formar parte de los procesos cotidianos, una ventaja competitiva protegible en forma de secreto industrial o patente, se pase por alto; o que un elemento de distintividad protegible bajo alguna de las nuevas figuras como las marcas olfativas o la imagen comercial, se ignore.

Implantación de esquemas de recompensa

Partiendo del hecho de que la mayor parte de las invenciones de empresas japonesas proviene de los empleados que participan en la línea de producción, resulta imperativo implementar mecanismos de recompensa a los grupos de trabajo que logran innovaciones aprovechables para la corporación.

Para ese fin deben incluirse en el reglamento interior las políticas explícitas que se diseñen para premiar económicamente a quienes aporten nuevas soluciones, definiendo las formas y montos de regalías que podrán trasladarse a los protagonistas. Además, esto permite dar cumplimiento a la obligación legal que existe para estos supuestos.

Como parte del sistema de innovación de la empresa, es recomendable contar con procesos bien definidos para reportar los hallazgos, valorarlos, y en su caso, dar seguimiento para lograr su protección legal.

Prever en los contratos de trabajo y con terceros, cláusulas de cesión de derechos

La ley laboral en México contiene ciertas previsiones orientadas a regular el tema de las invenciones de los trabajadores, reputando como propietario al patrón, siempre y cuando el trabajador hubiere sido contratado para fines de investigación y desarrollo, al que, además, debe pagarse una remuneración proporcional.

A fin de dar certeza a ambas partes, es recomendable definir el monto o pago proporcional respectivo, pero además, es aconsejable que también los contratos con empleados de otros departamentos o áreas, incluyan cláusulas de cesión a favor de la empresa, ya que la posibilidad de innovar no se limita al departamento de investigación y desarrollo.

innovacion en empresas
Ilustración: Expansión.

Asimismo, debe incluirse una referencia contractual a la información relativa a secretos industriales, que de la misma manera el empleado puede generar en el desarrollo de su trabajo, y que conviene asegurar como activo de la corporación a través del contrato.

Finalmente, en este punto es también aconsejable que la empresa revise y perfeccione sus contratos con proveedores, maquiladores y con terceros que desarrollen innovación por encargo, a fin de asegurarse de que los derechos resultantes de cualquier avance técnico serán de su propiedad.

Difundir entre empleados los resultados de inteligencia competitiva

No sólo resulta esencial que la empresa contrate servicios de monitoreo de patentes gestionadas por competidores a nivel global, sino que los resultados sean conocidos, discutidos y aprovechados por empelados y funcionarios de la empresa. Exponerse a este tipo de información es altamente inspirador para los equipos que trabajan en innovación.

No existe un mecanismo más efectivo para estar informados de las tendencias de vanguardia en producción de tecnología que los bancos de patentes, y al mismo tiempo, ofrecen oportunidades concretas de negocio a través de la contratación de licencias, o aprovechando soluciones técnicas del dominio público.

Realizar vinculación con centros de investigación y universidades

Una de las mejores formas para impulsar la generación de innovación en las empresas, consiste en acercarse a universidades y plantearles la problemática que se enfrenta para resolver ciertos aspectos específicos de determinadas industrias. Las mentes de los investigadores de los centros académicos están entrenadas para encontrar, desde los modelos científico y de experimentación, alternativas que suelen sobrepasar, por mucho, los escasos recursos de las propias corporaciones. Al pasar de ingeniería básica a ingeniería aplicada, las soluciones se vuelven patentables y los resultados para la empresa pueden ser extraordinarios.

Como siempre, es necesario contar con un contrato adecuado que prevea cómo y quién obtiene los derechos de Propiedad Intelectual, a fin de evitar situaciones de conflicto. Para las universidades, muchas veces el estímulo de formar parte de estos proyectos es la de publicar los resultados, lo que, si no se regula adecuadamente, puede poner en riesgo la novedad que se requiere para patentar.

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Ilustración: El Heraldo

Aplicar para financiamiento y tratos fiscales favorables

Existen múltiples fondos y recursos que las empresas pueden aprovechar para impulsar proyectos tecnológicos novedosos, de manera que no graviten sobre sus propias finanzas. Además, los apoyos pueden también incluir asesorías especializadas, patentamiento mundial, y otros rubros del proceso que facilitan escalar y comercializar la tecnología.

También las empresas debe buscar asesoría experta para identificar el tipo de exenciones o subsidios que la ley fiscal suele otorgar para estimular la inversión en innovación. En nuestra experiencia, sorprende que normalmente son empresas de origen extranjero las que optan por obtener financiamiento de fondos públicos, o para aprovechar los beneficios impositivos que las leyes mexicanas ofrecen.

Difundir casos de éxito

Una de las mejores formas de crear cultura de innovación e inspirar nuevos proyectos, consiste en divulgar las historias de éxito de conceptos, productos o procesos desarrollados por la empresa. Esos casos crean una especie de tradición juglar dentro de la compañía, trasladando de generación en generación los principios que promueven atreverse a crear nuevas soluciones.

Este tipo de comunicación no sólo debe procurarse al interior de la compañía, sino que se puede convertir en una acción explícita de comunicación hacia clientes y competidores.

Son sólo algunas ideas. Cada persona, en su área particular de actividad tiene capacidades inexploradas para imaginar soluciones novedosas. Muchas simples, muchas prácticas, todas protegibles.

Cuidado con los promedios

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Ya está terminando el año y todo indica que el crecimiento del PIB estará muy cerca del 0 %. Esto quiere decir que, en promedio, los diferentes sectores de la economía del país no crecieron. Sin embargo, lo que me gustaría exponer es que, en mi opinión, tomar decisiones de acuerdo a los promedios me parece muy riesgoso.

Por ejemplo, si analizamos el ingreso de dos personas al mes, uno que obtiene 4,000 pesos, y otro que logra 100,000 pesos, y sumamos lo que obtienen los dos y sacamos el promedio, resulta que tienen un ingreso promedio de 52,000 pesos, de manera que podríamos decir que el ingreso promedio de estas dos personas es bastante bueno, sin embargo, en la realidad a uno le va muy bien y al otro muy mal.

Me parece que esto es lo que está pasando en México, independientemente de que haya políticas públicas que no están ayudando al crecimiento y que sería bueno modificarlas en la realidad, tal y como dice el libro, Donde quedó mi queso: el queso para muchos cambió de lugar y hay que encontrarlo, lo cual es bastante difícil y, por supuesto, después, sabérselo comer.

Claro que no es fácil cambiar y, en muchos casos, se dificulta salir de la zona de confort, pero como decía Darwin, las especies que sobreviven no son las más fuertes sino las que se adaptan mejor.

En mi opinión, tanto el gobierno para diseñar sus políticas públicas, así como los empresarios, deben dejar de tomar sus decisiones con base a los promedios y ser mucho más puntuales en los análisis que los llevan a la toma de decisiones.

Banco de Mexico, economía del pais
Imagen: Real Estate Market Lifestyle.

Por ejemplo, las ventas que reporta la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales) al mes de noviembre, con todo y que tuvieron un sábado más en el comparativo, son sorprendentemente buenas, y sin embargo, los datos de automotriz, de venta, o de vivienda, fueron muy malos. Por eso creo que no debemos promediarlos sino tratar de entenderlos.

Esto explica por qué la gente, en general, al no tener confianza en arriesgarse a tomar créditos importantes, de alguna manera lo compensa comprando satisfactores más baratos. 

De igual manera, la problemática de los estados, de las industrias y empresas en las distintas zonas del país, son muy distintas y es necesario analizarlas puntualmente para tomar acciones de acuerdo a éstas. 

Me parece que estamos viviendo situaciones tanto en el mundo como en México en que la información que se nos da está basada en promedios y esto puede ser muy engañoso, tengamos cuidado al analizar la información que recibimos para que de esta forma logremos ser más asertivos en nuestras acciones.

Me voy de vacaciones y aprovecho para desearle a todos los amigos que me hacen el favor de leer mis artículos, un 2020 mucho mejor que este 2019 en todos los sentidos.

¡Muchas gracias!

¿Cómo mejorar el uso de nuestro tiempo?

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Es curioso cómo hay temas que son cíclicos, al menos pasa mucho en materia de capacitación y consultoría. Las empresas “descubren” o encuentran a partir de ciertas investigaciones, que entre sus empleados o ejecutivos hay necesidades que deben atenderse y que supuestamente ya estaban resueltas. Una de ellas, por lo menos entre mis clientes y potenciales clientes este 2019, ha sido el tema de la gestión del tiempo, ¿cómo hacer para que la gente pueda utilizar mejor sus horas de trabajo e inclusive en algunas empresas hay la genuina preocupación de que sus empleados utilicen de mejor manera su tiempo libre?

También está en el aire saber que México es de los países laboralmente hablando más improductivos del mundo, al menos lo somos entre los miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y en los últimos años, no sólo no hemos mejorado, sino que hemos empeorado.

Somos también de los países donde se laboran más horas al año, algo así como 2,225 horas trabajadas por año en promedio por cada trabajador mexicano que es parte de la Población Económicamente Activa (PEA) según la OIT (Organización Internacional del Trabajo), y uno de los países donde menos vacaciones se dan por año. En realidad, nuestra legislación laboral, con todo y sus recientes reformas, es muy mala en materia de días de vacaciones y festivos obligatorios. Somos uno de los cinco países en el mundo con menos días de descanso al año sumando las dos cosas.

Por cierto, un estudio de UBS (Unión de Bancos Suizos) demostró que la Ciudad de México tiene el poco decoroso segundo lugar, como la ciudad del mundo donde más horas se trabajan (43.5), sólo siendo superada por Hong Kong (50.1).

En este entorno, y para poder hacer un análisis objetivo, yo casi siempre empiezo en mis talleres con un autodiagnóstico muy sencillo, le pido a los participantes que me digan cómo utilizan sus 168 horas de la semana: 24 horas por siete días.

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Imagen: Freepick.

Mi primer hallazgo me lleva a una conclusión inmediata, la gente no tiene la menor idea cómo utiliza su tiempo y aquí radica el principal problema.

En términos generales podemos decir que entre dormir y trabajar ya tenemos ocupadas entre la mitad y dos terceras partes de las 168 horas, es decir, entre el 49% y el 68% del tiempo.

La mayor parte de las personas dormimos entre 6 y 9 horas por día. Esto significa que usamos entre 42 y 63 horas de la semana en dormir, así que ya hemos usado entre el 25% y el 38% de nuestro tiempo en dormir. Aquí estoy considerando que compensamos algunas horas el sábado y domingo.

Por lo que hace al trabajo, hay muchas más variaciones, porque la gente o no contabiliza las horas que dedica a la semana en trabajar fuera de sus horas de trabajo –desde su celular, tableta o laptop, e inclusive su teléfono para atender llamadas de trabajo–, o bien, porque le cuesta trabajo identificar con “exactitud” cuántas horas realmente trabaja a la semana. Si considero que la mayor parte de las empresas en la Ciudad de México ya sólo trabajan de lunes a viernes sus respectivas ocho horas, diríamos que la gente únicamente trabaja 40 horas, pero todos sabemos que, si tienes una posición media y peor un alta en una empresa en México, estás trabajando entre 45 y 50 horas semanales, como mínimo, esto es entre el 24% y el 30% de las horas disponibles de la semana.

Ahora vamos a identificar otros grandes usuarios de nuestro tiempo semanal:

Transporte: Independientemente de cómo nos movemos, los traslados son un significativo consumidor de nuestro tiempo. Distintos estudios de instancias de la Ciudad de México señalan que, el viaje promedio de los que habitamos esta zona metropolitana es de 1 hora con 16 minutos por traslado, es decir, 12.7 horas por semana de lunes a viernes, a esto habría que sumarle las horas que usamos para movernos los fines de semana, unas cuatro más. Así que usamos unas 16/17 horas de traslados por semana o casi el 10% de nuestro tiempo disponible semanal. En otras ciudades del país y en muchas otras latitudes en el mundo este porcentaje puede variar mucho; yo que hago un alto porcentaje de “home office” utilizo menos de 6/7 horas a la semana en transporte y una buena parte de él es en bici o caminando, lo que demás me suma como ejercicio.

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Imagen: Freepick.

Aquí, siempre le sugiero a los participantes a los talleres que aprovechen de mucho mejor manera sus horas de traslado, aprendiendo un idioma, leyendo libros o escuchando audio libros, avanzar en la lectura de correos, hacer llamadas que tomarán poco tiempo, y actividades de esa índole, o bien, ver películas, series, tomarse tiempo para meditar, reflexionar, hacer ejercicios de introspección, aprovechar un espacio que dediquemos a nuestro espíritu o temas religiosos. Hacer llamadas a familiares o a amigos. Si tomamos en cuenta que de los más de 34.5 millones de viajes que se dan en la CDMX, entre semana,15.6 millones son en transporte público (aunque sean peseras y combis), hay una buena área de oportunidad en esta materia.

Comidas: es el otro lógico gran consumidor de nuestro tiempo. Estimo que una persona “normal” se toma entre 15 a 30 minutos en su desayuno diario, toma otros 45 a 60 minutos en su comida y otros 30/45 en su cena, así que, entre semana, nos tomamos alrededor de 8 a 10 horas para hacer las tres comidas y le podemos agregar unas 5 a 8 horas más para las comidas del fin de semana. Con ello, consumimos entre el 8 y el 11% del tiempo de la semana en comer.

Siempre tengo los asistentes que me dicen, ¿cómo sumo las horas de working lunch? Y la respuesta siempre es ponle mitad y mitad. Es decir, mitad a trabajo y mitad a comida.

Sumados estos cuatro elementos, ya llevamos utilizados entre el 67% y el 89% del tiempo de la semana. Así pues, tenemos alrededor de 30 horas disponibles para hacer “lo demás”. En el mejor escenario tendríamos unas pocas más de 40 horas, y en el peor de los casos sólo unas 20 horas.

¿Ya vieron qué alarmante es el poco tiempo que nos queda disponible para todas las demás cosas importantes que queremos y tenemos que hacer?

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Imagen: Getty Images.

Enlisto, de manera enunciativa, más no limitativa, todo lo que deberíamos considerar: Ejercicio, yoga, o equivalentes; tiempo para el espíritu y/o tiempo para temas religiosos (habrá gente que aprovecha las misas por televisión para hacer ejercicio… jaja); tiempo para estar con uno mismo (esto es MUY importante, todos deberíamos darnos mínimo 15 minutos al día para estar con nosotros), aseo personal (es tan variable el tiempo que utilizamos, que mejor lo dejo en esta categoría de varios); tiempo con la pareja; tiempo con los hijos, que no necesariamente es el mismo; tiempo con los amigos; tiempo con la familia; tiempo para leer, ver televisión, noticieros, series, películas, ir al cine, teatro, museos, etc.; tiempo para nuestros pasatiempos; tiempo para los quehaceres del hogar (lavar y planchar ropa, el aseo de la casa, cocinar, etc. Aquí hay números escandalosamente diferentes para la mujer que trabaja y que está casada, mientras ella utiliza más de 20 horas a la semana en estos temas, las parejas sólo trabajan en cosas del hogar menos de 6 horas); tiempo en las redes sociales; aunque obvio, ¿cuánto tiempo dedicamos para ir al baño?; tiempo para tener sexo; llenar formularios; hacer compras, aunque sea por Internet; hacer colas o filas; y muchos etcéteras.

Pensemos en todo lo que hay que hacer en estas horas, qué estamos haciendo mucho o estamos haciendo poco y queremos hacer más, ¿tenemos que redistribuir mejor nuestras horas en lo que las estamos invirtiendo?

Conocer más de cerca la realidad

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¿Hace cuánto que tú como dueño, socio o Director General o los directores de primer nivel de tu organización, no visitan sus plantas, sus almacenes, sus tiendas o sucursales, o peor aún, otros pisos o áreas de las oficinas donde tú mismo trabajas?

¿Hace cuánto, si lo has hecho, que no visitas los vestidores y baños de tus empleados, los comedores?, ¿hace cuánto que no comes ahí? Y podría agregar muchos etcéteras a esta lista. ¿Han vivido la experiencia como cliente, como empleado de tu organización?

Por mi trabajo, afortunadamente, y porque me encanta hacerlo como parte de mi balance de vida y trabajo, viajo mucho cada año y esto me permite ser un “Mystery Shopper” (Cliente Misterioso) de muchos aeropuertos tanto a nivel nacional como internacional. Y con mucha frecuencia me pregunto, ¿cómo es posible que el Director General de este aeropuerto no haya visto tal o cual cosa?

Para muchas personas que viajamos, ya sea por negocio o por turismo, los aeropuertos son la cara del país, el estado o la ciudad, y en muchos casos los aeropuertos de verdad dan una pésima cara de cómo se encuentran.

Y esta misma referencia la creo para cualquier empresa u organización. Tanto hacia adentro como hacia afuera. Recientemente visité el estado mexicano de Chiapas y renté un auto en una de las empresas de alquiler de automóviles mejor conocidas en el mundo. Les aseguro que, si el señor “Hertz” viera las condiciones del lugar donde te entregan y regresas el auto, se muere.

Ambiente laboral.
Imagen: Freepik.

He visto no pocos casos de directivos o gerentes que han llegado a perder el piso. Como se dice coloquialmente, se marean cuando se suben a un ladrillo. Les afectan las “alturas” y ven a todo mundo debajo de ellos. Ya no quieren tocar el suelo, ni ensuciarse las suelas de sus zapatos.

Les falta algo muy sencillo: “Realidad”. Están ciegos ante lo visible y deberían educar sus ojos para conocer los hechos y asuntos que vive la mayoría de los humanos, de sus empleados, de sus clientes.

Afortunadamente, hay empresas que enseñan a sus altos mandos a hacer contacto con el mundo. Una conocida cadena internacional de tiendas de ropa obliga a sus ejecutivos a tocar la realidad de sus sucursales una semana al año: Deben trabajar en piso de ventas, donde dan la cara ante la clientela y viven la experiencia de los empleados. Según me comentó alguna vez uno de sus muy altos ejecutivos, luego de la experiencia, se tomaron ciertas medidas para darle mejores condiciones de trabajo a todos los empleados de todas las sucursales.

Se halla también el caso de compañías de artículos de consumo que hacen que los puestos directivos se suban a los camiones de reparto y experimenten este proceso. Tuve la oportunidad de “hacer ruta” como parte de mi proceso de inducción en una trasnacional a la que al final del día nunca entré a trabajar, y les puedo asegurar que el trabajo de los choferes-vendedores de estas empresas, tipo Coca Cola, Nestlé, Sabritas, es brutalmente cansado. También lo hice cuando estuve asesorando a Servicio Panamericano de Protección e hice varias rutas dentro de los camiones blindados y les aseguro que sentir la adrenalina de ir en una de esas unidades es muy impresionante. De esa experiencia hice sugerencias muy puntuales a los directivos y hasta dueños de la empresa. Sea dicho de paso, el director general jamás había hecho o hizo un viaje de este tipo, al menos mientras yo estuve cerca de la empresa, y obviamente su visión respecto al trabajo era muy poco objetivo.

Hace años me tocó ver cuando el presidente de una empresa de aviación se enfrentó a la experiencia de volar en esa aerolínea, como cualquier ser terrenal. Desde reservar, comprar, documentar, abordar, viajar, aterrizar, recoger equipaje, etc. Y vaya que sufrió haciendo todo como un pasajero común y corriente.

Ambiente laboral.
Ilustración: Freepik.

Recientemente, en una dependencia del gobierno federal me invitaron para ver si los apoyábamos en una gran transformación cultural que estaban llevando a cabo. Había carteles con la campaña por todos lados. El funcionario a cargo me presumió esto y aquello. Cuando le pedí que me indicara dónde estaba su baño, cortésmente me lo señaló. Entonces, oh, gran decepción: las tazas de los WC carecían de tapa, había que hacer de aguilita, el papel usado había que tirarlo a un bote de basura, el jabón para lavarse las manos estaba en una botella de PET cortada por la mitad y era de polvo, del usado para lavar ropa o trastes, tampoco había con qué secarse las manos. Alguien me informó que usaban el papel sanitario para tal efecto (es decir, con el que se limpian). Cuando salí y le comenté al funcionario mi “experiencia”, repuso que él no usaba ese baño. Trató de justificar esto diciendo que “la gente es muy cochina, se roba las cosas…”. Obviamente, no tomamos el proyecto.

Todo esto me recuerda a un extraordinario líder de empresa, don Emilio Botín, de Santander, con quien trabajé de cerca en algunas ocasiones, y de quien siempre aprendí algo. Cuando compró el banco en México, resultó que su oficina era cuatro veces más pequeña que la del presidente del banco que adquirió; al conocer el comedor de sus directivos lo mandó a cerrar de inmediato y ordenó vender los costosos vinos de la cava, por citar un par de ejemplos de su visión. A don Emilio le disgustaban las torres altas para oficinas, pues decía que hacían perder el piso a sus ejecutivos.

Ah, cómo se aprende de la realidad, mucho más de lo que enseñan en Harvard o el IPADE. Qué formativo es para los empresarios, directivos y funcionarios ser sensibles ante las realidades que se viven a ras de suelo, ya sea dentro de las organizaciones o bien en su interacción con el cliente final. Sería deseable que en América Latina nuestras compañías implanten programas más formales para ayudar a sus directivos a no perder el piso y a fin de evitar que se mareen en un tabique… aunque tengan que ensuciarse su fino calzado.

¿Es necesario tener propósito, visión y misión?

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Quizás como nunca en varios años, se está hablando mucho y de forma muy profunda sobre el verdadero deber ser de las empresas. Es más, de muchas organizaciones e instituciones, y con ello viene la inmediata necesidad de establecer una visión, una misión, y los valores fundamentales que esta organización deberá tener y muy recientemente se ha empezado también, como parte del paquete, definir el concepto del propósito.

Si bien es cierto que hay algunas organizaciones que definieron su propósito hace algunos años, en general, al menos en mi experiencia profesional de casi cuarenta años, no he visto a muchas empresas con éste y apenas recientemente estoy empezándolo a ver.

Sólo para sentar las bases y estar en la misma lógica, repaso lo que los teóricos dicen sobre qué es cada uno de los conceptos:

Misión

“La misión es el motivo, fin o razón de ser de la existencia de una empresa u organización porque define: 1) Lo que pretende cumplir en su entorno o sistema social en el que actúa; 2) Lo que pretende hacer, y 3) El para quién lo va a hacer; y es influenciada en momentos concretos por algunos elementos como: la historia de la organización, las preferencias de la gerencia y/o de los propietarios, los factores externos o del entorno, los recursos disponibles, y sus capacidades distintivas”.

Y otros autores señalan que “la misión cuenta lo que somos: ¿Qué hacemos? ¿Cuál es nuestra actividad? ¿Qué ofrecemos? ¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Qué nos diferencia de los demás en las tareas que hacemos?”.

Como se puede leer, ha habido una buena discusión entre quienes han escrito sobre qué es realmente la misión y, en este sentido, hay dos grandes escuelas: los que dicen que la misión es la razón de ser de la organización, y quienes sostienen que la misión es cómo la organización debe alcanzar su visión.

Para H. J. Barraza “la misión debe incluir una temporalidad, describir el negocio en el que se opera, definir al cliente y una métrica bajo la cual se define el éxito.”

Para muchos autores, entre ellos, yo, la misión es el cómo. Por ello, para efectos de este artículo usaré la segunda posición como la válida, ya que, con ello, se aclarará de mejor manera el propósito.

Vision
Imagen: @startaeteam.

Visión

Para Jack Fleitman, “en el mundo empresarial, la visión se define como el camino al cual se dirige la empresa a largo plazo y sirve de rumbo y aliciente para orientar las decisiones estratégicas de crecimiento junto a las de competitividad”.

En la visión, típicamente, se describe cómo nos gustaría ser vistos por el entorno en el que nos desenvolvemos en un determinado número de años, inclusive hay visiones que describen, cómo a partir de lo que logremos, cambiará el mundo o la condición de los clientes.

“La visión habla de qué queremos llegar a conseguir: ¿Cuál es nuestro objetivo a largo plazo? ¿Qué nos gustaría llegar a ser?”.

La visión entonces es “el qué”, aunque –otra vez– para ciertos autores, “el qué” es la misión y la visión “el por qué”.

Los valores

“Los valores hablan de nuestra forma de ser: ¿Qué reglas éticas y de funcionamiento nos guían? ¿Cómo queremos ser vistos?”.

Mi recomendación personal es limitarse a la menor cantidad posible de valores. No puedo sugerir un número preciso, pero creo que pensar entre tres y siete tiene sentido, sin importar el tamaño de la organización.

Propósito

El propósito es la razón por la cual existe una organización. Así se simple.

Es obvio que las instituciones, organizaciones o empresas que tienen claro un propósito, tienen una inmensa ventaja sobre las que no lo tienen y cuentan con mayores probabilidades de ganarse la confianza de sus empelados y de sus “stakeholders” como lo dice Dov Seidman.

El estratega Amon Rappaport afirma que “una buena forma de encontrar el propósito es pensar en la forma en la que el mundo es mejor a través de la empresa (organización), alineando lo que cada compañía hace mejor con su beneficio más amplio a todo el planeta”.

Un ejemplo maravilloso de un propósito perfectamente bien redactado, y diría que apegado a la metodología hazlosencillo, es el de Google, “Organizar la información del mundo.”

El propósito define el para qué existe la organización y por ello –y ya sé que generará muchos comentarios–, si esto está claro, tener o no visión y misión, resulta irrelevante.

Tuve la oportunidad de participar en un ejercicio que se llevó a cabo en la Booth School of Business en Chicago en la que se compararon visiones y luego misiones de 50 empresas de las más grandes del mundo. Resultó dramático y revelador cómo había muchas similitudes entre todas ellas y había muy poco de “uniqueness” o unicidad, originalidad, singularidad, especificidad o excepcionalidad –para usar todos los sinónimos de esta palabra del idioma inglés en el nuestro–.

Propositos
Imagen: @halgatewood.

Quiero compartir, porque me parece que es una aportación relevante, algunos buenos ejemplos de propósitos, para invitarlos a definir el suyo a la brevedad posible:

Zappos: Inspirar al mundo al demostrar que es posible entregar felicidad simultáneamente y a largo plazo a clientes, empleados, comunidad, proveedores y grupos de interés.

Unilever: Hacer habitual la vida sostenible.

Enel: Incorporar sostenibilidad en los procesos de la cadena de valor de su negocio.

Nike: Unir al mundo a través del deporte para crear un planeta saludable, comunidades activas y un campo de juego igual para todos.

Disney: Hacer feliz a la gente.

Mary Kay: Darles oportunidades ilimitadas a las mujeres.

La verdad es que podría escribir mucho más sobre la teoría de cada uno de los conceptos, pero lo que vivo y promuevo es cómo hacer las cosas más sencillas todos los días en todos los ámbitos. Creo que las organizaciones, las instituciones, las empresas, inclusive los países, pierden mucho tiempo en estas discusiones, cuando en realidad es algo muy fácil de definir, si de verdad se tiene un valor diferenciador, si de verdad se existe por algo realmente relevante.

El propósito debe ser inspiracional y ser la base de la cultura de cualquier entidad, es un elemento fundamental en la conexión de la institución con sus usuarios.