Internacional

¡Y que nos roban la Luna!

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Mientras miles de millones de habitantes de la Tierra se afanan por mantener a raya a un letal y microscópico enemigo, el presidente estadounidense Donald John Trump decidió que lo suyo no es atender la catástrofe sanitaria por COVID-19 de su propio país, sino afirmar el poderío de su nación. Así, el mismo día que los habitantes de Wuhan salían de 11 semanas de riguroso confinamiento, el magnate firmaba la orden que “oficializa” la extracción de recursos naturales de la Luna. ¡Proyectó su geopolítica a 384,400 kilómetros de la Tierra!

Esa patente de corso está en la orden ejecutiva que “Promueve el Apoyo Internacional para la Recuperación y Uso de los Espacios del Espacio”; que atribuye a Estados Unidos el poder de explotar la riqueza mineral, hídrica –principalmente de hielo– y cualquier otra fuente de materiales y minerales de que dispone nuestro satélite.

También, el decreto del 6 de abril desprecia los acuerdos sobre el uso de recursos del espacio que ha firmado la superpotencia, pues dispone que los recursos de la Luna Ya no son vistos como un bien común. A la vez, ordena al ex jefe del espionaje y actual Secretario de Estado, Mike Pompeo, prohibir todo intento, de cualquier otro Estado u organización internacional, para considerar el Tratado de la Luna como reflejo o expresión del derecho internacional consuetudinario.

luna roja

Se trata del pacto de 1979 entre 18 potencias espaciales –sin firma de Estados Unidos–, que rige por el derecho internacional el uso no científico de los recursos espaciales, incluyendo los de la Luna y otros cuerpos celestes en la órbita de la Tierra. De igual forma, viola el vigente Tratado del Espacio Exterior de 1967.

Barack Obama allanó el camino a su predecesor. En 2015, el Congreso aprobó la ley que “autoriza” a compañías y ciudadanos estadounidenses a utilizar los recursos del satélite y los asteroides. Trump sólo confirma la apropiación de nuestro satélite en perjuicio de la Humanidad. 

La decisión del presidente estadounidense, parecería dejar sin alternativas no sólo a sus colegas en el espacio extraterrestre sino sin derecho a la Luna y a los asteroides, a más de siete mil millones de terrícolas. La Luna es el satélite del planeta Tierra, no mina de un puñado de corporaciones urgidas de situar sus trascavos en esa superficie para extraer, frenéticamente, recursos estratégicos para la superpotencia. Los beneficiarios del espacio son, bajo el derecho internacional, del espacio extraterrestre y la sensatez, los habitantes de la Tierra. No es casual que el capitalismo imperial hiciera esta maniobra cuando los Estados enfrentan la pandemia más lesiva de los últimos tiempos.

La prisa del multimillonario-presidente no sólo pretende reafirmar el poder espacial de su país, sino afirmar su presencia armada en el ámbito extraterrestre. Por ello, en febrero de 2019 creó la Fuerza Espacial del Ejército para conducir guerras “donde sea necesario”. Esa directiva de Política Espacial 4 “es un parteaguas militar”, pues es la primera rama que se forma en Estados Unidos desde 1947 cuando se estableció la Fuerza Aérea, describió el asistente del presidente y secretario ejecutivo del Consejo Nacional Espacial, Scott Pace, a The Guardian.

Hubo inmediatas interpretaciones en torno a ese movimiento del muy beligerante mandatario estadounidense. Para algunas potencias espaciales, esa Fuerza trastocaba a fondo la geopolítica del espacio exterior y China lo rechazó al llamarlo “Un paso hacia la militarización del espacio”. 

excavadora en la luna.

El coloso asiático consideró que esa nueva fuerza es una seria violación al consenso internacional sobre el uso pacífico del espacio exterior, mina la estabilidad y el balance estratégico global y supone una amenaza directa a la paz y seguridad del espacio exterior, reportó entonces Common Dreams.

Sin embargo, un Trump obcecado escribió el 13 de mayo de ese año: “Volveremos a la Luna, luego a Marte” y anunció un aumento de 1,600 millones de dólares para retornar al espacio “a lo grande”.

Disgustado por no consumar su codicia, el huésped de la Casa Blanca estalló en junio y criticó a la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) por planear el retorno a la Luna en 2028.

Con todo el dinero que se está gastando, la NASA no debería hablar de ir a la Luna, eso ya lo hicieron hace 50 añosy recomendó enfocarse en cosas más grandes como la Defensa y la Ciencia, incluyendo ir a Marte “del cual la Luna es parte”, escribió en Twitter. 

Ese gran error astronómico, de que la Luna es parte de Marte, recibió miles de comentarios en la red social, que iban desde la incredulidad hasta la sátira. No obstante, el neoyorquino se empeñó en su afán filibustero espacial. 

En marzo, cuando la pandemia de COVID-19 dejaba miles de víctimas en las principales ciudades de Estados Unidos, el vicepresidente Mike Pence decidió que debía actuar. ¡Y apuró a los astronautas para regresar a la Luna ‘el próximo lustro’! aunque ello significaría adelantar tres años el Plan Artemisa de la NASA. Si usted disfrutó de la mágica visión de la preciosa Luna Rosa, atesore ese recuerdo.


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Cinco minutos para pensar en todo menos en el coronavirus

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Seguramente como muchísimos habitantes de este planeta, usted amable lector, al igual que yo, ya estamos saturados de toda la información sobre lo que tenemos y lo que no tenemos que hacer para no contagiarnos del coronavirus, y además hemos recibido y seguimos recibiendo un bombardeo de cómo invertir nuestro tiempo desde nuestras casas para ser más productivos y hasta para no volvernos locos.

Pues bien, en este artículo no le haré ningún tipo de recomendación, sugerencia o propuesta sobre el tema y tampoco hablaré de política, ni de religión… Sólo cinco minutos para presentarle información y datos que a lo mejor no conocía y que a mí personalmente me han resultado curiosos e interesantes.

Obras de arte

Por mucho la obra de arte más cara vendida a la fecha es la pieza de Leonardo Da Vinci, “Salvador del mundo”, que compró la familia real saudí en una subasta en la ciudad de Nueva York por 450 millones de dólares, y quizás lo más sorprendente del hecho es que la obra no está en exhibición pública. Le sigue un Paul Gauguin, “Cuándo te casas”, que se vendió en 300 millones de dólares. El honor de la pieza más cara pagada a un artista vivo es para Jeff Koons quien con “Rabbit”, una escultura hecha por el artista norteamericano en 1986, fue vendida en 91.7 millones de dólares, sobrepasando la pieza del artista de culto británico, David Hockney, “Retrato de un artista, piscina con dos figuras” por la que se pagaron 90 millones de dólares en 2018.

El artista vivo o muerto que más piezas ha colocado en el “top ten” de las obras más caras en los últimos 20 años, es Pablo Picasso.

El artista mexicano y latinoamericano más cotizado y por mucho es Diego Rivera, su obra “Baile de Tehuantepec” fue vendido en 15.7 millones de dólares y su obra “Los rivales” fue vendida en 9.7 millones de dólares, lo que le hace tener el uno-dos, mientras que la obra “Dos desnudos en el bosque” de Frida Kahlo ocupa el tercer lugar con un precio de 8.5 millones de dólares.

Los artistas mexicanos Rufino Tamayo, Francisco Toledo, el poco conocido y reconocido Alfredo Ramos Martínez, se encuentran entre los artistas mejor cotizados a nivel mundial. En el panorama latinoamericano encontramos a Mario Carreño (artista chileno-cubano) y Roberto Matta (chileno), como los de más alto valor, luego de los mexicanos antes mencionados.

De los artistas vivos, los dos artistas que destacan por el valor de sus obras, son Gabriel Orozco y el artista belga, que vive y trabaja en México desde 1986, Francis Alÿs.

Juegos olímpicos

Jamaica es quizás el país del mundo que en proporción a su extensión territorial –10,990 kilómetros cuadrados– y número de habitantes –2,727,000,141 en el mundo–, es el país más efectivo en el logro de medallas olímpicas. Ha ganado 78: 22 de oro, 35 de plata y 21 de bronce. Sólo en los tres últimos Juegos Olímpicos ha ganado 34 medallas. Su primera participación fue en Londres en 1948 y en los 17 Juegos Olímpicos de verano que ha participado –no lo hizo en Roma 1960–, siempre ha ganado aunque sea una medalla. Lo que le dé una productividad de 34,961 habitantes por medalla.

Sólo para contrastar, México, con 127,800,000 habitantes –10 en el mundo– y 1,973,000 kilómetros cuadrados, ha participado en los Juegos Olímpicos desde 1900, aunque formalmente participa con una delegación desde 1924, 23 participaciones en total, y ha ganado 69 medallas: 13 de oro, 24 de plata y 32 de bronce, es decir, 1,852,174 habitantes por medalla.

juegos olimpicos
Fotografía: Gestión.

Ahora que los Juegos Olímpicos de Tokio se llevarán a cabo del 23 de julio al 8 de agosto del 2021. México y muchos otros países que les encanta hacer turismo deportivo, podrían aprovechar para llevar delegaciones ganadoras. Tienen más de un año para prepararse seriamente.

Y hablo de turismo deportivo con absoluta convicción y cuento una anécdota personal; entre 1975 y 1976 pertenecí al equipo olímpico mexicano de atletismo, era saltador de altura y tuve el privilegio de ser entrenado por uno de los coaches polacos que llegaron a México desde 1966 y que le dieron muchas glorias y victorias al deporte mexicano, Tadeusz Kepka y Jerzy Hausleber, son los más recordados y reconocidos.

Yo cumplí los requisitos para participar en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976 al haber logrado la meta mínima de clasificación que era saltar 1.90 mts. Y cuando le comenté el tema a mi papá, me preguntó que si tenía alguna posibilidad de ganar medalla o estar entre los primeros lugares de los competidores, y mi respuesta honesta fue “no” y entonces me dijo “¿a qué vas?”, “¿a hacer turismo deportivo?”. Y, bueno, la historia termina diciendo que no fui y que hubo 14 participantes, el ganador de la medalla de oro fue coincidentemente un polaco, Jacek Wszola, que saltó 2.25 metros y le siguieron un canadiense y norteamericano saltando 2:23 y 2:21, el lugar catorce lo ocupó un noruego con un salto 2:10. Pero eso sí, fuimos a los Olímpicos de Montreal como turistas de verdad.

Parques en ciudades para acabar con la discusión

A la ciudad de Nueva York le encanta presumir su parque Central Park, los ingleses presumen el Hyde Park, y nosotros, al menos yo, estamos muy orgullosos de Chapultepec. Otras ciudades en el mundo tienen bellísimos parques, pero de otras dimensiones: ¿Cómo olvidar el Retiro en Madrid, por ejemplo?

Bosque de Chapultepec
Bosque de Chapultepec (Fotografía: Wikimedia).

Pues bien, el parque urbano más grande del mundo está en Philadelphia, el Fairmount Park con 37.3 kilómetros cuadrados, el cual en realidad es un sistema de parques dividido en 63 partes. Le sigue el Griffith Park en Los Ángeles, que abarca toda una montaña en Santa Mónica con 17 kilómetros; prácticamente con las mismas dimensiones está el Parque Metropolitano de Santiago en Chile, y sí señoras y señoras, Chapultepec con 7.3 kilómetros cuadrados; le sigue el Phoenix Park que esta en Dublín, Irlanda, y que es además el parque urbano más grande de Europa con 7.1 kilómetros, en sexto lugar tenemos al Kings Park en Perth, Australia, le sigue Stanley Park de Vancouver en Canadá con 4.4 kilómetros cuadrados, y en octavo lugar se halla el Central Park en Nueva York con 3.41 kilómetros cuadrados. Finalmente, en el top ten de parques urbanos tenemos a Bitsevsky Park en Moscú.

El South Mountain Park en el estado americano de Arizona se ubica en algunos rankings como el parque urbano más grande del mundo, pero en realidad es dudosa su clasificación como “urbano”.


Espero que la información les haya resultado divertida y refrescante para incorporar tres temas de conversación y muchos planes para el futuro cercano.


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Mensaje del Club de Roma a los líderes globales en relación con los retos que plantea el COVID-19

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El Club de Roma ha formulado un nuevo llamado a la acción a los líderes globales, a propósito de la grave crisis sanitaria y económica que estamos viviendo por el COVID-19. Es un llamado a la acción para resurgir de esta crisis más fortalecidos, con una nueva relación entre la humanidad y la naturaleza. Presento, en forma resumida, algunos aspectos de este mensaje.

Cabe referir que el Club de Roma emite este llamado en el contexto de su reciente propuesta de ejecutar un Plan de Emergencia Climática Planetaria, ante el peligro que corre la civilización contemporánea y la humanidad en su conjunto frente al cambio climático y el rebase de los límites naturales del planeta.

De acuerdo con este mensaje, el mundo está sumergido en una crisis extraordinaria. El Club de Roma comparte una profunda preocupación por el costo humanitario que esta pandemia está causando y expresa su solidaridad con las comunidades más vulnerables a medida que el virus continúa esparciéndose alrededor del mundo.

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Ilustración: ALIREZAPAKDEL.

La magnitud de este reto requiere de rápidas y fuertes medidas preventivas y de apoyar las acciones que se requieran para salvar tantas vidas como sea posible y se garantice la seguridad de las personas. La actual crisis nos demuestra cuánto dependemos unos de otros, como una sola familia humana viviendo en nuestro planeta. Es importante darse cuenta que el mundo está encarando una crisis profunda y de largo plazo, enraizada en un amplio número de retos interconectados.

Pero ésta es también una oportunidad sin precedente para abandonar el esquema de un crecimiento global destructor de la naturaleza, con los inmensos y crecientes costos de una economía basada en el uso de combustibles fósiles, para buscar un adecuado balance entre la población mundial con el bienestar, la prosperidad y el respeto a los límites naturales del planeta.

De la forma en la que los gobiernos decidan estimular la economía dependerá si aumentan los riesgos globales o mitigarlos, así que es muy importante que en esta ocasión actuemos con sabiduría.

El riesgo es tomar medidas de corto plazo que incrementen la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y continuar degradando la naturaleza en el largo plazo. Por otra parte, ahora tenemos una gran oportunidad para buscar soluciones que no sólo permitan salvar vidas y estimular la economía, sino de acelerar la transición hacia economías más resilientes, de bajas emisiones de carbono, y construir sociedades que logren vivir en armonía con la naturaleza.

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Ilustración: Lau Ka-kuen.

Las soluciones están en estimular la transición energética, invertir en la restauración de la naturaleza, en la reforestación, en fomentar los sistemas alimentarios sustentables y en la agricultura regenerativa. En este llamado se invita a los líderes para que tengan el valor, la sabiduría y la capacidad de previsión para articular planes verdaderamente transformadores y profundos invirtiendo en las personas y en su futuro, en la naturaleza y en el bienestar que se genera con un desarrollo con bajas emisiones de carbono.

Estos esfuerzos deben efectuarse en coordinación con las actividades de las Naciones Unidas en materia de cambio climático, protección de la biodiversidad y la naturaleza.

Es también importante recordar que los países son más fuertes si trabajan juntos y que la cooperación internacional es la mejor opción para resolver los retos existenciales del futuro. Debemos trabajar juntos para superar esta emergencia con un replanteamiento de la economía global. La dignidad de la persona humana y la naturaleza deben ser el centro de esta transformación. Es esencial, por lo tanto, tomar decisiones inteligentes para que las futuras generaciones puedan sobrevivir y prosperar en un mundo mejor.

Asimismo, será necesario salir de esta crisis con una nueva ética, más solidarios y más conscientes de nuestras responsabilidades con la humanidad, con el planeta, y con las futuras generaciones.


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México y China: ¿desincronizados en la emergencia del coronavirus?

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El 18 de marzo, por primera vez, China no presentó nuevos infectados locales por el coronavirus: las 34 nuevas personas infectadas fueron “externas” y el 20 de marzo las muertes en Italia por el COVID-19 ya fueron mayores en Italia que en China –aunque con la mitad de casos infectados–; México ese día todavía se encontraba en la Etapa 1 y, muy probablemente, pasaremos a la Etapa 2 en breve y posteriormente a la Etapa 3. En China los primeros casos de coronavirus se dieron a mediados de enero, se hicieron públicos a finales de enero; en México el primer caso fue el 27 de febrero de 2020. México se encuentra desincronizado con China –y con otros países como Estados Unidos– en materia del coronavirus en alrededor de unas seis semanas, ¿podemos aprender algo de la experiencia china?

En algunos aspectos la experiencia China es única: la omnipresencia del sector público en China y sus características políticas permitieron que durante varias semanas pusiera en cuarentena a 15 ciudades en la provincia de Hubei –de 60 millones de habitantes–, incluyendo a su capital Wuhan, de 11 millones de habitantes. Estas drásticas medidas son difícilmente imaginables fuera de China y en México; en el caso de China permitieron un relativamente rápido control de la epidemia –aunque con un alto grado de incertidumbre sobre sus costos y efectos a sus inicios–, tanto en la propia provincia de Hubei como en otros focos de infección. Lo anterior significa, entre otras cosas, que en la mayoría de los países –incluyendo México, pero también en Italia y Estados Unidos, por ejemplo–, el período de control del coronavirus será más prolongado: no de seis semanas, sino de varios meses, en el mejor de los casos; con la excepción de China, por el momento no existe otro país que hubiera logrado controlar o incluso disminuir los nuevos casos de infección, mucho menos de que no se dieran nuevos casos.

restricciones coronavirus
Imagen: Gettyimages.

No obstante lo anterior, sí existe un grupo de aspectos que el resto de los países, incluyendo México, pudiera seriamente considerar. Por un lado, preparar significativamente a los respectivos sistemas de salud –con el apoyo activo del sector militar e incluso el privado, como en Estados Unidos– para atender la crisis de salud: hospitales, equipo, personal y demás debieran estar preparados a detalle para la contingencia prevista.

Por otro lado, la masiva realización de pruebas del coronavirus es fundamental –y una de la principales críticas a lo ocurrido en las primeras fases en Corea del Sur, Estados Unidos y América Latina–, donde sin prácticamente haber realizado pruebas, los aparentemente infectados por el coronavirus eran ínfimos (sic).

Tercero, la población –y ante la muy probable necesidad de realizar cuarentenas de poblaciones específicas con altos niveles de infección– requiere de una infraestructura y servicios que efectivamente permitan esta (auto)cuarentena: el suministro de alimentos y bebidas básicos a través de solicitudes y pagos digitales es crítico; bajos niveles de bancarización –ni hablar de acceso a infraestructura digital– “no ayudan”, ni hablar de las dificultades ante la práctica inexistencia de ahorros. Aquí el sector público pudiera jugar un papel relevante en el efectivo suministro a familias y hogares, e incluso poblaciones completas que requirieran de cierto grado de cuarentena en México.

Cuarto, China en los últimos 10 días se ha concentrado crecientemente en el control de las personas infectadas externas, es decir, que han viajado al extranjero; paradójicamente ciudades como Hong Kong recientemente iniciaron con la drástica medida de poner en cuarentena a todos los visitantes extranjeros, con excepción de los provenientes de Macao y Taiwán.

coronavirus
Ilustración: Wksu.

Quinto, y último, la experiencia de China también refleja la importancia de prepararse ante el –ojalá pronto– escenario post-emergencia del coronavirus: desde hace varias semanas el sector público chino inicialmente se preocupó y concentró en la generación de una oferta productiva ante la generalizada cuarentena nacional y, particularmente en la provincia de Hubei, cientos de millones de personas que no se presentaron en sus diversos lugares de trabajo –en fábricas, el sector público y servicios, así como en escuelas, universidades, etc.–.

En la actualidad, sin embargo, la socioeconomía china se encuentra ante la paradoja de la falta de demanda generalizada: después de varias semanas del desplome en la demanda –en la primera quincena de febrero las ventas de autos habían caído en 92%, siendo China el principal productor y consumidor de autos globales–, la demanda ante la lenta normalización socioeconómica sigue siendo reducida. Esto debido a que durante enero-febrero 2020 las ventas de bienes y raíces cayeron en -40% y nuevos proyectos de construcción en -45%.

En otro contexto, y más cercano a México, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, no descartó una tasa de desempleo cercana al 20% en Estados Unidos como resultado del coronavirus y buscarán tomar diversas medidas ante estos dramáticos efectos.

Todos estos aspectos son aleccionadores para lo que sucederá, en un par de semanas, en México.


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Joe Biden contra Donald Trump versus Coronavirus

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En las elecciones del martes 17 de marzo la victoria de Joe Biden sobre Bernie Sanders fue contundente. Biden ganó en Arizona, Illinois y Florida. Lo que ha provocado muchas presiones para que el senador Sanders renuncie ya a la candidatura y el partido demócrata se pueda centrar en una campaña contra Donald Trump. El dilema es si las elecciones van a seguir un curso normal o se cambiará el calendario electoral debido al ataque del coronavirus y las restricciones de aislamiento, puede que cambien las condiciones del juego electoral.

De hecho, varios Estados han pospuesto las elecciones: Georgia que las tenía el 24 de marzo las cambió para el 19 de mayo, Kentucky de mayo 19 a junio 23, Luisiana de abril 4 a junio 20, Maryland de abril 28 a junio 2, por ejemplo. La definición de un candidato ganador debe estar definida para la convención demócrata de julio 2020.

Los demócratas tienen que capitalizar las acciones tardías del presidente Trump y entre más tiempo dejen pasar, más se pueden alejar del triunfo. Las elecciones 2020 en Estados Unidos no se llevarán a cabo en tiempos normales, son tiempos de guerra, guerra contra el coronavirus. En una encuesta del 12 de marzo  del WSJ/NBC el 68% de los simpatizantes con el partido demócrata estaban más preocupados por el problema que los republicanos en los que sólo el 40% lo estaba.

En el ámbito político la manera en cómo ambos partidos enfrenten la situación va a repercutir en el resultado electoral.

trump y covid
Ilustración: R. Fresson.

De un lado de la cancha tenemos al Poder Legislativo conformado por  una Cámara Baja de mayoría demócrata y un Senado de mayoría republicana. A ambos partidos les conviene pasar leyes que demuestren a los norteamericanos que en momentos de crisis, el Congreso actúa como uno solo y pasan leyes que busquen aminorar la situación.

El miércoles 18 de marzo el Senado aprobó un segundo  paquete de ayuda, propuesto por la Cámara Baja que consiste en 104 mil millones de dólares para enfrentar la pandemia, que está destinado a mitigar el desempleo y a dar pruebas gratuitas a la población y dinero para quienes han dejado el trabajo por estar enfermos.

El paquete no es perfecto pero demuestra el bipartidismo. La expectativa de aprobar un tercer paquete de ayuda para las PyMEs, que incluirá pagos en efectivo a los americanos afectados por el desempleo. El monto total que se busca es de 1 trillón de dólares, sí, una cifra de 18 ceros. Se verá cuál de los dos partidos podrá capitalizar estas acciones en términos de votos.

Del otro lado de la cancha está el Poder Ejecutivo. En un contexto extraordinario, como el de la pandemia provocada por el coronavirus, el presidente Trump tiene todos los recursos de la presidencia, lo que le puede dar una ventaja muy fuerte frente a los demócratas que tienen que elegir a su caballo ganador.

En un contexto de desplome de las bolsas, de desempleos masivos, el miércoles 18 de marzo  el presidente Trump recurrió a los Poderes de guerra. La primera acción de Trump fue firmar el paquete enviado por el Senado de los 104 mil millones de dólares.

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Ilustración: The Daily Beast.

En el mismo día, el presidente Trump anunció que era un presidente en guerra y resucitó una acta de tiempos de la guerra de Corea (1950), en inglés se llama The Defense Production Act. El Acta le permite al presidente presionar a la industria americana para que manufacturen suministros médicos, que hacen mucha falta en los hospitales a lo largo y lo ancho del país. Máscaras, guantes, equipo de protección para los galenos, ventiladores, máquinas de respiración, etc. En un país en el que ese mismo miércoles la cifra de enfermos por el coronavirus ascendía a 7,500 y al día siguiente llegaba a más de 9000.

El Acta de defensa para la producción le permite también requisar la industria, presionar a los industriales para que produzcan más, también puede imponer salarios y controlar precios, controlar el crédito del consumidor, resolver disputas laborales, establecer prioridades contractuales y desviar las materias primas para la defensa nacional.

Con esta acción, el presidente Trump ha fortalecido su poder y puede demostrar a la opinión pública mayor control de la situación y de la economía, permitiéndole marcar una distancia de sus primeras percepciones de la pandemia, a la que veía menos.

Un presidente fuerte que muestre control, liderazgo y resultados, puede ser la debacle para el partido demócrata este próximo mes de noviembre si no se muestran con mayor entendimiento de la pandemia global que Trump, ya que el bipartidismo en el Congreso siempre beneficia al Poder Ejecutivo.


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Las Cadenas de Valor Global al desnudo con el COVID-19

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Alrededor de la mitad de las mascarillas sanitarias que hay en el mundo son fabricadas en China, es decir, cerca de 20 millones diarias o más de 7000 millones al año (NYT). Con China como epicentro de la epidemia del COVID-19, se retuvieron las exportaciones de los cubrebocas que se necesitaban en cantidades masivas en ese país, lo que explica en parte la escasez aguda de este producto en muchos países en estos días. Alrededor del 90 por ciento de los cubrebocas médicos vendidos en Estados Unidos provienen del extranjero, de acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Humanos de ese país. Respecto de México, el dirigente de Careintra en México informó que se importa alrededor del 60 a 70% de las mascarillas en el mercado mexicano y el producto está agotado en todo el país.

El abastecimiento de mascarillas está trastornado también por la forma en que buena parte de ellas se producen a nivel mundial. Éstas, al igual que millones de otros productos, ya no se fabrican en un solo país, sino en distintas localidades y luego se ensamblan en alguna nación y desde ahí se exportan al resto del mundo. Pero si hay alguna disrupción en alguna parte de esta cadena productiva, se interrumpe la producción completa de estas mascarillas. La cadena podría incluir a China, Taiwán, Japón, Vietnam, Colombia e incluso México (NYT).

Más grave que el asunto de los cubrebocas es el de las medicinas y los reactivos para detectar el virus en una epidemia como la actual. La apertura comercial, la relocalización de la producción en lugares lejanos donde se pueden producir más económicamente, significa que nos hemos hecho dependientes de la importación de medicamentos y sustancias esenciales. El epidemiólogo Michael Osterholm, quien escribió el libro Deadliest Enemy: Our War Against Killer Germs (“El Enemigo más Mortal: nuestra guerra contra los gérmenes asesinos”), sostiene que hay 153 medicamentos que se requieren en forma inmediata en Estados Unidos pero son difíciles de conseguir, y eran ya insuficientes antes de la presente crisis. Estos son 100% genéricos y la mayor parte provienen de China e India. En el caso de México, la industria farmacéutica en 1987 fabricaba el 67% de los principios activos que necesitaba la industria farmacéutica en el país, pero con la apertura comercial, la competencia de activos provenientes de países asiáticos desplazó a los nacionales y actualmente se depende mucho de su importación para fabricar medicamentos –véase artículo reciente de Mauricio de María y Campos sobre política industrial para el sector farmacéutico–.

industria farmaceurtica
Ilustración: Freepik.

La República de Corea, que pudo controlar en forma muy rápida la epidemia de COVID-19, tiene la ventaja de tener algunas de las compañías que producen los reactivos para detectar el virus (El País). Eso les permitió aplicar las pruebas para saber si los ciudadanos estaban infectados o no con el apoyo de más de cien laboratorios para dar los resultados. Los contagios pudieron detectarse en la población en general –inclusive acudiendo a los hogares–lo que resultó en una tasa de mortalidad a causa del virus menor que la registrada en otros países como China, Italia o España.

El acceso a los productos farmacéuticos es esencial para los países en estas circunstancias y es un derecho humano reconocido a nivel internacional, pero la lógica de los costos de producción ha debilitado el acceso de los médicos y de la población a estos productos esenciales para la vida.

Lo dicho hasta ahora es sólo una parte, un fragmento menor, del descalabro ocurrido a raíz del COVID-19. La historia más amplia se origina con la revolución en el transporte y en las tecnologías de la información y las telecomunicaciones (TIC), además de una política mundial de apertura comercial que hicieron posible la dispersión geográfica de los eslabones de muchas cadenas productivas a partir de los años setenta y ochenta. Esta segmentación de la producción se hizo económicamente atractiva para las empresas internacionales, pues pudieron bajar considerablemente los costos de producción gracias a la mano de obra barata en terceros países, comenzando por China, pero hay muchos otros países involucrados, como México. Un supuesto de esta apertura fue que las cadenas de intercambio no podían sufrir interrupciones severas, lo que ha resultado completamente falso.

Es vox populi que China se ha convertido en la “fábrica del mundo” de bienes finales y una infinidad de componentes. A lo largo de las últimas cuatro décadas, el crecimiento exponencial del comercio internacional refleja, además del comercio de productos terminados, el movimiento internacional de crecientes cantidades de insumos que alimentan el proceso de producción intermedia o final en muchas partes del mundo. De hecho, el Informe sobre el Desarrollo de las Cadenas Globales de Valor de 2019 (de la OMC) estima que dos terceras partes del comercio mundial ocurre a través de las Cadenas Globales de Valor (CGV), en que la producción cruza al menos una frontera, pero más frecuentemente cruza varias antes de convertirse en producto final. En la medida en que los bienes elaborados son más intensivos en tecnología, más complejas se han vuelto las CGV.

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Imagen: Shuttersotck.

La participación de China en ellas ha ido aumentando, pero sus productos, ya sea terminados o intermedios pueden contener una infinidad de componentes de muchos otros países. Por ejemplo, para la producción en China de bienes TIC, se usan partes que provienen de Japón, República de Corea, e incluso otros que se originan en Estados Unidos y Europa. La CGV descrita es la que sigue dominando, aunque se vislumbran nuevos tipos de ellas, como la manufactura “distribuida” que consiste sobre todo en acercar la producción al consumidor para que éste pueda influir más directamente en los procesos productivos, transmitiendo las características personalizadas que esperan del producto. Sin embargo, la producción a gran escala de muchos productos tales como farmacéuticos, maquinaria, sector automotriz, productos de metal, entre muchos otros, se mantendrán.

La irrupción del COVID-19 en China y, luego, en el resto del mundo, ha mostrado cuán vulnerables son las cadenas de producción y proveeduría ante eventos de este tipo.

El epicentro de la epidemia COVID-19 fue inicialmente en Wuhan, en China, y de ahí se extendió a varios otros lugares dentro de ese país y posteriormente a 146 países. Wuhan es de suma importancia en las Cadenas Globales de Valor. Como indica un estudio hecho muy recientemente por Deloitte, más de 200 empresas de la lista de las 500 de Fortune tienen presencia directa en esa ciudad. Más aún, 938 de las 1000 empresas más importantes de Fortune tenían proveedores Tier-1 (proveedores directos) o Tier-2 (proveedores de los suministradores directos) en la región de Wuhan, según un informe de Dun & Bradsteet. Además, Wuhan tiene el mayor puerto en tierra firme del país, por lo que la situación afecta al transporte de muchos más productos que los elaborados allí.

Una encuesta levantada entre el 22 de febrero y el 5 de marzo por el Institute for Supply Management de Estados Unidos que obtuvo 628 respuestas, mayormente de representantes de la manufactura de ese país, mostró que cerca del 75% de esas compañías en Estados Unidos reportaron disrupciones en sus cadenas de proveedores, y un porcentaje mayor prevee que esas dificultades se agudizarán en los meses que vienen. Ello se debió tanto a la caída en alrededor de 50% de la producción en China, con el 57% del personal trabajando, como a las restricciones al transporte impuestas para detener la epidemia del coronavirus. Así, según esta encuesta, los tiempos de entrega de insumos de China requeridos directamente en la producción de empresas en Estados Unidos, se duplicaron para muchas empresas y eso se vio también agravado por la escasez de transporte para llevar los productos a Estados Unidos.

covid-19 geopolitica
Ilustración: El Colombiano.

Las afectaciones ocurren a lo largo de prácticamente toda la cadena, empezando por el hecho de que la mitad de las empresas estadounidenses encuestadas no cuentan con información certera de cómo evolucionará la producción en China en los próximos meses ni dónde están las empresas que son sus proveedoras; casi la mitad de las empresas tenían problemas para transportar productos dentro de China; y casi la mitad reportaban tener dificultades para cargar los productos en puertos.

Ante una emergencia como la actual sería deseable que las empresas tuvieran un mapa claro de cuál es su cadena de proveedores y ver cuáles son sus eslabones más débiles. Pero en la práctica muchas empresas no saben quiénes son los proveedores de sus proveedores. Sin embargo, estas dificultades son lógicas. Un ejemplo dado por Michael Essig, un profesor de la administración de suministro de la Universidad Bundeswehr en Munich, y mencionado por Foreign Policy, estimaba que una empresa multinacional como Volkswagen tiene alrededor de 5,000 proveedores directos (Tier 1), cada uno de ellos, tiene un promedio de 250 proveedores propios (Tier 2), es decir, la compañía tiene alrededor de 1.25 millones de proveedores dispersos en el mundo, la mayoría de los cuales no conoce ni sabe dónde están.

En México, a raíz del COVID-19, ha habido afectaciones serias en líneas de producción de la industria automotriz, autopartes, eléctrica-electrónica, de la confección (textil y vestido), equipo médico, aeroespacial, electrodomésticos, metal-mecánico, muebles y remanufactura debido a la falta de insumos provenientes de Asia. En algunos contados casos, México se ha beneficiado por mayores inversiones realizadas en el país para suplir la caída en la producción en China, pero en la medida en que se extienda la pandemia en México, esto también puede cambiar.

El hecho de que el COVID-19 se haya ahora esparcido hacia el resto del mundo desde China, teniendo 146 países una mayor o menor presencia del virus, la disrupción de las CGV es mucho mayor que lo previsto inicialmente.

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Ilustración: Freepik.

La acción conjunta de todos los actores de la CGV debería resultar en un aprovisionamiento cada vez más perfecto para los productores y su distribución y comercialización expedita. Es más, esta perfecta coordinación entre los muy numerosos participantes en las cadenas productivas hacen supuestamente innecesario el almacenamiento de los componentes a lo largo de la cadena e incluso del producto final, ya que todo está diseñado para que la entrega de los bienes “justo a tiempo”, lo que reduce los costos de la producción y almacenamiento al hacerse más expedito el vínculo entre oferta y demanda.

Pero en realidad, el COVID-19 nos muestra que todo este diseño ideal de una producción compartida a nivel mundial encierra tremendos riesgos. Y no sólo es la pandemia, sino una serie de eventos cada vez más frecuentes, producto del cambio climático, como grandes incendios, inundaciones, huracanes, entre otros, que dificultan el transporte, las comunicaciones y la producción misma, desarticulando las CGV.

Si se ha aprendido alguna lección del COVID-19 es que todos los países, sin excepción, necesitan proveer bienes y servicios esenciales a su población, aun cuando les signifique un costo algo mayor que si se producen a miles de kilómetros de distancia. También se necesita integrar más las cadenas de valor con mayor contenido nacional para dar mayor seguridad y calidad a los empleos. Medicamentos, mascarillas, alimentos, artículos de higiene, son sólo algunos de los productos indispensables. Una política industrial que promueva el aprovechamiento de las nuevas tecnologías y software abierto pueden crear una base productiva más acorde con las nuevas condiciones mencionadas.


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Coronavirus desde mi visión y una posible conspiración

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Leo en el resumen de Times que llega todos los días a mi computadora, lo siguiente:

Más recientemente, en Seattle, la doctora Helen Y. Chu, experta en enfermedades contagiosas, libraba otro tipo de batalla: tenía acceso a miles de muestras de pacientes que podían ayudar a comprender el coronavirus cuando apenas había aterrizado en Estados Unidos, pero un laberinto burocrático le impedía estudiarlas. Así que ella y sus colegas empezaron a hacerlo sin autorización:“Sentíamos que estábamos de brazos cruzados, esperando a que la pandemia surgiera”, recordó Chu antes de que la OMS declarara que el brote es ahora una pandemia. —Elda Cantú.

Desde un comienzo, o más bien cuando comenzó a tener eco público la existencia del coronavirus, mi enfermedad de la conspiración me llevó a pensar que esto no es algo casual y que fue premeditadamente liberado de algún laboratorio. La idea se hizo más fuerte cuando estudié un poco más qué se sabe sobre la ciudad de Wuhan y, sin duda, ella tiene la capacidad para desarrollar el virus y, aparentemente, suficientes extranjeros para propagarlo por el mundo.

El médico que lo descubrió en un paciente ya murió, pero él mismo estuvo amenazado por publicar la existencia del virus, y su colega en el hospital, también murió. ¿Puede ser que los mataron?:

De la nota extraigo: A principios de enero, el doctor Li fue interrogado por funcionarios hospitalarios y por la policía después de que el 30 de diciembre advirtió a un grupo de compañeros de la Facultad de Medicina sobre un brote viral que, dijo, parecía similar al SARS. La policía lo conminó a firmar una declaración donde decía que su alerta era un rumor infundado e ilegal.

coronavirus y guerra biologica
Imagen: Economic Times.

Me pregunto ahora por qué en Estados Unidos no permitieron investigar el coronavirus. ¿Quién se encuentra detrás de esta guerra mundial que está paralizando al mundo? Recientemente, justo China publica que fue Estados Unidos quien insertó el virus en el país asiático y eso coincide con una noticia de hace varios días, en la cual se publicaba que el virus se desarrolló en laboratorios de Estados Unidos y Reino Unido.  Esta noticia se desmintió en varias oportunidades y se manifestó que es diferente el virus desarrollado en esos países.

No comparto enlaces sobre notas de conspiración pues hay muchas y posiblemente varias tampoco sean muy serias. Todo lo que yo digo no es más que una suposición personal y no científica, aunque considero que es seria. Por las dudas, llenaremos las alacenas de la casa, esperando que aquí no se despierte aún la histeria. He visto imágenes y relatos que en Estados Unidos hay grandes colas en los supermercados e incluso ya están faltando productos, como decían en un video, “ya se parece a Venezuela”.

Aparentemente la mortalidad no es tan grande y los más afectados son las personas mayores, en especial, los que tienen alguna enfermedad crónica. ¿No es acaso uno de los problemas del mundo actual, especialmente el occidental, la prolongación de la vida y el envejecimiento de la población que se convierten en una carga a los sistemas de pensiones, a los sistemas de salud, etc.? No es agradable y, hasta inhumano, lo que pienso, pero la sensación es que parece un programa de sanidad global. La participación de los políticos en manifestar que hacen todo lo posible para evitar la propagación de la enfermedad, no siempre es confiable. No les creo, nunca les creo; ésa es mi verdad.

Sí quiero agregar que he leído que no se hace todo lo posible para evitar la propagación en Israel, por eso se fortalece mi idea de que los gobiernos son partícipes de este “programa”; también acabo de ver un video de España donde un médico dice que tampoco se hace algo. Estamos ante un “sálvese quien pueda”, yo mismo estoy feliz de estar en Barranquilla con 28° a las 10:44 de la mañana.

coronavirus en Israel
Coronavirus desde Israel.

Sabemos por experiencia o por imaginación, o sencillamente por ver muchas películas, que todo es posible. La acusación de China que el virus lo propagó Estados Unidos es probable, tan probable como intentar que otros tengan la culpa es siempre una primera y mejor solución. En realidad, para mí no es importante, pues siempre somos utilizados por los regímenes y, tanto los unos como los otros, utilizan armas químicas, biológicas y atómicas para cuidar sus intereses. Nunca sabemos cuáles son “sus intereses”. ¿Quiénes están incluidos en “sus”? Veamos qué dice la Doctora Chu en un reportaje, y copio la cita textual marcado en negritas:

Do you think there could have been previous deaths from coronavirus that were not recognized as due to the virus?

Yes. Now that we’re pretty certain that coronavirus was here from January up until now probably circulating in the community, I think we’ll start getting a better understanding of what else it was causing. In our study we have samples that we’ve saved over the last two years. We’ll be able to get some information from those.

La expansión en el mundo fue en realidad a fines de enero, en Corea se identificó el primer caso el día 20 y en Italia el 31. Un enlace del 21 de enero de 2020 manifiesta que ese día se denunció el primer caso en Seattle, en un viajero que venía de China. Seguramente llegó de China, lo que no sabemos es el número de cuántos enfermaron antes que él en la zona de Seattle. Recordemos que los primeros enfermos de Estados Unidos precisamente eran del estado de Washington. Todo esto –incluido el siguiente enlace– para manifestar que puede ser un nuevo virus que irrumpe en nuestra vida, pero también puede ser un virus de laboratorio, siempre quedará la duda: se escapó solito o le abrieron la puerta. Tanto a China como a Estados Unidos, y otras potencias en el balance de alertas mutuas, les conviene que se piense que ellos pueden liquidar millones de personas.

sospechas coronavirus
Ilustración: Adolfo Arranz.

Como todas las guerras, estamos en una que es económica y desde hace tiempo se menciona la guerra comercial que, sin duda, es parte de ella el coronavirus COVID-19.  La suspensión de la actividad económica causará muchos más muertos que el COVID-19 y realmente afectará al mundo entero. ¿Habrá un nuevo orden mundial? Reducción del consumo, menos turismo, desarrollo de industrias locales. No lo sé, tampoco sabemos quién ganará esta guerra. Por lo pronto, los precios de las acciones han bajado mucho y es posible que bajen más, y el que tiene dinero puede comprar empresas con “poca plata”.

Los chinos, gracias a sus exportaciones, tienen mucho efectivo y seguramente se apropiarán de varias empresas. Hay un encarecimiento general del dólar, efecto que aumenta el precio de los productos de Estados Unidos y baja su competitividad en los mercados. La reducción del precio del petróleo sin duda es parte de esta guerra, ya que las empresas que lo producen en el país estadounidense, producen un petróleo caro porque utilizan la tecnología del fracking, mientras que a Arabia Saudita le resulta muy barato explotar las reservas. Así, supuestamente la guerra es entre Rusia y Arabia Saudita, ya que la primera desea reducir la producción para incrementar los precios y la segunda incrementó la producción a cantidades récord. El petróleo siempre fue parte de las guerras, en 1973 la OPEP –Organización de Países Exportadores de Petróleo– decidió no vender a los países que apoyaban a Israel, decisión que les dio muchas ganancias.

El Vaticano permanecerá cerrado para los turistas y así también el Louvre; la suspensión del futbol y otros espectáculos multitudinarios causarán un paro a la economía. Es de estimar que Netflix y otros medios florecerán en el corto plazo, pues la gente estará en casa más tiempo que el habitual. Obviamente los centros comerciales se verán afectados.

Por supuesto, me acompaña lo que tranquiliza a las personas optimistas: A mí no me pasará nada y creo que a la mayoría de los que sufren de hipocondría tampoco les sucederá.


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Entorno complicado

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De manera desafortunada, el pasado lunes 9 de marzo se alinearon las estrellas para que los mercados financieros vivieran una de las peores jornadas de los últimos años. El mundo se encontraba ya inmerso en una coyuntura de menor actividad económica que apuntaba a profundizarse aún más con la propagación del coronavirus en buena parte del mundo.

El impacto económico que se empezaba a percibir por las afectaciones a las cadenas de suministro, así como a sectores clave como el turismo, transporte, servicios, etc., alrededor del mundo, derivaron en una reunión de emergencia el 3 de marzo, de los ministros de finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G7. De ésta se desprendió un comunicado que aseguró que las economías más poderosas del planeta estaban monitoreando la propagación del coronavirus y su impacto en la actividad económica mundial, así como en los mercados financieros.

El comunicado lanzó una señal positiva a los agentes económicos, al asegurar que se echaría mano de todas las herramientas de política monetaria y fiscal, a fin de asegurar un crecimiento sostenido y mitigar los riesgos de desaceleración. Si bien no se presentaron medidas concretas en el lenguaje del comunicado, se percibía la voluntad conjunta por parte de las autoridades financieras internacionales de actuar de manera coordinada para apoyar el crecimiento decididamente.

mercados de baja
Ilustración: BS Media.

Poco después de liberarse el comunicado del G7, y ante la mirada atónita de operadores, traders y financieros globales, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió dar un paso contundente para dejar en claro que el país más poderoso del mundo no dudaría en actuar con firmeza para sostener la actividad económica.

En una acción fuera de calendario, la FED (Sistema de Reserva Federal) decidió inyectarle esteroides a la economía estadounidense al recortar 50 pbs al rango de la tasa de política, para ubicarlo entre 1.0 y 1.25%. El recorte no sólo fue sorpresivo sino el más agresivo en más de una década, ya que la última vez que el Banco Central de Estados Unidos decidió instrumentar un recorte de tales proporciones y fuera de calendario, fue el 8 de octubre de 2008, momento en el que igualmente disminuyó la tasa en 50 pbs para dejarla en 1.0%.

En ese entonces, y cuando en México nos disponíamos a festejar las fiestas patrias –15 de septiembre de 2008–, se dio a conocer la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, suceso que marcó oficialmente el inicio de la mayor crisis económica mundial desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado.

Con el recorte del 3 de marzo, la Fed busca apuntalar el objetivo de máximo empleo y estabilidad de precios. Adicionalmente, la FED emitió las siguientes declaraciones que no se deben tomar a la ligera: a) se realizará un monitoreo puntual del virus y su impacto en las condiciones económicas y, b) la FED expresa su amplia disposición para utilizar todas las herramientas a su alcance a fin de apoyar la actividad productiva, lo que significa que la Reserva seguirá recortando las tasas de interés. No debería extrañar que inclusive las llevara a un nivel de 0%, sobre todo a la luz de los últimos acontecimientos.

Pero la vida siempre tiene sorpresas guardadas, y la expansión del coronavirus y el recorte sorpresivo de las tasas por parte de la FED, se vieron aderezados por un importante desacuerdo en el seno de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo).

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Ilustración: Neil Webb.

Dos poderosos productores de petróleo, Arabia Saudita y Rusia, no lograron llegar a un acuerdo para reducir los niveles de producción de petróleo, y con esto apoyar la recuperación del precio del combustible fósil, evento que se esperaba ante la desaceleración económica mundial y la menor demanda de petróleo.

En este contexto, el domingo 8 de marzo Arabia Saudita decidió, de manera sorpresiva, iniciar una guerra petrolera contra Rusia al decretar unilateralmente un recorte de 30% en el precio del barril de petróleo, lo que representó el mayor recorte de una sola vez desde la guerra del Golfo Pérsico en 1991.

Esta situación impactó de manera negativa el desempeño de los mercados financieros el lunes 9 de marzo: las Bolsas de valores registraron fuertes caídas en todo el mundo, las principales monedas se depreciaron, incluyendo al peso mexicano, y el precio de los bonos se ajustó de manera dramática.

En el caso particular de las Bolsas estadounidenses, éstas registraron caídas de 7% en promedio, lo que representó el peor ajuste desde el estallamiento de la crisis financiera en 2008. En este lunes negro las acciones de los productores de petróleo listados en el S&P 500 cayeron 20% y los gigantes Exxon Mobily y Chevron más de 12% en una sola sesión. El Índice de la Bolsa Mexicana de Valores registró un retroceso de 6.42%, su peor caída desde el 9 de enero de 1995 cuando se ajustó 6.65%.

En la fatídica sesión del 9 de marzo, el precio de la mezcla mexicana de petróleo se hundió casi 32% para ubicarse en 24.43 dólares por barril, la cotización más baja desde febrero de 2016 y menos de la mitad del precio establecido por el gobierno federal en el presupuesto de 2020, que es de 40 dólares por barril.

Esta situación, lejos de corregirse se sigue profundizando toda vez que Arabia Saudita decidió endurecer la guerra con Rusia, al anunciar que incrementará su producción de crudo a niveles record de 12.3 millones de barriles diarios a partir de abril, lo que significa un incremento de 25% respecto a la producción actual. Rusia por su parte, decidió aumentar igualmente su producción a un nivel récord de 11.8 millones de barriles versus la producción actual de 11.3 millones de barriles.

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Ilustración: El Colombiano.

El resto de los países miembros de la OPEP decidieron actuar en el mismo sentido. En un escenario de menor actividad económica mundial, esta guerra traerá consigo una fuerte reducción en la demanda de petróleo, lo que se reflejará en nuevas caídas en los petroprecios.

Hacia adelante, seguramente seguiremos viendo fuertes ajustes en los mercados de valores, toda vez que la actividad económica en el mundo claramente se desacelerará. Para tratar de mitigar esta desaceleración, los bancos centrales seguirán recortando las tasas de interés de manera coordinada y agresiva. Al igual que la FED, el Banco Central de Inglaterra decidió recortar su tasa de referencia en 50 pbs, llevándola a 0.25%, en lo que fue el primer ajuste extraordinario desde la crisis de 2008. Otros países que han actuado en el mismo sentido son Australia, Ucrania, Canadá, República Dominicana, y la lista crecerá en el futuro cercano.

La siguiente reunión de la FED será el 17-18 de marzo, cuando seguramente veremos un recorte de al menos 25 pbs, mientras que la Junta de Gobierno del Banco de México se reunirá el 25 de marzo, con fuertes presiones para disminuir en 50 pbs la tasa de referencia. Difícilmente el Banco de México asumirá una política monetaria relativa más restrictiva en un entorno de menor actividad económica.

Desde el punto de vista de estrategia de inversión, habrá que ser extremadamente prudente y privilegiar la liquidez. Después de la crisis financiera de 2008, el mundo aprendió a actuar de manera rápida y coordinada para evitar que las condiciones económicas empeoren, lo que es sin duda una buena noticia, sin embargo, y aunque aparentemente haya buenas oportunidades, hay que tener presente que en momentos de alta incertidumbre no existe un precio confiable para los activos.


Manuel Guzmán M. es VP de Negocios Estratégicos en Samurai Capital. manuel@samurai.science


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