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Apertura del diálogo bajo el acecho del COVID-19

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Mientras que la enfermedad del coronavirus se extiende a nivel planetario –de ahí la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS)– y afecta los cuerpos en mayor o menor medida, debido a las conexiones humanas de terceros países con China; en Honduras, las autoridades de la principal institución de educación superior del país, la Universidad Nacional Autónoma (UNAH), han instalado a principios de mes un diálogo multisectorial a fin de convertirse en una suerte de convergencia que contribuya a “brindar al país alternativas producto del debate desde la ciencia” a los grandes problemas de la nación.

En un principio, es importante destacar que solamente a través de la puesta en marcha de un proyecto en común por el país, se puede hacer frente a fenómenos tan complejos e interdisciplinares como a los que actualmente se enfrenta nuestra generación: cambio climático con afectaciones directas como las sequías; contagios en masas como el virus de Wuhan; la división social producto de las imposibilidades de lograr un perdurable acercamiento entre líderes políticos con ideologías opositoras, entre otras; pero sobre todo, a través de las tácticas –directas e indirectas– de alejarnos del “otro” a través, por ejemplo,  de las políticas xenófobas que van tomando forma, como una especie de “aguja hipodérmica” en los imaginarios ciudadanos de los países del norte desarrollado, pues las retóricas desde los poderes políticos transgreden las normas de fraternidad al apuntar hacia los sectores desplazados, por una u otra causa, como origen de los principales problemas que les aquejan.

Por otra parte, es aquí cuando podríamos preguntarnos si esta conmoción global a la que nos vemos confrontados ¿obedece a la insolidaridad en la búsqueda de horizontes comunes?

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Imagen: Jpost.

Cuando prácticamente, el mundo se gestiona bajo ideologías conciliables en lo básico, por ejemplo, la puesta en común de medidas preventivas y respetuosas de soberanías nacionales como el actual coronavirus; que resultan irreconciliables en lo esencial, la imposibilidad de gestionar un desarrollo humano sostenible que ponga el foco en la posibilidad de “explosionar” el statu quo.

Lo cual, a mi parecer, pasa por la procuración de derechos humanos básicos como: la seguridad ciudadana –protección de la mujer y su debido castigo a quien las violente–; sistemas educativos dinámicos y vinculados a las lógicas productivas de los mercados laborales; y el diseño de esquemas sanitarios que, frente al pánico e histeria colectiva que propician situaciones como el coronavirus, potencie la solidaridad, la ciudadanía cívica y la correspondiente empatía con el dolor que afecta –a manera de estereotipos– la normal convivencia entre países –si no, veamos por ejemplo, cómo el pasado febrero las autoridades de la federación rusa, a pesar de ser aliados de la nación oriental en temas torales de geopolítica global, antepusieron los intereses nacionales de protección ciudadana al restringir la entrada de ciudadanos del país de Mao Tse-tung–.

El caso de México ha venido precedido por las felicitaciones de la OMS debido a la “precoz gestión de la crisis”, reconocimiento para la gestión que, según el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, se ha debido a “la producción de documentos científicos desde el 4 de enero para el manejo de los médicos, para la prevención de los contagios y para las técnicas diagnósticas”. Es destacable entonces el hecho de que el país mexicano, de acuerdo a las autoridades del sector, apenas se registraron 15 infectados y todos ellos originados de conexiones procedentes del continente europeo.  

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Imagen: Insider.

En definitiva, pienso que en escenarios de incertidumbre social, política, económica y tecno-científica a las que nos vemos expuestos actualmente, es importante anteponer el diálogo y la construcción del consenso en contextos donde el desconocimiento parece imponerse, y el miedo y el terror consignan su marca en la “oscuridad”, relativo a la toma de decisiones en la promoción del bienestar común como una máxima de aspiración humanista. ¡Ahora más que nunca, es tiempo de sembrar luz! 

Posdata: Durante los días 6 y 7 de marzo se desarrolló en la UNAH el Encuentro Nacional por Honduras (ENAH), en el contexto del foro UNAHMOS Honduras. Cuatro días después, el miércoles 11, autoridades hondureñas de salud reportaban los primeros dos casos de la pandemia, al mismo tiempo que Cuba contabilizaba ese día, 3 personas diagnosticadas con el virus.


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Crisis globales y cambio de época

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Se viven un conjunto de turbulencias a nivel global y, desde luego, en México, que en los últimos días han empeorado profundamente la situación.

Frente al estallido de la crisis sanitaria internacional por el coronavirus, COVID-19, en la provincia de Wuhan en China y que se ha esparcido a nivel mundial con graves consecuencias económicas y sociales, se añade actualmente la abrupta caída de los precios internacionales del petróleo.

El virus del COVID-19 fue atacado por el gobierno de China, aparentemente con eficacia, al aislar a la mencionada provincia de Wuhan y restringiendo las actividades en otras regiones del país.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado emitiendo sucesivas alertas sobre el desarrollo y la dispersión del coronavirus, que apenas hoy miércoles fue declarado oficialmente pandemia global.

Se han visto directa y profundamente afectadas, además de China, Corea del Sur, Irán e Italia. Sin embargo, los efectos y las consecuentes medidas sanitarias se dejan sentir por numerosos países en el mundo, en todas las regiones del planeta. Cada día hay más información sobre nuevos países afectados, así como acerca de fuertes medidas de prevención. En los últimos días cabe destacar la situación en España y en Estados Unidos.

pandemia y cambio de mundo
Ilustración: El roto.

La baja actividad económica en China, como consecuencia del virus COVID-19 y sus repercusiones planetarias, provocaron un claro descenso de la actividad económica en todo el mundo, dada la magnitud y la penetración de la economía China a nivel global.

Ante el decrecimiento de la demanda de petróleo, el viernes 6 de marzo, se celebró en Viena una reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), para tratar de lograr un Acuerdo que permitiera reducir la oferta para evitar un impacto mayor en el precio internacional del hidrocarburo. Frente a la negativa de Rusia de reducir su producción, Arabia Saudita anunció que mantendrá la suya de 10 millones de barriles diarios, así como descuentos para su clientes y aliados. Esto provocó el desplome de los precios del petróleo en los mercados internacionales, así como la drástica caída de las bolsas en todo el mundo y la devaluación de las monedas de numerosas economías emergentes. Se inicia así una etapa de enorme volatilidad en el precio del petróleo, pero con una tendencia general claramente a la baja.

Esta situación nos acerca a una recesión mundial, cuya posibilidad ya había sido advertida por numerosos analistas y funcionarios internacionales. Las repercusiones en México pueden ser muy delicadas.

Esta grave situación, que amenaza con afectar a todos los países del mundo, no nos debe hacer olvidar otros muy críticos problemas que afectan al presente y al futuro de la comunidad internacional, como lo señaló António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.

La ONU y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han presentado nuevamente la alerta del calentamiento global. La OMM presentó el 10 de marzo, el informe final sobre el estado del clima mundial en 2019, el cual confirma que los impactos del cambio climático se están incrementando.

En la presentación del informe, Guterres no le ha restado importancia al coronavirus, pero mientras que éste tendrá un impacto acotado en el tiempo, los efectos del cambio climático son constantes y por décadas. Añade que no debemos dejar de luchar contra el calentamiento y la desigualdad.

El año 2019 es el segundo con la temperatura media global más cálida desde que hay registros en 1880. Los últimos cinco años han sido los de más alta temperatura jamás registrados, al igual de lo que sucede con la última década. Además, este proceso persiste ya que enero de 2020 ha sido el “enero” más cálido que se ha registrado.

cambio climatico y COVID19
Ilustración: Juan Martín Ayerbe.

La OMM enfatiza la relación de este incremento de la temperatura con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Se aclara que el incremento de la temperatura media es sólo uno de los indicadores del cambio climático. Otros indicadores son el continuo declive del hielo ártico, de la capa de hielo de Groenlandia y el derretimiento de los glaciares.

El Informe de la OMM también señala los eventos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones y los impactos que están teniendo en la salud humana, la seguridad alimentaria y las migraciones, entre otros efectos.

Los incendios forestales estuvieron en 2019 por encima de la media en Siberia y Alaska, en el Amazonas y en otros países de América del Sur. En Australia se quemaron 7 millones de hectáreas.

En suma, el mundo enfrenta problemas inéditos en la historia de la humanidad. Pero también reacciones positivas. Frente a la antigua y deplorable tradición de sometimiento de la mujer, México vivió dos excepcionales jornadas con la marcha contra la violencia de género el domingo 8 de marzo, en varias ciudades del país, que en la Ciudad de México fue espectacular, así como el paro realizado por las mujeres el lunes 9 de marzo.

Vivimos un cambio de época a nivel planetario. La solución de la problemática global pasa por la articulación de nuevos equilibrios: entre el ser humano y la naturaleza; entre el corto y el largo plazo; entre la velocidad y la estabilidad; entre lo privado y lo público; entre la igualdad y los incentivos al rendimiento, y muy significativa y urgentemente entre las mujeres y los hombres.

La solución a la problemática global y la articulación de sociedades de bienestar real requieren de una verdadera, auténtica y creciente colaboración entre mujeres y hombres.


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Más casos de coronavirus en el mundo

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La noticia de esta semana es que el coronavirus –su nueva cepa– ya está en Europa, además de que en otros países de Asia aparecieron nuevos contagios de coronavirus y, ayer, el 26 de febrero, se confirmó el primer caso en América Latina. El Ministerio de Salud de Brasil confirmó que un hombre que viajó a Italia dio positivo por Covid-2019.

Con la experiencia que pudimos aprender y practicar en el 2009, debemos tomar las medidas de protección e higiene, y que no nos cansaremos de repetir, aun cuando esta epidemia sea distinta a la influenza A (H1N1).

Por eso, hábitos como saludarnos de lejos, es parte de lo que podemos y debemos hacer para superar de la mejor manera posible la llegada del coronavirus a México.

prevenir contagios de coronavirus
Imagen tomada de Freepik.

¿Por qué el contagio de coronavirus es un caso distinto? Porque en la actualidad hay más comunicación e información; es una época muy diferente. Y en esa medida, lo primero que debemos evitar es difundir rumores, comentarios tanto triviales como alarmistas. Debemos ser responsables con lo que reenviamos en las redes y plataformas sociales. Si no lo puedes comprobar, o desconoces algo, lo prudente es que no lo mandes. Infórmate antes.

Y va de nuevo, no olvides estas acciones cotidianas: 1) lavarnos las manos lo más frecuente posible con jabón; no llevarnos las manos a la cara; 2) el saludo de lejos, sin contacto físico; 3) el uso constante de gel antibacterial; 4) limpieza continua de las superficies; 5) uso de tapabocas (y por respeto a los demás); 6) tomar muchos líquidos; 7) garganta humectada y hacer gárgaras; 8) la exposición al sol de telas y textiles; 9) no automedicarse.

Entre todos podemos contribuir y disminuir el impacto de más contagios de coronavirus, y con ello, las consecuencias sociales, económicas y de productividad que se están manifestando. Ya lo vivimos en el 2009, y aunque no podemos tratarlo igual, quienes lo vivimos, aprendimos y controlamos, aportamos mucho en esa situación de emergencia.  Extrememos las precauciones, no lo tomemos a la ligera y mantengámonos prevenidos. Es fundamental que nos apoyemos entre todos, informándonos en medios confiables y a través de la asesoría de expertos.


Anexo:

mapa de contagio
Imagen: El País.

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Proteger vidas y prevenir suicidios

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Cualquier cambio real ha surgido desde la gente, de la organización de la sociedad para modificar aquello que afecta nuestro buen y bien vivir; esperar soluciones mágicas o fórmulas políticas milagrosas es lo que nos ha provocado periodos de decepción y desconfianza.

Esa aparente ausencia de opciones, que nace de la pérdida de credibilidad en casi todo lo que nos rodea, tiene consecuencia de violencia, de agresión y de pensamientos que se dirigen en contra de nosotros mismos.

En unos días, como cada año, celebraremos el día específico que designamos para dos de los sentimientos que más buscamos prolongar en el tiempo: el amor y la amistad. Suena lógico que en esa misma fecha (días antes y días después, también) muchas personas pierdan el sentido de vivir, precisamente por la falta de aquello que otros están celebrando.

Por eso se pueden tener algunos aumentos estacionales en las lesiones o los intentos de suicidio, aunque no es un asunto de fechas, sino de un proceso en el que quien sufre se empieza a convencer de que no habrá otro remedio a su situación que atentar contra sí mismo.

suicidio y redes sociales
Imagen: NPR.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud y las últimas mediciones del INEGI, que coinciden, el principal segmento de la población que intenta o comete suicidio son las y los jóvenes entre 20 y 24 años, es decir, quienes ya están en edad productiva. No son los únicos: adolescentes, menores de edad y adultos mayores, son otros grupos de la población que registran índices significativos de pensamientos, intentos o suicidios que, tristemente, se consuman.

Son vidas que se pierden, cuando pudimos hacer mucho para evitarlo y para prevenirlo. Quien decide hacerse daño pasa por diferentes etapas y envía alertas específicas para pedir ayuda antes de tomar la decisión. Para quienes no estamos en este entorno, esas señales pueden pasar desapercibidas, pero existen herramientas y procedimientos profesionales para brindar ese apoyo a tiempo.

Uno de los espacios en donde hoy convivimos más horas son las redes sociales, es el foro y la arena en la que compartimos, nos identificamos y reñimos, también es un sitio en el que muchas personas envían mensajes para pedir ayuda porque viven una depresión profunda o una crisis emocional para la que no tienen respuesta.

Durante varios años las compañías más importantes de tecnología, entre ellas las plataformas de redes sociales, han trabajado para que sus algoritmos puedan detectar palabras y frases que son un signo de que algo no está bien y puede desembocar en un suicidio. Sin embargo, a pesar de la tarea permanente de sus ingenieros, el factor humano es indispensable para apoyar a quien requiere de lo que llamamos primeros auxilios psicológicos. Éste es un problema mundial en el que todos podemos colaborar para prevenir y resolver posibles eventos.

Con tal propósito, a partir del 12 de febrero, Twitter y Confianza e Impulso Ciudadano –la organización civil que tengo el privilegio de encabezar– lanzamos el 5511-8575-55, una línea civil gratuita que atenderá a nivel nacional y en tiempo real a quien necesite ayuda en este tipo de casos por especialistas ampliamente capacitados.

suicidio y redes sociales
Imagen: My therapy app.

Como en todo, empezamos con el esfuerzo de profesionales y de un equipo de trabajo que estará atendiendo de 9 a 18 horas y después estaremos conectados las 24 del día para ayudar a quien lo necesita, sabiendo que una crisis no surge sólo en horario de oficina. Pronto esperamos ampliar nuestro servicio.

Mientras tanto, damos un paso adelante para encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan, desde la ciudadanía y con la voluntad y el compromiso de que, juntos, podemos mejorar nuestra calidad de vida.

Líneas similares ya funcionan en Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, a través del enorme respaldo de Twitter. Será la primera vez en México y esperamos unirnos a esta red de aliados, números telefónicos y herramientas tecnológicas para ayudar en el momento que sea y en el lugar donde se encuentre quien necesita apoyo.

Agradezco a Twitter en México y en Latinoamérica por confiar en nosotros como su socio en esta formidable tarea y, anticipadamente, a cada uno de ustedes por difundir la línea. Éste es un ejemplo de que no hay que esperar para que podamos cambiar en mejorar la manera en que vivimos.

Síguenos en nuestras redes sociales @ConfianzaMX y en nuestro sitio web www.confianzaeimpulsociudadano.org.mx. para estar en contacto.


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Coronavirus y los potenciales escenarios para México

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Apenas hace un par de días, el Buró del Censo de Estados Unidos publicó las últimas estadísticas del comercio de Estados Unidos: en 2019 –y tema destacado en varias contribuciones de esta columna– México se convirtió en el primer importado de Estados Unidos, representando el 14.83% del comercio estadounidense, y por encima del de Canadá (14.77%) y de China (13.49%). Si bien México “nadó de muertito”, el incremento del comercio de Estados Unidos con México de apenas un 0.5% con respecto a 2018, fue suficiente ante el crecimiento de Canadá (-1.0%) y particularmente de China (-15.3%). El tema requiere de mayor análisis, pero ¿cuál pudiera ser el impacto, al menos igual de importante que el coronavirus (COVID-19), que irrumpió a finales de enero de 2020 en la provincia de Hubei y en su capital Wuhan (de unos 60 y 11 millones de habitantes, respectivamente)?

Para ello, es importante conocer algunas de las características del COVID-19. Por un lado, si bien hasta el lunes 10 de febrero se habían confirmado en China más de 40,000 casos y más de 900 decesos (con un lento y creciente proceso de infecciones fuera de China y en 24 países, ninguno en América Latina). La tasa de mortalidad –muertes por infectados– es cercana al 2% y muy por debajo de otros virus como el SARS, MERS y el AH1N1; otra característica inusual del COVID-19 es su alta variación en el período de incubación, de tres hasta 24 días, período en el cual en muchos casos, los portadores no necesariamente reflejan síntomas específicos.

COVID-19 en china
Fotografía: RT.

El principal reto, sin embargo, radica en su rápida expansión y su impacto, además de que no existe un tratamiento en la actualidad (y con suerte hasta dentro de seis meses): ya para el 10 de febrero habían muerto más personas por el COVID-19 que por el SARS. La incertidumbre radica en hasta cuándo se esperaría que el crecimiento de los infectados aumente y llegue a su pico: a principios de febrero, diversos especialistas esperaban que el punto de inflexión fuera a mediados del mes –lo cual resulta iluso actualmente–, y otros planteaban el máximo hasta marzo o incluso después. Aerolíneas como Cathay Pacific de Hong Kong y otras en Estados Unidos, por ejemplo, prácticamente han suspendido los vuelos transpacíficos hasta finales de marzo, con lo que los escenarios para definir el impacto económico pudieran ser muy superiores a los inicialmente esperados.

Será igualmente importante conocer cómo se mantendrán las fuertes medidas por parte del sector público chino: inicialmente se buscó ampliar por algunos días las festividades del Año Nuevo Chino, además de la cuarentena en más de 15 ciudades chinas particularmente en Hubei y de Wuhan, aunque no existe certeza cómo se mantendrán estas medidas –y la forma como millones de pobladores de Hubei y Wuhan regresarán a sus lugares de procedencia después de haber salido para festejar el Año Nuevo Chino–.

Las drásticas medidas tomadas desde finales de enero por parte del sector público chino –contando con un amplio reconocimiento internacional y de la Organización Mundial de la Salud– y el reconocimiento de una “situación grave” sanitaria por parte del presidente Xi Jinping desde finales de enero, pues se han visto afectados todos los ámbitos socioeconómicos de China.

yuan y COVID-19
Imagen: Shutterstock.

Estimaciones iniciales a principios de febrero de 2020, por ejemplo de Gavekal Dragonomics, señalaban que en un escenario optimista –en donde el COVID-19 alcanzara su máximo de personas infectadas en febrero– el impacto en China se concentraría regionalmente y en el primer trimestre de 2020, que coyunturalmente es el trimestre de menor actividad económica: el impacto pudiera ser de un trimestre con crecimiento negativo y particularmente en sectores de servicios (construcción y transporte), así como en la manufactura; este escenario coincide con las previsiones iniciales del Fondo Monetario Internacional a inicios de febrero de 2020. Fundamental para la economía china (y global en 2020) será sin embargo, si el impacto se concentra en el primer trimestre o si incluso va más allá: el 85% de la construcción en China, por ejemplo, se realiza después del primer trimestre de cada año.

De igual forma, los principales afectados por el COVID-19 en Asia en el corto plazo han sido los receptores más de 150 millones de turistas chinos –Hong Kong, Tailandia, Japón y Vietnam por ejemplo– dado que uno de los principales efectos ha sido la práctica cancelación del turismo (tanto en grupos como en forma individual); en Asia, el turismo chino representa entre el 30%-50% e incluso en Estados Unidos el 14% del total. En estos países el impacto en el corto plazo será muy significativo. Por el momento sólo algunas empresas como Airbus, Fiat Chrysler Automobiles, y particularmente la planta de Hyundai en Ulsan, se han visto directamente afectadas, aunque es previsible que el impacto sea mayor en las siguientes semanas.

coronavirus y crisis economica
Imagen: Ft.com.

¿Y su potencial impacto en México? A diferencia de la crisis del SARS en 2003, por ejemplo, el PIB chino global entonces apenas representaba el 4% y es cercano al 16% en la actualidad; es además el segundo socio comercial de América Latina y el Caribe (ALC) –el primero de países como Argentina, Brasil, Chile y Perú– y una fuente de inversión extranjera directa y de financiamiento significativa, como lo viene analizando con detalle la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China (Red ALC-China). Si bien el turismo chino todavía participa reducidamente en el turismo total de ALC, en países como Argentina, Brasil, Chile y Perú creció a tres dígitos durante 2015-2018.

En caso de que la emergencia sanitaria en China y global se prolongue hasta después de marzo, el impacto será significativo y afectando la proveeduría de múltiples cadenas globales de valor en México: con base en la información del Cechimex el impacto pudiera ser particularmente significativo en productos electrónicos y en autopartes, que generaron más de 18,480 y 34,000 millones de dólares en importaciones en 2018, respectivamente. Las importaciones chinas, el segundo socio comercial de México desde 2003, representan un 91% de productos intermedios y de capital; el resto son importaciones finales.  

No obstante, la moneda, sin embargo, está en el aire.


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El coronavirus la epidemia. La desinformación la verdadera pandemia

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La primera víctima de la guerra es la verdad.
Esquilo.

El brote epidémico del nuevo coronavirus 2019-nCoV en una provincia de China, ha generado una alarma internacional de vertiginosa expansión que compite en relevancia con la atemorizante propagación del virus que se ha venido difundiendo abundantemente en medios y redes sociales, no necesariamente con veracidad y prudencia.

La detección de esta nueva amenaza a la salud nos tomó por sorpresa. La difusión del paulatino incremento de casos, primero en China y más tarde en algunos otros países produjeron reacciones inmediatas de terror ante la carencia de conocimiento sobre el nuevo germen. La velocidad de las comunicaciones inundó todo tipo de medios con información vaga o difusa, que ha contribuido a una especie de sobredimensionamiento de la real emergencia sanitaria que, sin restar importancia al tema, puede motivar la exageración y la psicosis colectiva, por desconocimiento, simple diversión de los internautas y youtubers o por intenciones específicas de desinformación.

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Imagen: Slashgear.

Las acciones inmediatas de contención de la enfermedad para evitar su expansión son evidentes: aislamiento de las zonas en que el contagio ha sido detectado, construcción de hospitales, investigación biológica a todo vapor, cancelación de vuelos y viajes, detección de potenciales transmisores, cuarentenas y otras medidas preventivas. Pero tales medidas, también han dado aliento a la manipulación informativa y a la especulación que puede conllevar efectos más nocivos que los que se pretende contener, en los ambientes, ya no sólo de la salud, sino particularmente en el político, económico y social.

La abundante difusión de rumores y noticias falsas en torno al coronavirus y los efectos que pueden tener en el ánimo de la sociedad y en los propios gobiernos a nivel global, obliga a dimensionar objetivamente la magnitud del problema y tomar medidas preventivas y activas basadas en información certera, corroborada y con orientación científica.

Con esta visión y reconociendo que “La difusión de rumores e informaciones inexactas es un fenómeno real con el que hay que lidiar desde el principio”, Sylvie Briand, directora del área de preparación para urgencias infecciosas de la Organización Mundial de la Salud, ha actualizado las cifras sobre los casos detectados, alrededor del globo hasta hace un par de días, contabilizando 20,603, de los cuales 20,471 se ubicarían en China, con el registro de 425 decesos. Un fallecimiento más se registró en Filipinas y otro en Hong Kong. En el resto del mundo, según la información de la OMS, se identificaron casos de contagio en 23 países, sin estar incluido alguno en Latinoamérica ni África.

pandemia mediatica
Imagen: Shutterstock.

Desde luego que la expansión del contagio es posible, pero los datos revelados por Briand colocan en una dimensión menos caótica la realidad de la que califica como una epidemia y no una pandemia como se ha difundido, sin pretender, desde luego, banalizar la seriedad del asunto.

Vista de este modo, parece que la real pandemia está en los medios y particularmente en las inquietas, expansivas y no pocas veces irreverentes redes sociales, a través de las cuales, eso sí, se viraliza cualquier tema, con suma velocidad y no siempre con prudencia y responsabilidad.

La mejor manera de lograr una comprensión razonable y adoptar las medidas propias para evitar que el contagio se expanda a niveles alarmantes es la información objetiva y la difusión de las recomendaciones pertinentes por parte de las entidades expertas.


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Coronavirus y solidaridad humana

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La irrupción del coronavirus de Wuhan en territorio chino desde diciembre de 2019 y expandido a una docena de países en este estos días, ha disparado las alarmas sanitarias y de seguridad, además de romper la relativa “tranquilidad” en materia sanitaria que ha habido en el planeta. La declaración de emergencia sanitaria internacional por parte de Organización Mundial de la Salud (OMS), es un llamado de contención del patógeno “coronavirus”, que hasta este 30 de enero ya causa más de 170 muertos y casi 7,700 infectados según registros de la entidad supranacional.

Indudablemente que el impacto de fenómenos como éste se torna más peligroso en tanto se adolece de infraestructuras sanitarias dinámicas y con sentido humano; además de una débil y descoordinada comunicación entre éstas y las autoridades de seguridad, lo cual propicia la propagación del mismo a falta de muros científicos-preventivos que coadyuven a generar confianza en respuestas apropiadas a percances como el que actualmente ha copado agendas periodísticas, rezos en los recintos religiosos y el diálogo interpaíses para responder de manera conjunta al problema.

sociedad y coronavirus
Imagen: Net-ADN.

Es en este escenario cuando surge el debate en torno a teorías conspirativas desde laboratorios científicos para minar la población mundial y acrecentar las redituaciones económicas de productores de medicamentos contra estas enfermedades. En mi opinión, todo puede ser posible en entornos faltos de transparencia y con servidores públicos desvinculados de una ética profesional interesada en la gestión respetuosa y humanizada de la actividad pública. Ahora bien, creo que el hecho de que el sistema sea permeable a las fluctuaciones de los intereses de diversa índole, crea una especie de lo que yo podría denominar “marcos de desintegración de ideales”, en tanto, los planes originarios de administración estatales pasan a un segundo plano, en cuanto se permite la entrada en escena de nuevos actores que “contaminan” los procesos iniciales que buscan sobre todo salvaguardar, diseñar y crear las condiciones humanas básicas dignas para la convivencia en sociedad. 

No cabe duda de que la situación se antoja apocalíptica para los habitantes de Wuhan, pues la confinación a la que se han visto expuestos a raíz del “miedo” institucional, empresarial y ciudadano, debido al hecho de ser el epicentro de este nuevo fenómeno contra la salud, automáticamente reproduce los miedos al contagio y de nueva cuenta se reactivan las murallas que sirven como “escudos” para algunos seres humanos que buscan resguardarse del “peligro inminente”. Es decir, representar “al otro” bajo la lupa sanitario-mediática que reproduce imaginarios y miedos en un contexto de adversidad para ese sector asiático.

En tal escenario, vale la pena subrayar la observancia de tres requisitos para que la OMS declare la emergencia global: que se trate de un evento extraordinario; que constituya un riesgo de rápida expansión en otros países; y, que requiera una respuesta coordinada internacional, lo cual imprime el sello de la solidaridad en la respuesta a la nueva afrenta “natural” contra la salud pública. En definitiva, pienso que la respuesta apropiada ante el coronavirus como amenaza contra la salud de la comunidad humana, requiere de integración, armonización intercultural, y, sostenibilidad en la aplicabilidad de criterios tecno-científicos de respaldo a las poblaciones ante eventos “desconocidos” para el ciudadano.


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No quitemos el dedo del renglón. La obesidad y el sobrepeso no son una elección personal

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En el marco del Día mundial contra la obesidad (12 de noviembre) y del Día mundial de la alimentación (16 de octubre), y en relación con el proceso regulatorio en el que actualmente en México se discute la modificación de una norma oficial sobre especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas (NOM-051-SCFI/SSA1-2010), es importante que enfaticemos que la obesidad no es una elección personal. Tal como lo menciona un reporte de investigación de la Sociedad Psicológica Británica: “La gente tiene sobrepeso o se vuelve obesa como resultado de una combinación compleja de factores biológicos y psicológicos combinados con influencias sociales y ambientales” (Duarte, 2019). El que 1,900 millones de adultos en el mundo tengan sobrepeso y, de esos, más de 650 millones sean obesos[1] no es un problema individual. Es importante recalcar este asunto porque ese es el argumento que los representantes de la industria de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas nos repiten día con día: que el consumidor tiene la responsabilidad y la “libertad” de decidir qué consumir.

¿Un consumidor libre?

Si bien es cierto que cuando acudimos a un supermercado o a la tienda de la esquina, nadie nos está apuntando con un arma para que compremos uno u otro producto; también es cierto que la publicidad suele actuar como un efectivo mecanismo para inducir al (sobre) consumo de determinados productos. Finalmente, esa es, según Lipovetsky (1998), la función de la publicidad: ser un espectáculo mediante el cual se atrae la atención y se mueve el ánimo del público consumidor, infundiéndole deleite, asombro u otros afectos. Además de la publicidad, hay otros factores que inciden sobre nuestras decisiones de consumo. Hay estudios que demuestran que “tanto la comida chatarra, como las drogas y el alcohol, tienen cualidades adictivas similares que afectan al cerebro y provocan efectos secundarios como la ansiedad, irritabilidad, dolores de cabeza e incluso depresión”, además de “síntomas de abstinencia físicos y psicológicos”. De igual forma, sustancias como el glutamato monosódico (una sal que potencia el sabor) “también es considerada una droga comestible” que se “encuentra en básicamente toda la comida chatarra”; y, si bien, aún existe controversia sobre el daño que esta sustancia pueda generar en el organismo, lo evidente es que hace que los alimentos sean “más agradables al paladar”, lo cual favorece su sobreconsumo (Campa, 2019).

Si a lo anterior le aunamos que la oferta que encontramos en las calles, en los centros de trabajo o en las tiendas está sobresaturada de estos productos, difícilmente podemos argumentar que los consumidores somos libres para decidir qué comprar en esos momentos de antojo e, incluso, como parte de nuestra dieta cotidiana. No es sorpresa decir que los anaqueles del supermercado están saturados de productos nocivos para la salud, poco saludables, y que, si queremos buscar alguna alternativa con mejores fórmulas, resulta mucho más cara o sencillamente no la encontramos. Así, cuando queremos comprar, por ejemplo, pan integral, difícilmente encontramos alguno que realmente contenga como principal ingrediente harina integral. Lo mismo ocurre con los cereales o los yogures que tanto se anuncian como un elemento saludable del desayuno de niños y adultos: simplemente no encontramos marcas comerciales que entre sus ingredientes no estén altos porcentajes de azúcares añadidos, sobre todo endulzados con jarabe de alta fructosa. En suma, incluso los productos que se anuncian como saludables, no lo son. Lo contradictorio es que productos como éstos son comercializados, incluso, con leyendas de recomendación por asociaciones profesionales de la salud (Magaña, 2019).

Niño chatarra.
Imagen: Pinterest.

La publicidad engañosa o que induce al sobreconsumo, además de la falta de información y la sobreoferta de productos con alto contenido en grasas, sales y azúcares son componentes de un ambiente obesogénico que impide que podamos hablar de un consumidor con libertad de elección. Este ambiente se complementa con pocos o nulos incentivos para cambiar los hábitos sedentarios, sobre todo en sociedades urbanas. Es así como podemos advertir que si queremos revertir las altas tasas de sobrepeso y obesidad debemos transformar este ambiente. Un paso para empezar a modificarlo es la regulación sobre el mercado: establecer reglas que, por una parte, incentiven la producción de alimentos sanos y, por la otra, disminuyan o transformen la oferta de aquellos productos que resultan nocivos para la salud de niños y adultos.

La regulación sobre el mercado para transformar ambientes obesogénicos

El pasado mes de octubre la Cámara de diputados y el Senado aprobaron la reforma a la Ley General de Salud para un nuevo rotulado de alimentos. Uno de los resultados de esta reforma legislativa se materializa en la modificación de la norma oficial mexicana de etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas que, vigente desde 2010, se basa en el controvertido método GDA o Guías Diarias de Alimentación propuesto por la propia industria de alimentos para “informar” al consumidor sobre los valores nutrimentales de los productos. Cabe mencionar que existen diversos estudios sobre la dificultad para comprender este tipo de etiquetado, incluso, para estudiantes de nutrición (véase, por ejemplo, Stern, Tolentino y Barquera, 2011). Esta evidencia es compartida, seguramente, por usted: ¿Acaso la cantidad en miligramos o mililitros y su porcentaje basado en una dieta promedio de 2,000 o 2,500 calorías nos dicen algo a los consumidores a la hora de comprar y consumir? Deberíamos tener una calculadora en el supermercado y en nuestra mesa para ir sumando los porcentajes a fin de no sobrepasar el límite de calorías, grasas, azúcares y sodio recomendado por nutriólogos y por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esos números, en abstracto, no nos dicen mucho.

Es por ello que la nueva propuesta de etiquetado frontal basado en sellos octagonales en los que se advierte si el producto sobrepasa los límites de calorías, grasas saturadas y trans, sodio y azúcares parece ser una mejor opción para que los consumidores podamos decidir con información más clara. Con este nuevo etiquetado, además, se prohíbe que los productos sean “recomendados” por asociaciones de salud -hecho que, como mencioné antes, fomenta la desinformación-; además de que establece el uso de leyendas en productos con edulcorantes y cafeína, de los cuales se recomienda evitar en niños.

Este tipo de etiquetado se impulsó en Chile desde hace unos años y es el que recomienda la OMS como uno de los frentes para encarar la lucha contra el sobrepeso y la obesidad. Pero, así como ocurrió en aquel país sudamericano, en México la oposición de la industria no se ha hecho esperar. En los comentarios emitidos en la Consulta pública de la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria -donde cualquier ciudadano puede plasmar una opinión sobre la modificación de las normas- encontramos, por ejemplo, oposición de la Asociación Nacional de Fabricantes de Chocolates, Dulces y Similares, así como del sector de alimentos de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación. Las críticas alegan, entre otras cosas, falta de justificación legal para modificar la norma, falta evidencia que muestre por qué este tipo de etiquetado es mejor que otros (http://187.191.71.192/respuesta_texto_encuestas/4605); así como poca claridad al identificar el consumo de los productos ultraprocesados como el único factor que genera sobrepeso y obesidad (http://187.191.71.192/respuesta_texto_encuestas/4572). Pero, además de estas críticas, en esta consulta también encontramos voces de aprobación en torno a la norma. Consumidores, padres y madres de familia manifiestan su beneplácito por el hecho de que se brinde más información sobre los productos a fin de hacer mejores elecciones a la hora de comprar.

Pistola chatarra.
Imagen: Flickr.
Etiquetado de alimentos: uno de los componentes para cambiar la receta

Sin duda, cada uno de los comentarios, a favor y en contra, deben ser consideradas por la autoridad. Ello contribuirá a que el proceso esté apegado a la legalidad y que tenga legitimidad social. Si bien en un tema donde se atraviesan intereses tan diversos es difícil satisfacer a todas las partes involucradas, lo cierto es que la regulación debe procurar poner a dialogar las distintas voces (con sus propios intereses y necesidades) a fin de construir normas orientadas al bien colectivo. En esta discusión es preciso que cada parte asuma su responsabilidad y el costo que tiene generar alternativas para solucionar la problemática (obesidad, sobrepeso, malnutrición).

Nadie puede negar que esta epidemia es un problema complejo que tiene múltiples causas y, por tanto, múltiples acciones para remediarlo. El etiquetado, por sí mismo, no será la “varita mágica” para resolver el problema; debe ir acompañado de otras acciones y políticas públicas orientadas a diversificar la oferta con productos más saludables, así como con la promoción de una vida más activa. Pero, el etiquetado es una medida que, sí o sí, debían tomar las autoridades de nuestro país desde hace varios años.

Además, un etiquetado como éste, según muestran otros casos, incentiva (si se quiere, de manera negativa) a que la industria mejore sus fórmulas y ofrezcan productos menos nocivos. Esto es lo que ha pasado en el caso chileno. Con los años que ahí se ha implementado el etiquetado, algunas firmas han optado por hacer investigación y desarrollo para hacer que sus productos sean menos dañinos y, con ello, puedan ser comercializados sin los sellos de advertencia. Asimismo, esta medida ha fomentado la creación de startups que promueven productos más saludables.

En suma, el etiquetado es uno de los componentes que contribuyen a cambiar la receta al incentivar la oferta de productos más saludables y desincentivar el consumo de aquellos que son nocivos para la salud.

Fuentes consultadas

Campa, Omar (2019), “¿La comida chatarra realmente causa adicción? Suele ser rápida y económica pero también puede dañar la salud”, El Universal, 2 de mayo de 2019. Disponible en https://www.eluniversal.com.mx/menu/la-comida-chatarra-realmente-causa-adiccion

Duarte, Fernando (2019), “Día Mundial contra la Obesidad: 7 mitos que afectan nuestra ‘guerra contra los rollitos’”, BBC World Service, 11 octubre 2019. Disponible en https://www.bbc.com/mundo/noticias-50015117

Lipovetsky, Gilles (1998), El crepúsculo del deber. La ética indolora de los nuevos tiempos democráticos. Barcelona: Anagrama.

Magaña, Paulina (2019), “Radiografía de… Danonino sabor fresa”, El Poder del Consumidor, 4 noviembre 2019. Disponible en: https://elpoderdelconsumidor.org/2019/11/radiografia-de-danonino-sabor-fresa/


Notas:
[1] Cifras de 2016 según la Organización Mundial de la Salud.