Prospectiva, una mirada al futuro

2021, ¡prospectiva, prospectiva, prospectiva!

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No tengo duda de que muchos de ustedes han escuchado más de una vez la frase en inglés: “location, location and location”, o lo que es lo mismo, “localización, localización y localización” como una clave para desarrollar negocios exitosos en el mundo de los bienes raíces. En caso de que no lo hayan escuchado anteriormente, podemos decir que es una frase que se ha ido adoptando en muchos otros sectores como ejemplo de que existen factores que resultan clave y determinan el éxito.

Si algo podemos sacar en claro del 2020 en términos empresariales, es que la incertidumbre ha sido uno de los aspectos más difíciles de resolver, y que a pesar de que ya llevamos en esto casi un año, aún seguimos sin saber de qué forma podemos dar respuesta a este reto, que, al parecer, se ha convertido en una cuestión que nos acompañara desde ahora hasta siempre.

La respuesta es clara, que no es lo mismo que sencilla, y en este espacio la hemos dicho más de una vez, y haciendo referencia a la frase de los bienes raíces, ahora podemos transformar en: “prospectiva, prospectiva y prospectiva”.

prospectiva
Imagen: Sam Chivers.

En este sentido, es importante sentar las bases de qué debemos entender por prospectiva, y por ello entendemos el conjunto de estudios que se llevan a cabo sobre un tema o situación, a modo de determinar lo que ocurrirá de forma anticipada. Para ello, la prospectiva da apoyo en métodos científicos y empíricos, de los cuales resultan análisis, escenarios y estrategias que nos permiten determinar o tener una idea bastante próxima de lo que puede suceder en el futuro.

Por ejemplo, qué hubiese sucedido si una industria como la farmacéutica dentro de sus acciones hubiese implementado un equipo de inteligencia, donde la prospectiva fuese una de las acciones a desarrollar de manera constante. Seguramente no hubiesen sido capaces de prever en primera instancia la magnitud de la pandemia, pero posiblemente, sí disponer de estrategias y hojas de ruta claras, sobre qué hacer en caso de situaciones de emergencia global, ayudándoles a posicionarse rápidamente y dar respuesta así a las oportunidades empresariales, pero también a las responsabilidades sociales.

Es aquí cuando la frase “a toro visto todos somos Manolete”, toma fuerza, porque todos dirán, claro, ahora que ya hemos visto los estragos que se pueden generar es que se propone generar grupos de trabajo basados en la prospectiva, a lo que sólo queda responder que la prospectiva es más antigua que todo esto, y que siempre ha estado a nuestra disposición para hacer uso de ella, pero son pocos quienes han dedicado recursos a pensar en cómo será el futuro, siendo que siempre se ha primado el hoy antes que el equilibrio, entre el ayer, el hoy y el mañana… y el pasado mañana, si apuramos un poco más.

Como podemos observar, la prospectiva busca plantear escenarios futuros a fin de establecer en el presente cuáles son las mejores acciones o medidas a tomar, en cualquiera que sea el caso, bien sea en el área política, social, económica, salud, entre otras, pero no sólo viendo hacia adelante, sino también considerando el pasado, ya que busca la construcción de escenarios con base a nuestras capacidades activas e inactivas.

mirar al futuro
Imagen: Behance.

Tomando en cuenta todo lo anterior, el siguiente paso es que los agentes públicos, empresariales, académicos, científicos y sociales de nuestro país busquen en el talento mexicano, tanto el que se encuentra en México como en el extranjero, la visión que permita construir escenarios que contribuyan a programar una cultura de prospectiva a la par; ayudándonos a construir una estrategia inteligente que promueva un cambio y una evolución, siendo todo ello catalizadores y motores de las nuevas generaciones y las organizaciones. Sólo sumando esfuerzos conseguiremos eliminar el rezago que ha puesto en relieve el 2020 y podremos avanzar de manera ágil en el 2021, el cual no se prevé que sea un año mucho mejor.

Levantemos la cabeza y miremos al futuro pensando en todo lo que necesitamos para ser y seguir siendo competitivos.

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Las hojas de ruta, herramientas clave en las estrategias de competitividad

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Hoy en día, todas las organizaciones, independientemente de su tamaño, condición, naturaleza y ubicación, ven en la utilización de datos e información sobre los procesos de toma de decisión o en la definición de estrategias, una gran fuerza, siendo que cada vez más, los escenarios donde éstas participan son más y más cambiantes, complejos pero sobre todo exigentes en el uso de estos recursos a la hora de definir estrategias que den respuesta a estos.

En esta línea, las organizaciones públicas y privadas están apostando por la incorporación de metodologías, herramientas y técnicas relacionadas con el ámbito de inteligencia, tales como los sistemas de vigilancia, las redes de contactos, pero especialmente la definición de hojas de rutas.

Estas últimas se están adaptando rápidamente a las necesidades de cada organización, y muestra de ello es que, con más frecuencia, escuchamos que los políticos cuentan con una hoja de ruta para su campaña y su posterior gobierno, instituciones públicas para sectores específicos o para todo el tejido empresarial, y por supuesto, las propias organizaciones privadas que definen una hoja de ruta con un horizonte temporal para el desarrollo de sus mercados, capacidades tecnológicas y organizacionales.

guia y competitividad
Imagen: Pinterest.

Aunque el concepto es conocido, muchas veces la hoja de ruta se confunde con una agenda, un cronograma, una programación o una foto de actividades relacionadas, pero la verdad es que una hoja de ruta va más allá y pone a disposición de las organizaciones todo lo anterior desde la perspectiva de inteligencia y prospectiva. 

Además, no debemos pensar que una hoja de ruta es un recurso sólo accesible a las grandes empresas, por el contrario, es un recurso disponible para todos, que de ser bien utilizado, puede permitir a las pequeñas y medianas empresas entender cuáles son las acciones que desarrollaran las grandes empresas, y aprovechar así su efecto tractor.

Sin embargo, las hojas de ruta no son una herramienta sencilla de confeccionar, implementar y mantener, ya que requieren de un compromiso por parte de la organización para su desarrollo y mantenimiento, debido a que sin una correcta dimensión de las acciones a realizar y la evolución de éstas, difícilmente se conseguirán las expectativas deseadas en su confección. Además, una hoja de ruta es un documento vivo que requiere estar en constante revisión, haciendo nuevamente uso intensivo de datos, información y conocimientos.

En este sentido, podemos decir que una hoja de ruta es el método que sirve para conectar objetivos a corto y largo plazo con soluciones específicas que ayudan a alcanzar esos objetivos. Y para ello, se consideran actividades que permitan identificar las necesidades, prever la evolución de las acciones en determinados escenarios, al mismo tiempo que se establece un marco de referencia que facilita la planificación estratégica.

ruta al objetivo
Imagen: Acceseo.

Resulta necesario desarrollar iniciativas que permitan a las organizaciones públicas y privadas conocer este tipo de metodologías, técnicas y herramientas, al mismo tiempo, que se generan espacios donde se puedan compartir datos, información y conocimientos que sirvan como punto de partida o apoyo para la definición de las hojas de ruta individuales, potenciando la creación de hojas de ruta conjuntas que, a su vez, generen un efecto de desarrollo regional.

Finalmente, promovamos una cultura de colaboración y cooperación basada en estrategia e inteligencia que nos permita entender la manera que nos debemos mover en los próximos años, de tal manera que lo incierto del momento es lo único cierto que podemos confirmar.

Levantemos la cabeza y miremos al futuro pensando en todo lo que necesitamos para ser y seguir siendo competitivos.

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Internacionalización Inteligente para las organizaciones

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El 2020 está siendo un año que nunca podremos borrar de la memoria de nuestras organizaciones, no sólo por la cuestión sanitaria y sus implicaciones en la forma de trabajar, sino por las innumerables reflexiones y lecciones de aprendizaje que nos está dejando y sobre las cuales aún no hay nada escrito.

Desde el punto de vista de la competitividad, nos ha tocado ver cómo la contingencia sanitaria ha parado países enteros, los cuales, sin haber resuelto aún dicha contingencia, se han puesto en marcha con el objetivo de sobrevivir a los efectos económicos de la parada, y también para coger nuevas posiciones en un mercado global aun incierto.

En este sentido, muchas empresas que ya venían trabajando estrategias de internacionalización se han parado y puesto a reflexionar sobre cuáles deberían ser los siguientes pasos, es decir, seguir apostando por lo global e intentar aguantar los efectos que todavía puedan quedar; pasar nuevamente a lo local, reservando recursos a la espera de salir nuevamente al mundo. O bien, una estrategia híbrida en la que la internacionalización se vuelve más selectiva y se complementa con acciones desde el ámbito local.

globalizacion
Imagen: Andrea Ucini.

Viendo todo esto, resulta vital para las organizaciones contar con estrategias de internacionalización inteligentes, basadas en datos e información sobre las medidas que se están tomando en los países objetivo, pero principalmente, que están siguiendo sus competidores. Sin embargo, estas necesidades no son del todo asumibles, porque si algo cierto hay en este momento, es la incertidumbre, por lo que contar con este tipo de recursos resulta complicado, eso sin contar que tienen una vida muy limitada de tiempo.

Para dar respuesta a este escenario, las nuevas estrategias de internacionalización inteligente pasan por crear esos vínculos locales y globales a través de colaboraciones en regiones que permitan la internacionalización, sin el desplazamiento geográfico, asegurando con ello la presencia de ciertos agentes externos a la región a través del uso y aprovechamiento de las capacidades de los agentes locales.

La cooperación y la colaboración entre agentes ahora resulta de mayor importancia, ya que la internacionalización inteligente abre también la posibilidad de hacer defensa de la región generando barreras de entrada a otros agentes, a través de las alianzas y convenios que permitan la llegada de estos nuevos productos y servicios, pero desde el enfoque local. Esta condición toma fuerza, ya que intenta contener el inicio anticipado de los mercados asiáticos sobre el resto de los mercados.

internacionalizacion inteligente
Imagen: Pinterest.

Sin duda, las dinámicas globales y locales están cambiando, representan una oportunidad para las regiones y organizaciones que no han iniciado o completado un proceso de internacionalización y, fundamentalmente, para aquellos que en su día apostaron por la internacionalización como estrategia de crecimiento.

Por último, si queremos aprovechar esta oportunidad, sea en clave región o en clave país, es necesario tener presente que sólo será posible si generamos las relaciones y flujos de recursos adecuados entre los agentes públicos y privados, teniendo presente que la situación requiere de la implicación de todos para poder elaborar estrategias lo suficientemente robustas como para dar respuesta a los retos que nos enfrentamos y establecer acciones sostenibles.

Levantemos la cabeza y miremos al futuro pensando en todo lo que necesitamos para ser y seguir siendo competitivos.

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Hay que pensar fuera de la caja… Inteligencia Artificial

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Llevamos semanas hablando del coronavirus y los efectos que está ocasionando en nuestros sistemas sanitarios, económicos y políticos, eso sin mencionar, el impacto que tiene en las personas y la propia sociedad.

Es un fenómeno que no terminamos de conocer, inclusive podríamos decir que se parece a una quimera, de la cual surge una cabeza cada vez que nos acercamos a solucionar una de sus tantas vertientes.

Pensar de manera tradicional o intentar utilizar estrategias generales para acabar con este problema no es la solución, por el contrario, tenemos que pensar de forma disruptiva e innovadora, o como suele decirse, hay que salir de la caja, y actuar para atacar así a la quimera del coronavirus.

En este sentido, la Inteligencia Artificial se presenta como una oportunidad, ya que la aplicación de tecnologías distintas puede ayudarnos a ver de una perspectiva diferente el problema, o bien desarrollar herramientas que nos permitan ser más ágiles a la hora de atacar el problema.

uso de inteligencia artificial
Imagen: PGNTree.

La aplicación de técnicas avanzadas para el tratamiento de grandes cantidades de datos e información, facilitando con ello la definición de escenarios en más de un sentido, la identificación de estrategias cruzadas o relaciones ocultas, que de manera tradicional podrían ser difíciles de entender o definir.

Un ejemplo, es la publicación desarrollada por la Universidad Autónoma de Zacatecas, en colaboración con la Universidad de Granada, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Cádiz, que a través de técnicas inteligentes analiza más de 12 mil artículos científicos relacionados con coronavirus, identificando las principales líneas de investigación, su relación y evolución, así como los agentes más relevantes en términos de autores, organizaciones, países y fuentes de información.

Esta investigación establece un marco de referencia que cubre 50 años, desde 1970 hasta 2020, lo que facilita en gran medida a investigadores, independientemente de su ámbito de acción, el entendimiento del conocimiento que se ha ido desarrollando en torno al coronavirus y cuáles son las fronteras.

Muestra de la importancia de esta investigación, es el hecho de que la Organización Mundial de la Salud (OMS), recientemente ha incluido este artículo dentro de su base de datos sobre coronavirus. Este repositorio sirve de apoyo para que todo el mundo pueda acceder de manera más ágil a los últimas investigaciones y desarrollos, con el objetivo de poder dar respuestas y acabar así con la quimera.

inteligencia artificial coronavirus
Imagen: Share America.

Este tipo de técnicas han ido evolucionando y cada vez más se adaptan a las necesidades, es decir, conforme se va estableciendo un primer marco de referencia, la utilización de técnicas inteligentes, se puede ir focalizando más a la investigación, abriendo y cerrando caminos de la ciencia por los cuales sea transitado ya, pero no con el mismo objetivo.

Para los agentes participantes de dicha investigación, los resultados representan una oportunidad para adaptar el escenario a sus entornos, apoyando así a las organizaciones que trabajan en el desarrollo de estrategias para paliar los efectos del coronavirus a nivel social, político, económico y sanitario.

Por último, es necesario resaltar que ante nuevos retos no podemos seguir pensando de la misma manera, salgamos de la caja, que el aprendizaje que consigamos generar en esta época se convierta en defensas para futuros retos, lo cual sin duda, serán más complejos que lo que han sido sus antecesores.

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Los agronegocios, encadenamiento local y nuevas cadenas de valor

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En los últimos años, en cierta manera, se ha venido dando más valor a los sectores o negocios asociados a la tecnología y el mundo digital, dejando de lado aquellos que llevan una etiqueta de “tradicionales”, lo que da lugar a un escenario dual. Por un lado, el estancamiento de estos sectores o negocios, y, por otro lado, su evolución y actualización, lo que les pondría nuevamente en el tablero de juego como piezas clave.

El sector de la agricultura y los modelos de negocio relacionados con éste, son un ejemplo claro de dicho escenario, ya que los “agronegocios” han evolucionado de una posición meramente productiva a una de mayor valor añadido.

La evolución de los agronegocios ha venido propiciada por la interacción de factores económicos, políticos, sociales y tecnológicos, principalmente. La nueva figura de los agronegocios trae consigo cambios en los mercados, sistemas productivos y relaciones entre agentes, priorizando la innovación, sostenibilidad y el desarrollo desde un enfoque local y global.

futuro de los agronegocios
Ilustración: Fruture Architecture.

En México, dicho sector contribuyó con 8.5% del PIB en 2017 y más de 7.5 millones de empleos de acuerdo con datos de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (actualmente Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural) y del Consejo Nacional Agropecuario (CNA). Además, nuestro país ocupa la novena posición en términos de producción de alimentos y la octava en concepto de exportación, y es uno de los líderes mundiales en productos como aguacate, jitomate, chiles y pimientos, cerveza y tequila, limón, fresas y frambuesas, carne de pollo y huevo.

Estos hechos ponen en valor la necesidad de apoyar los agronegocios, eliminar la etiqueta de “tradicional”, y potenciar su modernización a través del uso de tecnologías asociadas a la Cuarta Revolución Industrial. Especialmente, si tenemos en cuenta la dinámica que vienen desarrollando agentes coreanos, chinos y europeos por controlar la mayor parte de la cadena de valor.

Este escenario está complicándose más de lo necesario, principalmente por los efectos de la contingencia sanitaria y económica que se está viviendo no sólo en México, sino a nivel mundial. El coronavirus y los cambios que han surgido en las cadenas de valor, ponen en relieve las carencias de los sectores que se encuentran en proceso de evolución y actualización como son los agronegocios.

Para ello, las agroempresas y los organismos empresariales a nivel nacional, acercan posturas para buscar fórmulas de colaboración que permitan el fortalecimiento del sector, a través de la utilización de nuevas tecnologías e inversión en infraestructuras, la creación de nuevos modelos de negocios y la cooperación entre agentes, lo que, a su vez, busca estrechar los lazos en las cadenas de valor, dando un impulso completo a la agroindustria mexicana, de cara a los efectos globales de estas contingencias.

agroindustria
Ilustración: Green European Journal.

Además, es importante resaltar en la evolución de los agronegocios su apuesta por el encadenamiento local, la responsabilidad social y la innovación, acciones que muchos consideran propias de otros sectores, pero que, en México, las agroindustrias han sabido incorporar a sus actividades y que hoy forman parte activa de su apuesta al futuro.

Por último, como sociedad, tenemos la responsabilidad de apoyar los negocios locales y nacionales, mostrando confianza a las apuestas de las empresas mexicanas, fortaleciendo con ello su posición nacional e impacto dentro de la economía, al mismo tiempo que les damos un respaldo que les permita sobrellevar estos tiempos de contingencia.

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Mucho se ha estigmatizado a las últimas generaciones de jóvenes con la idea de que no quieren estudiar y mucho menos trabajar, llegando a llamarles de manera peyorativa “ninis”. Inclusive, hay quienes han aprovechado la situación para endosarles la responsabilidad de la situación económica, política y social de México, diciendo que no tienen interés y compromiso alguno por cambiar su situación y, por ende, la de nuestro país.

Si tuviésemos que preguntarnos dónde está el problema o cómo es que hemos llegado a este punto, antes tendríamos que cuestionarnos qué han hecho las organizaciones públicas, privadas, académicas y sociales a título individual y en conjunto, para crear y asegurar un entorno acorde a las necesidades y expectativas de nuestra juventud y el propio México.

Es muy probable que, a las cuestiones anteriores, los distintos agentes presentasen un “listado de acciones realizadas” intentando demostrar que el problema no se encuentra de su lado, ocultando su incapacidad para conectar con los jóvenes y mucho menos establecer canales de contacto adecuados que permitiesen la comunicación y búsqueda de estrategias capaces de paliar la brecha que existe entre ambas partes.

futuro de la juventud en mexico
Ilustración: La Prensa Gráfica.

En este sentido, conforme pasan los días, la crisis del COVID-19 se agudiza y acelera los problemas económicos y sociales que nos vienen asolando desde hace años. Entonces, si centramos la evaluación del impacto que tendrá esta contingencia sobre los jóvenes, basándonos en las principales previsiones financieras y en la experiencia de otras crisis vividas en nuestro país, encontramos que si actualmente en México hay más de 29 millones de jóvenes entre 18 y 29 años de edad y de los cuales cerca de 6 millones no estudian ni trabajan, para finales de año estos llegaran a rozar la cifra de los 12 millones.

Si más de un tercio de la juventud mexicana ve en riesgo la posibilidad de trabajar y/o estudiar por la falta de estrategias de los actores públicos y privados, no se visualiza un fin de la contingencia sanitaria y las empresas ven cada vez más cerca el cierre, la pregunta natural es ¿qué futuro es el que depara a México?

La respuesta a esta cuestión es clara, ninguno, y mucho menos sabiendo que estamos perdiendo el factor de oportunidad, al poner a nuestra juventud de las prioridades y del desarrollo, situación que generará un efecto domino que se prolongará en el tiempo, no por un par de años, sino por generaciones. Pongamos en perspectiva esta situación, si en este momento un joven pierde la posibilidad de desarrollar y crecer dentro del sistema productivo, conforme vaya cumpliendo años, su perfil se vuelve menos atractivo, situación que limitará sus pocas posibilidades de brindar a los suyos desarrollo, heredando a una nueva generación, la falta de acción, estrategia e inteligencia en tiempos de coronavirus.

ninis que no trabajan ni estudian
Ilustración: Reporte Índigo.

No es suficiente con decir que los jóvenes tienen que emprender o buscarse la vida como lo han hecho muchos otros, por el contrario, es momento de generar políticas que les hagan participes del futuro, que les permitan involucrarse en las acciones que tenemos que acometer para sacar adelante al país en los tiempos que estamos viviendo, pero, sobre todo, es momento de generar dinámicas participativas donde la edad no sea una barrera para el desarrollo de México.

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Las elecciones de 2021 en México serán las elecciones más grandes de la historia, ya que se renovarán prácticamente la mitad de los gobiernos estatales y más de 21 mil puestos políticos, generando un escenario en el cual se consolida el actual proyecto de gobierno, o bien, se establece un nuevo mapa político que, a priori no es claro para nadie.

En plena crisis económica y sanitaria por el coronavirus, muchos políticos y representantes públicos han dejado de pensar en sus responsabilidades para centrarse en sus cifras, compromisos e intereses futuros, dejando de lado el hecho de que a día de hoy hay más de 185 mil casos confirmados y más de 22,500 fallecidos en nuestro país (… y en aumento). Parece ser que las únicas cifras que importan, ahora son 21,368 cargos y 15 gubernaturas, la intención de voto, el desgaste de las principales figuras partidistas o quiénes pueden ser buenos fichajes en los “procesos de renovación”.

oportunismo
Ilustración: Financial Times.

La complejidad del escenario actual se ve alterada por estas variables, que un mundo ideal, no deberían existir, siendo que es responsabilidad de los políticos y representantes públicos servir al pueblo, independientemente de si se vislumbran tiempos electorales o no. Sin embargo, no vivimos en un mundo ideal, y en vez de estar planificando y ejecutando estrategias que nos permitan paliar los efectos económicos, sanitarios y sociales, nos encontramos consumiendo recursos orientados a una precampaña que no aportan valor a la situación actual, pero sí restan.

Además, si esto no fuese suficiente, vemos que dentro de los mismos partidos políticos no existe un consenso sobre cuál será la estrategia a seguir, generando luchas internas que terminarán por convertirse en un corto plazo en “alianzas por el bien del pueblo”, cuando la lógica dicta que el bien colectivo prima sobre el individual, y que el trabajo de un partido político tiene que venir de más allá de unas semanas atrás.

Lo anterior pone de manifiesto, una vez más, la necesidad y obligación que tenemos como mexicanos de generar espacios de encuentro sociales y empresariales. Espacios que permitan identificar y desarrollar estrategias reales, tanto para dar respuesta a la crisis actual, como para ser agentes decisivos en ese proceso electoral que tanto preocupa actualmente a políticos y representantes públicos.

México se encuentra en un momento complejo en más de una dimensión, y esta situación, nos exige ser más críticos, proactivos e inteligentes, priorizando la búsqueda de soluciones reales a los problemas, haciendo uso de la voz, promoviendo el encadenamiento productivo local, apoyando al talento mexicano, pero especialmente, exigiendo a los políticos y representantes públicos que cumplan con sus responsabilidades actuales, o en su defecto, que dejen el camino libre a quienes sí tienen la vocación y disposición para luchar por nuestra sociedad.

separacion
Ilustración: Sébastien Thibault.

No hay duda de que poner esto en palabras resulta sencillo, y que más que una propuesta puede llegar a parecer una reivindicación, pero esta nota no es para recalcar lo que ya sabemos o venimos viendo desde hace mucho tiempo atrás, sino para invitar a los agentes empresariales y sociales a que intensifiquen su trabajo y comiencen los movimientos necesarios para regresar el poder al pueblo a través de mecanismos que no puedan ser puestos al servicio de intereses particulares o partidistas.

Sin quitar la mirada de lo importante, pongamos en valor el futuro de México, y para ello busquemos la cooperación y colaboración entre agentes, teniendo presente que hoy día nos encontramos en una situación compleja, y que a pesar de que las acciones no reflejen un resultado inmediato, sí determinarán el futuro de nuestro país.  

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Las organizaciones siempre han sido conscientes de la ventaja que representa disponer de datos, información y conocimientos adecuados en el momento oportuno, así como la desventaja que constituye la situación opuesta. Es por esto que en los últimos años las organizaciones han puesto especial atención en la oportunidad que representa la utilización del concepto de inteligencia para la búsqueda, tratamiento, análisis, distribución, comprensión, explotación, mantenimiento y protección de estos recursos de forma legal, en los procesos de toma de decisiones, así como su integración en la estrategia de las organizaciones.

Si miramos al pasado, encontraremos que el concepto de inteligencia no es nuevo, ya que el primer registro sobre el uso inteligente de datos, información y conocimientos data del año 400 a. C. y describe desde la visión de Sun Tzu cómo la utilización de estos recursos en el ámbito militar representa una ventaja clave para el éxito.

Sin embargo, la inteligencia ha ido evolucionado dejado de lado esa visión limitada del mundo militar y de la seguridad, para llegar a las organizaciones a mediados del siglo XX, cuando despierta el interés de las organizaciones por desarrollar estrategias basadas en el dominio del entorno y de las propias capacidades.

competitividad
Imagen: RPP.

Este interés por parte de las organizaciones comienza por desarrollarse en los ámbitos de la Administración y Dirección de Empresas, Mercadotecnia, Ciencias de la Información, Ingeniería, Informática, Prospectiva e Investigación de Operaciones, siendo los sectores industriales, particularmente, los más interesados en ello, por la ventaja que representa disponer de recursos de alto valor añadido en la consecución de sus estrategias.

Viendo esta situación, nos lleva a preguntarnos, ¿qué está haciendo mi organización en términos de inteligencia? O bien, ¿qué se está haciendo en mi región para favorecer el desarrollo de entornos inteligentes? Las respuestas son muy variables, especialmente en México, donde el valor a los datos, información y conocimientos aún no termina de permearse a las organizaciones públicas y privadas.

En este sentido, para terminar con esas preguntas, basta con ver cómo las organizaciones referentes a nivel internacional basan actualmente sus estrategias en procesos de decisión participativos, en los cuales, se utilizan grandes cantidades de datos, información y conocimientos, con la intención de poder establecer escenarios ajustados a la realidad, aunque esto pueda parecer imposible, después de ver lo que ha pasado con el COVID-19.

Sin embargo, la situación del COVID-19 es el doble refuerzo a la necesidad de promover entornos y organizaciones inteligentes, ya que, sin los recursos adecuados, resulta complicado identificar, desarrollar y desplegar acciones que nos permitan paliar este tipo de situaciones, o en su defecto, preverlas.

trabajo grupal
Ilustración: Ahlefeldt Laurvig.

Viendo todo lo anterior, resulta clave para la competitividad de las regiones establecer mecanismos que permitan el desarrollo de entornos y organizaciones inteligentes, participativas y comprometidas con la mejora de la competitividad local y regional, especialmente, cuando nos enfrentamos a escenarios en los cuales, el encadenamiento local, la promoción del talento y la innovación son claves para la supervivencia, no sólo del tejido empresarial, sino del propio tejido social.

Finalmente, es importante tener presente que el punto de partida no es exclusivamente la organización, ya que podemos ser nosotros mismos los responsables del cambio, buscando un mayor dominio del entorno, entendimiento de la realidad y el constante compromiso por el valor añadido desde nuestra posición, independientemente de si ésta es en una organización pública o privada, siempre y cuando seamos capaces de compartir y promover una cultura basada en los datos, información y conocimientos.

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