Internacional

Lecturas para navegar

Lectura: 2 minutos

Me gusta leer, en verdad no puedo estar un día sin leer algo, unas pocas páginas, un par de capítulos. Leo no necesariamente en orden, ni tampoco una sola vez un mismo texto. Releo, me detengo, hago una pausa, no siempre breve, y regreso al relato o la idea que quedó suspendida.

Leo para hacerme preguntas, me zambullo en textos que a veces me atrapan y otra me aburren; no me importa, la mala literatura es tan fundamental como aquella que nos deslumbra. Es más, los gustos literarios son contradictorios, opinables, rebatibles y, sobre todo personales. Como con la música, el universo de registros posibles es dinámico e infinito. Palabras y notas pueden, indistintamente ser ruido o dar forma a una ecuación perfecta de armónicos o ideas.

Me zambullo en las páginas porque me gusta su olor y su textura; pero también me fascina la plasticidad de los libros en versión digital que me permiten buscar referencias y explicaciones inmediatas en buscadores y páginas de crítica, las que se encuentran, en mi pantalla, a un clic. Cada vez que pulso ésta o el teclado, una nueva puerta se abre y allá voy, me pierdo gozosamente y puedo vagar por horas por variaciones sobre lo mismo, explicaciones contradictorias, hipótesis absurdas o descubrimientos magníficos entregados por nuevas voces o relecturas frescas de un autor u obra que casi había olvidado.

importancia de leer
Imagen: Michelle Pereira.

Tengo amigos escritores, un padre poeta, una madre ensayista y una compañera de vida novelista. ¿Tenía escapatoria?, probablemente no. Pero si ninguno de ellos hubiera existido en mi vida, estoy seguro que igual habría elegido a la literatura, al pensamiento, a la imaginación y a la creatividad como las piedras angulares para respirar. Porque eso es justamente lo que el lenguaje nos permite hacer: respirar.

Estamos hechos de palabras, somos palabra; nos constituimos gracias a ellas, nos explicamos en ellas, discutimos gracias a ellas; amamos y odiamos usándolas a veces como mariposas y otras veces como rocas que vuelan por los aires. Somos fonemas y grafemas, sonidos y formas.

Leo textos y leo personas; traduzco e interpreto, ellos hacen lo mismo conmigo. Hoy cuando claramente no se entiende demasiado el presente, ni mucho menos se controla el devenir; más que nunca hay que contar con una buena cartografía para el siglo XXI. En la era de la tecnología y la robotización el lenguaje sigue siendo el rey. Para leer los mapas del futuro habrá que, necesariamente, volver a leer.


También te puede interesar: En busca de nuevos horizontes.

China-Estados Unidos: competencia en innovación tecnológica

Lectura: 3 minutos

La competencia entre Estados Unidos y China –analizada desde múltiples perspectivas en esta columna– sigue viento en popa: como ejemplo, y según estimaciones propias con base en el banco de datos del COMTRADE de las Naciones Unidas, el escalamiento tecnológico del comercio de China ha sido espectacular. Si hasta 1996 más del 50% de las exportaciones chinas –el principal exportador global– fueron bienes de consumo, los bienes de capital aumentaron su participación de niveles inferiores al 10% en la década de los noventa al 26.05% en 2018. Este proceso también se ha reflejado con socios comerciales: en 2018 el 30.91% de las exportaciones chinas a Estados Unidos fueron bienes de capital (y menos del 10% hasta la década de los noventa); para el caso de México, las importaciones de bienes de consumo provenientes de China cayeron del 32.98% del total importado desde China en 2000 al 14.72% y, como contraparte, se observa un drástico incremento en los bienes de capital, del 23.33% en 2000 al 32.80% en 2019.

Los aspectos son relevantes para comprender el reciente documento del United States Patent and Trademark Office (USPTO) sobre China publicado en enero de 2021. El documento es significativo en cuanto a que reconoce el esfuerzo de China sobre marcas registradas y patentes a nivel global –tema analizado a detalle en la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China– y en su competencia con Estados Unidos: en 2019 en China se recibieron 7.8 millones y 1.5 millones de registros de marcas registradas y patentes, respectivamente; las solicitudes de patentes en 2019 fueron por primera vez superiores a las estadounidenses, lo reconoce la USPTO. Desconcierta a la USPTO la dimensión y dinámica de las marcas registradas y patentes chinas.

Desde la perspectiva de la USPTO los avances chinos son relevantes, pero cualitativamente cuestionables: su escalamiento tecnológico –en términos de marcas registradas y patentes– es particularmente resultado (sin mayor distinción cualitativa o cuantitativa) de “factores no-mercantiles” (non-market factors). La USPTO critica la cantidad de marcas registradas y patentadas de China –y mayor a la estadounidense– por los subsidios otorgados por parte del sector público, las directrices por parte del sector público a sus empresas –casos recientes en donde se les exige a las empresas públicas aumentar en un 50% las solicitudes de marcas registradas–, las solicitudes de “mala fe” –mediante las cuales las empresas no buscan su efectivo uso o incluso distinguirse de sus aparentes productos o servicios originales– y, por último, el registro de marcas registradas que no se utilizan por parte de empresas legítimas (unused trademarks): empresas chinas y transnacionales que registran en múltiples ocasiones sus marcas y patentes ante posibles diferencias (se señala el caso de Sony que solicitó en varias ocasiones en China su marca registrada).

china innovacion
Imagen: China Link.

El debate anterior es de la mayor relevancia desde múltiples perspectivas. Por un lado, refleja el reconocimiento y preocupación por parte de Estados Unidos de la creciente y efectiva competencia por parte de China: la competencia es de la mayor relevancia ante el aparente liderazgo estadounidense y depende de cadenas globales de valor específicas en las que China pudiera tener liderazgo (autopartes, electrónica, baterías eléctricas, proyectos de infraestructura, inteligencia artificial, etc.) vs. en otras donde el liderazgo estadounidense todavía es relevante (cadenas globales de valor como el financiero y crediticio, automotriz y otros). No menor es la falta de reconocimiento de un modelo de crecimiento y desarrollo en China con base en su propio sector público bajo el liderazgo del Partido Comunista de China –y en un proceso de competencia entre empresas del gobierno central, provincias y estados– que representan alrededor del 45% del PIB de China. Es decir, no es posible imaginarse una República Popular China sin la omnipresencia del sector público en China, ni en la generación de empleo, PIB, CyT, innovación ni registros de marcas ni patentes.

Lo anterior nos invita a reflexionar sobre procesos de innovación –marcas registradas y patentes en este caso– a nivel global y los debates actuales entre Estados Unidos y China y de la mayor trascendencia para América Latina y el Caribe y México. Pareciera que para la USPTO el único criterio de generación de innovación es el mercado y en contraposición a la experiencia China; ojalá y algún país latinoamericano se acercara a la innovación china en cantidad y calidad, incluso en términos agregados regionales.

Los aspectos anteriores, por otro lado, no son sólo conceptuales y de la mayor trascendencia en la región y en México en cuanto al potencial del sector público (más allá del mercado). ¿Sólo el mercado genera innovación, marcas registradas y patentes? El caso chino pareciera discrepar.


También te puede interesar: China-Estados Unidos: ruptura financiera.

Leonora Carrington: de Inglaterra a México

Lectura: 6 minutos

México se convirtió en un lugar de acogida para miles de refugiados españoles tras la caída de la República en 1939, pero también lo fue para numerosas personas que huían de la invasión alemana de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. El cuerpo diplomático mexicano ayudó a mucha gente otorgándoles documentos y protección para que pudiesen empezar una nueva vida. Una de las personas que llegó a México en 1942 fue la pintora y escritora inglesa Leonora Carrington (1917-2011). Fue en su país de acogida donde pudo continuar desarrollando su obra y se convirtió en una de las artistas más importantes del siglo XX. La escritora Elena Poniatowska le dedicó una magnífica biografía: Leonora (2011).

Carrington formó parte del Movimiento Surrealista a finales de la década de 1930. Llegó a París en 1937 cuando el movimiento todavía seguía teniendo mucha fuerza. La artista británica inició una relación con Max Ernst, pero cuando el ejército alemán invadió Francia, Ernst fue detenido debido a su nacionalidad alemana y Carrington tuvo que huir a España donde estuvo ingresada en un sanatorio en Santander. Finalmente, pudo llegar a México, gracias al diplomático y escritor Renato Leduc. Allí obtuvo la nacionalidad y encontró un lugar que le inspiró enormemente para realizar sus obras, ya que Carrington con una inclinación siempre hacia lo onírico y lo imaginario, encontró una fuente de inspiración en la cultura mexica y maya.

Leonora Carrington nació en 1917 en una rica familia dedicada a la industria textil. En la sociedad de entonces, la educación de las mujeres de la alta sociedad consistía básicamente en prepararlas para el matrimonio. Eso es lo que parecía a lo que estaba destinada la joven Leonora, pero ella se rebeló contra esas costumbres sociales. Acudió a numerosas escuelas en Inglaterra, en las que nunca se sintió a gusto y de las que fue expulsada; también asistió a “escuelas de señoritas” y de “buenos modales” en Florencia y en París donde se aburrió inmensamente. A los 18 años de edad fue presentada en sociedad en Buckingham Palace, pero ella estuvo leyendo un libro durante todo el evento, demostrando definitivamente que las rígidas normas británicas no estaban hechas para ella. Poco después convenció a su familia de que pospusieran los planes de su matrimonio y la dejasen estudiar en la Academia de Bellas Artes Ozenfant, fundada por el pintor cubista francés Amédée Ozenfant en Londres.

En 1936 asistió a la Exposición Internacional Surrealista celebrada en Londres; fue ahí donde se sintió enormemente atraída por dicho movimiento, ya que expusieron diversos artistas, entre los que se encontraban: Alberto Giacometti, Salvador Dalí, Joan Miró, René Magritte, Wolfgang Paalen, el escultor Henry Moore y, desde luego, Max Ernst. A Ernst lo conoció en una cena en 1937 y un año después volvieron a verse en París donde iniciaron su relación, misma que su familia no aprobó; Leonora tenía 20 años y Max Ernst 47. La pareja vivió en una casa en Saint-Martin d’Ardèche al sur de Francia. Carrington no se sintió del todo a gusto al lado de los surrealistas, ya que consideraba que eran bastantes machistas pues muchos de ellos concebían a las mujeres como meras musas y  no como artistas. En una entrevista de 1983 afirmó: “No tuve tiempo de ser la musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista”. En aquella época destacó con cuadros como: Autorretrato (1938) o Retrato de Max Ernst (1939).

green tea
Green Tea (1942), del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

Pero la felicidad con Max Ernst no duró mucho, ya que en 1939 Francia y Alemania se declararon la guerra y el pintor fue detenido por ser alemán, a pesar de sus ideas antinazis. Con el ejército nazi invadiendo el país, Carrington se vio obligada a  huir hacia España a través de Andorra, acompañada de unos amigos ingleses mediante salvoconductos conseguidos por su padre. En esta situación, sufrió un colapso nervioso, por lo que fue internada en un sanatorio de Santander por mediación de su familia. Estuvo seis meses de 1940, sufriendo un tratamiento durísimo a base de cardiazol; pero lejos de perder la razón, Carrington aguantó este tiempo haciendo uso de su imaginación, creando un mundo mágico que le salvo de caer en la locura. Estas vivencias fueron plasmadas en uno de sus primeros libros: Memorias de Abajo,  publicadas en 1943.

Finalmente, se fue del sanatorio y viajó a Madrid con una enfermera; al llegar le informaron de que su progenitor la iba a enviar a una clínica de Sudáfrica. Por suerte en la capital española se encontró con Renato Leduc –a quien conocía desde hacía un tiempo– y después de explicarle su situación, le dijo que le buscara en la embajada mexicana en Lisboa. Leonora ya iba con destino a la capital portuguesa a tomar un barco para su nuevo destino, pero al llegar el tren a la estación lisboeta, se escapó de sus acompañantes, se subió a un taxi y fue directa a la embajada mexicana, donde trabajaba Leduc. Se casaron, así Leonora pudo irse a México, aunque antes estuvieron unos meses en Nueva York, llegando a su nuevo país de acogida en 1942. En la capital portuguesa se había encontrado con Max Ernst, quien había conseguido ser liberado gracias a la mediación de Peggy Guggenheim, con la que se casó poco después de llegar a Nueva York.

Cocodrilo de Paseo Reforma
Cocodrilo de Paseo Reforma (Imagen: MX City).

Fue en México donde Leonora pudo seguir con su carrera y vivir en libertad, junto con otros tantos artistas surrealistas exiliados, como el poeta Benjamin Péret, la pintora Remedios Varo, el pintor Wolfgang Paalen, el director Luis Buñuel, Alice Rahon, entre otros. Además se les sumaron algunos artistas latinoamericanos influenciados por el movimiento: Gunther Gerzso, Octavio Paz, al igual que el poeta y pintor peruano César Moto. También se relacionó con Diego Rivera y Frida Kahlo. Los surrealistas encontraron en México un país dónde poder desarrollar su obra, influenciadas por el arte indígena y el paisaje del país. André Bretón había considerado a México en 1938: “el país más surrealista del mundo”. 

Carrington se divorció de Leduc en 1943, se instaló en la Colonia Roma, obtuvo la nacionalidad mexicana y se casó con el fotógrafo húngaro Emerico Weisz, con quien tuvo dos hijos. En México encontró nuevas fuentes de inspiración, mezclándolas con las historias de su infancia en Inglaterra –incluyendo leyendas celtas–: el esoterismo, el misticismo, la astrología, leyendas, su imaginación y animales; era una gran amante de los gatos y realizó numerosas obras en las que aparecen. Leonora siempre fue por libre como artista y nunca le gustó que lo relacionasen con ningún movimiento artístico oficial, como el Muralismo Nacionalista que había en México cuando ella llegó y, aunque hubiese formado parte del Movimiento Surrealista durante su estancia en Francia, en su país de acogida fue por una vía más independiente.

Leonora Carrington desarrolló una carrera impresionante en México, donde se distinguió en diversas disciplinas, no sólo en la pintura, también en la escultura y literatura. Realizó pinturas tan famosas como: Green Tea (1942), La casa de enfrente (1945), El gato (1951), Quería ser pájaro (1960), o el magnífico mural que realizó para el Museo Nacional de Antropología en 1964, El Mundo mágico de los mayas. Más tarde, empezó a realizar esculturas en bronce –ya había hecho alguna con anterioridad–, muchas de ellas basadas en animales, tales como: El gato sin botas, La barca de las grullas, El gato de la nocheLa Dragonesa.  En el Paseo de la Reforma, junto al cruce con la  Calle Havre, se pude admirar la impresionante escultura Cocodrilo, donada por la artista a la Ciudad de México en 2000. 

Muchas de las esculturas de Leonora Carrington, están hoy en el Museo que lleva su nombre en la ciudad de San Luis Potosí, abierto en 2018. En la Huasteca Potosina, en Xilitla, también hay un Museo dedicado a la pintora, muy cerca del Bosque de Las Pozas o llamado Jardín Escultórico Edward James, que lleva el nombre del ciudadano británico que lo fundó, un mecenas de muchos artistas surrealistas. También la obra escrita de la artista inglesa ha sido notable, que va desde: La Mansión del miedo (La maison de la Peur, 1938), a La Invención del Mole (1960) a La Trompetilla Acústica  (The Hearing Trumpet, 1974), entre otras.

Lo cierto es que Leonora Carrington fue una artista revolucionaria, que luchó para poder tener su propia vida, libre de las ataduras de la aristocrática sociedad en la que nació. Finalmente lo consiguió muy lejos de su país, en México, lugar donde vivió alternando algunas temporadas en Estados Unidos. Allí siguió mostrando su faceta contestataria al apoyar las manifestaciones de 1968. Durante toda su vida fue una férrea defensora de los derechos de la mujer, diseñando carteles para el movimiento de liberación de mujeres en México. Falleció en Ciudad de México en 2011, dejando un legado magnífico.

liberacion de mujeres en mexico
Cartel del Movimiento de Liberación de Mujeres de México (1972) (Imagen: Portal C Cultura).

También te puede interesar: El Plan Cerdà: cómo Barcelona cambió su fisionomía.

El 2021: el regreso a la normalidad o la disrupción total

Lectura: 8 minutos

Empezando el año tuve la oportunidad de asistir al Foro Económico de una prestigiada escuela que se ubica en el sur de la Ciudad de México (este año de manera virtual por obvias razones), también pertenezco a varios comités económicos, lo que me ha permitido conocer sus perspectivas para este 2021 que recién empieza, y sus proyecciones de las cifras al cierre del pasado 2020. Hago el comentario de que mi formación es de Contador Público, pero cada día me he vinculado más y más con las finanzas y la economía, dos disciplinas que me apasionan y mis estudios posteriores se fueron vinculando en mayor medida a ellas.

Al ver en retrospectiva lo dicho en el foro el año anterior, y al ver la proyecciones de inicio del año pasado, les puedo decir que el 100% no acertó a lo que se ve que será la cifra del año del Producto Interno Bruto nacional (PIB), ni del tipo de cambio, y algo más cercana, la tasa de interés. Recuerdo alguna broma de alguien que mencionó que hubo economistas que pronosticaron hasta con dos decimales “porque tenemos sentido del humor”.

Dentro de ambos foros algún economista afirmó que había señales mixtas, “lo que realmente quería decir que su modelo dice una cosa y los datos exactamente lo contrario” –dijo un colega mío–.

Todo esto lo traigo a colación porque también algunos accionistas y consejeros de instituciones de crédito, coincidían en lo difícil que es presentar foros de perspectivas económicas para sus clientes y prospectos, cuando sus “Chief Economists”, tanto mundiales como regionales, mandan señales tan restrictivas, tan pesimistas y tan llenas de salvedades sujetas a los cambios en la ley de Banco de México, a lo que la nueva administración en Estados Unidos determine en materia energética, en lo que en materia de sustentabilidad se empuje en la agenda americana y mundial, a lo que suceda con la volatilidad del precio del petróleo, a lo que esto impacte a las calificadoras y su percepción de riesgo del soberano, a lo que suceda en México en la parte política de nuestras elecciones en este 2021, a una potencial burbuja inmobiliaria, al desempleo masivo en las industrias que están en contracción, y un “larguísimo” etcétera; lo que le permite a la mayoría de ellos ir ajustando sus proyecciones sin la necesidad de “renunciar” en caso de que la variación fuera significativa. Y es que el perfil de la mayoría de ellos está para ver los riesgos, los peligros sistémicos, mundiales y locales, y no para ver las oportunidades. Como dice uno de mis banqueros amigos, sólo acuérdate de que “los economistas han pronosticado nueve de las últimas cinco recesiones”.

disrupcion y recesiones
Imagen: Insider.

No quiero quitar ni un ápice de la utilidad de sus análisis. Al contrario. Es evidente la falta de liquidez que tienen varios sectores; la problemática que se nos viene si la pandemia se prolonga por más de lo anticipado por la llegada de la vacuna, y menos aun por la prudencia que se debe tener ante lo vivido, simplemente destaco que es muy importante tener una visión holística que nos lleve a ver no sólo una parte de la problemática, sino el “bosque en su conjunto”.

Sobre esto, hace unos días, ya en el final del año, fui invitado a participar en un programa con varios ejecutivos y directivos latinoamericanos, para evaluar “qué habíamos aprendido en este 2020”, emitido el 30 de diciembre de ese año, donde el moderador, Néstor Márquez, académico de una escuela de negocios muy prestigiada, hacía varias preguntas con objeto de darle un tono positivo y optimista a lo vivido, y una proyección de lo que vendría en este 2021.

Se me hizo un ejercicio valioso, fuera de que para muchas compañías ha sido un año doloroso, de re-invensión, de disrupción, y donde en muchos casos no se concluía con el análisis de lo importante que ha sido este aprendizaje para toda la sociedad, y principalmente, para la empresa que es la generadora de valor económico.

Dentro de los comentarios expresados, puedo destacar las siguientes aseveraciones, que a título personal, hacen los participantes, tales como:

a) No teníamos un adecuado Business Continuity Plan, Business Recovery Plan y Business Disaster Plan. En muchos casos simplemente no se tenía y se “tocó” de oído lo que se pensaba que podría funcionar. En otros, el plan quedó muy corto (y aún no se documenta lo que se ha modificado).
b) El mundo digital se veía cercano, pero nunca como un tsunami que llegaría de súbito y avasallaría con la forma anterior de operar.
c) Los negocios digitales tenían conceptualizado el marco de actuación pero no tenían prevista la manera en que estarían enfrentando, también de forma digital, los ciber ataques, los hackeos y las extorsiones.
d) Muchos negocios que empezaron a ver, primero el cambio de gobierno en 2019, y posteriormente la pandemia en marzo de 2020, detuvieron inversiones para encontrar un mejor momento de certidumbre. Ese momento nunca llegó y los tomó mal parados y con muchos rezagos.
e) Por el contrario, negocios que iniciaron su estrategia de digitalización aun empezando tarde (mismo marzo del año pasado), pero con paso sostenido, les benefició la ola y les permitió modernizar su estructura, la cual, en muchos casos llegó para quedarse.

economia pandemia
Imagen: Sacramento Bee.

f) Los planes a largo plazo se ajustaron o desaparecieron, y se vive en la inmediatez de la subsistencia.
g) Las compañías han aprendido a poner más atención a sus trabajadores, y menos a sus accionistas. Nuevas leyes (como la del tele-trabajo en México) ponen el piso de una nueva realidad. Los empleados tienen “buena memoria” y sabrán ser leales a las compañías que lo fueron también con ellos.
h) El punto anterior trae el inicio de una nueva era laboral. El empleo de tiempo completo ya no da certidumbre ni seguridad. Se necesita un “Salario Universal”, es decir, una red que proteja al trabajador ante tanta volatilidad, sobre todo quienes han estado en la formalidad y la legalidad.

Hasta aquí enlisto sólo algunas de las recomendaciones más mencionadas.

Lo expuesto anteriormente es muy relevante, porque 2021 será el año en que los Consejos de Administración de las empresas (públicas y privadas) deberán ser prestos en ajustar lo que aún se encuentre pendiente ante estos determinantes del cambio. Los órganos y sistemas de Gobierno Corporativo deben probar su flexibilidad sin olvidar el rigor en la aplicación de las políticas establecidas, para poder adaptarse con éxito.

En esta medida, como lo señala Andrés Bernal, experto en  esta materia, esto sucederá a partir de tres hitos clave:

La reformulación y fortalecimiento de los “Boards”, desde la reflexión profunda de sus miembros sobre cómo mejorar su efectividad y aporte;
Una renovación importante de miembros en asambleas de accionistas; y
La reformulación de las agendas de trabajo para lo que viene a partir de 2021.  

Aunque a nivel macro los países estarán en el desafío de la vacunación masiva, a nivel empresarial, para accionistas, directores y gerentes, la agenda será intensa en este proceso de reconstrucción derivada de nuevas expectativas de todos los grupos de interés (stakeholders), nuevas realidades en el comportamiento de clientes y consumidores, y procesos empresariales migrados por los aprendizajes de la pandemia.

“Para ello es muy relevante que se haga un ejercicio de cómo funcionaron los Consejos de Administración durante este tiempo. Si hay algo que trajo consigo la pandemia fue un renovado interés de establecer qué realmente funciona, cómo optimizarlo y garantizar que lo que hay cree valor. En este sentido, los Consejos no han sido la excepción; cada vez más las juntas directivas se evalúan, producto del interés de un director, por la recomendación de un inversionista, la exigencia de un regulador o por la propia conciencia colectiva de sus miembros”, señala Bernal.

inversiones
Imagen: Sato Kambashi.

Existen Consejos de Administración (y/o Consejos Familiares o de Dirección) que no se reunieron una sola vez en todo el año. Vale la pena revisar si son útiles y si vale la pena continuarlos.

“La evaluación de la Junta Directiva como ejercicio de auto-reflexión, sobre cómo optimizar las diferentes variables que afectan la efectividad de un cuerpo colegiado de gobierno, permite sincerar problemáticas y llegar a acuerdos sobre cómo mejorar la calidad de las decisiones”, añade.

En este 2021 y mientras dure la fase crítica de la pandemia, habrá casos donde los Consejos se reúnan una sola vez (por la revisión del ejercicio fiscal que terminó el 31 de diciembre de 2020), pero seguramente posteriormente vendrá una agenda de reuniones virtuales de accionistas. “El foco de este año no serán únicamente los porcentajes de distribución de dividendos que para muchas empresas serán más bien conservadores; la parte interesante será el nombramiento de miembros de juntas directivas. Diversos inversionistas internacionales y proxy advisors ya han hecho su planteamiento sobre los criterios para elegir o reelegir directores. A grandes rasgos, criterios de diversidad y compromiso mandarán este año. Los temas clave serán la agenda de integración de mujeres a los Consejos; el compromiso demostrado por el director en su gestión (por ejemplo, Blackrock considera que no votará por directores que hayan faltado a más del 25% de las sesiones del año anterior); y el cuidado con el “overboarding”, es decir, no votar por aquellos miembros pertenecientes a muchas juntas, lo que impediría su compromiso, disponibilidad y responsabilidad. Por otra parte, y para todo tipo de empresa u organización empresarial, hay que prepararse para que estas asambleas traigan consigo cambios profundos en la composición de los Consejos”, puntualiza Andrés Bernal.

Desafortunadamente, durante un año más, seguirá pendiente la actualización de los modelos de remuneración de los directores. En un contexto de resultados financieros mermados por la pandemia, y consecuentemente bajos niveles de dividendos, no se tendrá un buen “ambiente político” para mejorar los desmejorados modelos de remuneración. Sin embargo, cambios en muchos directorios se presentarán en las asambleas de 2021. 

reanudacion
Imagen: We Forum.

Con nuevos directores nombrados, se activará la necesidad de repensar las agendas anuales de trabajo de las juntas directivas. Las agendas anuales tendrán que actualizarse con nuevos temas ESG (temas ambientales, sociales y de governance), de transformación tecnológica y una tendencia de lo que se conoce como el “capitalismo de los grupos de interés” (stakeholder capitalism, conscious capitalism, entre otras tendencias asociadas).  

Esto conducirá a que los directorios tengan que complementar sus análisis estratégicos con miradas más comprensivas e integrales, donde los “mapas de grupos de interés” serán claves para asegurar una mirada holística de la organización.

La prevalencia será sin duda en la parte estratégica, donde ya no se verá como algo estático y anquilosado, sino muy dinámico y donde el concepto de innovación en su sentido más simple (cambios orientados a la efectividad y funcionalidad para el usuario) serán fundamentales en la gestión empresarial si se quiere lograr la sustentabilidad.

Es momento de olvidar de dónde venimos, sino más bien, de reflexionar a dónde queremos ir, para lograr un mejor futuro para nuestras empresas, para nuestros estados y países en su conjunto.

Y es que al final del día, no hay nada más difícil que predecir el futuro, pero quizá lo podamos tomar en nuestras manos. Valga reconocer que así como hubo sectores que fueron muy afectados y caerán abajo del PIB del 2020, también hubo otros que amortiguaron su impacto y mostraron su resiliencia gracias a su estupenda gestión; el 2021 será un año que continuará poniéndonos a prueba, pero que, con algo de suerte,  tendremos un poco de viento a favor.


También te puede interesar: Los efectos de la migración y las remesas en México.

La Insurrección en el Capitolio

Lectura: 3 minutos

La mayoría de los analistas políticos y líderes mundiales se han volcado en condenar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por promover entre sus votantes una “insurrección” contra el Poder Legislativo, cuyo asiento es el imponente edificio del Capitolio, y han llegado a límites extremos, como decir que el objetivo era “asesinar” a representantes  –en México conocidos como diputados– y senadores, el mismo día, seis de enero, en que se llevaba a cabo la certificación del triunfo de Joe Biden y Kamala Harris, por parte de ambas cámaras, presidida, como lo señala la ley de aquel país, por el vicepresidente Mike Pence; en este caso, que unas horas después de los disturbios realizó con la mayor serenidad, como lo muestran las tomas televisivas, de un acto meramente protocolario que en ocasiones anteriores pasaba desapercibido.

Por otra parte, el Partido Demócrata ha aprovechado para llevar abundante agua a su molino y aprobar a escasas horas de que el presidente Trump termine su mandato el 20 de enero, por segunda vez, el impeachment, equivalente en México a nuestro juicio político, usado, dicho sea de paso, en raras ocasiones. Nancy Pelosi, presidenta de los demócratas en la Cámara de Representantes, se ha subido a la trompa de la locomotora para tan desafortunadas acciones, en las cuales ni el tiempo, las circunstancias y las posibles y futuras reacciones de los seguidores del vapuleado presidente norteamericano, sean tomadas en cuenta. Cualquiera de estas acciones sólo equivale a echar más fuego al infierno político y mediático desencadenado por la toma de las oficinas capitolinas.

impeachment
Imagen: NBC News.

Evidentemente Trump no ha sido ni buen presidente ni mejor estadista, a lo cual está obligado por tratarse de una de las naciones más poderosas del mundo por su enclave industrial militar que posee y cabeza visible del imperio financiero que les tocó vivir a las generaciones del siglo XX y lo que va corriendo del XXI. Sus agravios no sólo a México, sino a otras muchas naciones, por múltiples razones, lo retratan como racista, belicoso de palabra y obra, hombre sin escrúpulos, sometido más a los instintos que a las reflexiones y las que se quieran agregar, según la perspectiva de la cual se le juzgue por su malbaratado mandato.

Pero no hay que olvidar que fue electo presidente mediante el arcaico voto de los Colegios Electorales, y que en la pasada elección más de 70 millones de norteamericanos le otorgaron su voto, porque representa al llamado americano feo, que tiene sus valores morales basados en motivos religiosos, sociales, económicos y políticos, enraizados profundamente en la sociedad estadounidense, desde los campesinos ignorantes y pobres, miembros del Ku Klux Klan y poderosos empresarios, estos últimos  obedeciendo a una historia de rapiña, éxito personal, lucro exorbitante, crímenes abominables –no hay que olvidar los lanzamientos de bombas atómicas en la mal llamada Segunda Guerra Mundial, sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, por el presidente Harry S. Truman, en agosto de 1945, que costó  la vida de más de 246 mil seres humanos, y la guerra injusta contra México de 1847-1848 en tiempos del presidente James Knox Polk, que nos despojó de más de la mitad del territorio nacional independizado, por poner sólo dos ejemplos–, abuso internacional de su fuerza, saqueo mundial de recursos naturales y un largo etcétera. Trump es un producto de esta sociedad real, que ha colapsado en la alborada de este siglo. Su división está a la vista. Los seguidores de este personaje histórico darán mucho que hablar porque ahora tienen el líder que buscaban.

incurreccion capitolio
Imagen: News Day.

A todo lo anterior, y a unas cuantas horas de que termine el periodo presidencial de Trump, hay que agregar a este suceso la aprobación por parte de la Cámara de Representantes el desafuero político de este presidente, pendiente de la negativa o, en su caso, de la confirmación de la Cámara de Senadores, el blindaje del capitolio y la Casa Blanca por más de 20 mil elementos de la Guardia Civil, la investigación a varios Senadores como parte de la conspiración de la insurrección, la amenaza de formar un movimiento nacional contra el próximo presidente Biden y dislocar las instituciones del régimen estadounidense.

Ante tal panorama, la democracia norteamericana se encuentra en jaque. El expectante presidente Biden no la tiene fácil en medio de la madre de todas las crisis yanquis. La lucha por legitimarse ante casi la mitad de los ciudadanos norteamericanos votantes es tan urgente como erradicar los estragos causados por la pandemia del coronavirus y los conflictos de su economía.


También te puede interesar: Las apariciones de la Virgen de Guadalupe (Segunda Parte).

¿Qué hacemos con Estados Unidos?

Lectura: 4 minutos

Como en El aprendiz de brujo de Goethe, que al jugar con magia se le revirtió hasta sufrir todos los males, el Estado más poderoso e influyente de la escena mundial se asoma al umbral del caos a horas de renovar su poder Ejecutivo. Unos hablan de la “Extinción funcional” de la superpotencia, otros, de una “Segunda Revolución” tras el asalto de grupos armados de derecha al Capitolio y algunos anticipan el fin del voto en ese país.

Algo es obvio: las huestes que acicateó el magnate son los parias de la globalización y Joseph Robinette Biden debe verlos y atenderlos, pues por primera vez en la historia el desafío al orden establecido no provino de terroristas de otras latitudes, sino del corazón de la superpotencia.

Dos preguntas rondan en el mundo: ¿Por qué escaló la violencia a tal nivel en los Estados Unidos de América si son riquísimos en recursos, ejercen enorme influencia global y detentan enorme poder militar? ¿Qué habremos de esperar los vecinos y socios de ese actor clave del juego geoestratégico? Toda respuesta, remite a sus contradicciones.

1. Estados Unidos es un poder global con intereses globales. Parece impensable que este país, protagonista indiscutible –numérica y tecnológicamente– como súper fortaleza militar, esté en riesgo por la acometida de un puñado de supremacistas y los llamados Grupos de Odio.

estados unidos y grupos de odio

En octubre, el ex miembro del Cuerpo de Marina, Dakota Wood, criticó al Congreso por no aprobar mayor presupuesto. Alegó que China, Rusia, Irán y Norcorea, entre otros, han invertido en modernizar sus fuerzas y equipos con tecnologías modernas mientras que Estados Unidos tiene “capacidad marginal” para defender al país y sus intereses.

Sin embargo, el índice del Global Fire Power (Pwlndx) sitúa en el primer lugar del rating a Estados Unidos, con puntuación 0,0606 (donde el rango 0.0000 se considera “perfecto”) por su capacidad de fuego: con 2,260,000 de personal militar, 1,400,000 en activo.

2. Los costos directos de las principales guerras que mantiene en el exterior (Irak y Afganistán) totalizaron más de 1.9 billones de dólares en el Año Fiscal 2018, según estadísticas oficiales. Sin embargo, 15.1% de su población vive bajo la línea de pobreza (Censo del 2010), eso significa que más de 5 millones de estadunidenses viven en precariedad.

estadounidenses en precariedad
Foto: Thomson Reuters.

Y recordé que la primera vez que vi a un homeless fue en aquel país, buscando sobras de comida entre unas limusinas cuyos choferes mantenían encendidas mientras sus empleadores asistían a un concierto.

3. Hoy Estados Unidos escenifica el mayor impacto letal de la pandemia por SARS-CoV-2, con más de 23.1 millones de casos y 386 mil decesos. La ruptura de las cadenas de suministro por la crisis sanitaria indujo una caída del PIB de 31.4% y enorme desempleo.

Además evidenció la disparidad en acceso a la salud, apenas 17% tiene seguro médico. Empero, nadie cree que pese a ese efecto socio-económico llegue el fin del capitalismo en la potencia.

4. Estados Unidos posee la más poderosa economía tecnológica. Sus empresas están a la vanguardia de avances en electrónica, farmacéutica, aeroespacial y militar, juegan un rol tan crucial para el crecimiento de la economía que contribuyen sustantivamente al PIB.

Paradójicamente, por primera vez en la relación entre el Ejecutivo y las corporaciones, las tecnológicas de la comunicación vetaron el mensaje de Trump que alentaba a sus partidarios en su irrupción al Capitolio. Ese poder supranacional marca un hito en el debate del futuro entre el Estado y el capital privado.

grupos paramilitares
Foto: Slate.

5. Estados Unidos posee reservas probadas de petróleo de unos 36,520 millones de barriles diarios (contra 12 mil millones de México), que le garantizan autonomía en ese rubro tras haber desarrollado el fracking.

Aunque aún importa hidrocarburos fósiles del exterior, es el país de mayor influencia en las políticas energéticas mundiales y, a la vez, el mayor emisor de CO₂ por consumir combustibles fósiles. A la vez, su extenso y rico territorio sufre de grave contaminación del agua por pesticidas y fertilizantes.

En la zona occidental eso limita cada vez más el acceso a agua natural y su administración ya es un asunto delicado. También sufre efectos negativos por deforestación, minería expansiva, desertificación y pérdida de especies en peligro.

6. Estados Unidos es el tercer país con más habitantes (332,6 millones) y quinto en superficie. Es una república federativa de 50 estados un distrito y una quincena de zonas dependientes, entre ellas Puerto Rico, Midway y Guam.

Su composición étnica es diversa: 72.4% blancos; 12.6% negros, 16.3% latinos, 4.8% asiáticos y 0.9% amerindios y nativos de Alaska, entre otros. No obstante, entre los factores que más polarizan a esa sociedad, el de la raza es el principal, según la encuesta del Pew Research: Discriminación y Prejuicio (Octubre, 2020).

Ahí, 38% de adultos admitió que experimentó al menos un acto de discriminación, recibió calificativos ofensivos o fue criticado por hablar en otro idioma en público. Incluso 33% de simpatizantes del Partido Republicano admitieron que esa situación debe cambiar.

El sondeo refiere que a la mitad de los latinos –cuyos aportes a la economía de Estados Unidos lo convertiría en la octava economía mundial, estimados en 2.3 mil millones de dólares–, les preocupa su lugar en la sociedad estadounidense y experimentan discriminación diaria.

Pese a esa sistemática ofensa a su origen étnico, latinos, asiáticos, afroamericanos en Estados Unidos, nunca se han planteado destruir las instituciones o centros estratégicos de la potencia.

En contraste, lo que sucedió en Washington el 6 de enero, fue la expresión airada de agrupaciones nutridas con odio y repudio contra el gobierno, como las autodefensas de los Three Percenters, que según el Southern Poverty Law Center son de los más numerosos y potencialmente peligrosos en aquel país.

No olvidemos: fueron incitados ante un improbable despojo, por lo que Peter Baker habló de una turba en la ciudadela de la democracia que derrumbó el mito de la excepcionalidad estadounidense. Nos quedamos con el mensaje del capellán del Congreso: Las tragedias recuerdan que las palabras importan y que el poder de la vida y muerte reside en la lengua.


También te puede interesar: 75 años de Naciones ¿Unidas?

En busca de nuevos horizontes

Lectura: 2 minutos

Cuando la anormalidad se vuelve cotidiana no sólo se comienza a perder la capacidad de asombro, sino que, también, aparece una suerte de zona de confort en la que, a pesar de los malestares y dolores experimentados, surge un conformismo funcional al temor de que nuestras expectativas nuevamente se vean truncadas. Entonces la creatividad entra en receso, aparece el callamiento y el silencio se apodera de los sueños. La inercia de la autocomplacencia o la resignación se instala, convenientemente, en nuestras cabezas, manteniéndonos en cómoda pasividad, mientras la historia se sigue sucediendo, llevándose, como en un tsunami, todo lo que tiene por delante.

Se trata de una posición de comodidad psíquica, a través de la cual evitamos enfrentarnos al espejo de nuestra memoria. No es que no queramos saber de nuestro pasado, lo que no queremos es hacernos responsables de éste. Del mismo modo, intentamos no comprometernos mayormente con el futuro, ya que hacerlo implica, una vez más, asumir la responsabilidad de fallarnos.

La pérdida del sentido de comunidad asociado a las utopías que nos acompañaron durante buena parte del siglo XX nos ha ido dejado en una posición de orfandad, no tenemos un padre ni una madre ideológicos que nos den seguridad. Ya no tenemos al socialismo, ni al humanismo cristiano, ni al colectivismo. La socialdemocracia y el libre mercado hace tiempo que nos desilusionaron.

anormalidad
Imagen: Yeoman.

A nivel mundial hay un recrudecimiento de la intolerancia, el fundamentalismo, el nacionalismo y el matonaje en nombre de la misma democracia que tanto se desdeña. El presentismo, la inmediatez tecnológica, hacen que muchos hayan comenzado a volver a creer que saltarse los procesos democráticos resulta más efectivo que someterse a la reflexión, a pensarnos individual y socialmente, a planificar. En la era de la inmediatez, la premura, es una moneda de cambio. 

El presentismo hace perder la capacidad de análisis. Se pone en el mismo plano una emoción, un hecho relatado por decenas, cientos y hasta miles de ecos en redes sociales, que una teoría construida con fundamentos. Se confunde correlación, con causalidad; se pretende transformar una opinión en una tesis.

Entonces, ¿qué nos queda por hacer cuando la anormalidad se hace cotidiana dejándonos suspendidos, atónitos y desorientados? Elegir.

Siempre podemos optar entre la queja, la anestesia y la resignación; la rabia, la envidia por la supuesta “normalidad” de la vida de los otros y la pulsión destructiva y refundacional. Pero así también, podemos buscar nuevos horizontes, desconocidos e inseguros, pero que pueden darle un nuevo impulso a nuestras vidas. Que pueden iluminar, con nuevas ideas y soluciones, la monumental transformación de lo que entendíamos por normalidad y que estamos experimentando.

La fuerza de voluntad y la valentía son el combustible que nos permitirá salir de la planicie psíquica y de la tristeza angustiosa que subyace en estos tiempos tan difíciles de entender.

Ya lo dijo Churchill: “Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa”.


También te puede interesar: Gracias Donald Trump.

El loco imaginario

Lectura: 5 minutos

—Buenos días. Dígame, ¿a quién viene a visitar? –dijo la enfermera.

—No vengo a visitar a nadie. Vengo a internarme voluntariamente.

—¿Sabe usted que está en un manicomio?

—Precisamente.

—Entenderá que no podemos aceptar a cualquiera así como así. Tendrá que hablar con la doctora.

—Por supuesto. Ya me esperaba que tendría que pasar algún trámite burocrático.

—Espero que también sea consciente de que, una vez dentro, no es tan fácil salir.

— Lo sé, pero como no quiero salir, eso no me importa. Y antes de que lo pregunte, dispongo de medios sobrados para llevar una vida digna allá afuera, por si piensa que lo hago porque no tengo donde caerme muerto.

—Bueno, siéntese en aquel sillón mientras llamo a la doctora Ortiz.

Para pasar el rato, Rubén cogió una revista médica. Le llamó la atención un artículo de la OMS sobre la prevención de suicidios; una de las mayores causas de muerte no natural en el mundo. Según el artículo, los países debían estudiar los medios empleados por los suicidas para ponerles trabas, ya que, en muchas ocasiones, la decisión era fruto de un calentón mental. La idea era que, al serle más difícil el acto, el suicida recapacitase. O sea, que, según estos expertos, hay que hacer desaparecer la herramienta, llámese insecticida o pastillas, en lugar de abordar las razones del individuo. No soy ningún experto, pero me parece que por ese camino poco haremos, pensó mientras depositaba la revista en la mesilla. Al alzar la mirada, se encontró a su lado a la doctora, que se había acercado sin que él se percatase.

imaginario
Imagen: Guim.

—Rubén Amancio Pradera.

—Soy yo.

—Hágame el favor de acompañarme.

Avanzaron por un pasillo mal iluminado y a medio camino entraron en un despacho amplio con un sofá doble y un sillón a mano izquierda y, al fondo, un escritorio con una silla. Un par de estanterías con libros de psicología en las paredes laterales completaban el mobiliario. Tras entrar, la doctora invitó a Rubén a que sentar se en el sofá mientras que ella hacía lo propio en el sillón.

—Le voy a ser sincero. Desde mi punto de vista profesional, el simple hecho de que quiera ingresar en este centro denota que, en efecto, usted no está en pleno uso de sus facultades mentales– soltó la doctora a bocajarro.

—Me alegro de que coincidamos tan rápido en el diagnóstico– dijo Rubén contento.

— No obstante, como se podría tratar de una broma de mal gusto, tengo que conversar una hora con usted antes de rellenar los formularios de ingreso.

—¡Qué disgusto!

—No se preocupe. Sólo será un ratito y para facilitar las cosas dígame. ¿Por qué cree que debería estar aquí?

—Pues verá, la cuestión es muy sencilla. Desde hace varios años he notado que no comprendo este mundo. Durante mucho tiempo he pensado que los demás eran los equivocados, pero finalmente he llegado a la conclusión de que soy yo el que está apartado de la realidad, y por eso he venido aquí.

—¿Qué es lo que no comprende?

loco imaginario
Imagen: Inci.

—Yo he vivido la mayor parte de mi vida en un sistema en el que se premiaba la fidelidad del trabajador para con su empresa, en el que aspirábamos a salir adelante con lo necesario pero sin grandes pretensiones y esperábamos que nuestros hijos y sobrinos llegasen más lejos. Nunca nos faltaba trabajo y cuidábamos de nuestros mayores. Ahora se nos acusa de desquiciar la economía por el simple hecho de vivir demasiado, tener un trabajo de 800 euros es ganarse la lotería y reina el individualismo en todo el mundo.

—Su mundo tampoco era el edén. Vivían con el temor constante de una guerra atómica y en muchos países había dictaduras genocidas, por no contar con los horrores de la Segunda Guerra Mundial que ocurrió en su infancia.

—Sí, es cierto, todo eso existía pero no imperaba la estupidez como en nuestros días.

—¿A qué se refiere?

—Podría hacer una larga lista. Pero sólo citaré tres ejemplos: antes de la aparición de las redes sociales nadie se habría atrevido a decir que la tierra es plana. Hoy no sólo lo aseveran miles, sino que hasta hacen sus congresos. Lo mismo pasa con las mascarillas desde hace años. Sabemos desde que surgió el COVID y sus derivados, han sido una herramienta muy útil para combatirlo. Pues bien, ¿no hay quienes muy estúpidos siguen haciendo sus manifestaciones sin guardar distancia ni cubrirse la boca? Pero eso no sería nada si no fuera porque estamos corriendo desbocados hacia nuestra propia destrucción, o mejor dicho, la del planeta, y lo único que pensamos es “ya le tocara a otro. Yo voy a librarla.” Y si los que hablaran fueran viejos como yo, aún lo entendería, pese a su egoísmo, pero esa es la forma de hablar de jóvenes de 30 años que tienen hijos y les importa una mierda el futuro de sus vástagos, y además, a qué chingados viene ese afán por competir si al final sólo unos pocos se van a llevar el provecho de ese sudor y por unos cuántos años.

Rubén se detuvo jadeante para tomar aire, pero en lugar de continuar su perorata simplemente agregó:

—En fin, ya ve cómo me pongo sólo pensando en esas cosas. Durante mucho tiempo, pensé que los demás eran los locos, pero he llegado a la conclusión de que el orate soy yo si los demás aceptan este sistema sin rechistar.

La doctora se quedó mirando fijamente a su interlocutor. Él agachó la mirada. Sabía que ella estaba analizando su testimonio para finalmente dictar su sentencia.

 salud mental
Imagen: Nexos.

—Lo siento, pero no podemos internarlo porque no le guste el mundo tal cual es. Nosotros también tenemos cuotas de rentabilidad y, si nuestros superiores llegan a enterarse de que pacientes sanos ocupan camas sin derecho, nos meteríamos en un serio aprieto.

—Pero estoy dispuesto a pagar mi estancia.

— No se trata de eso, sino de la eficiencia en la gestión.

—Bueno, y yo qué hago entonces.

La doctora volvió a contemplarlo detenidamente. Está claro que a una persona como Rubén sólo le quedaba una solución, y pensaba en comprar una soga, pero no quería ser ella quien lo sentenciase. Había que ganar tiempo y darle una esperanza.

—Hagamos una cosa. Si en un par de años sigue empeñado en ingresar en nuestro centro, venga a visitarme y lo haremos pasar por un caso de demencia senil. Mientras le pido que aguante.

Rubén sopesó los pros y los contras de la propuesta. Finalmente, se levantó y se despidió de ella de forma efusiva, con un fuerte abrazo.

—Hasta dentro de dos años doctora.

“Otro más que no se halla y van 85 en lo que va de año”, pensó la doctora. “En el próximo congreso al que asista pediré que se investigue esta nueva enfermedad”.


También te puede interesar: El corredor de la muerte del general Peca.