Internacional

Lo que vi en Washington (Parte II)

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Washington, la capital de los Estados Unidos de América, ha dejado atrás sus peores días, o todo mundo lo esperamos. El intento de golpe de Estado, la toma del Congreso, o lo que haya sido, quedará en la historia reciente de Estados Unidos como el momento más comprometido de su democracia, de la institucionalidad, y de su historia política de muchos, muchos años.

¿Qué vi en Washington? Una ciudad tomada por más de 30,000 personas de las muy variadas instituciones de seguridad de Estados Unidos, era obvia la presencia de la Guardia Nacional, de las policías locales, del Servicio Secreto, de la CIA, del FBI, muchos, muchísimos uniformados, pero también muchos que no lo estaban. Calles bloqueadas con camiones de la Guardia Nacional, patrullas de las policías, otras camionetas “casi siempre de color negro y con vidrios polarizados” que no tenían logotipo en sus puertas, y hasta camiones de carga usados típicamente en construcción. Cientos, sino es que miles de metros lineales de rejas de diversos altos, de dos y hasta tres metros, y en algunos lugares estratégicos, bardas de concreto de las que se usan para dividir los carriles en un sentido y el otro en buenas carreteras.

Las limitaciones para transitar eran muy superiores si lo hacías en auto, motocicleta y hasta bicicleta, que si lo hacías a pie. El día 19 de enero, que fui a checar el terreno y ver qué posibilidades tenía de ser acreditado como periodista, gracias a una carta que tenía de El Semanario/Voces de México, pude caminar cerca de 20 kilómetros alrededor del “Mall” y ver y entender lo que estaba sucediendo.

Se cerraron muchísimas calles a las que no había ningún acceso, como puentes que comunican la ciudad con Virginia, en otras había controles muy estrictos, y en otros un poco más laxos. Había decenas de carpas donde operaban centros de control y/o abastecimiento en las mismas calles o bien en hoteles, o en lugares públicos como la arena del centro de Washington.

En la tarde del 20, ya terminado el evento de toma de posesión del presidente y la vicepresidenta, le comenté a un agente que llevaba una placa en un Starbucks, que deberían ya sentirse tranquilos de que no había sucedido nada y simplemente me dijo “yes, so far” (Si, hasta ahora). Y es que la seguridad se quedó con el operativo completo hasta el día 22 a primera hora, e iría reduciéndose poco a poco hasta llegar a la situación que se considere conveniente.

El férreo operativo de seguridad implicó el cierre, ya de por sí restringido por las medidas para prevenir los contagios por COVID, de museos, restaurantes, parques, plazas públicas, centros culturales, etc. etc.

Un ejemplo de las medidas restrictivas implicó que se prohibió volar a los tres aeropuertos que sirven a la ciudad con armas de cualquier tipo y la posibilidad de que las autoridades aeroportuarias o quien correspondiera te pudiera pedir tus papeles y revisar tus maletas. Yo volé de México a Atlanta y de ahí al aeropuerto Dulles (IAD) y todos y cada uno de los pasajeros, incluyendo la tripulación, tuvimos que presentar un documento oficial para identificarnos y se hizo una revisión aleatoria de maletas que irían arriba en el avión.

En mi colaboración anterior señalé que existe la posibilidad de que el EXpresidente Trump, busque lanzarse en el 2024 como candidato independiente, como en su momento lo hizo el empresario texano Ross Perot, o bien, crear su propio partido político, o hasta quererse apropiar del partido republicano… De Trump se puede esperar todo.

Trump deja, sin lugar a duda, un país profundamente dividido, y para su desgracia y beneplácito de muchos de los que no lo quisimos nunca, el tema del 6 de enero en el Capitolio y su mal actuar, antes, durante y después del mismo, hizo que algunos de sus seguidores o simpatizantes dejarán de serlo, o al menos, dejarlo de ser a ciegas. Esto incluye a personajes de la política norteamericana de alto rango entre los senadores, congresistas, y gobernadores, al igual que a ciertos medios de comunicación y donantes del partido republicano y del propio Trump. Algunos de ellos, inclusive, lo han manifestado abiertamente. La base trumpista está y seguirá por mucho tiempo, me temo, pero obviamente se encuentra dañada y podría desgastarse rápidamente.

El juicio político al presidente Trump iniciará el 18 de febrero y todavía es una moneda al aire lo que sucederá, en adición al impeachment, Trump estará sujeto a otros dos o tres procesos que lo podrían alejar de la política para siempre… sería maravilloso que esto sucediera. En casi todos los casos se requiere de dos terceras partes de los votos de los senadores y, como se sabe, hoy, después de las costosísimas (se sabe que entre los cuatro candidatos se gastaron más de 800 millones de dólares) elecciones del 5 de enero de este año en el estado de Georgia, donde ganaron las dos sillas candidatos del partido demócrata, el Senado tiene 50 senadores de cada partido, aunque la mayoría demócrata, por uno de los tantos asegunes de las normas o leyes de la democracia americana.

De las muchas acciones que implementó Trump, desde medidas para combatir el cambio climático, los derechos de la comunidad LGBTTTIQA, la presencia de Estados Unidos en organismos de la ONU, migración, y otras tantas, afortunadamente podrán corregirse con la misma velocidad con la que él las implementó, al tratarse de órdenes ejecutivas. De hecho, el presidente Biden ya ha desechado una veintena de las decenas de “órdenes” que Trump impuso en su gobierno. Desde parar la obra del muro con México e iniciar una investigación profunda sobre cómo se dieron los contratos a esas constructoras. Estoy 100% convencido de que habrá muchos fraudes, malos manejos, corrupción, desvíos de recursos y otros “asuntos” en esos contratos, hasta el derecho de las personas transgénero de ser parte de las fuerzas armadas.

Pero Biden es un viejo lobo de mar de la política americana y no gobernará por medio de órdenes ejecutivas, con ellas sólo quiere acabar con el triste legado de Trump. Biden buscará con sus habilidades y capacidades hacer cambios en las leyes para que los cambios sean permanentes.

Lo que es un hecho es que Trump tiene hoy menos apoyos políticos, menos presencia en los medios tradicionales de comunicación, muchas limitaciones en redes sociales, y el alejamiento de fuertes e importantes donantes, lo que hará más difícil cualquiera de sus pretensiones y, por el otro lado, tendrá que superar muchos obstáculos legales no sólo los relacionados con el juicio político o su imposibilidad de volver a la política; sino por sus múltiples problemas fiscales, y otros procesos que se alargaron durante su mandato, gracias a los oficios de los líderes de las cámaras y a jueces y fiscales a modo.

Pero no soy iluso y también sé que Trump tiene gente que lo apoya ciegamente y políticos que le deben favores o le tienen terror, y por ello es difícil saber qué pasará, al menos en el corto y mediano plazos. Yo espero que termine en la cárcel, que es donde debió estar desde hace mucho o quizás en un hospital psiquiátrico, donde también tendría cabida.


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La nevada sin fin

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Cuando empiezo a escribir este artículo, ya han pasado 10 días desde que comenzara a nevar en Madrid. El primer aviso llegó el jueves 7 de enero al mediodía. Aquel día la nieve no llegó a cuajar. El viernes por la tarde y casi todo el sábado la historia fue completamente distinta. La nieve alcanzó hasta medio metro de altura, dejando la ciudad intransitable para automóviles. Varios autobuses y coches particulares se quedaron varados en las principales vías de la ciudad como, por ejemplo, la M-30 que viene a ser el periférico local. Además, muchos árboles de hoja perenne cayeron por el peso de la nieve o, al menos, perdieron varias de sus ramas, haciendo que transitar las calles en los siguientes días, se convirtiera en una labor de riesgo. Era tanta la nieve que hubo techos que se desplomaron o perdieron sus canalones. Algunos conductores tuvieron que esperar hasta 16 horas para poder llegar a sus casas. Aquellos días se pudo ver a esquiadores recorriendo esas avenidas como si estuvieran en los Alpes. Una imagen que dudo volver a contemplar en mi vida. Posteriormente, esa nieve se convirtió en hielo.  

A partir de ahí, las autoridades y los ciudadanos han buscado quitar la nieve y las ramas caídas y retomar la normalidad en la ciudad. Por fortuna, todos los días ha lucido un sol espléndido, aunque las bajas temperaturas han impedido un mayor deshielo. Poco a poco se han vuelto a hacer transitables las principales vías de la ciudad, así como sus aceras. Sin embargo, al día de hoy son varias las calles que se mantienen cubiertas por un manto blanco. Amén del peligro que conlleva para los peatones y la imposibilidad de sacar el coche del garaje, este obstáculo deslizante conlleva otro problema de salud pública: la imposibilidad de recoger la basura.

Nieve en Madrid
Imagen: El País.

De esta forma, los contenedores se han convertido en montañas de bolsas de basura. Además, los primeros días ir al hospital era una auténtica odisea tanto para enfermos como para médicos. Por otra parte, los niños que tenían que volver a clase el 11 de enero, se han tenido que quedar en casa, lo que conlleva que al menos uno de los progenitores tenga la obligación legal de quedarse con él. Afortunadamente, en estos tiempos de pandemia se ha popularizado el teletrabajo o home office y hay mucha comprensión por parte de los patronos. Sin embargo, es un hecho, no todo el mundo puede realizar sus labores desde el hogar, lo cual es otro problema añadido.

Ante el caos ocasionado por el fenómeno atmosférico, se ha producido una competencia por parte de nuestros mandatarios, por ver cuál decía la mayor absurdidad. El alcalde de Madrid, el popular Martínez Almeida, dijo que ninguna ciudad estaba preparada para una nevada de esta categoría. Entonces, él pensará que en Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia nadie trabaja durante el invierno y se quedan confinados en sus domicilios. El Ministro de Transportes, el socialista José Luis Ábalos, dio como única explicación que no esperaban un temporal tan fuerte. Me pregunto qué esperaba entonces el Ministro: ¿El autobús? Finalmente, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso, quien cree que la mejor defensa es siempre un buen ataque, acusó a los meteorólogos de no haber avisado de la precipitación. Lo cierto es que una semana antes del fenómeno atmosférico, ya sabíamos que iba a caer una nevada histórica.         

Nieve en Madrid
Imagen: OK Diario.

Como decía al principio de este artículo, han pasado 10 días desde que comenzó a nevar y los niños aún no han regresado a clase, la basura se sigue amontonando y muchas calles siguen tomadas por el hielo. Es cierto. Esta ciudad no está preparada para una nevada de estas proporciones y sería absurdo que se hiciese acopio de muchas máquinas quitanieves para una situación que se presenta cada cincuenta o cien años.  Sin embargo, el problema no radica en la ausencia de medios, sino en la falta de previsión por parte de los dirigentes. Dicho sea de paso, sospecho que este problema es más universal de lo que se pudiera creer a simple vista. A principios de año, cuando veíamos  cómo Italia se convertía en el principal foco de la enfermedad, el gobierno permitió el desplazamiento de aficionados del Valencia a Milán que, por aquellos días, era el lugar más castigado de Europa por la pandemia. Además, se siguieron permitiendo todo tipo de eventos deportivos y culturales, así como manifestaciones, y el transporte público continuaba atestándose un día sí y otro también. El resultado ya lo sabemos.

El problema, independientemente de lo contagioso de la enfermedad o de lo tupido de la nevada, pareciera ser la total falta de previsión por parte de los mandatarios. La impresión que uno saca de sus procederes es que esperan a que se presente el problema para reaccionar. Y claro, a esas alturas, el problema se ha multiplicado de tal manera que su solución requiere de medidas drásticas y de mucho tiempo. En el caso que nos ocupa, unas dos semanas, si los meteorólogos vuelven a acertar, y llueve a media semana.

Me despido desde estas gélidas tierras, esperando no tener que hablar en mi próximo artículo de una inundación fruto de las cuantiosas lluvias y de la inoperancia de nuestros responsables políticos.   


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Joe Biden asume e impulsa “otros” diálogos globales

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La hora cero ha llegado, el cuadragésimo sexto inquilino de la Casa Blanca, el demócrata de origen irlandés-católico conservador, Joe Biden, ha tomado desde este miércoles 20 de enero 2021, las “riendas” de la “aún” primera potencia mundial, acompañado de manera inédita por una vicepresidenta de tez negra y dama de origen asiático Kamala Harris.

El presidente Biden comienza en su asunción al cargo con una serie de instrucciones ejecutivas, que desmantelan la herencia trumpista, tendientes entre otras cosas al uso obligatorio de mascarillas y reinsertar la nación en la Organización Mundial de la Salud (OMS) –medidas concretas para contener la expansiva propagación del coronavirus–; poner fin a la prohibición de viajar a siete países de ideología musulmana; detener las obras de construcción en el muro fronterizo con México; además, buscar “torpedear” para reinstalar al país norteamericano en el denominado Acuerdo de París.

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Imagen: Sedac.

En un principio me parece una suerte de “película de ciencia ficción” la “impresionante” cantidad de más de 20,000 agentes (entre Guardia Nacional, policías locales, FBI y Servicio Secreto, desplazados en la capital federal de Washington D.C.) a fin de garantizar, por una parte, las masivas concentraciones propulsoras de un virus imperceptible; pero, también, para disuadir eventuales disturbios provenientes de grupos neoconservadores ultraderechistas que hasta entonces no han reconocido la victoria del nuevo inquilino de la casa del pueblo estadounidense –desde donde se gestionan las aspiraciones de cada ciudadano del país norteamericano–.

 Ahora bien, Trump sale por la puerta de atrás –con una carta dejada en el despacho oval del presidente entrante–, enfrentado a un segundo juicio político y sin la “gallardía” de un acompañamiento público en los actos de investidura de Biden, para “saludar” la democracia y que sirviesen al mismo tiempo para fortalecer los llamados constantes a la unidad que ha hecho el nuevo dignatario. En este sentido, me parece que el mandatario demócrata empieza a demostrar con hechos ejecutivos concretos ser la antítesis de una visión unilateral trumpista sobre los asuntos domésticos y globales que indudablemente generaron conflictos y tensiones de diversa naturaleza en distintos espacios geográficos del planeta.

Mientras tanto, en mi entendimiento, el magnate republicano ha querido “ahogar” el dolor amargo de la derrota con su retórica negacionista de la realidad al dejar entrever que volverá a presentarse en 2024. Creo que ejemplos como estos provenientes del entorno Trump, en primer lugar “estremecen” los propios cimientos de la alternabilidad del poder bajo los eventos electorales, en tanto buscan deslegitimar estos procesos debido a que se anteponen los “propios” intereses frente al bienestar colectivo; por otra parte, van en contravía a la ética cívica, entendida en el plano concreto como la posibilidad de gestionar las diferencias mediante el diálogo con la finalidad de propiciar el entendimiento mutuo y desactivar tensiones que “opacan” la paz social. 

biden y trump
Imagen: Washington Times.

En mi opinión, es el momento en el cual Biden debe apostar por una agenda global integradora, que privilegie la paz, seguridad y el progreso humano, bajo las “indelebles” normas del respeto a la autodeterminación de los pueblos, pero mediante el trabajo conjunto con las autoridades de los estados-naciones. Y, asimismo, consolidar los esfuerzos por el señalamiento y el “castigo” de aquellos dirigentes políticos-empresariales que “oprimen” de diversas formas a sus conciudadanos.    

En conclusión, pienso que valores universales como la fraternidad, libertad, igualdad y solidaridad deben ser los pilares fundamentales para empezar a “borrar” de la tierra la aporofobia hacia todos aquellos seres humanos descritos como “sobrantes” del actual sistema socio-políticos y económicos globales (debido a que terceros deciden por sus vidas).

Posdata: Es humanista y reviste un alto valor simbólico el acto efectuado por el equipo de transición del nuevo presidente en relación a recordar y “adornar” la Explanada Nacional “The National Mall” con al menos 200,000 banderas que, de una u otra forma, representan la ausencia de estadounidenses fallecidos producto de la COVID-19, pero también reflejan la polarización extrema de los últimos cuatro años (de manera que estos estandartes nacionales “sustituyen” la presencia física, producto de fenómenos biológicos y sociopolíticos). Se calcula que solamente hubo mil personas presentes en los actos de investidura.  


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Biden: Cambio de rumbo

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Finalmente, el 20 de enero de 2021, Joe Biden tomó posesión como el 46º  Presidente de Estados Unidos. Su mensaje de toma de posesión ha sido calificado por muchos observadores como muy notable por el tono conciliador, el llamado a la unidad, al rescate de la verdad, la civilidad y la decencia que se perdió durante la polarización y la mentira que caracterizó al gobierno de Donald Trump.

El discurso de Biden, breve y profundo, ha sido comparado con el mensaje pronunciado por el presidente Kennedy en su asunción a la Presidencia y aún con el famoso discurso de Roosevelt cuando asumió el cargo de presidente, en el contexto de la Gran Depresión. Estableció, entre sus prioridades inmediatas, el combate a la pandemia del COVID-19, la recuperación económica con un ambicioso plan muy articulado, la lucha contra el cambio climático y la equidad racial.

Además del mensaje de Biden convocando a la unidad y a la reconciliación, en el primer día de su gobierno firmó 17 órdenes ejecutivas con temas que van desde la migración, la suspensión del ignominioso muro fronterizo, los dreamers, el regreso de Estados Unidos al Acuerdo de París de 2015 para el combate al cambio climático y la permanencia de su país en la Organización Mundial de la Salud (OMS), nuevamente, entre otros muchos aspectos. En los siguientes días se han tomado nuevas medidas para el combate a la pobreza, la protección de la naturaleza y el ambiente, así como para la cooperación internacional.

Joe Biden y Kamala Harris
Joe Biden y Kamala Harris minutos después de tomar juramento como presidente y vicepresidenta de Estados Unidos, respectivamente (Fotografía: ABC.es).

La fórmula Biden-Harris tuvo un amplio triunfo tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular. Las designaciones directas de sus colaboradores, como las que tienen que ser aprobadas por el Senado, en general, recayeron en personas capacitadas, profesionales con experiencia y son reflejo de una sociedad pluricultural y multirracial. Sin duda se trata del triunfo de la democracia, la cual se vio bajo asedió durante toda la administración Trump, agresión que llegó a su pico máximo con el asalto al Capitolio el 6 de enero pasado.

Sin embargo, Biden llega al poder en medio de varias crisis muy profundas. La primera es la sanitaria. Los efectos globales de la pandemia del COVID-19 están siendo devastadores a nivel internacional. Es un problema que está afectando a todos los países, a todos los sectores económicos, a todos los ámbitos sociales. Adicionalmente, los procesos de vacunación están teniendo en el mundo más problemas y retraso de los previstos inicialmente.

De igual forma, enfrenta una profunda crisis política interna. Estados Unidos es un país dividido y polarizado. Esa división se puede mitigar, pero va a tomar mucho tiempo superar. Están enfrentados dos proyectos de nación. El triunfo de Biden significa el propósito de construir una nación próspera, democrática, pluricultural y multirracial. Esta concepción se enfrenta a un proyecto racista, nativista, xenófobo y excluyente que apoyó a Trump y que no es menor. Recordemos que Donald Trump obtuvo más de 73 millones de votos y que arrasó en varios Estados de la Unión Americana. Es un proyecto que considera que Estados Unidos se constituyó con base en los ideales de la libertad y la democracia por una sociedad de blancos, anglo-sajones, protestantes, en alianza con algunos grupos de colonos de origen holandés y germánico. Fue una nación fundada por ellos y para ellos, con valores culturales homogéneos, que no contemplaban la inclusión de las culturales originarias de Norteamérica, ni a afro-americanos, asiáticos, latinos. Al final va a prevalecer el proyecto incluyente, que representan los demócratas, porque es el reflejo de la sociedad estadounidense contemporánea pero la lucha no va a ser fácil ni rápida.

Joe Biden toma de posesión
Joe Biden, el 46º presidente de Estados Unidos (Fotografía: El Correo).

Asimismo, Biden va a gobernar un país en un mundo crecientemente competitivo en el que el avance de China y en general de la región Asia-Pacífico, es imparable y que ya han causado estragos en una parte de la población estadounidense, en particular entre los segmentos de bajo nivel educativo. Es el caso de amplios sectores rurales con poca educación y de muy mala calidad, proclives al fanatismo religioso construido sobre valores excluyentes y explicaciones muy simplistas. El papel de los evangélicos en ese panorama es determinante.

Además, desde luego el gobierno de Biden enfrenta la más importante crisis global contemporánea derivada del cambio climático y de la cada vez más acelerada destrucción de la naturaleza que pone en muy grave peligro el futuro de todos, de la cual el propio presidente estadounidense está muy consciente pero cuya solución implica afectar poderosos intereses corporativos. El mundo vive una emergencia climática global, entre otros aspectos, que exigen una solución pronta y decidida, que no se limita a la transición energética, sino más bien pasa por ella como condición indispensable, que exige cambios profundos tanto económicos como sociales. El consumismo característico del modo de vida estadounidense es completamente insostenible.

En suma, el triunfo de Biden tanto en la elección presidencial como en el control de ambas cámaras del Congreso le dan fortaleza y margen de maniobra. Asimismo, el relativo debilitamiento de los republicanos, completado por el descrédito de los grupos más violentos y radicales, así como la vulnerabilidad personal de Trump, derivada de su problemática trayectoria y que además del juicio político (impeachment) lo va a tener frente a tribunales por numerosas causas fiscales, corporativas y hasta sexuales, ayudarán a la Agenda de Biden. De cualquier forma, la lucha va a ser feroz con los grupos de la derecha conservadora.

toma de posesión Biden, Capitolio

Así como Biden trabaja muy intensamente, con un programa claramente preestablecido, la derecha radical no le ha dado tregua. Un ejemplo grotesco es el tweet de Ted Cruz, en el que acusa a Biden de estar preocupado por la solución de la problemática de las personas de París, por el regreso de Estados Unidos al Acuerdo referido. Una acusación así de ridícula, por parte del Senador Cruz de Texas, sólo se explica porque seguramente alguien la toma en serio por grotesca que sea.

Por último, es necesario recordar que los demócratas triunfaron en una coalición que representa a intereses muy variados que se unieron con el propósito de derrotar a Trump y a los republicanos, pero que con frecuencia representan intereses encontrados que van desde, lo que podríamos llamar moderados centristas, hasta los que en Estados Unidos son considerados de extrema izquierda. Lo dicho, la lucha va a ser larga, pero estoy convencido de que al final la democracia y la libertad prevalecerán, lo cual tendrá un profundo efecto internacional. Pero es importante recordar que la democracia es frágil. Hay que luchar por ella todos los días, en todas partes.


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Lo que vi en Washington en enero de 2021 (Parte I)

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Viajé a Washington para sentir la transición de lo que fueron cuatro años de agravios, insultos, estupideces, fanfarronerías, berrinches, groserías, beneplácitos con los supremacistas blancos, malas decisiones para Estados Unidos y para el mundo, y muchas otras cosas, y el “regreso a la normalidad” del país económicamente más grande del planeta.

La economía americana representa alrededor del 22% de toda la economía mundial, seguida de la de China, que representa alrededor del 15%, la primera pierde velocidad desde hace muchos años y con Trump eso no cambió. La economía china crece y seguirá creciendo para que en 10 años o poco más, se convierta en la economía más grande del mundo y Estados Unidos, por primera vez, en muchos, muchos años, deje de ser la economía más grande.

¿Cambió mucho Estados Unidos en estos cuatro años? A simple vista parecería que no, pero si profundizamos y rascamos un poco, podríamos decir que sí, que cambió mucho y lo hizo lamentablemente para mal, aunque como dice el dicho “no hay mal que por bien no venga”.

¿Qué descubrieron los americanos en estos cuatro años? Que siguen siendo profundamente racistas, por ejemplo. Que los pronunciamientos y hechos pacifistas del inmenso Martin Luther King y de muy valientes mujeres como Rosa Parks, aquel 1º de diciembre de 1955 al decir “no” (uno de los “no” que verdaderamente han cambiado la historia) ante la solicitud del chofer del autobús para que cediera su lugar a un hombre blanco, si bien han cambiado mucho a Estados Unidos de los años 50 del siglo pasado, todavía hay un arraigo en muchos sectores de la población americana que no aceptan la integración y éxito de negros, latinos, aborígenes, indígenas, y asiáticos en la sociedad.

racismo
Imagen: Science Magazine.

Esto es mucho más obvio en estados subdesarrollados de ese país, y entre la población rural o suburbana, que se pueden identificar fácilmente con los resultados electorales del pasado mes de noviembre, donde Trump ganó con márgenes realmente alarmantes.

Hemos sido testigos de los múltiples casos de abusos de policías, en su mayoría blancos, que han asesinado a personas inocentes por su color de piel. Así de sencillo, lo demás es querer complicarnos la vida… y los abusos también se reflejan en la cantidad de personas procesadas, condenadas y encarceladas de forma injusta en todo el sistema judicial de Estados Unidos. Aunque me cae muy bien, creo que Obama hizo muy poco al respecto en esta materia y con ello se desperdició un enorme bono político.

Esto ha traído a los ojos de todos el tema y por ello el surgimiento del movimiento “Black lives matter, too”, que de verdad ha sido un gran llamado de atención en una buena parte de la población de Estados Unidos y ha generado importantes cambios en muchos ámbitos de la vida cotidiana y del mundo de los negocios y de los gobiernos; espero que se vean y se sientan los avances realmente, muy pronto.

¿Cuántas veces han escuchado en los últimos meses que Kamala Harris será la primera mujer y primer negra en ocupar la vicepresidencia de Estados Unidos?

La complicidad y permisividad de Trump con los grupos supremacistas blancos demostró que Estados Unidos tiene problemas sociales MUY graves y que están a la vista de todos. Los incidentes del pasado 6 de enero en el Capitolio son sólo una muestra de este hecho.

Unos años antes (2017), vivimos el surgimiento del movimiento “Me too” para denunciar los abusos, acoso y agresiones sexuales hacia las mujeres en el ámbito laboral, primero relacionado con el mundo del cine y el conocido caso de Harvey Weinstein, pero que abrió una caja de pandora, de los millones de casos que se suscitan el todo el mundo, todos los días, pero que queda claro que, en Estados Unidos, era “una forma de vida” en la que el propio presidente Trump era parte muy activa.

me too
Imagen: Vanity Fair.

Mi reconocimiento a Tarana Burke, quien acuñó el término en el año 2006, a Alyssa Milano y a Ambra Gutiérrez, por su valentía en hacer sus denuncias, y mi desprecio a quienes se subieron a esta ola, aprovechando para sus fines personales y que acusaron falsamente a personas con las que habían tenido diferencias en sus relaciones personales y que hasta suicidios provocaron.

Estados Unidos queda, está, muy dañado después de cuatro años del gobierno de Trump en muchos ámbitos.

En lo social, algunos grupos, como los supremacistas blancos que salieron del closet y se sienten empoderados. Habrá que volverlos a ubicar y tomar todas las acciones contra ellos, inclusive legales, para ubicarlos y evitar que anden sueltos. La posibilidad de que Trump busque crear su propio partido político no es lejana, ya amenazó el mismo 20 por la mañana desde la base Andrews diciendo que “volveremos de alguna manera”. ¿Se imaginan el peligro para Estados Unidos y para el mundo de un VOX americano encabezado por un tipo como Trump?

Sus constantes agravios a países como China o México, tuvo muy diferentes respuestas. Los chinos con una gran dignidad lo pusieron en su lugar una y otra vez, mientras que, en México, el gobierno que encabeza el presidente López se sumergía en un silencio cómplice o inclusive justificaba sus insultos. La mayor vergüenza, entre muchas otras, hacer el viaje a Washington en plena campaña electoral y llenarlo de elogios.

Biden y Harris tienen frente a ellos inmensos retos para reconstruir un país profundamente dividido en prácticamente dos… la mayor de las suertes por el bien de los Estados Unidos y del mundo.


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“Endiablados” desafíos de Biden

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Los desafíos que enfrentará Joe Biden este 2021, dice Arturo Sarukhán, ex embajador de México en Estados Unidos, son “endiablados” y como bien lo sabemos, repercuten –retos y respuestas– en prácticamente todo el mundo.

En México no sólo nos afecta lo que vaya a hacer Biden en asuntos globales, como el cambio climático; bien dijo el secretario Herrera de Hacienda, que “la recuperación económica de México está ligada a la de Estados Unidos”, y ésta dependerá de varios asuntos domésticos, a cual más de difícil.

El más complejo, me parece, es la polarización en ingresos de la sociedad estadounidense, de la que derivan varios de los mayores problemas de todo tipo, lo mismo en Estados Unidos que en cualquier país; la desigualdad se viene agravando desde la década de 1980, cuando empezaron a escasear los buenos empleos en casi todo el mundo occidental capitalista y la masa salarial fue disminuyendo; la pandemia aceleró el fenómeno.

Antes, entre 1950 y 1970, la prosperidad y el bienestar social hicieron crecer las clases medias. En ese periodo, la masa salarial estadounidense aumentó un promedio 2.5% más rápido que la fuerza laboral, lo que significaba mayor poder de compra de los salarios, tanto de profesionistas como de obreros, con lo que la desigualdad llegó a reducirse. En México también aumentaron los salarios reales en ese tiempo.

desigualdad monetaria
Imagen: Freepik.

A partir de los años de 1980 todo cambió; comenzó a caer la oferta de empleos, y los que se creaban, sobre todo a partir del año 2000, han sido, en su inmensa mayoría, de baja remuneración, que muchos profesionistas terminan aceptando.

La baja de la masa salarial explica lo principal de las desigualdades, pero no todo. También juegan en ello las políticas fiscal y monetaria de los países, las cuales han favorecido, sin excepción, la tasa de utilidades del capital sobre los salarios.

Hay una lógica en eso, y es que el origen de la combinación de poca oferta de empleos, salarios a la baja durante décadas y lento crecimiento de las inversiones productivas y del PIB (evidente en Estados Unidos igual que en nuestra economía y de otras naciones), es la contracción del promedio de las utilidades del capital productivo y su muy desigual reparto entre grandes y pequeñas empresas.

Para tratar de compensar la baja del promedio, en 1970, Nixon desligó la emisión de dólares del patrón oro y desde entonces, Estados Unidos emite su moneda sin más respaldo que deuda en dólares con el resto del mundo, lo que le ha permitido gastar más de lo que produce su economía (durante el gobierno de Trump, la balanza comercial acumuló un déficit de 2.3 trillones de dólares, frente a los 2 trillones durante el gobierno de Obama).

Además de cubrir el déficit comercial imprimiendo dólares, también se han subsidiado las ramas estratégicas en las que el país es más competitivo: la producción de maíz, trigo y otros cereales, la producción de materiales culturales como películas, y el desarrollo de altísima tecnología que una vez probada, se transfiere a la planta productiva.

desigualdad monetaria
Imagen: Freepik.

El manejo monetario para compensar el menor dinamismo económico se ve con toda claridad durante 2020; ese año, la Reserva Federal estadounidense emitió tantos trillones de dólares que equivalen al 21% del total emitido en toda su historia, y lo hizo para solventar –con deuda sin más respaldo que los propios dólares que otras naciones aceptan en pago de sus exportaciones a Estados Unidos, China ese año más que ningún otro– los trillones de dólares que recibieron empresas y familias en medio de la pandemia.

Esa estrategia monetaria que dura más de cuatro décadas, llegó a su límite desde el 2008, al convertir las tasas de interés en negativas; por eso, el FMI está convocando a una nueva conferencia Bretton Woods.

La política monetaria estadounidense no detuvo la tendencia a la desaceleración del PIB; en vez de alentar las inversiones productivas, buena parte del capital se dirige a las bursátiles, que hoy tiene los índices en máximos históricos, al mismo tiempo que el PIB está en mínimos históricos.

Esta combinación de sucesos –malos empleos, bajos salarios, políticas públicas tratando de animar capitalizaciones productivas carentes de estímulos de mercado, inversiones especulativas crecientes– terminan agravando donde empiezan: en la desigualdad.

Se requieren más y mejores empleos en todo el mundo, y con la automatización de procesos en marcha acelerada habrá menos puestos de trabajo; la solución es la reducción de las horas laborales. En Inglaterra, en 1870, se trabajaban 2,874 horas al año; en 1950 habían bajado a 1,958 y en el 2000, a 1,489. Keynes imaginó que en el 2030 sólo se tendría que trabajar 15 horas a la semana en los países ricos. Biden, sin embargo, no es Keynes.


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COVID-19 y la controversia sobre el dióxido de cloro

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Las vacunas contra COVID han llegado. Mucha gente no las quiere. No soy antivaxxer, pero no es preciso serlo para preocuparse aquí. Normalmente, desarrollar una vacuna nueva toma una década (a veces más). Estas nuevas vacunas recibieron una autorización de emergencia y se apresuró su producción en unos cuantos meses, con pocas pruebas, para luego autorizar de tajo su distribución mundial. No sabemos cuáles serán los efectos a largo plazo—es una tecnología de ARNm totalmente nueva. Y la evidencia temprana de Israel—donde las inoculaciones avanzan a paso furioso—es preocupante concerniendo su efectividad.

¿Acaso debimos echarnos este clavado con vacunas enteramente nuevas y apresuradas? No si existen alternativas. De acuerdo a las reglas establecidas:

“La autorización para usos de emergencia reconoce que en tiempos de necesidad extrema, la vacuna cumple con ciertos requerimientos para justificar su uso durante la pandemia de COVID-19, incluyendo que no existen alternativas adecuadas, aprobadas, o disponibles.

¿Será que realmente no hay alternativas? Quizá haya una.

En la pujante ciudad industrial de Querétaro, México, famosa por su hermoso centro colonial, el Dr. Manuel Aparicio Alonso, quien dirige un hospital llamado Centro Médico Jurica, afirma que todos y cada uno de los pacientes con COVID por él atendidos, tanto en el hospital como en sus casas, se han recuperado pronto, casi todos en el espacio de tres días. Ninguno ha muerto—ni siquiera los casos más graves—. Su total de pacientes es más de mil. ¿Qué hace? Les da dióxido de cloro (ClO2).

Arde una gran controversia sobre esto—quizá lo haya escuchado—.

De un lado están los ministerios de salud del mundo y la Organización Mundial de Salud, quienes vedan los estudios clínicos para explorar la posible efectividad del dióxido de cloro contra el COVID, y quienes afirman—al unísono—que es peligrosamente tóxico para los humanos y, además, inútil para prevenir o curar el COVID. Dichos asertos los corean a grito de pecho las marcas de medios más grandes. Y los repiten muchos doctores. A su manera de ver, los defensores del dióxido de cloro son todos unos charlatanes. Los llaman locos. Los llaman peligrosos.

Del otro lado están miles de doctores médicos (sí, con título) de toda la civilización hispana, que estrechan lazos con doctores en otros lados, y que se han organizado como Coalición Mundial Salud y Vida (COMUSAV). El antes mencionado Dr. Manuel Aparicio Alonso es el vicepresidente de COMUSAV México y director médico de la COMUSAV a nivel mundial. Estos doctores afirman que han administrado colectivamente el dióxido de cloro a miles de pacientes con COVID. A su manera de ver, los burócratas de salud son dogmatistas ciegos. Los llaman mal informados. Los llaman corruptos.

Ésta es una controversia médica legítima, con médicos de ambos lados. ¿Quién tiene la razón?

Las condenas oficiales y mediáticas contra el dióxido de cloro inicialmente me hicieron pensar que era peligroso y además inefectivo contra el COVID, pero al enterarme de los médicos de la COMUSAV me surgieron dudas, pues me resultaba difícil impugnar sus motivos. ¿Por qué habrían miles de doctores de suplicar a las autoridades—como han hecho—que permitan a los pacientes terminales de COVID ensayar dióxido de cloro como terapia compasiva de última instancia—a menos que les interese salvar vidas y además crean que el dióxido de cloro es efectivo?

Dr. Manuel Aparicio Alonso
Dr. Manuel Aparicio Alonso, vicepresidente de COMUSAV México y director médico de la COMUSAV a nivel mundial.

Pero si USTED no es doctor (yo tampoco), quizá le parezca atractivo decir: “Bueno, pero la OMS y otros ministerios de salud hablan por el Estado, y eso resuelve la cuestión.” El problema, sin embargo, es éste: las autoridades médicas con apoyo del Estado han sabido equivocarse en el pasado—y en escala pandémica—. No quisieron escuchar, por ejemplo, al Dr. Ignaz Semmelweis, por mucho el mejor médico de todos los tiempos (si medimos el éxito médico en números brutos de vidas salvadas).

Semmelweis enseñó la importancia de la higiene. Para los europeos, cuyas calles medievales habían sido caños a cielo abierto, la importancia de la higiene no estaba clara todavía en el siglo XIX. Los doctores terminaban sus autopsias y se iban directo a asistir partos sin primero limpiarse. Semmelweis demostró que lavarse las manos con una solución clorada de cal hacía que las asombrosas tasas de mortalidad en las clínicas se desplomaran. Pero su victoria científica tendría que ser póstuma porque las autoridades médicas de su día, indignadas de ira de verse culpadas por tantas muertes, lo internaron a la fuerza en un psiquiátrico donde pronto fue apaleado a muerte (por los guardias). Era el año 1865.

¿Cuál es la lección?

La última vez que nos trataron de vender los poderes sanadores de la desinfección clorada, las necias autoridades médicas se rehusaron a contemplar la evidencia o intentar el experimento sencillo e inofensivo de desinfectar sus manos. Murieron océanos de personas. Esta vez, tenemos no uno sino miles de doctores luchando contra el sistema burocrático de salud para otra vez ofrecernos la desinfección clorada. Entonces, ¿qué? ¿Damos por descontado que la COMUSAV tiene razón? No, esa no es la lección. La lección es que, en vez de confiar ciegamente en la autoridad burocrática, debemos pensar críticamente, tomarnos en serio a la COMUSAV, e investigar sus afirmaciones.

Como la mayoría de la gente, yo no sabía nada sobre el dióxido de cloro. Pero sí sé leer. Entonces, para tratar de decidir esta cuestión por mí mismo, comencé con una investigación básica de biblioteca, tan fácil de hacer ahora gracias a las bases de datos científicas en línea. Me interesaba saber si existían publicaciones científicas sobre las siguientes tres cuestiones:

1.el potencial tóxico para los humanos del dióxido de cloro;

2. la efectividad en potencia del dióxido de cloro como asesino de virus, y más específicamente, como asesino de coronavirus; y más especialmente,

3. si el dióxido de cloro, ingerido en solución acuosa, puede matar al coronavirus SARS-CoV-2 que causa el COVID-19.

En menos de 20 minutos encontré una bonanza de publicaciones sobre las primeras dos, la mayoría aparecidos en los últimos 20 años, y algunos tan atrás como los años 1980. La tercera pregunta no ha recibido respuesta todavía en la literatura científica.

Aquí enseguida lo que encontré.

Dióxido de cloro—¿blanqueador industrial o purificador de agua?—

Consideremos primero la forma como el dióxido de cloro es discutido oficialmente. En Estados Unidos:

“La FDA [Food and Drug Administration] ha previamente advertido a los consumidores de no comprar o beber productos de dióxido de cloro que se venden en línea como tratamientos médicos, pues la agencia no conoce evidencia científica alguna para apoyar que sean seguros o efectivos y representan riesgos significativos para la salud de los pacientes. La FDA actúa así para proteger a los estadounidenses en respuesta a la pandemia global de COVID-19.

… Las páginas web que venden productos de dióxido de cloro típicamente describen el producto como un líquido que es 28% clorito de sodio en agua destilada. Las instrucciones del producto instruyen a los consumidores a mezclar la solución de clorito de sodio con ácido cítrico—como puede ser jugo de limón—u otro ácido—como ácido clorhídrico—antes de beber. En muchos casos, el clorito de sodio se vende como parte de un paquete que incluye un ‘activador’ de ácido cítrico. Cuando se añade el ácido, la mezcla se convierte en dióxido de cloro, un agente blanqueador poderoso que ha causado efectos secundarios serios y potencialmente letales.

Lo anterior es un tanto extraño. Primero, el dióxido de cloro es “un agente blanqueador poderoso” sólo cuando se usa en concentraciones elevadas. Segundo, contrario a lo que sugiere la FDA, ni la COMUSAV ni otros que promueven el dióxido de cloro como tratamiento para el COVID han recomendado que la gente lo beba directamente. Lo que recomiendan es dióxido de cloro en baja concentración, diluido en agua.

dioxido de cloro, pandemia
Imagen: Update Mexico.

Por lo mismo es relevante—aunque la FDA no lo mencione—que todos los días, durante décadas, grandes hordas de gente han estado tomando solución de dióxido de cloro en baja concentración sin padecer efectos adversos.

Pero no hace falta que me crea a mí. Un documento oficial de 2004, de la EPA (Environmental Protection Agency) de EE.UU. explica que:

“El dióxido de cloro se añade al agua para consumo humano para proteger a la gente de bacterias dañinas y de otros microorganismos. La mayoría de la gente se expone al dióxido de cloro, y a su derivado desinfectante, los iones de clorito, cuando beben agua que ha sido tratada con dióxido de cloro.” (Taylor, Wohlers, & Amata 2004)

Desde que el cloro (Cl) fue primeramente usado para purificar agua al amanecer del siglo XX (una gran revolución en la salud moderna), el dióxido de cloro (ClO2) ha ido reemplazando al cloro como el purificador favorito para el agua potable municipal.

El dióxido de cloro fue primero usado en la planta de tratamiento de Niagara Falls en 1944. “Para 1977 había 107 instalaciones en EE.UU. y 10 en Canadá que habían usado o estaban usando el material.” Y para 1990 “varias miles de instalaciones” en Europa habían usado o lo estaban usando. ¿Por qué ha crecido la preferencia por el dióxido de cloro? Porque su potencia como asesino de microbios “es por lo menos igual, si no es que superior, a la del cloro, y es claramente superior a la de la cloramina”—y además parece ser más seguro—. De hecho, documentar efectos adversos con el dióxido de cloro en mamíferos requiere “concentraciones relativamente altas.”

“La experiencia humana con el dióxido de cloro [en dosis bajas] tanto en estudios prospectivos controlados como en su uso actual en el suministro de agua para las comunidades hasta la fecha no ha podido revelar efectos adversos en la salud.” (Smith & Willhite 1990).

¿Acaso habremos de considerar a esta sustancia que es—a todas luces—inofensiva y que asegura la potabilidad de nuestro consumo de agua como un veneno? , porque “Todo es veneno,” dijo Paracelso, padre de la toxicología, “y nada está libre de veneno; es la dosis, y nada más, lo que establece que una cosa sea o no veneno.” Dicho de otro modo, todo es simultáneamente veneno y no veneno. Pero, ¿cuál es la dosis que hace de algo veneno? Eso depende del organismo. La misma dosis pequeña de dióxido de cloro en solución acuosa es inofensiva para los mamíferos grandes y letal para los patógenos pequeños.

Dado que el coronavirus SARS-CoV-2—causante del COVID-19—es un patógeno pequeño, la siguiente pregunta exige respuesta: ¿Por qué hablan los ministerios de salud y las grandes marcas de medios como si tratar el COVID con dióxido de cloro requiere ingerir una dosis gigante y tóxica para los humanos?

Ya vimos arriba a la FDA. Veamos ahora un caso (perfectamente representativo) de los grandes medios: un artículo de la revista Forbes publicado en agosto 2020. El artículo contiene, para mayor facilidad de comprensión del mensaje principal, una “cita crítica,” explícitamente etiquetada como tal:

“ ‘Los productos de dióxido de cloro no han demostrado ser seguros y efectivos para uso alguno, incluyendo para el tratamiento del COVID-19,’ dijo el Departamento de Salud Pública de Georgia, añadiendo que ‘el dióxido de cloro son [sic] los ingredientes activos en los desinfectantes y tienen usos industriales adicionales. No es para que la gente lo beba.’ ”

¿El dióxido de cloro es totalmente inútil pero un buen desinfectante? Contradicción patente. ¿Y el dióxido de cloro tiene “usos industriales”? Pues sí que los tiene. ¿Pero qué relevancia tiene eso? Si me preguntan cómo me hice de cenar, y contesto que tomé un arma letal para esparcir crema de maní sobre un pedazo de pan, estoy desvariando, aunque un cuchillo de cocina sin duda sí puede ser un arma letal, tal y como el dióxido de cloro también puede tener “usos industriales.” Lo importante aquí es que el dióxido de cloro es un purificador común de agua. ¿Por qué no se menciona eso? ¿Será que, si sí lo mencionan, los lectores verán que el dióxido de cloro (en dosis pequeñas) es “para que la gente lo beba”?

Se vale la pregunta: ¿Será que Forbes está emocionalmente comprometido con ahuyentarnos del dióxido de cloro? Ahí está el título del artículo: “Algunos Estadounidenses Trágicamente Siguen Tomando Blanqueador como ‘Cura’ para el Coronavirus.” Otra vez: blanqueador. Nos quieren hacer entender, por lo visto, que la gente traga desinfectantes de aseo doméstico, para lo cual es perfecta la imagen única del artículo: un popurrí de botellas que sugieren productos para limpiar baños, etc. Pero si por algún milagro llegáramos al final del artículo sin haber imaginado a un lunático devorando su Lysol, Forbes nos ayuda poniendo liga a otro artículo con el siguiente encabezado: “El fabricante de Dettol y Lysol Alerta contra Beber e Inyectar Desinfectante, en Respuesta a una Sugerencia de Trump.”

solucion dioxido de cloro
Imagen: El Comercio de Perú.

No puede uno andarse con demasiado cuidado, así que pido indulgencia. Que conste: Los doctores de la COMUSAV jamás han recomendado que persona alguna se trague o se inyecte los desinfectantes de aseo doméstico (tampoco lo hizo Trump). Lo que recomienda la COMUSAV es dióxido de cloro en dosis muy pequeñas, diluido en agua. O sea que no es tan distinto de lo que la gente ya viene haciendo, sin daño alguno, cuando beben el agua purificada en sus municipios, excepto que la COMUSAV sí está recomendando dosis mayores a las que se usan en la purificación de agua municipal.

Entonces, las nuevas preguntas son:

1.¿Acaso las dosis recomendadas por COMUSAV son dañinas para los humanos?; y

2. ¿Acaso pueden dichas dosis matar al coronavirus SARS-CoV-2?

¿Qué dice la literatura científica?

Los grandes medios publican artículos citando de forma rutinaria a los ministerios de salud, según quienes no hay evidencia científica que avale al dióxido de cloro como seguro o efectivo para combatir el COVID. Pero la literatura científica parece decir otra cosa.

Un artículo reciente publicado en la prestigiada revista científica Frontiers in Microbiology, del Dr. Govindaraj Dev Kumar y colegas (2020), disponible en PubMed Central (una base de datos del National Institutes of Health), hace una revisión de las substancias que podrían matar al nuevo coronavirus. Entre ellas, figura prominentemente el dióxido de cloro, sobre el cual dice: “El dióxido de cloro (ClO2) … es un desinfectante efectivo tanto en estado gaseoso como líquido, y eso lo convierte en un agente biocida versátil.” En concentraciones bajas, mata a los virus SARS: “Para conseguir la inactivación completa del virus [SARS COV-1] en aguas residuales, ClO2 [dióxido de cloro] a 20 ppm requiere 5 min de contacto.” También es efectivo como gas, y “puede igualmente usarse con seguridad en concentraciones bajas en el entorno de los animales y la gente para controlar virus en el aire.”

Encontré muchos otros artículos científicos que testimonian el carácter inofensivo del dióxido de cloro en concentraciones bajas, su efectividad contra los virus de influenza, y los mecanismos conocidos mediante los cuales produce su efecto oxidativo que lo vuelve tan buen desinfectante. Sobre ninguno de estos puntos parece haber una controversia importante en la literatura científica.

Pero más extensa todavía que la mía es la revisión de literatura que hizo la Dra. Karina Acevedo Whitehouse, presentada en un seminario organizado por la Universidad Católica de Murcia (España). Reproduzco aquí sus diapositivas con los artículos relevantes:

Referencias Karina Acevedo Whitehouse
Referencias Karina Acevedo Whitehouse
Karina Acevedo Whitehouse

La postura de Acevedo Whitehouse me parece responsable, escéptica, y empírica—lo que debe hacer un científico cuidadoso—. Ella lamenta igualmente que algunos defensores del dióxido de cloro afirmen que cura todo “desde cáncer hasta calvicie” y que los detractores no quieran considerar siquiera su posible utilidad en la lucha contra el COVID. Sobre la segunda cuestión se muestra cautelosamente optimista aunque todavía agnóstica. Pero sobre su toxicidad para los seres humanos, dice, la literatura científica es clara:

“Una revisión de la literatura [científica] demuestra que mientras las dosis [de dióxido de cloro] utilizadas [para tratar COVID], ya sea por la vía oral, o por vía endovenosa en algunos casos, están por debajo de los niveles ya establecidos de toxicidad, los efectos negativos sobre los organismos, incluyendo el humano, son de leves a nulos.”

Dra. Karina Acevedo-Whitehouse
Dra. Karina Acevedo Whitehouse (Fotografía: Diario de Querétaro).

La COMUSAV está recomendando un protocolo desarrollado por el Dr. Andreas Kalcker, a quien los medios han denostado salvajemente con ataques ad hominem, y quien ha estado estudiando el dióxido de cloro durante años. En el protocolo de Kalcker una persona debe beber, para efectos preventivos, dosis de 1.5 mg o 3 mg de dióxido de cloro por litro de agua. Comparando, consideremos que Judith R. Lubbers, uno de los científicos en la lista de Acevedo Whitehouse, administró a sus participantes humanos, en uno de sus estudios, una solución con 5 mg de dióxido de cloro por litro de agua, cada día por 12 semanas, sin observar efectos adversos.[1]

Los estudios de Lubbers han sido considerados como el estándar de oro para establecer la toxicidad del dióxido de cloro en un reporte publicado—nada más y nada menos—por la OMS. Dicho reporte, de 2002, dice lo siguiente:

“En una serie de estudios extensivos con voluntarios humanos sobre los desinfectantes de agua, grupos de 10 varones recibieron dióxido de cloro en solución acuosa en distintos protocolos… (Lubbers et al., 1982, 1984; Lubbers & Bianchine, 1984). Las observaciones incluyeron examinación física (presión arterial, ritmo respiratorio, pulso, temperatura oral, y electrocardiografía), bioquímica extensiva de la sangre, hematología, análisis de orina, y el registro subjetivo del gusto. No se registraron efectos adversos para ninguno de los parámetros medidos.” (Dobson & Cay, 2002)

Acevedo Whitehouse ha encontrado en la literatura científica sólo 4 casos reportados de toxicidad por ingesta de dióxido de cloro o su precursor, clorito de sodio acidificado, “y uno de esos casos fue por un intento de suicidio; una persona que tomó cantidades tremendamente altas, muy por encima de los niveles de toxicidad.” Pero “en todos esos caso, incluyendo éste, hubo una recuperación absoluta sin secuelas” (énfasis mío). Los efectos negativos del dióxido de cloro en bajas concentraciones, cuando ocurren, dice, pueden siempre ser revertidos.

Acevedo Whitehouse está menos segura sobre si el dióxido de cloro puede eliminar virus dentro de nuestros cuerpos cuando se ingiere en solución acuosa. Precisamos de estudios clínicos cuidadosos. Regresaré a este punto más abajo. Pero quedémonos un poco más sobre la cuestión de la toxicidad y cómo se le comunica al público.

¿Qué dicen los grandes hospitales?

El hospital Ángeles Lomas, un hospital privado de alta calidad en la Ciudad de México, lo dirige mi amigo el Dr. Werner Damm. Le mencioné que estaba investigando este tema y me comentó que el hospital ha venido tratando pacientes que llegan con quemaduras en el tracto digestivo superior luego de ingerir dióxido de cloro. Me dijo que, de acuerdo a los expertos, el dióxido de cloro no tiene efecto alguno sobre el SARS-CoV-2. También me compartió una hoja informativa sobre dióxido de cloro que ha circulado mucho y que el hospital publicó en su revista Enlace Médico (diciembre 2020).

Esta hoja informativa afirma que el dióxido de cloro es un gran oxidante y, como tal, es un buen desinfectante, purificador de agua, agente limpiador, y blanqueador. Pero, como tratamiento para el COVID, “su uso no ha demostrado beneficio alguno cuando es aplicado en la garganta o ingerido.” En cuanto a su toxicidad, la hoja explica que causa “la muerte celular en los sitios donde se tenga contacto.” Cuando mata muchas células, hay “erosión del epitelio y entonces, luego de ingerirlo se presentan vómito, náusea, dolor abdominal, diarrea e incluso hemorragia del tubo digestivo.” La proporción de dióxido de cloro que se absorbe luego impide que la sangre traiga oxígeno a los tejidos, y destruye los glóbulos rojos. “Otros efectos incluyen lesión renal, alteración en la producción de hormonas tiroideas, lesión miocárdica (que puede derivar en arritmias letales) y efectos neurológicos como crisis convulsivas.”

Leyendo eso, se me pusieron los pelos de punta. Pero mirando más de cerca noté que esto parecía tratarse de consumir dióxido de cloro en directo, en su forma pura, sin diluir, pues la hoja afirma que “la FDA lo aprueba como potabilizador, pero no para su consumo directo” (énfasis mío). Y concluye con lo siguiente: “El dióxido de cloro elimina el virus igual que lo haría el ácido muriático, pero eso no significa que podamos ingerir alguno de los dos sin dañar nuestro propio organismo.”

Nuevamente cuestioné la relevancia. Los muchos miles de personas que están consumiendo dióxido de cloro como tratamiento para el COVID bajo supervisión de COMUSAV no se lo toman en directo. El tratamiento recomendado por la COMUSAV en absoluto es como tragar ácido muriático. Se trata de diluir cantidades muy pequeñas de dióxido de cloro en agua. ¿Entonces?

Para tratar de aclarar esto, le marqué al Dr. Guillermo Pérez Tuñón, jefe del Centro de Toxicología de Ángeles Lomas, y el autor de la hoja informativa sobre dióxido de cloro. Amablemente, me brindó una hora de su tiempo. Le pregunté específicamente si la hoja estaba considerando dióxido de cloro consumido en solución acuosa. Me contestó que sí—no me esperaba eso—.

Pero siendo que mucha gente con regularidad consume dióxido de cloro—sin daño alguno—en el agua purificada que beben, ¿por qué no había especificado él las concentraciones de dióxido de cloro que precisan las lesiones de su listado? “Porque es una concentración muy variable en la que se han presentado [en el hospital] los diferentes pacientes,” me dijo. “Son concentraciones que se han realizado más de manera doméstica.”

“Pero,” insistí, “¿qué tal que se la volteo? ¿Abajo de qué concentración se vuelve inofensivo el dióxido de cloro.” Me contestó: “Ese dato no está disponible. No lo tenemos disponible. … No hay un artículo científico que mencione que hay una concentración segura para consumir por vía oral dióxido de cloro.”

Eso me pareció inconsistente con toda la literatura que había examinado y, más puntualmente, con la hoja informativa del propio Pérez Tuñón, donde se afirma, invocando la autoridad de la FDA, que el dióxido de cloro es seguro, en bajas concentraciones, para purificar agua municipal para consumo humano. Y de hecho es seguro consumirlo en concentraciones bastante más altas, según los estudios de Judith Lubbers, aquellos que la propia OMS ha considerado como el estándar de oro para establecer la toxicidad del dióxido de cloro (ver arriba).

meme dioxido de cloro

Siendo así, le pregunté al Dr. Pérez Tuñón sobre los estudios de Lubbers. No los conocía. Cuando le leí todo lo que Lubbers había examinado, en términos de efectos adversos en potencia, sin encontrar uno solo, él notó que faltaba algo en aquella lista. Me dijo:

“Bueno, habría que analizar bien el estudio. Realmente, en ninguno de estos parámetros [mencionados] yo veo identificada una muestra tisular de mucosa gástrica, que es el principal sitio de contacto primario donde se registra la lesión inicial por dióxido de cloro, por oxidación. … No, mucosa gastrointestinal, podríamos decir, mucosa desde el nivel de la cavidad oral, del esófago, del estómago. Porque la mayor parte de los casos reportados en los pacientes que hemos tenido y que se han reportado en la literatura [por problemas luego de tratarse su COVID con dióxido de cloro] hacen más referencia al estómago—lesiones gástricas, como tal—.”

En efecto, Lubbers nunca menciona posibles lesiones gástricas. Pregunté entonces sobre esto al Dr. Manuel Aparicio Alonso, director médico de COMUSAV a nivel mundial.

No hay razón alguna, me dijo, para que Lubbers se preocupara por lesiones gástricas, porque cuando el dióxido de cloro se prepara correctamente, como sin duda se hizo en aquel estudio, tiene un pH neutro, es decir, ni ácido ni alcalino, y no daña la mucosa. “Por eso nosotros [en COMUSAV] hacemos mucho hincapié en que el inicio de un tratamiento con dióxido de cloro es tener un buen producto…—lo ideal es que un químico lo produzca.” La COMUSAV acerca a la gente a un proveedor que ellos avalan, entrenado por el químico del propio COMUSAV, cuyo producto los doctores de la COMUSAV están empleando ellos mismos.

¿Pero entonces por qué llegan a los hospitales pacientes con lesiones gástricas?

Esto sucede, dice el Dr. Aparicio Alonso, porque mucha gente se está automedicando con dióxido de cloro. Dichos pacientes están usando ya sea un producto fraudulento, ya sea uno elaborado de forma subóptima.

El doctor dedica mucho tiempo—como expresó en un seminario de la Universidad Católica de Murcia—examinando fotos de productos que le envía la gente, para decirles si tienen el correcto y cómo usarlo, o para decirles dónde adquirir dióxido de cloro bien hecho. Aun cuando tienen el producto correcto, quien se automedica a veces toma una dosis demasiado fuerte, o la toma demasiado rápido.

O también hay gente con intolerancia gástrica, “pero como tienen intolerancia gástrica a tomarse una aspirina, a tomarse un café, o a comer irritantes.” Su incomodidad con el dióxido de cloro, dice Aparicio Alonso, no es específica a la sustancia, sino al paciente. Entonces al recetar cualquier medicina, él primero pregunta si hay intolerancia o sensibilidad gástrica, y si la hay, primero:

“Yo les receto un protector de la mucosa gástrica, y si tienen una hernia hiatal les receto un procinético, que es algo que aumenta el vaciamiento gástrico, porque cualquier medicamento les va a exacerbar los síntomas. Lo mismo con el dióxido de cloro.”

Aquellos pacientes con sensibilidad que toman dióxido de cloro (o alguna otra medicina), me dijo, deben ser cuidadosos con sus dietas. Para alguien como yo (tengo hernia hiatal), al tomarlo como profiláctico, me recetaría primero una dosis baja, subiéndola gradualmente conforme mi cuerpo haga resistencia. Y recomendaría en contra de consumir alimentos acidificantes como son los lácteos, azúcares, pan, y pasta (además de lo obvio: café, alcohol, vinagre, etc.). Si un paciente muy sensible ya tiene COVID y necesita un tratamiento de emergencia con dióxido de cloro, dijo, se lo administra con un enema. En pacientes ya muy críticos, se hace endovenoso.

Por ésta y otras razones, la COMUSAV aconseja a la gente que no se automedique con dióxido de cloro. Sin embargo, me dice Aparicio Alonso, los problemas gástricos que surgen con el uso subóptimo de solución de dióxido de cloro, en las concentraciones bajas que la mayoría está usando, no supone un peligro letal.

Luego de esto, regresé con el Dr. Pérez Tuñón. Quería estar totalmente claro sobre lo siguiente: ¿Acaso él esperaba ver lesiones serias—como las que había listado en su hoja informativa—si la gente consumía dióxido de cloro de acuerdo a las recomendaciones de la COMUSAV, mismas que siguen el protocolo de Andreas Kalcker?

Proyecté el protocolo de Kalcker en la pantalla para que Pérez Tuñón pudiese ver la concentración exacta de dióxido de cloro en solución acuosa que Kalcker recomienda. El doctor estuvo de acuerdo que, con este protocolo, sólo pacientes con sensibilidad gástrica tendrían problemas. Sin embargo, me expresó su escepticismo de que, tomando dióxido de cloro oralmente en dichas concentraciones, pueda haber todavía una cantidad suficiente, luego de pasar por el hígado, para que pueda matar virus en el cuerpo.

En lo que concierne a la hoja informativa del Ángeles Lomas, añadió, no fue elaborada para informar sobre lo que sucede con el protocolo específico de Kalcker porque la gente se automedica de distintas formas, así que se preparó la hoja para advertir sobre el rango total de problemas que pueden verse cuando la gente consume cantidades peligrosas de dióxido de cloro.

Dr. Andreas Kalcker
Dr. Andreas Kalcker (Fotografía: Revista Ideele).

La COMUSAV no recomienda el MMS

Un producto de dióxido de cloro muy popular es el Miracle Mineral Solution, o MMS. El Dr. Pedro Chávez Zavala, presidente de COMUSAV México, me explicó que el MMS adquirió una mala reputación cuando gente en España comenzó a automedicarse con él y tuvo problemas. Las autoridades españolas prohibieron la sustancia sobre la base de reportes informales y no hicieron una investigación. Luego de eso hubo un tropel mediático en contra del MMS en España y otros países.

¿Es peligroso el MMS?

Según la COMUSAV, este producto sí puede llegar a producir efectos secundarios que, sin embargo, “no son severos.” Aun así, la COMUSAV prefiere que la gente no lo consuma. Lo que recomiendan es la solución de Andreas Kalcker, conocida como CDS (Chlorine Dioxide Solution), misma que se esmeran en diferenciar del MMS. Como dicen:

“Mucho se ha dicho en los medios de comunicación sobre el riesgo de consumo de MMS y muy a menudo se confunde con el CDS. Es importante aclarar que el MMS es una solución preparada mezclando unas pocas gotas de cada uno de los dos reactivos: clorito de sodio, por un lado, y un ácido que puede ser cítrico o clorhídrico, por otro.”

La reacción produce dióxido de cloro.

“Esta mezcla se añade a un litro de agua, se coloca en una botella, se sella y se consume por vía oral durante todo el día. El problema de esta mezcla es que ninguno de los reactivos es químicamente puro y al ingerir esta mezcla de estos dos reactivos, también se ingieren las impurezas de estos. Estas impurezas o subproductos químicos pueden generar molestias como diarrea, vómitos y otros efectos secundarios que, aunque no son graves, sí son irritantes, sobre todo cuando se bebe una dosis elevada de estos productos debido a la escasa información que existe en el público en general, lo que, debido a la emergencia sanitaria al tratar de prevenir o tratar el COVID-19, lleva a no buscar consejo o consulta médica y a consumir productos que no han sido preparados bajo la supervisión de profesionales capacitados para su fabricación.” (p. 7)

Por contraste con el MMS, dice la COMUSAV, el CDS es muy puro, y “no contiene absolutamente ningún clorito de sodio, ni ningún ácido.”

La posición de la COMUSAV sobre el MMS es más difícil de comunicar que la distinción binaria: ‘el MMS es malo; el CDS es bueno.’ Por un lado, la COMUSAV no quiere a la gente bebiendo MMS porque produce algunos efectos adversos; por otro lado, rechazan la demonización del MMS como inefectivo contra el COVID y, además, como una amenaza para la vida.

¿Pero, realmente funciona el dióxido de cloro contra el COVID?

Que el dióxido de cloro sea bueno matando virus en el aire, en las superficies, y en las muestras tisulares en laboratorio, y que sea seguro beberlo en concentraciones bajas disuelto en agua, no quiere decir, como apunta la Dra. Acevedo Whitehouse, que la solución de dióxido de cloro tomada tendrá éxito matando coronavirus ya en el cuerpo. Eso es lo que llaman el ‘efecto antiviral en vivo.’ Un artículo defendiendo la hipótesis de que el dióxido de cloro debiera tener dicho efecto fue publicado en el Journal of Molecular and Genetic Medicine.

El primer paso para testear una hipótesis como ésta normalmente es demostrar que una sustancia tiene efectos antivirales en modelos animales. Siendo así, un grupo de científicos, entre quienes la Dra. Acevedo Whitehouse, han ensayado la efectividad de la solución de dióxido de cloro para matar coronavirus en embriones vivos de gallina. Su estudio, posteado a Bioarchiv, “demuestra que el ClO2 [dióxido de cloro] puede ser una opción viable para controlar los coronavirus aviarios, y nos presenta con la posibilidad de que pudieran observarse efectos similares con otros organismos.” Si se confirman estos resultados, se justifica proceder con el test más importante: estudios clínicos con humanos.

A los doctores de la COMUSAV dichos estudios no les hacen falta. Ya están completamente convencidos de que el dióxido de cloro es asombrosamente eficaz contra el COVID. Lo han visto funcionar en humanos, dicen, miles de veces. Pero para convencer a muchos de sus colegas se necesitan estudios doble ciego con humanos. Así las cosas, la COMUSAV ha suplicado a las autoridades en todos lados—las mismas que aprobaron vacunas desarrolladas en tiempo récord con una tecnología totalmente nueva—que aprueben protocolos para dichos estudios clínicos. Hasta la fecha, sin éxito.

La razón, me dice el Dr. Eduardo Insignares, es que las advertencias oficiales de peligro de las burocracias de salud han atado las manos de los comités de ética que deben aprobar los estudios. La excepción es Bolivia, donde el Dr. Insignares ha completado un estudio clínico cuya publicación está pendiente.

Los estudios clínicos, empero, no son la única manera de hacer ciencia. También tenemos estudios epidemiológicos: investigaciones estadísticas sobre las correlaciones de ciertas variables o tratamientos con las consecuencias de salud en poblaciones grandes. El Dr. Manuel Aparicio Alonso me dice que tiene 50,000 pacientes tomando dióxido de cloro en dosis preventivas. Además, varios miles de pacientes infectados con COVID han sido tratados por los doctores de la COMUSAV con dióxido de cloro (alrededor de mil tan sólo por Aparicio Alonso). La COMUSAV está creando un registro cuidadoso de los resultados. Estos datos, dicen, demuestran que el dióxido de cloro funciona, y están preparando dichos datos para publicación en las revistas científicas.

La experiencia boliviana

Bolivia constituye una gran intervención de campo, a nivel nacional. Se reportó en julio que los legisladores bolivianos, aconsejados e influenciados por la COMUSAV, habían aprobado una ley para volver accesible el dióxido de cloro a la población—sobre las objeciones del ministerio boliviano de salud—. Hecho lo cual, se volvió general el tratamiento de dióxido de cloro en todo el país.

Bolivia es un país pobre (su ingreso per cápita es apenas superior a un tercio del mexicano) y no dispone de una infraestructura médica de primer orden. Por lo cual, es relevante que, luego de aprobarse la ley de dióxido de cloro, los casos de COVID en Bolivia se desplomaron rápidamente mientras que en el resto del mundo—incluyendo los países ricos de Occidente—surgieron de nuevo los casos en los últimos meses de 2020.

¿Es un dato concluyente? No. Hace falta más información. Los datos bolivianos pudieran reflejar una coincidencia. Quizá alguna otra peculiaridad boliviana haya intervenido al mismo tiempo para producir esa curva. O pudiera ser un efecto placebo. Empero, es notable que ningún otro país en el continente americano hizo bajar sus casos de COVID a esta velocidad. Y los datos bolivianos vienen del ministerio boliviano de salud, mismo que durante este periodo se oponía a la ley de dióxido de cloro, o sea que un sesgo a favor de este resultado no ensucia los datos.

El reportaje de los grandes medios sobre Bolivia es difícil de explicar. Ahí está por ejemplo (caso perfectamente representativo) de Business Insider.

Luego de las elecciones, que hicieron subir al poder a un nuevo gobierno, con un nuevo ministro de salud que recomienda el dióxido de cloro, Business Insider publicó el 1 de diciembre el siguiente encabezado: “El nuevo gobierno de Bolivia alienta a la gente a consumir blanqueador tóxico como cura para el COVID-19.” Blanqueador tóxico. Otra vez esto.

En ninguna parte del artículo se menciona que el dióxido de cloro se usa de forma rutinaria y segura para purificar agua municipal. Tampoco menciona que los casos de COVID se desplomaron en Bolivia luego de comenzar el uso extendido de dióxido de cloro. Son omisiones muy extrañas. Especialmente considerando que, cuando Business Insider publicó aquel artículo, los datos de COVID en Bolivia se veían así (fuente: worldometers):

Gráfica Business Insider

¿Y qué puede decirnos Business Insider sobre los efectos supuestamente devastadores de este “blanqueador tóxico”? Nada. ¿Por qué? ¿Acaso no hay nada que reportar? Lo único que mencionan es un artículo que publicaron ellos mismos en el lejano septiembre, donde reportaban tan sólo una presunta muerte boliviana por ingestión de este “blanqueador tóxico.” Un país entero; una presunta muerte.

Pero seamos justos: el artículo de septiembre sí decía que Business Insider había visto una “nota urgente” que “habían compartido doctores bolivianos encarados con un surgimiento de pacientes que dañaron sus cuerpos” con dióxido de cloro. Y eso suena a cosa seria. Pero a diferencia de los líderes de la COMUSAV, quienes, si bien se arriesgan a la sanción (o peor) de las autoridades, se identifican por nombre y están públicamente disponibles para entrevistas, los doctores bolivianos que supuestamente hablaron con Business Insider “pidieron se respetara su anonimidad.” Lo cual es raro porque, en aquel momento, su posición en contra del dióxido de cloro era apoyada por el ministerio de salud boliviano. ¿De qué se preocupaban? En todo caso, ni yo ni nadie puede contrainterrogar a estos presuntos doctores sobre el presunto “surgimiento” de cuerpos dañados.

Es cierto, empero, como sin duda señalarán los detractores del dióxido de cloro, que los casos COVID en Bolivia se levantaron en diciembre a los niveles del verano, y más alto aún. Y eso no pinta bien para el dióxido de cloro. Le pregunté al Dr. Pedro Chávez Zavala sobre esto, pues está en contacto íntimo con las autoridades bolivianas. Según él, los bolivianos se confiaron porque, viendo la situación mejorar tanto, imaginaron que la crisis se había superado y dejaron de tomar dióxido de cloro justo cuando empezaron a congregarse para las fiestas decembrinas—de ahí el surgimiento de casos—.

Sin embargo, es importante señalar, me dice el Dr. Aparicio Alonso, que los pacientes con síntomas serios de COVID continuaron recibiendo tratamiento de dióxido de cloro, y esto, en su opinión, es lo que explica que los fallecimientos por COVID se hayan mantenido bajos. En las dos gráficas que siguen (fuente: worldometers) puede apreciarse que, si bien los casos de contagio subieron muchísimo a partir de diciembre, las muertes durante este segundo surgimiento han sido una fracción de las muertes veraniegas.

Gráfica Business Insider
Gráfica Business Insider

La COMUSAV está ahora mismo organizando entrenamiento extensivo para la infraestructura de salud de los militares bolivianos—e incluso para todo el cuerpo militar—. La universidad militar se está encargando de producir el dióxido de cloro para los bolivianos. Y los militares, y la policía, se hacen cargo de su distribución nacional con la creación de brigadas de salud que viajan a todas las comunidades. En consecuencia, la COMUSAV espera que los casos de COVID bolivianos se desplomen nuevamente durante el mes de febrero.

Estemos atentos.

¿Qué concluyo?

Comencé esta investigación muy escéptico sobre el dióxido de cloro, y muy aprehensivo por los reportes mediáticos como para darle una probada. Ahora pienso que el sesgo oficial en contra del dióxido de cloro es una desinformación: el tratamiento de baja concentración que recomienda la COMUSAV ha sido falsamente representado como una dosis alta comparable con las concentraciones que requiere un blanqueador industrial. Aun si resultase que el dióxido de cloro en baja concentración no ayuda con el COVID, no creo que sea un peligro para la salud humana.

Será interesante ver cómo reaccionan a este artículo algunos doctores, entre quienes están mis amigos y alumnos, pues han venido advirtiendo en contra del dióxido de cloro. Creo que mis amigos hacen esto con total honestidad. ¿Pero acaso lo harán equivocados? Quizá hayan sido influenciados en demasía, por un lado, por los asertos oficiales de los ministerios de salud (mismos que citan por reflejo), y quizá los hayan impresionado demasiado, por otro lado, los pacientes que, luego de automedicarse, presentaron problemas.

Comparto, como nota personal, que conozco mucha gente que sigue las recomendaciones de la COMUSAV y ha estado tomando CDS por un tiempo; no han contraído COVID ni experimentado efectos secundarios adversos. También conozco gente, incluyendo miembros de mi familia extendida, que dieron positivo para COVID con síntomas serios y que afirman haberse curado muy rápido (tres días) tomando CDS, por contraste con quienes no lo toman.

¿Acaso es el CDS la solución? No lo sé. No puedo dar una conclusión definitiva. Pero este clavado en el tema me ha convencido de que el CDS debe ser urgente y masivamente investigado. Por lo menos algo de recursos debiera destinarse a esto, en vez de demonizar la sustancia. Y en lugar de prohibirla, debiera estar regulada para darle al público certeza de lo que consume, mientras que los doctores debieran legalmente poder administrarla a los pacientes que dan su consentimiento, porque en la dosis recomendada por la COMUSAV, no parece ser tóxico. No veo problema con que pacientes afectados por COVID lo ensayen como tratamiento, o que la población general—o por lo menos los familiares de los afectados—lo tomen de forma preventiva (pero claro, bajo supervisión médica).

Esta postura me parece responsable y ética, congruente con la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial:

“En el tratamiento de un paciente, cuando no existan intervenciones probadas o que hayan sido efectivas, el médico, luego de buscar asesoría experta, y con el consentimiento informado del paciente o de un representante legalmente autorizado, podrá utilizar alguna intervención no probada si en el juicio del médico ofrece alguna esperanza de salvar la vida, restablecer la salud, o aliviar el sufrimiento. Donde sea posible, dicha intervención debe ser objeto de una investigación, diseñada para evaluar su eficacia y seguridad. En todos los casos, las nuevas informaciones deben ser registradas y, siempre que sea oportuno, de conocimiento público.”

La COMUSAV ha invocado explícitamente la Declaración de Helsinki. Obtienen consentimiento informado por escrito de todos los pacientes que reciben dióxido de cloro, y están, dicen, investigando y recopilando registros cuidadosos. Estos datos figurarán en los artículos que preparan para publicación en las revistas científicas.

Pero si los esfuerzos de la COMUSAV, apegándose a la Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial, son éticos y responsables, queda una pregunta. ¿Por qué hemos visto a las burocracias de salud, por un lado, tan fanáticamente optimistas sobre las vacunas nuevas—hechas, éstas, con una metodología enteramente nueva, desarrolladas en un abrir y cerrar de ojos y costando una fortuna—mientras que, por el otro lado, están muy paranoicos con el dióxido de cloro, que es bastante seguro y además muy barato?

Posdata: ¿Y la ivermectina?

Muchos médicos de la COMUSAV, entre ellos Manuel Aparicio Alonso, recetan también ivermectina, un medicamento muy conocido para combatir parásitos. Arde también una controversia sobre la ivermectina, pero por lo menos sobre esta cuestión sí se han aprobado estudios para evaluar su efectividad contra el COVID, y la evidencia parece indicar que es efectiva.


[1] Lubbers  JR  &  Bianchine  JR. Effects  of  the  acute  rising  dose  administration  of  chlorine dioxide, chlorate and chlorite to normal healthy adult male volunteers. J Environ Pathol Toxicol 5(4-5):215-228, 1984.

Lubbers JR et al. Controlled clinical evaluations of chlorine dioxide, chlorite and chlorate in man. Environmental Health Perspectives. Vol. 46, pp.57-62, 1982.

Lubbers JR et al. Controlled clinical evaluations of chlorine dioxide, chlorite and chlorate in man. Environmental Health Perspectives. Vol. 46, pp.57-62, 1982.

Lubbers JR et al. The  effects  of  chronic  administration  of  chlorine  dioxide,  chlorite  and chlorate  to  normal  healthy  adult  male  volunteers. J  Environ  Pathol  Toxicol  Oncol 54(5):229-238, 1984a.

Lubbers JR et al. The effects of chronic administration of chlorite to glucose-6-phosphate dehydrogenasedeficient healthy adult male volunteers. J Environ Pathol Toxicol Oncol 5-4(5):239-242, 1984b.


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Relevo en la casa blanca, promesa de un nuevo amanecer

Lectura: 3 minutos

Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Dicho popular.

Sucedió lo predecible (y, en mucho, no deseable), la arrogancia y la soberbia tuvieron un lugar destacado en el contexto de la ceremonia de investidura del Cuadragésimo Sexto Presidente de los Estados Unidos de América, Joe Biden, no por presencia, sino por ausencia y demostración de fuerza.

Rompiendo, congruente con su ya conocida y natural actitud, el cuestionado y polémico antecesor en el gobierno norteamericano, dejó su encargo y habitáculo temporal, en medio de acusaciones y berrinches, con bombos, platillos y salvas, más parecido al exabrupto del tiburón que no logra devorar a su presa, que a un experimentado profesional que se come el platillo frío. Lo cortés no quita lo valiente.

La ceremonia de toma de protesta del nuevo mandatario, los protocolos y simbología de los actos que siguieron a la ceremonia misma, son un retorno a la ortodoxia, al origen y tradición de la idea de los padres fundadores: Federalismo y democracia.

La disertación inaugural del nuevo mandatario, sin pretender una crónica del evento, tuvo su centro en un término recurrente y enfático: unidad.

unidad mandatario
Imagen: Museum Next.

Las alocuciones del nuevo residente de la casa más famosa del mundo, símbolo del poder y capacidad de influencia global determinante, dan cuenta, intrínsecamente, de la situación polarizada que le es heredada. Consciente está el mandatario de los efectos que el discurso incendiario ha tenido en la integridad emocional de una sociedad históricamente confrontada, a pesar de la solidez de su legislación y las luchas internas que la han llevado a su status de potencia mundial.

Consciente es también del deterioro en la relación con el mundo, que se ha traducido en confrontaciones estériles y peligrosas ante la realidad vigente.

El inaugurado líder de los destinos de Norteamérica plantea una visión de reconstrucción, de reparación, de saneamiento de las heridas infligidas por una determinación separatista y dominante durante los cuatro previos años. Hoy se plantea la idea de “reparar alianzas y unirse nuevamente al mundo, con el poder del ejemplo”.

La iracundia del adiós, el desaire, la ofensa y la diatriba del pasado reciente en la pretensión de la conservación del dominio, sucumbieron ante la realidad y la norma, directriz de los destinos de una nación que se ostenta sólida ante las temporales aventuras del poder, no siempre inmune al virus letal de la ambición, enfermedad perniciosa, siempre presente y devastadora.

Dos mensajes centrales y redundantes en las expresiones del recién inaugurado presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, dan cuenta del deterioro que se hereda y donde hay que meter el cautín.

herencia trump mandatario
Imagen: Reddit.

Unidad al interior y diplomacia al exterior. Sanar heridas internas y reencontrarse con el mundo, del que se fue excluyendo paulatinamente con base en su determinante influencia y con la visión de hacer a “América grande nuevamente”.

Muchos son los temas que en estos contextos (interno y externo) llenarán la complicada agenda para realmente recuperar los principios y valores erosionados, lograr la unidad de una nación polarizada y ser un aliado para la paz y seguridad global.

Esperemos que ante este cambio de actitud traiga para el país de los libres, para el hogar de los valientes, para nuestro vecino eterno, un nuevo amanecer… y para nosotros también…

 Salud.


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