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Comunicado a la nación sobre la contingencia sanitaria

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El pasado lunes 30 de marzo se llevó a cabo una reunión en la que se notificó a la sociedad el estado de la pandemia de COVID-19 en nuestro país y las medidas que el gobierno propone para tratar de contenerla. Se anunció por varios medios que iba a llevarse a cabo después de una reunión que diversas instancias gubernamentales tendrían con el Consejo de Salubridad General. Hago notar que jerárquicamente el Secretario del Consejo de Salubridad General es la segunda autoridad sanitaria del país, y en ocasiones, la primera, ahora lo es el Dr. José Ignacio Santos Preciado. El Consejo reúne, además de diversos funcionarios, a varias organizaciones del sector como las universidades, las organizaciones médicas y los Secretarios de Salud de los estados, entre otros; su institución es incluso anterior a la Secretaría de Salud y quizá fue creado para situaciones como la que atravesamos.

Si pensamos el adagio de que En política la forma es fondo, y que yo creo que sigue siendo válido –alguien puede pensar que es de la época neoliberal y ya no tiene valor–, la reunión fue un desastre, aunque se emitieron mensajes de sumo relevantes. Porque afirmo esto: aunque se llevó a cabo en las instalaciones más importantes del Estado mexicano (Palacio Nacional), no asistió el titular del Poder Ejecutivo; a él parece que le gustan más los monólogos que las obras corales o de conjunto. El mensaje que se dio fue para informar el mayor problema que tenemos los mexicanos, quizá sólo comparable con la Revolución, muy superior a los temblores del 19 de septiembre de 1985 y 2017, la Declaración de la participación en la Segunda Guerra Mundial, diversos huracanes que nos han abatido y cualesquiera otras circunstancias.

La reunión para emitir el Comunicado fue presidida por el Secretario de Salud, el Dr. Jorge Alcocer Varela, la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, el de la Defensa Nacional, el General Luis Cresencio Sandoval González, el de Marina Armada de México, el Almirante José Rafael Ojeda Durán –por cierto, ambos llevaban uniformes de campaña y no el de gala que pensamos debían haber portado–, y el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el Dr. Hugo López-Gatell. A Jorge Alcocer le sucedió algo que estoy casi seguro no le había acontecido en su dilatada carrera como conferencista, no pudo hablar porque sus transparencias e imágenes nunca pudieron ser mostradas y optó por interrumpir su mensaje, de manera que su papel en el resto de la conferencia fue el de “pasa-palabra”. Por cierto, se equivocó al presentar al Secretario de Marina, al que le llamó “Coronel”.

El colmo fue que Marcelo Ebrard quien anunció el desarrollo de un protocolo de investigación sobre los resultados de diversos tratamientos para el COVID-19; siendo que Alcocer es un investigador probado, es SNI III emérito, fue ampliamente rebasado y opacado por el desarrollo de la conferencia. La Lic. Sánchez Cordero permaneció de “florero” –sabemos que así se le llama en el argot a quien está en una mesa de discusión sin tomar la palabra–. El Almirante Ojeda estuvo descriptivo y sobrio, haciéndonos saber que los hospitales instalados a lo largo de nuestros litorales están preparados, lo mismo que los buques tanto en el Pacífico como en el Golfo y el Mar Caribe. Los comentarios del General Sandoval fueron, cuando menos, sorprendentes, nos hizo saber que el Ejército ha sido designado para encabezar, en parte, el Plan Sanitario de Emergencia.

Fue nombrado para poner en marcha hospitales y albergues para atender a los enfermos que sufran COVID-19; tarea que no parece fácil porque sólo lo vi en la transparencia que mostró –a él si le funcionó el proyeccionista–, y nos dimos cuenta que los hospitales que intentan poner en marcha, tienen déficits muy importantes, algunos no cuentan con agua ni energía eléctrica, no sabemos el nivel de equipamiento, y se mencionó un plan emergente de contratación de personal de salud, especialmente para médicos y enfermeras. Tanto la Escuela Médico Militar –recientemente le fue cambiado el nombre por el de Escuela Militar de Medicina– como los hospitales militares – al menos existe uno en cada zona militar–, están diseñados y pensados para atender los problemas de salud del personal militar y sus familiares.

Ciertamente los médicos y enfermeras militares se han distinguido siempre por su alta capacidad y deseo de servicio; sin embargo, ampliar su responsabilidad a propósitos tan amplios no estoy seguro que tenga tan buenos resultados, a pesar de que estoy seguro que muchos de ellos, aun estando en condición de retiro, acudirán al nuevo llamado a filas. El Sr. Presidente confía poco en la sociedad civil y sus organizaciones, sus grandes tareas les han sido asignadas al Ejército; el combate a la violencia, la construcción de sus obras insignias. No cabe duda que estamos ante una militarización gubernamental y no parece ser por los miembros del Ejército, sino por el gobierno civil; ellos atienden órdenes y podrán cumplirlas o no.

comunicado a la sociedad
Ilustración: Depositohotos.

Respecto a la presencia de Marcelo Ebrard en su papel de “Canciller”, me parece que el cargo como tal, llamado así, no existe en el organigrama del gabinete, menos aun el de “Vicepresidente”, como algunos le llaman ya. No se puede negar que su participación resultó muy descriptiva y aleccionadora, explicó la importancia de las medidas tomadas y las propuestas y las metas que se tienen; decía yo que, incluso, mencionó los proyectos de investigación en los que participan los médicos mexicanos, los cuales tienen un desarrollo en México, pero son parte de un proceso tanto local como internacional. Su explicación sobre las consecuencias económicas que la pandemia tiene fue muy clara, e incluso resultó alentadora porque mostró posibilidades que no habían sido explicadas antes. López-Gatell estuvo, como siempre, técnicamente correcto, y menos optimista que en otras ocasiones.

Ante la magnitud del problema y la importancia del Comunicado a la Nación, me parece que no hay una explicación suficiente para que no fuera presidido por el titular del Poder Ejecutivo, o bien por la ministra Sánchez Cordero, y que a Jorge Alcocer no lo dejaran o no pudiera mostrar su liderazgo. En la Secretaría de Salud necesitamos un líder fuerte, capacitado y entregado, posición que hasta ahora ha sido substituida por López-Gatell, y la Dra. Laurel no ha aparecido hasta el momento. La ausencia del Secretario del Consejo de Salubridad General –o el propio Presidente de la República– para hacernos saber las consideraciones, determinaciones y recomendaciones que fueron tomadas, tampoco tiene una explicación suficiente.

Para mí tampoco existe diferencia alguna que haya sido el Secretario de Relaciones Exteriores el que participará y no el Secretario de Hacienda y Crédito Público. Me parece que debieron haber estado presentes el titular del IMSS –institución responsable de la salud de aproximadamente el 50% de la población mexicana–, del ISSSTE –institución que atiende más o menos al 10% de la población– y del INSABI –que atiende o debería atender al resto de la población, por cierto, la no asegurada–. Menos aun tengo suficiente explicación para que a las fuerzas armadas se les hayan asignado las tareas extraordinarias y no a diversas instancias civiles que tienen mayor capacidad resolutiva y la misma entrega.

Me parece que el Comunicado a la Nación no tuvo ni orden ni concierto y espero que no refleje la organización gubernamental ante el mayor problema en lo que va del siglo y probablemente de la última centuria.


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Tiempo de virus y aprendizajes

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En los próximos días, semanas y meses, es muy probable que cada uno de nosotros deberá enfrentar las consecuencias del avance del COVID-19, algunos podremos enfermar ligera o gravemente, tener familiares y amigos hospitalizados, en estado muy delicado, o incluso fallecidos.

Viviremos momentos de gran incertidumbre, agobio y temor. Por ello debemos tener presente que el pánico es, ante todo, un virus irracional. El principal camino para enfrentarlo es ponderar lo que ocurre con sentido de realidad. 

De acuerdo con los principales epidemiólogos que están trabajando para frenar el avance de la pandemia, hay una regla porcentual para dimensionar lo que ocurre: 80/15/5. Según ella, hasta el 80 por ciento de la población se infectará sin casi darse cuenta; la enfermedad será tan leve que ni le prestarán atención más allá del uso ocasional de un paracetamol. El 15% puede sufrir neumonía y necesitará tratamiento especializado. Y el otro 5% enfermará gravemente. Es este potencial 5% el que debe ser nuestra principal fuente de preocupación ya que la infraestructura mundial no cuenta con las suficientes Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) y Unidades de Terapia Intensiva (UTI) para atender a una oleada de pacientes de esa magnitud. Por ello, aplanar la curva de contagio, es decir, lentificar la velocidad con la que la población se infecta es clave. En la medida en que los casos de gravedad vayan ingresando a cuidado hospitalario a un ritmo menor que el actual, habrá mejores posibilidades de tratar a un mayor volumen de población. 

virus pandemia
Ilustración: New York Times.

Lo que estamos viviendo con el COVID-19 no hace de éste el momento más difícil de la historia de la humanidad; ha habido, sin duda, muchos infinitamente peores. Mantener la calma, cuidarse físicamente siguiendo las pautas de la OMS y de las autoridades de salud locales es fundamental. La salud mental jugará un papel central en la forma en que soportemos y nos adaptemos al nuevo escenario en el que nos encontramos. Esta pandemia está poniendo a prueba a las sociedades y a cada uno de nosotros. Mantenerse informados y proactivos nos ayudará a paliar en parte la incertidumbre; contar con espacios para descargar nuestras emociones como tristeza, miedo y enojo serán necesarios para protegernos de cuadros depresivos severos o crisis de angustia significativas, que se dan comúnmente en momentos complejos como el que estamos transitando.

También debemos permitirnos momentos de soledad y ensimismamiento, no hay nada de malo en ello, salirnos un poco del vértigo de los acontecimientos nos aliviará. Leer, escuchar música, ver películas y series, conectarnos a través de móviles y chats con nuestros amigos y seres queridos, nos hará particularmente bien. Acompañar y acompañarnos, respetando los tiempos y ritmos de comunicación individuales nos será de gran utilidad. La solidaridad, paciencia y generosidad son valores absolutamente necesarios en estos tiempos, cultivémoslos. 

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Imagen: MIT Sloan Management Review.

Nadie sabe con exactitud cuánto tiempo durará la crisis epidemiológica que estamos viviendo, pero sin duda tendrá fin. Y con más fuerza, resiliencia, entusiasmo y creatividad que antes nos volveremos a poner de pie.

Confiemos que al superar al coronavirus, con todo lo que habremos vivido, nos demos el tiempo para repensar y replantearnos el valor de nuestra vida cotidiana y de las cosas sencillas. Tal vez, a partir de ello, comenzaremos a construir un modelo de vida más responsable y amable con nosotros mismos y con el planeta; y, con ello, los totalitarismos y populismos que nos acechan dejen de ser la solución fácil para enfrentar los cambios políticos, económicos y sociales que nuestros países iberoamericanos requieren y que se habían hecho tan patentes en el último tiempo.

Hoy tenemos la oportunidad de dialogar desde otro lugar, no la dejemos ir.


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Y que nos llega el COVID-19

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En Zacatecas al igual que en todo el país, llegó la pandemia, y como suele suceder en situaciones complejas, saca lo mejor y lo peor del ser humano; se crean grupos de solidaridad, pero sobre todo, una incesante demostración de que los mexicanos nos sabemos dar.

Entregamos aun cuando esto apenas comienza, sin esperar nada a cambio, sólo aportamos a la contención muy a pesar de las autoridades, y principalmente muy a pesar del presidente.

Sin duda existe una gran cantidad de mexicanos a quienes no les es posible quedarse en casa y desde luego no son falta de ganas, ni inmunidad; es falta de comida, falta de oportunidades, de solidaridad, de políticas públicas que realmente ayuden a salir de tal circunstancia y no los mantenga en la misma con precariedad.

Lo que hace falta en este país, es una verdadera justicia social. Han demostrado los gobiernos que ninguno ha tenido capacidad para administrar el dinero de los contribuyentes, y menos de hacer una adecuada redistribución. No sé por otros lugares, pero acá en Zacatecas existen funcionarios que luego tienen ranchos y propiedades que ni siquiera tienen empresarios con más de 40 o 50 años de trabajo; ahí es donde se ve la verdadera injusticia y el destino de los recursos, que deberían servir para generar una comunidad más igualitaria o más justa.

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Ilustración: Shonagh Rae.

Ante la pandemia, piden a los empresarios que apoyen a sus empleados, con el pago del salario cuando dejen de asistir a trabajar. Creo que serían muy pocos los empresarios que quisieran perder su patrimonio y el colaborador es el principal motivo de existir de una empresa, dado que es la fuerza de crecimiento. No discutimos que existen quienes no valoran esto, pero en su gran mayoría, según datos del INEGI, en México somos micro y pequeños empresarios los que damos la mayor cantidad de empleos; aquí es donde va surgir un gran problema: no habrá mecanismo alguno para que subsista la gran cantidad de MiPyMEs que tendrán que cerrar.

Respaldar a los colaboradores es un deber empresarial, un deber social y sobre todo un acto de solidaridad económica; si son los que durante el auge y crecimiento de la empresa no rajaron, es cuando diría mi compadre, “no hay que rajarse”; en resumidas cuentas, llegó el momento de hacer comunidad.

Esto implica generar la denominada economía de barrio: comprar en pequeñas misceláneas, contratar al carpintero de tu cercanía, al plomero, y si es posible hacerle pagos por adelantado a quien ofrece servicios y que en esta contingencia no podrá atender; es momento de que surja, el verdadero valor de ser humanos.

La sociedad como la conocemos hoy en día, es derivada de las dos grandes Guerras Mundiales; de ahí nació la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Y ahora llegó el momento de demostrar esa unidad, desde la célula más pequeña, como lo es la familia, la empresa y la colonia o comunidad. Es el día en que tenemos que reflejar que hemos aprendido a crecer en comunidad y en solidaridad, de ser corresponsable de nuestros actos.

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Ilustración: South China Morning Post.

Dijera mi compadre: “o nos acomodamos a las circunstancias y las cambiamos, o nos haremos víctimas de ellas”; lo mejor que podemos estar imaginando en esta pandemia es ser innovadores, aprovechar la tecnología y la gran creatividad del mexicano para destacar en la solidaridad, para demostrar por qué somos un gran pueblo y que seremos una gran nación.

Siempre nos dijeron que una crisis es una oportunidad, ahora la tenemos, ¡y de qué tamaño!, hoy sí veremos si la oportunidad es aprovechada por Zacatecas, o también como dijera mi compadre, “nos lleva la chingada”…

Mientras no nos lleve quien debió estar en su rancho del mismo nombre –porque no será culpa sólo de él–, siempre es una corresponsabilidad de todos.

Tanta ciudadanía cuanto sea posible, tanto gobierno cuanto sea necesario.


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Mensaje del Club de Roma a los líderes globales en relación con los retos que plantea el COVID-19

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El Club de Roma ha formulado un nuevo llamado a la acción a los líderes globales, a propósito de la grave crisis sanitaria y económica que estamos viviendo por el COVID-19. Es un llamado a la acción para resurgir de esta crisis más fortalecidos, con una nueva relación entre la humanidad y la naturaleza. Presento, en forma resumida, algunos aspectos de este mensaje.

Cabe referir que el Club de Roma emite este llamado en el contexto de su reciente propuesta de ejecutar un Plan de Emergencia Climática Planetaria, ante el peligro que corre la civilización contemporánea y la humanidad en su conjunto frente al cambio climático y el rebase de los límites naturales del planeta.

De acuerdo con este mensaje, el mundo está sumergido en una crisis extraordinaria. El Club de Roma comparte una profunda preocupación por el costo humanitario que esta pandemia está causando y expresa su solidaridad con las comunidades más vulnerables a medida que el virus continúa esparciéndose alrededor del mundo.

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Ilustración: ALIREZAPAKDEL.

La magnitud de este reto requiere de rápidas y fuertes medidas preventivas y de apoyar las acciones que se requieran para salvar tantas vidas como sea posible y se garantice la seguridad de las personas. La actual crisis nos demuestra cuánto dependemos unos de otros, como una sola familia humana viviendo en nuestro planeta. Es importante darse cuenta que el mundo está encarando una crisis profunda y de largo plazo, enraizada en un amplio número de retos interconectados.

Pero ésta es también una oportunidad sin precedente para abandonar el esquema de un crecimiento global destructor de la naturaleza, con los inmensos y crecientes costos de una economía basada en el uso de combustibles fósiles, para buscar un adecuado balance entre la población mundial con el bienestar, la prosperidad y el respeto a los límites naturales del planeta.

De la forma en la que los gobiernos decidan estimular la economía dependerá si aumentan los riesgos globales o mitigarlos, así que es muy importante que en esta ocasión actuemos con sabiduría.

El riesgo es tomar medidas de corto plazo que incrementen la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y continuar degradando la naturaleza en el largo plazo. Por otra parte, ahora tenemos una gran oportunidad para buscar soluciones que no sólo permitan salvar vidas y estimular la economía, sino de acelerar la transición hacia economías más resilientes, de bajas emisiones de carbono, y construir sociedades que logren vivir en armonía con la naturaleza.

economia y covid 19
Ilustración: Lau Ka-kuen.

Las soluciones están en estimular la transición energética, invertir en la restauración de la naturaleza, en la reforestación, en fomentar los sistemas alimentarios sustentables y en la agricultura regenerativa. En este llamado se invita a los líderes para que tengan el valor, la sabiduría y la capacidad de previsión para articular planes verdaderamente transformadores y profundos invirtiendo en las personas y en su futuro, en la naturaleza y en el bienestar que se genera con un desarrollo con bajas emisiones de carbono.

Estos esfuerzos deben efectuarse en coordinación con las actividades de las Naciones Unidas en materia de cambio climático, protección de la biodiversidad y la naturaleza.

Es también importante recordar que los países son más fuertes si trabajan juntos y que la cooperación internacional es la mejor opción para resolver los retos existenciales del futuro. Debemos trabajar juntos para superar esta emergencia con un replanteamiento de la economía global. La dignidad de la persona humana y la naturaleza deben ser el centro de esta transformación. Es esencial, por lo tanto, tomar decisiones inteligentes para que las futuras generaciones puedan sobrevivir y prosperar en un mundo mejor.

Asimismo, será necesario salir de esta crisis con una nueva ética, más solidarios y más conscientes de nuestras responsabilidades con la humanidad, con el planeta, y con las futuras generaciones.


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El mundo es plano, caliente y sobrepoblado

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Sin duda estamos viviendo en un mundo muy diferente al de hace tan sólo algunos años, en donde una gran cantidad de personas no están satisfechas con lo que ven, con lo que viven o hacen, se sienten injustamente tratados por el sistema o modelo de su país, no tienen claro qué van a hacer o cómo deben de educar a sus hijos; muchos se sienten desplazados ya sea por la tecnología, por la cantidad de datos, su manejo o explotación, y todo esto va aumentando la incertidumbre al igual que polariza la convivencia social.

En 2008 Thomas L. Friedman escribió un extraordinario libro, Hot, Flat and Crowded. Why we need a green revolution and how it can renew America, en el cual nos dice que el mundo se ha convertido en un lugar caliente (hot) debido a las altas y excesivas temperaturas que ha estado alcanzando, principalmente en lo climático, pero también en lo intenso de los cambios políticos, económicos y sociales. Y en estos momentos en donde una enfermedad ocasionada al otro lado del mundo, se convierte en una pandemia prácticamente global, que ataca sin discriminar raza, religión, nacionalidad o estatus social, nos lleva a reflexionar que a pesar de todos nuestros avances médicos, tecnológicos y de comunicaciones, algo más nos ha faltado desarrollar, que seguimos siendo muy vulnerables no tan sólo a desastres naturales sino también a otros riesgos. 

El autor se refiere a lo plano (flat) en el sentido de que todos estamos interconectados 24/7/365 –horas, días y año–, lo cual ha ocasionado que todos tengamos la misma información, que todos nos podemos ver y comunicar sin costo, que estemos buscando las maneras más eficientes para trabajar, para armar, desarrollar o vender un producto o servicio. Realmente nos hemos convertido en una comunidad única, donde las barreras de la distancia o lenguaje ya no impiden el progreso. Por el desarrollo de los sistemas y medios de comunicación parecería que iremos avanzando rápidamente a un proceso cada vez más globalizado.

Loren f mundo plano
Thomas Loren Friedman, periodista y escritor estadounidense.

Esto ha implicado un intercambio intenso entre nuestras comunidades así como de nuestros negocios, las famosas cadenas de valor ya son una realidad, al igual que nuestras dependencias sociales entre diferentes países, por eso la Tierra no tan sólo es plana, sino que se parece más a una cancha de futbol común para todos, pero con árbitros y reglas diferentes, y todos queriendo jugar el mismo juego pero sin protocolos y, a veces, hasta con pelotas diferentes. Tal situación está quedando en evidencia con el COVID-19, donde no se ve un protocolo ni común ni suficiente para atacar un tema vital global.

Cuando Friedman se refiere a aquello sobrepoblado (crowded), lo entiendo también para otros temas diferentes al poblacional, como son los médicos, los de información, de datos fidedignos y falsos, seguridad, etc. Parecería que lo indispensable ahora es poder diferenciar y discernir qué es lo importante de tanto ruido; ya no es un tema de lenguaje sino de saturación y de lo que era antes un riesgo aislado o focalizado, ahora se puede convertir en un tema mundial y tendremos que aprender a tratarlos de esa manera, tendremos que encontrar protocolos globales que nos ayuden a minimizar y a convivir con estos riesgos.

Parecería que los modelos anteriores ya no funcionan y todavía no se ve un país líder, con un sistema o acuerdo social que muestre cómo se puede crecer de manera sostenida y sustentable, pero sobre todo sin pobreza y desigualdad.

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Ilustración: The Daily Times.

En esta nueva cancha tendremos que establecer las nuevas reglas, lineamientos, protocolos y árbitros que nos permitan además de minimizar los riesgos –médicos, seguridad, cibernéticos, sanitarios, económicos, entre otros–, también crecer de una manera sustentable, sostenida y que realmente se pueda erradicar la pobreza y minimizar la desigualdad, no como un tema humanitario sino como un tema de supervivencia.

Es fundamental  encontrar un país líder, que establezca el ejemplo de cómo enfrentar este nuevo mundo de manera exitosa, y si esto no es posible, sí deberíamos tener la capacidad de desarrollar  una institución global que lo haga. Reitero, y es una tristeza que así esté ocurriendo, el ejemplo del COVID-19 nos debe llevar a un cambio urgente para buscar de manera permanente el bien común.


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Dios, ciencia… quien sea, que nos salve de esta guerra pandémica

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Sálvese quien pueda

A diferencia de otras notas, no compartiré enlaces de la web, pues me imagino que todo el mundo que está en casa y dispone de Internet, de neveras llenas de comida, bebida, aire acondicionado y otras facilidades de la vida moderna, ha leído lo que le interesa. Yo mismo no he leído mucho y trato de ver lo menos posible la información de la T.V., ya que no me brindará mucho salvo ponerme histérico. 

Eso sí, estoy en cuarentena desde varios días antes del decreto presidencial, pues me era muy claro que el mejor remedio es no exponerse y mi casa, en ese sentido, es mi fuerte, mi fortaleza. He manifestado en el pasado y ratifico hoy que sufro de la enfermedad de la conspiración. Ya he publicado también que esta guerra global es un programa que tiene varios objetivos y supongo que este virus es producto de un laboratorio, y es verdad que no sé si se escapó del mismo o le abrieron la puerta. De todas maneras, al estar afuera ya era difícil meter nuevamente al diablo en la botella. En este momento, 28 de marzo, hay 597,630 infectados y 27,370 muertos, según los datos recopilados por la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, Estados Unidos). Cuándo se detendrá, cómo se detendrá, cuántos muertos habrá al final, eso está por verse.

Como siempre, ante este tipo de eventos aparecen una serie de personajes, en los que me incluyo, que sostienen que esta pandemia es una acción conspirativa contra el orden establecido. Debemos reconocer que el orden establecido para unos y para otros no es el mismo.

El primer punto –y seguro más de uno me crucificará y sólo por no comprender que nada tengo en contra de los científicos que investigan, todo lo contrario, sólo en ellos confío–, es que los científicos no están de acuerdo entre ellos, pues si fuera así quizás ya tendríamos la vacuna. Y posiblemente exista la vacuna, pero aún no están dadas las condiciones para usarla. 

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Ilustración: Patterson.

Leí que no es posible que este virus sea un producto de laboratorio porque los virus de laboratorio suelen construirse sobre el esqueleto de virus existentes y éste es uno nuevo, como también leí “nuevo coronavirus”. Soy absolutamente lego en estos temas y no tengo la capacidad de leer y entender lo que publicaron los científicos en la importante revista científica Nature. Mi análisis proviene desde otra plataforma:

1. El desarrollo académico de los científicos a la par que investigan, deben publicar lo investigado y eso pasa serios controles, pero lo cual no significa que sea absolutamente cierto o comprobado; en gran medida son expectativas.
2. Estos mismos científicos para poder investigar reciben mucho dinero, pues de algo deben vivir, y eso me llevó hace años cuando leía en la prensa los resultados de alguna investigación que me interesaba, averiguar quién la financiaba. ¿No es fácil de comprender? Si una investigación dice que la Coca-Cola es mala para la salud, posiblemente la investigación la pagó Pepsi Cola. Si la investigación demuestra que ambas bebidas son malas, posiblemente la investigación fue financiada por un fabricante de jugo natural, digamos cítricos.
3. Yo escribí en una nota que aunque no sea “humano” lo que pienso, creo que esta guerra se desató para combatir nuestra longevidad que, según los economistas y políticos, es un peso para la sociedad. ¿A alguien se le ha ocurrido pensar que alguna persona, entidad u organización, confiese que ha desarrollado un virus para ese objetivo? Seguramente no es de esta manera, pero por eso es tan importante encontrar las explicaciones del porqué es una mutación de la naturaleza.

Otra faceta de esta guerra pandémica son los derechos de los trabajadores. Miles de personas quedan sin trabajo, sin ingresos y deben estar recluidos en su casa y multados si salen a la calle. Personalmente –y si bien por tener “la edad atacada”– considero correcto no salir, aunque no estoy seguro que la cuarentena absoluta sea la mejor solución, y posiblemente seamos testigos de desbordes populares imparables. Hay momentos que pienso que la cuarentena total es una forma de evitar manifestaciones. Ojalá me equivoque. En algún momento esto volverá a la normalidad, pero estoy convencido que las condiciones laborales serán distintas y más difíciles para los trabajadores.

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Ilustración: Sua Balac.

Frente a los trabajadores tenemos el capital y sigo sin entender por qué no suspendieron la compra-venta de acciones y bonos en las Bolsas de Valores. La constante baja de los Valores, las banderas rojas, han despertado pánico y ante esto hay desbandada general. Las pérdidas de muchos son enormes. Pero esa mercadería alguien la compró. Nunca sabremos quién fue, pero no dudemos, los que compraron serán de los grandes beneficiarios de esta guerra. ¿Alguno cree que los bancos saldrán perjudicados?

Como estoy confinado, no sé qué pasa con los precios de los productos, pero los productores de leche, verduras y fruta no se enriquecerán de esta guerra pandémica ni del incremento de los precios. Aparentemente el productor de papel higiénico sí se beneficiará porque escuché que hay alta demanda de ese producto.

La reducción del consumo en general debido al confinamiento, provocará pérdidas muy grandes en el turismo. Aunque en lo inmediato comprendo que los hoteles se convertirán en hospitales, los operadores turísticos sí se verán afectados. ¿Y las empresas aéreas? Sin duda muchas quebrarán, pero su sector al fin y al cabo será de los mejor beneficiados de esta guerra global. 

Mi teoría es que serán más pequeñas, morirá el low-cost, los boletos estarán más caros, los salarios sustancialmente más bajos y, por supuesto, tendrán apoyo del gobierno –posiblemente el tema de las compañías aéreas merezca un texto especial–.


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Cuidado con los análisis superficiales en temas de salud y economía

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He seguido con particular interés el debate entre las personas, cuya postura es que la parálisis económica es más grave que los decesos que pueda causar la pandemia provocada por el COVID-19, ambas situaciones requieren análisis por parte de las personas e instituciones encargadas de orientarnos en esta grave situación, algo más sólido e informado que las opiniones que escuchamos en las redes sociales y los medios de comunicación. Es muy grave opinar sin conocimiento. 

Reflexionemos lo siguiente.

11 de marzo de 2020. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, anuncia que han evaluado que el COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia.

27 de marzo de 2020. La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, anuncia que la economía mundial entró en una recesión debido a los efectos de la pandemia del COVID-19.

La pandemia se define por eventos impredecibles, pero recurrentes, que pueden tener consecuencias graves para la salud humana y el bienestar económico mundial. Sin embargo, no menciona la falta de servicios de atención médica y la imposibilidad de atender a los enfermos, la desesperación, el dolor, el sufrimiento por familiares enfermos y los decesos de seres queridos.

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Ilustración: El Economista.

En el caso del COVID-19, el FMI menciona que éste ha sido el detonante que provoca la recesión en la que estamos, aun cuando varios especialistas insisten en que la economía del mundo se encontraba en una situación muy frágil y que una recesión mundial era inminente.

Una recesión se caracteriza por el empeoramiento de la economía durante al menos dos trimestres consecutivos, suele acompañarse de disminución del consumo, de la inversión, de la producción de bienes y servicios. Lo cual provoca, a su vez, que se despidan trabajadores. No se ve en esta definición el dolor, la desesperación de las cabezas de familia que no pueden llevar comida a sus hogares, las pérdidas de vivienda, del sacrificio de bienes y ahorros, la pérdida de oportunidades de estudio de los jóvenes, de patrimonios esfumados, de sueños sin cumplir, y más situaciones terribles.

Algunos líderes dicen que unos miles de muertos son mejoresque enfrentar una recesión, para ello sostienen que 21,000 muertos entre 450,000 infectados (4.7%) –cifras al 27 de marzo de 2020 a nivel mundial– es un daño menor al impacto de las consecuencias por los problemas en la disminución del ritmo económico mundial, además hay otras enfermedades que provocan muchas más muertes.

Según la OMS, las cuatro principales causas de fallecimiento por temas de salud en el mundo son:

1. Cardiopatía Isquémica y el Accidente Cerebrovascular: 15.2 millones de personas (2016).
2. Enfermedad Pulmonar Obstructiva: 3 millones de personas (2016).
3. Cáncer de Pulmón, Tráquea y Bronquios: 1.7 millones de personas (2016).
4. Diabetes: 1.6 millones de personas (2016).

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Imagen: Cuba Hora.

Bajo este argumento, 21,000 (4.7%) muertos sobre 450,000 infectados parecen cifras pequeñas. Insensible, pero contundente. Sin embargo, veamos más a detalle.

Se estima que el porcentaje de la población mundial que puede resultar infectada por COVID-19 es del 70%; sobre una población mundial actual de 7,625 millones de personas, el 70% de la población infectada sería de 5,337 millones y con un factor de deceso de 4.7%, estamos hablando de 250,086,250 muertos, ¡son cifras alarmantes! No podemos permitir la muerte de tantos seres humanos. No existe evento en la historia de la humanidad que sume tal cantidad de muertos.

Además, no conocemos el impacto futuro del COVID-19 o de sus posibles curas, no tenemos suficiente información de una enfermedad que se detectó por primera vez el 1º de diciembre del 2019, ¡nos falta conocimiento! Por ejemplo:

· Aún no nace la primera generación gestada bajo los efectos del COVID-19 y no sabemos qué pueda pasar.
· Desconocemos si las personas infectadas asintomáticas en el futuro puedan desarrollar síntomas o secuelas.
· Tampoco conocemos el comportamiento del virus en menores de edad y qué consecuenciasfuturas tendrán.
· No sabemos los efectos que puedan tener las ulteriores vacunas en el largo plazo al ser desarrolladas a toda velocidad y sin ser probadas en forma exhaustiva.

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Ilustración: El Colombiano.

Podría mencionar muchas más variables que no podemos predecir, ¡sabemos muy poco de este enemigo!

No es sensato e inteligente hacer menos la pandemia por COVID-19, ¡las consecuencias pueden ser catastróficas!

Lo que enfrentamos es diferente, festejo las buenas intenciones y ocurrencias por los señalamientos de remedios y soluciones a base de platillos gastronómicos, limpias, imágenes religiosas, curas en los medicamentos genéricos o anuncios de que por tener dinero o no en el banco se es inmune, así como tampoco creo que la recesión se solucione saliendo a la calle a comprar todo lo que podamos en abonos.

Los problemas complejos no tienen soluciones únicas, los problemas complejos requieren análisis, conocimiento y múltiples soluciones; se requiere la participación y compromiso de todos, por supuesto que habrá dolor y sacrificio, se necesita liderazgo e innovación ante un mundo que es diferente a partir de ya. 

Aunque no queramos, todo cambió y debemos enfrentarlo.


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La humanización digital del COVID-19

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Ante la globalización, las expectativas de una apertura mundial que incentive el intercambio comercial, abrió la esperanza de un futuro muy prometedor para la economía de las diferentes naciones del planeta, siendo las tecnologías el gran embajador de dicha globalización al permitir cruzar fronteras sin necesidad de pasar aduana. Para fortuna y desgracia, dicho intercambio no solamente puede ser virtual, ya que también requiere la presencia física de diferentes actores que en ocasiones además de ser portadores de virus cibernéticos, resultan ser biológicos.

Actualmente el mundo enfrenta una pandemia de un nuevo tipo de virus que comenzó en una localidad de China. Éste, denominado COVID-19, se esparció rápidamente en Wuhan y era cuestión de días para que otros países comenzarán a presentar casos importados de dicha ciudad, debido a las personas que habían estado ahí, ya sea por trabajo o por placer, volvían a sus países de origen portando el virus.

Hoy en día ya son más de 526 mil casos detectados y más de 24 mil muertes por este virus en varios países del mundo, siendo los más afectados, Italia y España. En el caso de México, son 585 casos confirmados y 8 defunciones.

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Debido a esta pandemia se ha hecho más notorio el uso de la tecnología para sobrellevar la situación sanitaria y brindar facilidades para el sistema económico internacional, ya que por dicha crisis el mundo enfrenta una situación económica poco favorable, viéndose perjudicadas principalmente las pequeñas y medianas economías.

La tecnología está siendo usada para diferentes fines como son: el acercamiento con seres queridos debido al aislamiento social –videollamadas, intercambio de textos, fotos, etc.–; medio para realizar trabajo desde casa –home office–; y también para generar soluciones tanto de salud como económicas.

En esta última, el ejemplo son las grandes empresas que utilizan tecnología en sus servicios. Recientemente se publicó una noticia referente a Amazon y Facebook. Ambas empresas ocupan la tecnología para continuar brindando sus servicios; por su parte, Amazon se enfocó en contratar a más personas para entregar la mercancía solicitada, y es que, debido al aislamiento, la sociedad que tiene la posibilidad de adquirir productos vía internet, ha incrementado notablemente el uso de este servicio para no salir de sus casas. Incluso, empresas como Microsoft han tenido un incremento en el uso de su paquetería de colaboración en línea, ya que los centros de trabajo se han preparado para brindar las herramientas necesarias a sus trabajadores para que los procesos y servicios continúen en operación.

En el caso de Facebook, las personas han utilizado la red social para informarse, realizar videollamadas y tener un acercamiento virtual con sus seres queridos. Además, redes como Instagram o Tik Tok son utilizadas para generar contenido que logre distraer a las personas que están en casa y lograr pasar un buen rato.

No sólo el COVID-19 nos está ayudando a darnos cuenta de que una forma de vida digital puede ser posible, también representa un escenario donde la tecnología es explotada para el beneficio de la ciencia misma. Un ejemplo de ello es el uso de la Inteligencia Artificial (IA) por parte de Estados Unidos en el procesamiento de lenguaje para poder leer y filtrar toda la información que existe sobre el virus, y así facilitar la toma de decisiones de los profesionales para producir nuevas ideas o enfoques de cómo abordar la situación. De esta manera, se está usando IA para realizar filtros de información, pero también para que con base en la información de COVID-19, los científicos de datos puedan crear algoritmos capaces de generar, evaluar y optimizar computacionalmente cientos de millones de anticuerpos terapéuticos y poder descubrir tratamientos eficaces contra el virus.

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Imagen: Poresto.

Incluso, personas en redes sociales están ocupando la información que publican de manera oficial las instituciones de diversos países para realizar estudios estadísticos y analizar la información con diversas tecnologías especializadas en manejo de datos. Como resultado del análisis de dichos datos, se han producido diferentes visualizaciones que identifican los puntos temporales exactos en los que el brote se ha hecho más evidente; asimismo, han logrado generar productos de información que ayudan a contextualizar la situación, específicamente para tomar decisiones sobre las acciones de cuidado que tiene cada país.

El sector de telecomunicaciones ha incrementado la demanda de los servicios, por eso varios organismos de telecomunicación han optado por emitir diversas acciones para atender la demanda sin que la infraestructura colapse. Por ejemplo, diversos países de América Latina están tomando decisiones sobre este sector, principalmente para que la población cuente en todo momento con telecomunicaciones. Algunas de las acciones son: ampliar la oferta de banda ancha, abrir redes de Wi-Fi, preservar la integridad de las redes de los proveedores de estos servicios, gestionar el tráfico de internet, otorgar acceso gratuito e ilimitado de mensajes de texto, aunado a utilizar más los mensajes de texto SMS y así ahorrar el uso de la red con aplicaciones como WhatsApp.

La tecnología está presente de forma permanente en la mayoría de los aspectos de nuestra vida, y justamente por esta situación las aplicaciones como Netflix o Amazon, que tienen programación por streaming, anunciaron que bajarán la calidad de su conexión debido a la demanda incremental de usuarios conectados al mismo tiempo en diversas partes del mundo.

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Imagen: MyPress

De manera particular, la emergencia sanitaria ha dado la oportunidad para que México impulse servicios tecnológicos de atención al cliente a través de chat bots y el uso de la Inteligencia Artificial. El gobierno ha puesto a disposición de la población el servicio de SMS para ayudar a detectar casos de posibles contagios de COVID-19 a través de un cuestionario, para luego atenderlos de manera personal si es que tienen la mayoría de los síntomas. De acuerdo con la información publicada por la Agencia Digital de Innovación Pública del Gobierno de la Ciudad de México, con corte al momento de escribir este artículo, se tienen 4.2 millones de mensajes totales; 146 mil usuarios totales; 102 mil cuestionarios completados; 2,631 sospechosos graves; y 505 enviados a salud para su atención después de un segundo cuestionario más amplio.

El COVID-19 nos ha hecho cuestionarnos el porqué muchas veces culpamos a la tecnología de alejarnos de las relaciones interpersonales, siendo que en estos tiempos de aislamiento es lo único que nos permite seguir cerca de nuestros seres queridos.


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