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Migrantes sin alternativa

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El cambio climático, la inseguridad, desempleo y pobreza siguen provocando migraciones masivas en Centro América, principalmente de Honduras, y miles de personas intentan cruzar México para llegar a la frontera norte y buscar ingresar a Estados Unidos.

Este desplazamiento de poblaciones, como la reciente que agrupa a más de 8 mil personas, la mayoría hondureños, y que se encuentra en Guatemala, se queja de la crisis económica, la delincuencia organizada desbordada y a que sus tierras no producen debido a las prolongadas sequías. 

El impacto climático ha creado el llamado corredor seco centroamericano —que abarca 1,600 kilómetros de longitud desde la zona limítrofe sur del estado Chiapas hasta la zona occidente de Panamá—, y que ha sido catalogado como el peor en la última década, afectando severamente a 3.5 millones de personas, que hoy demandan asistencia humanitaria y refugio. Nada fácil atender y brindar solución a los desplazados.

migrantes sin alternativa
Imagen: Chapter for compassion.

Pero ahora esa caravana de migrantes se moviliza en plena crisis sanitaria por la pandemia del COVID-19. Ya se detectaron 21 personas contagiadas por el coronavirus (12 hombres y 9 mujeres), y los más probable es que el contagio se multiplique entre los desplazados y en los elementos de los cuerpos de seguridad de Guatemala, en donde ya hubo enfrentamientos con mucho contacto físico, y en cuanto intenten ingresar a México habrá otros contactos, violentos y de protesta, con los elementos de Guardia Nacional, quienes también estarán expuestos al contagio.

Si bien Guatemala les exige pruebas negativas del COVID-19, en México no se les pide a este tipo de grupos; y en El Salvador y Honduras son mínimas las pruebas que se aplican dentro de sus territorios. De entrar la caravana a territorio mexicano el primer estado que resentirá el repunte de contagios será Chiapas y de ahí al resto de las entidades que transiten para llegar a la frontera con Estados Unidos. 

Aún se desconoce qué planes sanitarios, de refugio y seguridad, aplicarán las autoridades mexicanas para evitar que los migrantes climáticos y pobres se conviertan en potenciales focos de contagios.

De lograr su objetivo de ingresar a nuestro país y se desplacen por todo el territorio mexicano, los migrantes pasarán por estados que se encuentran con serios repuntes de contagios y fallecimientos por el COVID-19. Y los servicios de salud y las redes hospitalarias de varias entidades están rebasadas para atender a los focos de contagio itinerantes.

Vale recordar que en la frontera norte de México se encuentran miles de indocumentados centroamericanos, africanos y del Caribe, varados desde hace más de 3 años, en espera de poder entrar a Estados Unidos. Sólo en la zona fronteriza del estado de Chihuahua se encuentran casi 10 mil indocumentados con la esperanza de brincar al sueño americano. El gobierno de Donald Trump presionó a México para controlar y contener a esas caravanas en nuestro propio territorio, y así se hizo, y ahora cargamos con este fenómeno sin programas claros de refugio y asistencia social.

problema migrantes
Imagen: Hanna Barczyk.

Ahora que se avecina el cambio de poder en Estados Unidos, la mayoría de esos migrantes, y de la nueva caravana, tienen confianza en que el nuevo presidente Joe Biden cambie su política y brinde refugio a los miles de desplazados. Obviamente esperan que en los primeros 100 días del nuevo gobierno estadounidense las cosas cambien a favor de los indocumentados. Pero bien sabemos que los demócratas seguirán los mismos pasos que aplicó en esta materia Barack Obama, cuyo gobierno deportó a miles de indocumentados mexicanos y de otros países.

Nada bien le irá a México con el tema migratorio con el nuevo gobierno de Biden
Mientras la caravana está por entrar a Chiapas. ¿Qué planes tiene el gobierno mexicano?, al menos los sanitarios que son de alta prioridad. 

También es la hora de que los gobiernos centroamericanos asuman mayores compromisos con sus  compatriotas, pues hasta ahora el resultado es que no están preparados para escenarios de tal magnitud. 

La otra amenaza del cambio climático merece otro análisis, pues sus impactos seguirán elevando el fenómeno de desplazados.


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Agua salada, una crónica de supervivencia (Parte II)

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DÍA 5

Como estaba planeado, Javier escaló por el balcón hasta el camarote de nuestro amigo de Perú para de ahí correr hacia el suyo. Parecía una ruta segura, pero permanecimos atentos durante más de 20 minutos para asegurarnos de no escuchar ningún ruido revelador. Nada, todo parecía tranquilo.

La primera mala noticia del día fue la falta de agua en el baño del camarote. No sólo era grave la falta de aseo, sino que era el agua que habíamos estado bebiendo. Una hora después llegó el aviso por los altoparlantes:

—El agua potable se ha terminado, junto con la comida se incluirá una botella de agua por camarote, pero deben racionarla. No salgan por ningún motivo de sus camarotes. Repito, no salgan por ningún motivo.

Más por distraernos en algo productivo que por encontrar una solución, improvisé con una parte firme de mi maleta y con la cuerda sacada de los chalecos salvavidas logramos bajar el recipiente hasta el mar y subirlo con una pequeña cantidad de agua que nos sirvió para asear el WC. Repetimos la operación turnándonos Isabel y yo hasta que el cansancio nos lo permitió; de repente un nuevo toc-toc en nuestra puerta.

Cuando abrí para recuperar la comida me llevé la sorpresa de que no era el room service, sino un colega de Estados Unidos al que apenas reconocí detrás de una máscara de tela que sólo le dejaba los ojos visibles.

—Soy Bryan, déjame pasar, tengo un plan para salir de aquí que les quiero compartir.

Bryan tenía mi número de camarote porque el primer día me lo pidió para contactarme más adelante para una cita de trabajo. De acuerdo a la información de Bryan, lo que estaba sucediendo es que el comando que había tomado el barco había diseminado una substancia en alguna bebida el día del coctel inaugural, la cual había matado a varias personas, con el propósito de correr la versión del virus y poder detener el barco para negociar nuestra liberación. Simplemente esto era un secuestro y éramos rehenes de un grupo criminal que, para mantenernos bajo control en nuestros camarotes, había diseminado la versión del virus letal. Claro, hacía mucho sentido. De alguna manera respiré, por fin había información que sonaba lógica, y en realidad, prefería estar secuestrado que expuesto a una infección mortal.

plan de escape agua saldad
Imagen: Cloudfront.

Según Bryan, tendríamos que saltar con nuestros chalecos salvavidas antes del amanecer del día siguiente hacia una luz intermitente que sería la señal de una lancha que iría a nuestro encuentro para llevarnos a tierra. Algo estaba mal en su plan… y cuando le pregunté cómo había hecho para contactar a alguien en tierra que viniese al rescate, no pareció asertivo y se limitó a decir que lo había negociado a través de “alguien” de la tripulación. No quise decir que no, pero claramente su planteamiento dejaba más dudas que certezas. Tampoco explicaba con claridad la razón de escogernos a nosotros para integrar el equipo de escape. Sólo se limitó a decir que debíamos ser al menos 6 para podernos cubrir unos a otros. Quedó de ver la forma de mandarme información sobre el plan de escape a través de alguien que vendría de su parte con indicaciones de ruta y lugar para el escape.

—No olviden llevar sus chalecos salvavidas, insistió, es la única manera de salir de aquí con vida.

DÍA 6

Hoy deberíamos estar desembarcando de regreso del congreso. Hoy todo tendría que haber terminado con abrazos y felicitaciones de vuelta a casa. A mí me esperaba mi hija que para este momento debía estar ya muy preocupada de la falta de noticias. Mi esperanza era que la situación del barco fuese noticia importante en el mundo y que al menos pudiera saber porque no regresaba a casa. Ese pensamiento me llevó a pensar en que era extraño, a esas alturas, no haber sido cercados por embarcaciones oficiales o sobrevolados por helicópteros de noticieros o de autoridades tratando de saber que ocurría. Nada. Para tranquilizarme asumí que seguramente era una de las exigencias de los secuestradores.

A cambio de eso, estaba dedicado a asearme con agua de mar, que me dejaba una sensación muy desagradable con esa mezcla pegajosa de sudor y la sal sobre la piel. El aire acondicionado se encontraba apagado desde ese día y el calor era ya un factor más de incomodidad.

En esas horas de quietud y silencio mis pensamientos viajaron a preguntarme si realmente me asustaba morir. Sí, definitivamente. El vacío más allá del borde de la cama de los enfermos me enfermaba ¿Qué seguía? ¿Qué había más allá? Y si había algo… ¿de qué servía sin la conciencia de seguir siendo yo? En algún punto me hice a la idea de morir y no me asustó tanto como pensar en dejar de hacer las cosas que aún tenía planeadas. Libros por escribir, viajes por hacer, amigos con los cuales departir, y el Corvette negro que siempre había querido comprar.

Lancé una vez más al mar una botella con mi orina. A partir de que nos habían suministrado botellas de agua, habíamos decidido usar algunas como recipiente para ese fin. Por una parte, para evitar ensuciar más nuestro baño, y por otro lado, para dejar flotando en el mar un mensaje líquido en la botella. Si alguien la encontraba, en alguna parte del océano, y la sometía a una prueba de ADN, sabría que habíamos dejado ese rastro de nuestra presencia en las aguas saladas del infinito mar.

Mis cavilaciones fueron interrumpidas por la voz entrecortada de Isabel que sólo alcanzó a balbucear que no se sentía bien, antes de tener un ataque que combinaba tos y llanto. Le faltaba el aire, se quejaba de dolores estomacales y en el pecho y su piel había adquirido un tono verdoso muy preocupante. La abrace, la lleve al bacón, la calmé hasta que poco a poco recuperó la suficiente dosis de tranquilidad para un autoexamen, dejando ver que más allá del ataque nervioso, sí tenía dolores identificables… y tos.

La llegada de Juan y Javier, de regreso de haber recuperado su ración del día, nos alivió un poco, especialmente porque regresaron con 3 botellas de agua que habían robado de un camarote abandonado, y con información nueva. El mesero que estaba vendiendo los lugares para la escapatoria en el bote salvavidas, esa misma noche, pedía un anticipo de dinero, joyas, relojes y cualquier otra cosa de valor a cambio de conseguirnos dos lugares, porque ya no quedaban más. Dependía de la suma ofertada que pudiera ganarlos para nosotros porque habían otros ofreciendo sus joyas y su dinero para conseguir los lugares. Debíamos sacar fotografías con nuestros celulares para mostrar las cosas y poder entrar a la subasta por la libertad. Juan y Javier, previendo la decisión que tomaríamos habían ya metido sus bienes y dinero en una back pack que vaciaron en ese momento. Hice lo mismo y sumando el dinero llegábamos a la cifra de $7,500 dólares, 3 relojes de buena marca y algunos accesorios de oro entre anillos y collares de Isabel. No era mucho pero era lo que teníamos.

De acuerdo, teníamos 2 horas para decidir si entrabamos a la subasta por los dos lugares, que era el plazo para que Juan se reuniera con el mesero para hacerle nuestra oferta. Mi decisión estaba tomada, así que les dije:

—La verdad no creo que con esta suma alcance para dos lugares, mi propuesta es que ofertemos por un lugar para asegurarnos de que Isabel pueda irse hoy mismo, porque no está del todo bien.

—De acuerdo jefe, dijo Javier y secundó Juan, ante las protestas acalladas de Isabel, las cuales, de tan débiles, sonaron a que también estaba de acuerdo.

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Imagen: Human Rights Watch.

En corto, sin que Isabel lo viera, Javier me mostró fotos tomadas con su celular de fotos del teléfono que el mesero les había mostrado de pasajeros muertos por la infección, los cuales mostraban caras hinchadas y un color verdoso. Recorrí parsimoniosamente las fotos en busca de algún rostro conocido, pero no lo encontré, lo que me dio una cierta tranquilidad momentánea. Tal vez, sólo tal vez, era la manera de vender a precio de oro un asiento para un escape innecesario. Pero no teníamos opciones.

Casi sin discusión, asumiendo que era la única alternativa real y concreta, empezamos a trazar planes para que Isabel pudiera contactar posibles ayudas en tierra, y pudiera avisar a nuestras familias de que “estábamos bien”. En eso deliberábamos cuando… tocaron a  la puerta.

DÍA 7

Nos dieron las 12 de la noche, el inicio del nuevo día, discutiendo cuál de las opciones era la menos riesgosa. La nota que Bryan nos había hecho llegar a través de su mensajero decía: “Manuel, de lo que hablamos está listo. Estén preparados, pasaremos a las 5 en punto de la mañana por ustedes. No lleven nada, sólo sus papeles y lo que acordamos”. Estén listos, ya todo está arreglado”.

A las dos de la mañana tomamos la decisión. Parecía más real y realizable el plan del bote salvavidas del propio barco, que el que vendría de no sabíamos dónde, además, la idea de bajar al mar y dejar nuestro refugio, claramente era un paso sin retorno. Isabel iría en plan uno y el resto en el dos. No sabíamos con precisión a cuánto estábamos del punto en tierra más cercano, pero esperábamos que activando nuestros celulares en unas horas pudiéramos ya estar en contacto y fuera de peligro.

Al paso de las horas los nervios subieron de tono y la tos de Isabel también. Juan, el mejor dotado para escalar balcones y lograr circular en el barco, fue el encargado de acudir a la cita para subastar el lugar de Isabel en el bote salvavidas. Regresó sin contratiempos a decirnos que la oferta estaba firme para un lugar, que tendríamos que tener el dinero y las cosas juntas al momento de la partida para poder tener ese asiento. A las 3 de la mañana tocarían y nos dejarían un atuendo médico de los que empleaba el personal que repartía la comida para disfrazarse y poder avanzar hasta el punto de encuentro y de ahí proceder a abordar el navío. Sonaba posible.

Casi una hora después de lo acordado tocaron a nuestra puerta avisando que Isabel debía partir. Ya no hubo abrazos, ni llanto, sólo la precipitación de los últimos deseos de que todo saldría bien y pronto esto sería una gran anécdota para contar en la oficina. Al cerrarse la puerta nos quedamos en silencio, esperando nerviosamente nuestro turno para escapar. Antes de la hora acordada, Bryan llegó a nuestro camarote para explicarnos que “el plan había cambiado, que tendríamos que avanzar armados hasta el punto del bote en el que nos recogerían”. Que no tendríamos que tirarnos al mar, porque sabían que el barco sería abordado por la policía naval para recuperar el control y que la embarcación que vendría por nosotros aprovecharía la confusión para acercarse a un punto en el que podríamos abordar.

Con Bryan venían otras dos personas con suficientes caretas y protecciones como para no poder ver sus caras. Lo que sí se veía era que cargaban pistolas de alto calibre. En lo que tomábamos nuestras mínimas pertenencias para partir, Juan se nos acercó y extendiéndonos la mano se limitó a decir:

—Jefe, Javier, suerte, yo me quedo, no quiero tomar ese riesgo, prefiero esperar aquí a ver qué pasa.

—Pero… Juan, es nuestra oportunidad, no se ve que pueda haber una solución después, vente con nosotros.

—No jefe, yo aquí me quedo.

Rompimos el protocolo y nos despedimos de Juan con un abrazo deseando todos volvernos a ver muy pronto. Ready?, nos dijo Bryan, se hace tarde, hay que estar en el punto en menos de media hora. Recibimos un curso de 2 minutos sobre cómo usar el arma que a cada uno nos asignaron, y nos pidieron ir en la retaguardia del grupo. Los nervios iban en aumento, para mí era la primera salida del camarote desde el confinamiento, una semana atrás.

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Imagen: Kotaku.

No bien habíamos avanzado a la mitad del pasillo cuando de frente vimos caminando hacia nosotros a dos personas ataviadas con el equipo sanitario empujando un carrito de servicio. Bryan se limitó a pedirnos seguir y no decir nada, sólo seguir. El primer obstáculo parecía haberse librado bien, aunque uno de los sujetos, cuando habíamos ya pasado alcanzó a decir:

The code?

30 metros adelante nos alcanzó e insistió en que le diéramos el código. Bryan se quedó hablando con él y nos pidió que siguiéramos avanzando, lo cual hicimos. A los 20 segundos sonó un disparo, volteamos y vimos a Bryan corriendo hacia nosotros haciendo señales de que debíamos apurar el paso. Llegando a un punto en el que teníamos bajar por una escalera encontramos a tres personas en una especie de puesto de control, lo que nos obligó a regresar y tratar de encontrar otra ruta para bajar. Los gritos de los guardias empezaron a delatar nuestra incursión y escuchamos sus pasos corriendo detrás de nosotros. Empezamos a correr, pero al frente, al final del pasillo, ya teníamos cerrado el paso, estábamos acorralados. Mientras yo reducía el paso los demás doblaron hacia un pasillo que conectaba con alguna otra área, en busca de refugio.

Algo me dijo que estaría mejor solo. Oculté el arma y me recargué en una puerta de un camarote… y toqué. Abrió la puerta una mujer, seguramente esperando que fuera la charola con comida de todos los días. Tuve que aventar un poco la puerta y entrar. La mujer se refugió en la parte de atrás del camarote. Le dije con claridad que era pasajero y estaba huyendo de las personas que tenían el control del barco, que no le haría daño. Me miró fijamente y no dijo nada, sólo se mantuvo detrás de una silla, hincada en un rincón del camarote.

Afuera, ráfagas de disparos, gritos y caos. Era evidente que nuestro intento de huida había fracasado y había desatado una cacería. Por la frecuencia y estruendo de los disparos y los gritos parecía ya una confrontación entre varios grupos, o una especie de insurrección. Seguramente otros pasajeros, desesperados por el confinamiento, estaban en posición de pelea.

Aliviado de que nadie hubiera intentado entrar por mí al camarote, me tranquilicé un poco y en un resumen apretado expliqué en inglés a la dama quién era yo, que era asistente al congreso y que no le haría daño alguno, al contrario, que la ayudaría en lo que pudiera. A partir de ese momento salió de detrás de la silla que la protegía para mostrar su rostro y darme sus generales. Se llamaba Karen, era de Australia, trabajaba para una firma en Melbourne y llevaba una semana sin asomar las narices. Todo lo que sabía sobre la situación en el barco era información que le llegaba a través de un peculiar sistema que habían implementado con sus vecinos de los balcones contiguos, de manera que diariamente pasaban un cuaderno de balcón en balcón, anotando cada persona, cualquier nueva información que lograban adquirir, de manera que el cuaderno era ya una larga tira de diálogos entre los pasajeros de 14 camarotes que lo pasaban de mano en mano. Era, por así decirlo, un largo chat a la antigüita. Si alguien tenía nueva información para compartir, se pasaban la voz de balcón en balcón hasta que llegara a quien lo tuviese para reiniciar la cadena y pasar la información por escrito.

Además, me explicó Karen, habían implementado en el grupo una red solidaria para intercambiar medicamentos y otras cosas que cualquiera pudiere necesitar. Inclusive, un médico en el grupo, esposo de una abogada asistente al congreso, solía pasarse de camarote en camarote para asistir a quien lo pudiera requerir. Si a alguien le sobraba comida o agua, también podía ofrecerla al grupo.

Karen, que parecía meticulosa y muy observadora, había agrupado la información del cuaderno en tres modelos que podían explicar lo que estaba pasando. La teoría que en su opinión era la más creíble, es la que apuntaba a que el comando que tenía el barco bajo su control estaba negociando con la línea de cruceros la liberación y que este asunto del virus fue la mejor manera de mantenernos dentro de nuestros camarotes, porque no había forma de mantener a 3,500 personas sometidas que no fuese a través del miedo. La versión era consistente con lo que Bryan había dicho, por lo que, habiendo intercambiado ideas y posibilidades, llegamos a la conclusión de que lo mejor era quedarnos ahí en espera de noticias. Lo extraño, añadió Karen, refutando su propia teoría, era que en una de las notas que habían trasmitido en su correo diario del cuaderno itinerante, uno de los pasajeros aseguraba haber visto que en la madrugaba, en un punto bajo del barco cercano al agua, como tiraban bultos al mar que parecían cuerpos. Pudo haber sido basura, o tal vez alguna de las personas que pudieron haber sido abatidos tratando de huir, o parte de la tripulación sometida por el comando.

Entre las notas del cuaderno que me entretuve curioseando en él, una me llamó especialmente la atención, de uno de los integrantes del grupo que el primer día del crucero se había visto con varios árabes reunidos en una mesa hablando sigilosamente. Claramente ésa podría ser una evidencia que respaldaba la teoría del secuestro.  

Sin saber la hora, ni cómo, me dormí.

Continuará…


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Inmoral politizar la vacunación

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Hace unas semanas, mucho antes de que arrancara el Plan Nacional de Vacunación (PNV) en México contra la Covid, advertíamos en este espacio los riesgos de politizar esa jornada de salud con fines electorales.

Decíamos que la oposición recrudecería sus ataques al gobierno por el manejo de la pandemia y del PNV porque hoy es lo más importante para todos.

Nada nos ha afectado tanto en lo emocional, familiar y económico como la pandemia, por eso lo ideal para el Estado sería hablar con la verdad y actuar con responsabilidad. 

Ése es el camino que debería seguir el gobierno para el manejo de la pandemia y la aplicación del anhelado PNV, el más importante de nuestra historia, nacional e internacional.

Sin embargo, está haciendo todo lo contrario y, de hecho, se ha puesto a tiro de sus opositores.

Cuenta vacunas que aún no recibe, se compromete a cosas imposibles como vacunar a los adultos mayores en 60 días y, lo más grave, es que viola la ley en la operación del PNV.

politizar vacunacion
Imagen: Valero Doval.

Otro error del gobierno es tratar con frivolidad un tema de vida o muerte, al hacer perder tiempo a vacunadores, personal militar, autoridades sanitarias, en enlaces de TV vía microondas, desde las plazas donde arranca el PNV. Con dos era más que suficiente.  

La Ley General de Salud vigente establece que la estrategia para combatir las enfermedades prevenibles mediante vacunación, debe contar con la participación del Consejo Nacional de Vacunación.

Pero el gobierno prefirió poner a la cabeza de las brigadas del PNV a sus llamados “servidores de la nación”, un ejército territorial de más de 18 mil jóvenes que fueron la estructura de promoción y defensa del voto de Morena en 2018. 

Ese ejército político, altamente ideologizado, pasó a las filas de la burocracia tras la elección de julio de 2018 en la Secretaría del Bienestar. Su labor es recorrer los rincones más apartados del país, casa por casa, para invitar a la gente a nombre del presidente a inscribirse en los programas sociales del gobierno.  

Hoy, todos ellos serán responsables, sin saber nada de salud, del éxito de la estrategia de vacunación contra la Covid en México.

Se le está olvidando al gobierno que el sello de la mafia del poder y de los gobiernos neoliberales que nos saquearon y dejaron al país sumido en el atraso y la pobreza, expresados en el PRIAN, fueron la corrupción y la impunidad.   

No me quiero imaginar el escándalo que desataría en el pasado la otra oposición, hoy gobierno, si los integrantes de la brigada roja del PRI encabezan por instrucciones presidenciales  las brigadas de la vacunación contra el Covid. 

plan de vacunacion
Imagen: Unitaid.

Hay muchas otras instancias imparciales y calificadas para no sesgar ni politizar el PNV y cumplirlo con imparcialidad. Está el propio Sistema Nacional de Salud, los gobiernos estatales, la iniciativa privada, las universidades públicas y privadas, y muchas instancias más que aceptarían participar.

El actual gobierno no puede olvidar que su triunfo se dio por el hartazgo de todos los mexicanos ante la opacidad, los abusos, los saqueos, la injusticia y la discrecionalidad.

La aceptación del presidente, pese a todos los errores cometidos, sigue siendo altísima a estas alturas del gobierno. Entonces ¿qué necesidad de regresar a las viejas prácticas autoritarias? 

Los mexicanos agradecerían más la imparcialidad, la democratización, el respeto a la ley y la total despolitización de un tema tan sensible como el PNV.

Es momento de recordar que el suministro de todas las vacunas de todos los laboratorios ni siquiera garantiza todavía que se detengan los fallecimientos y los contagios.

Esto se debe a que todas las vacunas son aún emergentes y su uso se liberó por la crisis de salud  que vive el mundo, por eso hasta dentro de dos años se conocerán sus efectos colaterales, los periodos reales de inmunidad y, lo más relevante, su efectividad objetiva para detener la pandemia.

Repetir las prácticas del pasado en la operación, distribución y suministro del PNV es inmoral y podría costarle al gobierno más votos de los que supone, más desgaste a su credibilidad y, en consecuencia, le abriría la puerta a sus opositores.

Ojalá y el gobierno federal reflexione, regrese a la cordura y calcule el riesgo político, económico, de politizar la vacunación. Es inmoral lucrar políticamente con la salud.


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Leonora Carrington: de Inglaterra a México

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México se convirtió en un lugar de acogida para miles de refugiados españoles tras la caída de la República en 1939, pero también lo fue para numerosas personas que huían de la invasión alemana de Europa durante la Segunda Guerra Mundial. El cuerpo diplomático mexicano ayudó a mucha gente otorgándoles documentos y protección para que pudiesen empezar una nueva vida. Una de las personas que llegó a México en 1942 fue la pintora y escritora inglesa Leonora Carrington (1917-2011). Fue en su país de acogida donde pudo continuar desarrollando su obra y se convirtió en una de las artistas más importantes del siglo XX. La escritora Elena Poniatowska le dedicó una magnífica biografía: Leonora (2011).

Carrington formó parte del Movimiento Surrealista a finales de la década de 1930. Llegó a París en 1937 cuando el movimiento todavía seguía teniendo mucha fuerza. La artista británica inició una relación con Max Ernst, pero cuando el ejército alemán invadió Francia, Ernst fue detenido debido a su nacionalidad alemana y Carrington tuvo que huir a España donde estuvo ingresada en un sanatorio en Santander. Finalmente, pudo llegar a México, gracias al diplomático y escritor Renato Leduc. Allí obtuvo la nacionalidad y encontró un lugar que le inspiró enormemente para realizar sus obras, ya que Carrington con una inclinación siempre hacia lo onírico y lo imaginario, encontró una fuente de inspiración en la cultura mexica y maya.

Leonora Carrington nació en 1917 en una rica familia dedicada a la industria textil. En la sociedad de entonces, la educación de las mujeres de la alta sociedad consistía básicamente en prepararlas para el matrimonio. Eso es lo que parecía a lo que estaba destinada la joven Leonora, pero ella se rebeló contra esas costumbres sociales. Acudió a numerosas escuelas en Inglaterra, en las que nunca se sintió a gusto y de las que fue expulsada; también asistió a “escuelas de señoritas” y de “buenos modales” en Florencia y en París donde se aburrió inmensamente. A los 18 años de edad fue presentada en sociedad en Buckingham Palace, pero ella estuvo leyendo un libro durante todo el evento, demostrando definitivamente que las rígidas normas británicas no estaban hechas para ella. Poco después convenció a su familia de que pospusieran los planes de su matrimonio y la dejasen estudiar en la Academia de Bellas Artes Ozenfant, fundada por el pintor cubista francés Amédée Ozenfant en Londres.

En 1936 asistió a la Exposición Internacional Surrealista celebrada en Londres; fue ahí donde se sintió enormemente atraída por dicho movimiento, ya que expusieron diversos artistas, entre los que se encontraban: Alberto Giacometti, Salvador Dalí, Joan Miró, René Magritte, Wolfgang Paalen, el escultor Henry Moore y, desde luego, Max Ernst. A Ernst lo conoció en una cena en 1937 y un año después volvieron a verse en París donde iniciaron su relación, misma que su familia no aprobó; Leonora tenía 20 años y Max Ernst 47. La pareja vivió en una casa en Saint-Martin d’Ardèche al sur de Francia. Carrington no se sintió del todo a gusto al lado de los surrealistas, ya que consideraba que eran bastantes machistas pues muchos de ellos concebían a las mujeres como meras musas y  no como artistas. En una entrevista de 1983 afirmó: “No tuve tiempo de ser la musa de nadie… Estaba demasiado ocupada rebelándome contra mi familia y aprendiendo a ser una artista”. En aquella época destacó con cuadros como: Autorretrato (1938) o Retrato de Max Ernst (1939).

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Green Tea (1942), del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

Pero la felicidad con Max Ernst no duró mucho, ya que en 1939 Francia y Alemania se declararon la guerra y el pintor fue detenido por ser alemán, a pesar de sus ideas antinazis. Con el ejército nazi invadiendo el país, Carrington se vio obligada a  huir hacia España a través de Andorra, acompañada de unos amigos ingleses mediante salvoconductos conseguidos por su padre. En esta situación, sufrió un colapso nervioso, por lo que fue internada en un sanatorio de Santander por mediación de su familia. Estuvo seis meses de 1940, sufriendo un tratamiento durísimo a base de cardiazol; pero lejos de perder la razón, Carrington aguantó este tiempo haciendo uso de su imaginación, creando un mundo mágico que le salvo de caer en la locura. Estas vivencias fueron plasmadas en uno de sus primeros libros: Memorias de Abajo,  publicadas en 1943.

Finalmente, se fue del sanatorio y viajó a Madrid con una enfermera; al llegar le informaron de que su progenitor la iba a enviar a una clínica de Sudáfrica. Por suerte en la capital española se encontró con Renato Leduc –a quien conocía desde hacía un tiempo– y después de explicarle su situación, le dijo que le buscara en la embajada mexicana en Lisboa. Leonora ya iba con destino a la capital portuguesa a tomar un barco para su nuevo destino, pero al llegar el tren a la estación lisboeta, se escapó de sus acompañantes, se subió a un taxi y fue directa a la embajada mexicana, donde trabajaba Leduc. Se casaron, así Leonora pudo irse a México, aunque antes estuvieron unos meses en Nueva York, llegando a su nuevo país de acogida en 1942. En la capital portuguesa se había encontrado con Max Ernst, quien había conseguido ser liberado gracias a la mediación de Peggy Guggenheim, con la que se casó poco después de llegar a Nueva York.

Cocodrilo de Paseo Reforma
Cocodrilo de Paseo Reforma (Imagen: MX City).

Fue en México donde Leonora pudo seguir con su carrera y vivir en libertad, junto con otros tantos artistas surrealistas exiliados, como el poeta Benjamin Péret, la pintora Remedios Varo, el pintor Wolfgang Paalen, el director Luis Buñuel, Alice Rahon, entre otros. Además se les sumaron algunos artistas latinoamericanos influenciados por el movimiento: Gunther Gerzso, Octavio Paz, al igual que el poeta y pintor peruano César Moto. También se relacionó con Diego Rivera y Frida Kahlo. Los surrealistas encontraron en México un país dónde poder desarrollar su obra, influenciadas por el arte indígena y el paisaje del país. André Bretón había considerado a México en 1938: “el país más surrealista del mundo”. 

Carrington se divorció de Leduc en 1943, se instaló en la Colonia Roma, obtuvo la nacionalidad mexicana y se casó con el fotógrafo húngaro Emerico Weisz, con quien tuvo dos hijos. En México encontró nuevas fuentes de inspiración, mezclándolas con las historias de su infancia en Inglaterra –incluyendo leyendas celtas–: el esoterismo, el misticismo, la astrología, leyendas, su imaginación y animales; era una gran amante de los gatos y realizó numerosas obras en las que aparecen. Leonora siempre fue por libre como artista y nunca le gustó que lo relacionasen con ningún movimiento artístico oficial, como el Muralismo Nacionalista que había en México cuando ella llegó y, aunque hubiese formado parte del Movimiento Surrealista durante su estancia en Francia, en su país de acogida fue por una vía más independiente.

Leonora Carrington desarrolló una carrera impresionante en México, donde se distinguió en diversas disciplinas, no sólo en la pintura, también en la escultura y literatura. Realizó pinturas tan famosas como: Green Tea (1942), La casa de enfrente (1945), El gato (1951), Quería ser pájaro (1960), o el magnífico mural que realizó para el Museo Nacional de Antropología en 1964, El Mundo mágico de los mayas. Más tarde, empezó a realizar esculturas en bronce –ya había hecho alguna con anterioridad–, muchas de ellas basadas en animales, tales como: El gato sin botas, La barca de las grullas, El gato de la nocheLa Dragonesa.  En el Paseo de la Reforma, junto al cruce con la  Calle Havre, se pude admirar la impresionante escultura Cocodrilo, donada por la artista a la Ciudad de México en 2000. 

Muchas de las esculturas de Leonora Carrington, están hoy en el Museo que lleva su nombre en la ciudad de San Luis Potosí, abierto en 2018. En la Huasteca Potosina, en Xilitla, también hay un Museo dedicado a la pintora, muy cerca del Bosque de Las Pozas o llamado Jardín Escultórico Edward James, que lleva el nombre del ciudadano británico que lo fundó, un mecenas de muchos artistas surrealistas. También la obra escrita de la artista inglesa ha sido notable, que va desde: La Mansión del miedo (La maison de la Peur, 1938), a La Invención del Mole (1960) a La Trompetilla Acústica  (The Hearing Trumpet, 1974), entre otras.

Lo cierto es que Leonora Carrington fue una artista revolucionaria, que luchó para poder tener su propia vida, libre de las ataduras de la aristocrática sociedad en la que nació. Finalmente lo consiguió muy lejos de su país, en México, lugar donde vivió alternando algunas temporadas en Estados Unidos. Allí siguió mostrando su faceta contestataria al apoyar las manifestaciones de 1968. Durante toda su vida fue una férrea defensora de los derechos de la mujer, diseñando carteles para el movimiento de liberación de mujeres en México. Falleció en Ciudad de México en 2011, dejando un legado magnífico.

liberacion de mujeres en mexico
Cartel del Movimiento de Liberación de Mujeres de México (1972) (Imagen: Portal C Cultura).

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Repensar la educación más allá de la COVID-19

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La pandemia por COVID-19 marcó al mundo en 2020 y, el panorama en 2021 es incierto respecto a su permanencia, dada la persistencia de su propagación.  

En México, los contagios y decesos han crecido en forma exponencial, y no ceden. Todos los sectores han entrado en crisis y cada vez es más difícil prologar su suspensión.

No obstante, el contexto actual indica que seguirá el confinamiento para intentar estar a salvo. Si queremos salir adelante, tendremos que adaptarnos como sociedad e instituciones, e inventar nuevas formas de desarrollo, a nivel nacional y global, aprovechando las tecnologías de la información y comunicación (TIC).

Desde el comienzo de esta enfermedad, los hogares se transformaron en espacios alternativos para continuar con las actividades económicas, laborales, sociales y educativas a distancia, valiéndonos de las bondades del entorno digital.

Es altamente probable que estas nuevas dinámicas basadas en el uso de las TIC se mantengan. Así que, si queremos avanzar, debemos hacer un balance de lo aprendido para potenciar su empleo, y para mejorar nuestras labores y calidad de vida.

educacion en covid
Imagen: NPR.

Uno de los tantos sectores clave para el progreso de las naciones que sufrió graves interrupciones en sus tareas, y que tuvo que hacer ajustes forzosos para migrar de lo presencial a lo digital, fue el educativo.

Según el Informe “La educación durante la COVID-19 y después de ella” de 2020 de la UNESCO, se estima que el cierre de aulas afectó a casi 1,600 millones de alumnos de más de 190 países (94% de la población estudiantil en el mundo).

Para enfrentar esta realidad, los países implementaron mecanismos a distancia que aseguraran la continuidad del aprendizaje y para poder llegar a un mayor porcentaje de estudiantes.

De acuerdo con cifras del reporte de octubre de 2020 de la UNICEF, de la UNESCO y del Banco Mundial, que compila las acciones de respuesta nacionales a la COVID-19, en 149 países encuestados, las modalidades más utilizadas para el aprendizaje a distancia fueron los recursos en línea (90%), la televisión (87%), materiales en papel para llevar a casa (85%) y la radio (61%).

Las medidas adoptadas trajeron experiencias positivas, pero también problemáticas relacionadas con la brecha digital existente, como la falta de infraestructura, equipo y habilidades digitales que no permitieron aprovechar lo suficiente las ventajas de las TIC.

El cierre de escuelas también acentuó riesgos de rezago y deserción escolar afectando, sobre todo, a estudiantes en situación económica frágil, agravando su nivel de pobreza.

educacion y covid 19
Imagen: NBC.

En el estudio “Los Costos Educativos de la Crisis Sanitaria en América Latina y el Caribe” realizado en 2020 por el Banco Interamericano de Desarrollo, se estima que, en México, antes de la pandemia, 2.4 millones de personas entre los 6 y 17 años no asistía a la escuela, cifra que aumentaría a consecuencia de ésta en un 16% (387 mil más) por motivos económicos y 9% (217 mil más) por dificultades de adaptación a las modalidades de enseñanza remota.

Ante el inicio de un nuevo año, inmersos en una difícil crisis, y estando cerca el Día Internacional de la Educación (24 de enero), resulta oportuno repensar los modelos de educación más allá de la COVID-19.

El empresario de la marca británica Virgin, Richard Branson, dijo alguna vez que “cada historia de éxito es una historia de constante adaptación, revisión y cambio”. Siguiendo esta idea, habrá que revisar las formas de enseñanza, adecuarlas a la actual realidad con visión de futuro, para forjar sistemas educativos vanguardistas, innovadores, flexibles, inclusivos y de calidad, que formen personas integrales, resilientes y con conciencia social.


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El 2021: el regreso a la normalidad o la disrupción total

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Empezando el año tuve la oportunidad de asistir al Foro Económico de una prestigiada escuela que se ubica en el sur de la Ciudad de México (este año de manera virtual por obvias razones), también pertenezco a varios comités económicos, lo que me ha permitido conocer sus perspectivas para este 2021 que recién empieza, y sus proyecciones de las cifras al cierre del pasado 2020. Hago el comentario de que mi formación es de Contador Público, pero cada día me he vinculado más y más con las finanzas y la economía, dos disciplinas que me apasionan y mis estudios posteriores se fueron vinculando en mayor medida a ellas.

Al ver en retrospectiva lo dicho en el foro el año anterior, y al ver la proyecciones de inicio del año pasado, les puedo decir que el 100% no acertó a lo que se ve que será la cifra del año del Producto Interno Bruto nacional (PIB), ni del tipo de cambio, y algo más cercana, la tasa de interés. Recuerdo alguna broma de alguien que mencionó que hubo economistas que pronosticaron hasta con dos decimales “porque tenemos sentido del humor”.

Dentro de ambos foros algún economista afirmó que había señales mixtas, “lo que realmente quería decir que su modelo dice una cosa y los datos exactamente lo contrario” –dijo un colega mío–.

Todo esto lo traigo a colación porque también algunos accionistas y consejeros de instituciones de crédito, coincidían en lo difícil que es presentar foros de perspectivas económicas para sus clientes y prospectos, cuando sus “Chief Economists”, tanto mundiales como regionales, mandan señales tan restrictivas, tan pesimistas y tan llenas de salvedades sujetas a los cambios en la ley de Banco de México, a lo que la nueva administración en Estados Unidos determine en materia energética, en lo que en materia de sustentabilidad se empuje en la agenda americana y mundial, a lo que suceda con la volatilidad del precio del petróleo, a lo que esto impacte a las calificadoras y su percepción de riesgo del soberano, a lo que suceda en México en la parte política de nuestras elecciones en este 2021, a una potencial burbuja inmobiliaria, al desempleo masivo en las industrias que están en contracción, y un “larguísimo” etcétera; lo que le permite a la mayoría de ellos ir ajustando sus proyecciones sin la necesidad de “renunciar” en caso de que la variación fuera significativa. Y es que el perfil de la mayoría de ellos está para ver los riesgos, los peligros sistémicos, mundiales y locales, y no para ver las oportunidades. Como dice uno de mis banqueros amigos, sólo acuérdate de que “los economistas han pronosticado nueve de las últimas cinco recesiones”.

disrupcion y recesiones
Imagen: Insider.

No quiero quitar ni un ápice de la utilidad de sus análisis. Al contrario. Es evidente la falta de liquidez que tienen varios sectores; la problemática que se nos viene si la pandemia se prolonga por más de lo anticipado por la llegada de la vacuna, y menos aun por la prudencia que se debe tener ante lo vivido, simplemente destaco que es muy importante tener una visión holística que nos lleve a ver no sólo una parte de la problemática, sino el “bosque en su conjunto”.

Sobre esto, hace unos días, ya en el final del año, fui invitado a participar en un programa con varios ejecutivos y directivos latinoamericanos, para evaluar “qué habíamos aprendido en este 2020”, emitido el 30 de diciembre de ese año, donde el moderador, Néstor Márquez, académico de una escuela de negocios muy prestigiada, hacía varias preguntas con objeto de darle un tono positivo y optimista a lo vivido, y una proyección de lo que vendría en este 2021.

Se me hizo un ejercicio valioso, fuera de que para muchas compañías ha sido un año doloroso, de re-invensión, de disrupción, y donde en muchos casos no se concluía con el análisis de lo importante que ha sido este aprendizaje para toda la sociedad, y principalmente, para la empresa que es la generadora de valor económico.

Dentro de los comentarios expresados, puedo destacar las siguientes aseveraciones, que a título personal, hacen los participantes, tales como:

a) No teníamos un adecuado Business Continuity Plan, Business Recovery Plan y Business Disaster Plan. En muchos casos simplemente no se tenía y se “tocó” de oído lo que se pensaba que podría funcionar. En otros, el plan quedó muy corto (y aún no se documenta lo que se ha modificado).
b) El mundo digital se veía cercano, pero nunca como un tsunami que llegaría de súbito y avasallaría con la forma anterior de operar.
c) Los negocios digitales tenían conceptualizado el marco de actuación pero no tenían prevista la manera en que estarían enfrentando, también de forma digital, los ciber ataques, los hackeos y las extorsiones.
d) Muchos negocios que empezaron a ver, primero el cambio de gobierno en 2019, y posteriormente la pandemia en marzo de 2020, detuvieron inversiones para encontrar un mejor momento de certidumbre. Ese momento nunca llegó y los tomó mal parados y con muchos rezagos.
e) Por el contrario, negocios que iniciaron su estrategia de digitalización aun empezando tarde (mismo marzo del año pasado), pero con paso sostenido, les benefició la ola y les permitió modernizar su estructura, la cual, en muchos casos llegó para quedarse.

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Imagen: Sacramento Bee.

f) Los planes a largo plazo se ajustaron o desaparecieron, y se vive en la inmediatez de la subsistencia.
g) Las compañías han aprendido a poner más atención a sus trabajadores, y menos a sus accionistas. Nuevas leyes (como la del tele-trabajo en México) ponen el piso de una nueva realidad. Los empleados tienen “buena memoria” y sabrán ser leales a las compañías que lo fueron también con ellos.
h) El punto anterior trae el inicio de una nueva era laboral. El empleo de tiempo completo ya no da certidumbre ni seguridad. Se necesita un “Salario Universal”, es decir, una red que proteja al trabajador ante tanta volatilidad, sobre todo quienes han estado en la formalidad y la legalidad.

Hasta aquí enlisto sólo algunas de las recomendaciones más mencionadas.

Lo expuesto anteriormente es muy relevante, porque 2021 será el año en que los Consejos de Administración de las empresas (públicas y privadas) deberán ser prestos en ajustar lo que aún se encuentre pendiente ante estos determinantes del cambio. Los órganos y sistemas de Gobierno Corporativo deben probar su flexibilidad sin olvidar el rigor en la aplicación de las políticas establecidas, para poder adaptarse con éxito.

En esta medida, como lo señala Andrés Bernal, experto en  esta materia, esto sucederá a partir de tres hitos clave:

La reformulación y fortalecimiento de los “Boards”, desde la reflexión profunda de sus miembros sobre cómo mejorar su efectividad y aporte;
Una renovación importante de miembros en asambleas de accionistas; y
La reformulación de las agendas de trabajo para lo que viene a partir de 2021.  

Aunque a nivel macro los países estarán en el desafío de la vacunación masiva, a nivel empresarial, para accionistas, directores y gerentes, la agenda será intensa en este proceso de reconstrucción derivada de nuevas expectativas de todos los grupos de interés (stakeholders), nuevas realidades en el comportamiento de clientes y consumidores, y procesos empresariales migrados por los aprendizajes de la pandemia.

“Para ello es muy relevante que se haga un ejercicio de cómo funcionaron los Consejos de Administración durante este tiempo. Si hay algo que trajo consigo la pandemia fue un renovado interés de establecer qué realmente funciona, cómo optimizarlo y garantizar que lo que hay cree valor. En este sentido, los Consejos no han sido la excepción; cada vez más las juntas directivas se evalúan, producto del interés de un director, por la recomendación de un inversionista, la exigencia de un regulador o por la propia conciencia colectiva de sus miembros”, señala Bernal.

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Imagen: Sato Kambashi.

Existen Consejos de Administración (y/o Consejos Familiares o de Dirección) que no se reunieron una sola vez en todo el año. Vale la pena revisar si son útiles y si vale la pena continuarlos.

“La evaluación de la Junta Directiva como ejercicio de auto-reflexión, sobre cómo optimizar las diferentes variables que afectan la efectividad de un cuerpo colegiado de gobierno, permite sincerar problemáticas y llegar a acuerdos sobre cómo mejorar la calidad de las decisiones”, añade.

En este 2021 y mientras dure la fase crítica de la pandemia, habrá casos donde los Consejos se reúnan una sola vez (por la revisión del ejercicio fiscal que terminó el 31 de diciembre de 2020), pero seguramente posteriormente vendrá una agenda de reuniones virtuales de accionistas. “El foco de este año no serán únicamente los porcentajes de distribución de dividendos que para muchas empresas serán más bien conservadores; la parte interesante será el nombramiento de miembros de juntas directivas. Diversos inversionistas internacionales y proxy advisors ya han hecho su planteamiento sobre los criterios para elegir o reelegir directores. A grandes rasgos, criterios de diversidad y compromiso mandarán este año. Los temas clave serán la agenda de integración de mujeres a los Consejos; el compromiso demostrado por el director en su gestión (por ejemplo, Blackrock considera que no votará por directores que hayan faltado a más del 25% de las sesiones del año anterior); y el cuidado con el “overboarding”, es decir, no votar por aquellos miembros pertenecientes a muchas juntas, lo que impediría su compromiso, disponibilidad y responsabilidad. Por otra parte, y para todo tipo de empresa u organización empresarial, hay que prepararse para que estas asambleas traigan consigo cambios profundos en la composición de los Consejos”, puntualiza Andrés Bernal.

Desafortunadamente, durante un año más, seguirá pendiente la actualización de los modelos de remuneración de los directores. En un contexto de resultados financieros mermados por la pandemia, y consecuentemente bajos niveles de dividendos, no se tendrá un buen “ambiente político” para mejorar los desmejorados modelos de remuneración. Sin embargo, cambios en muchos directorios se presentarán en las asambleas de 2021. 

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Imagen: We Forum.

Con nuevos directores nombrados, se activará la necesidad de repensar las agendas anuales de trabajo de las juntas directivas. Las agendas anuales tendrán que actualizarse con nuevos temas ESG (temas ambientales, sociales y de governance), de transformación tecnológica y una tendencia de lo que se conoce como el “capitalismo de los grupos de interés” (stakeholder capitalism, conscious capitalism, entre otras tendencias asociadas).  

Esto conducirá a que los directorios tengan que complementar sus análisis estratégicos con miradas más comprensivas e integrales, donde los “mapas de grupos de interés” serán claves para asegurar una mirada holística de la organización.

La prevalencia será sin duda en la parte estratégica, donde ya no se verá como algo estático y anquilosado, sino muy dinámico y donde el concepto de innovación en su sentido más simple (cambios orientados a la efectividad y funcionalidad para el usuario) serán fundamentales en la gestión empresarial si se quiere lograr la sustentabilidad.

Es momento de olvidar de dónde venimos, sino más bien, de reflexionar a dónde queremos ir, para lograr un mejor futuro para nuestras empresas, para nuestros estados y países en su conjunto.

Y es que al final del día, no hay nada más difícil que predecir el futuro, pero quizá lo podamos tomar en nuestras manos. Valga reconocer que así como hubo sectores que fueron muy afectados y caerán abajo del PIB del 2020, también hubo otros que amortiguaron su impacto y mostraron su resiliencia gracias a su estupenda gestión; el 2021 será un año que continuará poniéndonos a prueba, pero que, con algo de suerte,  tendremos un poco de viento a favor.


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La Insurrección en el Capitolio

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La mayoría de los analistas políticos y líderes mundiales se han volcado en condenar al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por promover entre sus votantes una “insurrección” contra el Poder Legislativo, cuyo asiento es el imponente edificio del Capitolio, y han llegado a límites extremos, como decir que el objetivo era “asesinar” a representantes  –en México conocidos como diputados– y senadores, el mismo día, seis de enero, en que se llevaba a cabo la certificación del triunfo de Joe Biden y Kamala Harris, por parte de ambas cámaras, presidida, como lo señala la ley de aquel país, por el vicepresidente Mike Pence; en este caso, que unas horas después de los disturbios realizó con la mayor serenidad, como lo muestran las tomas televisivas, de un acto meramente protocolario que en ocasiones anteriores pasaba desapercibido.

Por otra parte, el Partido Demócrata ha aprovechado para llevar abundante agua a su molino y aprobar a escasas horas de que el presidente Trump termine su mandato el 20 de enero, por segunda vez, el impeachment, equivalente en México a nuestro juicio político, usado, dicho sea de paso, en raras ocasiones. Nancy Pelosi, presidenta de los demócratas en la Cámara de Representantes, se ha subido a la trompa de la locomotora para tan desafortunadas acciones, en las cuales ni el tiempo, las circunstancias y las posibles y futuras reacciones de los seguidores del vapuleado presidente norteamericano, sean tomadas en cuenta. Cualquiera de estas acciones sólo equivale a echar más fuego al infierno político y mediático desencadenado por la toma de las oficinas capitolinas.

impeachment
Imagen: NBC News.

Evidentemente Trump no ha sido ni buen presidente ni mejor estadista, a lo cual está obligado por tratarse de una de las naciones más poderosas del mundo por su enclave industrial militar que posee y cabeza visible del imperio financiero que les tocó vivir a las generaciones del siglo XX y lo que va corriendo del XXI. Sus agravios no sólo a México, sino a otras muchas naciones, por múltiples razones, lo retratan como racista, belicoso de palabra y obra, hombre sin escrúpulos, sometido más a los instintos que a las reflexiones y las que se quieran agregar, según la perspectiva de la cual se le juzgue por su malbaratado mandato.

Pero no hay que olvidar que fue electo presidente mediante el arcaico voto de los Colegios Electorales, y que en la pasada elección más de 70 millones de norteamericanos le otorgaron su voto, porque representa al llamado americano feo, que tiene sus valores morales basados en motivos religiosos, sociales, económicos y políticos, enraizados profundamente en la sociedad estadounidense, desde los campesinos ignorantes y pobres, miembros del Ku Klux Klan y poderosos empresarios, estos últimos  obedeciendo a una historia de rapiña, éxito personal, lucro exorbitante, crímenes abominables –no hay que olvidar los lanzamientos de bombas atómicas en la mal llamada Segunda Guerra Mundial, sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, por el presidente Harry S. Truman, en agosto de 1945, que costó  la vida de más de 246 mil seres humanos, y la guerra injusta contra México de 1847-1848 en tiempos del presidente James Knox Polk, que nos despojó de más de la mitad del territorio nacional independizado, por poner sólo dos ejemplos–, abuso internacional de su fuerza, saqueo mundial de recursos naturales y un largo etcétera. Trump es un producto de esta sociedad real, que ha colapsado en la alborada de este siglo. Su división está a la vista. Los seguidores de este personaje histórico darán mucho que hablar porque ahora tienen el líder que buscaban.

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Imagen: News Day.

A todo lo anterior, y a unas cuantas horas de que termine el periodo presidencial de Trump, hay que agregar a este suceso la aprobación por parte de la Cámara de Representantes el desafuero político de este presidente, pendiente de la negativa o, en su caso, de la confirmación de la Cámara de Senadores, el blindaje del capitolio y la Casa Blanca por más de 20 mil elementos de la Guardia Civil, la investigación a varios Senadores como parte de la conspiración de la insurrección, la amenaza de formar un movimiento nacional contra el próximo presidente Biden y dislocar las instituciones del régimen estadounidense.

Ante tal panorama, la democracia norteamericana se encuentra en jaque. El expectante presidente Biden no la tiene fácil en medio de la madre de todas las crisis yanquis. La lucha por legitimarse ante casi la mitad de los ciudadanos norteamericanos votantes es tan urgente como erradicar los estragos causados por la pandemia del coronavirus y los conflictos de su economía.


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