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Unión Internacional de Abogados: Instancia Superior de la Abogacía

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La Unión Internacional de Abogados, más conocida por sus siglas “UIA”, surgió en 1927 como una iniciativa de la Sociedad de Naciones al término de la Primera Guerra Mundial, por medio de la cual algunos de los principales colegios de abogados europeos se unieron a efecto de que la abogacía pudiera colaborar internacionalmente. Con el tiempo se han unido a la UIA colegios de abogados de prácticamente todo el mundo, los cuales representan a alrededor de 6 millones de profesionales del derecho.

Se trata pues de una institución de la abogacía global enfocada en la promoción y la defensa de los Derechos Humanos y en la prevalencia del Estado de Derecho en todas las jurisdicciones del mundo. Además de los colegios de abogados, participan en la UIA abogados como miembros individuales, miembros colectivos, tales como asociaciones de abogados, universidades y escuelas de derecho, así como personas que no ejerciendo la profesión de abogado, practican diversas profesiones jurídicas, tales como jueces, magistrados, notarios, profesores y aún estudiantes de derecho.

Una de las funciones más importantes de la UIA es la defensa de los abogados que son perseguidos por los poderes públicos con motivo del ejercicio de su profesión en la defensa de sus clientes. Aunque se podría considerar que casos de este tipo sólo suceden en países remotos y de escaso desarrollo, sorprende saber que en épocas recientes la UIA ha tenido que defender a abogados en lugares tan desarrollados como Luxemburgo, quienes fueron acosados por el Ministerio de Hacienda de ese país con motivo del escándalo de los Panama Papers, ministerio que pretendía obtener información de sus clientes en clara violación al secreto profesional, privilegio consubstancial al acceso a la justicia.

La UIA cuenta con un estatus especial en la ONU que le permite estar presente en la Asamblea General, institución que la consulta cuando se analizan temas jurídicos, especialmente aquellos relacionados con los Derechos Humanos y el Estado de Derecho. También participa activamente en instituciones europeas como el Consejo de Europa, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo.

La UIA suele hacer pronunciamientos ante atropellos en contra del Estado de Derecho en cualquier parte del mundo, siendo cautelosa de no intervenir en asuntos políticos. De hecho, esta misma semana la UIA se adhirió a un comunicado de la American Bar Association, la asociación de abogados más grande del mundo, en el cual condenaron el violento ataque al Capitolio en Estados Unidos.

En cuanto a su estructura orgánica, la UIA cuenta con un Consejo de Presidencia con alrededor de 200 integrantes provenientes de todas las regiones del mundo, entre los cuales se encuentra un Comité Ejecutivo de 30 directores que se encargan de asuntos tales como las relaciones internacionales, la comunicación social o del Institute of Rule of Law, los Presidentes de 43 comisiones o grupos de trabajo que abarcan temas tan diversos como el derecho bancario o el derecho ecológico y los Presidentes de los Comités Nacionales que se constituyen en cada país con representación en la UIA.

El Presidente de la UIA es elegido anualmente en la Asamblea General llevada a cabo en noviembre en los países más diversos. Sin embargo, su responsabilidad dura cuatro años de la manera siguiente: el elegido comienza su actuación como Vicepresidente, al año siguiente como Presidente Electo, en el tercer año ocupa la Presidencia y en el último actúa como Presidente Saliente. Con este original sistema se garantiza la continuidad de las iniciativas y la graduación en su aplicación. El Presidente en turno es el prestigiado colega español Jorge Martí Moreno, anterior Socio Director de la oficina Uría Menéndez en Valencia, quien sustituyó a Jerome Roth, abogado de Estados Unidos, quien a su vez sustituyó al abogado de Burkina Faso Issouf Baadhio, lo que demuestra la universalidad de la institución.

Los principales temas que preocupan a la UIA ante la coyuntura mundial actual, son los ataques a la división de poderes, a la independencia de los tribunales, al libre ejercicio de la abogacía y al acceso de la población a la justicia. La fuerza moral que le dan a la UIA sus casi 100 años de prestigio por su actuación en la esfera jurídica internacional, hace que sus  pronunciamientos en todas estas materias incomoden a sus destinatarios y los obliguen a corregir.

Los objetivos de la presidencia de Jorge Martí Moreno se centran en los siguientes tres vértices principales: 1) El fomento de la participación de los abogados jóvenes en el mundo, para lo cual ha integrado ya a 20 colegas jóvenes como consejeros de la presidencia, algunos de los cuales son menores de 30 años de edad; 2) La promoción del talento femenino dentro de la estructura de la UIA, en cuya presidencia, lamentablemente hasta la fecha, solamente una mujer suiza ha ocupado el cargo, aunque afortunadamente ya ha sido elegida la abogada española Urquiola de Palacio, quien ocupará la presidencia en el 2023; y 3) El incentivo del uso de las nuevas tecnologías en el ejercicio de la profesión de abogado, para lo cual pretende sensibilizar a los despachos de abogados para que inviertan tiempo, dinero y esfuerzo en proyectos con despachos tecnológicos creativos.

El presidente Martí Moreno también pretende incentivar a la abogacía del mundo mediante el otorgamiento de premios y reconocimientos a colegas que destaquen en el mundo por la defensa de los principios y valores por los que la UIA propugna y pretende que la abogacía mundial apoye proyectos solidarios que beneficien a los más necesitados. Sobre este último punto, el presidente Martí Moreno ha identificado a la ONG ARTisLOVE, institución que ha desarrollado exitosamente proyectos sociales promotores de la paz, originados mediante la técnica de unir a la gente que se odia.

El gremio de los abogados mexicanos ha participado en los trabajos de la UIA, desde tiempo inmemorial. Mi amigo y antiguo socio, Miguel I. Estrada Sámano (Q.E.P.D.), organizó en la Ciudad de México uno de los congresos anuales que más huella han dejado, e incluso llegó a ser presidente de la institución en el año 2000, habiendo sido el segundo latinoamericano en ocupar dicho cargo. Yo mismo he ocupado diversos cargos en la estructura orgánica de la UIA, llegando a ser Director de Miembros Colectivos, formando parte del Consejo de Presidencia, y actualmente formo parte del Comité Ejecutivo del Comité Nacional de México, así como del Comité que organiza el Congreso Anual, que debió tener lugar en Guadalajara en octubre del año pasado y que ha sido pospuesto con motivo de la pandemia, Comité que preside Adrián Ojeda, siendo Fernando Hernández Gómez el Presidente del Congreso. Actualmente, Óscar Cruz Barney preside el Comité Nacional de México, Arturo Pueblita es Secretario Regional para las Américas y Alfonso Pérez Cuéllar ocupa la Vicepresidencia del Senado Internacional de Colegios de Abogados, todo lo cual brinda la esperanza de que la UIA tendrá cada vez más relevancia para el ejercicio de la abogacía en México y de que la abogacía de México tendrá cada vez más relevancia internacional a través de la UIA.


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El alarido de la libertad

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Aunque de la obra de Henry Miller los Trópicos han sido mis novelas favoritas, Los libros en mi vida ejerce en mí una gran fascinación, como sin duda sucede a todos los adictos a la lectura que se acercan a ese libro.

Los libros en mi vida es un texto de una belleza extraña porque hace las veces de confesionario de las lecturas de mayor influencia en este autor. Miller no defiende sus preferencias literarias, sólo las presenta. Es como una larga reseña de lecturas a las que no califica sino explica cómo las percibió, cómo las sintió, con cuáles se quedó y por qué.

Se trata de un libro impresionista: en eso radica su valor y quizá también su excepcionalidad, pues no me es claro el por qué un lector empedernido como lo fue Miller llevara un registro –que no selección– tan acucioso de sus lecturas.

Afirma Miller en esta obra: “El libro que yace inane en un anaquel es munición desperdiciada. Los libros deben mantenerse en constante circulación como el dinero. ¡Prestad y tomad prestado ambas cosas: libros y dinero! Pero especialmente libros, porque los libros representan infinitamente más que el dinero. El libro no sólo es un amigo sino que sirve para hacernos conquistar amigos. El libro enriquece al que se apodera de él con toda el alma, pero enriquece tres veces más al que lo analiza”.

los libros en mi vida

A lo largo del texto van apareciendo reflexiones sobre la lectura, la educación o el proceso de aprendizaje. Reflexiones profundas e impactantes que hacen de este volumen una obra de lectura y relectura. Miller retoma en algún pasaje de Los libros en mi vida una frase de Goethe que me parece reveladora del tipo de lector que fue: “Leyendo no aprendemos nada, nos convertimos en algo”. La lectura no como un ejercicio erudito sino como una forma de vivir.

Miller afirmaba que no corregía nada… sin embargo, su estilo fluido y cuidado, desde mi punto de vista, no sugiere esto de ninguna manera.

El coloso de Marusi que narra su estancia en Grecia, a donde fue invitado por su amigo y admirador, Lawrence Durrell; Primavera negra –que narra su infancia–y otros, como Locas por Harry, Un domingo después de la guerra o El ojo cosmogónico, me parecen los ejercicios literarios en los que Miller se aplicó más a la técnica.

En toda la obra de Miller lo que prevalece es el espíritu libérrimo que lo singularizó y su gran devoción a la vida en su mejor sentido. Me confieso un rendido admirador de su obra quizá con excepción de su último libro, Querida Brenda: las cartas de amor de Henry Miller a Brenda Venus. Parece que en esta obra del ocaso de su vida, el tiempo, ese verdugo implacable, le cobró facturas que son evidentes tanto en la calidad literaria como, lógicamente, en su vitalidad, minada por los años y por la enfermedad.

Querida Brenda no fue escrito precisamente como un libro: fueron cartas que Miller dirigió a la actriz Brenda Venus, en quien encontró un rayo de luz y un aliento de vida cerca de su final, en junio de 1980, cuando tenía 89 años. Siempre he albergado dudas acerca de si Miller hubiese sumado esta relación epistolar a su obra propiamente dicha.

Henry Valentine Miller
Imagen: Pinterest.

El sello de la obra de Henry Miller es un carácter autobiográfico. Creo que en realidad lo que hacía era contar la historia de muchos que tropezaban con él en la vida. El tono narrativo de sus novelas le permitía incluir descripciones sumamente prolijas incluso de los personajes más incidentales. Quizá ésta es una de las razones que nos hacen percibir tanta vida y tanta diversidad en sus libros. Gustavo Sainz, otro lector rendido de Miller, afirmaba que la literatura nos da la oportunidad de vivir vidas que nunca viviremos. La obra de Miller nos ofrece, en ese sentido, un asombroso abanico humano.

Además de su admiración por la libertad, el amor y el placer, Miller fue un devoto de la amistad. Gran cantidad de pasajes en su vida y una parte importante de su producción están signados por la relación con los muchos amigos que fue cosechando a lo largo de su existencia.

En el estudio de la obra de Miller son muy importantes Lawrence Durrell y Alfred Perlés, éste con el libro señero Mi amigo Henry Miller y aquél con su labor de apoyo en la producción editorial de su obra, así como los artículos que sobre la obra de Miller publicó en diarios y revistas. Durrell dijo que “El lugar de Miller estará entre esas torres anormales de la creación, como Whitman y Blake, que nos han dejado no sólo obras de arte, sino un corpus de ideas que explican e influyen todo un tipo de cultura”.

Alfred Perlés incluye en su libro una pormenorizada relación de las obras de Miller en orden cronológico (hasta 1974), en la que se puede apreciar que en sentido estricto Trópico de Cáncer no fue la primera novela, sino This Gentile World, también conocida como Crazy Cock, novela que terminó en 1929 y que permaneció inédita hasta 1991 cuando se publicó en inglés prologada por Erica Jong (al siguiente año apareció la versión en español).

Sin embargo, el propio Miller reconocía como primera novela a Trópico de Cáncer porque fue el libro con el que supo que era escritor. Entre los hispanoparlantes estudiosos de su obra destaca el ensayo de Juan García Ponce, “Radiografía de Henry Miller”, que se incluyó a manera de prólogo en la edición en español de Primavera negra, publicada por la editorial Rueda en 1974.

Henry Valentine Miller
Imagen: Mundo Flaneur.

Leamos a Miller con alegría y aprendamos a mirarnos sin temores. Declaró este escritor:

“Si soy inhumano es porque mi mundo ha sobrepasado sus límites humanos, porque ser humano parece algo pobre, lastimoso, miserable, limitado por los sentidos, restringido por preceptos morales y códigos, definido por trivialidades e ismos […].

Quiero un mundo de hombres y mujeres […] de ríos que te lleven a algún lugar, no ríos que sean leyendas, sino ríos que te pongan en contacto con otros hombres y mujeres, con la arquitectura, la religión, las plantas, los animales: ríos que tengan barcos y en los que los hombres se ahoguen, no se ahoguen en el mito y la leyenda y los libros y el polvo del pasado, sino en el tiempo, el espacio y la historia. […]

Puede que estemos condenados, que no haya esperanza para nosotros, para ninguno de nosotros, pero, si es así, ¡lancemos un último alarido agónico, espeluznante, un chillido de desafío, un grito de guerra! ¡Al diablo las lamentaciones! ¡Al diablo las elegías y las endechas! ¡Al diablo las biografías y las historias, las bibliotecas y los museos! Que los muertos se coman a los muertos.

Bailemos los vivos al borde del cráter, una última danza agónica. ¡Pero una auténtica danza auténtica!”.

Amén.

Juego de ojos.

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¿Qué hacemos con Estados Unidos?

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Como en El aprendiz de brujo de Goethe, que al jugar con magia se le revirtió hasta sufrir todos los males, el Estado más poderoso e influyente de la escena mundial se asoma al umbral del caos a horas de renovar su poder Ejecutivo. Unos hablan de la “Extinción funcional” de la superpotencia, otros, de una “Segunda Revolución” tras el asalto de grupos armados de derecha al Capitolio y algunos anticipan el fin del voto en ese país.

Algo es obvio: las huestes que acicateó el magnate son los parias de la globalización y Joseph Robinette Biden debe verlos y atenderlos, pues por primera vez en la historia el desafío al orden establecido no provino de terroristas de otras latitudes, sino del corazón de la superpotencia.

Dos preguntas rondan en el mundo: ¿Por qué escaló la violencia a tal nivel en los Estados Unidos de América si son riquísimos en recursos, ejercen enorme influencia global y detentan enorme poder militar? ¿Qué habremos de esperar los vecinos y socios de ese actor clave del juego geoestratégico? Toda respuesta, remite a sus contradicciones.

1. Estados Unidos es un poder global con intereses globales. Parece impensable que este país, protagonista indiscutible –numérica y tecnológicamente– como súper fortaleza militar, esté en riesgo por la acometida de un puñado de supremacistas y los llamados Grupos de Odio.

estados unidos y grupos de odio

En octubre, el ex miembro del Cuerpo de Marina, Dakota Wood, criticó al Congreso por no aprobar mayor presupuesto. Alegó que China, Rusia, Irán y Norcorea, entre otros, han invertido en modernizar sus fuerzas y equipos con tecnologías modernas mientras que Estados Unidos tiene “capacidad marginal” para defender al país y sus intereses.

Sin embargo, el índice del Global Fire Power (Pwlndx) sitúa en el primer lugar del rating a Estados Unidos, con puntuación 0,0606 (donde el rango 0.0000 se considera “perfecto”) por su capacidad de fuego: con 2,260,000 de personal militar, 1,400,000 en activo.

2. Los costos directos de las principales guerras que mantiene en el exterior (Irak y Afganistán) totalizaron más de 1.9 billones de dólares en el Año Fiscal 2018, según estadísticas oficiales. Sin embargo, 15.1% de su población vive bajo la línea de pobreza (Censo del 2010), eso significa que más de 5 millones de estadunidenses viven en precariedad.

estadounidenses en precariedad
Foto: Thomson Reuters.

Y recordé que la primera vez que vi a un homeless fue en aquel país, buscando sobras de comida entre unas limusinas cuyos choferes mantenían encendidas mientras sus empleadores asistían a un concierto.

3. Hoy Estados Unidos escenifica el mayor impacto letal de la pandemia por SARS-CoV-2, con más de 23.1 millones de casos y 386 mil decesos. La ruptura de las cadenas de suministro por la crisis sanitaria indujo una caída del PIB de 31.4% y enorme desempleo.

Además evidenció la disparidad en acceso a la salud, apenas 17% tiene seguro médico. Empero, nadie cree que pese a ese efecto socio-económico llegue el fin del capitalismo en la potencia.

4. Estados Unidos posee la más poderosa economía tecnológica. Sus empresas están a la vanguardia de avances en electrónica, farmacéutica, aeroespacial y militar, juegan un rol tan crucial para el crecimiento de la economía que contribuyen sustantivamente al PIB.

Paradójicamente, por primera vez en la relación entre el Ejecutivo y las corporaciones, las tecnológicas de la comunicación vetaron el mensaje de Trump que alentaba a sus partidarios en su irrupción al Capitolio. Ese poder supranacional marca un hito en el debate del futuro entre el Estado y el capital privado.

grupos paramilitares
Foto: Slate.

5. Estados Unidos posee reservas probadas de petróleo de unos 36,520 millones de barriles diarios (contra 12 mil millones de México), que le garantizan autonomía en ese rubro tras haber desarrollado el fracking.

Aunque aún importa hidrocarburos fósiles del exterior, es el país de mayor influencia en las políticas energéticas mundiales y, a la vez, el mayor emisor de CO₂ por consumir combustibles fósiles. A la vez, su extenso y rico territorio sufre de grave contaminación del agua por pesticidas y fertilizantes.

En la zona occidental eso limita cada vez más el acceso a agua natural y su administración ya es un asunto delicado. También sufre efectos negativos por deforestación, minería expansiva, desertificación y pérdida de especies en peligro.

6. Estados Unidos es el tercer país con más habitantes (332,6 millones) y quinto en superficie. Es una república federativa de 50 estados un distrito y una quincena de zonas dependientes, entre ellas Puerto Rico, Midway y Guam.

Su composición étnica es diversa: 72.4% blancos; 12.6% negros, 16.3% latinos, 4.8% asiáticos y 0.9% amerindios y nativos de Alaska, entre otros. No obstante, entre los factores que más polarizan a esa sociedad, el de la raza es el principal, según la encuesta del Pew Research: Discriminación y Prejuicio (Octubre, 2020).

Ahí, 38% de adultos admitió que experimentó al menos un acto de discriminación, recibió calificativos ofensivos o fue criticado por hablar en otro idioma en público. Incluso 33% de simpatizantes del Partido Republicano admitieron que esa situación debe cambiar.

El sondeo refiere que a la mitad de los latinos –cuyos aportes a la economía de Estados Unidos lo convertiría en la octava economía mundial, estimados en 2.3 mil millones de dólares–, les preocupa su lugar en la sociedad estadounidense y experimentan discriminación diaria.

Pese a esa sistemática ofensa a su origen étnico, latinos, asiáticos, afroamericanos en Estados Unidos, nunca se han planteado destruir las instituciones o centros estratégicos de la potencia.

En contraste, lo que sucedió en Washington el 6 de enero, fue la expresión airada de agrupaciones nutridas con odio y repudio contra el gobierno, como las autodefensas de los Three Percenters, que según el Southern Poverty Law Center son de los más numerosos y potencialmente peligrosos en aquel país.

No olvidemos: fueron incitados ante un improbable despojo, por lo que Peter Baker habló de una turba en la ciudadela de la democracia que derrumbó el mito de la excepcionalidad estadounidense. Nos quedamos con el mensaje del capellán del Congreso: Las tragedias recuerdan que las palabras importan y que el poder de la vida y muerte reside en la lengua.


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Del gremio para el gremio: Delfina Gómez Álvarez dirige ya la SEP

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El Sindicato de Trabajadores para la Educación (STE), desde su fundación hace una década, abogó para que la cabeza de la Secretaría de Educación Pública (SEP) fuera alguien que conociera a la perfección las problemáticas a las que se enfrenta el magisterio.

Con el nombramiento de la maestra Delfina Gómez Álvarez, uno de los deseos más profundos de los trabajadores para la educación se hace realidad: el entendimiento sobre qué significa estar en las entrañas de la vida escolar.

Al recibir la estafeta del exsecretario Esteban Moctezuma Barragán, quien sorteó el año escolar mediante el programa Aprende en Casa 1 y 2, la ahora secretaria tendrá la misión con la que el presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador, se comprometió: la revalorización de la figura del maestro.

Delfina Gomez Alvarez
Delfina Gómez Álvarez y Andrés Manuel López Obrador (Imagen: Infobae).

La nueva secretaria de la SEP será quien responda las inquietudes magisteriales. ¿Cómo actuar ante una niñez y juventud que ha vivido estos meses para que puedan afrontar su futuro liderazgo? ¿Qué cambios son urgentes? ¿Qué necesita transformarse? ¿Cómo enfrentarse a un sistema educativo que jamás será, tras la pandemia, el mismo? ¿Cómo se volverá, tras el Covid-19, a las clases presenciales? ¿Cuáles son los derechos bien ganados por los que ha luchado el STE a través de su mirada? ¿Por qué es pertinente la vida sindical? ¿Por qué los sindicatos no son obsoletos? ¿Cómo, desde José Vasconcelos, se volvió imperante la necesidad de, como magisterio, el ser respetados y valorados? Y otras preguntas que, con entusiasmo, sabemos del compromiso de la maestra Delfina Gómez Álvarez, al saber que pondrá sobre la mesa dichos temas porque viene, justo, de la misma trinchera.

Con una formación enfocada en la enseñanza, Gómez Álvarez cuenta con una maestría en Pedagogía y otra en Educación, con especialidad en Administración de Instituciones Educativas, por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Su primer puesto fue en una primaria de Chinconcuac y se ha desempeñado dentro de la política, lo que muestra que ambas áreas, utilizadas para el bienestar de México, pueden construir el futuro de la niñez.


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En busca de nuevos horizontes

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Cuando la anormalidad se vuelve cotidiana no sólo se comienza a perder la capacidad de asombro, sino que, también, aparece una suerte de zona de confort en la que, a pesar de los malestares y dolores experimentados, surge un conformismo funcional al temor de que nuestras expectativas nuevamente se vean truncadas. Entonces la creatividad entra en receso, aparece el callamiento y el silencio se apodera de los sueños. La inercia de la autocomplacencia o la resignación se instala, convenientemente, en nuestras cabezas, manteniéndonos en cómoda pasividad, mientras la historia se sigue sucediendo, llevándose, como en un tsunami, todo lo que tiene por delante.

Se trata de una posición de comodidad psíquica, a través de la cual evitamos enfrentarnos al espejo de nuestra memoria. No es que no queramos saber de nuestro pasado, lo que no queremos es hacernos responsables de éste. Del mismo modo, intentamos no comprometernos mayormente con el futuro, ya que hacerlo implica, una vez más, asumir la responsabilidad de fallarnos.

La pérdida del sentido de comunidad asociado a las utopías que nos acompañaron durante buena parte del siglo XX nos ha ido dejado en una posición de orfandad, no tenemos un padre ni una madre ideológicos que nos den seguridad. Ya no tenemos al socialismo, ni al humanismo cristiano, ni al colectivismo. La socialdemocracia y el libre mercado hace tiempo que nos desilusionaron.

anormalidad
Imagen: Yeoman.

A nivel mundial hay un recrudecimiento de la intolerancia, el fundamentalismo, el nacionalismo y el matonaje en nombre de la misma democracia que tanto se desdeña. El presentismo, la inmediatez tecnológica, hacen que muchos hayan comenzado a volver a creer que saltarse los procesos democráticos resulta más efectivo que someterse a la reflexión, a pensarnos individual y socialmente, a planificar. En la era de la inmediatez, la premura, es una moneda de cambio. 

El presentismo hace perder la capacidad de análisis. Se pone en el mismo plano una emoción, un hecho relatado por decenas, cientos y hasta miles de ecos en redes sociales, que una teoría construida con fundamentos. Se confunde correlación, con causalidad; se pretende transformar una opinión en una tesis.

Entonces, ¿qué nos queda por hacer cuando la anormalidad se hace cotidiana dejándonos suspendidos, atónitos y desorientados? Elegir.

Siempre podemos optar entre la queja, la anestesia y la resignación; la rabia, la envidia por la supuesta “normalidad” de la vida de los otros y la pulsión destructiva y refundacional. Pero así también, podemos buscar nuevos horizontes, desconocidos e inseguros, pero que pueden darle un nuevo impulso a nuestras vidas. Que pueden iluminar, con nuevas ideas y soluciones, la monumental transformación de lo que entendíamos por normalidad y que estamos experimentando.

La fuerza de voluntad y la valentía son el combustible que nos permitirá salir de la planicie psíquica y de la tristeza angustiosa que subyace en estos tiempos tan difíciles de entender.

Ya lo dijo Churchill: “Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa”.


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¿De verdad vamos bien?

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En los últimos días hemos recibido sólo noticias alentadoras sobre el Covid de parte de las autoridades gubernamentales, tanto de las autoridades sanitarias, como de la cancillería e incluso del jefe del Poder Ejecutivo. La llegada de algunas dosis de vacunas y el inicio de su aplicación y el intento de minimizar los efectos económicos de la pandemia han robado el protagonismo durante la difusión, especialmente durante la conferencia cotidiana del señor presidente. Desde luego que la llegada de las primeras dosis de vacunas y el inicio de su aplicación deben ser, y es, motivo de esperanza y aliento. Pero habrá que esperar largo tiempo para que el efecto de la prevención a través de la vacunación sea evidente, la extensión del tiempo se verá marcada por la verdadera eficiencia de las vacunas para prevenir la enfermedad, la aplicación extendida vendrá a confirmar o no su verdadera valía; la velocidad de la aplicación tendrá resultados sobre la velocidad de difusión del SARS-CoV-2; si disminuimos rápidamente a los posibles receptores del virus, limitaremos en el mismo grado la posibilidad de su difusión.

En todo el mundo se ha decidido iniciar la vacunación por los grupos más expuestos, mayormente afectados y en los que la enfermedad es más grave: el personal de Salud (en México esto es particularmente notable y no ha tenido una explicación suficiente), los mayores de 60 años de edad y los que tienen comorbilidades, aunque sean menores de esa edad. No contamos con datos exactos acerca de cuál la cifra del personal de Salud que será vacunado, se dice que la recibirán los que están asignados a los Hospitales Covid, sin embargo, los datos son confusos, la primera fase (ésta) no incluye a los médicos, enfermeras, personal técnico, personal auxiliar y directivos de otros hospitales gubernamentales y a ninguno de los hospitales privados atiendan o no enfermos afectados por Covid.

Esta decisión carece de visión de Estado, el Sector Salud está conformado por las instalaciones gubernamentales, independientemente del nivel de gobierno del que dependan (federal, estatal o municipal) y por las organizaciones privadas, sacar al personal que trabaja en estas últimas es más un gesto demagógico que una decisión de estadistas, porque están expuestos igual que quienes laboran en un hospital público. Por cierto, diferenciar entre hospitales Covid y no Covid para vacunar al personal es inadecuado, porque todo el personal está expuesto al virus de manera continua, quizá habría que hacerlo en etapas diferentes pero una inmediatamente después de la otra.  En todo caso, el personal de Salud asciende varias decenas de miles, en los últimos datos confiables (2018), los mayores de 60 años éramos unos 14 millones y no contamos con información confiable acerca de cuántos menores de 60 años tienen comorbilidades que aumentan el riesgo ante la Covid.

lucha contra covid
Imagen: MUTI.

La vacunación se inició el 24 de diciembre pasado y hasta el momento se han aplicado unas 92 mil dosis, todas en la Ciudad de México, hoy se inicia en otros sitios su aplicación, se dice que hasta unas 400 mil dosis más. De hecho, el día de hoy (14-I-2021) se debe iniciar la aplicación de la segunda dosis a los que se les puso el 24 de diciembre. Se ha desdeñado el sistema de vacunación que en nuestro país se había venido desarrollando durante varios años y que tuvo muchos éxitos, entre ellos, en 2009 logró aplicar 30 millones de dosis para la influenza A-H1N1, la cual se convirtió también en una pandemia.

Es cierto que esta variedad de influenza resultó menos letal que lo que hasta ahora ha sido la Covid, y que probablemente sus mecanismos de difusión eran menos eficientes, pero los logros contribuyeron a controlar considerablemente la epidemia en México; si revisamos algunos documentos nos podremos dar cuenta cómo en corto tiempo, y en cuanto fue posible, se adquirieron las vacunas, se distribuyeron entre todas las instituciones del sector público y varias organizaciones del sector privado. Como uno de los organismos centrales para la adquisición, pago y distribución de los biológicos se utilizó a BIRMEX, unos meses después  hubo repunte de la enfermedad por lo que hubo que realizar una nueva vacunación intensiva, que se desarrolló también con éxito.

Ahora se decidió una nueva estrategia, las vacunas se han ido adquiriendo a través de la Cancillería, se ha diseñado un sistema de distribución en el que sólo una parte del gobierno federal participa y en el que predominan las fuerzas armadas, se han diseñado nuevas estrategias de aplicación que incluyen la formación de brigadas que están formadas por varios miembros, sólo dos dedicados a su administración, el resto a la vigilancia; parece que el hecho de la honestidad y la demostración que lo hace solamente el gobierno federal son quienes las consiguieron, la compraron, la pagaron y la administran; así se han podido aplicar sólo 92,000 dosis en 20 días, 4,600 por día y únicamente se han adquirido 24,0000 dosis, las que serán abastecidas en las próximas semanas. Las metas se ven difíciles a este paso.

En tanto el 12 de enero sucedieron más de 1,300 fallecimientos por Covid, la cifra más alta desde que se inició la pandemia, las camas de hospital destinadas a la atención de enfermos afectados por el virus SARS-CoV-2 están saturadas en todos el país, con pequeñas diferencias entre un estado y otro; todo a pesar de que su número se ha ampliado considerablemente en los últimos días, lo que por cierto también ha tenido consecuencias en los cuidados de pacientes con otras patologías al verse reducidas sus áreas de atención.

En unas gráficas hechas por mí, pero realizadas con datos de Johns Hopkins University COVID-19, les muestro a ustedes dos hechos que me parecen sorprendentes y muy desafortunados: el primero es el que concierne a la letalidad, que en nuestro país es de 8.5% en promedio a lo largo de toda la pandemia, ayer conocimos la letalidad por semana en 2019 y observamos cómo ha tenido semanas en que ha sido inclusive de 20%, y otras en que se ha reducido hasta 6%; en las semanas recientes ha sido alrededor de 8%, cercana al promedio; no hay una explicación suficiente para que tengamos una letalidad tan elevada, el triple de la que sucede en otros países y en los mejores momentos del doble.

Debe haber alguna razón de por qué ocurre esto pero las autoridades no lo abordan, sólo hablan de tendencias y pronósticos, a los que, por cierto, no aciertan. La otra variante que les muestro es la mortalidad por millón de habitantes, ahí estamos también mal situados sólo por detrás de Bélgica, Reino Unido e Italia, al mismo nivel, prácticamente, que Perú, España, Argentina, Francia y Estados Unidos, y por delante de Chile, Brasil y Alemania; el hecho que superemos a Brasil y Chile es un dato muy alarmante, porque en esos países al principio la mortalidad fue muy alta, aunque después parece haber disminuido. Sólo estos datos bastarían para estar alarmados y no optimistas como intentan ponernos durante las conferencias de la mañana del señor presidente ni en las vespertinas del señor subsecretario.

Para colmo, las medidas para la contención económica de la pandemia no han resultado todo lo exitosas que se esperaba. Estamos ante una situación muy delicada, es cierto que ha afectado a todo el mundo, nunca como hasta ahora, pero los resultados son diferentes en otros países; ¿por qué en la India, con todos sus déficits sanitarios, conflictos económicos y sanitarios, se obtienen mejores resultados? ¿Por qué en España y Alemania, con menor experiencia en vacunación, se han podido ya aplicar muchas más dosis que nosotros? ¿Por qué Chile y Perú han podido ir revirtiendo sus curvas de incidencia y mejorando la letalidad?

Necesitamos una actitud realista y reflexiva para enfrentar adecuadamente el más grave problema al que nos hemos enfrentado en los últimos años.

Lecturas recomendadas:
DG Alerts. COVID-19.
México–Pirámide de población.
Birmex | Memoria de gestión Vacuna Pandémica AH1N1.


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La difamación, la calumnia, el acoso y otros males

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La difamación consiste en proporcionar información negativa en público o escrita, en contra del buen nombre, fama y honor de una persona, especialmente cuando es falsa; su gemela, la calumnia, es la acusación o imputación de una acción inexistente, con la intención de perjudicar, de exponer al desprecio.

Estos conceptos desde siempre han sido usados para dañar el prestigio, dignidad y en general los valores del ser humano. De la intriga algo queda, la duda se siembra sin respetar el principio de inocencia, dado que la campaña de descalificaciones que ha sufrido se convierte en una triste y amarga realidad.

Nuestra historia contempla varios ejemplos. Se dijo del expresidente de México en diversidad de ocasiones, Antonio López de Santa Anna, que era un vende patrias; así de manera tajante se le considera un antihéroe, negándole todo tipo de virtudes.

Antonio López de Santa Anna fue un hombre de grandes defectos, pero también de aciertos y reconocimiento de sus conciudadanos. Santa Anna no cedió más de la mitad de nuestro territorio, como equivocadamente se afirma; fue presionado para “vender” la famosa Mesilla, una zona ubicada entre el actual sur de Arizona y el suroeste de Nuevo México, con una extensión de 76,845 km².

Si no “vendía” ese territorio, para cubrir gastos de un Estado en bancarrota, aun ante su impedimento hubiese sido tomada por los “gringos”, que tengamos presente su permanente interés por absorbernos totalmente; los gobiernos norteamericanos ambicionaron territorios hasta el Canal de Panamá, lo que significa que con Santa Anna o sin él hubiesen logrado su objetivo de la Mesilla. Tal vez Santa Anna y otros evitaron que fuéramos invadidos y colonizados por los “gringos”, en totalidad.

antonio lopez santa ana
Antonio de Padua María Severino López de Santa Anna y Pérez de Lebrón, político y militar mexicano (Imagen: Wikimedia).

Como la historia expuesta hay infinidad, en su mayoría producto de la fama pública, la cual con frecuencia se sustenta en hechos inciertos o dudosos.

Calumniar es frecuente en nuestro medio y de pronto afirmamos que “fulano” es un ladrón o, “perengano” es un vicioso, sin descuidar situaciones graves por las cuales un individuo pasa el umbral de la vergüenza al precisarse una falsa imagen de su persona, gracias a esa campaña de calumnias realizada en su perjuicio, más aún cuando se hace con perversas intenciones.

Hasta hace poco los regímenes penales del mundo castigaban con severidad los señalamientos incorrectos que se hacían de sujetos, pero de pronto se dejaron únicamente para el ámbito civil. Las razones van orientadas a privilegiar la libertad de expresión, que forma parte de las garantías individuales o los Derechos Humanos; tenemos que considerar con seriedad y justicia que el derecho de uno, termina donde empieza el del otro. Es fácil decir: por mi libertad de expresión puedo difamar y calumniar; el planteamiento es claro, ¿dónde queda el derecho a la dignidad, a la personalidad y buena fama del afectado? En este punto se debe buscar equilibrio.

Cuando se despenalizó la injuria y las ofensas, aumentaron las calumnias y difamaciones. Por la vía civil se ejercen acciones por daño moral, pero es complejo obtener resoluciones en esa rama del Derecho, además de que implican gastos para el afectado, quien tiene que contratar abogados y bien se dice le “echa dinero bueno al malo”, esto es, gasta para que se le haga justicia y al final, jueces irresponsables cotidianamente niegan que haya afectación, dándose así la impunidad.

Es clásico que a alguien se le acuse sin pruebas de ser violador, ladrón, secuestrador, hasta genocida y para quien realiza estas campañas de desprestigio no hay sanción ejemplar.

Es imprescindible evaluar con seriedad conductas de la magnitud de las que hemos expresado. La fama, la dignidad y respetabilidad son valores de alto relieve que la ley está obligada a proteger en extremo; es indispensable que cuando se realicen afirmaciones se tengan pruebas contundentes, de lo contrario es necesario crear un marco legal de protección a los derechos del calumniado o difamado.

calumnia y difamacion
Imagen: Mirko Cresta.

Otro tema circunstancialmente paralelo se refiere a las denuncias de carácter sexual, como lo son la violación, el abuso sexual y el famoso hostigamiento o acoso; son acciones que operan con falta de testigos y elementos probatorios. En la actualidad cualquiera, sin mayor cuidado lanza una acusación de acoso y hasta de violación en contra de otro, en la que sólo está su afirmación y muchas veces se sanciona a inocentes. Este tema se ha vuelto de importante actualidad y con toda razón, las mujeres ahora reclaman respaldo absoluto, pero al mismo tiempo es necesario evaluar cada situación sin crear contextos genéricos en lo relativo a la publicidad.

Los temas de acoso, violación y abuso sexual deben llevarse con absoluta secrecía para con los implicados, ya que sin más afirmamos “fulano” es un acosador o violador y es tal el drama que los daños se vuelven imposibles de remediar. Aunque sea inocente el acusado, su asunto pasa al manejo público y los medios hacen de las suyas y no se diga las redes sociales; ahí es donde insistimos en la secrecía y por supuesto lo que más debe destacarse, el apoyo ilimitado a las víctimas, que también se ven afectadas por la fama pública y es lamentable tan terrible práctica; el tema debe ser motivo de una seria y adecuada atención por parte de las autoridades, esto en todos los campos del derecho, particularmente en el ámbito laboral y educativo, que es donde encontramos mayor presencia del acoso.

En ese renglón, las sanciones penales son ridículas y resulta imprescindible mayor energía, por ejemplo en el terreno docente se debe ser implacable, estos acosadores deben ser severamente castigados e incluir su definitiva separación de los campos educativos; el castigo económico es necesario elevarlo y poner correctivos penales serios, ya que hay una lamentable consideración a sujetos que reciben una sanción penal de unos cuantos meses, se benefician con la figura de una condena que les permite quedar en libertad; a un profesor acosador, imponerle cárcel tres meses inconmutables por lo menos, resultará muy adecuado. Los patrones acosadores o jefes de cualquier naturaleza, igualmente deben ser castigarlos con dureza.

En el caso de violadores y atacantes sexuales se debe considerar con mucha seriedad penas de jerarquía superior de las que hasta ahora tenemos en los ámbitos legislativos.

Son cuestiones de fondo y seria reflexión, pero al final llegaremos a la conclusión de que el marco legal reclama cambios importantes para darle seguridad a la población, ya que sus actuales disposiciones no han sido para nada eficaces.


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Las Paredes Gritan: En memoria de Rafael Loyola, gran sociólogo

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Rafael: los años idos

Conocí a Rafael Loyola Díaz en 1984. Él trabajaba como Secretario Académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IISUNAM). Lo conocí en la misma fecha que llegué al IISUNAM con Alicia Ziccardi, en donde se nos pidió formar el Área Urbana para seguir con nuestras investigaciones.

Alicia trabajaba cuestiones de vivienda. Yo había terminado mis primeros trabajos sobre basura y estaba metido en el análisis del mercado de La Merced y su paso a la Central de Abasto. Además, en ese año, yo estaba muy feliz. Estaba enamorado. Y en agosto de 1985 (un mes antes del terremoto de 1985) me casé con Ana Hilda.

Y así sucedió. Todo bien. Todo en orden y, dentro de la Unidad de Estudios Urbanos, iniciamos una reunión semanal, los miércoles, para conocer a todos los demás investigadores que trabajaban con problemáticas urbanas.

Ahí me tocó conocer expertos en transporte, en marginalidad, en pobreza, en vivienda, en seguridad, en todo ese enorme y gigantesco mundo que implica los servicios urbanos en una ciudad.

Hablábamos de las metodologías, de las formas de acercamiento a la gente, de las políticas públicas y de todos los resultados que aparecían en nuestros reportes de investigación. Había todo un mundo que había que descubrir y en eso se nos fueron varios años.

Rafael Loyola
Foto: AMC.

Con Rafael Loyola establecí, además, una cercana relación personal. Viajábamos juntos con nuestras familias y establecimos un vínculo individual que sólo se da cuando de verdad estimas a alguien.

Rafael tenía una legítima aspiración personal. Él podía entender nuestro trabajo de investigación, pero sabía qué hacer y cómo resolver muchos de nuestros problemas.

Con los años (entre muchas otras cosas) se convirtió en Director General del CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social). Fue un gran logro.

Expandió el nivel de la investigación social a muchas nuevas áreas y a otros estados. Y en ese período de tiempo conocí a muchos otros investigadores, antropólogos, como es el caso de Elena Azaola, gran investigadora de los problemas de delincuencia a los que yo apenas me estaba acercando.

Años después se incorporó como Director General de la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Ahí me invitó a participar e incluso a dirigir algunas tesis de alumnos con las temáticas que yo tenía… Muchas anécdotas y recuerdos.

Años después, Rafael Loyola emigró a Tabasco para formar ahí el Centro de Cambio Global y la Sustentabilidad en el Sureste Mexicano. Fue también coordinador del Área de Ciencias Sociales en la Academia Mexicana de Ciencias.

Rafael no descansaba. Tenía siempre un agudo radar para detectar en los nuevos gobiernos su apoyo, o su desapoyo a la ciencia. En los últimos meses eran certeras sus críticas y opiniones para entender “los despropósitos” que habían aparecido en el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).

Rafael Loyola
Foto: UNAM.

Un buen ejemplo de esto lo difundió el 1º de diciembre de 2020. Ahí reprochó en una conferencia: “Elementos indispensables para la nueva Ley General de Ciencia y Tecnología e Innovación”, que la actual administración asignara a la ciencia labores que no le corresponden, como son los asuntos de la desigualdad social y la pobreza.

“Quieren que lo resuelva la ciencia y la tecnología, y no es su responsabilidad. Ello no quiere decir que no participemos y que no hayamos participado, que no haya proyectos dirigidos para tratar de resolver este flagrante problema. Pero no somos instancia de Gobierno que tenga responsabilidad para ello”, dijo Loyola.

Y continuó: “Nada más hay que ver el tipo de temáticas que les interesa a los Pronaces (Programas Nacionales Estratégicos del Conacyt) y todo es desigualdad, pobreza y temas que no necesariamente son únicamente responsabilidad de la ciencia y la tecnología”.

Una más: “Lo único que yo sí impediría es que no vaya a ocurrir igual que ocurrió con los fideicomisos, que hubo una consulta amplísima, escuchamos a los legisladores del grupo de Morena en una gran mayoría de acuerdo con mantener los fideicomisos, y pues se impuso al final la aplanadora presidencial y los fideicomisos pasaron a mejor vida”.

Así de directo era el querido Rafael.

Un ser amoroso

La gente que tuvimos oportunidad de conocerlo no dudamos que era un ser amoroso, fraternal y lleno de pasión para tener un mejor país.

Era un gran sociólogo. Un muy buen historiador. Uno de sus trabajos que recuerdo me ayudó a comprender la lógica y la coherencia histórica entre el gobierno del general Lázaro Cárdenas y el gobierno de Manuel Ávila Camacho.

Con Rafael aprendimos mucho. Vivimos mucho. Y encontramos siempre una voz de aliento cuando las cosas no marchaban bien.

Siempre con él tuvimos una opinión. Una reflexión. Un espacio para compartir nuestras dudas y encontrar en sus visiones nuevas formas, nuevas alternativas para abrir una mejor forma de interpretar nuestra vida.

Rafael Loyola
Foto: Pulso.

Por eso lamento mucho su partida.

Debo confesar que con su ausencia me invade una gran tristeza.

¿Y qué pasó?

Nos hablábamos con frecuencia. El 22 o 23 de diciembre hablamos por última vez. Él había decidido salir de vacaciones con Liliana, su esposa, pero una hermana le pidió no salir y llegar a Querétaro para tener una reunión con todos sus hermanos, que eran muchos. Y ahí se reunieron.

El virus del COVID-19 nos invadió y cada vez hay más casos, por todos lados. Realmente vivimos en una situación muy compleja. Él se fue a la cena con la familia. Pero uno de los invitados tenía el virus y no lo sabía. No estaba enfermo.

Esa noche muchos se contagiaron. Con más o menos síntomas. Aunque todos fueron librando los síntomas de la enfermedad.

Pero Rafael no. El único que no logró salir adelante fue él.

Por su sonrisa. Por sus consejos y sus atinadas observaciones… Lo extraño. Recuerdo los tiempos idos para entender que falta mucho para salir de esta pandemia.

La Cueva del Delfín

Lo único que queda en estos tiempos es la resignación… No hay mucho más qué hacer.

¡Vientos huracanados!, si no hay contagio nos veremos por acá la próxima semana


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