Veo con profunda tristeza que no tenemos la responsabilidad de cuidarnos y mucho menos, cuidar de los demás, ya que la mayoría de nuestra gente no utiliza el cubrebocas, la pregunta es “¿por qué?”. Si investigamos un poco, descubriremos que hay quienes lo relacionan con un problema de autoestima, pues los hace sentir inferiores; otro segmento de la población lo considera como un bozal, y no lo usarán por sentirse ofendidos asimilando su uso como el de los animales.
Pero olvidamos que éste no es un tema de confianza en uno mismo, sino un tema de salud. No creo que sea muy difícil hacer entender que es por el bien de todos: “tú me ayudas, yo te ayudo”… Entonces ¿cuál es la falla? Porque resulta increíble ver que nuestro gobernante rechace el uso del cubrebocas y se justifique diciendo que cuando se acabe la corrupción en el país, entonces lo usará. ¿Eso significa que en lo que resta del sexenio no lo portará?
Desde luego éste no es un buen ejemplo para quien representa a nuestra nación. Y si, además, hacemos caso a las cifras de la OMS, nuestro país aún no alcanza el pico máximo de la propagación del COVID-19. Se especula que llegará hasta septiembre (qué coincidencia, mismo mes de no muy buenos recuerdos: terremotos, desolación, sufrimiento, etc.). Desgraciadamente, estamos a escasos días o semanas de que esto sea una realidad y las cifras de contagios y defunciones será mayor.
Entonces, ¿por qué no hacer una campaña que venga desde los niveles de gobierno que impliquen sanciones a quien no lleve el famoso cubrebocas? Es por el bien de todos, y aunque estemos tratando de llegar a la “nueva normalidad”, ésta tiene que ser con todos los cuidados. Sería catastrófico que en lugar de aplanar la famosa curva, se hiciera un pico más alto que tenga por consiguiente, una acción del gobierno y nos lleve a volver a mandar a todo mundo a quedarse en casa. Por eso apoyemos cada uno desde nuestra trinchera y hagamos votos para colaborar en una situación que verdaderamente dejará una huella en la historia.
Creo sin temor a equivocarme que el 2020 será un año que se recordará por siempre, ya que pegó al mundo entero, sin distinción de razas, credos, situación económica, etc., así son las pestes, plagas, pandemias, no respetan a nadie.
Si esta acción de poner una multa a quien se reúse al uso del cubrebocas se implantara –como se ha hecho en muchos países del orbe–, forzando a que la sociedad cree conciencia y deje de pensar en el “yo” por el “nosotros”, ayudaría mucho. También es cierto que las imposiciones no son bien recibidas y dada la baja en la popularidad de tanto el presidente como de su partido, aunado a la visión puesta en las elecciones del 2021, me parece que medidas de este tipo no se darán. El gobierno debería proporcionar cubrebocas a toda la población, tomando en consideración también a quienes no tienen acceso a éste; es más importante la prevención que la solución.
La jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, ha puesto el ejemplo portando siempre el cubrebocas. Ése debe ser el mensaje a la ciudadanía, “protegerme es protegerte”. Resulta indispensable tomar estas medidas hasta que no se tenga la esperada vacuna en nuestro país, de la cual Rusia ya anunció con bombo y platillo el lanzamiento de la misma con el nombre de SPUTNIK V (en homenaje al satélite soviético Sputnik). Para dar confianza a sus gobernados, el presidente ruso Vladímir Putin permitió que ésta se le pusiera a su propia hija, de la misma manera que anunció un programa de vacunación por toda Rusia de forma gratuita. La OMS no está muy de acuerdo en la efectividad de la misma, cuestionando los resultados, porque no ha sido aprobada por ellos para el uso en seres humanos. Es el mismo caso con las otras vacunas que se encuentran en periodo de pruebas en China, Estados Unidos y Reino Unido.
La pregunta obligada sería ¿cuándo llegará a nuestro país?, y también, ¿cuál será su costo? Pero mientras eso pasa debemos cuidarnos y los que puedan, permanecer en casa y no exponerse, bien se dice que no hay salud que el dinero compre, por eso hagámoslo por nosotros y nuestros seres queridos, tomemos conciencia de que nadie vendrá a cuidarnos, sólo nosotros.
Termino con una frase que nos dejó Alejandro Magno: De la conducta de cada uno depende el futuro de todos.
Hasta la próxima y por favor cuídense.
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