México

A un joven escritor

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He recuperado un texto extraordinario que arroja luz sobre una de las congregaciones literarias más fascinantes de nuestra República literaria. Se trata de la carta que a mediados de 1928 Xavier Villaurrutia dirigió al adolescente Edmundo Valadés.

Noventa y dos años después las reflexiones del poeta no han perdido vigencia, como si al dirigirse a un atribulado muchacho en busca de sí mismo, aquel pope de Los Contemporáneos hubiese expedido un manifiesto que nos recuerda la correspondencia de Rainer Maria Rilke con Franz Xaver Kappus.

Hay en los pliegos de estos poetas una llama idéntica cuando se dirigen a sus discípulos. Son como sermones desde la montaña de Calíope.

Lo mismo que Franz Xaver a Rilke, Edmundo le dirige a Villaurrutia una tímida espístola, que tristemente no sobrevivió, en donde se pregunta cómo saber si es poeta. Reclama al bardo orientación desde la bóveda de Los Contemporáneos.

Me honra compartir con mis lectores un extracto de la respuesta del autor de Nocturno al joven escritor en ciernes, pareciera que en el espíritu de una de sus estrofas: Todo lo que el silencio / hace huir de las cosas: / el vaho del deseo, / el sudor de la tierra, / la fragancia sin nombre / de la piel.


«El grupo en el que usted me cuenta y en el que yo mismo me incluyo se formó casi involuntariamente, por afinidades secretas y por diferencias más que por semejanzas. “Grupo sin grupo” le llamé la primera vez que comprendí que nuestras complicidades privadas, nuestras desemejanzas corteses, nuestras intenciones, diversas en el recorrido pero unidas en el objeto de nuestra ambición, tenían que trascender al público, como sucedió en efecto. “Grupo de soledades” se le ha llamado después, pensando en lo mismo. Un grupo que no lo es. Unas soledades que se juntan.

¿Qué es lo que ata a estas soledades? ¿Qué es lo que agrupa un momento a unos cuantos seres para separarlos enseguida? Desde luego la semejanza de nuestras edades, de nuestros gustos más generales, de nuestra cultura preservada en momentos en que nadie cree necesitarla para nutrir sus íntimas vetas. Además, nuestro deseo tácito de no hacer trampas, de apresurarnos lentamente, de no caer en el éxito fácil, de no cambiar nuestra personal inquietud por un plato de comodidades, de falsa autoridad, de auténtica fortuna.

La actitud crítica es lo que aparta a nuestro grupo de los grupos vecinos. Esta actitud preside, como una diosa invisible, nuestras obras, nuestras acciones, nuestras conversaciones y, por si esto fuera poco, nuestros silencios. Esta actitud es la que ha hecho posible que la poesía de nues­tro país sea una antes de nosotros y otra ahora, con nosotros. Más interior, más consciente, más difícil ahora, porque se opone a la superficial de los modernistas, a la involuntaria de los román­ticos, a la fácil de los cancionistas. 

La crítica y la curiosidad han sido nuestros dioscuros: al menos, han sido los míos. Bajo la constelación de estos hijos gemelos de Leda transcurre la vida de mi espíritu. Ya Ulises, la revista que dirigimos Salvador Novo y yo, lo revelaba públicamente: Revista de curiosidad y crítica.

joven escritor
Salvador Novo López, poeta, ensayista y dramaturgo mexicano (Imagen: Mediateca INAH).

La curiosidad abre ventanas, establece co­rrientes de aire, hace volver los ojos hacia pers­pectivas indefinidas, invita al descubrimiento y a la conquista de increíbles Floridas. La crítica pone orden en el caos, limita, dibuja, precisa, acla­ra la sed y, si no la sacia, enseña a vivir con ella en el alma. 

¿Tendré que citar de memoria la frase de San Mateo que apren­dí en André Gide acerca de la salvación de la vida? “Aquel que quiera salvarla, la perderá –dice el evangelista–, y sólo el que la pierda la hará verdaderamente viva”. Releyendo una pági­na de Chesterton, encuentro algo que es, en esen­cia, idéntico pero que se acomoda mejor a la crisis del espíritu en que usted parece hallarse: “En las horas críticas, sólo salvará su cabeza el que la haya perdido”.

¿Ha perdido usted la suya? Mi enhorabuena. Piérdala en los libros y en los autores, en los mares de la reflexión y de la du­da, en la pasión del conocimiento, en la fiebre del deseo y en la prueba de fuego de las influen­cias que, si su cabeza merece salvarse, saldrá de esos mares, buzo de sí misma, verdaderamente viva.

Otros seres hay que esperan salvarse cerrando los ojos, procurando ignorar todo lo que puede –según ellos– dañarlos. Se diría que no salen a la calle para no mojarse o para no mojar el paraguas de su alma. Vírgenes prudentes, maduran antes de crecer y, a menudo, no crecen. Temen las influencias y ese mismo temor los lleva a caer en las más enrarecidas, en las únicas que no son alimento del espíritu. Odian la curiosidad, la universalidad, la aventura, el viaje del espíritu. Echan raíces antes de tener troncos y ramas que sostener. Hablan de la riqueza de su suelo y de su patrimonio, que pretenden salvar conservándolos.»

Juego de ojos.

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La aplicación que salvará tus documentos en caso de sismo

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Mediante este sistema digital los ciudadanos podrán encontrar de forma muy rápida y sencilla, todas las instrucciones de qué hacer en caso de un sismo o una emergencia.

Víctor Hugo Romo de Vivar Guerra, alcalde de Miguel Hidalgo, anunció la nueva aplicación en la página de internet institucional, la cual permitirá a los ciudadanos escanear sus documentos personales mediante un código QR que te dirige a un micrositio que estará ubicado en la página de la alcaldía.

Esta herramienta innovadora fue creada para conceder a los ciudadanos miguelhidalguenses un respaldo seguro de sus documentos en la nube ante la posibilidad de cualquier emergencia o desastre natural.

A la par, se entregó por parte de la alcaldía 100 “Mochilas de Vida” en la Unidad Habitacional Marina Nacional, para arraigar la cultura de la protección civil en la población y dar a conocer a los vecinos la importancia que tiene esta herramienta ante el impacto de un fenómeno perturbador, la cual puede salvar vidas después de un siniestro.

miguel hidalgo mochilas de vida

Cada mochila contiene: un radio portátil, pasta de dientes y cepillo para una persona, una botella de gel antibacterial de 600 ml, libreta y pluma, dos botellas de agua de 600 mililitros, papel de baño, una barra de cacahuate, dos latas de atún y un encendedor.

También, está equipada con una cobija, una lata de verduras, un sobre de avena, una caja de cereal, una linterna, tres pilas triple A, un silbato, comida para para perro y gato y un celular de emergencia.

Tomando en cuenta los protocolos sanitarios de no realizar simulacros para evitar aglomeraciones, el área de Protección Civil de la Alcaldía destinó una brigada de búsqueda y rescate para atender la hipótesis de un sismo de 7.2 grados en la escala de Ritcher.

Reconoce FAO a México por abasto de alimentos durante contingencia sanitaria

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A fin de desatacar la importancia de cuidar las plantas para garantizar la seguridad alimentaria, cada 12 de mayo se celebrará el Día Internacional de la Sanidad Vegetal.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoció el trabajo de México y países de América Latina para asegurar el abasto de alimentos y la protección fitosanitaria de sus cultivos durante la contingencia mundial por COVID-19.

Durante la inauguración del Taller Regional Virtual de la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) 2020 para América Latina, representantes de la FAO subrayaron que la región ha respondido de manera coordinada y eficiente ante la pandemia y los países han aplicado medidas de concientización hacia su población sobre la importancia del sector primario.

El director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), Francisco Javier Trujillo Arriaga, en su calidad de presidente de la Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF), indicó que el trabajo del organismo de la FAO ha continuado con pleno cumplimiento de las medidas que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

fao mexico

El funcionario de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural informó que el órgano directivo de la CMF ha sostenido cuatro reuniones virtuales desde abril pasado en las que ha prestado especial atención al manejo que han mostrado las naciones para garantizar el abasto de alimentos, durante la contingencia sanitaria mundial.

Con el objetivo de proteger la producción de alimentos durante la pandemia, los representantes sanitarios de más de 180 países solicitaron a la FAO ampliar la celebración del Año Internacional de la Sanidad Vegetal 2020 hasta el primer semestre del 2021, a fin de extender la difusión sobre la importancia de cuidar las plantas para garantizar la seguridad alimentaria.

La extensión permitirá a los países, México incluido, llevar a cabo diversos eventos que fueron suspendidos, reprogramados o adaptados, a consecuencia de la contingencia sanitaria mundial. El funcionario mexicano precisó que además de las celebraciones de cada país, la FAO encabezará la Conferencia Internacional de Sanidad Vegetal entre mayo y junio del próximo año, incluida la ceremonia de clausura del Año Internacional.

Asimismo, indicó que a partir de 2021 cada 12 de mayo se celebrará el Día Internacional de la Sanidad Vegetal, por lo que anualmente se elegirá a un país para encabezar los festejos; adelantó que Zambia es la primera nación seleccionada para iniciar la conmemoración anual.

La oficial de Agricultura de la FAO para Mesoamérica, Raixa Llauger, indicó que las plantas son la principal fuente de ingreso económico de casi la mitad de la población y constituyen el 80 por ciento de los alimentos que comemos, por lo que la pandemia pone en relieve la necesidad de asegurar su protección contra plagas y enfermedades a nivel mundial.

Aseguró que el brote de COVID-19 ha mostrado al mundo cómo la adopción de medidas preventivas es esencial para proteger a los países de la introducción y propagación de enfermedades devastadoras, estrategias que se aplican en la salud humana, animal y de las plantas.

Indicó que, en el marco del Año Internacional de la Sanidad Vegetal, los países han enfatizado la prevención y protección de sus recursos y han incrementado la cooperación con las Organizaciones Nacionales de Protección Fitosanitaria (ONPF) de la región, como primera línea de defensa.

El director general de la Comunidad Andina, Clarems Endara, señaló que el taller regional es fundamental para coordinar los trabajos de los organismos fitosanitarios, a fin de promover el intercambio global de productos agrícolas con la garantía de que se han minimizado los riesgos de diseminación de plagas, que pudieran afectar a los países importadores.

Agregó que la pandemia pone en riesgo a la seguridad alimentaria, por lo que, para proteger a la región se deben aplicar medidas concertadas de bioseguridad, de la mano con el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Comité de Sanidad Vegetal del Sur (Cosave).

Durante el taller, alrededor de 60 especialistas fitosanitarios de América Latina discutieron sobre la actualización del Grupo de Trabajo de contenedores marítimos, las auditorías en el contexto fitosanitario y proyectos de enmiendas a normas fitosanitarias, entre otros temas.

El grito del inconsciente colectivo

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¿Desde dónde festejamos la Independencia de México? ¿Hasta dónde el orgullo se convierte en una máscara para borrar el semblante de la libertad que no tenemos? Son las preguntas que este 15 de septiembre me venían a la cabeza y que dejé pasar para no influir en las respuestas. No sé cuál es la respuesta correcta, lo que sí sé es que estamos viviendo un momento en donde todo está cambiando a nuestro alrededor y pareciera que sólo unos pocos están dispuestos a fluir con ello.

Desde hace ya varios años descubrí que existe una gran diferencia entre sentir orgullo por ser mexicano y amar a México. Esto me hizo reflexionar y dejar de ver esta fecha como algo que festejar desde el orgullo. Parte de mi decisión está basada en lo que aprendí de la Neurociencia en donde, con ensayos científicos, se demuestra que el sentimiento de orgullo genera una energía muy baja en nuestro cuerpo la cual te abre a ser influenciado fácilmente. Por otro lado cabe destacar que el amor es la energía más alta que te abre a poder conectarte con todo y fluir.

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Imagen: El Heraldo.

Sumado a esto y al investigar sobre nuevos documentos que han salido de la historia de México –fuentes como la UNAM hasta historiadores serios que hoy lo comparten–, observé que no concuerdan con la narrativa que nos contaron, ya que gran parte de lo compartido e instalado como cultura en nuestro país, fue escrito por los que tuvieron el poder y decidieron relatar lo que les convenía en ese momento. Ellos tuvieron la libertad de decidir e indicarnos quién era el traidor y quién no. Inclusive modificaron partes de la historia con el fin de hacer sentir orgullo a la gente y de ahí partir para tener el control. Nada más real que lo ejemplificado en la película “La ley de Herodes”.

El enfoque innecesario en recordar una y otra vez el orgullo de ser un país libre gracias a esa lucha por la Independencia nos mantiene encadenados. Es como querer sentir lo que vivieron nuestros antepasados sin darnos cuenta de que no es necesario que nosotros lo experimentemos una y otra vez. Esto lo tenemos instalado en el inconsciente colectivo y es por ello que constantemente buscamos “iconos de orgullo” (como la selección de futbol o a los mexicanos de éxito) fuera de nuestro país. El reto individual de todo esto es vivirlo lejos del orgullo y cerca del amor por México, sólo así puedo amar al mexicano que triunfa y reconocer que lo único que me está recordando es que yo también soy libre de triunfar.

¿Qué queremos gritar los mexicanos? ¿De qué queremos liberarnos? De la incertidumbre, del miedo, de los problemas económicos, de la inseguridad, de la pobreza, del maltrato a la mujer y a los niños, de los que quieren controlarnos, finalmente la lista puede ser interminable. Por lo tanto, ¿Realmente somos libres o queremos ser libres? ¿Queremos seguir viviendo en un país donde rige el control, la separación y la desconexión?

lucha social
Imagen: Cherry.

Es momento de cambiar el grito de “Viva México” por “Amo a México” y de ahí hacerlo realidad. Construir un nuevo escenario para nuestro país no es posible lograrlo desde el orgullo sino desde el amor. No es un amor romántico, es un verdadero estado de nuestro ser que nos permite conscientemente respetar la tierra en la que vivimos y a todos los seres en que ella habitan. Es abrazar a México porque nos une como región y nos da la oportunidad de vivir en comunidad y crecer haciéndonos fuertes entre todos. Es saber que si uno falla en lo individual es porque estamos fallando en lo colectivo. Es momento de dejar de decir “esto está mal” o “lo hacen mal” y ponernos a desarrollar un nuevo recurso que nos permita cambiarlo.

Todo esto es una forma de amar a México y de festejar la unión, la tierra y el valor humano que sumamos todos los que habitamos este país; teniendo esto en cuenta, podemos creer que la libertad y la certeza de un mejor futuro es alcanzable para todos. Si alguien piensa que no se puede, es que vive en el paradigma del pasado. El reto es iniciar en coherencia con uno mismo para sumar poco a poco en colectivo y así llegar al inicio de una verdadera transformación… Es momento de preguntarnos: ¿desde dónde sería mejor gritar nuestra independencia?, ¿desde el orgullo o el amor?


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Para decir México

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Decir México, me pregunto, ¿será como el personaje de la novela de Luis Arturo Ramos, quien salido de la madre patria rumbo a la América y a la mitad de la mar océano se pregunta en qué momento dejará de decir Méjico, con jota, para comenzar a decir México, con equis?

México, lo mexicano, son vocablos que salpican nuestra conversación pero a los que muy raramente damos más que una referencia geográfica: nacimos al sur del Bravo, crecimos en suelo azteca y esperamos que un día nos cubra “esta tierra que es tierra de hombres cabales”.

¿Cuántos de nosotros vamos por la vida con la conciencia de que estamos construyendo un país y que este país se llama México? ¿Pensamos a México como parte de nuestra vida? ¿Es México sólo una abstracción, un trozo del planeta, el lugar en donde nos tocó vivir? 

México, para decirlo en términos de un patriotismo que hoy la clase política parece juzgar démodé, debiera ser un ideal que nos enlace y nos ponga en comunión con un sentido de la vida. Ser mexicano no es mejor que ser chino, indonesio, boliviano o ruandés. Pero ser mexicano debiera ser reconocernos como una unidad.

ser mexicano
Imagen: Gonzalo Facello.

Debiéramos convertir la palabra “México” en sinónimo de una comunidad en donde el sufrimiento de doce millones de compatriotas que viven en la más abyecta miseria nos duela tanto como la desgracia de un ser querido.

Cada niño sin escuela, cada campesino sin tierra, cada obrero sin trabajo, cada mujer ultrajada, cada joven sin futuro, cada padre de familia sin esperanzas, cada voz silenciada por el autoritarismo, cada episodio manchado de impunidad, están presentes cuando decimos México… lo mismo que cada logro, que cada triunfo, que cada paso que damos al futuro.

Debemos superar la esquizofrenia de varios méxicos –con minúscula– que nos parcelan en estadios en donde unos tienen todo o más que todo, otros lo suficiente, y aquellos, la mayoría, desahogan sus vidas en la marginación y en la penuria.

Cuántas veces decimos México sin pensar, sin sentir. Sin alegría o dolor. A la idea de concordia debemos enlazar un concepto manido y poco reflexionado: tolerancia. El término se usa mucho, especialmente en política, pero se queda en un nivel muy elemental, como en el de soportar al otro aunque tenga diferencias con mi punto de vista o mi visión del mundo.

La tolerancia es un concepto más complejo, que incluye un proceso de recomposición de mi propio punto de vista para colocar en un cierto lugar las diferencias que tengo con el otro.

decir mexico
Foto: Jonathan Ramos.

Creo que nos hemos quedado en un nivel de debate muy elemental: acepto –porque la ley así lo determina y no por otra cosa– que otro piense diferente. Pero mi cosmovisión no lo admite y en el momento que sea oportuno intentaré arrebatarle esa opción de ser, de tener un lugar, para que sólo haya otros que comulguen conmigo.

La tolerancia, nos dice Amos Oz, implica también compromiso. Tolerancia no es hacer concesiones, pero tampoco es indiferencia. Para ser tolerante es necesario conocer al otro. Es el respeto mutuo mediante el entendimiento mutuo. El miedo y la ignorancia son los motores de la intolerancia.

La tolerancia consiste en la armonía en la diferencia. No sólo es un deber moral, sino además una exigencia política y jurídica. Es la virtud indiscutible de la democracia. La intolerancia conduce directamente al totalitarismo. Una sociedad plural descansa en el reconocimiento de las diferencias, de la diversidad de las costumbres y formas de vida.

Al decir México, debiéramos abrir los ojos y el corazón al momento que vive la nación. Nos horrorizamos con las imágenes en el noticiario y las narraciones de los diarios, pero somos autistas para lo que no nos afecta directamente.

No pensamos, como lo advirtiera Martin Niemöller, que la inacción frente al mal pavimenta su camino a nuestra puerta. Todos recordamos la última línea de aquel su doloroso verso:

“Y entonces vinieron por mí… pero ya no había nadie que alzara la voz”.

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Foto: El Siglo de Torreón.

“¿Qué puedo yo hacer?”, se preguntan mujeres, hombres y jóvenes. La respuesta es casi siempre: “¡Nada!” Mas si pensáramos a México como un cuerpo, como una totalidad, como una idea superior, llegaríamos a la certeza de que, al ser parte de un todo, nuestra acción individual adquiere sentido, fuerza, peso específico.

En su libro Cómo curar a un fanático, Amos Oz nos dice:

Creo que si una persona atestigua una gran tragedia –digamos que un incendio– siempre tiene tres opciones. La primera: echar a correr lo más rápido posible, ponerse a salvo y dejar que ardan los más lentos, los débiles y los inútiles. La segunda: escribir una colérica carta al editor de su diario preferido y exigir la destitución de todos los responsables de la tragedia; o en su defecto, convocar a una manifestación. La tercera: conseguir una cubeta de agua y arrojarla al fuego; en caso de que no se tenga una cubeta, buscar un vaso; en ausencia de uno, utilizar una cucharita –todo mundo tiene una cucharita–.

Sí –dice Oz–, cierto que una cucharita es pequeña y que el incendio es enorme… pero somos millones, y todos tenemos una cucharita. Quisiera fundar la Orden de la Cucharita. Quisiera que aquellos que comparten mi visión –no la de echarse a correr, o escribir cartas, sino la de utilizar una cucharita– salieran a la calle con el distintivo de una cucharita en la solapa, para que nos reconozcamos quienes estamos en el mismo movimiento, en la misma fraternidad, en la misma orden, la Orden de la Cucharita.

La suma de las pequeñas voluntades y acciones es lo único capaz de poner remedio a los más grandes males. En el caso de México, esos males se llaman pobreza, desigualdad, injusticia, impunidad y, desde todos los rincones de la polis, una creciente intolerancia.

Este 27 de septiembre, 199° Aniversario de la consumación de nuestra Independencia, pensemos en que más que nunca necesitamos nuestra propia orden de la cucharita.

Juego de ojos.

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¡Viva México! (A medias)

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#VivaMexico

Este país me ha dado la alegría de vivir y experimentar momentos inolvidables, a la gente que más quiero, mi sustento y mis propósitos. A este país le debo mi educación, las oportunidades que he tenido para crecer personal y profesionalmente, así como mis privilegios. En pocas palabras, para mí ha sido una bendición nacer y desarrollarme en México.

Sólo que más del 80% de todo lo que he recibido en mi país tiene que ver con que nací en una clase social privilegiada donde, por el simple hecho de nacer, pareciera que ya tienes más derechos que el 95% de la población que nació en condiciones mucho menos favorables.

Ese 5% de los mexicanos hemos crecido en un México para muy pocos y donde no tenemos que levantarnos todos los días preocupados y pensando en:

Qué vamos a comer;
Cuál brecha voy a tomar de camino al trabajo para que no me asalten;
Tener que levantarme cuatro o cinco horas antes de que inicie mi jornada laboral para tener agua, que ésta se pueda calentar –en caso de contar con los medios para calentarla– y pueda darme un baño;
La variedad de transportes públicos que deberé tomar para poder, por fin, llegar a mi lugar de trabajo;
Que nuestros hijos seguramente respirarán heces y polvo, porque sus escuelas no cuentan siquiera con piso o instalaciones sanitarias;
El desabasto de medicinas porque como no padecemos la burocracia del IMSS o el ISSSTE, ya que contamos con hospitales privados que nos resuelven cualquier problema médico, ni nos pasa por la cabeza lo que sufren aquellos “menos afortunados”;
Que no tenemos que esperar semanas para que nos den una cita en una clínica, sin importar la especialidad médica de la que se trate, aunque el problema de salud sea grave y en ocasiones mortal.

No, a ese 5% de la población no le pasa eso. Quienes formamos parte de ese 5% tenemos un México maravilloso porque lo privado –en la mayoría de las veces– es mejor que lo público, sobre todo en las cosas más esenciales como son la salud y la educación. Porque la permeabilidad social no existe y pareciera que ese 5% no quisiera que hubiera más privilegiados.

Alguna vez leí o escuché que 7 de cada 10 mexicanos que nacen pobres se quedan pobres el resto de sus vidas. Ése es el verdadero México, así que… ¿Viva México?

México no es nada sin sus ciudadanos, y si cada vez hay más pobreza, México es más pobre y no vive, muere. Hoy todos le debemos a México, principalmente aquellos quienes tenemos más oportunidades, porque somos los que tendríamos mayor responsabilidad para crear mejores condiciones de vida para las personas que menos tienen y que cada vez haya menos pobres en nuestro país.

Los gobernantes de este país, quienes diseñan y ejecutan las políticas públicas para el desarrollo de sus ciudadanos, los legisladores que proponen y aprueban las leyes que nos rigen, así como los jueces y magistrados que vigilan y pugnan por la aplicación y el cumplimiento de las mismas, son la primera línea de responsabilidad para que a más mexicanos les vaya bien, tengan mejores oportunidades y salgan de la pobreza. Después estamos todos los demás que somos parte de ese pequeño porcentaje que nos educamos y nos alimentamos mejor y tuvimos más oportunidades para desarrollarnos en plenitud.

Cada uno, desde su trinchera, debe pensar en cómo ayudar para que la permeabilidad social cambie y haya cada vez menos pobres. No cabe decir que, porque no soy gobernante, “no me toca”. A todos los que tenemos más, nos toca ver cómo ayudamos a quienes tienen menos. El país nos necesita a todos y entonces, ahora sí, podremos gritar a los cuatro vientos: ¡Que Viva México! Un México que hoy, tristemente, estamos viendo morir un poquito, cada día.


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Alfabetización digital, entre el bienestar y la exclusión

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En 2013, al recibir el Premio Sájarov a la libertad de conciencia del Parlamento Europeo, la activista Malala Yousafzai afirmaba que “un país no es más fuerte por el número de soldados que tiene, sino por su índice de alfabetismo”.

El derecho a la educación, reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, está enraizado en el derecho a la alfabetización. Más allá de su noción básica como las competencias de saber leer y escribir, ante la expansión de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), este término se ha complementado con las llamadas “alfabetizaciones en destrezas”, entre las cuales se encuentran la alfabetización en medios, alfabetización bibliotecaria y la alfabetización digital.

Paul Gilster, quien ha popularizado la expresión de “alfabetización digital”, la define como la capacidad para comprender y usar la información, en distintos formatos y de fuentes varias, cuando se presenta a través de una computadora, y aclara que este concepto no se trata de dominar las teclas, sino las ideas.

mundo digital
Imagen: Magisterio.

Lo anterior se traduce en que no es suficiente saber usar los dispositivos electrónicos, sino que se requiere comprender las características y potencialidades de las dinámicas y relaciones del entorno digital, que tienen una lógica distinta a las actividades presenciales, y que por lo tanto, no resulta funcional hacer un mero traslado de ellas a lo virtual.

Las TIC deben facilitar el ejercicio de derechos, pues las brechas en su acceso y uso profundizan la desigualdad social digital. En la medida en que las personas desplieguen más o menos habilidades digitales mejorarán su bienestar o se agudizará su exclusión. 

Las estimaciones del informe Midiendo el desarrollo digital: hechos y cifras 2019, de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, confirman que el uso de Internet continúa creciendo en el mundo, sin embargo, se calcula que 3.6 mil millones de personas siguen sin estar conectadas, sobre todo en países con menor desarrollo.

El reporte señala que la falta de competencias digitales es uno de los más importantes obstáculos para la adopción y uso eficaz de Internet, y revela que en 40 de 84 países analizados –incluido México–, menos de la mitad de la población posee habilidades informáticas básicas como copiar un archivo o enviar un correo electrónico con un documento adjunto.

alfabetizacion digital
Imagen: HoangPts.

En la Encuesta de Habilidades de Adultos de la OCDE (2017-2018), México destacó por la gran proporción de población adulta sin experiencia informática o con escasos conocimientos en TIC (39.2%), por encima del promedio de los países participantes (11.7%).

El pasado 8 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de la Alfabetización, y en la realidad que hoy vivimos donde lo digital está acaparando el escenario, cabe reflexionar respecto a cómo estamos aprovechando este recurso para mejorar la vida de las personas, su trabajo, salud, educación; así como, sobre si estamos adoptando políticas y acciones de inclusión para que no sólo unos cuántos gocen de sus beneficios. 

Las TIC pueden contribuir al desarrollo, derriban barreras de espacio y tiempo y ofrecen grandes ventajas. Por ello, si queremos evitar que una red invisible envuelva a los conectados y excluya sigilosamente al resto de la población es fundamental avanzar en la alfabetización digital.


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Dimes y diretes de la nueva Norma de etiquetado

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Las modificaciones realizadas a la llamada norma NOM 051, la cual establece las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas preenvasados que se comercializan en el país, representa el esfuerzo más significativo en la historia de esta clase de regulaciones, con el objetivo de trasladar al consumidor información clara sobre los riesgos de salud que cada producto pudiera representar.

La reforma se inserta en las acciones que desde hace varios años se iniciaron, como respuesta a la gravedad de las cifras que reportan índices elevados de obesidad y sobrepeso en el país, con particular incidencia en niños. Los cambios no se han limitado a la Norma Oficial Mexicana de etiquetado, sino que ha alcanzado a la ley de salud y los reglamentos que regulan la publicidad de esta clase de productos.

En general, parece existir consenso entre autoridades, expertos, instituciones académicas, asociaciones de consumidores e industria, respecto a la necesidad de hacer más clara la información nutrimental de los empaques, así como en la necesaria reformulación de productos. En lo que claramente no existe acuerdo es en los medios propuestos por la norma para estos fines, que están yendo aún más lejos que el modelo regulatorio seguido para su implementación, que es el modelo chileno.

etiquetado de alimentos
Imagen: Gatón.

Uno de los principales puntos de oposición deriva del empleo de los sellos preventivos que se aplicarán a las etiquetas frontales, que reducen su lenguaje a frases tan lacónicas como “exceso calorías”, “exceso azúcares”, “exceso grasas saturadas”, “exceso grasas trans”, “exceso sodio” y “contiene edulcorantes evitar en niños”, por considerar que los mismos no discriminan entre los que apenas pasan el límite, de aquellos que lo hacen sobradamente. Sobre este punto, otros sistemas empleados en el mundo ofrecen opciones en colores que son fácilmente entendidos por los consumidores. Dar el mismo tratamiento a productos tan disímbolos nutricionalmente como las sardinas y las galletas no puede justificarse, y a la larga, serán los propios consumidores los afectados por la “simplicidad” de la información que la nueva norma les ofrece.

Otro de los grandes temas de debate es la obligación propuesta por la norma de suspender el uso de personajes, dibujos, celebridades y otras formas promocionales, como presunto mecanismo para desincentivar su consumo, cuando exista obligación de aplicar uno o más sellos preventivos, lo que suena a censura previa que compromete la libertad de expresión. No es éste un tema menor, ya que los niveles de lealtad que una marca logra con sus consumidores, con el trabajo de muchos años, obliga a la empresa a mantener altos estándares de calidad.

Con la misma lógica, las restricciones mencionadas alcanzan ahora a la publicidad, por lo que el “Osito Bimbo” no sólo no estará en las etiquetas, sino que será también suprimido de la publicidad, es decir, pasará a las filas de las especies en extinción. Otra importante modificación, que sin duda tendrá un efecto disuasivo en inversión publicitaria, es la novedosa obligación de solicitar permiso previo de Cofepris –sí, la que ahora comanda Hugo López Gatell–, para hacer publicidad de estos productos en televisión, salas de cine, sitios de internet y redes sociales.

Las condiciones en que todo el proceso de conformación de estas reglas se ha gestado, ha sido de total desencuentro entre la iniciativa privada y los reguladores. Instalados en la visión del fanatismo, las autoridades han hecho cuanto está a su alcance para doblegar los intentos para alcanzar una regulación balanceada, que informe con veracidad, evitando que el nuevo etiquetado frontal se convierta en la letra escarlata. Lamentablemente, el ambiente de linchamiento se ha exacerbado en la distribución de responsabilidades por los escandalosos números de la pandemia en nuestro país.

etiquetado de alimentos
Imagen: Salud con Lupa.

Los efectos de la campaña de desprestigio empiezan a derivar hacia diversos Estados que han prohibido la venta de los productos a menores de edad, lo que verdaderamente raya en lo grotesco. ¿De verdad estamos dispuestos a asumir que un niño no pueda comprar un chocolate en la tienda de la esquina?

Así, México se está convirtiendo en el país con la regulación más prohibitiva y compulsiva en materia de etiquetado y publicidad de alimentos procesados, sin que las bases del sistema hagan sentido en una visión integral. En primera instancia, porque los sistemas binarios de bueno o malo (el uso sellos o prescindir de estos) han probado su ineficacia; en segunda instancia, porque no se promueve la adecuada dieta balanceada, esto es, se pueden lograr niveles óptimos de ingesta de nutrientes consumiendo el 100% de productos con sellos de este tipo; en tercer lugar, porque no se promueve el consumo de porciones pequeñas, sino que se les sanciona con sellos aunque no incluyan los niveles de riesgo que la norma sanciona. Finalmente, porque la diabetes y la obesidad requieren un enfoque multifactorial para su entendimiento y combate. ¿Y si prohibimos la venta de gasolina porque contamina?  

Además, si se extienden los mismos filtros de análisis a los alimentos que se expenden en puestos callejeros, en fondas, o en los propios hogares, los resultados no serían diversos. Casi todo lo que ingerimos llevaría sellos.

Todos entendemos que defender la salud es una prioridad social de la más alta estima, sin embargo, cuando la obligación impuesta pudiera tener un efecto positivo cuestionable o poco perceptible, causando grandes afectaciones, es cuando podemos empezar a hablar de desproporcionalidad e ineficacia de la norma.


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