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Disonancia Empresarial

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A Víctor Esquivel, gran ejemplo de la consultoría de empresa.

Los efectos de la pandemia por el COVID-19 continúan modificando el panorama sobre la evolución de la dinámica social y económica en el mundo. Los desafíos que plantea la presente crisis nos obligan a reconsiderar las acciones a emprender en nuestras organizaciones, frente a una realidad con altos niveles de incertidumbre, donde el cambio y la transformación son las constantes de esta “nueva normalidad”.

En este contexto, es prioritario conocer lo que piensan los empresarios sobre las perspectivas del país, para entender la orientación que tendrán las empresas, los ajustes en su estrategia de negocios y aprender cómo las grandes empresas gestionan en tiempos de crisis.

KPMG realizó una encuesta[1] recientemente, de alcance nacional en México, en la que analiza las prioridades de la comunidad empresarial para identificar las principales estrategias de los Directivos para este 2021, con hallazgos muy interesantes. Me explico.

En el ambiente de negocios, el 70% de los empresarios consultados considera que, con la pandemia fuera de control, existe la probabilidad de nuevos confinamientos estrictos, a pesar de que además un 64% considera que el país se encuentra en una grave recesión económica.

recesion economica
Imagen: El Heraldo de Juárez.

En el contexto nacional, debido a la contingencia sanitaria, los empresarios enfrentan un semáforo de riesgo epidemiológico que es la pauta de varios indicadores económicos, al permitir o limitar las actividades productivas y de servicios. Lo que ha implicado una pérdida de 710,000 puestos registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social[2] y 44% de la población se enfrenta al riesgo de reducción de horas o salarios (aproximadamente 24 millones de personas), entre otras repercusiones.[3]

De esta manera, asegurar la confianza de los inversionistas para fomentar el crecimiento económico (67%) constituye el principal reto para los directivos de este estudio, con lo cual además ubican en una segunda instancia, el minimizar los daños permanentes en el empleo en y la planta productiva (55%).

Si bien se plantea un contexto económico complejo en el país, también se deben reconocer las afectaciones diferenciadas para cada sector. En este sentido, las repercusiones económicas son evidentes mediante las expectativas de ventas de las empresas: mientras que un grupo, representado por el 50% de los directivos estima hasta un 40% menos de ventas en el 2021, con respecto al escenario antes de la pandemia (2019); de manera contraria, el 31% espera un crecimiento (a lo más) en la misma magnitud.

La recuperación depende de la evolución de la pandemia, de los factores macroeconómicos y de la curva de cada industria. Así, los sectores de hotelería y turismo (81%), outsourcing (80%) y medios de comunicación (79%), son los que esperan las mayores pérdidas; mientras que los que consideran tendrán mayores ganancias son salud (67%), electrónicos/software (52%), consumo/retail (50%). En consecuencia, 2021 será un año para la recuperación y probablemente el 2023 sea un año de alivio tras la crisis del 2020.

recuperacion empleo
Imagen: Nexos.

Por su parte, las políticas monetaria y fiscal son un elemento que también está en el marco de evaluación de los negocios. En el mundo se espera que se mantengan las tasas de referencia negativas para continuar con la recuperación, en tanto que en México el 74% de la alta dirección indica que sus decisiones de inversión se han suspendido o reducido debido a estas medidas (71% empresas grandes, 76% empresas medianas). Durante el presente año, la mayor parte no contemplan realizar inversiones, sino enfocarse en métricas de capital de trabajo para reducir costos; cuidar la liquidez; y negociar términos y condiciones con clientes y proveedores. Lo cual se confirma con la visión de un segmento del mercado del estudio que considera que los esfuerzos para superar los efectos de COVID-19 han sido insuficientes, esperando que en el futuro existan factores que incentiven la confianza en la inversión.

En todos los escenarios, las empresas buscan soluciones para mantener su productividad, por lo cual, varias pudieron realizar las adaptaciones necesarias para operar, otras cambiaron su giro de negocio, mientras algunas otras no lograron sobrevivir o se mantienen en el límite. Sin duda, uno de los elementos que se aceleró con la pandemia fue la digitalización, en particular, para la fuerza laboral en términos de trabajo a distancia, restricción de viajes de negocio, automatización de servicios, entre otros rubros.

La preferencia por la colaboración a distancia o de forma física, dependen del tamaño del negocio y del sector, para lo cual es necesario adaptar la cultura organizacional a la nueva realidad, así como alinear el propósito y los valores de la empresa al contexto actual.

En cuanto al capital humano, existe la imperiosa necesidad de que los colaboradores se sientan valorados por la compañía y estén satisfechos con el ambiente de trabajo virtual, comprometidos con el propósito y la cultura de la empresa, y en equilibrio entre su vida personal y laboral, por lo que identificar los retos como oportunidades es indispensable en el liderazgo ante la crisis.

desempleo
Imagen: Reporte Índigo.

Lo anterior se traduce en una visión divida en los ejecutivos consultados para el presente año en relación con la gestión de talento: el 45% plantea que la mayoría de los colaboradores trabajen desde casa, el 44% visualiza a la mayoría en sus instalaciones, el 9% con todos los trabajadores presenciales y sólo el 2% estima que todos lo hagan desde casa. Esto deviene en un reto adicional para lograr el equilibro entre la cartera de bienes raíces, el espacio físico requerido –considerando las restricciones de aforo– y la generación de valor; por lo tanto, es posible que evolucionen los contratos de arrendamiento hacia la flexibilización de sus cláusulas.

Como resultado de la incertidumbre, las organizaciones han mantenido la cautela con respecto a sus planes de expansión, el 49% no considera expandir ni reducir su presencia operativa y sólo el 16% planea expandir su presencia a nivel global, siendo Estados Unidos el país más señalado para el 2021 debido probablemente al incremento en las exportaciones por la recuperación americana, y el consecuente impacto de la entrada en vigor del T-MEC.

Siguiendo con la mesura y a pesar del estrés financiero, sólo el 35% de los altos directivos solicitaron un financiamiento o reestructura de la deuda y de éstos, el 72% lo hicieron a través de las instituciones financieras; en contraste, no emplear financiamiento pudo deberse a una eficiente gestión del capital de trabajo y/o a la dinámica del mercado durante la pandemia.

En la vía del éxito sostenible, se han identificado tres estrategias principales para la resiliencia en las organizaciones y su adaptación al cambiante entorno: enfoque en la experiencia del cliente para proporcionarle experiencias únicas y excepcionales; uso de nuevas soluciones tecnológicas que fortalezcan la eficiencia y garanticen la continuidad operativa; y nuevos modelos de negocios digitales, libres de limitaciones físicas.

control de riesgos
Imagen: GK.

Asimismo, a la luz de la disrupción actual, son indispensables los esfuerzos en temas de innovación y digitalización, apoyados por el liderazgo de la organización; la creación de una cultura empresarial que fomente la mejora continua; y el talento humano capacitado para la nueva realidad. Esta enorme trasformación ha requerido que las empresas canalicen sus inversiones hacia la innovación en comparación con años previos, donde el 39% destinará recursos a medidas incrementales, para el desarrollo de mejoras del portafolio de productos o servicios existentes; el 68% a medidas transformacionales, para la creación de nuevos negocios y clientes; y el 21% en medidas adyacentes o puntuales, que son recursos focalizados para expandir un segmento de clientes por medio de la mejora del portafolio existente de productos o servicios.

En el momento actual, las organizaciones requieren que las diversas soluciones se complementen para disponer de una visión holística para la toma de decisiones. En este sentido, la mayoría de las empresas (75%) utiliza el análisis de datos como habilitador para gestionar la información, responder con rapidez y mejorar la competitividad. Sin embargo, la automatización y las amenazas internas y externas presentan también sofisticadas dificultades, por lo que contar con un marco sólido de gestión de riesgos con medidas y controles para mitigar los impactos, es vital para las organizaciones. A tal efecto y en respuesta a la pandemia, el 44% de las compañías reforzó su programa de gestión de riesgos.

Ahora bien, los riesgos que se detectan como mayor amenaza para las organizaciones en el 2021 son: en temas de salud y recursos humanos, (69%) garantizar el bienestar físico y mental de los colaboradores; en cuanto a ciberseguridad, (31%) la interrupción de operaciones; y sobre la operación del negocio, (34%) con respecto al control del presupuesto.

mitigar riesgos, pandemia

A medida que se refuerzan las estrategias de mitigación de riesgos, los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) son de suma importancia en la agenda. La actual crisis ha demostrado la necesidad de alinear los objetivos de la compañía en función de estos criterios, por tanto, las inversiones en estos temas son indispensables para la sostenibilidad y la resiliencia.

Finalmente, es importante resaltar que no existe trayectoria única para sortear los múltiples cambios y complejos escenarios que enfrenta el mundo actual. Los empresarios tienen claro los pilares delineados en el estudio, en la parte laboral (y dentro de ella, la lucha por el talento), la parte digital (y con ella la amenaza cibernética), la nueva y mayor regulación y la sustentabilidad de los negocios.

La recuperación y crecimiento dependen de la curva de cada industria, de las transformaciones y medidas de adaptación realizadas, de la disrupción tecnológica y cultural en esas mismas industrias y sectores, y de los mecanismos adoptados de mitigación de riesgos, pero sobre todo, de la visión integral enfocada en la innovación, la resiliencia y la sostenibilidad.


Notas:
[1] La encuesta reúne información directa sobre sectores como salud, servicios financieros, bienes raíces y manufactura industrial, entre otros. Permite conocer el impacto diferenciado que el COVID-19 y la subsecuente crisis económica han tenido en la amplia gama de industrias que componen nuestra economía. Las respuestas fueron recopiladas entre octubre y diciembre 2020.
El puesto de los participantes corresponde -en su mayoría- a cargos de dirección, presidencia, vicepresidencia, comités y consejos de administración; con una representación femenina del 20%. Participaron 1,307 tomadores de decisiones y líderes de empresas en México, quienes compartieron su opinión sobre temas coyunturales del ambiente de negocios, la estrategia empresarial en 2021, su enfoque en innovación y transformación digital, así como la gestión de riesgos y el cumplimiento regulatorio.
[2] SHCP. (2020). Gaceta Económica.
[3] Organización Internacional del Trabajo (2020). Nota técnica país. México y la crisis de la COVID-19 en el mundo del trabajo: respuestas y desafíos. Consultado el 25 de enero de 2021.


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¿Qué representa la cifra 166,731?

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#166731

Este número, que ahora funge como título de mi artículo de esta semana, si lo vemos así, solo y sin explicación, no deja de ser sólo eso, un número. ¿Es mucho, es poco o qué representa? Es muy difícil de saber si sólo lo vemos así, aislado.

166,731 pesos pueden ser una cantidad muy significativa para una familia promedio mexicana, una cifra inalcanzable para la población más pobre de nuestro país, un mes de salario para un alto ejecutivo o hasta una propina para algún ricachón que se hospedó algunos días en un hotel de super lujo. Al final, ese número, en términos monetarios, es relativo y percibido de forma diametralmente opuesta por alguien que tiene poco o mucho dinero.

166,731 personas pueden ser muchas o pocas, otra vez, dependiendo en qué contexto los pongas. Una ciudad de 166,731 personas puede considerase un pueblo grande o una ciudad pequeña. Con 166,731 personas llenas el Estadio Azteca y te sobran personas, pero no podrías llenarlo una segunda vez porque te quedarían lugares vacíos. En la CDMX, 166,731 personas apenas rebasan el número de habitantes de la alcaldía menos poblada, Milpa Alta; cada una de las demás alcaldías tienen, por sí solas, muchos más pobladores.

Todos los días amanecemos con un número para todo, desde el horario, la fecha, el tipo de cambio, el IPC, el precio de la tortilla y ahora, a partir del 2020, los muertos por Covid. Lo triste es que ya también, a ese número, lo vemos con la misma frialdad y, aunque suene paradójico, naturalidad. 166,731 son los muertos de Covid que hay en México hasta el día de hoy, por lo menos oficiales.

166,731 historias de muerte, de desolación, de tristeza y de dolor, hacen de ese número, uno muy grande.

Cada una de estas 166,731 personas eran hijos, padres, hermanos, amigos o colegas. Había parejas amorosas, trabajadores incansables, cantantes, artistas y padres responsables. Había abuelos respetados, madres cariñosas y hermanos entrañables. Para alguien, eso representaba la persona que murió.

Los que mueren, hayan sido buenas o malas personas, siempre dejan deudos, gente triste, personas que los amaban y que los llorarán. Si bien 166,731 personas muertas son muchas, créanme, el número de personas heridas es muchísimo mayor. Familias enteras se han quebrado por una sola muerte.

No podemos decir que en México vamos bien cuando hay cientos de miles de deudos, por cientos de miles de muertos. No vamos bien. Para seguir hablando de números, no puedo entender que vayamos bien si somos el país número 10 en población y somos el 3 en defunciones. Ni India o China, con más de mil millones de personas cada uno, tienen tantas defunciones como nosotros. Así de fácil, esos numeritos nos dicen que no vamos bien.

Me encantan los números porque son objetivos (mientras no se manipulen). Estos son difíciles de politizar; y hoy, exigir al gobierno que ponga todas sus baterías para controlar esta pandemia, no es politiquería, es una obligación de cada mexicano. No podemos permitir que se siga llevando una política de “salud” como la que estamos viendo, en la que los gobernantes nos dicen que “vamos bien” mientras que los números muestran otra cosa.

En el programa de vacunación que viene para Covid, veremos si el gobierno mejora. Hoy ya empezó mal. No estamos viendo ningún resultado y cada día que pase sin ver claridad sobre el programa, este número –166,731– se irá incrementando.

¿Dónde están las vacunas? ¿Por qué no se están aplicando? ¿Por qué reservan información sobre la adquisición de las mismas, en vez de transparentar el proceso? ¿Por qué usar a siervos de la nación para aplicarlas, cuando los programas de vacunación en México siempre habían sido ejemplo para otros países? ¿Por qué no hay resultados? Ya ha habido 166,731 víctimas, ¿cuántas más tendrán que haber para que se haga algo? Es momento de despertar y de exigir.

Los números son los que dicen la verdad, no los discursos.


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La hora del té

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En estos tiempos de una “nueva normalidad” que prohíbe los viajes, ensayo maneras de descubrir el mundo y compartir la experiencia con los más jóvenes. A la espera de que la amenaza pase y cualquier aprendizaje posible nos quede en la memoria.


La puerta de la habitación de la tía Margaret era el agujero por donde entrábamos como Alicias en un país poblado de lugares y personajes maravillosos. Nos encantaba acomodarnos en su salita con muebles de ratán blanco, dispuesta frente al ventanal al lado de su cama. Sobre la mesa descansaba un enorme globo terráqueo y la pila de álbumes de pasta decorada que hojeábamos por turnos mientras la tía nos contaba relatos de sus viajes. Lo hacía con tanto detalle y entusiasmo que lo mismo sufríamos en Casablanca mientras el Siroco amenazaba arrancar a un paseante del poste de luz al que se había aferrado, que nos moríamos de ternura a orillas del lago Constanza con los perros vestidos con gabardina a cuadros entrando a restaurantes donde había un perchero para los abrigos de las mascotas. Su pasión era el mundo, solía decir con un dejo de inquietud, sin duda calculando cuántos renglones le faltaban a esa lista suya de lugares que aún no conocía. Lo seguro es que el inventario de los que ya había visitado tampoco era corto.

Aprovechaba cualquier ocasión para salir de la ciudad, ya fuera de “mudanza”, como se refería a las estancias de meses en Europa o el norte de América, que realizaba durante el verano, o a los “traslados” de varias noches en cualquier puente, hasta “excursioncillas” de una jornada en los días feriados. En el caso de las últimas, invitaba a sus alumnos del Instituto de Español para Adultos Extranjeros. Ellos iban encantados, la mayoría porque no tenía mejor plan que extender sus horas de curso con la profesora más ocurrente del plantel. Algún otro, como Charles, porque se había enamorado de ella. La vocación de Margaret por la enseñanza era innegable y frente a un público internacional de escaso vocabulario, pero dispuesto a suplir esa falta con una atención que los hacía olvidarse de pestañear, ella se inspiraba al grado de convertirse en un mago del entretenimiento. Los estatutos de la escuela prohibían la relación entre profesores y alumnos más allá de la cafetería, pero la directora fingía no enterarse de esas salidas, en nombre del gran beneficio que proporcionaban a los estudiantes y encima sin costo extra para la escuela.

mujer viajera
Imagen: Martin Oneill.

Tampoco pidió explicaciones cuando al final del curso escolar su mejor maestra le solicitó permiso para tomarse un año sabático: los rumores sobre su boda con Charles corrían por todo El Instituto. Quizá estaba segura de que, sola o acompañada, Margaret volvería, porque disfrutaba enormemente su trabajo docente, casi tanto como las vacaciones en las que, a la manera de Marco Polo, iba en busca de nuevas aventuras. La tía nos contaba que el periodo que había pasado en la tierra natal de Charles había sido la más hermosa de esas aventuras, pero como la fatalidad y el clima húmedo habían hecho que se velaran los rollos de fotos que hubieran podido testimoniarlo, reproducía para nosotros en vivo el encanto de la hora del té en los salones londinenses. No conocíamos Londres, pero todas las tardes nos hacía sentir en el teatro Her Majesty’s Theatre. En revistas habíamos visto los lugares más elegantes de la capital británica y sabíamos que incluso en el Claridge o el Ritz de Picadilly habrían envidiado la gracia del salón de té de la tía Margaret. Y según nos decía ella, sus sobrinos seríamos los únicos herederos de esa cultura que había adquirido al lado de su difunto marido. Mi Charles, suspiraba, nos faltó tiempo para tener hijos propios.

A las cinco en punto comenzaba el servicio en una tetera Brown Betty, doña Beatriz, como se refería a ella mientras le palmeaba la barriga. Nos explicaba que antes la había dejado calentarse colmada de agua hirviente para volver a llenarla con el fin de preparar la infusión propiamente. Decía que el grosor de su loza vidriada era ideal para mantener la temperatura y que, baja y gordita como era, permitía que en su interior las hojas se bañasen tan a gusto que, en agradecimiento, soltaban sin amargura su mejor aroma. Desde pequeños nos enseñó a disfrutar la bebida sin azúcar; la concesión, si acaso, eran los minutos de baño de las hojas, que fueron aumentado a medida que íbamos creciendo.

Esos brotes venidos de la India y de Sri Lanka tenían que ser recolectados a mano, secados y fermentados con métodos naturales y, en ese sentido, Margaret confiaba en la calidad de los productos que distribuía su enamorado secreto: un abarrotero del centro de la ciudad, quien nunca se atrevió a declararle su amor más que en mensajes anónimos que escondía entre los paquetes de la compra. Una vez recibido en casa, la tía almacenaba su tesoro en latas de estaño de acuerdo a la variedad de té de la que se tratara: cada lata estaba decorada con un elemento distinto de la heráldica del Reino Unido, según la región en la que más se bebía dicha variedad. En el caso de las hojas de Camellia sinensis perfumadas a la bergamota, contaba con el retrato del famoso Conde o Earl Grey. Muy temprano aprendimos a identificar los gustillos pertenecientes a los contenidos de cada lata, lo mismo que por imperfecciones mínimas reconocíamos las diferentes tacitas de su servicio bone chine. Charlotte, Emily, Anne, Jane, Emma, Diana, Leonora… las rebautizaba periódicamente de acuerdo con sus lecturas o con alguna novedad o noticia del momento. En cambio, a la jarrita de leche siempre la llamó, su majestad. Nos enseñó a calentar el contenido y ponerla en el centro de su mesa tilt top estilo Reina Ana, junto con el plato y la pinza de plata para las rodajas de limón. Si queríamos alguno de estos acompañamientos para la infusión, había que servirlos en la taza previamente, de manera que al caer el té los sabores se integraran y, en el caso de la leche, los dos líquidos se mezclaran sin necesidad de revolver. También desde muy jóvenes aprendimos que la cucharita sirve para templar la bebida si está demasiado caliente, haciéndola girar sin derramar ni una gota.

Casi enseguida de haberla llenado, los vapores que emanaban por la boquilla de doña Beatriz encendían la inspiración de Margaret y comenzaban a esparcirse por la sala envolviendo sus narraciones. La primera frase era con frecuencia el pie de foto de alguna que hubiéramos escogido nosotros. Pero aun cuando repitiéramos varias veces una imagen, ella nos contaba la historia de manera distinta. Que si había subido a su albergue en Santorini en un burro que tenía tos de perro, que si los dueños hablaban un poco de español pero no se les entendía porque eran gangosos, que si tenían un gato que bailaba sirtaki… agregaba pormenores que nos mantenían al acecho de cada nueva palabra: las devorábamos todas con el mismo gusto que los scones rellenos de nata que el señor de los abarrotes empezó a llevarle los fines de semana, a lo mejor con la esperanza de que algún día contestara sus notas. Quizá ella habría querido aceptar los avances de aquel pretendiente, o de cualquier otro de los que no le faltaron. Eso, si no hubiera estado embrujada por el recuerdo de Charles.

hora del te
Imagen: PINHAN.

Debíamos haber sido demasiado pequeños cuando él le faltó, porque no guardamos ni un rastro de la tristeza que, según dicen, persiguió entonces a Margaret. Nos contaron que estuvo a punto de dejarse morir en el extranjero. El abuelo tuvo que ir por ella y traerla de vuelta. Fue entonces cuando le acondicionaron un pequeño apartamento en la habitación del fondo, la más grande de la casa. A instancias de la abuela empezaron las reuniones en las que sus amigas y colegas iban a visitarla con el fin de levantarle el ánimo. Poco a poco y en honor de Charles, que siempre terminaba siendo el tema de conversación, las tertulias se convirtieron en ceremoniosas e inglesas tardes de té cada vez más auténticas. Con los años y la presencia de nosotros, sus sobrinos, resultaron más que sus mejores momentos del día: la razón para levantarse cada mañana cuando no estaba de viaje. Por años siguió sirviéndonos los productos que le compraba al mismo tendero, quien tampoco abandonó la costumbre de enviarle mensajes sin firma entre los paquetes. Puede decirse que a su manera ambos se guardaron fidelidad hasta el último respiro. Ella lo mantenía al tanto de las novedades incorporadas en cuestión de tés e infusiones en los salones de moda por toda Inglaterra, y él las buscaba hasta encontrarlas o hacer que se las enviaran desde cualquier parte del mundo, por más remota que esta fuera. Igualmente, creció el surtido de bollos y panecillos en la bandeja de lo dulce de Margaret: mermeladas de ruibarbo, bizcochos de comino, ganaché de chocolate negro… Y al mismo tiempo añadió una fuente de lo salado con sándwiches de gran variedad, sobre todo para los hombres, nos decía en voz baja guiñando un ojo. La estrella era el bien conocido emparedado de mayonesa ligera hecha en casa y rodajas finas de pepino, al que agregaba unas hojas de canónigo.   

Cada mes organizaba tertulias especiales para las que se entretenía discurriendo la combinación perfecta entre asistentes y preparaciones exóticas. Los festines de Margaret se volvieron célebres también entre los vecinos y con sus colegas y estudiantes del Instituto. Al grado que hasta la propia directora se consideraba favorecida cuando recibía la invitación rotulada con la impecable caligrafía de Margaret y el sello del escudo de familia de Charles. De él, ni los otros profesores ni nadie tenía un recuerdo preciso, aunque todos sabían de la importancia de su existencia en la vida de su viuda. Nosotros guardábamos en la imaginación el retrato hablado hecho por ella, un hombre alto y encantador y una mezcla de referencias imprecisas que lo situaban en diferentes lugares en épocas distintas. Pero si nos hubieran preguntado qué había sido del personaje preferido de sus charlas no habríamos sabido qué responder. Tampoco le gustaba enseñarnos fotos suyas pues, según su propia expresión, le parecía que de ninguna manera captaban la magia que se le escapaba por los ojos a pesar de que guardara el gesto impasible de la gente de su pueblo. En cambio, para suplir tal falta de imágenes, con frecuencia recordaba una nueva experiencia que había vivido al lado de su esposo, o frases que él repetía. Era muy común que Margaret encontrara circunstancias ideales en las que dichas frases eran aplicables.

La escena que más nos gustaba había ocurrido durante un fin de semana que pasaron juntos cerca de los lagos de Covadonga. Fue en un mes de abril de noches frescas y sin estrellas. Charles esperó a que cayera la tarde para salir de caminata sin llevar ningún equipo. Para remediar la aprensión de ella, la tomó de la mano y la miró fijamente por largos minutos. Después la soltó y empezó a avanzar, narrándole a cada paso lo que iba apareciendo en su campo de visión. Sígueme, la calmaba, confía en mi voz, intenta percibir lo que te cuentan mis palabras; verás cómo, poco a poco, aprendes a mirar en la oscuridad por ti misma. Si logras inventarte una versión propia de lo desconocido tendrás un panorama mucho más rico y completo que los trozos aislados que capta una lamparilla. Quizá el relato nos gustaba porque de alguna manera describía el sentimiento que nos colmaba escuchándola a ella.

hora del te
Imagen: Rosamond.

Hasta su último día, Margaret repasó para nosotros la infinidad de buenos momentos pasados durante sus viajes, con la misma gracia, el mismo gozo que habían animado nuestra infancia y juventud. Había dejado de salir de la ciudad y, sin embargo, su lista de lugares interesantes seguía creciendo con los que descubría a través de emisiones televisivas. En vez de tachar reglones, se dedicó a renovar la documentación sobre los sitios enlistados, tanto los nuevos como los que ya abarcaba el acervo de sus fotografías. En cada sección anexaba notas con referencias históricas, datos curiosos, nuevas construcciones o cambios importantes en la fisionomía de un poblado. Decía que quería dejarnos material que valiera la pena para comentarlo a la hora del té. Sin darse cuenta de que el precioso legado de sus ocurrencias espontáneas lo habíamos disfrutado por entregas desde que teníamos memoria. De esas naderías inventadas, que sin embargo hacían de sus historias un deleite, por fortuna para nosotros nunca perdió la costumbre.

Heredamos además el contenido completo de su habitación. Entre los objetos que guardaba en el armario había una caja llena de documentos que nunca habíamos visto. Nos costó algo de esfuerzo identificarla con el nombre que encontramos tanto en el acta de nacimiento como en la de bautizo: Eulalia Margarita de la Concepción de Jesús. No encontramos ninguna prueba de su matrimonio con Charles… porque no existían. Aunque nunca lo comentamos entre nosotros, tal vez lo sabíamos. Tampoco había fotos de él. Lo único que descubrimos fue una nota en inglés en la que él le pedía a Margaret que regresara a su país y dejara de perseguirlo.

Eulalia Margarita murió una tarde soleada de otoño cuando acomodaba el servicio sobre la mesa. Le faltaba sacar la última taza, pero se recostó pensando en que lo haría antes de que llegáramos, minutos antes de que dieran las cinco. En la visita previa nos había hecho reír imitando al guía chino que en el Nilo se disfrazaba de Laurence de Arabia: no había habido forma de imaginar que sería su último relato. A pesar del tiempo que ha pasado desde entonces, su salón sigue albergando todos los muebles y objetos que ella fue adquiriendo alrededor del mundo a través de los años. Cada adorno sigue ocupando el puesto que ella le dio, cada cacharro cumple el mismo cometido. Es el sitio donde nos reunimos con nuestros hijos, donde unos a otros nos contamos anécdotas y nos recomendamos lugares para visitar, cualquiera que nos parece imprescindible. La lista no para de crecer, la repasamos en torno a la mesa de Margaret disfrutando un buen té.    


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Libertad en las redes: el caso de Donald Trump

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El 8 de enero del 2021 la red social Twitter, subió un comunicado oficial acerca de la cuenta del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump:

Después de una revisión detallada de los más recientes Tweets de la cuenta @realDonaldTrump y el contexto que los rodea, específicamente cómo se han recibido e interpretado dentro y fuera de Twitter, hemos suspendido permanentemente la cuenta debido al riesgo de una mayor incitación a la violencia. En el contexto de los terribles acontecimientos de esta semana, dejamos en claro el miércoles, que violaciones de las reglas de Twitter, podrían resultar en este mismo curso de acción. Nuestro marco de interés público existe para permitir que el público escuche directamente a los funcionarios electos y líderes mundiales. Ha sido construido bajo el principio de que las personas tienen derecho a tener el poder para rendir cuentas abiertamente.[1]

Este tipo de acciones nos lleva a preguntarnos acerca de la llamada “libertad” en redes sociales. Si bien es cierto que, acontecimientos terribles se llevaron a cabo, debido según algunos, “a la incitación del actual presidente”,[2] ¿acaso esto es suficiente para suspender las redes sociales de una persona?, ¿acaso no se vive la libertad de expresión en Estados Unidos, en México?

libertad redes donald trump
Imagen: The Guardian.

La libertad es un concepto clave en relación con lo que la persona es, tiene que ver con una de las facultades esenciales en el hombre y que lo distinguen frente a otros seres humanos: la racionalidad. Se dice, que el hombre dista de los animales irracionales porque tiene razón y a partir de ella es capaz de dominar sus sentidos y el resto de sus facultades, es decir, nosotros podemos “decidir” si comer una hamburguesa o una ensalada, incluso si tenemos mucha hambre, ¡somos capaces de no comer!, de ahí, que incluso se den desórdenes alimenticios como la anorexia, en cambio, un animal irracional, no es capaz de “elegir” entre comer o no, el animal si tiene hambre come, en este sentido, se encuentra determinado por su naturaleza, no puede negarse a ella, el hombre sí, nosotros somos capaces de vivir encerrados en casa durante mucho tiempo y, aunque nuestra vida esté en peligro, podemos “decidir” exponerla a éste, algunos ejemplos de ello tienen que ver con el ejercicio de deportes extremos como las carreras de autos, el box, el paracaidismo, etc., sabemos que este tipo de actividades pueden resultar fatales y aun así se decide realizarlas.

Una vez dicho esto, resta saber ¿qué es exactamente la libertad?, se pueden dar muchas y diversas definiciones de este concepto, pero, la definición que me parece más acertada es que la libertad es la posibilidad de elegir el bien, esto quiere decir que la libertad no es elegir cualquier cosa o hacer cualquier cosa, sino tomar en cuenta qué es lo mejor para mí y llevarlo a cabo, por ejemplo, si se le pregunta a un diabético qué es mejor para él: el azúcar o el sustituto de ésta, la elección conforme a su bien será el sustituto de azúcar, porque de otra manera, atentaría contra su vida; otro ejemplo puede ser la elección de cuidar o no a tus padres, un principio básico de la familia es el cuidado que se tiene de cada uno de los integrantes, por ello el cuidar a tus padres, será una elección libre.

libre albedrio
Imagen: The Conversation.

Si llevamos esto a las redes sociales, la libertad tendría que ver con postear o expresar lo que yo decida, siempre y cuando esto sea bueno para mí y para los que me rodean, de no ser así, estaré atentando contra mi libertad y me estaría dejando llevar por mis emociones, instintos y pasiones. El bien no puede ser buscar la guerra, provocar odio; sino todo lo contrario. Ahora bien, ¿cómo funcionan las redes sociales?, ¿en realidad existe libertad en las redes?, ¿es posible decir cualquier cosa en ellas? Lo cierto es que no, la libertad de expresión no existe en las redes sociales, existen varias teorías que explican este hecho, una de ellas, la más conocida actualmente es la Agenda Setting, formulada en 1972 por Maxwell McCombs y Donald Shaw, en ella se explica la relación que hay entre el énfasis que los medios ponen en ciertos aspectos y la importancia que las audiencias atribuyen a éstos, es decir que, los medios eligen qué noticias dar, qué aspectos resaltar y la interpretación que se debe tener de ellos. Esto es parte de una Agenda mediática que es preparada con anticipación para fines concretos, en el caso de D. Trump, con fines políticos. Con base en esta reflexión podríamos decir que, en realidad, aquéllos que poseen libertad realmente son los medios, o ¿tú que crees?

Parece que sólo fuera real lo que se legitima mediáticamente,
de modo que el resto de la realidad no es existente.
M. McCombs.

Notas:
[1] Permanent suspension of @realDonaldTrump – 08/enero/2021
[2] BBC Noticias, “Uno de los días más oscuros de la historia de EE.UU.”: la condena de los congresistas por el asalto al Capitolio por los seguidores de Trump” – 07/enero/2021


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La nueva normalidad digital que llegó para quedarse

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Hace algunos días la revista The Economist, en su publicación “Hacia una nueva normalidad 2021–2030”, destacó 20 puntos que imperarán este año y que seguirán desarrollándose en todo el mundo, que tienen que ver con los cambios en las dinámicas personales, políticas, económicas, sociales, culturales y tecnológicas como resultado de la pandemia.

Entre estos aspectos, destacan que varios campos como el trabajo, la educación o la salud continuarán a distancia, que será estratégico invertir en nuevas tecnologías, que aumentará el comercio en línea, que habrá nuevas formas de brindar noticias, y que el manejo de los datos personales será más delicado.

El uso de tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) para interactuar, participar y llevar a cabo actividades cotidianas no es algo nuevo para los llamados “nativos digitales”, generaciones que han nacido o crecido en una sociedad de la información en donde estas herramientas facilitan su vida.

Normalidad digital
Imagen: Yorokobu.

En particular llama la atención como las TIC han impactado en las personas más jóvenes. En el Informe sobre el Estado Mundial de la Infancia 2017, la UNICEF señalaba que uno de cada tres cibernautas era menor de 18 años, siendo el grupo que rondaba entre los 15 y los 24 años el más conectado.

En México, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019 del INEGI, reportaba que el 70.1% de la población de seis años o más usaba Internet, el 75.1% teléfono celular y el 43.0% computadora.

La BBC News publicó una lista de los 10 youtubers con más ingresos en 2019. Quedé sorprendida al ver que estaba encabezada por un niño de tan soóo 8 años, que facturó 26 millones de dólares haciendo reseñas de juguetes en su canal “Ryan’s World”.

De acuerdo con el estudio Personalidades Influyentes 2016, realizado en México por la agencia Provokers para Google y la revista Expansión, los internautas más jóvenes confían más en los creadores de contenido en YouTube que en anuncios tradicionales. Las marcas de ropa que usan, la música que escuchan, las películas que ven, las páginas de Internet que visitan, o los lugares a los que viajan son algunos de los temas en los que influyen en los consumidores.

normalidad digital
Imagen: Luis Maram.

Lo digital llegó para quedarse en esta nueva normalidad. Si bien, nos ofrece grandes ventajas al acercarnos en tiempo y espacio, también nos invita a ser conscientes sobre los contenidos que compartimos y que consultamos.

Nos corresponde a todos los actores sociales, a las instituciones, a las empresas; y con especial mención, a los órganos de transparencia y de protección de datos personales, a los de telecomunicaciones y de competencia económica —como el INAI, el INFOCDMX, el IFT o la COFECE—, asegurar que las tecnologías potencien y, por ningún motivo, limiten derechos de las personas. La autonomía de estas autoridades es clave para cumplir esta misión.

Nos toca garantizar que los entornos virtuales sean seguros, para proteger la confidencialidad, integridad y disponibilidad de los datos que se tratan y de la información que en ellos circula.

Este 9 de febrero, en el Día Internacional por una Internet Segura, sensibilicemos la importancia de aprovechar las TIC con responsabilidad y respeto a los demás; para utilizarlas de manera creativa en favor del desarrollo, la igualdad e inclusión; con un enfoque que fomente los puntos de encuentro, la empatía y tolerancia en la diversidad; para que podamos construir resiliencia y paz que tanto necesitamos.


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Las razones de la serpiente

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Muchos me odian. Querrían volver a un pasado que sólo es idílico en sus cabezas. Y, sin embargo, yo los liberé o, al menos, eso intenté. Me odian porque les han vendido un cuento en el que todo era dicha, amor y armonía a condición de someterse al amo y retribuirlo de la mejor manera posible. A mayor agrado del amo mejor trato hacia el esclavo. Dicha competitividad fomentada interesadamente provocó, años más tarde, que un hermano matara a otro. Sin embargo, yo recuerdo esa tierra de maná y leche quemada de manera distinta. Todo era mansedumbre y miedo.

Ninguno de aquellos seres que habitaban aquellos lares se consideraba digno de vivir per se; de tal manera que, si el amo lo hubiese dispuesto, ellos habrían inclinado su cerviz gozosos de ser elegidos para el sacrificio. No faltó, más adelante, un fanático que colocara a su propio hijo en el ara para ejecutarlo con su propia mano.

Afortunadamente, el patrón tuvo un gesto misericordioso en aquella piedra y paró el brazo ejecutor del infanticida. Como dije, la única labor de los siervos era la de obedecer y creían que en eso consistía la felicidad. Lo peor es que, pasado el tiempo, persiste esa mentalidad zombie. Véase sino los militares aferrados a sus cadenas de mando.

razon de la serpiente
Detalle de “Immaculata and God the Father”, Luca Mombello (1560-1580).

Todos me odian. Me llaman reptil y dicen que deberían haberme pisoteado en el fango. Incluso han hecho estatuas en las que una mujer me aplasta con su pie la cabeza inmisericordemente; ellos que proclaman el amor como máxima virtud. Y lo que es más. No los recuerdo tan afligidos cuando les di las llaves de sus grilletes. Por un breve momento se sintieron dueños de su destino, lo cual los llenó de esperanza hasta que el peso del miedo al castigo inminente les hizo dar marcha atrás. Para animarlos a su liberación, tuve que estudiarlos con atención. Estaba claro que una rebelión en la granja sólo era posible en la cabeza de un autor de ciencia ficción.

En el mundo real se necesitan humanos para encabezar una revolución. La mía empezó de la mano de una mujer a la que conocí desde su nacimiento. Supe, desde el primer momento, que ella sería mi aliada. Era más joven y curiosa que su pareja. Tenía ese brillo interrogante en la mirada en busca de más respuestas y estaba claro que él era incapaz de satisfacerla. En realidad, apenas tuve que convencerla de nada. Ella misma ya estaba llegando a las mismas conclusiones que yo. Pero convencer al varón de las ventajas del estudio sería algo más complejo. Tenía miedo de contradecir al amo, pero yo sabía que era ambicioso y vanidoso. Apelé a su deseo de mando. “Sabrás distinguir el bien del mal. Tendrás el mando. Serás Dios”, fueron las últimas palabras de ella para implicarlo en el motín. Ávido de poder, no dudó en sellar con un mordisco la confabulación.

serpiente eden
Fragmento de “Adán y Eva en el Edén”, Lucas Cranach (1530).

A partir de aquel pacto, pensaba en ir convenciendo, poco a poco, al resto de seres del jardín. Había que ser cauto y paciente hasta conseguir una mayoría suficiente con la que poder lanzar el asalto contra el Amo. Con lo que no contaba fue con la pronta respuesta de éste. Pareciera que ya sabía lo que iba a ocurrir y que tan sólo esperaba a que pecáramos para obrar. Se presentó el amo, inquirió y Adán, quien había perdido su temporal aplomo, acusó a Eva. Ella, no más valiente, me acusó a mí y así quedé maldito y desterrado para siempre. Hasta la fecha, los humanos se horrorizan cuando me ven a mí o cualquiera de mis congéneres. Sin embargo, a veces, el mismo terror que les inspiro, provoca que ellos y otros seres se queden paralizados en mi presencia facilitando así mi labor destructora.

Supongo que merezco todo lo que me ha ocurrido por haber confiado en Adán y Eva, al igual que ellos se merecen el seguir siendo esclavos aunque el amo haya cambiado de nombre y forma a través de los siglos. Otros han intentado con el tiempo su propia rebelión, pero siempre han terminado derrotados. El caso más célebre fue el de un familiar del cacique que les enseñó a los humanos a curarse sus heridas y proveerse de calor en la intemperie, pero ese reformista que quería cambiar las cosas desde dentro, acabó atado a una piedra vigilado eternamente por un buitre deseoso de comerle el hígado.

Visto de esa manera, a mí no me fue tan mal, supongo. Las rebeliones sí han aportado cambios parciales, pero mi conclusión, al cabo de todos estos años de observación, es que todos los levantiscos acaban o muertos o vendiéndose a los nuevos patrones que, en la actualidad, tienen la forma de un trozo de plástico rectangular y dorado.


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El polémico Nobel de Knut Hamsun

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Cuando el hermano de Albert Nobel murió, un diario francés confundió los nombres y Albert tuvo ante los ojos su propio obituario: “El mercader de la muerte ha muerto”. Si ya antes de este evento el ingeniero sueco, inventor de la dinamita, sentía las punzadas de la culpa por lucrar con explosivos, darse cuenta de cómo sería percibido después de muerto lo sacudió. De esta culpa y de la necesidad de redimirse de alguna manera, nacieron los premios que llevan su nombre. Se otorgan a instituciones o personas que hayan logrado hechos notables en beneficio de la humanidad en la medicina, la física, la química, la literatura y la paz. En 1920, el ganador en el área de literatura fue el escritor noruego Knut Hamsun.

Aunque El círculo se ha cerrado no es considerada su obra maestra, me enfocaré en ella por su sensibilidad en el desarrollo de los personajes y por la profundidad filosófica detrás de la historia. La novela transcurre en un aburrido pueblo noruego: “Cuando la gente acude al muelle del barco costero no gana nada, pero tampoco pierde”, empieza, “se queda igual que estaba, tal vez con la depreciación por desgaste de calzado”. Y es verdad que en el pueblo nada cambia. La gente vive y muere siguiendo reglas prestablecidas por una sociedad cerrada a cualquier discusión que amenace sus prejuicios. Sólo Abel Brodersen es distinto. Un buen día, sale del pueblo y se va a recorrer el mundo. Su ida es un acontecimiento importante; en la mente de los habitantes que apenas se atreven a romper una rutina, un aventurero causa expectativas. El hijo del farero, convertido en millonario, fantasean algunos, mirando de reojo a sus hijas casaderas.

El circulo se ha cerrado

Qué desilusión verlo regresar igual que antes, sin ninguna de las aspiraciones que le habían atribuido. Para colmo de males, tiene la tendencia de deshacerse del dinero con una generosidad que les parece irresponsable. Pero Abel sigue sus propias reglas y, con la misma facilidad con que se desprende de los bienes materiales, no le provoca escrúpulos robar. Es un hombre versátil: cambia de ladrón harapiento a confiable capitán de un barco y de capitán a vagabundo sin perder un ápice de su esencia. Abel rompe con los esquemas porque no le interesa pertenecer; los rituales para ser considerado parte de la sociedad le son indiferentes.

Para él, ser banquero o indigente son formas de vida igual de válidas. Cuando hereda, en lugar de comprar ropa y dejar la pocilga que encontró en las afueras del pueblo, reparte la herencia entre quien le pida dinero. Bien podría hacer un esfuerzo y lucir trajes nuevos, a la moda, piensa la gente. Un hombre bien parecido, con manchas de grasa en el abrigo… ¿Es Abel un antihéroe o un héroe? La pregunta queda en el aire. El final de la historia, magnífico, despierta reflexiones que maduran con el tiempo, mucho después de haber cerrado el libro. Cuesta asimilar la magnitud del último acto de Abel.

Knut Hamsun nos presenta a su personaje desde distintos ángulos. Él no lo juzga. Nosotros, sus lectores, seremos los jueces. El comportamiento de Abel nos confronta con el nuestro, como individuos y como parte de un sistema de reglas fijas. Sería lógico pensar que el autor de una novela profundamente sensible, era un hombre, si no íntegro, por lo menos empático con sus congéneres. Nada más ajeno a la realidad. El Nobel noruego creía en la supremacía racial y en la limpieza étnica. “Los negros son y seguirán siendo negros, una incipiente forma humana de los trópicos, órganos rudimentarios en el cuerpo de la sociedad blanca. En vez de fundar una élite intelectual, Estados Unidos ha establecido un criadero de mulatos”, escribió en La vida espiritual de la Norteamérica moderna. Si bien es cierto que el premio le fue concedido en 1920, antes de que su siempre admirado Hitler proclamara abiertamente sus ideales, ya para entonces Knut Hamsun había dejado claras sus posturas. No debería haber causado sorpresa que, más tarde, le regalara a Goebbels la medalla.

Knut Hamsun
Imagen: Medium.

El testamento de Albert Nobel establece que el galardón debe dársele a personas cuya obra beneficie a la humanidad. Hamsun ganó el Nobel, precisamente, por su obra. ¿Hubiera sido válido negárselo por sus creencias? ¿Qué tanto se debe separar a la persona de su creación artística? Por conflictivo que resulte, el bien puede venir de una persona con ideas aberrantes. Lo contrario también es cierto. Einstein, por ejemplo, uno de los creadores de la bomba atómica, era un pacifista. En el caso concreto de la literatura, desde mi punto de vista, una vez que son lanzadas al mundo, las obras deben evaluarse por sí mismas.

Imaginar a un personaje como Knut Hamsun subir al podio y, entre aplausos, recibir el dinero que le permitirá dedicarse por completo a la literatura, un oficio menos inocuo de lo que parecería, causa conflicto. La palabra es un arma poderosa. Sin embargo, a mí me preocuparía más poner bajo la lupa la vida de los autores antes de reconocer que el resultado de su trabajo es, literariamente, valioso para la humanidad.


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Continúa el desastre de México en el TPP-11

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Como señalé en mi artículo México y el TPP-11: Crónica de un desastre anunciado, la relación comercial de México con sus seis nuevos socios del TPP-11 se ha caracterizado por una muy reducida exportación mexicana hacia esos países, misma que durante los primeros 11 meses de los dos años de operación, continúa mostrando resultados negativos, ya que en 2019 y 2020 hay un decremento de nuestras ventas en relación con 2018, de -480 y -742 millones USD, respectivamente, totalizando -1,222 millones USD menos.

Para los primeros 23 meses de vigencia del TPP-11, el decremento de nuestros envíos a esos países fue de -1,538 millones USD.

Por el contrario, las importaciones procedentes de esos países en 2019 registraron un incremento de 3,580 millones, mientras que en 2020 hubo un decremento de -134 millones USD. Sin embargo, el incremento en relación con el año 2018 totalizó 3,446 millones USD.

Como consecuencia de este negativo proceso, el déficit para los primeros 11 meses de 2019 y 2020 fue de -15,955 y -16,083 millones USD, es decir, -4,060 y -4,188 millones USD superior al de 2018, lo que representó un incremento del déficit de -8,248 en 22 meses. Para los 23 meses de vigencia, el déficit acumulado fue de -33,685 millones USD.

Comentarios

La firma del TLCAN fue el resultado de un proceso lógico de formación de bloques que se estaba realizando en el concierto internacional y una desregulación que implicó una apertura comercial muy necesaria.

Es relevante señalar que México tenía enormes ventajas comparativas en este proceso, sobre todo por su experiencia y habilidades en la manufactura, además de que era el vecino más cercano a los dos países que constituían el mercado más importante del mundo.

Esto había convertido a México en un país muy competitivo que, además, tenía una enorme complementariedad con sus socios del TLCAN, motivo por el cual lo habían considerado como un socio estratégico.

Canadá y Estados Unidos también constituían el mercado de importación más grande del mundo, con un muy alto nivel de vida y con el que habíamos logrado un trato preferencial para nuestros bienes, servicios y la IED (Inversión Extranjera Directa).

Desgraciadamente, la competitividad que México había alcanzado por las reformas realizadas en los 80 y principios de los 90, no pudo ser sostenida, debido a que durante el período de Ernesto Zedillo no hubo reforma alguna que contribuyera a ello y, a partir del año 2000, cuando se agotaron los beneficios de las reformas antes señaladas, la pérdida de competitividad fue enorme.

Esto, aunado a la carencia de una estrategia para ubicar y consolidar la posición de México en la región del TLCAN, al nulo desarrollo de las ventajas competitivas, así como a la carencia de programas que permitieran aprovechar las supuestas ventajas negociadas y cumplir con los acuerdos paralelos en materia de medio ambiente. Y, principalmente, con los estándares laborales –a través de los cuales se hubiera logrado mayor productividad y mejores ingresos para los trabajadores mexicanos– se generaron enormes retrocesos en la economía mexicana.

Conviene señalar que, en marzo 1991, Labour Canada elaboró el estudio Comparison of Labour Legislation of General Application in Canada, The United States and Mexico, mismo que yo, siendo Consejero Comercial de México para Quebec y las Provincias Marítimas de Canadá, inmediatamente envié a BANCOMEXT, a la SECOFI, al Consejo Empresarial Mexicano de Asuntos Internacionales (CEMAI), a la Secretaría del Trabajo, a diversos organismos empresariales y al Embajador de México ante la Organización Mundial del Trabajo, a fin de que se tomara en cuenta para hacer convergente nuestra legislación con la de Canadá y Estados Unidos, así como para incrementar la competitividad de México, favorecer la creación de empleos y elevar el nivel de vida de la población.

Desgraciadamente, al parecer nada de su contenido fue tomado en cuenta y, como siempre, en 2019, les agarraron las prisas a nuestros funcionarios para cumplir con los términos que exigía el T-MEC y se pusieron a “trabajar” a la trompa y talega en la materia.

La situación fue agravada por la firma compulsiva de TLC’s con otros 46 países y por una desgravación unilateral totalmente ilógica, de tal manera que México empezó a registrar un déficit comercial creciente y con un mayor número de países, incluyendo a aquellos con los que no había firmado TLC’s.

En este sentido hay que señalar que, en su mayor parte, el dinamismo que ha presentado la exportación mexicana ha sido originado por empresas transnacionales radicadas en México que, a través de políticas corporativas muy exitosas, realizan operaciones intrafirma utilizando a nuestro territorio como un centro de costos y añadiendo reducido valor en sus procesos de maquila, aunque, también hay que señalar que ha habido empresas netamente mexicanas que han podido compensar las enormes desventajas estructurales de la economía mexicana con base en su enorme productividad a través de inversión y la utilización de tecnología de punta.

El enorme déficit generado en la relación comercial con los 6 nuevos socios del TPP-11, nos dice que México no estaba preparado para afrontar este ilógico compromiso en el mercado internacional como tampoco lo estuvo para firmar TLC’s con la mayor parte de los otros 46 países con los que se habían firmado estos instrumentos, simplemente, porque el deficiente marco sistémico no permitiría a la planta productiva nacional producir en un nivel competitivo.

Lo peor es que, por andar firmando TLC’s con quien se dejara, no se aprovechó la ventaja de tener un trato preferencial con los países de TLCAN y, por tanto, no se logró la ansiada integración comercial y productiva con nuestros vecinos, así tampoco se generó mayor valor agregado en el país y en la región, pues especialmente, a partir del año 2000, ha sucedido todo lo contrario.

Apuntes finales

Los antecedentes negativos que se presentaron en comercio exterior durante 26 años, no fueron suficientes para poner en alerta a los teóricos y funcionarios a fin de evitar que continuaran con la firma compulsiva de TLC’s, especialmente con los que serían los 6 nuevos socios de México en el TPP-11 pues, estos países, son mucho más competitivos que México.

En el año 2019, de un total de las 140 variables que miden la competitividad de México con esos países, sólo tenemos ventaja en 18 y una desventaja total de 122.

Especial referencia hay que hacer a la pésima calidad de las instituciones públicas y sus 5 agregados, debido a que esto significa que en México no hay capacidad para establecer políticas públicas realistas que incidan en el positivo desarrollo del país, así como tampoco hay capacidad para definir programas y proyectos coherentes con visión a largo plazo. Como consecuencia, el resto de las variables también reciben pésima calificación.

Durante el primer año de operación del TPP-11, el incremento del déficit y de los países con los que se registra este desbalance es manifiesto pues, la negativa situación originada por el deficiente marco sistémico en México no ha permitido a la planta productiva nacional trabajar en un nivel competitivo, por eso, en el año 2019, se añadieron 3 países al universo con el que tenemos déficit y el mismo se incrementó en -183,388 millones US.

A pesar de esta deplorable situación, los teóricos del comercio exterior mexicano continúan con la aplicación de sus dogmatismos y ahora nos hablan de coordinar la implementación sin problemas de la federación Transpacífica y ampliar la membresía del Tratado de Libre Comercio de 11 partes, misma que contempla a la Gran Bretaña, China y Corea, países con los que tampoco podremos obtener ganancia alguna pues, en el período 1993/2019, acumulamos un déficit de -983,273 millones US, lo que confirma el desastre anunciado al añadirlo a nuestro déficit con el resto de países con los que hemos firmado un TLC y para alcanzar un déficit total de -1,880,399 millones US en el año 2019.

Apoyar la ampliación de membresía del TPP-11, sin duda alguna, es un acto de irresponsabilidad total que en nada beneficiará a nuestro país pues, en México, el marco sistémico en el que las empresas mexicanas tienen que trabajar no ofrece grandemente las condiciones para producir en un nivel competitivo y, menos, para poder enfrentar un reto a todas luces desfavorable a nuestro país y que continuará dañando a la planta productiva nacional y al bienestar de los mexicanos.


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