Ocio y cultura

De los colores. El rojo y su significado. 3ª Parte

Lectura: 4 minutos

Intensas han estado las conversaciones en rojo a partir de la primera entrega de la historia de este color. Después de tan enrojecido panorama te preguntaba en el artículo anterior si el rojo es un color que te agrada. Lo has pensado, has considerado ¿en qué parte de las emociones te resuena? ¿A qué ideas o conceptos te refiere? Ferrari, Coca-Cola o Christian Louboutin, KFC y McDonald’s, entre otras, utilizan el rojo como un color identitario de sus marcas. Ver un fondo rojo con una M amarilla encima o las suelas de los zapatos de la marca antes mencionada son asociadas a antojos, recuerdos familiares o estatus, es decir, emanan un significado que es registrado a nivel inconsciente y generan respuestas preconscientes en los individuos. Ese es el poder del rojo.

Al color rojo se le ha hecho sin duda mala fama, se le asocia con la sangre, destacando su vinculación con hechos violentos. En los periódicos impresos del siglo XX se solía tener una sección que se denominaba “la nota roja” en la que se reporteaba y escribía sobre los delitos cometidos y que, por su notoriedad llegaban a la prensa. Con el tiempo, la nota roja dejó de ser una sección en los diarios para instalarse tanto en diarios “especializados” en este tipo de notas, como en los titulares actuales de los noticieros. Es pan de cada día escuchar en televisión o radio sobre baños de sangre acontecidos en el mundo como primera nota de los informativos, y como segunda y tercera y así sucesivamente. Es una tristeza ver esa significación del rojo porque este color puede estar asociado también a tantas cosas que, desde antes, desde entonces, ahora y en el futuro se vinculan a la vida, al amor, a la pasión y al disfrute.

rojo significado
Imagen: El economista.

En la naturaleza frutos y flores tienen este atractivo color y alegran nuestra vida y los sabores que degustamos. Jitomates, sandías, manzanas, fresas, cerezas y moras de distintos tipos se mueven en la paleta de los rojos generando atracción a la vista para estimular nuestras papilas gustativas. Su roja representación está asociada a frutos con elevados contenidos de vitamina C y/o de potasio en el caso del jitomate, que nutren nuestro sistema inmune generando placer al consumirlas. De esta manera, la naturaleza nos ofrece mecanismos de sobrevivencia al atraer nuestra atención de manera instintiva hacia estos alimentos.

Otra forma en la que la naturaleza nos apoya para sobrevivir utilizando el rojo en su expresión es al teñir en estos tonos algunas sustancias que pueden ser venenosas para la especie. Así, hay hongos silvestres que crecen en ambientes boscosos que tienen un atractivo color rojo que ha servido para que aprendamos a distinguirlos y saber que no pueden formar parte de nuestra dieta por su contenido dañino. Todos los hemos visto, estos honguitos hermosos de roja cabeza con punteado en blanco —que resultan emblemáticos en las ilustraciones de cuentos o de caricaturas—, en la vida real tienen ese brillante colorido para que los seres vivos podamos distinguir el letrero de alerta que presentan y que es tan útil para nuestra sobrevivencia.

Además de estos significados que provienen de la biología, hay otros que han sido adjudicados a través de la cultura. Por ejemplo, la estacionalidad de ciertas plantas ha servido para generar un vínculo con temporadas y celebraciones específicas. Las tradicionales nochebuenas o poinsettias que habitualmente simbolizan la Navidad son, originalmente de un vibrante color, Hoy en día, a base de hibridaciones de las semillas y plantas de esta especie, podemos encontrar nochebuenas “blancas” —que en realidad tienen un peculiar y ligero tono amarillo claro—, o unas de color rosa encendido casi fucsia, incluso otras de un extraño color salmón. Todas estas modificaciones y manipulaciones a la genética de las plantas han venido a brindar variedad a la oferta de flores de nochebuena, sin desplazar el color rojo de la representación de la Navidad en la imagen.

nochebuena
Imagen: Wattpad.

Uno de los significados que en la cultura se ha dado al rojo, en extensión al anuncio de riesgo que pueden representar en algunas plantas, (por cierto, las nochebuenas resultan ser tóxicas para nuestras mascotas) es la connotación de peligro. Así es que, en la práctica de la medicina intrahospitalaria, los envases de color rojo se utilizan para desechos contaminantes y que pueden poner en riesgo la salud. Se usa la intensidad de este color como distintivo para destacar la posible cercanía con alguna sustancia que resulte dañina para nuestro bienestar. Otro ejemplo es el de los semáforos o señales de advertencia. Al verlos uno reacciona inmediatamente, deteniéndose por completo hasta que cambie de color o ver que todo está bien y pueda uno seguir adelante.

Ahora quisiera hacer una reflexión que, a pesar de las apariencias de trivialidad que puede tener, no lo es tanto. ¿Cuál es la carga inicial que tiene para ti el rojo? ¿Lo asocias a buena salud, amor y pasión o te conecta con una sensación de riesgo, peligro y despierta tu estado de alerta? ¿Hay para ti un equilibrio en los mensajes del rojo? El valor del rojo a futuro está enmarcado en una visión cultural y personal en el que tú pones la carga presente y futura. Entonces qué, ¿te gusta? ¿Puedes ver los detalles de rojo en tu vida y llenarte de alegría? ¿Te espanta? ¿Te apasiona? ¿Llevas el rojo en el corazón?


También te puede interesar: De los colores. Rojos rituales, rojos poderosos, rojos fogosos. 2ª Parte.

Mi mejor amigo

Lectura: 2 minutos

¿Sabes quién está para ti siempre que lo necesitas?

A lo largo de la vida siempre hemos tenido a un mejor amigo, no necesariamente es el mismo todo el tiempo, y a veces, el que lo fue ya ni siquiera sigue siendo nuestro amigo ni está más en nuestra vida.

Hay mejores amigos que otros, algunos sólo son amigos de la escuela, del trabajo, de fin de semana…

Pocos son los que te conocen mejor de lo que te conoces tú mismo, y que te aceptan tal y como eres.

Pensemos quién es nuestro mejor amigo hoy en día. ¿Será el primero que hicimos en el kínder de la escuela? Si es que sigue estando en nuestra vida, entonces probablemente lo sea.

mejor amigo celular
Ilustración: Chloé Nicolay.

¿Será alguno de los que hicimos en la universidad o en el trabajo?

¿Será alguien que conocimos cuando éramos ya adultos y no pensábamos que fuéramos a conocer?

Creo que no es ninguno de ellos. Nuestro mejor amigo, con el que estamos todo el día y sin el cual no podríamos vivir, es nuestro celular. Sí, el Smartphone del que nunca nos despegamos y cuidamos como si fuera nuestra propia vida.

En él tenemos los mejores recuerdos guardados, como las fotos y los videos. Lo usamos también para trabajar, y claro, para las redes sociales.

¿Qué decir de las redes sociales? Sacan lo mejor y lo peor de nosotros.

mejor amigo celular
Ilustración: Konstantinos Pappas.

La gran mayoría de nuestras interacciones diarias con otros humanos son a través del celular. A veces, ni siquiera por teléfono, sino simplemente por mensajes.

¿Y qué hacemos cuando estamos en compañía de nuestros seres más queridos? Pues obvio, estamos con el celular.

Gran parte de nuestro tiempo lo dedicamos a ver videos, fotos y retos de gente que ni siquiera conocemos, pero que nos parece más interesante que la gente con la que estamos físicamente en ese momento.

Si es cierto que cuando morimos vemos pasar los mejores momentos de nuestra vida, ¿nos veremos entonces en la mayoría de ellos riendo y llorando con nuestro celular en la mano?

Para que la gente nos recuerde cómo nos veíamos en vida, ¿podríamos poner en nuestra tumba una foto con el celular?


También te puede interesar: ¿De qué depende?

¿De qué depende?

Lectura: < 1 minuto

¿Matarías a una persona para salvar a diez?

Sería horrible tener que matar a una persona, pero sería peor que murieran diez por salvar a una sola.

Entonces, ¿vale más la vida de una persona que la de otra u otras?

Muchos de nosotros no tendremos que tomar esa decisión, pero muchos otros sí, como los que peleamos en guerras y tenemos que matar o morir, los que somos policías y debemos de cuidar a los ciudadanos, los que sufrimos un asalto en el transporte público, en nuestra casa, o en cualquier otro lugar, los que trabajamos en una escuela y vemos cómo entra una persona con un arma de fuego dispuesto a disparar…

¿Podrías vivir con tu decisión? O acaso, ¿preferirías estar muerto?

Podemos ser culpables por una acción o una omisión –por hacer algo o por dejar de hacerlo–. ¿Qué será más fácil?, ¿vivir sabiendo que lo hiciste?, o ¿vivir sabiendo que no lo hiciste?

¿Encontraríamos refugio en la teoría del mal menor?

Y si fuera al revés, ¿matarías a diez personas para salvar a una?

No lo creo, pero qué tal que esas 10 personas son desconocidas para ti y la persona que salvarías es un familiar o alguien muy cercano.

¿Lo harías entonces?


También te puede interesar: ¿Pienso, luego existo?

Por siempre el torero andaluz Paco Camino

Lectura: 3 minutos

Este año de pandemia lo que nos provoca a los taurinos (que llamé conumdrum) es detenernos, recordar su historia y varios de sus hechos.

Ésta ocasión el que nos ocupa, es el sucedido el 4 de junio de 1970, día en que en la corrida de Beneficencia de la plaza de las Ventas en Madrid – uno de los festejos más emblemáticos del calendario taurino anual– se presentó actuando en solitario el  genial torero andaluz, Paco Camino

El festejo se anunció con seis toros de diferentes ganaderías y “El Sabio de Camas” además lidió al llamado sobrero en España, o sea, un séptimo, por cierto este último, de la ganadería de Arranz.

1970 fue un año de tardes memorables en Madrid; el 2 de mayo Andrés Vázquez, el conocido también como “Brujo de Zamora”, toreó en solitario seis astados de Victorino Martín que contribuyen a la bien ganada fama de la ganadería del padre de quien hoy en día, preside la Fundación del Toro. 

El  triunfo Andrés lo amarró en el tercero, del que obtuvo un par de trofeos. 

el brujo de zamora
Andrés Mazariegos Vázquez, toreo español (Fotografía: ABC).

Por cierto, él fue el primero en hacerlo en la historia de la ganadería y como remate consigno que al cumplir 80 años (hará unos ocho) lidió con gran capacidad un Victorino, al que le hizo una faena magistral y recibió los máximos trofeos.

El Cordobés en dos tardes, el 20 y 23 de mayo, obtuvo la friolera de ocho trofeos auriculares, en sus cuatro turnos con toros de Pérez Tabernero y Atanasio Fernández.  

Cabe también recordar a Toño Lomelín, nuestro paisano, quien el 30 de mayo con los toros de Alonso Moreno de la Cova, logró tres trofeos y salió en hombros para gloria del toreo mexicano.

Y consigno los datos memorables anteriores gestados en el coso de la calle de Alcalá, que darán una idea de la competencia que se vivía entre las figuras por aquellos años y la dorada época que lo fue, para la tauromaquia.

Respecto a lo que refiere a Paco, las crónicas comentan que fue una lección de torería, ante diferentes matices de comportamiento en los astados que lidió de diferentes encastes y que le propiciaron la oportunidad de demostrar sus grandes cualidades; artística y técnica, etiquetadas como sabiduría. Ampliamente sustentada aquella tarde memorable, y de la cual en las redes sociales se pueden ver imágenes que nos permiten afirmar lo inolvidable que debió resultar para los afortunados testigos, que atiborraron el coso.

Provocó la locura colectiva con su actuación que fue una suerte de cachetada con guante blanco y puño de hierro, para los empresarios que por aquella época tenían disputas con el torero por sus honorarios y los de El Cordobés, pero que con las faenas realizadas y ocho trofeos en la espuerta, ratificó categoría y popularidad entre los aficionados madrileños.

Paco Camino en su carrera como torero (Fotogrfía: Toros y Toreros).

Su toreo fue en aquella ocasión como lo fue en su trayectoria, la expresión de la técnica y la inspiración artística que le dieron el sello “caminista” que le permite disputar el mítico lugar de ser el mejor torero de la historia.

El día después de la fecha conmemorativa le llamé por teléfono y, como siempre, con gran generosidad charlamos de varios tópicos y disfruté de su claridad para analizar el toreo y la vida misma. Como todos en el mundo, está muy preocupado por la situación actual y en particular la del toreo.

Sin embargo, al recordar aquella tarde de hace cincuenta años, le noté la alegría y satisfacción de quien sabe que su gesta perdura tanto en la memoria de quienes lo disfrutaron y lo pueden contar, así como también por aquellos quienes a través de letras e imágenes nos imaginamos la grandeza de una corrida, que perdurara en nuestra cultura taurina a través del tiempo.

Ya pasó el aniversario de su alternativa, el cincuenta de la gran corrida de la Beneficencia en Madrid y vienen más fechas muy importantes para recordar su ejemplar trayectoria.

A través de un servidor, manda Paco un saludo a los mexicanos, nos desea salud, y al reciprocarlo para España, me dijo: “espero que pronto nos demos un abrazo en vivo”. Nada nos daría más alegría y que así sea, maestro.


También te puede interesar: El conundrum taurómaco.

¿Pienso, luego existo?

Lectura: < 1 minuto

¿Nuestros pensamientos son en realidad nuestros?

Todos los días escuchamos noticias en la televisión, en internet, en la radio, en los teléfonos celulares, en los periódicos y revistas. En todos ellos se dan opiniones de los asuntos que acontecen diariamente. Algunos son verdad y otros tantos son mentiras, pero tienen el peso suficiente para que los demos por ciertos y los hagamos nuestros.

Entonces, algunos tomamos la opinión de alguien más y la adoptamos como si fuera nuestra, como si conociéramos el asunto y domináramos todos los detalles importantes  para tener una opinión fundada.

¿Y qué pasa después? Emitimos un veredicto y nos aferramos a él. Será ya difícil que alguien haga que cambiemos de opinión.

Pero qué tal que la opinión que leímos o escuchamos es sobre una noticia falsa, o es imparcial, u obedece a ciertos intereses.

Al final del día, muchos nos encontramos repitiendo una y otra vez esas opiniones, y con eso, somos cada vez más y más personas diciendo lo mismo sobre algo, lo cual a la larga, terminará por convertirlo en verdad, aunque no lo sea.

Entonces, ¿podemos estar seguros de que tenemos pensamientos propios? O más bien ¿será que son discursos prefabricados que hablan a través de nuestras bocas?


También te puede interesar: Big Bertha.

Felinos salvajes

Lectura: 2 minutos

¿Por qué a los gatos les gustan los libros? Hay un libro abierto, y ése, precisamente ése, es el mejor lugar para sentarse o reposar. Al comprar libros por internet es fundamental medir al gato con una cinta flexible de sastre, desde las orejas a la cola, y calcular su peso, estos datos determinan la selección literaria: un gato grande necesita cuatro tomos de la Biblioteca Clásica de Gredos de filosofía greco latina, para uno mediano son ideales los bestsellers de tapa dura y los pequeños con dos pocket books están perfectos. Se debe especificar que el envío sea en caja de cartón, para que el gato pueda dormir en la caja y la integre a su territorio.

Inteligentes, siguen nuestra mirada, observan nuestra atención y se recuestan en el teclado de la computadora o el mouse, son agudos editores literarios, terminan los textos con crípticas palabras o los borran expresando su opinión crítica. Dotados de una capacidad de análisis, más refinada que la de un psiquiatra, piensan “¿Cómo puedes estar hablando con esa máquina, si yo estoy aquí, con mi hermoso pelaje, con mis ojos amarillos y mi intensa presencia?”. Y se sientan en el teléfono celular que está en la mesa y cortan la llamada. Comparten los genes con los grandes felinos salvajes, conservan sus hábitos, si en la selva las panteras se suben a un árbol, para esperar pacientes a su desayuno con traje de explorador, un gato se sube al refrigerador, espera que un humano pase y cae sobre él, deteniéndose con sus uñas en la espada y cuello de la víctima.

felinos salvajes
Ronrris lectora (Fotografía: Avelina Lésper).

Los felinos caseros evolucionaron para la urbe, es evidente que son leones, otros son leopardos, o tigres, es cuestión de observar su conducta, y para todos, los humanos seguimos siendo una oportunidad de variar el menú. En la selva se afilan las uñas en un árbol, en la casa en un sofá o un tapete, creando un toque rústico en la decoración. Es muy común que los humanos colocan estorbos en sus trayectos, como adornos en las mesas, portarretratos y otras cosas inútiles que dan “atmósfera”; los gatos atacan el acumulativo síndrome de Diógenes y tiran al suelo los objetos, lo ideal es aceptar su dictamen y quitarlos o llevar a la basura los pedazos.

Son maestros milenarios, practican la meditación y hacen yoga, los sannyasis en los Himalayas aprendieron de ellos las asanas más complejas. Buda les dio el don de caer siempre de pie, y los imita al dormirse una siesta durante la meditación. Son libres, y nos domestican con destreza, necesitan un hogar, saben tanto de nosotros que conviven amorosamente, nos enseñan a confiar en nuestros sentidos, a oler el aire, gozar del sol y la divagación,  y vivir sólo en el presente.


También te puede interesar: Ensayístico.

La apariencia de las cosas

Lectura: < 1 minuto

¿Cómo saber si fallaste en algo porque tenías que fallar?

A lo mejor fallaste porque te equivocaste y lo hiciste mal, o simplemente porque tu destino era otro y ésa fue la forma de que cambiaras.

De ser así, entonces dejaría de ser un fracaso y sería únicamente la experiencia y el aprendizaje que te dejó, para en realidad poder perseguir lo que debes de, y no perder más el tiempo.

Y claro, eso cuando puede estar en tus manos, porque debe de haber situaciones en las que dependas de otras personas sin saberlo y quién sabe si cosas buenas o malas. Es más, podría ser que al matar a una persona no estés haciendo nada malo sino equilibrando el mundo y haciendo lo que tenías que hacer, para lo que viniste, la misión que te tocaba en esta vida.

¿Sería entonces un asesino una persona malvada o un simple actor cumpliendo con su papel?

¿Pensamos que ser una buena persona es ayudar a los demás?

Porque si así es, entonces, ¿qué pasa si le salvas la vida a alguien? ¿No estarías atentando contra la voluntad divina?

Y de no ser así, ¿qué tal que la persona a quien le salvaste la vida resulta un violador o un asesino en serie o el destructor del mundo? ¿Qué pasa entonces? ¿Hiciste bien porque tu intención fue buena, o más bien hiciste un mal muy grande?

¿Podría un asesino ser un héroe?


También te puede interesar: Fecha de caducidad.

Creación en las tinieblas

Lectura: 5 minutos

La sombra del revolucionario, entrega pasada de Juego de ojos, provocó un tsunami de comentarios sobre la personalidad de Martín Luis Guzmán.

“Alguien que se supo muy bien acomodar entre la clase dominante”, expresó una lectora del norte de México.

“El mejor prosista, junto con Reyes y Novo. Impecable. De su amor por el periodismo y las letras, yo agregaría una anécdota final: murió sobre el escritorio con las galera de Tiempo en las manos”, consideró el columnista que a mi juicio es uno de los maestros del estilo en la prensa escrita contemporánea.

Que a 44 años de su muerte, su vida y obra sigan frescas en la memoria, habla de la fuerza con la que vivió entre nosotros. Hombre poliédrico, en una faceta ofrece el poder de su prosa y en la otra desvela una “leyenda negra”. A propósito de esto, cité a Emmanuel Carballo en la entrega anterior: “La leyenda negra de don Martín, en el México de ayer y hoy, de tan común y corriente deja de ser negra; cuando mucho es gris. Como hombre cometió deslealtades, errores y desviaciones ideológicas que empequeñecen su figura; de escasos escritores mexicanos se puede afirmar lo contrario. Como Reyes, supo ser medroso por conveniencia, y como Vasconcelos (hombre también con el orgullo herido) no pudo conservar en la edad adulta y la vejez las ideas generosas y progresistas de los años mozos”.

emmanuel carballo
Emmanuel Carballo, escritor, ensayista, crítico literario, editor y periodista mexicano (Fotografía: El Universal).

A continuación cedo el espacio a mi amigo Humberto Musacchio, grande en el periodismo, cuya valoración del escritor es precisa y contundente:

“   La lectura de Martín Luis Guzmán, especialmente La sombra del caudillo y El águila y la serpiente son parte inseparable de nuestra generación. Ésas y otras obras del inmenso escritor nos permitieron entender que las revoluciones son procesos dialécticos signados por la grandeza y la mezquindad, características que con frecuencia hallamos en las mismas personas.

Martín Luis es parte de nuestra educación sentimental, histórica y política. Nos puso ante los símbolos que la escuela y la sociedad nos enseñaron a amar y respetar, pero lo hizo de forma que percibiéramos las contradicciones del mismo proceso histórico y de sus personajes. Sólo por eso ese escritor merece nuestro agradecimiento.

 Pero digamos que una cosa es el escritor, ciertamente grande, y muy otra el tipejo miserable que una y otra vez se traicionó a sí mismo. Destacas que tu predilección en la escritura de Martín Luis sea la mexicanidad, pero omites que si bien fue actor y testigo de la revolución, en su obra –y eso es un acierto literario– se sitúa a distancia, como queriendo ocultar que él fue parte de lo mismo que narra.

Fue villista, sí, pero fue mucho más severo con Villa que con Carranza a la hora de escribir. Cuando huyó del país renunció a la nacionalidad mexicana para adoptar la española, cuando no existía la doble nacionalidad. Renunció a esa mexicanidad que le atribuyes, pues le ofrecieron ser secretario de Manuel Azaña y para eso necesitaba ser gachupín. Y no dudó en cambiar de camiseta.

manuel azana
Manuel Azaña Díaz, político, escritor y periodista español (Fotografía: Wikimedia).

Cuando volvió a México, con Cárdenas presidente, lo hizo porque Calles, que no lo quería, había caído de su pedestal. Por supuesto, a su regreso trató de pagar indulgencias, renunció a la nacionalidad española, se convirtió en fervoroso cardenista, apoyó al exilio español que le sirvió para hacer buenos negocios, como la fundación de EDIAPSA y las Librerías de Cristal, asociado con Giménez Siles. La revista Tiempo, fundada, creo, en 1940, en efecto, fue ejemplo de buen periodismo y mejor escritura, pues el tipo –cuentan quienes lo conocieron en la redacción– era extremadamente riguroso con los textos.

En 1952, cuando el gobierno de Alemán perpetró la matanza de henriquistas, Tiempo había cerrado la edición con estupendas y muy oportunas fotos de la masacre acompañadas de textos escritos por el notable equipo de redacción. Repentinamente, Guzmán dio la orden de hacer a un lado todo ese trabajo y elaborar nuevamente el número con textos y fotos enviados por la Presidencia de la República, lo que motivó la renuncia de Luis Suárez, Mario Gill, Fernando de Rosenzweig, Ernesto Álvarez Nolasco, Arturo Sotomayor, Germán List Arzubide y José Rogelio Álvarez, quien poco después dobló las manitas, abandonó a sus compañeros y regresó a la revista. En carta a El Popular, los renunciantes citaron palabras de Martín Luis, quien les había dicho: ‘Tengo atribuciones para mutilar y deformar la verdad si eso conviene a los objetivos políticos que Tiempo persigue’. Para más datos, te sugiero busques en Prensa vendida de Rafael Rodríguez Castañeda (pp. 27 y 28).

El día de la libertad de prensa de 1969, Martín Luis dio otra muestra de bajeza en el banquete respectivo ante el chacal Díaz Ordaz: ‘la conducta general de la prensa de México –dijo– ha venido respondiendo positivamente a las normas y deberes periodísticos codificados por el señor Presidente de la República’. Guzmán hablaba después de que toda la gran prensa había escamoteado y falseado la información sobre el movimiento estudiantil de 68 y la matanza de Tlatelolco, y en el colmo de su actitud rastrera, agregó: ‘Si en algo fallamos a esa hora, lo lamentamos sin la menor reserva’. Como premio por su vergonzosa sumisión el Chacal lo hizo senador.

martin luis guzman
Martín Luis Guzmán en su escritorio de “Tiempo” (Fotografía: RDTD).

En 1971 dirigí la sección cultural de El Universal y publiqué dos artículos de diferentes autores en los que se denunciaban algunas canalladas de Martín Luis. Los encargados de vigilar la edición dejaron pasar aquellos textos y su publicación motivó que me congelaran y que dejara de aparecer la sección. Semanas después busqué al subdirector Ariel Ramos en la cantina ‘La Mundial’ y le pregunté por qué me habían suspendido. Su respuesta, sus respuestas, fueron una de las mejores lecciones de periodismo que he recibido. Primero me preguntó: ‘¿Qué no sabes quién es Martín Luis Guzmán?’ Sí, es un gran escritor, respondí, pero es un canalla como periodista. Ante mi respuesta, Ariel sólo movía la cabeza como diciendo: ‘Este pendejo no entiende nada’.

Luego, me dijo: ‘¿No sabes que es el director de la revista Tiempo? ¿Y no sabes que es presidente de la Asociación Nacional de Editores de Periódicos? ¿Y no sabes que un influyente senador de la República? ¿No sabes que es asesor del Presidente de la República en lo referente a medios de comunicación y que gracias a él el gobierno nos da publicidad? ¿Y no sabes que es presidente del Consejo de Premiación de los Premios Nacionales de Periodismo, que cada año nos otorga varios para nuestro personal? ¿Y no sabes que es presidente del Consejo de Administración de PIPSA que nos garantiza el suministro de papel periódico a precios estables, que nos da crédito y que frecuentemente nos condona las deudas? ¿Y no sabes que es director general de la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos, que nos da trabajo para que nuestras máquinas estén ocupadas todo el día? ¿Y no sabes que…?

No, pues no sabía. Pero lo que siempre he sabido es que los grandes escritores también pueden ser unos miserables. Martín Luis Guzmán lo era. 

Juego de ojos.

También te puede interesar: La sombra del revolucionario.