Ciencia y Tecnología

La revolución del reclutamiento a través de la Inteligencia Artificial

Lectura: 4 minutos

Hace algunos meses me encontré con una persona que estaba en la búsqueda activa de una oportunidad laboral, ante mi pregunta acerca de su formación, me comentó que había concluido con una maestría en una institución reconocida internacionalmente, con experiencia laboral en bancos, consultoras, etc., manejaba perfectamente un segundo idioma, era joven, educado, etc. Me comentaba que, aunque ya había pasado por varias entrevistas y procesos de selección, algunos reclutadores le comentaban que estaba sobre calificado, otros no le dieron respuesta, otros cancelaron las entrevistas, entre otras muchas cosas que pueden suceder en este proceso. Y la cuestión es que, muchas veces, el proceso de contratación tiene que ver con las personas que entrevistan, no necesariamente con el candidato, pues éste puede ser muy bueno y tener los conocimientos suficientes, la edad adecuada, incluso la experiencia, pero, la subjetividad del reclutador puede detener el proceso, ¿por qué?, la respuesta de algunos reclutadores es que muchas veces el candidato es poco serio en la entrevista, se nota que no se conoce bien, no tiene una proyección a futuro, es poco formal, entre otras muchas cosas.

¿Qué pasaría si este proceso de reclutamiento fuera objetivo, sin los prejuicios del reclutador, sin las ideas equivocadas que se pueden tener del prospecto? Hoy en día ya es posible reclutar a través de plataformas que te ofrecen el apoyo de la Inteligencia Artificial (AI) para evitar cuestiones subjetivas en la elección del mejor candidato; algunas de ellas son Talview, Ideal, Retorio, entre otras. En particular, Retorio busca integrar la psicología en el proceso de reclutamiento, con base en The Big 5 Personality Model, a través del cual, se califican los siguientes elementos: Extraversión (sociable-reservado), Conciencia (eficiente-reservado), Amabilidad (amigable-insensible), Neuroticismo (nervioso-seguro) y Apertura a la experiencia (curioso-cauteloso):

ia reclutamiento
Imagen: Retorio.

Asimismo, dicha plataforma, asegura un 90% de precisión en la afinidad del candidato para el puesto, interesante, ¿verdad?, podría ser que la tecnología nos haya dado las herramientas necesarias para no fallar en la contratación del perfecto candidato para nuestra empresa, pero ¿será realmente objetivo? La empresa German Public Broadcasting realizó un experimento para analizar la manera en la que operan estas plataformas y evaluar su objetividad. Es importante destacar que la Inteligencia Artificial que utilizan estas plataformas, analiza el tono de voz, el lenguaje que se usa, los gestos y las expresiones faciales, para con ello, crear un perfil de personalidad conductual.

Dicho perfil, no sólo ofrece un porcentaje muy alto en eficacia, sino que es objetivo y más rápido que cualquier proceso de reclutamiento tradicional. El proceso es el siguiente: se pide al candidato grabar un video en el que se responden ciertas preguntas básicas, con base en ello se realiza el análisis del sujeto y se obtiene una calificación de los 5 grandes aspectos de la personalidad (Big 5 Personality Model). La empresa alemana contrató a una persona para este estudio (sujeto 1) para que respondiera las preguntas que se le indicaron.

Los resultados fueron los siguientes:

Para la siguiente muestra, la misma persona usó lentes al grabar el video (sujeto 2), los resultados se mostraron similares en casi todos los elementos excepto en la conciencia, donde el resultado bajó a nivel medio. Posteriormente, el mismo sujeto (sujeto 3) se quitó los lentes y se cubrió la cabeza con una bufanda, aquí los resultados cambiaron dramáticamente, colocando la amabilidad, extraversión y apertura en un nivel alto, la conciencia en un nivel extremadamente alto y el neuroticismo en un nivel extremadamente bajo.

Se le pidió al candidato realizar nuevamente el video con cambios de ropa mínimos como color de blusa, cambio en el peinado, etc., los resultados siguieron cambiando. Finalmente, se pidió al sujeto que repitiera el video con las mismas prendas y el resultado en este caso no cambió. En otra prueba, se mantuvo la vestimenta, pero se cambió el fondo, añadiendo un cuadro en la parte de atrás, repisas con libros, etc., en este caso, también hubo cambios considerables en los 5 puntos señalados en la tabla. Finalmente, se hicieron pruebas con filtros y los resultados también fueron distintos.

A partir de estos resultados podemos observar que aún la tecnología existente no provee de resultados objetivos en un porcentaje amplio, sino que, por el contrario, intervienen elementos mínimos para obtener un resultado u otro, incluso variaciones importantes. Habría que preguntarse si incluso así se obtiene la afinidad del 90% en la elección del candidato, aunque, si se saben estos datos, sería útil para el candidato vestirse de una manera determinada, o bien, colocar ciertos objetos atrás de él para que el software arroje datos favorables y sea el candidato idóneo para el puesto. Lo más interesante aquí, es que la subjetividad de las personas también tiene que ver con el proceso, pues son los seres humanos quienes desarrollan la tecnología y, con ello, dejan una parte de subjetividad en ésta.

Hoy en día, empresas de alto nivel ya utilizan este tipo de software. Si te piden un video para tu postulación recuerda que, al igual que con los reclutadores, todos los elementos cuentan, a tu favor o en contra, así que, suerte con tu proceso.


También te puede interesar: Libertad en las redes: el caso de Donald Trump.

Jóvenes, economía digital e inclusión: 4 condiciones

Lectura: 4 minutos

El uso no significa integración. No plenamente, al menos. Da una base, desde luego. Pero no es condición suficiente.

Por razones de edad, por constituir el segmento poblacional que nació y ha crecido rodeada de dispositivos, los jóvenes son quienes, por mucho, mayor uso hacen de las tecnologías digitales.

Conocidos como nativos digitales, hoy podemos hablar de toda una generación que ha visto transcurrir toda su vida entre videojuegos, celulares y computadoras.

Se trata de jóvenes habituados a los tutoriales, la valoración positiva de lo aleatorio, la multidentidad, la intuición como recurso y la indistinción entre consumir y producir contenidos, entre algunas de sus señas particulares.

El uso masivo, transformadas en formas de vida y en miradas del mundo, no son condiciones suficientes, sin embargo, para garantizar su plena integración a la sociedad del presente y el futuro.

Estamos frente a la posibilidad, por extraña que pueda parecer la paradoja, de que quienes más utilizan los dispositivos queden excluidos de los beneficios que la economía digital.

nativos digitales
Imagen: Pinterest.

La Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la economía digital, ciertamente acarrea oportunidades, particularmente para los jóvenes; pero no menos riesgos.

No se trata del uso de las tecnologías, sino del papel que esa generación jugará en materia de empleo; de la manera en que se integrará a los nuevos procesos marcados por la digitalización.

Mantenerse simplemente como usuarios de las nuevas tecnologías, supondría, en ese caso, condenar a toda una generación a participar de la economía digital desde la precariedad como condición insalvable.

Aun hoy, en mayor o menor medida, no hay nación que no tome parte de la economía digital, hacia la década siguiente esta circunstancia global se ampliará todavía más.

La pregunta no es, entonces, si los jóvenes del presente tomarán parte de la economía digital. Ya lo hacen, de hecho. La cuestión es si tendrán vías de acceso a empleos que no estén atados a la precarización.

El riesgo de seguir engrosando el ancho espectro de la economía informal, forma parte de una posibilidad más que latente en países de ingreso medio y bajo.

inclusion digital jovenes
Imagen: 38 Consumer.

La experiencia es tan apabullante como alertadora. La inmensa mayoría de los jóvenes que en economías débiles comienzan su vida laboral en el sector informal, jamás lo abandonan.

En ese sentido, cuatro condiciones se imponen para lograr que la expansión de las tecnologías digitales, como eje de la vida económica, deriven en un proceso inclusivo, en el que prive la generación de empleos estables, dignamente remunerados.

Si lo que se pretende, pues, es que los jóvenes se integren plenamente a la economía digital, es preciso que el esfuerzo público se aboque en cuatro direcciones:

a) Acceso a bienes y servicios digitales de calidad; b) fortalecimiento de la seguridad y confianza de los entornos digitales; c) incorporación amplia del aprendizaje de herramientas y habilidades en un horizonte drásticamente dinámico; y, d) estímulo de una mejor y más digna oferta de empleo digital.

La accesibilidad ha de referirse, así, no solamente al consumo de ciertos gadgets o a una Internet cara e inestable, sino a políticas que desde lo público, dirijan el esfuerzo hacia esta generación y sus necesidades en específico.

Hablamos aquí de un Wifi más barato, por supuesto, pero también del desarrollo de aplicaciones (apps), de la generación de contenido específico, de software y dispositivos especialmente diseñados para los jóvenes.

Tal como señala un informe de cooperación internacional para la inclusión digital de jóvenes en África: “En definitiva, el desarrollo de la innovación digital depende del tiempo; de si la innovación satisface las necesidades del grupo específico; del lugar (la ubicación geográfica y cómo se puede utilizar); y de los requisitos del exosistema, es decir, de las condiciones existentes”.

economia digital
Imagen: La Tercera.

En segundo lugar, los gobiernos tienen frente así el desafío de hacer de Internet un lugar más seguro y confiable, particularmente para quienes desean emprender iniciativas productivas.

Datos y libertades protegidas son esenciales para conseguir que los jóvenes vean en las plataformas digitales entornos donde se pueden mover, explorar sus talentos y desarrollarse laboral o productivamente.

La formación escolar tradicional, e incluso, aquella que se caracteriza por colocar el énfasis formativo en las habilidades para el trabajo, se enfrentan a un escenario en extremo cambiante.

Más allá de lo que pudiera significar un entrenamiento meramente técnico, queda clara la necesidad de avanzar en la mezcla entre competencias como capacidad para resolver problemas y creatividad, a la par de habilidades digitales para emprender y trabajar en el marco de una economía digital.

 A contracorriente de la precarización, los trabajos de bajo impacto tecnológico o de altas cargas de estrés e inestabilidad, asoma como cuarta condición la capacidad para potenciar la creación de mejores trabajos ligados a un ingreso digno.

El impacto de las tecnologías digitales en relación con la creación de empleo y bienestar puede y debe extenderse a todos los ámbitos.

Representa, además, una oportunidad tanto para reclamar el respeto a los derechos de los jóvenes que participan de la economía digital, como para alentarlos a emprender sus proyectos con ánimo y confianza. Por difícil que parezca.

Y lo sea.


También te puede interesar: Fusiones y confusiones digitales, ir al futuro en automóvil.

La desconexión digital: el derecho a estar fuera de línea

Lectura: 3 minutos

La revolución digital nos permite estar conectados todo el tiempo, con sus bondades y desventajas, dependiendo si podemos fijar límites y organizar nuestras tareas.

El confinamiento por la pandemia ha trasladado a nuestros hogares, las actividades que hacíamos fuera de casa, como ir al trabajo o a la escuela; pero en muchos casos, sin establecer duración, dando lugar a que nuestros momentos para comer, de ocio y descanso se hayan alterado.

Si bien las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) desafían las fronteras de espacio y tiempo generando beneficios; pareciera que con el uso de plataformas digitales, se nos exigiera tener el don de la ubicuidad, de estar al mismo tiempo en todas partes.

Pareciera haber una necesidad incontrolable de convocar y atender eventos o reuniones virtuales como si su cantidad se tradujera en resultados. Pareciera que nos hubieran impuesto el deber de atender requerimientos a cualquier hora para demostrar que trabajamos y que somos productivos.

desconectarse home office
Imagen: Marichoo.

En el estudio Exhausted, but Unable to Disconnect: After-Hours Email, Work-Family Balance and Identification, realizado por las universidades de Lehigh y Estatal de Colorado en 2017, se descubrió que, en promedio, las personas gastaron ocho horas a la semana, el equivalente a un día de trabajo extra completo, respondiendo correos electrónicos y mensajes de su empleador después del horario laboral.

Estas dinámicas reflejan un traslado de ineficiencias de planeación que existían en el mundo presencial hacia el entorno digital, que debería ser innovador. 

Ya de por sí, en el caso de México, de acuerdo con el Informe de la OCDE Average annual hours actually worked per worker de 2020, nos hemos caracterizado por ser el país donde más tiempo se trabaja con un promedio de 2,137 horas al año, lo que representa 414 horas por encima de la media.

Al respecto, en 2019, la OMS reconoció el síndrome de desgaste profesional o burnout como parte de la Clasificación Internacional de Enfermedades, el cual provoca un estado de agotamiento derivado de un estrés crónico en el trabajo.

La hiperconexión digital ha traído problemas en la salud y bienestar de las personas; por lo que resulta necesario encontrar la manera de aprovechar las TIC para administrar mejor nuestro tiempo, y no ser esclavos de su uso.

Para lograr este equilibrio, el derecho a la desconexión digital en el ámbito laboral se presenta como una alternativa, pues se refiere a la autodeterminación que tienen los empleados para no responder después de su jornada, y el deber del patrón de abstenerse de realizar disposición alguna en tal sentido.

desconectar teletrabajo
Imagen: Annemarie Grisen.

Así, por ejemplo, en Francia, desde el 1° de enero de 2017, entró en vigor el derecho a la desconexión que obliga a las empresas a negociar la forma en que sus trabajadores usan los dispositivos electrónicos para cubrir sus actividades laborales, prohibiendo su uso productivo fuera de éstas.

En México, el 11 de enero 2021, se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la reforma a la Ley Federal del Trabajo que regula el teletrabajo considerado como una forma de organización laboral subordinada que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, en lugares distintos al establecimiento del empleador, porque no se requiere la presencia física de las personas, dado que usan las TIC.

En este cambio legislativo se incluyó la referencia al derecho a la desconexión digital para garantizar a los trabajadores el respeto a su descanso, permisos y vacaciones, así como a su intimidad personal y familiar fuera del tiempo de trabajo.

Como dice una frase que leí por ahí “casi todo vuelve a funcionar si lo desconectas un momento, incluso tú”. Quienes trabajamos, una vez concluida nuestra jornada, tenemos derecho de distraernos en lo que queramos, y en el caso del entorno digital, a estar fuera de línea, para disfrutar de nuestro tiempo y espacio.


También te puede interesar: Cambio de frecuencia hacia la equidad: las mujeres en la radio.

La identidad temporal y el ser duradero

Lectura: 6 minutos

El prefijo auto– en español se emplea en múltiples conceptos duales que se escriben con un guion intermedio, como auto-referencia, auto-imagen o auto-estima, equivalentes de aquellos que en inglés ostentan el prefijo self-, como self-reference, self-image, self-esteem. En todas estas nociones el problema es a qué se refiere el auto- o el self-, pues el guion necesariamente implica una relación sujeto-predicado. A través de los tiempos se han propuesto varios candidatos para concretar a ese sujeto o ese self: en estos escritos hemos referido, entre otros, a un self narrativo y autobiográfico, a un self cognitivo y afectivo, a un self sináptico y cerebral, a un self social y cultural. En buena medida la validez de estos conceptos depende de si sus proponentes o sus receptores habitan el ámbito literario, el psicológico, el neurobiológico o los de las ciencias sociales y humanas. Una plataforma transdisciplinaria posiblemente permita una concepción más acabada y específica de un ser de naturaleza compleja, dinámica y cambiante.

El multifacético self usualmente se ha traducido al español como “sujeto” o como “sí mismo”, aunque cada vez se utiliza más la palabra inglesa porque no se encuentra su versión exacta en nuestra lengua. Me parece que en ocasiones la traducción adecuada al castellano de self es la palabra ser, en su forma de sustantivo, para indicar una entidad temporal que tiene existencia, vida y conciencia propias. Por ejemplo: ¿cómo se justifica la creencia de que una persona particular es la misma con el paso del tiempo, a pesar de que sus componentes cambian y sus propiedades se transforman? El criterio tradicional es la continuidad espaciotemporal de un individuo, la duración que define a su self o a su ser. En un extenso trabajo al respecto, Stanley Klein, psicólogo de la Universidad de California en Santa Bárbara, llama “diacronicidad personal” a esta continuidad y para ello aplica el término “diacrónico” en su significado preciso: la evolución de un objeto, fenómeno o circunstancia a través del tiempo. Esta diacronicidad personal sería lo que mejor define y constituye el self.

Portada del libo “Los dos yoes” y su autor Stanley Klein.

Un problema central del self concebido como una entidad es que, además de no ser algo objetivo, la persona no la localiza en sí misma, tal y como lo relató de manera célebre David Hume en una autoexploración de su mente relatada hacia 1739 y en la que detecta sensaciones, emociones o pensamientos, pero ningún self. Esto ha llevado a varios pensadores a afirmar que el self es una ilusión o a otros, desde Kant hasta quienes proponen una autoconciencia mínima en la actualidad, a sostener que se requiere una forma elemental de subjetividad para que la experiencia consciente tenga lugar. A partir de William James a finales del siglo XIX, se han planteado dos aspectos del self o del ser, una de ellas es el autoconocimiento en el sentido de la representación que tiene un individuo o una persona de sí misma (de ahí el “sí mismo”), y la otra es la subjetividad en sí, el qué se siente ser esa persona. Kline defiende que estos dos aspectos interactúan, y que su interacción constituye el prerrequisito de la experiencia de uno mismo, es decir, de la autoconciencia. El mismo autor dice que esta propuesta coincide con la idea original de Johann Fichte de que no puede haber objeto sin sujeto ni sujeto sin objeto y que revisamos al inicio de esta obra.

Una de las razones que se han esgrimido para defender la continuidad de la misma persona en el tiempo es decididamente objetiva y corporal. Como el resto de los objetos del mundo, el cuerpo viviente es un objeto espaciotemporal que permanece siendo el mismo por cierto tiempo, a pesar de cambios en su composición y en su forma. Sin embargo, el criterio naufraga si los cambios son demasiado rápidos o modifican la estructura de manera importante o definitiva. Si bien partes de mi cuerpo se pueden perder o ser reemplazadas sin que pierda mi identidad, una de ellas parece crucial para mantenerla y esa parte es, desde luego, mi cerebro. Si se me hace un trasplante de riñón o de corazón sigo siendo yo, pero ya no si se trasplanta mi cerebro, algo imposible de realizar o concebir como técnica quirúrgica. Dado el caso en la ficción o la fantasía, se ha dicho que se trasplanta un cuerpo a un cerebro, pero aún así, estoy seguro de que en otro cuerpo no sería yo porque el yo no es trasplantable y porque mi cuerpo es integrante fundamental de mi identidad.

Fotograma de la comedia “Young Frankenstein” (Mel Brooks, 1974) donde se realiza un transplante de cerebro para crear un ser humano vivo. En este caso el monstruo tiene gracia a pesar de que el cerebro estaba en una jarra que previene su uso por ser “anormal.”

En la neurociencia cognitiva se han realizado progresos sustanciales para definir zonas, redes y mecanismos cerebrales correlacionados con operaciones cognitivas de auto-reflexión y auto-referencia: se trata de aspectos objetivos del self estudiado y considerado en su nivel reflexivo y de auto-representación. ¿Constituyen estas partes funcionales mi self o mi ser? Si bien el cerebro parece ser una fracción fundamental de la identidad personal, se ha dicho que su actividad es más definitiva que su morfología y se ha destacado a la información manejada y procesada por este órgano como la función identitaria. Esta idea conduce a la identificación del self o del ser con sus funciones cognitivas, en particular con la memoria, llanamente expresada por Borges como “somos nuestra memoria”. Sin embargo, al ponderar esto, pronto caemos en un razonamiento circular: si la memoria episódica presupone que el objeto del recuerdo es la propia persona, entonces decir que la identidad es la memoria de la persona no lleva a ninguna lucidez. Sin embargo… no puedo negar que mis recuerdos constituyen piedras miliares que identifican mi trayecto vital y por ello a mi ser.

Portada del libro sobre la memoria autobiográfica y el self, de Soljana Cili y Lusia Stopa. El tema se trata desde la plataforma de la terapia cognitivo-conductual.

Aparte de mis recuerdos, hay otras características que me hacen sentir el mismo a través del tiempo. Los conocimientos que he aprendido y utilizo en mi vida también son parte de mi ser e indican que mi identidad no se restringe a la memoria episódica e incluye a la memoria semántica. Pero no sólo esto: siento que soy el mismo porque si bien mi carácter y personalidad han variado, los reconozco diacrónica o históricamente como propios: yo he cambiado y sigo cambiando. Por ejemplo: mi rostro ha variado bastante a lo largo de mi vida, pero me identifico precisamente con esa evolución que mantiene un patrón reconocible. En el trabajo mencionado arriba, Klein describe casos clínicos de pacientes que han perdido su memoria episódica y semántica, pero mantienen un sentido de ser las mismas personas en el tiempo.

Evolución de un rostro humano de los 35 a los 90 años. Los cambios son ostensibles pero no impiden el reconocimiento de la misma persona. (Figura tomada de: One Library).

Debe haber algo central y básico para mantener la identidad personal y parece inescapable concluir que la conciencia es ese fundamento temporal porque a pesar de que cambien el cuerpo, las creencias, los objetivos o las circunstancias objetivas se mantiene una identidad subjetiva. No necesito razonar o deducir que soy el mismo, simplemente lo siento así, es algo dado por mi experiencia en todo momento y que últimamente se ha denominado “autoconciencia mínima”. Hace poco más de 300 años, en el libro II, capítulo 29, sección 9 de su Ensayo sobre el entendimiento humano, John Locke lo formuló de esta manera: “consciousness alone (…) constitutes the inseparable self” y que traslado de esta manera: “la conciencia por sí misma constituye el ser inseparable”. Entonces, cuando digo que ahora y antes soy yo mismo, me baso en un sentir directo, intuitivo y pre-reflexivo: no tengo dudas de que me siento subjetivamente el mismo: mi self o mi ser se basa en ese sentir y no necesariamente en una representación o saber proposicional.

identidad y diferencia
Portada del libro “Identidad y diferencia. John Locke y la invención de la conciencia” de Étienne Balibar. La imagen de la portada es el rostro de Locke figurado en varias posiciones.

La identidad temporal de ser uno mismo es una sensación vital básica o primaria y por eso es sólida y segura; es algo fenoménicamente dado, una certeza inmediata y subjetiva sobre la que se construyen representaciones, ideas y creencias sobre uno mismo. Este sentimiento prereflexivo de existir es lo que determina la intuición de que el self o el ser tiene una duración temporal; un sentimiento que no requiere evidencias. El ser o el self no es un contenido de la experiencia, sino una experiencia elemental. Revisaremos ahora que las tradiciones budista en Oriente y fenomenológica en Occidente afirman que existen estados de conciencia sin objeto.


También te puede interesar: La autoconciencia mínima y la autogeneración.

Acceso a Conectividad en el #Censo2020MX

Lectura: 5 minutos

El #Censo2020MX más allá de ser un ejercicio estadístico de conteo poblacional y perfilamiento sociodemográfico, se constituye como un diagnóstico y medición de los avances en la satisfacción de derechos fundamentales como lo es la educación, salud y por supuesto, la conectividad y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

En estos tiempos pandémicos, el acceso y uso de dispositivos y servicios de conectividad ha sido esencial para continuar con la operación económica, social, cultural, informativa, lúdica, entre otras. Desde marzo de 2020, se ha intensificado la necesidad de disponer con equipamiento y banda ancha en los hogares, tal que empresas de tecnología y telecomunicaciones han registrado un alza en sus ventas, contrataciones y adiciones de servicios (e.g. mayor ancho de banda), a pesar de la crisis económica y el consecuente menor poder adquisitivo de la población.

Hoy con la publicación de resultados del #Censo2020MX realizado por el INEGI, contamos con un punto de partida (al tener un periodo de levantamiento del 2-27 de marzo de 2020) para comenzar a dimensionar lo que hemos denominado ‘empujón digital’ durante la pandemia. A partir del cual se ha acelerado y profundizado la adopción de la conectividad y se ha precipitado una transformación digital en todos los niveles, individual, hogares, unidades económicas e instituciones gubernamentales.

Este análisis se centrará en conocer e identificar segmentaciones relevantes respecto a los niveles de acceso a dispositivos (TV, celular, radio computadora y consolas de videojuegos) y servicios (internet, TV de paga, telefonía fija y servicios de video bajo demanda por internet) entre las viviendas particulares habitadas en nuestro país, de acuerdo con los datos obtenidos en el #Censo2020MX.[1]

Acceso a Dispositivos

De acuerdo con los resultados obtenidos por el INEGI, el dispositivo con mayor disponibilidad en las viviendas mexicanas es el televisor con una razón de 91.1% total, considerado como el principal medio de acceso a una diversidad de contenidos y que incluso ha fungido como eslabón fundamental para continuar con la educación en su modalidad a distancia durante la pandemia.

En segundo lugar, se registra que 87.5% de las viviendas disponen de un teléfono celular como dispositivo para la transmisión de comunicaciones de voz y datos. Para una proporción significativa de estas incluso podría ser la principal vía para la realización de llamadas, puesto que 38.6% de éstas no cuentan con otro servicio de conectividad (i.e. telefonía fija y/o internet).

Otro de los principales medios de acceso a contenidos informativos, culturales, de entretenimiento, entre otros, es la radio, tal que 67.6% de los hogares cuentan con este dispositivo que ha logrado mantenerse vigente en los hogares, a pesar de que una gran diversidad de estos contenidos ya viaja y llega a los mexicanos a través de redes y dispositivos digitales.

Los dispositivos que ya comienzan a revelar cifras de crecimiento significativo durante 2020 son las computadoras personales (escritorio o laptop) y tabletas, tal que se han registrado agotamientos de inventarios en principales puntos de venta de este equipamiento, tanto físicos como digitales durante la pandemia. De acuerdo con el #Censo2020MX, una proporción de 37.6% de las viviendas dispone de al menos alguno de estos equipos, sin embargo, 12.5% de estos enfrenta barreras para su pleno aprovechamiento al carecer de acceso a internet, circunstancias sobre las que es menester incidir para poder democratizar la educación digital.

Por su parte, otro de los dispositivos de conectividad que registró una trayectoria al alza en ventas, especialmente al cierre del año pasado fueron las consolas de videojuegos, ante el lanzamiento de la nueva generación de Xbox y PlayStation y la mayor disponibilidad de tiempo para actividades lúdicas en el hogar. No obstante, tan sólo 11.5% de las viviendas en México cuentan con una consola de videojuegos y prácticamente todas ellas (92.1% total) disponen de una conexión a internet para jugar en línea. 

Adopción de Servicios

La disponibilidad de internet entre la población en México registra una rampa ascendente hacia su plena democratización en años recientes y se proyecta que, a casi un año del inicio de la pandemia, el ritmo de crecimiento revele una aceleración durante 2020. Las cifras resultantes del #Censo2020MX indican que 52.1% de las viviendas cuenta con conexión a internet, servicio que ya ostenta el segundo lugar de adopción entre aquellos de conectividad, tras la comunicación celular (87.5% del total).

Por su parte, la TV de paga ostenta un nivel de adopción de 43.3% entre el total de viviendas en México. Si bien este servicio se enfrenta a una creciente competencia con otras alternativas de acceso a contenidos audiovisuales, especialmente a la diversidad de las denominadas plataformas de video bajo demanda por internet (SVOD por sus siglas en inglés), éstas apenas alcanzan una razón de adopción de 18.8% entre el total de las viviendas.

No obstante, estos servicios registraron en 2020, una dinámica acelerada de crecimiento que impulsará significativamente su acceso en futuras mediciones. ¿Estos servicios son sustitutos o complementos de la TV de paga? Es una pregunta recurrente al analizar el mercado de contenidos audiovisuales, los resultados del #Censo2020MX revelan que una gran mayoría de las viviendas (68.7%) que cuentan con el servicio de TV de paga no tienen adicionalmente, suscripción de películas, música o videos de paga por internet.

En otras palabras, para 13.6% de las viviendas en México, las plataformas SVOD son complementarias a la TV de paga. Mientras que, para una razón de 5.3%, podrían haber encontrado un sustituto en la creciente pluralidad de alternativas de acceso por internet bajo suscripción para acceder una diversidad de contenidos locales e internacionales.

#Censo2020MX: Diagnóstico de Conectividad en Tiempos Pandémicos

La numeralia obtenida en el #Censo2020MX provee un panorama del alcance que ya ostentan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en México. Asimismo, da cuenta de los avances en torno a alcanzar el acceso universal de estas, en línea con el mandato constitucional definido a partir de la Reforma en Telecomunicaciones.

No obstante, tan sólo puede considerarse como la radiografía y diagnóstico para la aceleración en el acceso y aprovechamiento que ha tenido lugar en tiempos pandémicos. Es por tanto necesario, continuar dando seguimiento puntual y oportuno a las tendencias y niveles de adopción reportados trimestre a trimestre, tras la emisión de los reportes financieros de los operadores de telecomunicaciones y fabricantes de equipamiento a sus inversionistas.

Al respecto, los primeros reportes dados a conocer a la fecha sobre la dinámica de 2020 en su conjunto, precisamente, dimensionan el ‘empujón digital’ que hemos manifestado y atestiguado en el transcurso de la pandemia y que, sin duda, se puntualizarán en análisis próximos.


Notas:
[1] De acuerdo con el INEGI, una vivienda particular habitada es aquella que “en el momento de la entrevista tiene residentes habituales. Incluye cualquier recinto, local, refugio, instalación móvil o improvisada, que esté habitado”. Se contabilizan 35.2 millones viviendas particulares habitadas en el #Censo2020MX.


También te puede interesar: Dinámica de las Telecom en el Pandémico 2020.

Fusiones y confusiones digitales, ir al futuro en automóvil

Lectura: 4 minutos

Tres años tardaron en darse cuenta. Sucede. Más frecuentemente de lo que uno pensaría. Elementos que pasan desapercibidos, cobran de pronto relevancia inusitada.

Todo cambia entonces. Lo que antes era una señal mínima, acaso incidental, se torna en una pieza central del entramado. Y de ahí para delante.

Entre 1962, año de la primera entrega, y 1965, en que se estrenó la tercera película de la saga, los autos de James Bond eran, por decirlo así, una parte más entre muchas.

Ni el razonablemente sencillo Sunbeam Alpine MkV de 1961, que aparece en “007 contra el Dr. No”, ni tampoco el resabio de aristocracia que significaba el Bentley 4.5 Sport Tourer, que se mira en “Desde Rusia con amor”, estaban pensados para ocupar un lugar central en el imaginario de los espectadores de la época.

Y si bien para el año siguiente, 1964, “Goldfinger” presentaría, gracias a un auto con aditamentos especiales, un adelanto de lo que en la siguiente entrega sería el vuelco definitivo.

automovil 007
Imagen: Taringa.

Es a partir de 1965, que nada volvió a ser igual. Los autos de Bond marcarían cada una de sus cintas. Defensas que se extendían, navajas que salían de las tuercas de las ruedas, ametralladoras escondidas.

A partir de “Thunderball”, los autos de 007 significarían, además, en el imaginario del gran público, muestras fehacientes de los portentos de la tecnología, los aditamentos, puesta al servicio de la tecnología (el automóvil en sí), puesto al servicio del bien (Bond).

Es posible que caminar sea mitológicamente el gesto más trivial y por lo tanto el más humano, escribe Roland Barthes, unos años antes de que comenzaran a aparecer las películas de Bond.

Con una preclara idea del lugar icónico que el automóvil tendría para el espíritu moderno del siglo XX, asevera Barthes en su Mitologías: “Todo ensueño, toda imagen ideal, toda promoción social, suprime en primer lugar las piernas…por el automóvil”.

Máquina entre las máquinas, el automóvil reaparece —es un decir, nunca se ha ido— desde la modernidad hasta el siglo digital, el nuestro, con una promesa que, siguiendo la metáfora de Barthes, promete ahora ya no sólo suprimir las piernas, sino brazos y manos, también.

Vehículos autónomos los llama la nueva era. Coches que no requieren de conductor. O liberan a este, se apunta, de la molesta tarea de ir concentrando, tener alguna destreza o conocimiento de las reglas básicas de tránsito.

automovil tesla
Imagen: Tesla.

De los autos eléctricos, ambientalmente amigables, cuya multiplicación exponencial puede darse por un hecho a consumarse en menos de una década, a los vehículos autónomos, hay sin embargo un salto cualitativo adicional.

No se trata sólo de un asunto que concierna a la muy poderosa aún y globalmente omnipresente industria automotriz y sus interminables reacomodos y fusiones, lo que hoy está en juego representa más que la simple entrada de nuevos jugadores.

Ya de algún modo, o muchos, el perfil poco convencional de las apuestas de Elon Musk y sus incursiones inusitadas, lo mismo en patrocinar viajes al espacio que en comprar miles de millones en bitcoins, había removido la representación del “fabricante de automóviles”.

¿Cómo será el coche del futuro?, se preguntaba hace poco Marc Hijink. Pregunta que bien podría invertirse, ¿Cuál es futuro del coche?, para seguir el curso de lo que plantea este conocido analista de tecnologías neerlandés.

Entre juego, y no, Hijink lanza: “¿Será un iPhone sobre ruedas?”, escribe a propósito de los rumores de negociaciones entre Apple y la coreana Hynduai, para completar la chanza cuestionando: “¿O será que podremos pagar nuestro Tesla autónomo con bitcoins?”.

El sólo dato de que para 2030, la industria automotriz gastará 221 mil millones de dólares, el doble de lo que gastó en 2018, sólo en chips para sus unidades, da una idea clara de la manera en que se halla entrelazada la producción de automóviles y el sector tecnológico digital.

automovil del futuro
Imagen: Shutterstock.

Pantallas táctiles, sensores, softwares, los multicitados chips o semiconductores, constituyen hoy el núcleo central de aquello que alguna vez entendimos como una máquina movida por un motor de combustión interna.

No está claro si Apple finalmente concretara su I-Car o no. Pero de lo que no cabe duda, es que el emporio fundado por Jobs está más cerca de lanzar un auto que Ford un teléfono inteligente.

Resulta por demás curioso recordar, en ese sentido, que de los muchos implementos que se idearon para aquel legendario Aston Martin DB5 1964 que Sean Connery, inigualable James Bond, conducía en “Thunderball”, pocos funcionaban realmente.

Lo importante entonces, empero, no era que, por ejemplo, el dispositivo de rastreo, ancestro de nuestros geolocalizadores actuales, funcionase, sino la idea misma de que aquello era posible.

Cuarenta años, y poco más, en 2006, Bond recupera y vuelve a manejar aquel (ahora) viejo DB5 en “Casino Royale”. Es el futuro reinventando al pasado. O, si se prefiere, el pasado llegando al futuro en automóvil.    

Porque ni duda cabe que los prometidos autos voladores que poblarían las décadas del siglo XXI, según los visionarios del XX, se van tornando, cada vez más, en el gadget digital más caro del mercado.

Siri maneja.


También te puede interesar: Curiosidad, perseverancia, creatividad; navegar un siglo incierto.

Marco Normativo para los Medios Digitales: Definición y Revisión

Lectura: 3 minutos

La Comisión Europea ha afirmado ya que lo que resulta legal/ilegal off-line, debería ser legal/ilegal on-line a través de dos iniciativas presentadas en diciembre pasado. Ésa es en buena proporción la asignatura que toca abordar en esta evolución hacia el mundo crecientemente digital en lo comunicacional, transaccional, educativo, cultural, en fin, en prácticamente todos los campos de nuestra vida y evolución.

Indudablemente, los medios digitales, principalmente las redes sociales, se han convertido en entornos propicios para la satisfacción de una pluralidad de derechos, por ejemplo, la libertad de expresión, la libertad ideológica y religiosa, derecho a la información, a la comunicación libre, a la educación, entre otros.

El mundo físico y el digital comienzan a converger a ser amparados, pero al mismo tiempo, supervisados por marcos normativos tan convergentes como la tecnología que les da origen. Siguiendo con las asignaturas por solventar, está la revisión del marco básico legal para las redes sociales con notoria preocupación por la privacidad y el acceso amplio a la información, pero sobre todo y comprensiblemente, por la libertad de expresión.

parchar medios
Imagen: Brian Stauffer.

Libertad de Expresión en Iniciativas sobre Regulación de Plataformas Digitales

Efectivamente, garantizar la libertad de expresión se colocado hoy en el centro de las iniciativas para regular los principios y buenas prácticas que deben prevalecer en las plataformas digitales. En la Unión Europea lidera la discusión hacia crear un espacio digital más seguro, transparente y que proteja los derechos fundamentales de los usuarios.

En Estados Unidos, el Congreso se ha dispuesto reformar la Ley de Decencia de las Comunicaciones (Communications Decency Act, en inglés) en su sección 230 que exime de responsabilidad a las plataformas digitales del contenido publicado por sus usuarios, lo que deriva en prácticas perniciosas que hoy es menester atender.

Ni de chiste un tema menor en México, en donde existimos ya 76.9 millones de mexicanos usuarios regulares y hasta intensivos de las redes sociales, esto es, 61.0% de la población u 87.3% del universo internauta.

No es de extrañar entonces que la iniciativa recientemente publicada por el Senador Ricardo Monreal despertara pasiones, fundadas e infundadas. También inaugura una oportunidad, muy delicada, por cierto, para analizar, discutir y decidir sobre las reglas básicas para proteger estos derechos.

Iniciativas para Repasar los Principios Básicos Rectores en Internet

La contabilidad creciente y acelerada expansión en la relevancia de estos medios para ejercer estos derechos y libertades, hace clara la necesidad de repasar los principios básicos rectores en las plataformas digitales. Ello se sustenta en las experiencias recientes que evidencian los daños por la difusión de mensajes de odio, noticias falsas, ataques a la moral y al orden público, así como las agresiones y vulneraciones a la vida privada y los derechos de terceros.

derechos digitales y medios
Imagen: APA.

Vaya extensa lista de temas cruciales por analizar, para lo cual se antoja poco la sentencia temporal de tan solo un puñado de semanas.

A partir de esta iniciativa, la discusión debe ser amplia y abierta a todos los agentes involucrados (usuarios, empresas, organizaciones de la sociedad civil y gobierno) para definir mecanismos óptimos, transparentes y legítimos en torno a proteger la libertad de expresión en medios digitales.

Así como la propuesta homóloga de Ley de Servicios Digitales (DSA por sus siglas en inglés) de la Unión Europea, el debate debe ser abierto para asegurar la protección de los derechos fundamentales, preservar los principios democráticos y erradicar los riesgos sistémicos como la manipulación, la desinformación y los ataques al orden y bienestar público.

Y mejor acostumbrémonos a que esta deberá ser una discusión continua y perfectible, tanto como la tecnología y su adopción continúen cambiando y, que no será solventada con una o dos iniciativas legislativas.

Podemos entonces aprovechar esta iniciativa como el punto de partida para establecer salvaguardas necesarias para garantizar los derechos de los usuarios y el sano comportamiento de los servicios y plataformas digitales.


También te puede interesar: IFT: Agenda Regulatoria para las Telecom en 2021.

La autoconciencia mínima y la autogeneración

Lectura: 6 minutos

Usualmente se ha considerado que el yo, la subjetividad y la conciencia de sí son privilegios de la especie humana y por ello estarían ligados a la neocorteza, la parte del cerebro de más reciente desarrollo evolutivo. La actividad de esta porción cerebral permitiría a la persona una percepción y una reflexión de sí misma que la capacite, por ejemplo, para responder a las cotidianas preguntas de ¿cómo estás? y ¿cómo te sientes? La tendencia a proporcionar una explicación neurológica del yo puede ejemplificarse con el libro Synaptic self (el yo o el ser sináptico) de Joseph LeDoux (2002), cuya tesis general es que las sinapsis del cerebro codifican lo que es una persona. Para este autor la pregunta no es cómo la conciencia emerge del cerebro, sino cómo el cerebro construye a la persona. Sin embargo, hay indicios de que estas propiedades tienen una raigambre más básica, remota y generalizada, como veremos ahora.

En lustros recientes ha resurgido un tema fascinante en la filosofía de la mente y en la neurociencia cognitiva denominado autoconciencia mínima o self nuclear. El asunto que se plantea en esta ráfaga de teorías y estudios es una forma tácita y pre-reflexiva de conciencia de uno mismo. El pionero de la psicología académica, William James, ya había planteado a finales del siglo XIX que la conciencia sólo puede desarrollarse sobre una forma primitiva e inconsciente de subjetividad. Por ejemplo, su teoría sobre la emoción indicaba que la captación y representación de los estados somáticos y viscerales del propio cuerpo constituye la base fisiológica para que ocurran las emociones. En el mismo sentido, las evidencias y los modelos actuales proponen que los eventos psicológicos poseen un tinte afectivo implícito: cada percepción, sensación, pensamiento o imagen conlleva una carga emocional de agrado o desagrado, de activación o relajación.

auto conciencia Jaak Panksepp
El libro sobre el origen evolutivo de las emociones y su autor Jaak Panksepp.

A finales del siglo pasado, varios neurocientíficos cognitivos como Jaak Panksepp en 1998 y Antonio Damasio en 1999 postularon un self nuclear como una forma elemental y ancestral de subjetividad, la cual dependería de la actividad de ciertas estructuras muy arcaicas del cerebro responsables de regular la homeostasis corporal, las emociones básicas, las conductas alimentarias, sexuales y agonistas necesarias para sobrevivir, así como las que integran la percepción y la acción. Estas propuestas tienen un necesario supuesto evolutivo porque plantean que la identidad de un organismo surge de procesos básicos que muchas especies animales disfrutan como parte de su fisiología. Estas teorías también implican un self estratificado, con un centro o núcleo a partir del cual se producen estados más complejos que desembocan en procesos plenamente autoconscientes. El mismo Panksepp planteó la existencia de procesos anoéticos, noéticos y autonoéticos como tres niveles sucesivos de organización cognitiva del self, aplicando en estas palabras el término griego de noesis, equivalente a una forma intuitiva de saber. Respectivamente se trataría de procesos que no implican conocimiento, los que entrañan conocimiento y los que implican conocimiento del propio organismo. En un trabajo de colaboración entre Panksepp y psicólogos de la escuela junguiana se afirma que este sistema neuroevolutivo constituye lo que para Carl Jung sería el Self con mayúscula y que consideraba el núcleo de la personalidad.

niveles auto self conciencia
Tres niveles del self o del ser individual: un núcleo mínimo corporal, un nivel explícito o consciente a través de la experiencia y la corporalidad, y un nivel social, narrativo y metacognitivo. Imagen: Semantic Scholar).

Un concepto central de esta doctrina de la autoconciencia mínima es que el organismo se siente a sí mismo de manera intuitiva y pre-reflexiva, es decir, sin necesidad de deliberaciones conceptuales. El neurofilósofo alemán Thomas Metzinger  en 2008 llama a esta sensación elemental minimal phenomenal selfhood, que traduzco como individualidad fenoménica mínima, una forma de sentir la propia identidad que surge como correlato subjetivo de los mecanismos básicos de autogeneración y automodelaje. Para ejemplificar esto podemos invocar que todo individuo vivo y dotado de cerebro siente de manera directa las consecuencias sensoriales de sus propios movimientos y de que para moverse con sentido requiere de una intención en acción que opera para mantener la marcha hacia algún sitio seleccionado. En este caso se integran en una unidad funcional el destino, la dirección y modulación de los pasos, las sensaciones visuales, auditivas, táctiles y cenestésicas producidas al caminar. Esta integración de múltiples señales con programas intencionales proporciona una poderosa sensación básica, directa e intuitiva de identidad al organismo, que Metzinger refiere como selfhood la individualidad y conciencia de sí.

libros filosofia
Portadas del libro del neurofilósofo Thomas Metzinger sobre la estructura del ego y el mito del sujeto, en su original en inglés y traducción al español.

Esta idea de una autoconciencia mínima anclada en la corporalidad funcional se puede reafirmar como una propiedad elemental de la materia orgánica, es decir, de la vida misma, porque los seres vivientes son sistemas autónomos en el sentido de que su existencia implica la producción y autogeneración de sí mismos. Un organismo vivo se distingue de entes no vivientes porque se auto-organiza de manera continua y automática, la propiedad de la vida que con muy buen tino Francisco Varela y Humberto Maturana denominaron autopoiesis hace casi 40 años. Un organismo vivo es autopoiético en el sentido de que es un sistema autocontenido y autogenerado que se autoperpetúa y se auto-repara. Y si bien un organismo vivo se constituye por componentes moleculares y celulares en estrecha relación con su nicho ambiental, su identidad no está dada por su composición o por su interacción con el medio, sino por sus procesos de conservación en continuo movimiento.

En otras palabras: el organismo vivo mantiene su identidad porque transforma la energía y la información de su ambiente mediante la producción, el ensamblaje y la conformación de sus propios componentes. En este sentido plenamente biológico se puede decir que la identidad de un organismo vivo no consiste en la perpetuidad de su composición, sino en su auto-regeneración vital. De esta forma, aunque el organismo cambia constantemente su composición atómica, molecular y celular, y aunque su forma y funciones se modifican durante el desarrollo, la madurez y la involución, mantiene una identidad móvil o histórica, porque es el mismo proceso estructural.

autopoiesis
Tanto la autopoiesis de Francisco Varela (izquierda) como la idea de que los organismos sienten su propia vida de Christof Koch, plantean una forma de subjetividad extendida a la materia viva.

Esta propiedad biológica de autopoiesis no sólo se manifiesta en la anatomía y la fisiología del organismo, sino en su conciencia, pues ésta se encuentra necesariamente ligada a sus bases orgánicas y funcionales. Las características subjetivas de la conciencia y en particular de la autoconciencia dependen de su morfodinámica recursiva, del hecho de que sus formas y funciones se regeneran y mantienen a sí mismas. La identidad de un ser biológico emerge de manera implícita como resultado de los procesos corporales de autoproducción y automodelación preconscientes.

En niveles subsiguientes de auto-organización, los procesos fisiológicos de la propiocepción, la interocepción, la integración multisensorial, la coordinación sensorio-motriz, el punto de vista, la experiencia de posesión, al actuar en conjunto y en referencia con el medio, hacen posibles las funciones autoconscientes de más alto nivel, como las representaciones pronominales y reflexiones auto-referidas, las identidades sociales, la empatía o la conciencia moral. De acuerdo con el modelo de funciones agregadas de auto-representación que he desarrollado a lo largo de estos ensayos, el ser o el self se plantea como un agregado relacional en constante cambio de sensaciones corporales, situaciones en referencia al entorno, funciones ejecutivas, pensamientos en primera persona, memorias episódicas, narraciones autobiográficas, rasgos de personalidad autoproclamados e identitarios. Este modelo del self consistente en niveles subjetivos íntimamente ligados a niveles de organización y de auto-organización del organismo o individuo vivo requiere de mayor examen, como intentaré a continuación.


También te puede interesar: La psicología del valor y la fuerza del carácter.