#DondeEstaLaAutoridad
El pasado lunes, 1º de junio, hablé con un queridísimo amigo poblano. Me comentó, muy molesto, que el sábado anterior que venía a la CDMX a ver a sus hijos, unos encapuchados, en la última caseta antes de llegar a la Ciudad, tenían tomada la caseta; y no por alguna causa social o manifestándose por alguna razón, sino simplemente, para cobrarla más cara. Yo me acuerdo, hace algunos años, haber pasado por casetas tomadas en la carretera México-Acapulco, pero los manifestantes lo hacían con causa y en contra del gobierno, por lo que no cobraban el cruce y sólo afectaban al concesionario del tramo tomado; lo cual tampoco estaba bien, pero cuando menos lo hacían con causa (o así lo disfrazaban). Estos delincuentes, de los que me estaba platicando mi amigo, eran jóvenes encapuchados que cobraban 100 pesos por coche, cuando esa caseta vale 42 pesos. Era un vil asalto, de viles ladrones, que al coche que pasaba le robaban 58 pesos y al concesionario, el resto. Lo que más le molestó a mi amigo es que había dos patrullas de la Secretaría de Seguridad Pública (que por cierto, ya ni existe) estacionadas con sus elementos dentro de las mismas quienes sólo observaban la situación. Yo me pregunto, ¿dónde está la autoridad?
El martes 2 de junio, es decir, un día después de que aquel amigo me platicara de la toma de la caseta en la Puebla-México, otro amigo con quien hablé por la noche me dijo que trató de salir de Valle de Bravo y todos los accesos estaban tomados. Incluso se le acercó a una pick-up con elementos de la Guardia Nacional para preguntarles qué estaba pasando y ellos contestaron que un grupo de transportistas tenía tomada la carretera y que ellos no podían hacer nada. Así la tuvieron toda la tarde y mi amigo tuvo que regresar a CDMX por la carretera antigua cuando pudo, en algún momento, salir del cuello de botella en el que se encontraba. Ya más tarde me enteré, por las noticias, que un grupo de taxistas había bloqueado la carreta porque habían detenido a su líder. Yo, otra vez, me pregunto, ¿dónde está la autoridad?
Con esos dos acontecimientos decidí que, la semana pasada, haría mi colaboración para El Semanario sobre este tema, pero por distintas razones ya no pude publicarla y, lo que sucedió el jueves y viernes en Guadalajara y en CDMX, aunado a lo que pasó este lunes (el día de ayer) en el centro histórico de la CDMX, no hizo más que abonar en acontecimientos y tristes historias para volver a preguntar ¿dónde está la autoridad?… pero ahora de una forma más desesperada.
Cuando se ven las imágenes de un grupo de auto-llamadas “feministas” saqueando, junto con otros grupos de manifestantes, una tienda deportiva y rompiendo los cristales de una tienda de conveniencia con absoluta impunidad, con libertad plena y comportándose de una forma grosera y prepotente con los medios de comunicación, uno se pregunta otra vez, ¿dónde está la autoridad? Esos maleantes disfrazados de manifestantes, justo frente a las cámaras, cometieron claramente –al menos– dos delitos: el de daño en propiedad ajena y el de robo, pero se les podrían sumar unos cuantos delitos más. Todos los vimos, nadie nos lo platicó; ¿y la autoridad? Brilló por su ausencia.
Ya la semana pasada habíamos visto cómo quemaban a un policía de Guadalajara, destrozaban inmuebles y amenazaban a la prensa; y la autoridad no apareció, por lo menos en la Ciudad de México, hasta que los rijosos llegaron al barrio de Polanco. Este lunes ni siquiera llegaron.
Quiero pensar si usted o yo, querido lector, nos atreviéramos a salir con un bat por la calle a romper un escaparate de una tienda, ¡a ver cómo nos iría! La policía, seguramente, nos aprehende rápidamente. Aquí en la capital, el lunes, extrañamente, no llegó nadie.
Las autoridades no están protegiendo a manifestantes quienes, sin duda, están en todo su derecho de salir a las calles y expresar las razones de su manifiesto; están protegiendo a agitadores profesionales que son violentos, que no luchan por ninguna causa y sólo se venden como mercenarios al mejor postor. No hay ideales ni principios en esas personas. Son barbajanes y rufianes que no le hacen ningún bien a la sociedad. Allá ellos, pero los mexicanos elegimos a nuestros gobernantes para que apliquen la ley, nos protejan de maleantes como esos y hagan su trabajo. Si no pueden con ese trabajo, que se vayan.
Yo, como ciudadano de a pie, ya estoy harto de preguntarme todos los días ¿dónde está la autoridad? Estoy harto porque no encuentro respuesta. Los acontecimientos se van multiplicando y la pregunta cada vez encuentra mayor eco en más y más ciudadanos: ¿Dónde está la autoridad?
¿Encontraré respuesta? No lo sé. Me temo que si paso mucho tiempo haciéndome la misma pregunta, y no encuentro respuesta, la siguiente pregunta será: ¿Dónde quedó México?
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