El Riesgo en la Cotidianidad

Indolencia social ante los feminicidios

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Es imposible no sentirse horrorizado ante casos como los de Ingrid Escamilla o la menor Fátima Aldrighett, pero esto empeora al saber que durante el mes de enero de este año se contabilizaron 73 feminicidios en nuestro país. No es posible imaginar el sufrimiento de las personas cercanas de cada una de las víctimas de la violencia.

El problema es complejo y tiene muchos ángulos, sin embargo, no puedo entender cómo somos tan reactivos y damos peso a estos casos cuando la opinión pública se involucra y, segundo, la manera en que se anuncian y convocan reuniones de diferentes organismos e instituciones para analizar y proponer soluciones. Pareciera que esto apenas estuviera comenzando y no existieran protocolos, políticas, leyes y procedimientos para atender esta situación tan grave, que cobra cientos de víctimas al año y que es sufrido por la mayor parte de las mujeres de este país en una u otra forma.

¿En verdad sólo atendemos o reaccionamos ante la presión? ¿En verdad tenemos que reunirnos como si no existiera nada y tuviéramos que dar los primeros pasos hacia una posible solución?

violencia de genero
Ilustración: Domestika.

La violencia de género es un problema que tiene que ver con conductas sociales aprendidas, aceptadas y normalizadas; el feminicidio no es un primer paso, se llega a través del tiempo y de la impasividad del entorno.

Atender los problemas de conducta social que terminan en estos crímenes atroces debe hacerse en las siguientes cuatro vertientes:

1. Educar; debemos enseñar desde edad temprana el respeto a la vida y a las personas; hacer énfasis especial en mujeres y personas vulnerables. Pero no sólo debemos educar a los menores, la educación debe ser constante, a todas las edades y en todos los ámbitos sociales.

2. Detectar; debemos ayudar y participar para encontrar a esas mujeres que están siendo violentadas y castigar a los agresores; responsabilizarnos en proteger a las personas que en este momento están sufriendo violencia y señalar a quienes cometen estas agresiones.

3. Comunicar; la denuncia es la fuerza más importante de una sociedad, deben existir las vías adecuadas de comunicación para que las mujeres que sufren algún tipo de agresión puedan pedir y recibir apoyo. Cada mujer que sufra violencia debe tener la oportunidad de pedir auxilio en cualquier circunstancia. Pero no sólo se trata de que las mujeres tengan oportunidad de pedir ayuda, cada uno de nosotros debe denunciar los actos de violencia que conozca.

4. Resolver; los casos de violencia hacia las mujeres deben ser resueltos y castigados, si eso no sucede, los agresores llegarán a ser cada vez más violentos, además pueden sumarse nuevos agresores que entiendan que no van a tener un castigo.

feminicidio
Ilustración: Luis Moor.

Todo lo anterior es necesario que esté circunscrito por un marco legal que garantice la protección y seguridad de las víctimas, pero sobre todo ¡debe ser conocido! He platicado con varias mujeres y les he preguntado si saben cómo proceder, a qué tienen derecho, qué seguridad les puede ser proporcionada, a qué organismos, instituciones o lugares pueden acudir en caso de sufrir un acto de violencia, y ninguna ha sabido responder a estas preguntas. Todos debemos tener claro nuestros derechos al respecto y los mecanismos para tener apoyo y ayuda.

Debemos dejar de estar persiguiendo sombras, no podemos jugar con la vida, seguridad y tranquilidad de millones de mujeres en México, seamos serios y responsables. Tengo claro que la solución no está en manos de una persona, institución o gobierno, pero si está en las manos de cada persona, institución y gobierno tener la voluntad de solución, no politicemos, no acusemos, no señalemos, no culpemos a otros por lo que sucede. La violencia de género es un fenómeno de violencia social que debe ser atendido en cuanto antes y de manera urgente.

Mientras escribo esto, millones de mujeres están siendo violentadas, agredidas y humilladas. Hoy existen protocolos, leyes y cursos de acción ante el problema de violencia de género, debemos difundirlos y ejecutarlos, para poder recibir retroalimentación de las mujeres.


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Perspectivas de la otra productividad

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“Productividad” es una palabra que ocupa el pensamiento de todas las personas que tienen la responsabilidad de generar valores agregados en una organización, la medida de la eficiencia y el mejor aprovechamiento de los recursos son los elementos fundamentales que se contemplan y evalúan. Existen muchas formas y metodologías para medirla, con enfoques particulares dependiendo de la industria y la forma en que el líder desea que se conduzca el desempeño, dentro de ello debemos contemplar un par de enfoques primordiales:

a) La evolución y
b) La revolución

La evolución implica un camino de mejora natural, donde se busca en forma secuencial y ordenada el avance, desechando aquellas prácticas que no generan el valor agregado suficiente para mantenerlas. Se prueban opciones y aquellas que no funcionan son desechadas, las que sirven permanecen y se someten a mejoras bajo la misma mecánica, así funciona la selección natural

La revolución implica grandes cambios, saltos tecnológicos y metodológicos que aportan cambios de pensamiento, enfoque, formas y dinámicas diferentes, son medidas que cambian y transforman en plazos breves. Propone visiones diferentes que transforman todo a su alrededor, llevando a las organizaciones a planteamientos nuevos y soluciones novedosas.

tecnologia y productividad
Imagen: Freepik.

En ambos casos las ventajas son evidentes, pero también presentan desventajas. La evolución es más lenta y nos puede hacer perder el nivel de competencia ante mercados o retos agresivos; la revolución, por su parte, es cara e implica tomar riesgos altos que pueden ponernos a todos en peligro de subsistencia. Es un verdadero dilema y se soluciona frecuentemente por la cantidad de recursos que estamos dispuestos a destinar y por el enfoque que pueda tener el líder. Pero ¿estos dos caminos son los únicos? ¿No existe alguna alternativa? En realidad, sí existe y es el ser humano.

El ser humano es una constante de cambios y mejoras que aportan permanentemente a la organización, sin embargo, existen momentos o situaciones donde no se presenta de esa manera. Esos momentos son cuando las personas eligen por encima del deber ser y en contra de la organización, y en esas situaciones en lugar de aportar, ¡restan!

Las faltas al cumplimiento ético e institucional y los quebrantos por los actos cometidos por las personas en contra de las organizaciones, representan entre el 4–6% de las ventas, según estadísticas publicadas por diversas organizaciones. Entendamos esto, esa cantidad tiene costo y gasto “0”, es decir, para una empresa con EBITDA de entre el 8–12% serían aproximadamente una merma del 50% de posibles utilidades, lo cual es mucho recurso desviado. La mayor parte de las veces esos recursos no son detectados por los sistemas tradicionales de contabilidad y auditoría por dos razones: están perfectamente registrados y son constantes.

aumento de optimizacion
Imagen: Freepik.

Por ello, aumentar la certeza en la forma por la cual las personas se conducen es tan importante, el aporte que puede dar a la productividad de la organización es crítico. En este apartado no nos referimos a capacitación o a desarrollo organizacional, nos referimos a detectar aquellas actitudes de riesgo que ponen en peligro a la organización, aquellas que representan una posible afectación patrimonial o de seguridad, aquellas que alteran la forma correcta, ordenada y eficiente de hacer las cosas.

Actualmente, la velocidad a la que se implementan las mejoras evolutivas es muy alta y el límite al que están sujetas representan niveles de rendimiento inesperados en la vida de las organizaciones, estamos alcanzando niveles insospechados de eficiencia y rendimientos; sometemos las mejoras a niveles de optimización pocas veces visto en la historia de la gestión empresarial. Llevamos al límite los métodos y las tecnologías. Esa forma es cara y alcanzar la optimización y productividad de cada método tiene un costo muy elevado.

Las revoluciones tecnológicas y metodológicas son impactantes, el ritmo al que aparecen las nuevas tecnologías y soluciones, vuelven casi imposible estar al día con las últimas apariciones, es por ello que debemos buscar más allá de esos espacios, debemos buscar en el talento de nuestros recursos humanos, promoverlo, estimularlo y asegurarnos que esas grandes mejoras también formen parte de nuestro activo y valor.

La próxima frontera de la productividad será tener el mejor talento calificado, estar bien preparado, con experiencia desarrollada, óptimamente evaluado y dispuesto a comprometerse. La humanidad avanza por su creatividad y pensamiento, ¡por las ideas!, no por ser capaz de hacer en forma más eficiente un proceso.


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Una mirada a la economía mundana

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Debido a mis actividades, frecuentemente tengo la oportunidad de platicar con personas de diversa índole y actividades diferentes, con inteligencias varias, que aportan enfoques y perspectivas por demás interesantes. Es casi inevitable que los temas recaigan en la gestión del gobierno, en los eventos o declaraciones de personajes públicos o en la economía del país y este último punto con frases peculiares como “¿Qué tal te está yendo?”, “¿Cómo ves las cosas?”, de ahí se desencadenan conversaciones, confesiones y a veces catarsis.

Sin embargo, durante los últimos días esas preguntas las tomé más en serio y decidí averiguar en vez de preguntar “¿Qué tal le está yendo a las personas?”, “¿Cómo ven las cosas?”, y las respuestas fueron interesantes, dándome una perspectiva diferente a la que se conversa o que vemos en las noticias o redes sociales.

Empecé este ejercicio con uno de los personajes más interesantes y entrañables de esta ciudad, la persona que me corta el cabello. Buen conversador, enterado, receptor de muchos y diversos pensamientos vertidos por sus clientes, en síntesis, un pozo de opiniones e ideas. Me platicó que las personas están espaciando más el tiempo entre corte y corte, de tres semanas se van a cinco, de un mes a dos meses, además están perdiendo clientes que buscan opciones más baratas del servicio, aunque esto se compensa con otros que acuden a él y han abandonado a peluqueros más caros. Al comparar el año anterior contra este año, literalmente expresó: “estamos vendiendo menos que el año pasado”.

Visité un local donde venden unos “burritos” deliciosos, local bien acreditado y con clientela regular, las respuestas a las preguntas anteriores fueron: “sigo teniendo el mismo número de clientes, pero ahora gastan menos cada vez que vienen, el año pasado vendí más”.

Hice las mismas preguntas a una persona que se dedica a dar servicios gráficos,  expresando lo siguiente: “pues ahora estoy además vendiendo ropa para poder completar mis gastos, porque de esto no puedo vivir ya, el año pasado me fue muy bien, pero mis clientes están gastando menos en esto. Es lo primero que quitaron del presupuesto, porque ellos están vendiendo menos”.

En total fueron 10 personas de diferentes giros o negocios con las que platiqué y en términos generales todas las respuestas fueron similares, salvo un caso, todos ellos están ganando menos que el año pasado, la excepción fue un locatario de un mercado público que me dijo: “este año me está yendo muy bien, me cambiaron de local y como estoy en la entrada me compran a mi primero, ya no van hasta el fondo del mercado”.

Platiqué con seis personas que durante la segunda mitad del año pasado y este año perdieron sus empleos, los comentarios se dividieron en dos grupos:

~ Los que no han podido conseguir empleo, algunos tienen más de un año en la búsqueda, han reducido sus expectativas de contratación y están en la búsqueda de “lo que sea”, pero tampoco consiguen algo.

~ Los que han encontrado trabajo (dos casos), pero se contrataron por un sueldo y prestaciones menores a las del año pasado, se sienten agradecidos de tener un trabajo.

economia mundana
Imagen: Sin Embargo.

Estas pláticas en algunos casos estuvieron llenas de muchas emociones, añoranzas y coraje, pero sobre todo de un profundo sentimiento de no entender por qué estaban pasando por esta situación, había en todos los casos culpas y culpables.

Las conclusiones son sencillas, las personas están percibiendo menos dinero este año que el año pasado y ese dinero les está costando más trabajo obtenerlo, por supuesto, están gastando menos, y las tarjetas de crédito se han vuelto hasta donde alcanzó el límite, una ayuda para subsistir. En la mayoría de los casos ese recurso está agotado por falta de pago.

La otra fuente de apoyo es la familia, se afianzan los lazos, se recurre a los ahorros, a los padres, a los hermanos, entre todos se enfrenta el problema. Tenemos la gran fortuna de ser una sociedad donde la familia sigue siendo el eje sobre el cual se construye.

Entiendo y tengo perfectamente claro que este ejercicio no tiene, ni con mucho, los elementos para considerarse un estudio formal, ni pretendo que lo sea. Sólo recopilo opiniones de un microcosmos de esta ciudad.

Al comentar estos hallazgos con diversas personas, surgieron comentarios como: “las crisis son momentos de oportunidad”, “si se hubieran preparado para el cambio”, “es un proceso cíclico”, “ya vendrán tiempos mejores”, etc., múltiples comentarios similares. Pero la realidad es que las personas están ganando menos que el año pasado y que se están ajustando el cinturón.

Comentaba que hubo mención de culpas y culpables, que se daban muchas soluciones por hacer o se señalaba lo que no se había hecho aún y estaba pendiente para salir adelante, pero evidentemente el problema es mucho más profundo y no tenemos como sociedad acceso a la información necesaria para poder dar opiniones sobre la forma de hacer las cosas para ayudar a estas personas en sus problemas.

Son muchos los elementos y personajes que participan en el problema y, por tanto, son muchos quienes tienen que aportar en la solución. No hay un responsable único, no hay soluciones mágicas. Se espera que las personas que tienen la influencia, fuerza, información y posición para tomar las decisiones adecuadas, lo hagan con el conocimiento, inteligencia y buena voluntad para que como nación salgamos adelante.

Al final de todo este ejercicio, sólo me quedo con una idea: Si las personas no ven una mejora en su bienestar y seguridad en su vida, no podemos pensar que las cosas están bien.

El riesgo de tener instituciones débiles

Lectura: 3 minutosLas instituciones son fundamentales en la vida de las sociedades, son un invento de los seres humanos para desarrollar y homologar los beneficios que deben recibir las personas.

Las primeras instituciones surgen en Mesopotamia a partir del s. V a.C. y tienen que ver con temas que siguen vigentes en la actualidad, como: el Estado, la iglesia, el ejército, el comercio y el orden social. Si nos damos cuenta, desde los orígenes de las sociedades constituidas, hasta los momentos actuales, con transiciones, cambios de forma y pensamiento, diversos enfoques, etc., estos siguen siendo los grandes temas sociales.

Las instituciones surgen para garantizar, mejorar, coadyuvar e incrementar los niveles de bienestar, seguridad y equidad de las sociedades; es en este punto que debemos hacer una pausa; cuando hablamos de la sociedad, hablamos de las personas, hablamos de usted, de su vecino, de su compañero de trabajo, de quien va compartiendo el transporte público, de cada uno de nosotros, es por eso que las instituciones son importantes, porque han sido creadas para nuestra seguridad, beneficio y bienestar.

Las instituciones buscan el bien mayor, lograr una mayor cobertura de seguridad y beneficio posible, poniendo especial atención en los grupos vulnerables. No todas las normas o reglas que rigen las instituciones benefician en igual forma a todos, inclusive puede ser que algunas instituciones o normas no formen parte de nuestra manera de ver las cosas, sin embargo, debemos entender para qué fueron creadas y qué beneficios derraman a la sociedad.

Sociedad.
Ilustración: Freepik.

Por lo anterior podemos pensar que las instituciones fuertes ayudan a crear sociedades más sólidas, contribuyen a fomentar el desarrollo, el bienestar, el crecimiento, protegen a los menos favorecidos. Las instituciones fuertes logran sociedades evolutivas, estables, sanas. Es por lo que debilitarlas son uno de los más grandes riesgos que puede afrontar una sociedad.

Desconocer, minimizar, ridiculizar a las instituciones, resulta peligroso para las sociedades, ellas son nuestros aliados para garantizar el bienestar y la seguridad de muchos de nuestros derechos como personas y parece que atacarlas se ha vuelto una forma de liberarse de una carga, nada más equivocado, eso nos condena a todos.

Si las instituciones son tan valiosas, ¿por qué fallan? ¿Por qué restarles valor? ¿Por qué no engrandecerlas?

La respuesta es muy sencilla y tiene que ver con su valor, instituciones poderosas ayudan a contener actos de autoridad individual fuera de la norma e institucionalidad, en otras palabras, instituciones poderosas contienen actos de naturaleza autocrática e instituciones débiles permiten actos autoritarios.

Si las instituciones se debilitan o desaparecen quedamos a la merced de la voluntad, de la fuerza y de la autoridad sin freno; la sociedad pierde lo que construye con tanto esfuerzo, sacrificio y, en mucho casos, violencia de por medio; perder un poco de su influencia significa la pérdida del esfuerzo de antepasados revolucionarios, filósofos, pensadores y todas aquellas personas que tratan de crear sociedades mejores y más justas.

Instituciones.
Ilustración: Freepik.

Como sociedad es nuestra responsabilidad fortalecer a las instituciones, exigirles que cumplan su cometido, defender su existencia y evitar que se vuelvan rehenes de voluntades e intereses particulares.

Nada justifica perderlas o debilitarlas, ningún acto o persona excusa que dejen de actuar, funcionar y cumplir su cometido. Pensar esto es un gran engaño y un discurso sin sentido. El sentimiento de destruir una institución sólo refleja ignorancia y temor.

Debemos evolucionar como sociedad, por eso tenemos que conseguir que el número de instituciones de calidad aumente, y con ello nuestra sociedad se desarrolle.

Las instituciones no fallan más que por actos de interés individual en su concepción, su desarrollo, o su ejercicio, así que quienes fallan son los individuos por actos egoístas que las corrompen.

Como sociedad debemos unirnos para mantenerlas y cuidarlas.

Entendamos el riesgo

Lectura: 3 minutosEl “riesgo” es una palabra que usamos frecuentemente, la mencionamos en muchas conversaciones con nuestros amigos, familia y comúnmente en el ámbito de trabajo; la usamos para señalar, prevenir o asustar a nuestros interlocutores. Es un término coloquial que nos da autoridad, conocimiento sobre las variables de la vida o las circunstancias y, en algunos casos, estatus. ¿Pero entendemos el riesgo? ¿Entendemos sus implicaciones y la forma de prevenirlo o al menos contenerlo?

Sin pretender dogmatizar, analicemos un poco el significado y contexto de lo que implica el riesgo.

¿Qué es el riesgo?

El término según la Real Academia Española de la Lengua (RAE), nos dice que se deriva del italiano rischio, que a su vez lo tomó del árabe rizq, con el significado de “aquello que nos viene dado de modo providencial”. Joan Coromidas y Friedrich Diez señalan que al igual que “risco”, proviene del latín resecare que alude a un peligro.

Según Wikipedia, riesgo es una medida de la magnitud de los daños frente a una situación peligrosa. Según la RAE, riesgo es contingencia o proximidad de un daño. En términos generales, debemos entender que riesgo es la probabilidad de “que algo malo nos suceda” y como tal debemos tomarlo en serio.

Riesgos.
Ilustración: Alamy Stock.

¿Cuál es el principal problema del riesgo?

¡La incertidumbre por supuesto! Si supiéramos cómo, cuándo, dónde, por quién, cuánto, porqué y qué lo puede provocar, seguro haríamos algo para que no sucediera y todo sería mucho más cómodo y tranquilo, pero como no conocemos esas variables, nos inventamos una cantidad de cosas para evitar el riesgo, procuramos no salir en determinadas horas o a lugares peligrosos, estamos pendientes de todo aquello que no es común o conocido, no comemos aquello que sabemos nos puede hacer daño, etc., tomamos toda clase de providencias para no caer en condiciones de riesgo, nos llenamos de hábitos, formas y métodos para sentirnos seguros. Pero ¿sabemos cuál el factor de riesgo más importante?… Nosotros; todas las personas, empezando por nosotros mismos.

¿Por qué somos el factor de riesgo más importante?

Los seres humanos somos el factor de riesgo más importante por la forma en que elegimos. Al tomar una decisión sin darnos cuenta modificamos e interactuamos en forma importante con nuestro curso de vida, la de las personas que nos rodean y sucesivamente, en menor medida, a nuestro entorno.

La elección de cualquier evento en nuestra vida es un asunto serio e importante porque está sujeta a infinidad de variables que no pueden ser controladas o previstas, y siempre pensamos que las personas eligen en función de nuestra perspectiva o nuestra forma de resolver las cosas y, cuando algo no se ajusta a eso, se vuelve una tontería.

Caída.
Imagen: Squarespace.

El riesgo más allá de nosotros

Hasta el momento podemos entender que el riesgo es una condición permanente de vida en la cual estamos expuestos a posibles circunstancias desfavorables, podemos darnos cuenta de que el problema del riesgo es la incertidumbre, porque no sabemos qué lo determina o por qué nos puede acechar, y también que los seres humanos por nuestras elecciones somos los causantes naturales del riesgo. Pero veamos esto con una perspectiva más amplia, ¿qué sucede con las elecciones de los líderes cuando toman decisiones? En muchas ocasiones vemos o escuchamos las noticias como algo lejano, como algo que afecta a otras personas o como material para una charla de café, sin embargo, ¿qué sucede cuando líderes de diferentes ámbitos, empresa, gobierno, iglesia, fuerzas armadas, o inclusive la delincuencia, toman decisiones? Esos actos nos afectan. Modifican nuestro entorno y alteran nuestra forma de vida

Como partícipes de una sociedad debemos entender que las elecciones son actos naturales que se manifiestan de forma infinita, derivan en condiciones naturales de riesgo y  afectan nuestro entorno. Además, es necesario comprender que las elecciones de los demás tienen esos mismos efectos en nosotros y que entre mayor influencia tengan las personas que eligen, el impacto de riesgo es mayor. Por eso, como individuos, elegir tiene que ser un acto en el que debemos manifestar responsabilidad y procurar que deriven en acciones claras para ayudar a contribuir a la sociedad, y a atenuar las condiciones de riesgo naturales que se derivan y que construyan en beneficio de todos.

Elegir es un acto de responsabilidad, elijamos para el bien y que en forma responsable elijamos construir y crecer como individuos y sociedad.

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