El cristal de las palabras

El lenguaje de las juntas

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En las organizaciones, la gente está cada vez más ocupada. Quiero decir demasiado ocupada, mucho más de lo que podríamos considerar razonable, saludable y productivo. Vivimos en una especie de emergencia normalizada que no parece tener fin. Por ejemplo, en muchas empresas es raro que la gente se vaya a la hora de la salida, sino dos, tres o hasta cuatro horas después. También es común que las personas tengan su calendario completamente lleno, a veces con dos o tres actividades “encimadas” a una misma hora del día.

En esas condiciones, pensar en tener una vida fuera del trabajo se vuelve complicado. En el propio trabajo, nuestra efectividad también se ve afectada por ese ambiente de urgencia y frenesí constantes, al grado de que el esfuerzo llega a ser muy grande comparado con los resultados. Esta desproporción entre esfuerzo y resultados sugiere que dedicamos una parte de nuestro tiempo actividades poco o nada productivas. Nuestra obsesión con la productividad nos impide estar presentes en nuestro trabajo y esa falta de presencia nos vuelve improductivos.

Las juntas de trabajo son uno de los lugares donde esta sobreocupación improductiva se muestra de manera más contundente. El personal gerencial y directivo pasa cerca de la mitad de su tiempo de trabajo en juntas. Los costos de esas juntas son espeluznantes. Conseguir una sala llega a ser tan difícil como encontrar una aguja en un pajar. ¿Cómo se desenvuelven esas juntas?, ¿en qué medida logran su propósito y justifican sus costos? En muchas empresas, la respuesta a estas preguntas es preocupante.

las juntas son costosas
Imagen: El Impulso.

Algunas situaciones comunes alrededor de las juntas son:

Antes de la junta

  • Se programan juntas sin un propósito claro y sin considerar otras opciones más sencillas / baratas para lograrlo (como una llamada o un correo-e).
  • Invitan a un grupo de personas (tal vez reciclado de una junta anterior) sin analizar para qué resulta necesario tener ahí a cada una.
  • Se define un tema general (tipo “revisión de avances”) pero no se construye una agenda ni se seleccionan las técnicas de trabajo apropiadas (por ejemplo: presentación, discusión abierta, preguntas y respuestas, lluvia de ideas, votación).
  • Se envían convocatorias que no explican el propósito, ni la agenda, ni la preparación requerida.

Durante la junta

  • Algunos invitados asisten, otros mandan un representante, otros simplemente no llegan.
  • La mayoría llega tarde.
  • Los primeros 15 minutos de la junta se dedican a conectar la laptop al proyector o a enlazar sitios en videoconferencia.
  • Durante la junta, un par de participantes monopolizan la discusión y se alejan del tema cada vez más. Si esos participantes tienen poder, también se apropian de la toma de decisiones.
  • Algunos participantes contestan mensajes en su celular. Otros permanecen impávidos. Otros escriben en un laptop.
juntas largas
Imagen: 123rf.

Al final de la junta

  • La junta termina de manera abrupta, sin llegar a conclusión o acuerdo alguno.
  • En forma apresurada, afuera de la sala, los participantes acuerdan convocar a otra junta para continuar.
  • Todos parten apurados para llegar a su siguiente junta.

Y así sucesivamente. ¿Qué estamos haciendo?, ¿de qué nos estamos perdiendo?

Si sueles tener juntas como las que se describen aquí, puedes aplicar estos cinco consejos para mejorarlas:

  1. Prepárate bien. Si eres el organizador de la junta, define el propósito y el producto esperado. Asegúrate de invitar únicamente a personas relacionadas con el asunto y que puedan aportar al proceso de la junta. Comunícate con tus invitados antes de la junta. Asegúrate de que conocen el propósito y la razón de su participación, acuerda con ellos la agenda y los mecanismos de decisión y de trabajo que se usarán durante la junta.
  2. Dedica toda tu atención al proceso de la junta. Si el propósito no te parece relevante o no estás en condiciones de participar, mejor declina la invitación.
  3. Comunícate siempre de manera clara, concisa, y amable.
  4. Promueve las decisiones participativas e incluyentes.
  5. Define y comunica con precisión las conclusiones y acuerdos y dales el seguimiento adecuado.

La oscuridad de la jubilación

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Un hombre de 60 años está tranquilo con su familia en una fiesta de cumpleaños. La conversación es animada. Uno de sus cuñados le pregunta cómo le va ahora que está retirado de sus 32 años de trabajo en el sector privado – Bien, estoy viendo cómo tramitar lo de mi pensión – responde el hombre. Sin más incentivos, el cuñado le lanza un sermón sobre las dificultades de pensionarse en México y los muchos obstáculos burocráticos a los que se enfrentará en los próximos meses.

La conversación toma un vuelco preocupante– Salió un artículo… -recitaba el cuñado- donde dicen que el IMSS ya no cotizará las pensiones sobre 25 salarios mínimos a las personas que estaban registradas como topadas, porque la Suprema Corte emitió una jurisprudencia en la que indican que la ley del ‘73 los topa a todos a 10 salarios mínimos –

Al llegar a su casa, presa del pánico y ávido de entender si su cuñado tiene la razón, el hombre busca en internet: Jurisprudencia SCJN pensiones IMSS. Da clic en el primer resultado. Lo que lee, en lugar de respuestas, lo deja lleno de preguntas:

“…De los artículos 136, 142, 147 y 167 de la referida Ley, deriva que el salario diario que sirve de base para determinar la cuantía básica de las pensiones por invalidez, vejez y cesantía en edad avanzada, es el que corresponde al promedio de las últimas 250 semanas de cotización. Por otra parte, el numeral 33 de la misma legislación establece como límite superior al salario base de cotización el equivalente a 25 veces el salario mínimo general vigente que rija en el Distrito Federal, excepto para los seguros de invalidez, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte, que tendrán como límite superior el correspondiente a 10 veces el referido salario; en el entendido de que aquel límite rige para los seguros de enfermedad general y maternidad. Así, cada rama de aseguramiento tiene autonomía financiera …”

jubilación leyes mexicanas
Imagen: ShutterStock.

Éste es el tipo de información a la que se enfrentan las personas en edad de jubilación en nuestro país cuando desean informarse sobre sus opciones de retiro. Si tienes ganas de entender, tienes las siguientes opciones:

  • Recurrir a la fuente oficial de la información, o sea, las leyes. Si bien, están publicadas al alcance de cualquier ciudadano, la realidad es que lo único que encuentras son muros de palabras, llenos de enredaderas que oscurecen el camino que tienes por delante.
  • Como las leyes no son entendibles, puedes recurrir a un profesional, pero seamos honestos, no todos los trabajadores retirados están en condiciones de pagar por este tipo de servicio.
  • Cuando ni las leyes ni un profesional están en tu lista, sólo queda preguntarle a un amigo o familiar y lanzarte a la aventura, esperando lo mejor.

¿El resultado? Trámites tardíos, tiempo perdido, desinformación y, si no fue bien asesorado, pensiones de cantidades menores a las que el trabajador tenía derecho en un inicio.

Éste es sólo uno de los muchos ejemplos de asuntos que nos impactan en nuestra vida, donde deberíamos entender de forma clara, sin la necesidad de recurrir a un intérprete o confiar en la mala interpretación de alguien más. No sólo se trata de jubilaciones, sino de cuestiones médicas, trámites burocráticos, documentación universitaria o, en el más urgente de los casos, rendición de cuentas por parte de los servidores públicos.

Muchas veces, cuando nos enfrentamos con información inentendible, pensamos que es normal y que así debe ser. Hemos normalizado la oscuridad. La pregunta es: ¿deberíamos exigir a nuestras instituciones información clara y sencilla que fuera igual de entendible para abogados, legisladores y ciudadanos? ¿Tenemos derecho a entender?

Palabras de cristal

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Quisiera que los documentos que leo para hacer mi trabajo estuvieran escritos con palabras de cristal, palabras que me dejaran ver a través de ellas el mundo que su autora me quiera mostrar. Un mundo que apareciera nítido y claro frente a mí, accesible, entendible, significativo. Sin duda, podría hacer muchas de mis actividades más rápido y mejor. Y con mucho más placer, también.

Quienes interactuamos cada día con el contenido de presentaciones, informes, correos electrónicos o documentos legales, por mencionar algunos ejemplos, sabemos que la realidad es muy diferente. En muchas ocasiones, nuestra mirada no atraviesa un cristal, sino que se topa con una capa oscura, densa e impenetrable.

Si aceptamos que la mayoría de las personas creamos contenido de buena fe y queremos ser entendidos por nuestra audiencia, ¿por qué escribimos mensajes oscuros, vacíos o irrelevantes? ¿Qué tipo de palabras o frases opacan el cristal? Tal vez se trata de prácticas poco efectivas que hemos aprendido en la escuela y en el trabajo. Enseguida, señalo algunas de las más frecuentes.

Palabras abstractas

Orwell nos aconsejó preguntarnos, para cada oración que escribimos, qué queremos decir y qué palabras lo dicen. A veces no nos tomamos el tiempo de pensarlo bien, y dejamos que palabras abstractas, con un sentido muy general, se introduzcan en nuestros textos y escondan la idea concreta que queremos transmitir. Por ejemplo:

  • “Haremos lo conducente en tiempo y forma”. ¿Qué es lo conducente?, ¿cómo y cuándo lo van a hacer?
  • “Algunos expedientes están incompletos”. ¿Cuántos?, ¿qué les falta?
  • “A la brevedad” (¡¿?!)

Formas impersonales

En algunos ámbitos, como la escritura burocrática o académica, parece de mal gusto introducir a las personas en el texto. Sobre todo, si se trata de la persona del autor. Así, las cosas parecen hacerse por sí solas, como si viéramos una película con actores invisibles. Esto es:

“Se observó que no se lleva a cabo un resguardo adecuado de las evidencias”. ¿Quién observó?, ¿quién no lleva acabo el resguardo? ¿Por qué no es adecuado?

“Las puertas deben permanecer cerradas”. ¿Yo debo cerrarlas o es solo me están informando?

Estructuras rebuscadas

En la primaria aprendimos que las oraciones se componen por un sujeto y un predicado (por lo general, en ese orden). Quién sabe qué pasó después, pero en algunos documentos llegan a ser muy raras las oraciones que empiezan con un sujeto y que tienen el núcleo del predicado inmediatamente después. Saber de quién o de qué habla la oración y qué dice al respecto llega a ser bien complicado. He aquí un caso:

“Con la finalidad de coadyuvar en la mejora de nuestros indicadores de servicio, y en virtud de la importancia de considerar las opiniones de los clientes en el diseño de nuestros mecanismos de atención, es que nos damos a la tarea de elaborar esta guía en la que se explica de manera didáctica la metodología que deberá aplicarse en las encuestas de satisfacción”.

Limpia el cristal de tus palabras. Concéntrate en la audiencia para la que escribes y en el propósito que quieres lograr. No dejes que tu conocimiento del tema te haga pensar que el texto dice todo lo que quieres decir. Usa palabras concretas, introduce a las personas en el texto y construye oraciones y párrafos sencillos y ordenados. Así, tus lectores te sentirán más cerca y te entenderán mejor.

El lenguaje de las profesiones

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Muchos critican a los abogados por la forma rebuscada en que escriben. Es verdad que la escritura legal puede simplificarse y mejorar bastante, y que hacerlo ayudaría a construir una sociedad más equitativa y justa. Me parece, sin embargo, que otras profesiones no cantan mal las rancheras.

En seguida van unas breves caricaturas de la redacción profesional, basada en ejemplos con los que me he topado. A ver si alguno les parece familiar. Por favor, no busquen un sentido en las oraciones, ya que no lo van a encontrar.

La abogada:

No se omite, a mayor abundamiento, considerar también la tesis jurisprudencial XXX que establece que la adopción de mecanismos ad cautelam no es óbice para la prevalencia de la obligación meritoria, criterio frente al cual se hace más que evidente que no le asiste la razón al impetrante cuando considera violado su derecho a…

El científico social:

La dinámica evolutiva de la problemática se desenvuelve a lo largo de diversas vertientes que articulan un andamiaje ideológico cultural complejo desde el que toda interpretación debe ser problematizada para construir una explicación dialéctica viable y científicamente rigurosa…

El informático:

Una vez que ha ingresado en la Herramienta Informática, con la finalidad de accesar a la funcionalidad adecuada para el tratamiento de cada tipología así como a sus diferentes casuísticas, deberá de digitarse la Clave Alfanumérica que corresponde a éstas…

profesiones
Imagen: Noticias Universia.

La financiera:

El valor del activo subyacente es insuficiente para la cobertura de la obligación colateral, por lo que deberá ajustarse a la baja el factor de apalancamiento en la medida suficiente para alcanzar la totalidad de la cobertura requerida.

El servidor público (de cualquier profesión):

En respuesta a su similar de fecha 18 de junio próximo pasado y con fundamento en los artículos 36 y 37 de la Ley Federal de Abastecimientos Sustanciales, así como a las fracciones V y LXX del artículo 5 del Reglamento Regulador de Disposiciones Administrativas se le comunica que, en virtud de la importancia de garantizar la debida atención de los requerimientos administrativos vigentes…

La médica:

Enfermo con amaurosis derecha, cefalea recurrente exacerbada y ahora francamente frontalizado y hallazgo de papiledema derecho, integra síndrome de Foster Kennedy y requiere RNM central…

¿Qué les parece? Sin duda un auténtico galimatías. Podríamos hacerlo mejor, ¿no creen? Los seres humanos sabemos comunicarnos, crear mensajes comprensibles y eliminar barreras de lenguaje. Podemos entendernos. Nuestros lectores se lo merecen .

WhatsApp: beneficios y asegunes

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La tecnología ayuda a mejorar la productividad y eficacia en las organizaciones. En primer lugar, ahorra dinero en procesos que hace unos veinte años hubieran costado el doble. Además, el desarrollo tecnológico propicia la rápida y casi instantánea entrega de resultados; para muchos empleadores, los errores sólo son posibles en el recurso humano.

La generación de redes de comunicación mucho más grandes y complejas es otra de las mieles del matrimonio trabajo-tecnología. La multiplicidad de los espacios para interactuar con tu compañero de cubículo o con el que vive en otro país es uno de los requisitos indispensables para funcionar en esquemas globales. Con las redes sociales, estos entramados de reacciones sirven para generar y mantener el capital político, social y simbólico de una organización.

La tecnología también ayuda a transparentar procesos. La necesidad directiva de publicar el trabajo es un rubro que ha ganado terreno para fortalecer la imagen pública y para cumplir con el marco legal.

Sin duda alguna, si pudiéramos hacer un recuento de cada una de las organizaciones del país, el WhatsApp está presente en todas ellas. Esto se debe no solo a las bondades tecnológicas que ofrece este servicio de mensajería, sino también por la facilidad de estar en la lista de aplicaciones de cualquiera con un teléfono móvil.

WhatsApp
Imagen: SoftZone.

De una forma muy interesante, el WhatsApp pasó de ser una dinámica privada a una dinámica laboral. Para muchos empleados, el no tener este servicio sería algo inaudito; para muchos empleadores, el no tener este servicio te deja fuera de la jugada.

Si quieres estar dentro de una organización no sólo tienes que pasar tarjeta y estar determinado tiempo en la oficina, sino también implica nadar en la cascada de mensajes de WhatsApp. Y, por supuesto, las demandas del trabajo no sólo son presenciales, sino de carácter virtual.

El IFT[1] señala que el 90.6% de los trabajadores en México usamos internet a través de un smartphone. Con ello, podríamos pensar que la fuerza laboral participa de manera constante en los 42,000 millones de mensajes de texto que circulan a diario por los servidores de WhatsApp.

Nadie nos enseña a usar una aplicación de mensajería instantánea, cuyas funciones aprendemos por ósmosis. Como resultado, existe un universo de normas de uso tan extenso como el número de usuarios de la aplicación. El ámbito laboral no es la excepción.

conversaciones
Imagen: El Grupo Informático.

El flujo de información en el trabajo a través de un medio informal como WhatsApp crea nuevos problemas de comunicación organizacional que hasta hace una década no teníamos:

  • Inmediatez vs. claridad: En un medio escrito en donde el común denominador son los mensajes cortos, no podemos diferenciar entre tonos e intenciones, por lo que quedamos atados a la interpretación del receptor y perdemos claridad en las ideas transmitidas.
  • Rapidez vs. calidad: En WhatsApp, enviamos mensajes cortados en pedacería que no nos permiten reflexionar antes de plasmar el contenido.
  • Difusión vs. perdurabilidad: ¿Cuántas veces te ha pasado que te envían un documento adjunto en un chat, lo lees, lo cierras y días después no puedes encontrarlo porque no recuerdas si lo guardaste o te lo mandaron por correo?
  • Disponibilidad vs. intimidad: el teléfono es un medio que cargamos todo el día. Si lo usas para asuntos de trabajo una vez, los mundos privado y laboral se pueden invadir uno al otro.
  • Trabajo de equipo vs. privacidad: Pensarás que, si el celular es tuyo, nadie tiene que ver tus mensajes. Pues en 2016, en Europa, se asentó el primer antecedente legislativo en sentido contrario: el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)[2] emitió un veredicto con el que los jefes pueden pedir los mensajes privados de sus empleados (correos electrónicos, WhatsApp o Facebook Messenger) si se usaron en horario de trabajo con recursos de la empresa.

WhatsApp sí puede mejorar la comunicación en grupos de trabajo, pero es importante saber cómo usarlo. Estos tips te pueden ayudar a quedarte con lo mejor de este medio, tanto en tus conversaciones privadas como de grupo.

grupos
Imagen: Betech.

Tips generales:

  • Integra todo en un mensaje, no está padre recibir una notificación por cada oración.
  • Sé siempre amable y respetuoso.
  • Usa emojis con moderación, para acercarte, suavizar el tono y comunicar emociones.
  • Mantén el tono adecuado.
  • A veces, el correo electrónico es mejor, por ejemplo, para ser menos invasivo, cuando enviamos información que alguien querrá encontrar después, o para escribir textos más largos.
  • Evita anexos pesados, que puedan acabarse los datos de tu interlocutor.

Tips para chats de grupo:

  • Sólo publica mensajes que contribuyan con el propósito del grupo, para otros asuntos, usa otros medios.
  • Evita usar el grupo para conversaciones personales, que no le interesan a todo el grupo.
  • Evita respuestas innecesarias (por ejemplo, si alguien pregunta algo que no sabes, no contestes “no sé”, mejor espera a que conteste alguien que sí sepa).
  • Consulta antes de integrar a alguien, con los miembros del grupo y con quien vas a integrar.

Referencias:

[1] Recuperado 10.08.2018: http://www.ift.org.mx/sites/default/files/contenidogeneral/estadisticas/adopciondelasticyusosdeinternetenmexico.pdf

[2]Recuperado 21.08.2018:  http://www.legaltoday.com/practica-juridica/social-laboral/laboral/espiar-el-whatsapp-de-los-empleados-puede-salir-muy-caro

¿Qué es “Lenguaje Claro”?

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1. La situación

Todos los días hacemos cosas: trabajamos, entrenamos, nos alimentamos, educamos, aprendemos, convivimos, nos curamos, nos defendemos, emprendemos proyectos. Para todo eso, necesitamos información. Mucha de ella nos llega en documentos: instrucciones, leyes, contratos, reglamentos, diagnósticos, minutas, informes, manuales, libros, correos, letreros, demandas, sentencias. No acaba nunca, siempre aparecen más y cada vez adquieren mayor relevancia para nosotros. Pero, con más frecuencia de la que quisiéramos, no entendemos en su totalidad el contenido de esos documentos.

2. Las consecuencias

Cada vez que no entendemos algo que leemos suceden consecuencias graves. La primera de todas: se viola nuestro derecho a entender la información que nos afecta. Como ciudadano, tengo derecho a entender las leyes que nos rigen a nosotros y a nuestros gobernantes; como cliente, las instrucciones y los contratos que nos rigen a nosotros y a nuestros proveedores. Como empleado, las políticas y los instructivos que deben guiar mi quehacer hacia los resultados esperados. Como dirigente, los informes que nos dicen cómo va nuestra organización y qué pasa en su entorno. Si no entendemos no es porque seamos tontos o poco educados. Es porque alguien pasó por encima de nuestro derecho a conocer y comprender.

La segunda consecuencia es la distancia: nos alejamos de lo que no entendemos, y así renunciamos a los privilegios a los que tenemos derecho y a relaciones con la comunidad en la que vivimos. Cuando alguien (por ejemplo, el médico, la abogada) nos escribe textos que no entendemos, establece lejanía y toma una posición de superioridad respecto a nuestra persona, en el contexto de asuntos que nos afectan tanto como nuestra salud o nuestros derechos ciudadanos.

La tercera consecuencia es económica: el trabajo valioso de personas talentosas se desperdicia cada día en la producción, revisión, conservación, localización y lectura de documentos complicados que no expresan lo que tienen que decirnos. Esto acaba en procesos más lentos, más caros y menos efectivos; acompañados de decisiones equivocadas y acciones incorrectas.

La cuarta consecuencia es la imagen: nuestros documentos no sólo dicen lo que queremos comunicar. También hablan de quiénes somos, cómo somos, cómo es la institución a la que representamos y cuáles son sus valores. Un documento complicado, descuidado, excluyente o poco amable, puede hablar muy mal de quien lo emite.

plain language3. La solución

Durante los últimos años, ha emergido en el mundo y en México una solución a estos problemas. Suele llamarse plain language en los países de habla inglesa, “lenguaje llano” en España, “lenguaje ciudadano” en las instituciones del gobierno mexicano. Yo lo llamo “lenguaje claro”.

Lenguaje claro es, en primer lugar, un movimiento social que busca construir y conservar el derecho a entender. En diferentes países y en diferentes contextos, las personas nos hemos organizado para defender nuestro derecho a entender.

Este movimiento se refiere también a una manera de escribir orientada a que los lectores a quienes se dirige un documento encuentren y entiendan fácilmente lo que necesitan y, sobre todo, puedan decidir y actuar en consecuencia. En un sentido de urgencia, lenguaje claro consiste en una serie de técnicas y lineamientos para escribir documentos claros y sencillos, orientados a su audiencia y centrados en su propósito.

Muchas organizaciones públicas y privadas en México y en el mundo han experimentado con la aplicación de “lenguaje claro”. Los beneficios son diversos y palpables. Incluyen reducciones de costos, mejoras en la imagen proyectada ante clientes y ciudadanos y, por lo tanto, mayor cercanía entre ellos y la institución. Pero, sobre todo, al final de la cadena, ayuda a que seamos personas que actuamos y decidimos con conocimiento de causa.

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